Vivir de nuevo

"I fake a smile so he won't see,​

That I want and I'm needing​

Everything that we should be."​

​

"Fijo una sonrisa para que él no pueda ver​

Que lo que quiero y necesito​

Es todo lo que podríamos ser.”​

​

Capítulo 10​

​

​

Comenzó a caminar y bajó por las escaleras. No se detuvo hasta haber salido de la Academia y encontrarse caminando bajo la incesante lluvia. Estaba empezando a creer que la lluvia iba a estar presente en cada momento de mi vida, ¿o era sólo una simple coincidencia? A él no pareció importarle y continúo su recorrido hasta llegar a un parque que quedaba bastante cerca y, allí se frenó en seco, sin moverse.​

​

​

— ¿Pretendes que me enferme o qué? — le cuestioné. Él no contestó. — Bueno, las personas muertas no pueden enfermarse... — le dije algo enfadada.​

— Lo siento, yo...​

— No le des importancia, ¿qué quieres? ​

— Tú...si estás viva...​

— Gracias por notarlo.​

— Nunca... — susurró por lo bajo.​

— ¿Nunca? — repetí en tono de pregunta. ​

— No volviste...nunca. — las palabras me golpearon más de lo que había imaginado.​

— Dijiste que no iba a hacerlo... — le recordé.​

— Lo prometiste aunque te lo cuestioné. Pero no volviste...​

— No, no lo hice. ¿Vas a odiarme toda la vida por eso? Esa noche me dijiste que no me volviera como tú, que no transformara mi forma de ser...pero eso ocurrió. — Se volteó y me miró perplejo. — Yo cambié, demasiado. Lo suficiente para no querer volver, los sentimientos no eran lo mío. ​

— ¿Qué te hicieron? ¿Quién fue?​

— No te equivocaste tanto al pensar que iba a estar "segura" allí. Lo estaba, es decir, lo hacía por mí misma. Era muy buena...​

— ¿En qué?​

— Odiar. — sabía que no estaba bromeando. — Matar, asesinar sin el más mínimo problema. Nada podía detenerme... — Silencio. — Las personas de las aldeas que querían atraparme, ¿recuerdas? Tenían todos sus motivos. Sabían en que iba a convertirme, con quienes estaba y por eso me buscaban. Querían evitar que pase. Y si en ese entonces, yo hubiera sabido que era lo que iba a pasar, hubiera dejado que me mataran...​

— No digas eso.​

— Gaara, sabes mejor que nadie que fue lo que pasó después, es decir, todo el mundo sabía de mí. Por suerte, Naruto nunca se enteró, bueno nadie en esta aldea...​

— ¿Naruto Uzumaki, verdad? Que hermano te buscaste...​

— La familia no se elige, sabes bien de eso.​

— Lamento lo de esta tarde... — mencionó cambiando de tema. — No quería decir lo que dije, estaba molesto.​

— También estaba preparada para eso, me lo advertiste. Aunque no niego que me dolió... — dije bajando la mirada.​

— De verdad lo lamento, Ayane...​

— No te hagas problema. Está bien, tienes toda la razón del mundo para estar molesto.​

— No es que lo este, tal vez un poco. Me tenías bastante preocupado. Todos los días me preguntaba si estabas viva o no, a donde estabas, por qué no volvías... — lo pensó un momento y se acercó a mí. — ¿Todavía lo tienes? — preguntó levantando la manga derecha de mi remera, dejando al descubierto la misma marca que él tenía en su frente, sobre uno de sus ojos.​

— No creo que sea algo que se pueda quitar... — dije intentando sonreír.​

— ¿Cómo diablos hiciste para tenerlo?​

— Ni idea, un día apareció. Fue...después de que los conocí.​

— Bueno, la verdad es lo de menos. Sabes lo que me ayuda...​

— Bastante.​

— ¿Bastante? Eres la única que puede hacer que no termine de enloquecer cuando pasa...​

— Ya deberías aprender a controlar a esa cosa dentro de ti.​

— Si lo tuvieras, sabrías que no es tan simple como decirlo. Lo intento.​

— No lo intente, hazlo. — dije repitiendo las mismas palabras que aquella noche, él no contesto. — No podíamos simplemente hablar de esto en la Academia? ¿Cuál es la necesidad de mojarse?​

— Es más tranquilo aquí...​

— Cierto, señor popularidad. — comenté bromeando.​

— Eso es insoportable. Gritos, todo el tiempo.​

— ¿Quién te mando a ser popular? — reí. — Todavía no me lo creo, tú popular.​

— No es gracioso...​

— Eres igual que el Uchiha... — dije sonriendo al recordar que siempre me decía lo mismo.​

— ¿Sasuke? ¿Lo conoces? — pero recordó las palabras de su hermana. — ¿Pasaste la noche en su casa?​

— Fue por la tormenta, ¿tú lo conoces?​

— Algo así. Es amigo de Neji...​

— ¿Eres amigo de Neji?​

— Sí, podría decirse. Él entiende lo de los gritos y parece que Sasuke también.​

— Créeme que sí. — comenté riendo. — ¿Es el próximo rey del ego o qué? — me miró algo confundido.​

— ¿Rey del ego? ¿Y eso?​

— Así los llaman por ahí a ustedes dos...​

— Todos en esa escuela son raros.​

— Mira quien lo dice.​

— ¿Volvemos o quieres quedarte? — preguntó cambiando de tema.​

— ¿Abajo de la lluvia? ¿De nuevo? No gracias. Podemos volver...​

​

​

El camino de regreso fue silencio; definitivamente a pesar de todo, nuestra relación había cambiado. Ya no éramos esos amigos de antes. Bueno, todo había cambiado, no éramos más unos niños pequeños.​

Ni bien llegamos me despedí del él y fui a mi habitación directamente a tomar un baño. Una vez cambiada, noté que Hinata estaba conversando animadamente con Sakura.​

​

​

— Lamento no haber podido decirte antes Hinata... — mencioné sentándome en mi cama.​

— No te preocupes, Sakura me contó lo que pasó. Y por supuesto que no tengo problemas con que ella se quede con nosotras. — ¿A dónde te metiste esta vez?​

— ¿Qué quería hablar contigo Gaara? — cuestionó Sakura con una sonrisa pícara, a lo que respondí con una risa. ​

— No es lo que crees, Sakura. Ya nos conocemos, somos buenos amigos. Sólo eso.​

— ¿Lo conoces? ¿De dónde?​

— Algunas misiones hace un tiempo...​

— Ni bien llegas y ya eres amiga de dos de los chicos más populares de la escuela... — comentó la de ojos color perla.​

— ¿Dos? ¿Gaara y quién más? — preguntó Sakura.​

— Ayane se lleva de maravilla con Sasuke. — contestó sonriendo.​

— ¿De verdad? — pensó un momento. — ¿Durante la tormenta?​

— Sí, algo como eso, ¿acaso todos se enteraron? — dije pensativa. Miré a Hinata que me observaba con una sonrisa. — Amigos, Hinata. Amigos.​

— Yo no dije nada...​

— Tu mirada me lo dice todo. A todo esto... ¿qué tal la comida con Naruto? — sus mejillas comenzaron a colorearse.​

— Bi...bien... — le sonreí. — De verdad, muy bien. — dijo recuperando la compostura. — Gracias por haberme alentado a ir.​

— No hay problema, Naruto te tiene mucho cariño.​

— ¿De verdad? — preguntó sorprendida.​

— Hinata, eso es más que obvio. — le respondió la de ojos verdes. — Te mira de una forma tan especial...​

— ¿Qué? ¿De qué forma? ¿De qué hablan? — dijo poniéndose roja nuevamente.​

— Es obvio que siente algo por ti... — le contestó.​

— ¿Naruto-kun...sentir algo por mí? Qué cosas dices, Sakura.​

— Yo estoy de acuerdo. — asentí. — Mi hermano tal vez no se ha dado cuenta, conociéndolo por lo despistado que es, pero...se nota que es algo más que amistad. — dije sonriendo. Ella no contestó.​

— ¿Y les llegaron las invitaciones? — cuestionó Sakura cambiando de tema.​

— Sí, a mí sí. — contestó Hinata.​

— ¿Invitaciones? — pregunté con cara de sorpresa.​

— Sí, a la fiesta.​

— ¿Qué fiesta?​

— Karin va a ser una fiesta por su cumpleaños. — me explicó la Hyuga.​

— ¿Karin? ¿Quién es?​

— ¡¿No sabes quién es?! — gritó Sakura.​

— No. — negué sin darle mayor importancia.​

— Es la chica más popular de esta escuela y va a nuestras clases.​

— ¿A si?​

— Sí, ella se sienta detrás de Sasuke y Neji. — informó Hinata. Intenté en mi mente ver más allá de ellos dos en alguna hora de clase.​

— ¿La de cabello rojo despeinado? — las dos rieron.​

— Sí, la misma… — dijo Sakura pensativa. — Ino...ella...​

— Ya veo, ahora es amiga de la popular de cabellos despeinados...Y, con respecto a su pregunta, verán que no tengo ni idea de una posible fiesta. ​

— ¿No te invitaron? — lo negué.​

— Soy la "nueva", ¿recuerdan?​

— Pero... — empezó la de ojos perla. — Yo...yo no voy a ir sino vas. — decidió con firmeza.​

— Hinata no seas tonta, vas a ir, con o sin mí. Supongo que mi hermano está invitado.​

— Sí, pero...te necesito ahí Ayane-chan. De verdad. — la miré con ternura y luego sonreí con algo de malicia. — ¿Qué idea tienes?​

— ¿Cómo sabes que tengo una idea? ¿Ya aprendiste mis expresiones?​

— Sí, algo así... — sonrió con cierta pena. ​

— ¿Cuál es la idea?​

— Ya van a ver...​

— Dinos... — pidió la de cabello rosa. — ¿Vas a hablar con ella?​

— No... — contestó Hinata en mi lugar. Luego sonrío. — Alguien le va a pedir un favor a Gaara o Sasuke...​

​

​

​

Sakura había decidido llevar a Ayane a comprar algo para la fiesta. Era algo formal y, aunque Ayane se negó, tenía que comprarse un vestido. Por mi parte, tuve que quedarme en la Academia porque le había prometido a Naruto ayudarlo con su tarea de Matemáticas. Así que ahí estábamos intentando hacer algo pero él se distraía con facilidad, lo que me causaba mucha gracia. Mis carcajadas fueron interrumpidas por unos golpes en la puerta.​

​

​

— ¿Quién es? — cuestioné abriendo la puerta. — Gaara...​

— Siento interrumpir, Hinata. — ¿Sabe mi nombre? — ¿Ayane?​

— Ella y Sakura salieron...​

— ¿Podrías darle esto? — depositó un sobre en mis manos.​

— ¿Qué es...? — miré hacia abajo avergonzada. — ¿Lo dije en voz alta?​

— No te preocupes. Es una invitación...​

— ¿A...?​

—La fiesta de Karin. — mis ojos brillaron.​

— ¿Qué? ¿De verdad? ¿Va a ir?​

— Así es. — respondió con esa mueca, a la que reconocí como una sonrisa. ​

— Si tuviera la suficiente confianza y te conociera un poco más, te abrazaría. — me miró con sorpresa. — Volví a decirlo en voz alta, ¿cierto? No sabía que ya había hablado contigo. También creí que iba a optar por Sasuke... — comenté cambiando de tema con rapidez.​

— ¿Quién?​

— Ayane.​

— ¿Hablar conmigo sobre qué? — preguntó confundido.​

— Sobre la invitación... — noté en su rostro que eso no le aclaraba nada.​

— No, Ayane no me dijo nada sobre eso.​

— ¿Entonces? ¿Por qué?​

— Quería que vaya, nada más... — respondió intentando parecer lo menos interesado posible.​

— Bueno, gracias — dije sonriendo. — Me alegra que ella vaya, me da más confianza...​

— Sí, me pasa algo parecido. — lo miré algo confundida.​

— Pero... ¿cómo la conseguiste?​

— No fue nada difícil...​

​

​

~ Flashback ~​

​

— Entonces le dije que... — pero la pelirroja fue interrumpida por la cara de sorpresa de su grupo de amigas. — ¿Qué pasa? — Ellas señalaran hacia su espalda. Volteó y vio a esos tres chicos detrás de ella.​

— Hola Karin. — saludó el de ojos agua marina. — ¿Puedo hablar contigo un momento?​

— Gaara...por supuesto. — Se dirigió a sus amigas. — Después seguimos hablando, tengo cosas más importantes que hacer.​

— ¿Cómo va lo de la fiesta? — preguntó Neji​

— Excelente. Imagino que van a ir, ¿verdad?​

— Claro. — respondieron al unísono Gaara y Neji.​

— ¿Y tú, Sasuke-kun?​

— Sí, creo que sí. — ella sonrió. — Así que ya te uniste a nosotros. ¡Qué bien!​

— Necesito un favor, Karin. — comenzó Gaara.​

— ¿Si? ¿Qué es? ¿A quién quieres que invite a la fiesta? — cuestionó como si le había leído el pensamiento.​

— Ayane...Ayane Uzumaki.​

— ¡¿Qué?! — se exaltaron Karin y Sasuke al mismo tiempo.​

— Pero, ella es...no. Es nueva.​

— Va a tu clase, a casi todas de hecho. Además...se vería bien si invitas a la "nueva", tal vez haga amigos...​

— ¿De verdad quieres que la invite?​

— Me harías un enorme favor. — mencionó el chico guiñándole un ojo.​

— Bien, así será entonces. — comentó sonriente mientras buscaba algo en su bolso. — Toma, aquí está la invitación. Tengo que seguir organizando la fiesta, los veo luego. — se alejó.​

— ¿Ayane? ¿Desde cuándo la conoces? — preguntó Neji.​

— Algunos años...​

— ¿Años? — cuestionó Uchiha.​

— Sí, somos amigos, muy buenos en realidad. ​

​

~ Fin Flashback ~​

​

​

— Influencias de popularidad. — más que una pregunta, fue una afirmación. ​

— Sí, así es, Hinata.​

— ¿Sabes mi nombre por qué...?​

— Eres prima de Neji. Además, tenemos algunas clases juntos.​

— Hinata-chan, ¿qué tanto te demoras? — cuestionó saliendo el rubio. — Gaara.​

— Naruto. Bueno, ya me iba. Nos veo luego. — dijo alejándose.​

— ¿Qué quería? — me preguntó mientras entrabamos​

— Trajo la invitación de Ayane para la fiesta de Karin.​

— ¡¿Va a ir?! — gritó emocionado.​

— Así es. Gaara la convenció.​

— ¡¡Genial! — exclamó con su característica sonrisa. — ¿Y cómo es que hay que vestirse?​

— Formales... — me miró confundido. — Camisa, pantalón de vestir. Traje si te apetece.​

— ¿De verdad? ¿Es obligatorio vestir así? — asentí riendo por la expresión que había tomado su rostro. — Yo no soy bueno en eso. Creo que...si tengo algo pero, soy muy malo. — pensó un momento. — ¿Me ayudarías a elegir que ponerme? Seguro que quedaré mejor si me ayudas, Hinata-chan.​

— ¿Qué? ¿Yo? — sentí como el calor subía por mis mejillas.​

— Sí, ¿por favor? — rogó poniendo su mejor cara de súplica.​

— Claro, Naruto-kun. — él me abrazó pero al notar que lo hizo, se alejó de mí y noté el tono rosado en sus mejillas.​

— ¡Tengo que irme! ¡Luego hablamos de la ropa! — dijo mientras tomaba sus cosas y se acercaba a la puerta. — ¡Gracias por ayudarme con Matemáticas, Hinata-chan! ¡Eres muy inteligente! ¡Adiós! — salió.​

— Naruto-kun... — susurré tras un suspiro mientras me sentaba en mi cama.​

​

 

¡Hola! Acá les traigo el siguiente capítulo. Lo subo sobre todo porque el día del fecha es mi cumpleaños feliz y, me gusta regalar cosas a otras personas también, aunque sea un pequeño escrito como este.
Espero que la historia les este gustando ^^

“When you think happiness,​

I hope you think in that little black dress."​

​

“Cuando pienses en felicidad,​

Espero que pienses en ese pequeño vestido negro.”​

​

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Capítulo 11​

—¿Estás lista para la fiesta? — cuestionó mi hermano mientras me sentaba en su cama.
—Supongo... — dije distraída.
— ¿Tienes que ponerte, verdad? Hinata-chan dijo que era algo formal.
—Sí. Sakura me acompañó a comprarme algo. — contesté sonriendo.
—Voy a tener que estar toda la noche alejando chicos de tu lado... — suspiró.
—¿Qué? — reí.
—Eres muy linda, hermana. Te pareces a mí. — agregó bromeando. — Lo digo en serio, va a ser uno noche larga...
— Primero, gracias por el cumplido. Segundo, no tienes de que preocuparte. Sé defenderme sola... ¿Y tú, qué te vas a poner? — pregunté desviando el tema.
— Hinata me prometió que me ayudaría con eso... — dijo algo apenado. — No soy bueno con lo "formal".
— Bueno, tenemos otra cosa en común. — dije sonriendo. — Así que Hinata...
— Sí. Espero y no te enojes por eso. Somos buenos amigos.
— No me molesta, yo no sabría cómo aconsejarte sobre tu ropa. Hinata... — volví a repetir.
— ¿Qué pasa con ella? ¿Se llevan bien, verdad? No hay nadie que se pueda llevar mal con ella. — sonreír al escucharlo hablar.
— ¿Naruto? — me miró con atención. — ¿Sólo amistad? — comenzó a sonrojarse al comprender mi pregunta
— Por...su...supuesto que...sí. — dijo nervioso. Reí. — ¿Qué es gracioso?
—Te pones igual que ella cuando te menciono...
— ¿Qué? — pero al abrirse la puerta, se terminó nuestra conversación. — ¿No viste a Hinata-chan mientras venias? — cuestionó mi hermano mientras yo le sonreía.
— No, Naruto. — el chico que había entrado en la habitación me miró. — Hola Ayane.
—Uchiha. — contesté con una sonrisa.
— ¿Tienes todo listo para esta noche? — le preguntó el rubio.
—Así es, ¿ustedes?
— No, y si Hinata no se apura...
— Naruto, faltan horas para la fiesta. — comenté interrumpiéndolo. — Seguramente el único que tiene todo listo es él. — dije refiriéndome al Uchiha.
— ¿Me vas a decir que no tienes todo preparado? Conociendo a las chicas, ya se deben estar arreglando. — me cuestionó.
—Tal vez, pero yo no soy nada parecido a una chica normal...
— Buen punto.
— ¿Ayane, no sabes si Hinata está en su habitación? ¿Puedo ir a ver?
— No sé y si, puedes ir.
— Gracias, hermana. Quédate aquí que me debes una explicación. — dijo antes de salir disparado del lugar.
—No tengo que más hacer. — respondí. — ¿Y qué te vas a poner? — pregunté al azabache.
—Esto. — contestó sin prestarme demasiada atención.
—En fin, no es algo de lo que sepa. Yo sólo voy a usar el tonto vestido que eligió Sakura.
—¿Tonto vestido? — cuestionó sentándose en su cama mientras me miraba.
—Sí. Imagino que estás acostumbrado al tipo de chica arreglada y con sentido de la moda. — sonrió. — Bueno, yo soy todo lo contrario.
—No te vistes mal.
—La ropa no es lo mío. — pensé un momento. — ¡Cierto, tu ropa! Está limpia y todo, sólo que siempre me olvido de alcanzártela.
—No importa. Ya no la uso. Quédatela.
—¿Quiero tu ropa para...?
—La próxima tormenta en la que salgas, métela en tu mochila. — dijo bromeando; por unos minutos todo fue silencio. — ¿Gaara te consiguió la invitación, sabías?
—Sí, ¿cómo no voy a saberlo?
—Dijo que se conocían de hace años... — comentó queriendo simular que no tenía curiosidad en saber.
—Así es. De algunas misiones.
—¿Misiones?
—Sí. Creo que no lo mencioné pero me gradué en la Academia de la Aldea de la Arena. — me miró con una mezcla de confusión y sorpresa.
—¿Qué?
—Como escuchaste. No es un detalle muy importante. Es por eso que conozco a Gaara y a sus hermanos, nos llevamos bien.
—Si, dijo que eran buenos amigos.
—Muy buenos. — mencioné con una sonrisa. Él desvió la mirada. — ¿Pasa algo?
—No, nada. Sólo me quedé pensando.
—Deja de pensar, te vas a quedar sin cerebro dentro de poco — comenté mientras le sonreía.
—Por lo menos sabré que lo usé. — me devolvió la sonrisa.
—¡Regresé! — anunció Naruto, quien venía acompañado de Hinata.
—Ayane. Sasuke. — saludó.
—Hola Hinata. — respondió este. Naruto empezó a revolver su armario buscando la ropa mientras ella se sentaba a mi lado.
—Lamento interrumpir. — susurró a mi oído.
—No interrumpes nada. — respondí sin más.
—¿Interrumpir qué? — preguntó Uchiha.
—No, nada. No le hagas caso a Hinata. — ella reía mientras yo sentí el calor en mis mejillas.
—¿Y por qué ese color? — continuó.
—Nada. Tengo que irme. Los veo después. — me levanté y salí casi corriendo de la habitación. Necesitaba aire.


¿Qué estaba pasando conmigo? ¿Yo, es decir, yo con color en las mejillas por un chico? ¿Por él? Debo estar volviéndome loca, completamente loca. Es decir, él es Uchiha, yo Uzumaki. No, estoy enloqueciendo. ¿Por qué pienso así? Ayane, basta. Él es...no, simplemente es imposible. Ni siquiera lo pienses. ¡Deja de pensar! No, no y no. ¡Detente! No sigas pensando en posibilidades. Su mirada, su sonrisa, su arrogante forma de ser. ¡¿Qué diablos estoy haciendo?! Sólo respira y deja de pensar en él...Bien, eso es. Serenidad y mente en paz. Ahora, concéntrate en algo...La fiesta.


—¡Ayane sal de una buena vez! — escuché gritarme como por tercera vez a mi amiga.
—¡No quiero! — grité desde el baño.
—Por favor, Ayane-chan. — Hinata se paró junto a la puerta, por lo que no tuve más opción que abrir.
—No vayan a reírse. — dije saliendo totalmente roja. Las dos se me quedaron mirando.
—Te queda muy bien. — afirmó Sakura.
—Sí, claro... — mencioné sarcásticamente mirando el vestido corto negro que llevaba puesto.
—Es verdad, Ayane. Te ves muy bonita. — concluyó la de ojos perla con una sonrisa.
—Ahora... — comenzó Sakura acercándose. — El cabello.
—El cabello se queda así. — respondí alejándome.
—¿Qué? Por supuesto que no. Ya es tiempo de que dejes de llevarlo recogido. — Estaba tan ocupada prestándole atención a la de cabello rosa que no noté cuando Hinata soltó mi pelo. — Ves, mucho mejor.
—Tienes un cabello hermoso. No sé cuál es el problema con llevarlo suelto. — replicó Hinata.
—Ustedes dos son unas molestias. — suspiré. — En fin, un cambio no es malo, ¿verdad?
—Por supuesto que no. — respondieron al unísono.
—Y hablando de todo un poco, se te ve realmente lindo ese vestido Hinata. — ella se sonrojó.
—Gracias Ayane-chan. — miramos a Sakura. — ¿No piensas cambiarte?
—No podía si la señorita no salía del baño. — dijo mirándome.
—Lo lamento... — me disculpé sonriendo.
—Está bien. Yo me cambio y ustedes terminen de arreglarse.


Estaba algo nerviosa con eso de la fiesta. Básicamente porque nunca había estado en una pero mis dos amigas me brindan confianza. Hinata traía un hermoso vestido azul oscuro que le llegaba hasta las rodillas, el cual en cierta forma se combinada con su cabello.
Como Sakura no terminaba nunca, decidimos salir al pasillo. Y lo primero que hice fue chocarme con alguien.


—Lo siento. — dije fregando mi frente por el golpe.
—No te preocupes... — me miró. — ¿Ayane? — dijo sorprendido
—Hola Shikamaru. — contesté sonrojada.
—¿Quién diría que podías verte tan linda? — bromeó al tiempo que tomaba mi mano y hacía que dé una vuelta.
—¡No ves! ¡Te lo dije! — gritó el rubio a nuestras espaldas. — Ni empezamos la fiesta y ya tengo que estar alejando chicos de ti.
—No seas problemático, Naruto.
—Hermana. — mencionó con su tan peculiar sonrisa. — Estás bellísima. — le sonreí.
—Gracias. — me dediqué a observarlo unos segundos antes de voltearme hacia mi amiga. — Hinata hiciste un excelente trabajo con Naruto. — dije guiñándole un ojo. Ella se sonrojó.
—¿Verdad que si? — contestó mi hermano. — ¿Vamos o qué?
—Vayan ustedes. Yo esperó a Sakura.
—Bien, te veo allá. — miró a la de ojos perla — ¿Vamos, Hinata-chan? — dijo tomándola del brazo con delicadeza.
—Este...s...sí. — susurró apenada con una sonrisa.
—Bueno, tengo que ir a buscar a Chouji. Seguramente está en la cafetería. Te veo en la fiesta. — comentó Nara alejándose. Así que, ahí me quedé esperando a Sakura. Espere, espere y espere.
—¡¡Sakura!! ¡¿Podrías apurarte?! — grité dentro de la habitación. Me volteé y choqué con alguien, de nuevo.
—Lo siento.
—No hay problema, Ayane. — Esa voz. Levanté la mirada y me encontré con sus ojos negros que me miraban de arriba a abajo. — Así que este en el "tonto vestido". — asentí. —Estás muy bonita.
—Gracias. — susurré mientras mis mejillas se tornaban de un color carmesí: él sonrió.
—¿Y qué se supone que haces aquí?
—Espero a Sakura. ¡Qué no termina nunca! — grité para que me escuchara.
—¡Estoy saliendo! — escuché como respuesta.
—Sí, claro. — comenté con sarcasmo pero sentí como su mano tocaba mi cabello.
—Listo. — dijo sonriendo. — Nuestro choque desarreglo tu peinado.
—¿Peinado? — reí.
—Siempre llevas el pelo recogido. — observó, tomándome por sorpresa. —Te queda mejor así. — Mis mejillas cada vez se volvían más rojas. Necesitaba que el suelo me tragara en ese mismo instante pero sabía que no iba a pasar. — ¿Naruto ya se fue? — preguntó desviando el tema.
—Sí, con Hinata. — dije sonriendo. Me encantaba como quedaban juntos.
—Se ven bien juntos. — comentó adivinándome el pensamiento.
—Sí, ¿verdad?
—¡Estoy lista! — gritó la de ojos verdes saliendo. Cerró la puerta y guardó la llave en su bolso.
—Ya era hora.
—Sasuke-kun, te ves muy bien. — lo halagó sonriendo.
—Tú también, Sakura.
—¿No crees que elegí un vestido encantador para Ayane? — cuestionó mirándome con picardía. Voy a matarla, ese fue mi único pensamiento.
—Por supuesto. — contestó sonriéndole. — ¿Vamos?
—Sí, ya es tarde.
—Dime quien se demoró. — respondí.
—Dime quien no quería salir del baño... — Uchiha rió, para más sorpresa de mi parte.


Esa mansión era gigante y hermosa. Todo estaba perfectamente decorado, demasiado para mi gusto. Divisamos enseguida al resto de nuestro grupo dentro del salón principal y, fuimos con ellos. Era algo extraño no verlos con sus atuendos habituales; ahora todos estaban más que arreglados y, la verdad era que les sentaba muy bien.
Todavía no terminaba de comprender ciertas actitudes del azabache para conmigo, por lo que estaba algo intranquila; pero intentaba no darle demasiada importancia.


—¡Esto va a estar genial! — se entusiasmó Naruto.
—Es verdad. Naruto tiene razón. — sostuvo Kiba a su lado.
—Miren quienes están aquí... — dijo la rubia acercándose.
—Ino... — susurró Sakura.
—¿No luzco hermosa? — cuestionó mirándose.
—Hermosamente egocéntrica. — contesté.
—¿Dijiste algo? — preguntó irritada mirándome. No me molesté en contestarle. — Te estoy hablando, Ayane.
—¿A mí? Lo siento, no te prestaba atención. — los demás soltaron unas risas. — Escucha Ino, porque sólo lo diré una vez. No molestes. No vinimos a eso. Es una fiesta. Disfrútala...lo más lejos posible. — dije sonriéndole. Ella se alejó.
—Amo tu carácter. — mencionó Sakura, a lo que yo le sonreí.
—¡Bien, que empiece la fiesta! — gritó mi hermano.


Disfrutar. ¿Yo podía hacer eso? Me sentía demasiado bien como para ser cierto. Saltamos. Bailamos. Gritamos. Estábamos pasándola increíble. Definitivamente podía acostumbrarme a eso sin dificultades. Íbamos de un lado a otro, a veces todos juntos y otras perdiendo a uno que otro por el camino.
Por mi parte, ahora había encontrado a Temari, así que estábamos hablando mientras tomábamos algo.

—¡Pero quién diría que los vestidos te quedaban bien! — comentó bromeando.
—No seas idiota. — le sonreí.
—Señoritas. — mencionó Gaara apareciendo.
—Hasta que apareces. — le replicó su hermana.
—Es una fiesta, Temari. No te pongas molesta. — ella bufó mientras su hermano se volteaba a verme — ¿Disfrutando? — cuestionó.
—Más de lo pensando. — respondí con sinceridad.
—Estás en una fiesta. — dijo Temari. — No puedo creerlo.
—Exagerada. — respondí simplemente.
—¿Yo? Soy realista. De verdad, nunca te imaginé en una fiesta.
—Ahora estoy en una. Podemos por favor dejar de hablar de cosas de antes.
—Sí, hermana. Deja ya el pasado a un lado... — lo pensó un momento. — Por lo menos, esta noche.
—Bueno, tienen razón. — pasamos uno segundos en silencio, el cual la rubia decidió romper. — ¿Por qué no se olvidan de mí y bailan?
—No te vamos a dejar sola. — le contesté.
—¿Sola? Soy popular. — dijo sonriendo mientras miraba dentro de la pista de baile.
—A él no le agradan las populares.
—¿A quién? — preguntó haciéndose la desentendida.
—Sabes a quien me refiero. Sólo se tú misma, pero sin ser popular. — le giñé un ojo. — ¡Hey, Shikamaru! — grité, llamando su atención.
—¿Qué haces? — me susurró Temari.
— Pero si son mis dos problemáticas favoritas. — mencionó acercándose, yo le sonreí al tiempo que veía como mi amiga se ruborizaba. — ¿Cómo la están pasando?
—Genial. — respondimos.
—¿Puedo pedirte un favor? — Temari me miró confundida.
—Por supuesto.
—Es que...de verdad que quiero bailar con Gaara. — expliqué sonriendo. — Pero no quiero que Temari se quedé sola...
—Yo me encargo. — Él sabía que pretendía yo en realidad. — Ve a bailar con el rey de los egos.
—Gracias. — sonreí; gesto que él imitó. Me alejé con Gaara.
—Temari te va a comer cruda. — dijo sonriendo.
—Me lo va a agradecer...
—¿Linda fiesta, verdad? — comentó Nara.
— Sí. — contestó quien era ahora su acompañante mirando el suelo.
—Bueno, no se compara con lo linda que estás. — lo miró mientras él le sonreía. — ¿Bailamos o piensas quedarte toda la noche ahí parada?
—Claro.
—¿Claro te vas a quedar o claro vamos a bailar?
—Claro, vamos a bailar. — le dijo sonriendo.
—Bien. — dijo tomándola de la mano y caminando hacia la pista de baile.


Por otro lado, cierto rubio se encontraba bailando con la joven Hyuga; después de deliberar internamente consigo mismo, había tomado el valor de invitarla. Ni él sabía por qué de repente se ponía tan nervioso ante la presencia de su amiga, de la dulce Hinata.
De lo que sí estaba consciente era que últimamente no podía quitarle la mirada de encima y se encontraba muchas veces pensando demasiado en ella; ¿qué le estaba pasando? Ellos siempre habían sido amigos, pero…una parte de él le pedía algo más que eso…

—Bailas muy bien, Hinata-chan.
—Gracias, Naruto-kun. — dijo sonrojándose.
—Y estás muy bonita por cierto. — comentó con una sonrisa.
—Tú también estás muy guapo. — susurró mirando el suelo, dejando un poco de su timidez de lado.
—¡Claro que sí, tú me ayudaste! Sino sería un desastre.
—Tampoco es para tanto... — respondió ella.
—¿Cómo qué no? Es lindo resaltar las cualidades de los demás, ¿no crees? — dijo sonriendo.
—Este...si... — le devolvió la sonrisa.
—Cuando yo tengo algunas buenas, ¿me las dirías?
—Naruto-kun, tú tienes cualidades muy buenas.
—¿De verdad?
—Sí. Eres amable, bueno y un excelente amigo. Sé que darías la vida por Ayane ni fuera necesario y que eres capaz de defender a cualquier amigo. Eres un ninja sumamente dedicado, que siempre da lo mejor de sí. Tienes una sonrisa tan sincera, que transmite alegría ni bien la vez...y tienes una gran habilidad para comer ramen. — concluyó sonriendo; sin dejar de estar sorprendida por sus propias palabras.
—¿Verdad que si? — dijo riendo; luego volvió a ponerse algo serio. — Gracias Hinata. No sabía que pensabas todo eso de mí. — comentó con una sonrisa.


—Hace mucho que no disfrutaba una fiesta así. — comentó Hinata.
—Nunca disfrute una fiesta así. — susurré por lo bajo.
—¡Esto es genial! — dijo Sakura mientras se acercaba. — No sé ustedes, pero yo estoy pasándola de maravilla.
—Lo notamos. — le contesté sonriendo.
—¡¡Ino!! — la voz chillona de la joven del cumpleaños retumbó mientras aparecía corriendo acercándose a la aludida, que se encontraba cerca de nosotras. Karin llevaba un vestido rojo que hacía juego con su color de pelo.
—¿Qué pasa? ¿Por qué el entusiasmo? — cuestionó la rubia sonriendo.
—¡No sabes lo que acaba de pasar!
—¿Qué? ¡Dime!
—Vas a ser la primera en enterarte que...
—¿Qué?
—Es que estoy tan feliz. — dijo sonriendo.
—¡¿Qué pasó?! — gritó impaciente la rubia.
—Es que... — comenzó la pelirrojo, viendose nuevamente interrumpida por su amiga.
—¿Sí?
—¡¡Sasuke-kun me pidió que sea su novia!! — anunció al fin.


El mundo se detuvo totalmente cuando terminé de escuchar esa frase. Hinata me miraba sorprendida mientras colocaba sus manos sobre mis hombros e intentaba que caminara hacía el enorme balcón que tenía la "casa".
¿Qué me estaba pasando? ¿Qué era eso que me dolía tanto? Era imposible. Yo no... ¿Qué? No, tenía que haber otra explicación. No podía ser por lo que acababa de escuchar. ¿Acaso me dolía lo que había escuchado? ¿Por qué me afectaba? ¿Qué diablos sentía en realidad por ese chico?


—Estoy...bien. — logré articular.
—¿Estás segura? — me cuestionó mi amiga.
—Sí, segura. — dije mirando la nada.
—Lo lamento, Ayane-chan.
—¿Qué lamentas?
—Lo de Karin y...
—No tienes por qué lamentarlo. — la interrumpí con cierta brusquedad.
—Pero...
—Está bien, Hinata. — concluí evitando que dijera su nombre.
—Ayane... — me miró algo seria.
—¿Qué?
—Está bien que te afecte, no tienes por qué negármelo, no a mí.
—¿Negarte qué? No te estoy negando nada.
—¿Qué acaso no sientes nada por Sasuke? Notó la forma en que te mira. Se llevan demasiado bien, él no es así con cualquiera...
—Sólo somos amigos, Hinata. — respondí simulando desinterés.
—Sí, puede que así sea. Pero...
—No sé qué es lo que me pasa con él. — sentencié volviendo a interrumpirla; sabía lo insistente que podía llegar a ser. — Es raro.
—¿Raro cómo? — me miraba algo confundida.
—No lo sé._ pensé un momento. — Me siento bien a su lado pero...nunca noté nada especial en eso.
—Y dices que Naruto es distraído con respecto a mí... — comentó sonriendo.
—Es diferente. Él es diferente. Es muy complicado... — me dije a mi misma. — De todas formas, no importa. — le sonreí con cierta dificultad.
—No tienes por qué hacerte esto, Ayane. Está bien que te duela...
—Hinata, me alegra que te preocupes por mí pero...estoy bien.
—¡Hinata! — la voz de Neji terminó con la conversación.
—Hola, primo. — dijo volteándose.
—Genial... — susurré con ironía notando con quien venía.
—¿Qué hacen aquí afuera? La fiesta es adentro...
—Lo sé. Pero necesitábamos algo de aire fresco, ¿verdad Ayane?
—Si... — contesté mirando el suelo.
—¿Quieres bailar, Hinata? — preguntó Neji. Ella me miró preocupada, le sonreí haciéndole saber que estaba bien.
—Claro. — dijo alejándose, dejándome sola con el causante de todo esto.
—¿Estás bien? — escuché que preguntaba.
—Sí, ¿por qué? — pregunté desganada.
—Te notó algo...apagada.
—Es solo el cansancio, no estoy acostumbrada a este tipo de cosas...
—Claro. — el silencio se hizo presente por varios minutos. — Ayane, yo...
—Te felicito por lo tuyo con Karin. — le solté sin pensar. Sentí su mirada clavada en mí.
—¿Cómo...cómo te enteraste? — cuestionó con cierto tono de sorpresa en la voz.
—Se lo contó a Ino, estaba cerca nuestro. — le dije con un intento de sonrisa.
—Bueno, de verdad yo...
—¡Sasuke-kun! ¡Ahí estás! — lo llamó la pelirroja. — ¿Tú eres? — dijo mirándome.
—Ayane. — respondí sin más.
—La chica de Gaara. — la miré confundida.
—La amiga de Gaara.
—Sí, claro. Amigos. — dijo riendo. — ¿Podemos ir adentro? — cuestionó mirando al Uchiha.
—Por supuesto. Te veo después. — me dijo mientras ella lo tomaba de la mano y se alejaban.


—Shikamaru. Siento interrumpirte pero...puedes ir a ver a Ayane, no se sentía muy bien.
—¿Qué le pasó? ¿A dónde está? — pregunté este algo alarmado.
—Afuera, en el balcón. — le respondió la de cabello oscuro.
—De acuerdo, Hinata.
—Gracias... — dijo mientras se alejaba. Él volteó y se encontró con la mirada enojada de Temari.
—¿Vas a ir o qué? — le replicó.
—Por supuesto que sí... — intentó alejarse pero ella lo tomó del brazo. — ¿Qué?
—¿Estás bromeando, cierto? ¿Te la nombran y ya tienes que ir a hacerte el héroe? — Se volteó.
—Es tu amiga, no sé si lo recuerdas. Y es mi amiga también...
—Sí, claro. Tu amiga. — repitió con sarcasmo.
—Mira Temari, Ayane no se siente bien y tengo que ir a ver qué le pasa. Eso no significa que me guste ni nada de eso.
—De acuerdo. Lo siento. —contestó la rubia bajando la mirada. Él la tomó del mentón.
—He estado muy ocupado para ver si ella me gusta o no...
—¿Ocupado en qué? — preguntó algo nerviosa.
—Fijándome en una rubia linda y sobre todo, problemática. — respondió sonriéndole, a lo que ella se sonrojó. — Vuelvo en dos minutos. —dijo alejándose. Se dirigió al balcón pero Ayane no estaba allí, es más no había nadie.


Abrí lentamente los ojos y me di cuenta de que me encontraba en el medio de un ¿bosque? ¿Cómo había llegado ahí? En ese momento, dos personas aparecieron frente a mí. Hace bastante tiempo que no los veía...



Algunas preguntitas para ustedes...
1- ¿Qué les pareció la fiesta?
2- ¿Sorprendidos por el repentino noviazgo entre Sasuke y Karin?
3- ¿Con quienes creen que se habrá encontrado Ayane?
4- ¿Naruto y Hinata? ¿Temari celosa y Shikamaru bastante directo? ¿Qué opinan?

¡Espero sus comentarios! Nos vemos en la continuación ^^

 

“I can't fight this feeling any longer​

And yet I'm still afraid to let it flow.​

What started out as friendship has grown stronger,​

I only wish I had the strength to let it show.”​

​

“No puedo luchar contra este sentimiento por más tiempo​

Y sin embargo, todavía tengo miedo de dejar que fluya.​

Lo que comenzó como una amistad se ha fortalecido, ​

Sólo deseo tener la fuerza para mostrarlo.”​

Capítulo 12​

—¿Nos extrañaste?
—Ni te imaginas cuánto. — contesté con sarcasmo. — Tanto tiempo, Sasori e Idiota.
—¡Tengo nombre! — gritó este último.
—Es el único nombre tuyo que recuerdo.— me miró enfadado.
—Vamos Deidara, no te pongas así. — dijo su compañero. — Ayane, tiempo sin vernos.
—Esta niña tonta no va a venir a tratarme así.
—Yo no viene, me trajeron ustedes, ¿qué quieren? Pensándolo bien, ¿qué quieres Deidara?
—¿Qué quiero? Voy a mostraste lo que quiero. — dijo golpeando mi rostro.
—Sigues golpeando como niña. Una que no sea yo, claro. — bromeé limpiando la sangre que salía de mi labio inferior. Volvió a darme otro golpe pero en el estómago. Lo que hizo que me desplomara en el suelo y escupiera algo de sangre.
—No me hagas enojar, idiota. —espeté poniéndome de pie y proporcionándole un golpe que lo hizo volar unos metros, siendo detenido por un árbol.
—Demonios. — se acercó a mí demasiado rápido como para que pudiera reaccionar y me tomó del cuello, dejando mi cuerpo balanceándose muy por encima del suelo. — Tú y tu pequeña arrogancia se terminan aquí mismo.
—¡¿Deidara, qué demonios estás haciendo?! — al escuchar la voz de Itachi, me soltó.
—¡No te metas en esto! — chilló enfadado.
—¡¿Cómo quieres que no me meta?! ¡¿Eres idiota o qué?!
—Sí, lo es. — Gracias a mi comentario, me gané otro puñetazo en el estómago; levanté la vista y le sonreí.
—¿Qué es tan gracioso?
—Tus inútiles golpes.— su mirada reflejaba odio. Empezó a golpearme sin detenerse.
—¡Sasori, no te quedes ahí mirando! ¡Ven aquí y ayúdame! — entre los dos sacaron a Deidara.
—¡No veo que sonrías ahora! — escupí aún más sangre.
—¡Eres un completo idiota! — replicó Itachi.
—Tú no me vengas con eso. — dijo zafándose de cómo lo tenían agarrado.
—Si ella se muere bajo tus golpes, arréglalo tú con él.
—Cállate Sasori.
—Como si pudiera matarme. — comentéparándome con algo de inestabilidad.
—Si puedo hacerlo. Sólo que estos dos estúpidos me lo impiden.
—Si quisieras, nadie te lo impediría.— respiré hondo. Él era más fuerte que antes. Sonrió al saber que sus golpes me habían afectado.— ¿Qué demonios están haciendo ustedes tres aquí? ¿Pasaban a saludar? — miré a Itachi de modo algo desafiante.
—Algo así. ¿A qué se debe esa ropa? — cuestionó notando como estaba vestida; soltó una de sus risitas irónicas. — ¿Vestido?
—No es algo que te importe. — respondí cortante.
—No seas así.
—Itachi, no te pongas molesto, ¿quieres?
—No le pidas cosas imposibles. — dijo el rubio sonriendo. Uchiha lo miró enojado.
—Vamos a tener una conversación sobre tu poco uso de la razón — reí mientras los tres clavaban su mirada en mí.
—Alguien va a recibir un sermón de papá Uchiha. — rubio y pelirrojo se unieron a mis risas. Por otro lado, el Uchiha me miró molesto.
—Ayane, guárdate los comentarios, ¿quieres?
—¿Te respondo? — pregunté divertida.
—Por eso no te soporto. — concluyó Deidara.
—¿Me van a responder? ¿Qué hacen aquí?
—Si tanto quieres saber... — comenzó Itachi. — Tenemos que infiltrarnos.
—¿Qué? — les solté horrorizada.
—Es broma, tonta. Sólo hacemos un recorrido, vemos como están las cosas. — explicó el de ojos celestes.
—Y lamentamos decirte que...tenemos que irnos. — sentenció Itachi.
—Como si me afectara.
—Nos vemos en el infierno, Ayane. — dijo sonriendo Deidara. Desaparecieron.


Me desplomé en el suelo. ¿En qué momento se había vuelto así de fuerte? Había llegado al punto en que sus golpes me afectaban. ¿O yo me estaba debilitando? Estupendo. Había recibido golpes peores, mucho peores y, este idiota venía a afectarme. Además estaba hecha un desastre, no podía volver a la fiesta. La cabeza todavía me daba vueltas y mi vestido estaba al borde de ser desastroso. Me había raspado los brazos, me dolía el estómago y mi labio no dejaba de sangrar. ¿Qué explicación iba a darles a los demás? ¿"No pasó nada, sólo el idiota de Itachi Uchiha y sus amigos pasaron a recordarme lo mucho que me aprecian"? Estaba metida en un gran problema...


—¡¿Quién fue?! — gritó Naruto molesto. No le contesté. — Ayane, es mejor que empieces a hablar antes de que me enfade.
—Naruto, no creo que sea el mejor momento.
—Sasuke tiene razón, Naruto-kun... — repuso Hinata. — ¿Estás bien, Ayane? —preguntó preocupada sentándose a mi lado.
—Sí, sólo un poco aturdida. — ella intentaba curar mis heridas, al tiempo que Gaara entraba en escena.
—¿Quién? — escupió sin más, su tono de voz era de puro enfado.
—Nadie. — respondí.
—Ayane, ¿quién?
—No es el momento Gaara. — me miró desafiante. — Ni se te ocurra abrir la boca.
—No estoy bromeando, ¿quién fue el idiota?
—Por favor... — imploré.
—Está bien. — dijo molesto. Los otros tres nos miraban confundidos y, él empezó a alejarse.
—¿A dónde vas? — le cuestioné.
—A buscar a esos idiotas. No deben estar lejos.
—Yo voy contigo. — dijo Naruto levantándose.
—Qué?! ¡No! Los dos se van a quedar aquí. — Pero no me hicieron caso y desaparecieron en la oscuridad de la noche. Hinata se puso de pie. — No me digas que también vas a ir...
—No te preocupes, sólo voy a traerlos de vuelta. Alguien tiene que evitar que hagan una locura. Además, Sasuke se queda contigo. — Se alejó. Si, estupendo; pensé para mí misma.


Nos encontrábamos en la escalera fuera de la casa de Karin. La fiesta ya había terminado pero con lo que pasó, mejor dicho: me pasó, nos quedamos allí un momento. Uchiha se sentó a mi lado, abrió la boca para hablar pero fue interrumpido por un grito a nuestras espaldas.
Era Karin, que estaba en busca de su, como ella lo llamó, “adorado novio”. Sólo pensar en el término me hacía estremecer. Él se puso de pie y se dirigió a hablar con ella; no escuché nada, pero tampoco era algo que me interesara.
Volvió a ubicarse a mi lado, una vez que se despidió de la pelirroja, y me observó por unos interminables segundos.


—Bien, ¿me vas a decir qué te pasó? — preguntó pero no le contesté. — Ayane...
—¿Qué? — él se colocó frente a mí.
—-No te pedí explicaciones por lo de mi casa ni lo de la escalera. — me miró serio. — Pero esta vez es distinto, saliste lastimada. ¿Qué pasó?
—No voy a decirte. — sentencié.
—Ayane... — comenzó de nuevo.
—No me molestes, ¿quieres? — él bajó la mirada. Pero a los pocos segundos ya tenía sus ojos clavados en los míos. — Yo... — ni siquiera sabía que quería decirle.
—¿Sí? — se acercó un poco más a mí.
—Es que... — cada vez acortaba más la distancia. — No quiero involucrarte, ¿está bien? — se alejó bruscamente.
—¿Involucrarme? — me miró confundido. — ¿En qué?
—Uchiha...
—Ya deja de decirme así. Sabes que puedes llamarme Sasuke.
—No quiero. — mencioné y vi cómo le chocaron mis palabras. — Escucha, ¿puedes dejar de preguntar cosas? El pasado ya no importa. Lo dejé atrás, por algo se llama "pasado". Ahora estoy aquí... — dije casi en un susurro.
—Pero eso te sigue atormentando. Lo puedo ver en tus ojos... — ¿cómo demonios hacía para hacerme sentir así?
—Sí, pero no quiero que tengas que ver con eso. No quiero que nadie tenga que ver.
—Te puedo ayudar, todos podemos. — insistió.
—No, no pueden. Y es mejor que así sea.
—Pero Ayane no es justo que cargues con todo eso sola. — reí con ironía.
—En realidad, si lo es. Es totalmente justo.
—Sinceramente... — dijo volviéndose a sentar a mi lado. — No te entiendo.
—En ocasiones ni yo lo hago...y yo tampoco te entiendo. —¿Por qué dije eso? Él me miró con cierta sorpresa reflejada en su rostro.
—¿En qué no me entiendes? — inquirió.
—No, no es nada. No me hagas caso.
—Siempre me dices lo mismo.
—Tengo mis razones...
—Ni siquiera me explicas tus razones. ¿Quién eres? — el silencio se hizo palpable en ese momento.
—No era nadie… — comencé. — hasta que volví a ver a Naruto. Si sigo viva, es sólo por él. — el azabache sólo suspiró.
—Shikamaru tiene razón, eres problemática...
—Lo sé pero me queda otra opción.
—Tienes otra... — mencionó.
—¿Cuál?
—Contarme que te pasó. No digo lo de hace un rato, aunque estaría bien si también me lo cuentas. Me refiero a ti, a tu vida...
—No es una opción válida. Sólo hay dos personas que saben y una solo la mitad.
—¿Quiénes?
—El Hokague...y Gaara. — mencioné al fin.
—¿Gaara? — vi la confusión en su mirada. — ¿Ustedes dos son...?
—Amigos demasiado unidos.
—Amigos... — volvió a repetir.


Habían pasado más o menos dos semanas desde la fiesta.
Que Uchiha saliera con Karin, trajo más problemas de lo esperado, ya que ahora ella almorzaba y cenaba en nuestra mesa. Y si ella estaba, también lo hacía Ino, por lo que todo era muy tenso a la hora de comer. No faltaban todo tipo de miradas, algunas culpables, otras confundidas, una que otra de resentimiento…no era nada sencillo estar en esa situación.

Estábamos en clase de Historia y yo estaba más distraída de lo normal. Mi cabeza daba vueltas y vueltas y, no entendía por qué. ¿Qué pasaba conmigo? ¿Por qué no podía sacar de mi mente esas conversaciones que había tenido con el joven Uchiha desde que llegué? ¿Por qué de repente él se tomaba el atrevimiento de aparecerse en mi cabeza la mayoría del tiempo?
Era confuso, no era algo normal para mi sentir aquello…que tampoco sabía bien que era; desde la noche en casa de la pelirroja, todo era confusión para mí. En parte porque estaba algo preocupada por la repentina aparición del ese particular trío y, por otro lado porque Hinata me hacía hecho notar que aquello que me pasaba con el chico de pelo azabache no era un mero sentimiento de amistad…

—¡¡Estupendo!! — el estrepitoso grito de Naruto me devolvió a la realidad.
—¿Estupendo? — le susurré a Hinata algo confundida.
—Sí. — dijo sonriendo. — ¿No estabas prestando atención, cierto?
—Para nada... — afirmé sin darle importancia
—Kakashi acaba de anunciarnos que van a empezar los exámenes Chunnin.
—¿De verdad? — ahora sí que había llamado mi atención.
—Así es. — respondió, para luego quedárseme mirando unos segundos. — ¿Estás bien? Te noto algo pálida.
—No dormí mucho, es eso... — En realidad, me sentía terrible. Empecé a toser, una y otra vez. Me tapé la boca con las manos y cuando volví a mirarlas, estaban manchadas con sangre. Salí del salón corriendo y, sentí como alguien imitaba mi actitud.
—¿Ayane estás bien?
—Sí, Kakashi-sensei. Sólo necesito un poco de aire fresco.
—¿Estás segura? — pude notar el tono de preocupación en su voz.
—Sí, seg... — pero antes de terminar la frase, perdí el conocimiento.


Naruto caminaba de un lado al otro del pasillo mientras los demás lo miraban ir y venir. Se encontraban en el hospital, esperando que terminaran la revisión de Ayane.
Los había tomado con sorpresa que la de ojos azules se desmayara así sin más y, una vez que los minutos pasaban y ella no recobraba el conocimiento, decidieron llevarla al hospital. Así que ahí se encontraban algunos, esperando para enterarse de qué ocurría

—Naruto, quieres quedarte quieto. — reprochó el de ojos verdes.
—No, no quiero. — respondió secamente el aludido.
—Deberías tranquilizarte un poco...
—Mira, Gaara. Tu hermana no es la que está ahí adentro. — sentenció enojado.
—Naruto. — empezó Temari. — Ayane es como nuestra hermana así que empieza a tranquilizarte si no quieres que yo lo haga por ti.
—Chicos, estamos en un hospital, ¿recuerdan? — cuestionó Hinata. — Naruto-kun, creo que es mejor que te sientes y esperes tranquilo. Ayane va a estar bien. — él se sentó a su lado.
—Llega a pasarle algo y...
—No va a pasarle nada. — lo interrumpió ella al tiempo que Kakashi salía de la habitación donde se encontraba Ayane.
—¿Cómo está? ¿Está bien? ¿Le va a pasar algo? — el rubio empezó a bombardearlo con preguntas.
—Naruto, despacio. Está estable. — respondió pausadamente.
—¿Puedo pasar a verla? — su sensei lo pensó un momento.
—Sí, creo que no va a haber problema con eso. Pero tranquilo, no gritos ni nada de eso. —él le respondió con un intento de sonrisa y entró.
—Hinata, ¿puedes ir a la Academia y buscar algunas cosas de Ayane?
—Sí, claro. — contestó.
—Yo te acompaño. — dijo Sakura poniéndose de pie.
—-¿Va a quedarse muchos días? — preguntó Temari.
—Aún no lo sé... — respondió el sensei — Y necesito otro favor.
—¿Qué? — él sacó papel y lápiz y, se puso a escribir. Terminó, dobló el papel y se lo entregó a Temari.
—Al Hokage. —ella no perdió tiempo y se fue. — Bien, necesito un café, ¿ustedes quieren algo? — dijo mirando a los únicos que quedaban.
—Yo voy con usted. — respondió Shikamaru. — Naruto va a tardarse mucho... —Los siguientes veinte minutos fueron sólo de silencio.
—¿Encontraron algo con Naruto aquella noche? — Sasuke decidió romper esa incómoda situación de no decir nada.
—Nada. ¿Ella te dijo algo? — preguntó sin más el otro.
—Nada. No confía mucho en mí._ el de ojos verdes rió con ironía.
—Ayane no confía en nadie.
—En ti sí, sé que sabes algo sobre ella. Algo que por algún motivo, no quiere compartir con todos nosotros.
—No va a ser bueno. — los ojos negros lo miraron con confusión. — No te pongas a buscar información sobre ella...cualquier cosa que te enteres, no va a ser bueno.
—No puede ser tan malo, ¿qué pudo haber hecho?
—De verdad, Sasuke. No quieres saber.
—Que lo digas así, me das más curiosidad.
—Ella no es la típica chica. No es nada parecido a eso. — sentenció con su típico tono serio.
—Lo sé. No es necesario que me lo digas para darme cuenta…
—Va más allá como es ella de por sí.
—Cada vez te entiendo menos... — se revolvió el pelo con una mano, adaptando una apariencia muy parecía a su rubio amigo.
—Y te interesa más. — mencionó Gaara, con su media sonrisa. — Ayane es...especial.
—¿En qué sentido?
—En...casi todos. No sé qué piensas tú...
—No la conozco, ¿cómo podría saberlo?
—Sabes a qué me refiero. Tú y ella... — comenzó, siendo interrumpido por el azabache.
—¿Yo y Ayane, qué? Mira Gaara, sé cómo se lleva contigo. La razón...la verdadera razón por la que querías que vaya a la fiesta; Karin me lo dijo...
—¿Karin? ¿Qué te dijo? — pero su compañero no contestó. — Creo que sé a qué quieres llegar…Sasuke, pensé que esto ya había quedado más que claro. Nosotros dos somos amigos. Nada más. Tú estabas ahí cuando le pedí la invitación a Karin...
—¿No hablaron después de eso? — cuestionó algo sorprendido.
—No, nunca. No sé qué te habrá dicho….Yo sólo quería que Ayane fuera, que compartiera algo con nosotros y, tú eras el que tenía que aprovechar la oportunidad, no yo.
—¿La oportunidad?
—No lo hiciste, es más ahora estás con Karin... — suspiró encontrándose con el rostro de su compañero lleno de confusión. —No me mires como si no entendieras lo que digo.
—De verdad, no lo hago.
—Por favor Sasuke, ¿me vas a decir que no sientes algo por Ayane?
—Hey Gaara. — dijo Naruto asomándose por la puerta. — ¿Puedes venir un segundo? — el aludido se paró y entró.

Sasuke’s point of view

¿Qué si yo siento algo por Ayane? ¿De dónde saca esas ideas este chico? Nunca me lo había planteado así, es decir, sólo somos amigos… ¿Y por qué estás tan obsesionado en saber que era de su vida en pasado, entonces? ¿Simple curiosidad o había algo más detrás de eso? Es decir, ella tiene una personalidad algo extraña pero muy atrayente, y el hecho de que sea muy linda y que tenga esos ojos azules que miran de una forma muy especial todo, no significa que ella te guste, ¿o sí?

Lancé un largo suspiro; estaba solo en medio del pasillo del hospital, ¿qué hacía ahí de todos modos? ¿Era tan necesaria mi presencia? Le dije a mi cuerpo que se moviera, que era hora de irse; pero no pasó nada. Estaba clavado en ese lugar. Simplemente no podía irme, necesitaba saber que ella estaba bien. ¿Qué está pasando conmigo? ¡¿Estás saliendo con Karin, recuerdas?! Si, si lo recuerdo. Me estaba volviendo cada vez más loco, ¿ahora me contestaba a mí mismo? Cerré los ojos y su imagen apareció una y otra vez en mi cabeza. No podía creer esto, Gaara tenía razón. No sabía bien que era, pero sentía algo por ella...




Preguntitas ^^

1-¿Qué les pareció?
2-¿Consideran que la historia es algo confusa?
3-¿Alguna idea de qué le pasará a Ayane? ¿O consideran que son efectos de ese pequeño encuentro que tuvo con Deidara?
4-¿Sasuke intentando aclarar sus sentimientos, qué opinan?

 

¡Hola de nuevo! Espero que estén disfrutando de la historia y, que les guste el capítulo. Sé que a veces se torna confusa, pero todo va a tener su repuesta en su debido tiempo. Bueno, solamente eso. Nada más, ¡lean y espero sus comentarios!​

​

“Everytime we get up, we'll be destined to fall​

And I'm asking myself, is it worth this at all?”​

​

“Cada vez que nos levantemos, estamos destinados a caer.​

Y me pregunto a mí mismo si esto vale la pena.”​

Capítulo 13​

—¡¿Qué?! ¡¿Cómo que no voy a poder?!
—Lo siento, Ayane. Pero no estás en condiciones… — explicó él con calma.
—Pero ya me siento bien. De verdad.
—No importa. Tienes que reponerte al ciento diez por ciento. — lo miré enojada.
—¿Es broma o qué? — seguramente existíamos en el mundo sólo dos personas capaces de dirigirnos así al Hokage; una era mi hermano y la otra yo, por supuesto. — Usted sabe por todo lo que pasé, ¿va a creer que esto se compara?
—No, no se compara. Pero ahora estás en esta Aldea, bajo mis cuidados. Y si digo que no vas a participar de los exámenes Chunin, es porque no lo vas a hacer.
—Pero no es justo. — bufé.
—Ayane, si te dejo participar, ¿no crees que se darían cuenta de que eres algo especial? Sabes lo fuerte que puedes ser. No habrá más secretos, todos sabrán que algo raro pasó y pasa contigo...Pero, si quieres hacerlo…
—No, no. Está bien. Recuperarme al ciento diez por ciento. — dije interrumpiéndolo. Él sonrió. — Es manipulador si se lo propone.
—Te veo luego. — mencionó saliendo de la habitación. Y ni bien lo hizo, Naruto ya estaba adentro junto con Uchiha.
—¿Y la cara de enojo? —me preguntó mi hermano, a lo que yo sólo suspiré.
—Tu querido Tercero no me deja hacer los exámenes Chunin…
—Lo sé, ya me habló de eso. Tienes que recuperarte.
—Estoy bien, Naruto. — insistí por enésima vez a esa frase.
—¿Necesitas algo?
—Si, a Hinata y Sakura. Estoy muriendo, esto es muy aburrido. Y si encuentras a Temari, mucho mejor… — comenté sonriente.
—¿No quieres que te traiga a Gaara? — cuestionó con una sonrisa; sabía que estaba bromeando así reí.
—Lo que me faltaba… ¿por qué no vas y buscas a las chicas así puedes pasar tiempo con Hinata? Ya tuve el sermón de Gaara ayer…
—Como quieras hermana. — dijo saliendo. — Ya vuelvo… ¿quieres algo más?
—¡Que averigües cuando puedo irme! — le grité mientras el dejaba la habitación.
—¿Gaara te da sermones? — noté nuevamente la presencia de Uchiha, que se sentó en el borde de mi camilla.
—No tienes idea lo tedioso que puede ser… — él me miró algo asombrado; con mucha razón claro, Gaara no era de las personas más expresivas, pero entre los dos las cosas eran distintas.
—No lo culpes por preocuparse. Sólo te cuida un poco.
—Tengo que buscarme hermanos menos protectores.
—¿Hermanos? — su rostro adoptó una expresión de confusión.
—Ya sean de sangre o de cariño. — le aclaré. — ¿Listo para los exámenes?
—Yo siempre estoy listo para todo.
—Sobre todo para ponerte arrogante. — me miró con su típica sonrisa de lado. — Hace mucho que no te ponías así… — comenté por lo bajo.
—Vuelve de vez en cuando. — fue lo único que dijo tras fruncir los hombros. — Por otro lado, sigues igual de desconfiada.
—¿Tenemos que tocar el tema de nuevo?
—Hasta que no me lo digas… — volvió a sonreír, al tiempo que le devolvía el gesto. — Sólo lo voy a dejar pasar porque estás en el hospital.
—Y yo voy a lograr evitarlo siempre. — me burlé.


Pasé los días más aburridos de todo ese tiempo, cuando todos se fueron a hacer el examen. Parecía que no se iban a terminar nunca. Naruto intentaba mantenerme al tanto pero una vez que fueron a la segunda parte en el “Bosque de la muerte”, sólo logré enterarme lo que todos sabían. Quería enterarme cómo iban, cómo estaban, pero no podía. Me pasaba los días deambulando por los pasillos de la Academia.
Hasta que esa noticia llegó a mis oídos, un día que paseaba por la Aldea. Había terminado la segunda parte y seguían las eliminatorias pero…algo había pasado dentro del bosque. Algo que todos querían saber. Y algo que yo iba a averiguar.

Debido a que nadie me lo impidió, entré al salón a donde tendrían lugar las batallas. Sentí algo extraño ni bien pisé ese sitio, no sé…era raro. Nada bueno, eso era seguro. Me alivié un poco al ver a Naruto ahí parado, vivo. Todos los que conocía estaban ahí; por suerte, todos habían logrado pasar. Pero algo no estaba bien, Sakura no se veía nada tranquila, algo le estaba pasando. No podía descifrar que era.
Subieron a los costados del lugar cuando la primera pelea se disponía a empezar, Uchiha iba primero...Naruto reaccionó con sorpresa y alegría al verme.


—¡Ayane! — gritó con su característica sonrisa. — ¿Cómo te encuentras?
—Yo estoy bien, tú eres el que me preocupaba, ¿estás bien?
—Si, por supuesto. — dijo sonriendo. — Logramos pasar todos, ¿lo notaste?
—Sí, hermano… — miré a la chica de cabello rosa a su lado. — ¿Sakura, te ocurre algo?
—Sólo estoy algo cansada… — contestó sin más.
—Tu…tu…tu cabello. — ella rió. Tarde había notado que su pelo ahora estaba mucho más corto que antes.
—¿Me queda bien, verdad?
—Claro. —sonreí pero sabía que algo me decía que ella no estaba del todo bien.


Uchiha actúa extraño, más de lo normal. No sabía que estaba pasando con él.
Miré a mí alrededor. Sí, todos están ahí. Los equipos de la Hoja, el de la Arena y uno que llamó mi atención en particular, el del sonido. Sonido, sonido, sonido. Fijé mis ojos en su “sensei”. No…no podía ser. No era…no era…No, esto no estaba pasando.
Las piernas empezaron a fallarme y mi respiración se agitó.


—¿Hermana? — escuché la voz de Naruto en la lejanía.
—¿Ayane, estás bien? — Kakashi se colocó a mi lado.
—Él…él…Tienen que detener esto. —susurré; me miró confundido.
—¿Quién?
—Es él…no, es imposible…El Hokage…tienes que decírselo. — me confundía con mis propias palabras; estaba paralizada.
—Decirle qué Ayane.
—Es…es…— clavó sus peculiares ojos amarillos en los míos, los cuales se abrieron de sorpresa al reconocerme. Sonrió. Y fue lo último que vi antes de caer inconsciente.


Esto estaba mal, muy mal. ¿Qué estaba haciendo en la Aldea? ¿Para qué había regresado? Noté en su mirada que no tenía idea de que yo estaba allí pero se veía entusiasmado por encontrarme. Después de algún tiempo, la marca de maldición empezaba a doler, sólo un poco. Pero era suficiente para hacer que me desmaye.
Ya no estaba acostumbrada a sentir ese ardor recorriendo cada centímetro de mi cuerpo. Había olvidado lo insoportable que podía ser.
Escuché a lo lejos una conversación entre él y Kakashi, pero no pude distinguir de qué hablaban. Cuando logré abrir los ojos, me encontraba en un lugar muy oscuro…


—Veo que ya despertaste. — comentó mientras me ayudaba a ponerme de pie.
—Kakashi-sensei…
—Y creo que ya sé a quién te referías. ¿Cómo es que estas viva? — divisé al Uchiha desplomado en el suelo.
—¿Qué le pasó? — pregunté, cambiándole el tema.
—Está…bien. — dijo algo dudoso.
—Eso no responde mi…—me interrumpí a mí misma al notarlo; estaba ahí, al final de su cuello. —Demonios…Peor de lo que imagine. — susurré.
—Orochimaru. — pronunció el sensei. El hecho de escuchar ese nombre me traía demasiados recuerdos y hacía correr una sensación extraña por mi cuerpo. — Él me lo dijo, tú…Dime que el Hokage sabe de esto. — espetó con cierto tono de ruego en la voz.
—Lo sabe. Es el único que lo sabe. — lo miré. No estaba dispuesta a compartir ese detalle con nadie más.
—Entiendo. — se volvió a mirar a Uchiha. — Bien, tengo que llevarlo al hospital. — di media vuelta para irme. — ¿A dónde vas? Vienes conmigo, quieras o no.
—Pero…
—Vas a tener que quedarte con él hasta que esto termine, yo tengo que volver con los chicos. — sentenció sin dejarme pronunciar palabra.
—¿Tengo otra opción? — lo negó. — De acuerdo.


Una vez terminadas las eliminatorias, los ganadores tendrían un mes para seguir entrenando y prepararse para las finales. Debido a que Tsunade no quería que perdieran clases, debían asistir a la Escuela por la mañana y por la tarde, eran libres de ir a entrenar.
Las cosas no podían haber empeorado más. Ahora entendía la preocupación de Sakura. Es más, estaba aún más preocupada que ella. Y las cosas no iban a seguir bien para mí…


—Ayane. — me llamó Kakashi una vez terminada la clase. — Con el Hokage, ahora.
—¿Qué pasó? — pregunté algo confundida.
—Quiere hablar contigo… — dijo sin más.
—Está bien. — así que salí del salón y me dirigí a la puerta de entrada.
—¡Ayane! — volteé al escucharla gritarme.
—¿Sí?
—¿Puedo hablar contigo?
—Sakura, ahora mismo no puedo. Tengo que ir a ver al Hokage. ¿Podemos hablar cuando vuelva? — suspiró.
—De acuerdo…— dijo algo desanimada.
—Prometo volver pronto. — me encaminé a ver al Tercero. Cuando llegué, había alguien hablando con él, así que me apoyé en la pared junto a la puerta a esperar y escuché, sin intenciones de hacerlo, la conversación de adentro.
—¡¿Qué?! ¡¿Qué clase de broma es esta?! — gritó la voz de esa mujer ya conocida por mí.
—No es ninguna broma, Tsunade. — dijo tranquilamente el Hokage.
—¡¿Estás consciente de quien está dentro de mi Academia?! ¡Ella es un peligro! — presté un poco más de atención.
—No va a pasar nada…
—¡¿Qué NO va pasar nada?! ¡¿Desde cuándo te volviste así de…de…ingenuo?! — estaba alterada, demasiado.
—Yo confió en ella. Ayane no va a hacerle nada a nadie, nada malo. —¿De mí, estaban hablando de mí?, escuchar mi nombre me había tomado por sorpresa.
—¡¿Cómo puedes decir eso después de lo que me contó?! ¡Y ni siquiera sabía que estaba yendo a las clases! ¡Ese Kakashi! — se escuchó un golpe contra la pared.
—Es que Kakashi no sabe nada de esto. Y ya veo porque no debo contárselo a los demás. Se van a poner frenéticos igual que tú. — sentenció de lo más tranquilo. — Tsunade, yo mismo hablé con ella, me contó absolutamente todo.
—¡¿Cómo lo sabes?! ¡¿Cómo sabes que no es todo una mentira?! ¿Qué pasa si mañana llega y asesina a la mitad de mis estudiantes?
—Ella no…
—¡No lo sabes! ¡La recibiste tan tranquilamente que no pensaste en las consecuencias! — cuestionó interrumpiéndolo. — ¿Cómo sabes que te dice la verdad?! ¡Ella no pertenece a este lugar, no es de esta Aldea! Y por si no quedó claro, ¡NO va a volver a poner un pie en mi Academia!
—Tsunade, déjame explicarte bien como son las cosas…


Era suficiente para mí. No iba a escuchar más. ¿Qué había pensado? ¿Qué todos me iban a recibir con los brazos abiertos? ¿Pensaste que con no decir nada de tu pasado a las personas indicadas, todo iba a estar bien? ¡Estúpida! ¿Acaso no recuerdas todo lo que hiciste? Si todos se enteraban, si Naruto llegara a saber…Todo había sido un error. Nunca tuve que haber venido. Ni siquiera pensado. ¿Qué demonios pasó por mi cabeza cuando decidí venir aquí? Esto estaba mal, muy pero muy mal. Y ahora él había regresado y, había involucrado al Uchiha en todo; las cosas no podían estar peor.
Estaba decidida, completamente decidida a irme. Juntar las pocas cosas que tenía e irme. Sin decir nada. Sólo irme, lejos y no volver, JAMAS.


—¿Ayane, qué haces? — suspiré al escuchar su voz. — ¿Qué pasa? ¿No estás pensando en…? — lo miré y vi la expresión de sorpresa en sus ojos al ver lágrimas caer por mis mejillas. Me abrazó. — ¿Estás bien?
—No.
—¿No estás pesando en irte, verdad? No puedes dejarme… —me oprimió un dolor en el pecho al escucharlo decir aquellas palabras.
—Naruto… — me soltó y fijó sus ojos en los míos.
—¿No he sido buen hermano? — preguntó con culpa.
—Eres el mejor hermano que existe…
—¿Entonces…?
—Yo…no pertenezco aquí, Naruto. — me miró confundido.
—Claro que sí, tonta. — dijo sonriendo. — ¿Cómo se te ocurren estas cosas? ¿A dónde vas a pertenecer si no es aquí? No sé si lo olvidaste pero eres lo único que tengo en este mundo…
—Tienes a los chicos. — dije sin más.
—No es lo mismo. Yo los quiero mucho pero…eres mi hermana. Daría la vida por ti si fuera necesario.
—Naruto…
—Y no te vas a ir a ningún lado. No voy a dejarte. — sonrió y no pude evitar devolverle la sonrisa. — Así que quítate esas ideas de irte, ¿de acuerdo?
—Está bien. — me limpié las últimas lágrimas que quedaban en mi rostro.
—Además…te traigo buenas noticias.
—¿Buenas noticias? — repetí curiosa.
—Cierto chico terminó su relación con Karin. — mi mirada pasó a ser de confusión.
—¿Y quiero saber eso para…?
—Ayane, por favor. No me vengas con eso. Es obvio que hay algo entre tú y Sasuke.
—¿Qué te hace pensar eso? — suspiró mientras sonreía.
—¿Por qué? Conozco a Sasuke desde que tengo memoria y nunca, nunca había mirado a una chica como te mira a ti. —comenzó a reír, seguramente por la expresión que había tomado mi cara. — Y no tienes por qué ponerte así de roja. — dijo guiñándome un ojo. Suspiré.
—En fin, tengo que ir a hablar con Sakura…
—Claro. — mencionó sonriendo con picardía. Así que después de buscarla por media escuela, la encontré en la biblioteca.
—Ahí estabas. — le dije sentándome en el suelo a su lado. Me miró, sus ojos transmitían una gran preocupación. — ¿De qué querías hablar?
—De Sasuke…


Preguntitas
1-¿Qué piensan de la actitud de Tsunade?
2-¿Sakura queriendo hablar acerca del Uchiha con Ayane? ¿Sobre qué?
3-¿Orochimaru, qué tendrá que ver con Ayane?

 

¡Buenas nuevas! Lamento la demora; es que me olvidó de que tengo que corregir los capítulos y después estoy a las apuradas. Espero que les guste la continuación y que me dejen sus comentarios. De verdad que son importantes para mí, me ayudan a aprender y a saber que les parece mi historia ^^​

​

​

“She can't see the way your eyes light up when you smile.​

She'll never notice how you stop and stare whenever she walks by,​

And you can't see me wanting you the way you want her.​

But you are everything to me.”​

​

“Ella no puede ver la forma en la que tus ojos brillan cuando sonríes.​

Ella nunca va a notar como te quedas mirándola cuando camina,​

Y tú no puedes verme deseándote de la forma en que la quieres a ella.​

Pero lo eres todo para mí.”​

​

​

Capítulo 14​

—¿Qué pasa con él?
—Es que…en el examen…en la segunda parte…el bosque…— comenzó a sollozar.
—Sé a qué te refieres… — me miró sorprendida. — La marca en su cuello…
—¿Cómo lo sab…? — pero no continuó, se interrumpió a sí misma para suspirar. — Me tiene muy preocupada.
—Kakashi-sensei se ocupó de eso. — sentencié.
—¿De verdad? — su expresión se había vuelto más suave al escuchar mis palabras.
—Así es, no es para que te preocupes tanto… — ni yo creía lo que estaba diciendo. Volvió a suspirar pero ésta vez con alivio.
—De acuerdo. Naruto me dijo que terminó con Karin… — comentó luego de unos segundos, al tiempo que recuperaba su sonrisa.
—Sí, acaba de contármelo. — dije sin más.
—Ahora es tu oportunidad… — la miré confundida. — Naruto y yo conocemos bien a Sasuke, él es raro y arrogante pero…es bueno. Contigo se comporta de una forma especial…No lo había visto sonreír tanto en todos los años que hemos estado juntos…
—¡Las encontré! — volteamos a ver a Hinata que acababa de aparecer en la escena.
—¿Qué pasa Hinata? — cuestionamos al unísono.
—Naruto quiere hablar con nosotros… — así que ahí nos encontrábamos, entrando en su habitación de mi hermano. Todos estaban allí.
—Hasta que llegan… —reprochó el rubio.
—Naruto, quieres ya decirnos que quieres…esto es problemático.
—Bien, es que…tuve una idea. — dijo sonriendo.
—¿Qué idea? — preguntó la de cabello rosa.
—Ya saben que tenemos que entrenar y todo eso, pero...se me había ocurrido que antes podríamos ir a algún lado y pasar unos días juntos.
—¿Interrumpiste mi clase para esto? —cuestionó molesto Gaara; ahora él pasaba mucho tiempo junto con nuestro grupo de amigos.
—Creo que… — comenzó Hinata. — Es una buena idea.
—Yo estoy de acuerdo. — declaré.
—También yo… — contestó Temari.
—Bueno, ¡vamos todos! — gritó entusiasmado el portador de los ojos azules.
—¿Y a dónde vamos a ir? —quiso saber Shikamaru.
—Estuve hablando con Sasuke… — comenzó a responder Naruto mirando a su amigo. — Y no tiene problema en que vayamos a las cabañas que tiene cerca del lago…
—Esto de tener de amigo a Uchiha, sirve de algo… —bromeó Gaara.
—Entonces, está decidido. Mañana por la mañana vamos. — dijo Naruto con su sonrisa característica.


Salimos de la habitación demasiado entusiasmados. Tal vez eso iba a ayudar un poco a que me despejara y lograra tranquilizarme de una vez. Me crucé con Kakashi camino al comedor; esto no iba a hacer nada divertido: tenía que ir a ver a la directora. Inhalé un buen poco de aire antes de entrar y encontrármela ocupada en sus papeles.

—Toma asiento… —ordenó sin mirarme.
—No creo que sea necesario. — levantó la vista. — Pretendo irme a guardar mis cosas ni bien lo diga…
—Supe que escuchaste mi conversación con el Hokage…
—No fue mi intención. Sólo escuché lo necesario.
—¿Lo necesario para qué? — cuestionó con su típico e irritado tono de voz.
—Para saber que no le agrado y que debo irme. No la estoy culpando, es más, la comprendo…
—El Hokage me contó…
—¿Podemos ahorrarnos esta parte? — pregunté interrumpiéndola.
—No escuchaste todo, ¿verdad? Pues déjame decirte que fue lo que no oíste… — no le contesté, por lo que ella siguió hablando. — Yo…yo no sabía quién eras. Kakashi nunca me presentó ningún papel y, tú estabas en la Escuela como si nada. Sé que él no te lo dijo, no te preocupes. Sí, sabía que te llamabas Ayane pero nadie me dijo quien eras. Cuando el Tercero me lo contó, cuando dijo que eras hermana de Naruto… — suspiró con cierta resignación. — Lamento romper tus ilusiones pero…no puedo dejar que te vayas. — la miré asombrada.
—Pero usted dijo que…
—Te lo acabo de explicar. Eres Ayane Uzumaki. Yo no pretendo tener a tu hermano cuestionándome todo el tiempo que te saqué de aquí. — una sonrisa se surcó en mi rostro. — Además, el Hokage tiene una gran confianza en ti…no sé por qué… ¿Qué estás esperando? — miró su reloj tras unos segundos. — Sal de mi oficina y ve a cenar.
—Gracias… —susurré antes de retirarme de la habitación.


A la mañana siguiente, nos encontrábamos siguiendo a Uchiha camino a nuestro destino del fin de semana. Hacía un tiempo excelente para ese tipo de salida y estábamos bastante animados. Era muy gracioso ver a Naruto medio dormido, tropezar con cada paso que daba; no era costumbre suya despertar tan temprano.
El lugar era simplemente increíble: dos cabañas, un enorme lago con muelle y todo lo demás a la vista era verde. Acomodamos las pocas pertenencias que habíamos llevado y nos dispusimos a recorrer el lugar.

Por mi parte, tomé una manta junto con Hinata, la estiramos en el césped y nos sentamos. Cerré mis ojos y sentí los rayos de sol sobre mi cara. Hacía algo de calor, pero la brisa que soplaba era la ideal. Había querido hacer aquello desde que me levanté esa mañana. Abrí los ojos y la claridad del sol me molestó un poco; giré a ver a Hinata, que se encontraba con la mirada totalmente perdida.


—¿Hinata-chan? ¿Estás bien? — cuestioné pero ella seguía en la misma posición.
—Sí… — dijo mirando hacía cierto punto no muy lejos de nosotras. Seguí la línea de su mirada y me encontré con Naruto y Sakura hablando animadamente; sentados bajo un árbol. Suspiró.
—Ellos son amigos… — comenté con suavidad.
—Lo sé. — contestó sin interés. — Tú crees que yo…no lo sé…es sólo una idea…
—Dime. — fijó su mirada en el suelo y el calor se apoderó de sus mejillas.
—¿Debería decirle…? — sabía a qué se refería.
—Sería muy valiente de tu parte. — le contesté sonriéndole. — Naruto es muy despistado…
—¿Y crees que ahora es un mal momento?
—El momento que elijas va a estar bien, Hinata. — me sonrió; yo estaba algo asombrada, era una de las pocas veces en las que ella se mostraba tan determinada a hacer algo.
—Bueno…creo que…no pierdo nada con intentarlo. —comentó decidida mientras se ponía de pie. — Deséame suerte. — se alejó en dirección a ellos.


—Bien…creo que… — comenzó el rubio.
—¿Sí, Naruto?
—Tenemos que hablar. — suspiró con pesadez. — Hay algo que he querido decirte hace un tiempo… — Sakura reía de lo nervioso que se encontraba su amigo. — Tú…tú…yo…me gustas. — dijo cerrando los ojos. Hinata, que se encontraba lo suficientemente cerca para escucharlos, quedó completamente helada al oír esa confesión de Naruto hacía una de sus mejores amigas. No quedaba otra cosa que hacer: irse; sus ojos se llenaban de lágrimas con rapidez y no necesitaba que alguien la vea así.
—Creo que deberías mirarla a la cara cuando se lo digas, Naruto. — aconsejó la de ojos verdes.
—Lo sé pero…es complicado. Estoy nervioso ahora y eres tú. — comentó mientras se revolvía el pelo con ambas manos.
—Te va a ir bien; es obvio que hay algo especial entre ustedes dos. Ni siquiera necesitas toda esta tonta práctica. Natural va a ser mejor. — dijo sonriéndole.
—Tienes razón, Sakura-chan. Gracias. —le devolvió la sonrisa.


El resto del día pasó sin demasiados precedentes. Sólo mencionaré que lo pasamos muy bien y disfrutamos de una buena tarde juntos. Lo único a lo que me había negado rotundamente era a meterme en el lago. No tenía ningún problema con el agua, como les pareció a los chicos, sino que el asunto en cuestión era el traje de baño…no podía, literalmente, usarlo; sobre todo porque Sakura había llevado para prestarme uno, el cual era una bikini y, estar con la espalda descubierta no era una opción para mí…


Una vez llegada la noche nos dividimos las tareas y, era muy gracioso ver a Temari tratando de conseguir que Gaara, Naruto y Shikamaru cocinaran algo. Hinata estaba algo desanimada, haciendo su parte de la cena. Supuse que las cosas no habían salido bien con respecto a mi hermano, ya que se dedicó a ignorarlo todo el día. Me encontraba con Neji acomodando las cosas para cenar, cuando Sakura me llamó.


—¿Qué pasa? — cuestioné acercándome a ella.
—Es que… —continuó hablando luego de suspirar. — Sasuke está algo raro, ¿podrías ir a hablar con él? Está en el muelle…
—Está bien. Ayuda a Neji a terminar de poner la mesa. —comenté antes de salir. Y, ni bien escuchó las pisadas sobre la madera, retiró su mano de la parte posterior del cuello. —¿Puedo? — dije señalando a su costado.
—Claro… — me senté sin más.
—¿Estás bien? Hace unos días que actúas raro…
—Estoy un poco cansado, eso es todo. — contestó como si nada.
—¿Seguro? — pregunté insistiendo.
—¿Estás en condiciones de ser la que me pregunte cosas?
—No exactamente. — comencé a mover los pies por el agua y tres o cuatro gotas cayeron sobre sus piernas.
—Me mojaste.
—Fueron tres gotas, Uchiha. — pero ya estaba salpicada entera para cuando terminé de hablar. Antes de pararme le devolví lo mismo, empapándolo demasiado.
—Eso no fueron tres gotas. — dijo poniéndose de pie. Me miró mientras una idea cruzaba por su cabeza.
—Ni se te ocurra... — comencé a alejarme de él.
—Ya lo pensé… —comentó antes de levantarme y tirarme al lago.
—¡Uchiha! ¡Estoy toda mojada! —grité mientras él reía. — Ahora ayúdame a salir.
—Sí, claro. No voy a caer en eso.
—¿Caer en qué? Cómo si yo pudiera tirarte… — sonrió con su típica mueca de arrogancia.
—Buen punto. — dijo estirando su mano para que la tomara. Pero no pudo ni parpadear antes de encontrarse en el agua a mi lado. — ¡¿Qué haces?!
—¿No era que no ibas a caer? — interrogué divertida sentándome en el borde del muelle.
—Calambre… —susurró antes de hundirse completamente dentro del agua.
—No voy a caer en esa broma... ¿Uchiha? No es gracioso… —intenté ver a través del agua. — De verdad, no es nada gracioso.
—¿Preocupada? — susurró cerca de mi oído y, del susto, perdí el equilibrio y caí al lago. Antes de que tuviera tiempo de contestarle, algo me arrastró dentro del agua con fuerza. Pude distinguir algo medio amarillo antes de quedarme sin aire. — No vas a hacer que caiga de nuevo; menos en mi propia broma… — comentó sin obtener respuesta. — ¿Ayane? —cuando algunas burbujas salieron a la superficie notó que algo no estaba bien.


Sasuke´s point of view

No lo dudé ni dos segundos más, me arrojé al agua de un salto. Nadé con cierta desesperación intentando dar con ella pero oscuridad no ayudaba en lo absoluto. Luego de unos escasos momentos pude distinguir su tan peculiar cabellera flotando a pocos metros de mí. Una vez que la tuve entre mis brazos, me obligué a nadar más rápido; tenía que sacarla de allí.
No sabía por qué pero desde siempre había tenido ese sentimiento de protección hacia ella. Ayane me inspiraba cierta confianza que no tenía con otras personas; sentía que podía entenderme en casi todos los aspectos aún sin saber casi absolutamente nada sobre su vida, sobre ese pasado que tanto quería ocultarme.
Recosté su cuerpo mojado contra la superficie del muelle para luego salir del agua y arrodillarme a su lado. Millones de preguntas me invadieron en ese momento… ¿qué debía hacer? Era obvio que no podía respirar y no tenía intenciones de pedir ayuda, eso no era lo mío. Tomé un buen poco de aire, sabía lo que tenía que hacer. Me acerqué peligrosamente a su rostro, al tiempo que ella abría estrepitosamente los ojos.

End of Sasuke's point of view


—¿Estás bien? — dijo ayudándome a sentarme, se había alejado bruscamente de mí.
—Sí… —contesté una vez que recuperé el aliento. — Gracias…
—No hay problema. Creo que tenemos que dejar las bromas de lado. — comentó intentando recuperar la compostura.
—Totalmente de acuerdo.
—Sí que me asustaste. —comentó dándome un leve golpecito en la cabeza. — ¿Qué pasó?
—La verdad que no tengo ni idea. Sentía que algo me arrastraba…era raro. — ni siquiera entendía bien que había ocurrido.
—Bueno, es lo de menos. Ya estás bien… — suspiró. — Creo que debemos ir a cambiarnos, estábamos empapados. — su rostro se volvió algo serio antes de hablar de nuevo. — No sabía que hacer…bueno, en realidad sí, pero… —guardó silencio mientras yo me ponía de pie.
—Nadie quiere con la “respiración boca a boca” arruinar un primer beso. — dije sin más antes de encaminarme hacia las cabañas.
—Ayane… — me llamó colocando una mano sobre mi hombro. Volteé y se acercó un poco a mí.
—Ni siquiera lo estás pensando… — comenté con una sonrisa, acorté lo que quedaba de distancia y le besé la mejilla. Noté como el color subía a sus mejillas con rapidez. — La cena ya debe estar lista… — dije antes de comenzar a caminar de nuevo.
—¡¿Qué pasó con ustedes dos?! — cuestionó Sakura una vez que entramos en la cabaña.
—Un pequeño incidente en el muelle… — nos excusé riendo. — ¿Ya está la cena?
—Sí. Cámbiense y vengan.



Hinata’s point of view

Estaba durmiendo tranquilamente cuando sentí que me sacudían con suavidad. Abrí los ojos con lentitud para encontrarme con ese par de orbes azules que yo me había dedicado a ignorar todo el día. Me susurró que saliera, quería hablar conmigo. Suspiré mientras le decía a mi cuerpo que se levantar sin hacer demasiado ruido. No tenía idea de qué quería hablar él conmigo, el recuerdo de esa tarde seguía presente dentro de mi cabeza. Una vez que salí, lo encontré caminando de un lado a otro hablando consigo mismo.

—¿Naruto? — él se detuvo al escuchar mi voz.
—Hinata-chan…lamento haberte despertado. — se disculpó algo nervioso. — No quiero dar muchas vueltas con esto…
—Creo que sé que quieres decirme… — dije algo desanimada.
—¿De verdad? Bueno, en todo caso…quiero que lo escuches de todos modos. — Tomó algo de aire.
—Hinata: Sé que te gusta Sakura. | Naruto: Estoy enamorado de ti. — dijimos al mismo tiempo. — ¡¿Qué?!
—¿Sakura? —inquirió él confundido.
—¿Qué tú estás que…? —noté como él recordó lo que acababa de decirme y se sonrojó. — Pero…no, yo te escuché… — susurré con cierta tristeza.
—¿Qué escuchaste?
—Con Sakura, hoy cuando llegamos… — se sorprendió un poco.
—¿De verdad lo escuchaste? Es que…estaba algo nervioso y…bueno, ella es mi mejor amiga… — comenzó a explicarme.
—No estoy entendiendo…
—Es que…bueno, le pedí que me ayudara. No sabía cómo decirte…
—¿Decirme qué? — suspiró.
—¿Te parece si caminamos? — preguntó dándose la vuelta.
—Claro. —contesté sin más, estaba algo confundida con nuestra conversación. Después de andar un rato, Naruto se frenó de golpe.
—Lo que pasa Hinata es que… — dijo mirándome. — Hace ya un tiempo que…no sé cómo explicarlo pero cuando estoy contigo siento algo raro dentro de mí. — mi rostro se llenó de sorpresa. — Algo raro pero lindo, no sé…es confuso. Pero tu compañía siempre me ha hecho muy bien, has estado ahí apoyándome en todo momento. Siempre tienes la palabra justa para todo y para todos. Y no sé si lo has notado pero, últimamente, no puedo mantener mucho mis ojos fijos en los tuyos porque… — se sonrojó con rapidez. — Ya lo estarás notando. — solté una risita. — Le he dado miles de vueltas a esto y siempre llegó a la misma conclusión…
—¿Cuál? — pregunté, un leve sentimiento de esperanza se filtró en mí.
—No sé cómo te sientes tú pero…creo que… — tomó un poco más de aire. — Bueno, no lo creo, lo sé. Estoy enamorado de ti, Hinata. — sus palabras me dejaron paralizada. Había soñado tantas veces con ese momento y estaba pasando….justo ahora. Él estaba esperando una respuesta de mi parte y yo no sabía qué hacer. Bueno creo que era tiempo de decirlo lo que sentía.
—Naruto-kun…yo…no sabía qué hacer cuando te escuché hablando con Sakura. Porque…creo que… — bajé la mirada. —…siento lo mismo por ti.
—¿De verdad? — levanté la vista y me encontré con su sonrisa tan especial, aquella de la que me había enamorada ya hace un tiempo. — ¿Entonces?
—¿Entonces qué…? — pregunté nerviosa.
—¿Qué hacemos con esto? —tomó mi mano con delicadez y mis mejillas se tiñeron de rojo. — Creo que…a pesar de ser buenos amigos, debemos conocernos un poco más. — dijo adivinando mis pensamientos.
—Eso estaría bien. —susurré para luego dedicarle una sonrisa sincera, gesto que él no tardó en devolverme.
—¿Un paseo bajo la luz de la luna sería bueno para empezar?
—Por supuesto. — estaba demasiado contenta para pensar en dormir, sea la hora que sea.
—Déjame hacer algo antes. — concluyó acercándose a mí. Cerré mis ojos y cuando sus labios se posaron el los míos, el mundo parecía haber desaparecido.


¡Preguntitas para ustedes!
1-¿Qué les pareció? ¿Les gustó?
2-¿Qué opinan de la idea que tuvo Naruto?
3-Pequeño suceso ocurrido entre Sasuke y Ayane, ¿se lo esperaban?, ¿fue de su agrado?, ¿qué pasará entre ellos ahora?
4-¿Qué piensan de Hinata y Naruto? ¿Hacen linda pareja o no? ^^

 

¡Hola de nuevo! Gracias por los comentarios ^^​

Advierto, capítulo es corto pero, como yo lo llamo, significativo. Ahora que vuelvo a leerlo después de meses de haberlo escrito no me convenció tanto como cuando lo hice pero...que más da. Esa era yo escribiendo meses atrás, es increíble lo que se aprende.​

Espero les guste y me dejen sus tan lindos comentarios.​

Nos leemos ~​

​

“I still remember the look on your face.​

Lit through the darkness at 1:58.​

The words that you whispered for just us to know,​

You told me you loved me,​

So why did you go away.​

​

Never thought we'd have a last kiss.​

Never imagined we'd end like this.​

Your name, forever the name on my lips.”​

Capítulo 15​

Todo había pasado demasiado rápido. Las finales. La invasión a Konoha. El repentino descontrol de Gaara (que por suerte mi hermano pudo controlar). La muerte del Hokage. Tsunade como Quinto Hokage. Constantes peleas entre Naruto y Sasuke.
Lo único bueno dentro de todo eso era que Shikamaru había logrado convertirse en Chunin, aunque él no estaba demasiado contento con la idea. Todo lo demás estaba mal. Muy mal. Y toda la culpa la tenía una única y despreciable personal: Orochimaru. Ese hombre nunca iba a terminar de estar satisfecho con nada. Lo sabía mejor que nadie. Tal vez, sólo tal vez, si me hubiera quedado con él, todo esto no estaría pasando; o tal vez, era yo misma quién estaría encargada de hacerlo.
La muerte del Tercero fue dura, incluso para mí que no lo había conocido mucho. Pero de todas maneras, era la única persona en la que confiaba plenamente y, no soportaba la idea de que ya no estaría. Y no era el único que ya no iba a estar…
Empeorando aún más las cosas estaban los queridos miembros de Akatsuki, quienes andaban tras Naruto y, el hecho de que Sasuke se haya enterado de que Itachi buscaba al rubio de mi hermano, no mejoraba nada.
Esa noche, tampoco iba a ser nada agradable. Me encontraba recostada contra un árbol en las afueras de la Aldea, cuando él paso caminando frente a mí. Una vez que dio unos cinco pasos lejos de donde yo estaba, se detuvo.


—¿Qué haces aquí? — preguntó sin ni siquiera voltearse.
—Pasaba el tiempo… — comenté sin más.
—Acabo de cruzarme con Sakura. — comenzó a explicar. — No tengo intenciones de escuchar lo mismo de nuevo. — no le contesté. — Lo intentó todo, me expuso las mil y un razones para que me quedara. Ni ella ni nadie van a ser que me quede, así que no intentes detenerme…
—No quiero hacerlo. — se volteó a verme. Su cara demostraba confusión, no se esperaba eso de mi parte. — De todos modos, no vas a conseguir nada agradable si vas para allá.
—¿Y tú qué sabes? — inquirió molesto, a lo que yo reí con ironía. Deje de recostarme contra el árbol y me paré frente a él. Volteé y levanté mi remera hasta la mitad de mi espalda, donde se encontraba perfectamente ubicado, desde hace ya unos siete años, el sello maldito.
—No eres el único especial por aquí. — dije mirándolo. — Es más, podría decirse que soy incluso más especial que tú.
—Él…
—Sí. Años atrás. — expliqué interrumpiéndolo. — Por eso puedo decirte que no es nada agradable. Algo de lo que nadie quisiera enterarse.
—Lo que nunca querías contarme… — susurró con su mirada clavada en la mía.
—Tú siempre tuviste curiosidad, creo que es hora de sacarte algunas dudas… — no me respondió, dándome a entender que continuara hablando. —Ya te lo dije una vez, la Ayane que conoces ahora, no se parece en nada a la anterior. Tú y yo somos más parecidos de lo que crees. Yo quería algo, deseaba algo con todas mis fuerzas…quería ver a Naruto muerto y si yo era quien lo mataba, aún mejor.
—¿Qué? — dijo con la mirada totalmente horrorizada. — Pero tú y él son hermanos, se llevan realmente bien.
—Él había dejado que los habitantes de la Aldea me golpearan casi hasta la muerte cuando tenía unos cinco o seis años. Yo lo odiaba. Cierta persona consiguió llenarme la cabeza de idioteces acerca de Naruto y yo me creía sus mentiras una por una. —comencé a contarle recordado aquel día, que estaba gravado nítidamente en mi memoria. — Era el odio suficiente y el deseo de venganza que él necesitaba. Un día desperté con esa estúpida marca en mi espalda. El sello del cielo combinado con el sello de la tierra…
—¿Qué? — preguntó con confusión.
—Eso que tú tienes en tu cuello, es el sello maldito del cielo. Orochimaru otorga a cada uno lo que a él le parece…
—¿Cómo sabes de mi marca?
—Me entero de las cosas, Uchiha. No soy tonta.
—Pero… ¿y Naruto? ¿Vas a matarlo? — me asombró que aún sintiera preocupación por aquello.
—¿Qué? Por supuesto que no. Eso era lo que quería pero una vez, no recuerdo donde fue, vi nuevamente a Naruto. Sonriendo como siempre lo hacía y con esos ojos iguales a los míos. Yo no podía matarlo. Era mi hermano. Ahí empezó la parte complicada de la historia cuando decidí dejar a Orochimaru…No es algo fácil de hacer. No es algo como: “No quiero más esto, adiós” y él abriéndote la puerta para que te marches. No. — una risa algo histérica se escapó de mis labios. — No se acerca ni un poco. Todo el mundo anda tras su cabeza, así que decidí traicionarlo. Dar información a las Aldeas sobre dónde se encontraba y, demás cosas así que ahora carecen de importancia…
—Pero él no… ¿no quiere matarme o algo así? — preguntó confundido.
—No, claro que no. Tal vez piensa que algún día voy a volver; lo que creo poco probable. Estuve un año escondida, deambulando por todos lados. Hasta que decidí arriesgarme y venir. Si Naruto me odiaba, podía irme de nuevo. No había problemas con eso…
—Pero él no te odia. — concluyó.
—No y no entiendo por qué. Ni siquiera se ha molestado en preguntarme a dónde he estado. Sé que quiere saberlo, pero…el respeta mis tiempos. Sabe que se lo diré cuando esté lista. No vas a ganar nada si lo haces. — comenté tras no obtener respuesta. — Lo sé porque tenía la misma idiota idea metida en mi cabeza.
—Es diferente. La situación es completamente diferente.
—Además…si matas a Itachi con los poderes de Orochimaru, no lo habrás hecho tú; sino él… Veo que nada te va a hacer cambiar de opinión. Bueno, ¿qué estás esperando? Vete y haz la idiotez más grande de tu vida. ¿Qué vas a perder? Sólo a todos tus amigos y personas a las que les importas, tal vez la vida e incluso a tu único hermano. ¿No es mucho verdad? — se volteó dispuesto a irse. — No hagas lo mismo que yo. Cuando te des cuenta va a ser demasiado tarde. — comenzó a caminar, ignorando completamente mis palabras. —Sasuke… —conseguí decir en casi un susurro, pero como todo era silencio no fue para él nada difícil escucharlo.


Se detuvo. Volteó y se encontró con mi mirada. Una mirada que le gritaba un “No te vayas” desesperadamente. Porque a pesar de que no se lo dijera, era lo último que yo quería. Si él se iba, nunca me lo perdonaría. Era la única cosa que el Hokage me había pedido y yo, no iba a poder cumplirla. No podría perdonarme a mí misma nunca esto. Sabía por lo que él iba a pasar y también sabía que estaba dispuesto a afrontarlo, todo por su sentimiento de venganza hacia Itachi.
Sasuke Uchiha era un idiota. El único e inevitable problema que había con eso era que yo me había enamorado de ese idiota y, ahora tenía que ver como se dirigía directamente a las manos de la persona que había arruinado completamente mi vida.
Sí, todos tenían razón: yo sentía algo por él pero me había dado cuenta demasiado tarde. En realidad, lo había notado hace ya un tiempo pero no quería aceptarlo.
Con todos esos pensamientos en mi cabeza, no me percaté de que se encontraba frente a mí, hasta que sentí como quitaba una de las tantas lágrimas que caían sobre mis mejillas.


—Lágrimas. No estás jugando limpio… — comentó sonriendo.
—Esto no es un juego. — bajé la mirada.
—Bajar la mirada. Eso tampoco es jugar limpio.
—Ya te dije que no es un juego. Y si lo fuera, no es nada divertido. — clavé mi mirada en la suya y él volvió a sonreírme de esa manera tan particular, tan Uchiha. —No le veo la gracia a todo esto, Sasuke. —mencioné con menos dificultad que la primera vez.
—Mi nombre suena raro cuando sale de tus labios pero también lindo.
—Vas a hacer una idiotez…
—Tal vez si o tal vez no. Depende de cómo lo mires. — concluyó interrumpiéndome.
—Yo lo miro desde todos los aspectos y sigue siendo una idiotez.
—Bueno, dejemos la “idiotez” de lado un momento. — antes de que pudiera darme cuenta, él ya había terminado con toda distancia existente entre nosotros. Cuando sus labios rozaron los míos, sentí como mis mejillas se incendiaban e imaginaba que debían de estar de un color rojo intenso. Me besó.
—No te vayas. — susurré una vez que se separó de mí. Abrí los ojos pero él ya no estaba allí.


Fin.





...Na, mentira. ¿Cómo se va a terminar ahí? Que feo...No voy a ser tan mala de dejarlo ahí con tantas cosas sin terminarse de entender ^^
Como dije en mi otro Fic, sean libres de comentar lo que quieran y no se sientan obligados a responder las preguntas, o hagan ambas.
1-¿Irónico que el suceso romántico se dé cuando él se va, cierto? Era tan obvio...
2-¿Les gustó? ¿Los tomé por sorpresa?
3-¿Qué hará ahora Ayane? ¿Se unirá a la desesperada búsqueda de Uchiha como el resto de sus amigos?

 

“Everyone knows it's meant to be​

Falling in love, just you and me.”​

​

“Todos saben cómo debe ser.​

Enamorarnos, sólo tú y yo.”​

​

Capítulo 16​

—¿Naruto? — pregunté entrando a la habitación del hospital a donde él se encontraba. Estaba con la mirada totalmente perdida. — ¿Estás bien?
—Yo… — lo abracé. —Lo lamento…no pude, él… —me miró, reflejando un rostro lleno de culpa; le dediqué una sonrisa algo forzada, mientras sentía que mis ojos se llenaban de lágrimas.
—No te preocupes. Sabía que iba a pasar esto… — dije en un susurro.
—De verdad…lo intenté…yo…
—Sé que fue así, hermano. Seguramente dejaste hasta el alma intentándolo. — vi como una lágrima se deslizaba por su mejilla y sentí que se me estrujaba el corazón.
—No puedo…se lo prometí a Sakura y también a ti. Yo…tengo que traerlo de vuelta. No importa cómo. — la aludida entró a la habitación.
—Naruto…— él bajó la mirada.
—Lo siento, Sakura-chan…
—Hermano. — me miró al escucharme hablar. — Sabemos que hiciste lo imposible. — dije mientras me levantaba. — Voy a ver cómo están los demás, luego regreso.


Esto iba a ser un poco más complicado de lo que creía. Era obvio que mi hermano iba a verse afectado enormemente por algo así; sin mencionar a Sakura…ellos necesitaban su tiempo para hablar a solas, fue sobre todo por eso que los dejé. Sin embargo, necesitaba saber cómo se encontraban los otros chicos.
Aquello había sido una locura; ir tras Sasuke. Difícil era imaginar que alguien no saliera herido en una misión así; Orochimaru no iba a dejar que se interpusieran en sus planes e iba a poner lo mejor de sí, sacrificando sin pensar a quien fuera necesario.
A él le importaban poco y nada los ninjas del sonido; sólo quería alcanzar sus propios objetivos y…estaba en buen camino. Ser portador del Sharingan no era cualquier cosa y él era completamente consciente de ello.
Tras recorrer un poco los pasillos me topé con Shikamaru, quien estaba acompañado por la rubia de mi amiga Temari.


—Veo que te enteraste de que Naruto volvió…— comentó al verme; yo sólo asentí. — Nunca tuve que haber aceptado esto de ser Chunin, es demasiado problemático y no estoy hecho para cosas así.
—No digas eso, tú…
—Por si no lo notaste, querida Ayane, mi primera misión como líder fue un completo fracaso. Tsunade quiere matarme…— explicó interrumpiéndome.
—Ustedes están vivos y a salvo. Eso es algo que tienes que rescatar de todo esto.
—Sí, pero…esos idiotas consiguieron llevarse a Sasuke. — cerró los puños con fuerza al recordar aquello.
—Él se fue por su cuenta. Deja ya de atormentarte… — intenté tranquilizarlo.
—Se lo estoy diciendo desde hace ya un largo rato, pero no me hace caso… — habló por primera vez Temari.
—Y si no fuera por estos tres problemáticos de la arena…estaríamos todos más que muertos.
—Seguro que se te hubiera ocurrido algo… — repuso la rubia.
—¿Cómo está tu hermano? — preguntó, cambiando de tema.
—Está bien, sólo necesita descansar un poco. Utilizó demasiado chakra…
—Ya veo. — suspiró con pesadez. — Esto es un desastre.
—Tu optimismo es impresionante. — cuestionó con sarcasmo Temari.
—Escucha Temari… — comenzó Nara.
—Los interrumpo un momento, ya me voy. ¿Sabes a donde está Neji? Seguro que encuentro a Hinata por ahí…— pregunté y, una vez que me dio las indicaciones, me despedí y seguí con mi camino.
—¿Qué decías? — su conversación se seguía escuchando.
—Tú no estabas a cargo de esto. Yo era el responsable y todo salió completamente mal. No sólo no traje devuelta al idiota de Sasuke sino que todos…casi…ellos… — se le hizo un nudo en la garganta. —Si Chouji hubiera…si él hubiera muerto, jamás iba a perdonármelo.
—Pero eso no ocurrió. — repuso la chica con suavidad.
—¡Pero pudo haber ocurrido, Temari! ¡Todos pudieron morir en esa estúpida misión! No me importaba ser yo a quien le ocurriera pero…si llegaba a ser uno de los demás…Son mis amigos, entiéndelo.
—Lo entiendo y, también entiendo que todo fue un desastre pero…trajiste a todos de nuevo y a salvo. Los chicos están bien, están vivos. Así que ya deja de quejarte y torturarte a ti mismo con todo eso…
—Pero no traje a Sasuke… — ella ya había perdido la paciencia.
—¡Él decidió irse por su cuenta, nadie lo obligó a nada! Hazme caso aunque sea en eso, tengo un poco de experiencia… — comentó sin ser completamente consciente de lo que decía.
—¿Tú? ¿Experiencia con algo así? ¿Ahora vas a decirme que alguien de tu aldea se fue a buscar a Orochimaru?
—Sí, así fue. Exactamente igual. — la miró confundido.
—¿Y qué pasó con esa persona? ¿Está viva? — Temari rió.
—Por supuesto que está viva. Esa chica aún hoy me da dolores de cabeza. — sonrió al pensar en eso.
—¿Pero cómo…?
—Se dio cuenta de las idioteces que hacía y decidió alejarse. Volver al lugar donde nació, encontrarse con alguien, empezar todo de nuevo… — él la miró sorprendido; era suficiente información para así poder deducir de quien se trataba.
—Ayane… — mencionó en casi un susurro.
—Va a matarme cuando le digas que te enteraste.
—¿Qué? ¿De verdad es ella?
—Sí, ¿se lo tiene bien guardado, no? No pretende que nadie se entere…y ni se te ocurra ir a decirle a Naruto.

Suspiré con pesadez mientras me alejaba del lugar. Entendía a Shikamaru...o eso intentaba. Supongo que debió ser difícil para él ser el capitán de dicha misión; sobre todo con lo sobreprotector que puede llegar a ser a veces, más si Chouji está metido en el asunto. Esos dos sí que eran inseparables...
A los pocos minutos, divisé a Hinata sentada en uno de los bancos del hospital; estaba acompañada por su padre.


—¿Hinata? — dije una vez que me acerqué lo suficiente.
—Ayane. — fue lo único que mencionó antes de correr a abrazarme.
—¿Cómo está? — le pregunté en un susurro pero ella había comenzado a llorar mientras me abrazaba.
—El cuerpo médico está intentando estabilizarlo. — me contestó Hiashi Hyuga, el padre de Hinata. — Pero eso no quita que Hinata esté preocupada.
—Tranquila, él va a estar bien. — comenté acariciando su cabello. — Tu primo es demasiado terco para dejarse vencer por algo como esto.
—¿Cómo está Naruto-kun? — ¿por qué no me extrañaba su pregunta?
—¿Por qué no vas a verlo? —ella miró a su padre. — Yo me quedo aquí y si pasa algo, te lo hago saber.
—Gracias, Ayane-chan. — me dedicó una sonrisa antes de irse. Yo decidí sentarme no muy cerca pero tampoco tan lejos del señor Hyuga.
—No entiendo en que momento empezaron a llevarse tan bien. — comentó él.
—Es preferible que sea así. Hinata aprecia mucho a Neji…
—Era hora de que él lo notara. ¿Eres Ayane, la hermana de Naruto, cierto? — preguntó mientras se volteaba a verme.
—Así es.
—Hinata habla mucho de los dos cuando está en casa. Veo que lo quiere y mucho, a ambos. Ya me imagino que me trae a Naruto diciéndome que es su novio. — solté una risa y él me sonrió; no era tan amargado como todos me lo describían. Después de un largo rato de esperar y esperar, la mismísima Shizune salió de la habitación; ni bien la vio, Hiashi se puso de pie.
—Él está bien. — dijo antes de que él pudiera abrir la boca. — Tiene que reposar y bastante, pero…pueden pasar a verlo. Aunque no creo que despierte en un largo rato.
—De acuerdo. Muchas gracias, Shizune.
—No es ningún problema. — dijo sonriendo exhausta. — Voy a informarle a Lady Tsunade. —hizo una leve reverencia y se retiró.
—Bien, creo que buscaré a Hinata. — me puse de pie.
—Yo la busco. — mencionó el de ojos perlados.
—Pero…
—No te preocupes. — dijo interrumpiéndome. — De todos modos tengo que hablar con ella y el camino hacia aquí va a ser suficiente. — comenzó a caminar. — Puedes pasar a verlo si te apetece.
—Ya que no tengo otra cosa que hacer… — murmuré abriendo la puerta. Él dormía plácidamente. — Que suerte la tuya de estar tranquilo… — me senté en un sillón que se encontraba contra la pared frente a la camilla. Después de unos minutos, comenzó a moverse…
—¿Estoy…muerto? — logró decir.
—No, para tu suerte. — comenté divertida mientras me acercaba. Abrió un poco, y con mucha molestia, los ojos.
—¿Ayane? — cuestionó algo sorprendido.
—Hinata ya viene…La tienes muy preocupada. — Suspiró.
—¿Los…chicos?
—Deja de hablar antes de que me maten por eso. — le sonreí. — Los chicos están bien. Shikamaru sólo con algunos pequeños daños y un dedo quebrado. Kiba está bien y Akamaru se recupera rápido. Naruto también, está bien. En realidad, Chouji y tú eran los más complicados. Como verás, tú estás bien y supongo que Chouji también; después voy a pasar a verlo.
—¿Y Sasuke? — su pregunta me cayó como un baldazo de agua fría.
—No es algo de lo que puedas hablar estando así, lo que nos falta es que te descompongas de nuevo...
—¿Él…no…?
—No, Naruto hizo todo lo que estuvo a su alcance pero no. Si ese chico mataba a mi hermano, te aseguro que yo misma iba a buscarlo…
—¿Qué él casi qué? — espetó con asombro.
—Naruto está bien. Muy dolido, emocionalmente hablando.
—¿Y tú?
—¿Yo? — reí con cierta ironía. — Estoy entera por el momento. Lo único que me molesta es ver mal a mi hermano.
—Pero…
—¡Neji! — el grito de Hinata lo interrumpió; ella salió corriendo a abrazarlo.
—Hola, Hinata.
—¿Estás bien? ¿No te duele nada?
—Estoy bien, no te preocupes. — contestó recuperando su habitual tono seco de voz
—¡¿Qué no me preocupe?!
—Tranquila, prima. Todo está bien. ¿Cómo está Naruto?
—Desesperado por irse. — sonrió.
—Eso quiere decir que ya está mucho mejor.


Ya habían pasado varios días y todos se encontraban fuera del hospital. Recuperándose y entrenando de a poco. Mientras Naruto seguía con su capricho y deseo de ir a buscar a Uchiha menor; idea que también se había metido en la cabeza de Sakura. Si era difícil intentar convencer a mi hermano, ahora que tenía el apoyo de ella iba a ser aún más complicado.


—Si fuera Shikamaru diría algo como: Esto es muy problemático…
—Bueno, Ayane. Tienes que entender, es su amigo. — defendió la de ojos perla.
—Yo lo entiendo, pero también sé que él se fue por su propia voluntad…
—Lo que no entiendo es por qué no tienes ese…no sé cómo decirlo… — lo pensó un momento. —…llamémoslo deseo. Por qué no tienes ese deseo de ir a buscarlo o de que vuelva…
—Nunca dije que no quisiera que vuelva pero…no, no pretendo ir a buscarlo.
—Eres un caso perdido, ¿sabías? — comentó riendo. —Entre las dos, eligió a la que no quiere buscarlo…
—¿Entre las dos? — la miré confundida.
—¿Qué? ¿Yo dije eso? — empezó a reír de nuevo, esta vez con cierto nerviosismo.
—¿La que no quiere buscarlo? — lo pensé. — Sakura quiere buscarlo. Entre las dos eligió…A Sakura le gusta Uchiha. — mi amiga abrió los ojos de sorpresa.
—¡¿Qué?! No, para nada. Qué cosas dices Ayane. — dijo rápidamente.
—¿Por qué te pones tan nerviosa? — no contestó, dándome a entender que mis conclusiones eran correctas. — ¿Por qué no me lo contaste? ¿Por qué ella no me lo dijo?
—Eso es obvio… — mi rostro reflejaba la pura confusión en ese momento — Sakura entiende y sabe perfectamente que entre ustedes dos hay algo más que una simple amistad…
—Entre él y yo no hay nada. Ya deberías saberlo. — sentencié sin más.
—Ahora no, porque Sasuke se fue pero…todavía no me contaste qué pasó la noche que fuiste hablar con él…
—Luego te cuento. — Suspiré; cómo si no tuviera suficiente problemas, ahora surgía esto. — Tuve que haberme dado cuentas antes, soy una idiota y de las importantes…
—No es tu culpa que les guste el mismo chico…
—Él no me…
—No vayas a decirme que no te gusta. — dijo interrumpiéndome. — Además se ven lindos cuando están juntos. — su comentario hizo que mis mejillas se tornaran de un color carmesí algo evidente.
—¿Podemos dejar de hablar del tema? — cuestioné mientras desviaba la mirada.
—No, hasta que me cuentes lo que pasó entre ustedes esa noche. — mi amiga podía llegar a ser muy insistente si así se lo proponía.
—Yo te cuento y tú me haces un favor. — ella me observó con intriga. —De verdad que Naruto me tiene algo preocupada…
—¿Qué pasa con él? — su voz se alarmó enseguida.
—No está muy bien de ánimos y me preguntaba si…sé que le hace muy bien estar contigo, ¿podrías ir a verlo y no sé, tal vez, que hagan algo juntos?
—Me parece una excelente idea, Ayane-chan. —mencionó para luego dedicarme una sonrisa. — Creo que están dando una buena película en el cine…_ dijo pensativa.


Hinata Hyuga era la mejor amiga que alguien pudiera pedir. Era sincera, tranquila, buena persona, gentil, bondadosa y, demás adjetivos; era muy complicado encontrarle algo malo. Ella decía que su mayor defecto era ser tímida, sin embargo conmigo no lo era en lo más mínimo.
Podía ser ella misma y, me agradaba que pudiera mostrarse así; sin mencionar, que yo no la consideraba tímida, a menos que estuviera en presencia de mi hermano.
Nunca había tenido amistades en el pasado, pero definitivamente ella era la amiga perfecta para mí; me comprendía con sólo mirarme y podía adivinar en qué estaba pensando…Definitivamente, era una persona demasiado especial; y yo no era la única que pensaba de esa forma…


—Sigo sin entender por qué tengo que ir. — me quejé una vez que llegué cerca del grupo de tres personas que me esperaban fuera de la Academia.
—Va a ser divertido, hermana. — dijo el rubio con una flameante sonrisa en el rostro; bueno por lo menos ahora sonreía con sinceridad.
—¿También era necesario que yo venga? — comentó Hyuga.
—Por supuesto, primo. Sabes qué sino mi padre no me hubiera dejado venir si tú no lo hacías…
—¡Vamos chicos! — gritó eufórico mi hermano, refiriéndose a nosotros dos, es decir, Neji y yo. — La vamos a pasar muy bien. — comentó para luego sonreír.
—Naruto-kun tiene razón. — contestó Hinata. Así fue como terminamos los cuatros sentados en la sala de cine, mirando una película de comedia. Naruto no paraba de reírse y bueno, nosotros tampoco nos quedábamos atrás; incluso Neji soltó una que otra carcajada. Una vez que terminó, comenzamos a andar por la Aldea.
—¿Verdad que estuvo graciosa? — preguntó sonriente el rubio.
—Tengo que admitirlo, Hinata sabes elegir películas. — contesté.
—Tengo hambre. — comentó mi hermano. — Muero por un poco de ramen. —reímos al ver la expresión en el rostro de Naruto. — ¿Les parece si vamos a comer?
—No cuenten conmigo para eso. — comenté con suavidad.
—¿Por qué no, Ayane-chan? — cuestionó la de ojos perla
—Suficiente salida por hoy. Estoy algo cansada. — contesté sin más. —No se preocupen, pueden seguir sin mí. Yo vuelvo a la Academia.
—No vas a volver sola y menos a esta hora.
—No te preocupes Naruto, yo la acompaño. — dijo Neji. — También estoy algo cansado. Ustedes dos pueden ir a comer juntos.
—¿Estás seguro, primo?
—Claro, Hinata. — luego se volteó a ver a Naruto. — Sólo asegúrate que llegue bien a la mansión. —el aludido sólo asintió, algo temeroso ante la mirada del Hyuga. —¿Vamos Ayane?
—Sí. Los veo luego chicos. — me despedí para luego encaminarme hacia la Academia.



—Esto está delicioso. — comentó el rubio una vez que estaban comiendo. Ella soltó una risita al verlo prácticamente engullir el ramen.
—Sí, muy rico. — repuso ella. — Yo debería volver a preparar uno… — él dejó la comida por unos segundos y la miró.
—¡¿Sabes cocinar ramen?! — chilló como si no hubiera mañana.
—Si… — contestó bajando la mirada; Naruto no tenía una definición de “espacio personal” y estaba ridículamente cerca de ella.
—Cásate conmigo. —el rostro de la joven empezó a tomar color en sus mejillas hasta quedar completamente rojo, a lo que él rió. — Bueno, si es verdad que sabes hacer ramen…tengo que probarlo.
—¿Quieres probar mi comida?
—Por supuesto que sí. — dijo sonriendo. — Debe ser excelente.

Una vez que terminaron de cenar, Naruto decidió llevar a Hinata a su casa; y mientras iban caminando, él tomó su mano. Y a pesar de que hacía un tiempo de que estaban saliendo, ella no podía evitar ponerse nerviosa cuando él tomaba su mano o acariciaba su mejilla. Era algo raro todavía para Hinata; siempre había querido estar así con Naruto y aunque le resultaba extraño, eso no significaba que no le agradara ni la hiciera feliz.


—Faltan algunas cuadras para llegar a tu casa, Hina-chan. — comentó mientras se detenía.
—¿Pasa algo, Naruto-kun?
—Es que…quiero decirte algo…
—¿Qué…co…cosa?
—Ven, mejor vamos a sentarnos._ dijo acercándose a un banco que había en el parque por el cual andaban.
—¿Está todo bien? — preguntó preocupada, se lo veía algo extraño.
—Sí, es que…no sé cómo empezar. — se revolvió el pelo con una mano. — Estoy algo nervioso…
—Pue..do notar…lo. — comentó ella sonriendo.
—Lo que pasa es que…sabes que hemos sido amigos desde hace ya un tiempo y bueno, ahora estamos en “esto”…y yo… — tomó un poco de aire. — De verdad quiero estar contigo, Hinata.
—Naruto-kun… — susurró asombrada.
—Y realmente voy a entender si dices que necesitas un poco más de tiempo o conocernos un poco más pero…sería estupendo si aceptaras ser mi novia, ahora. — mencionó sonriendo.
—Me encantaría ser tu novia, Naruto-kun…
—Sí, de verdad lo entiendo. Es decir…puedo esperar un poco más si así lo… — se interrumpió así mismo — Espera, ¿qué dijiste?
—Que… — el calor subió a sus mejillas mientras él clavaba su mirada en la de ella. — Sí, quiero ser tu novia.
—¡¿De verdad?! — gritó sonriendo. — ¡No puedo creerlo! — dijo empezando a saltar. Tomó a Hinata de la mano y luego la abrazó levantándola en el aire y haciéndola girar. — ¡Aceptaste! ¡Aceptaste! — chilló antes de depositarla nuevamente en el suelo. — Es el mejor día de mi vida.
—Créeme que el mío también. — dijo ella con una sonrisa.
—No, espera. Aún no lo es… — ella lo miró confundida. Él acarició su mejilla y depositó sus labios en los suyos. — Ahora lo es. — le susurró antes de dedicarle una de aquellas sonrisas que tanto le gustaban a la joven.

 

“Cause I don't know​

How to make a feeling stop.”​

​

“Porque no sé cómo hacer​

Que este sentimiento pare.”​

​

​

Capítulo 17​

​

—Estás distraído. — mencionó Lee antes de acertar dos golpes en su compañero, haciéndolo rodar por el suelo antes de detenerse bruscamente. — Lo siento…
—No lo lamentes; estamos entrenando. — se puso de pie y contraatacó.
—¿Qué te pasa? — dijo esquivando el golpe.
—Nada, ¿por qué debería pasarme algo?
—Porque no me has tocado ni una vez desde que empezamos. — esquivó los cinco posteriores ataques. — ¿No ves? Prácticamente te la pasaste en el suelo.
—Estoy algo… — pero no pudo terminar porque volvió a rodar por el piso.
—Distraído. — dijo Lee completando la frase. —Lo noté, acabo de decírtelo…Bien, creo que necesitamos un descanso
—Como quieras...
—¿Qué pasa? — volvió a insistir. — Tú no eres de los que se desconcentra en un entrenamiento.
—Tengo algunas cosas en la cabeza últimamente.
—¿Importantes?
—No, sólo cosas…
—Neji, no eres el tipo de chico que simplemente tiene cosas en la cabeza. ¿“Últimamente”? Tú no le das vueltas a las cosas tanto tiempo… ¿Qué es?
—Una chica… — Lee era su mejor amigo así que no tenía problemas en contarle lo que le pasaba. Confiaba en él.
—¿Quién es la afortunada?
—¿Afortunada? — rió con ironía.
—No todos podemos estar tanto tiempo en la cabeza de Neji Hyuga. — dijo sonriendo. — ¿Quién es?
—Es…
—¡Hey chicos!
—¡Gai-sensei! — éste se acercó aunque venía acompañado.
—¡Ayane-chan! — gritó entusiasmado Lee.
—Hola Lee. Neji. — les dediqué una sonrisa.
—Hola. — dijo con algo de seriedad el último. Su compañero soltó una risa.
—¿Entrenando? ¿No pueden descansar un poco? Estuvieron los dos en el hospital, ¿o ya lo olvidaron?
—¡La llama de la juventud arde en nuestro interior, Gai-sensei! ¡No podemos descansar, no hay tiempo para eso! — reí, ese par era todo un espectáculo para observar. — ¿Ustedes que hacen por aquí?
—Sabía que iban a estar aquí aunque les dije que descansaran. — hizo énfasis en la última frase. — Así que decidí traerles algo de comer. — sacó las cosas de su mochila.
—¿Y a qué debemos la encantadora presencia de Ayane?_ continúo Lee, a lo que yo sonreí.
—Mejor comamos algo. Ya les explicó. — una vez que nos sentamos y comenzamos a comer, el sensei decidió contarles. — Bueno, ustedes ya saben que Tenten tuvo que irse de la Aldea, por tiempo indefinido. Sabemos que el trabajo de su padre es algo importante, así que simplemente no hubo otra opción que permitir que se vaya...Los dos están bien informados y saben que no me permiten tener un Equipo de dos integrantes...
—¿Y qué pasa con lo de Sasuke? — cuestionó Lee.
—Ese es un tema del cual se ocupa el Quinto Hokage y por el momento no nos concierne a nosotros. Así que…debido a esta indeterminada perdida de un miembro, decidí…
—¡¿Nos va a dejar y conseguir un Equipo nuevo con los integrantes suficientes?! ¡No lo haga Gai-sensei! ¡No puedo tener otro sensei que no sea usted!
—Lee ya tranquilízate. — le reprochó Neji. — Deja de interrumpir.
—Lo siento. Continúe sensei.
—Sí. Por este motivo decidí ir a ver a Lady Tsunade y buscar una solución.
—¿Qué solución?
—¡Lee, ya cállate!
—La solución está sentada a mi derecha. — los dos clavaron los ojos en mí.
—Explicación. — repuso Lee.
—Eso mismo. — dijo su compañero.
—Pensé que iba a ser más que obvio. Ayane es la nueva integrante de nuestro Equipo. — informó sonriente.
—¡¿Qué?! — gritaron los dos.
—Cómo escucharon. Nos faltaba un miembro. Ella no tiene un Equipo. Así que hablé con Tsunade y le pregunté si me permitía incorporarla en el nuestro. Claro que anteriormente, pedí su consentimiento y ella aceptó encantada. Bueno…sólo acepto. Ahora lo único que falta es que ustedes dos me den su aprobación.
—¿Y si no se la damos? — cuestionó Hyuga.
—Nos quedamos sin Equipo.
—¿Y ella? — preguntó Lee.
—No lo sé. Aunque… — lo pensó un momento. — ¡Al Equipo de Kakashi también le falta un miembro! ¡No puedo permitir que me derrote en esta situación! ¡Ustedes dos! — dijo señalando a sus alumnos. — ¡Díganme ahora mismo que es lo que piensan!
—Bueno yo… — comenzó Lee. —Creo que es una excelente idea. — su típica sonrisa se reflejó en su rostro. — Ahora que Tenten se fue, necesitamos otro miembro y como todos sabemos, Ayane es una chica, así que la esencia de nuestro Equipo sigue siendo la misma, lo que lo hace aún mejor. Por lo que no tengo nada en contra de que ella se nos una. Acepto totalmente la propuesta.
—¿Neji, tú que piensas?
—Como prefieran. No me molesta.
—Siempre tan directo. ¡Está decidido! ¡Ayane, bienvenida definitivamente al Equipo! — sonreí.
—¿Quieres decirnos algunas palabras? — preguntó Lee entusiasmado. Ahora sí que no sabía a dónde meterme. ¿Yo “decir algunas palabras”? Busqué a Neji con la mirada por algo de ayuda pero él sólo se reía.
—Creo que…estoy bien así, Lee…
—¡Vamos, no seas tímida!
—Lee no te pongas molesto. — repuso Neji. — Vas a hacer que se vaya corriendo y nos quedemos sin Equipo.
—Es verdad. Lo siento, Ayane-chan
—No te preocupes. — mencioné restándole importancia al asunto.
—Bueno… — comenzó el sensei — Creo que podrían entrenar un poco.
—¡Sí, a entrenar! — gritó con entusiasmo Lee.


Si se preguntan cómo fue que terminé en ese Equipo, bueno ni yo tengo la respuesta. Es algo confuso pero así está bien. No es que no quisiera estar con Naruto y Sakura pero…ellos estaban bien sin mí y además, lo único que iban a querer hacer era seguir con su desesperada búsqueda de Uchiha.
Y fue así como me encontré hace unos días con Gai-sensei algo apenado y me contó frenéticamente, como siempre lo hace, que estaba pasando con él y su equipo. Que Tenten se haya tenido que irse de la Aldea me tomó por sorpresa pero comprendía la situación de Gai. Así que la mañana anterior había ido a hablar con Tsunade para darle mi afirmativa decisión de formar parte de ese Equipo…


~ Flashback ~

—Gai vino a hablar conmigo ayer por la noche y me contó lo que ocurría… — comenzó ella. — Creo que no hay ningún problema en que estés con ellos; por lo menos hasta que Tenten regrese. Sólo recuerda una cosa… — guardo silencio unos segundos.
—¿Qué?
—No eres como todos los demás. Sabes que eres algo…especial. Así que, sólo te pido que intentes autocontrolarte. Hablo con respecto a los entrenamientos, misiones, peleas. Entiendes a lo que me refiero…A menos que sea una situación muy pero muy extrema no estás autorizada a demostrar tus verdades habilidades de pelea y demás.
—Sí, sabía que iba a decir algo de eso.
—Sólo resta que me digas tu decisión.
—Es afirmativa. — me sonrió y le devolví la sonrisa.
—No creo que Kakashi tenga algún problema con esto, aunque cierto rubio va a molestarse un poco…
—Lo sé. Tengo que hablar con Naruto pero, simplemente, no puedo estar en ese Equipo.
—Lo entiendo, no te preocupes. Sé que… — pero no siguió. Miró hacia la ventana. — ¿Qué quieres Jiraiya? Estoy ocupada.
—Tengo que hablar contigo un momento… — dijo el aludido entrando por dicha ventana. — Naruto y Sakura quieren hacer una locura y prefiero ir con ellos si deciden hacerla…
—¿Qué quiere hacer Naruto ahora? — preguntó Tsunade. Él me miró.
—Quiere descubrir dónde se encuentra la Aldea del Sonido. ¿Ella quién es?
—Jiraiya te presento a Ayane. Ayane, él es…
—Lo sé. Uno de los tres sannin.
—¿Y quién es? — repitió nuevamente el recién llegado. Miré a la Hokage y ella asintió, sabía que era lo que yo quería saber.
—Soy Ayane… — lo dudé un poco. — Uzumaki. — primero me miró algo sorprendido pero luego comenzó a reír a carcajadas. Rió, rió y rió.
—Esta sí que es una buena broma. — dijo intentando calmarse.
—¡Jiraiya! ¡Esto no es ninguna broma! ¡¿Crees que tengo tiempo para bromas?! — le gritó enojada Tsunade. Me miró. — Ayane, ¿puedes retirarte? Luego hablamos de este tema.
—Claro. — mencioné antes de salir.
—¿Y eso qué fue? Buena broma esa. Uzumaki. — siguió riendo.
—Jiraiya te estoy diciendo que no es ninguna broma. Ella es hermana de Naruto. — dejó de reír.
—Tsunade sabes que eso es imposible.
—A estas alturas todo me resulta posible. El Tercero me lo dijo. Era un pequeño secreto entre él y sus padres. — la miró sorprendido. — Dime si no notas el parecido. Es obvio que es hermana de Naruto; nadie más tiene unos ojos así y…su cabello…
—¿Su cabello? — lo pensó un momento. — Es cierto, ese color…

~ Fin Flashback ~


—¿Me vas a explicar por qué? — espetó algo molesto.
—Naruto, no te pongas así.
—Pero por qué tenías que irte al grupo de Lee y Neji. ¿Qué hay de Sakura y yo?
—Lo sé. — mencioné antes de suspirar. — Sabía que te ibas a poner así. Naruto, tú y Sakura están bien sin mí y van a pasarse la existencia buscándolo. — Él sabía a quién me refería. Lo miré seria. — Yo no voy a andar correteando detrás de Uchiha.
—¡Nosotros no “correteamos”! ¡Lo estamos buscando, queremos que vuelva a la Aldea!
—Pues ve y búscalo tranquilo. Yo no lo haré.
—¡Es nuestro amigo! — empezó a alterarse. — ¡¿Acaso no te importa que pueda llegar a pasarle?! ¡¿Qué pasa si Orochimaru le hace algo?! ¡Yo no voy a perdonármelo, no puedo estar así sin más sabiendo que MI amigo está ahí afuera!
—Bueno, yo no me siento así. — dije tranquilamente.
—¡Ayane no puedes ser tan…tan…tan…! ¡Él te gusta! — lo miré algo sorprendida. — ¡¿Qué no quieres que regrese?!
—No es eso… — se calmó un poco. — Pero ya te lo dije, yo no voy a ir a corretear para encontrarlo. Él lo eligió así…
—A veces no te entiendo, hermana. De verdad.
—Sí, ya lo sé. Sólo espero que no te molestes porque voy a estar en el Equipo de Neji y Lee.
—¿No voy a hacerte cambiar de idea? — lo negué.
—No es que no quiera estar con ustedes. Es sólo que…la verdad no sé pero por el momento no prefiero estar ahí.
—Está bien. No te preocupes, no voy a molestarme por esto. — dijo sonriendo.


De verdad me hubiera gustado tener a alguien como ellos en el pasado. Alguien que hubiera estado dispuesto a dar la vida para encontrarme. Uchiha tenía mucha suerte. Poseía grandes amigos aunque él no quisiera admitirlo. Envidiaba eso de él. Nunca hubo nadie que hiciera eso por mí. Nunca nadie quiso ir a buscarme y traerme de vuelta.
Tal vez si Naruto lo hubiera sabido…quién sabe qué hubiera pasado si las cosas hubieran sido así. También estaba Gaara pero entendía perfectamente la situación por la que pasaba en ese entonces. Pero…hubiera sido lindo. Saber que había personas preocupadas por uno. Ahora sabía lo que se sentía y me alegraba por ello. Ellos eran todo lo que siempre había necesitado…


—Tú sí que no haces malas elecciones… — su compañero lo miró confundido. — Aunque te va a traer ciertos problemas.
—¿De qué hablas Lee?
—¿Ayane, te suena?
—¿Qué?
—¿La chica en la que no puedes dejar de pensar? — decía sonriendo con picardía.
—¿Por qué crees que…?
—No lo estás negando. — comentó interrumpiéndolo. Él no respondió. — Y no me atacas con un: ¡Lee, cállate! — dijo reparándolo. — Interesan…
—¡Lee, ya cállate! — se miraron y rieron; bueno, lo del Hyuga fue sólo una mueca.
—¿Entonces, qué me dices? ¿Tengo razón?
—Tal vez…
—Eso es mejor que un “no”. — le guiñó un ojo.
—¿Por qué dices que me va a traer problemas?
—Ahora preguntas posibilidades…más interesante.
—Lee… — lo miró con una mezcla de enojo e impaciencia.
—Está bien. Lo siento.
—Supongamos… — siguió su amigo. — Sólo supongamos que es ella… ¿Qué problemas traería?
—¿Te acuerdas de cierta persona llamada Sasuke Uchiha? — su compañero notó le cambió totalmente la expresión del rostro en dos segundos. — No, no lo recordaste.
—No.
—Pequeñísimo detalle el que se te pasó, amigo. — el castaño suspiró. — Pero ahora Sasuke no está y…
—Es mi amigo, Lee. No puedo hacerle eso. Ni siquiera sé que es “eso” por qué estamos hablando hipotéticamente.
—Sí, por supuesto. Hipotéticamente. — dijo con sarcasmo.
—¡Bueno, está bien! ¡Tú ganas! — volvió a suspirar. — No sé por qué pero no puedo dejar de pensar en Ayane. ¿Feliz? — su compañero le sonrió.

 

“Well I'm terrified of these four walls.​

These iron bars can't hold my soul in.​

All I need is you.”​

​

“Pues, estoy aterrorizado entre estas cuatro paredes.​

Estas barras de hierro no pueden contener mi alma.​

Todo lo que necesito es a ti.”​

​

​

Capítulo 18​

Volvía de mi primer entrenamiento con ese peculiar Equipo en el que me había metido. Había sido algo raro, teniendo en cuenta que no entrenaba desde ya hace mucho tiempo y que tenía que controlarme sino quería mandar a volar a uno de mis compañeros. Reí al pensarlo. Controlarse era algo difícil, sobre todo cuando Neji se ponía lo suficiente egocéntrico acerca de sus habilidades, como para querer mandarlo al otro lado de la Aldea de un buen golpe. Pero, dentro de todo, las cosas marchaban en una buena dirección. Nos llevábamos lo suficientemente bien y Lee me hacía reír cada vez que abría la boca, al igual que Gai-sensei; por lo que todo aquello podía ir excelente hasta que Tenten regresara.
Iba tan concentrada en mis pensamientos, que ni siquiera advertí la presencia detrás de mí, solo hasta que sentí un golpe y caí desvanecida contra el suelo…


—¡Quiero que me saquen de aquí ahora mismo! — grité enojada, mientras me aferraba a unos barrotes. — ¡Cuando te ponga las manos encima vas a desear no haberme encerrado! ¡¡Déjenme salir!! — cuando recuperé el conocimiento me encontraba en un lugar demasiado oscuro y encerrada en lo que parecía una especie de celda o algo así. No había dejado de gritar y maldecir desde que me desperté. Hasta que en ese momento, escuché unos pasos que se acercaban.
—Eres una pequeña escandalosa, ¿te lo han dicho? —la persona frente a mí me resultó algo conocida; abrió la puerta. — Ven.
—¿Quién eres y qué demonios quieres?
—Sólo sígueme y luego te explico. — dejó que vaya primero e iba indicándome el camino. Una vez que crucé una puerta, ésta se cerró detrás de mí. Él no estaba. Mis ojos ya se habían acostumbrado a la penumbra del lugar por lo que pude distinguir que no era la única que estaba allí. — Bien, empecemos con esto. — se lo escuchó decir desde un lugar elevado. Esa voz tan familiar…me erizaba la piel de sólo oírla. — Ya saben cómo es. Él que sobreviva puede pedir cualquier cosa…


Ni siquiera tuve tiempo de decir nada cuando ya me encontraba rodeada. Bueno, Tsunade dijo que sólo en cuestiones extremas podía pelear sin controlarme y, esa era una situación extrema. Así que no tardé más de dos minutos en deshacerme de ellos. Todo era un completo caos, hasta que derribé al último que se le dio por atacarme. Después de eso, todo fue silencio.
Comenzaba a desesperarme hasta que escuché pasos acercándose; todavía no se había terminado. No era la primera vez que estaba en algo así…hace unos años cuando el mismo idiota quería probar mis habilidades, me había sometido a esa “prueba de supervivencia” y yo había pasado sin ningún rasguño, tal como ahora. Estaba de espaldas al lugar de donde provenían los pasos, se detuvieron.


—Sólo quedas tú… — su voz retumbó en mi cabeza una y otra vez. Volteé pero no podía verlo estaba demasiado oscuro; sabía que él no me había reconocido.
—No querrás hacer otra estupidez, ¿verdad Uchiha? — espeté con cierta arrogancia.
—Estupendo. Qué buen final para esta prueba.
—¿Qué demonios quieres? — dije volteándome hacia dónde provenía la voz. Las antorchas a los costados empezaron a alumbrarse hasta dejar todo iluminado.
—Ayane… — escuché susurrar al de pelo azabache.
—Tiempo sin vernos, querida Ayane.
—No me llames así. ¿Tengo que preguntarlo de nuevo? ¿Qué demonios quieres, Orochimaru? — él sonrió y yo comenzaba a perder mi paciencia.
—Ella no tiene buenos modales. ¿Quién es?
—¿Tú eres…Kabuto? ¿Verdad? — en ese momento lo recordé. — Él nuevo tonto asistente… — podía ser muy irónica si así lo quería.
—¡¿Cómo me llamaste?!—No te alteres, ya no le vas a ser útil y terminaras muerto como el resto. — comenté como si nada.
—¡¿Quién demonios te crees que eres?! — no tuve tiempo de reaccionar y él ya se encontraba tomándome del cuello con fuerza. Mucha más fuerza de la que esperaba.
—Kabuto…tranquilízate. No querrás asesinar a mi más apreciada aprendiz, ¿cierto?
—¿Ella es…? — preguntó soltándome algo sorprendido.
—Así es.
—¿Y bien? ¿Qué quieres? — cuestioné volviendo mi atención al sannin.
—¿Por qué mejor no terminamos con esta prueba y después lo hablamos?
—Porque no tengo pensando continuar con esto. Preferiría no haberlo empezado pero…no me quedó otra opción. ¿Ya puedo irme?
—Sigues igual de impaciente. — recordó con una sonrisa. — Eres igual a tu hermano… —sus palabras me dejaron helada. — ¿Naruto, verdad?
—¡Se lo dijiste! — me volteé a ver al Uchiha. — ¡Demonios, sí que eres un idiota!
—Eso me explica muchas cosas… — continuó hablando. — Y por lo que noto tu sello ha tenido bastante efecto. — sonrió. — No tenía dudas de eso…
—¿Ayane? —Su voz me parecía tan distante, casi se me había olvidado como era.
—¿Qué? Tendría que darte una buena golpiza, ¿sabes? — me miró algo sorprendido. — La próxima vez que le pongas un dedo encima a Naruto, no vas a poder contar la historia.
—Yo…lo siento. — escupió desviando la mirada con su típica expresión de seriedad.
—¿Es broma, verdad? ¡¿Qué lo sientes?! — le grité, estaba realmente molesta. — Estoy intentando controlar mis ganas de matarte ahora mismo pero sé que eso va a molestar a Naruto.
—¿Quieren terminar con esto de una vez? — repuso Kabuto.
—Tú no me des órdenes. Y esto ya se terminó. Bueno…espera. — me acerqué al menor del clan Uchiha y le di un buen golpe en el rostro, descargando toda mi ira. — Listo. Terminó.
—¡¿Qué demonios te pasa?! — me gritó.—¡¿Qué me pasa?! ¡Yo me pregunto lo mismo acerca de ti todo el tiempo! ¡Todavía no me entra en la cabeza cómo pudiste irte!
—¡Ya te lo expliqué!
—¡No es suficiente! — repliqué; no quería llorar y no iba a llorar, todavía sabía controlar mis emociones…al menos un poco. —¡No puedo creer que todos se estén matando por encontrarte y tú aquí de lo más tranquilo!
—¿Todos qué…?
—Lo que escuchase. Todos andan correteando para poder encontrarte. Chouji y Neji casi pierden la vida y ni mencionemos a Naruto. No puedo creer que seas tan estúpido.
—¡Tú hiciste lo mismo! ¡Así que no me cuestiones!
—¡Yo no tenía a nadie que me lo impidiera! ¡Tú tienes amigos en la Aldea y ellos están desesperados porque regreses!
—Sasuke no va ir a ningún lado…
—Nadie te pidió opinión, Orochimaru. — contesté sin mirarlo. Estaba demasiado ocupada con la mirada clavada en la de Uchiha.
—Hace mucho que no te veía esa expresión en los ojos… — no contesté. — No desde que nos encontramos con Gaara hace un tiempo… ¿Ese pequeño entrometido sigue con vida?
—Así es, Lord Orochimaru. Estaba en los exámenes Chunin, ¿lo recuerda?
—Cierto, cierto. Creo que tuve que haberme encargado de él cuando tuve la oportunidad.
—Como si hubieras podido hacerlo. — reí con ironía.
—En todo caso…es la misma mirada. — concluyó nuevamente.
—No entiendo a qué te refieres.
—Lo mirabas de una manera tan… ¿especial? Creo que esa es la palabra. Recuerdo que no querías volver de la Aldea de la Arena. Es más, no regresaste hasta pasado un tiempo. — una serie de recuerdos fluyó dentro de mi mente.
—¿Qué tiene que ver todo eso, con esto? — su tema de conversación me estaba confundiendo bastante.
—Nada en particular. Pero, como ya lo dije dos veces, lo miras de la misma forma.
—Nunca podría mirar a este idiota de la misma manera que miro a Gaara.
—El pequeño Gaara… — sonrió. — ¿Estuvieron juntos al final o no? — lo miré con enojo mientras sentía la mirada de Uchiha clavada en mí.
—Tres cosas. Primero: Quiero irme, ahora; segundo: Por qué te interesas ahora por mi vida “sentimental” y tercero: No es de tu incumbencia si tuve o no algo con él.
—Kabuto, llévatela de nuevo. Necesita pensar con claridad. — hizo caso omiso de lo que acababa de decirle. El aludido me tomó del brazo.
—Quiero irme. — volví a reclamar.
—Por favor, querida Ayane. No lo hagas más difícil. Además…sabes que simplemente, no puedes hacerlo.
—¿Qué quieres? — estaba harta de que no me contestara aquello.
—Que te quedes con nosotros. — seguro que la expresión de mi rostro no se acercaba nada a algo feliz. — No te pongas así. Va a ser como en los viejos tiempos…
—¡Yo no quiero viejos tiempos! ¡¿Qué parte de “traición” es la que no entendiste?! — ahora lo que me invadía era el miedo. No, quedarse no era una opción. — ¡No quiero estar aquí! Ya tienes al genio del clan Uchiha… ¿para qué me quieres a mí?
—Sabes perfectamente que tu sello es más…especial.
—¡No me importa! ¡Quiero irme! ¡Voy a salir de aquí quieras o no!
—No, no va a ser así. Kabuto... — iba a seguir contestándole pero tras otro golpe, perdí el conocimiento.


¿Por qué? Era una simple pregunta pero con respuestas ahora distantes y confusas. ¿Por qué tenía que volver a pasarme esto? Había decidido cambiar, ser otra persona. Todo había empezado sumamente bien. Creo que la frase: “Es demasiado bueno para ser cierto” se aplica perfectamente a mí. Ya había renunciado a todas esas locuras que habitaban en mi cabeza. Quería una vida normal (tan normal como puede ser la de un ninja) y parecía que estaba logrando conseguirlo. Libertad. Amigos. Alguno que otro malentendido con algunas personas, pero eso era normal a nuestra edad. E incluso llegar a sentir algo más que una amistad por alguien. Pero todo se había vuelto repentinamente oscuro… ¿Acaso estaba condenada a vivir bajo la sombra de Orochimaru? ¿Así iba a pasar el resto de mi vida? No lo quería de esa manera. Había conocido otro estilo de vida y, me había fascinado aunque a veces no quería aceptarlo.
Quería una vida con Naruto y con el resto de mis locos y únicos amigos. No quería esto, no quería estar de nuevo con Orochimaru, haciendo caso a cada una de sus órdenes. Pero parecía que no iba a tener otra opción. Irme iba a ser algo complicado aunque estaba dispuesta intentar hacerlo…


—Esto es muy complicado. — su voz me sacó de mis pensamientos.
—¿Qué quieres? — no estaba de ánimos, menos para tratar con él.
—¿Estás bien? — su pregunta me tomó por sorpresa.
—No. No estoy nada bien. Si quieres puedes ir e informárselo al idiota de Orochimaru. — no contestó. — ¿Tengo que volver a preguntar qué haces aquí?
—Pasaba a ver como estabas. — respondió como si fuera lo más normal del mundo.
—¿Desde cuándo te importa?
—Siempre me ha importado… — dijo con suavidad.
—Bueno, te informo que no quiero que sea así. — sentencié.


El silencio se hizo presente de nuevo. Paseaba mi mirada por el lugar, mientras sentía la suya clavada en mí. De verdad que me confundía. Su personalidad y acciones se me hacían cada vez más extrañas.
¿Cómo podía estar tan tranquilo siendo consciente de todo lo que se había generado por su culpa? Actuaba como si nada estuviera ocurriendo y eso me irritada demás. Sin mencionar, que sus cambios de actitud por cada minuto que pasaba eran imposibles de entender; en un momento era la persona más arrogante y seca del mundo y, al otro hablaba con suma delicadeza…


—¿Estás molesta? — lo escuché preguntar
—¿Y tú que crees, Uchiha? — lo miré con dureza.
—Que…si…
—Bueno, te felicito. Adivinaste.
—No te molestes, ya te lo explique. — no hice caso a su comentario y me senté en el suelo ya que había estado dando vueltas por la “celda” pensando. — Ayane…
—¿Qué? ¿Cómo quieres que no me moleste? No me importan tus estúpidas explicaciones.
—Si te importan… — comentó; y si, así era. — Gaara… — mencionó casi en un susurro.
—¿Qué pasa con él?
—Tú…y… — sabía a lo que quería llegar. Lo que le había mencionado Orochimaru le había quedado dando vueltas por la cabeza.
—Por enésima vez: No. ¿Cuál sería el problema de lo contrario?
—Ninguno, creo. — dije sentándose.
—¿Piensas quedarte mucho tiempo?
—¿Algún problema con eso?
—No. Sólo no me molestes.
—¿Cuánto más vas a estar enojada? No sé si lo notaste, pero vamos a convivir un tiempo… — comentó con una semi sonrisa en su cara.
—¿Es broma o qué? — me miró confundido. — Escúchalo, analízalo y créelo: Yo no voy a quedarme.
—¿Piensas escaparte?
—Sí. También si quieres puedes ir corriendo y decirle a Orochimaru. No me interesa.
—Tendría que hacerlo. Capaz más tarde. Tengo otras cosas en mente ahora… — dijo mirándome.
—No me mires así. — espeté con enfado mientras desviaba la mirada.
—¿Así cómo? — no podía creer que su mirada seguía haciéndome sentir extraña.
—Como lo estás haciendo ahora. No sé qué estás pretendiendo, Uchiha.
—¿Y ahora por qué se te dio por volverme a llamar así?
—Siempre te llamé así y siempre lo voy a hacer.
—No siempre… — lo miré seria. No quería hablar del tema. — Mi nombre suena mejor cuando tú lo dices…
—Pues entonces ya no vas a tener la dicha de escucharlo. Porque no voy a volver a llamarte así. — no dijo nada. — Mira Uchiha, ahora te vas a queda aquí y yo me voy a ir. Yo no quiero esto, no quiero vivirlo de nuevo. Quiero ir con Naruto y los demás; yo si quiero esa vida de “jugar al ninja” como le dices tú. Tuve la experiencia de estar en ese lugar que estás ocupando ahora y sé que no es nada divertido.
—Yo no voy a…
—Ya lo sé. No estoy tratando convencerte. Lo intenté, ¿o no lo recuerdas? Pero…tus estúpidas ideas son persistentes. — sonrió
—Ayane, yo…
—Pero miren a quienes tenemos por aquí. —se escuchó a nuestras espaldas; su voz nos tomó por sorpresa a ambos.