Violencia...

Re: Violencia...

Capítulo 7: Suspiros, pervertido.

Ya habían llegado a la casa de Ryuzaki. Ryoma había cargado a Sakuno en brazos desde el auto hasta la cama de su cuarto, hay que recalcar que la niña no era ninguna pluma (¬¬ gorda), la acostó con cuidado sobre la cama, le sacó los zapatos y la arropó. Se quedó observándola por un momento. Cuándo decidió irse algo lo detuvo.

Una mano que sujetaba su brazo.

-Ryoma… ¿Te…te puedes quedar u-un rato más?-Pidió algo avergonzada.
-Hp.-Fue lo que musito en vez de un simple “si”.

Este se sentó en el filo de la cama, Sakuno se sentó bien como para poder ver su cara de cerca. Esbozó una sonrisa y se acercó poco a poco hacía él, terminado en su mejilla y dándole un tierno beso en la misma. Ante esta acción Ryoma no pudo evitar sonrojarse, la castaña sonrió con dulzura para luego recargarse en su regazo.

-La extrañas mucho, ¿No es así?-Se atrevió a preguntar al ver de la manera que miraba ella el portarretrato de su madre.
-Si.-Suspiro.- Demasiado, pero nada la hará volver, nada…

El silencio los volvió a embargar. Sakuno se estaba por quedar dormida (¿tanto duerme?), pero antes de que eso sucediera habló.

-Ryoma: mañana no hay clases.-Afirmó.
-¿Y que con eso?-Preguntó serio.
-¿Te quedas a dormir…?- Dijo mienras un color carmín se asomaba por sus mejillas.
-Jamás se hubiese esperado que le pida algo así.-Pero…-La regresó a mirar.-Se durmió.-Términó por susurrar.

La volvió a acomodar en su cama y la tapó. Al fijarse en el reloj de la mesa que había se dio cuenta de la hora. 22:30 marcaba el reloj, ¿Cómo se pudo pasar tan rápido la hora? A veces el tiempo avanza cuando menos uno quiere.

Salió hacia el pasillo y vio todas las luces apagadas. Se habían olvidado que el estaba ahí, maldijo por lo bajo, a estas horas no podría salir hacía su casa. No es que tuviese miedo, si no que imaginaba que si salía lo iban a confundir con un ladrón, preferible no armar tanto lió. Le mandaría un mensaje a su prima, ya que era la más discreta en su casa, diciéndole que se quedaría en la casa de Ryuzaki.

Se volvió a acercar a la cama de su compañera se puso a un lado y se acostó, sin taparse.

-Te vas a resfriar si no te tapas.-Decía entre dormida.-Tápate.-Mientras le cedía un poco de colcha.- Por cierto… ¿Tienes hambre?-Cierto después de todo se habían olvidado de comer y ahora que lo pensaba si lo tenía.
-Hp.-Musitó.
-Tomaré eso como un si. ¿Algo en especial?-Negó con la cabeza.

Se levantó y se fue hacia la cocina. Mientras Ryoma seguía en la cama sentado, observando el cuarto. Podía notar que habían fotos de ella y su madre en casi todos lados, un póster en el closet de seguramente alguien que admiraba, pero que el desconocía, peluches y entre ellos el que él le había regalado en el centro de todos, seguramente su abuela había retirado sus cosas de su casa y lo había acomodado. Una que otra ropa regada y una alfombra de color lavanda al igual que un sillón pequeño, para descansar, del mismo color.

Al cabo de unos minutos Sakuno había llegado con una bandeja en las manos, Ryoma se levantó hacia ella tomando la bandeja para ayudarla. Se sentaron ambos en el piso y encendieron la luz.

-¿Te gusta?-Preguntó algo tímida.
-Si.-Contestó en seco.- Sakuno… ¿Por qué no hay clases mañana?
-Casi escupe lo que estaba comiendo en un intento de no reír, su acompañante solo le arqueó una ceja.- ¿Acaso jamás escuchas a los profesores? Ahh… se ve que no. Mañana genio, es el día de maestro, así que por ende no tenemos clases.-Explico divertida.
-Hp.
-Sabes, a veces me quitas las ganas de explicarte las cosas.-Murmuró.

Pasaron minutos más y terminaron de comer, recogieron todo y lo pusieron a un lado, en una mesa. Sakuno se dio cuenta que Ryoma y ella vestían todavía la ropa del colegio. Se acercó hasta su armario y le lanzo unas ropas de hombre a Ryoma.

-Póntelo, yo usaré el baño.
-¿De donde sacaste esto?-Preguntó incrédulo, al ver que tenía ropas de su talle.
-Amm… alguna vez me vestí de hombre. No hagas preguntas y póntelo.-Ordenó algo molesta.
-¿Ahora eres travesti?
-Cállate.-Mientras entraba al baño para cambiarse.

Vestidos los dos, ahora si podrían dormir.

-Ryo-Ryoma.-Llamó algo avergonzada.
-¿Qué?
-Tengo frío.
-Ven…-Dijo en cansancio y la abrazó.- ¿Mejor?
-Sip.-Dijo acurrucándose más entre los fuertes brazos. (Que envidia ToT)

La noche pasó rápido, para suerte de Ryoma, esta vez si que durmió tranquilo sin ningún pensamiento “poco conveniente”, en cuanto a Sakuno, bueno, a ella no le importó mucho el dormir con él…

El sol pegaba de frente a la vista de la joven carmesí que estaba cerca de la ventana. Se levantó recostándose en sus codos, parpadeando veces seguidas para acostumbrar a sus ojos a la luz del sol. Se volteó a ver a su costado, Ryoma ya no estaba, no se inmutó mucho por el hecho de que no este, así que decidió irse a bañar.

Si un baño le haría bien y más por estar en su casa, por el camino hacia el baño se fue sacando el pantalón que había usado para dormir y la remera manga larga, solo le quedaba la ropa interior. Al estar en la puerta de baño se terminó por desabrochar aquel brasier que le estaba molestando, solo quedaban las bragas y desnuda total. Abrió la puerta de baño, notó un ruido en la bañera, al parecer las cortinas, se cubrió con los brazos los pechos que estaban al descubierto de todo y de todos. Se quedó mirando incrédula a la persona parada frente a ella. Si, era Ryoma, el con una toalla alrededor de la cintura. Ambos se miraron de pies a cabeza. Sakuno había abierto la boca y sus intenciones eran de gritar, pero algo la detuvo.

-Tapo su boca con un dedo.- Gritas y te violo.-Diciendo esto se marchó del lugar sin dejar que la joven respondiera.
-“Fuck” - Pensó mientras arrugaba las cejas y sus mejillas se llenaban de un carmín intenso.

Bueno, ella había ido al baño a bañarse, estaba en su casa, y jamás se le cruzó por la cabeza que el estuviese ahí. Que más daba, luego se encargaría de eso, por mientras se bañaría.

Mientras tanto la persona que la había callado unos momentos atrás, se encontraba riendo por lo bajo, jamás pensó en verla de esa manera tan… tan ¿sensual? ¡Dios mío en que estaba pensando si solo era Ryuzaki! La niña que en séptimo grado se tropezaba con todo hasta con los faroles de la calle. Bueno… había que admitir que había cambiado mucho desde aquella época, ahora era mucho más segura de si misma, ya no era torpe y su sentido de orientación había mejorado. Pero habían quedado muchas cosas de la antigua Sakuno, su inocencia y su amabilidad, eso no había cambiado en nada.

Su pensamientos fueron borrados de golpe al escuchar el fuerte ruido de la puerta abrirse, y junto con ella una Sakuno algo, mejor dicho, muy ruborizada.

-Pervertido.-Sentenció al pasar a su lado.
-¿Yo pervertido?-Se preguntó incrédulo.
-No el vecino, si tu niño de ojos miel.- Dándose vuelta para mirarlo le respondió.
-“Niño de ojos miel, eso es nuevo” Yo no fui la que paseaba desnuda en ropas menores.
-Es mi casa.-Remató ella.
-…-No tenía con que defenderse.
-Bueno… ya que, has algo productivo por la vida y prepara el desayuno mientras yo me cambio.-Dijo repujándolo hacia la puerta.

En menos de lo que se dio cuenta el ya estaba fuera de la habitación, no le quedaba otra, tendría que hacer el desayuno.

-“Maldito pervertido, como se atreve a decime “si gritas te violo”. Hay Dios… hombres...”-Terminó suspirando mientras que con una toalla se secaba el pelo.

Toc-Toc, la puerta sonó.
-Sakuno, ¿se puede?- Preguntó Ryoma desde afuera.
-Espera…-Terminó de ponerse los pantalones.- Ya esta, pasa.- Dijo abriéndole la puerta.

Depositó la bandeja en el piso, Sakuno se sentó en el mismo y Ryoma la imitó. Empezaron a comer de lo más normal, Sakuno hizo una que otra pregunta y Ryoma le respondió con sus famosos monosílabos.

Sonó un celular.

-¿Hola?-Habló Sakuno respondiendo el móvil.-…Ahh, hola Eiji-Sus mejillas se tornaron algo sonrosadas al mencionar el nombre.- ¿Bien gracias y tú?... Me alegro, ¿Necesitabas algo?... Lo siento Eiji, estoy algo complicada con problemas familiares, de veras lo siento.-Se disculpó con algo de tristeza.-… Esta bien, adiós.

Recostó la espalda sobre la cama y tirando la cabeza hacia atrás. ¡Maldición!, la había invitado a salir y ella no podía. Realmente no podía pensar en una cita en este momento, sería más adelante, ahora no.

-Bueno… a seguir comiendo.- Se incorporó a la posición en la que estaba antes.

Ryoma la miró extraño, por un lado tenía ganas de matar a Kikumaru por invitarla salir y por otro la miraba con algo de pena a Sakuno por no asistir a ella, después de todo se estaba privando de salir un poco, pero al mismo tiempo se sentía feliz al saber que no iba a salir con Eiji.

-¿Y bien?-Preguntó Echizen mientras comía un trozo de tostada.
-¿Y bien, que?
-¿Qué pasó?-Preguntó desinteresadamente.
-Ahh… me invitaron a salir, Eiji, pero, como escuchaste, dije que no.-Algo entristecida relató.- ¿Qué le vamos a hacer?-Dijo con una sonrisa.- Después de que todo esto pase, podré salir. O al menos eso creo yo, ya que…-Dijo resignada.

Se quedaron en silencio los dos, no volvieron a hablar, levantaron todo luego de comer. Ryoma se fue, pero jamás mencionaron palabras. Sakuno quería ir a esa cita, Ryoma no podía decir nada, no estaba en él consolar a las personas y no la invitaría a salir, tampoco estaba en el, aparte que la podría lastimar más. Luego de eso en todo el día no se hablaron...
Holaa!! :3 amm.. no se que decir aparte que muchas gracias por los comentarios :3 me hacen feliz. No tengo mucho que decir, aparte que las comas trato de no ponerlas pero parece que mis dedos no se recisten a ellas *o*, juju xD jeje, en fin.. un beso! cuidence :Bye:.
Pd: no se me ocurrío mejor título xD

 

Re: Violencia...

Capítulo 8: Empiezan los problemas.

Ya estaban viviendo la semana tercera del crudo invierno, las entrevistas al tribunal habían sido pocas a las que asistía solo su abuela, pero esta vez no sería así…

Se encontraban tres chicas conversando animadamente en los patios del instituto Seigaku, en el receso pero algo interrumpió tan entretenida plática.

-¡Sakuno!- Llamaba un compañero de ella, acción que hizo que la nombrada se de vuelta.-Te llama tu abuela, dice que vallas a su despacho.-Terminó de decir el chico acercándose hacia ella.
-Ohh gracias.- Dijo con una sonrisa.- “¿Y ahora que querrá?” Chicas, lo siento, pero mi abuela me llama, luego hablamos.- Se disculpó la joven.

Luego de esto la castaña se fue corriendo hasta el despacho de su abuela, llegó hasta la puerta la iba a abrir pero vaciló al hacerlo. Suspiro y giró el picaporte.

-Abuela: ¿Para que me llamabas?- Preguntó tímida mientras se adentraba en la habitación.
-Sakuno…-Suspiro al verla.- Tendrás que declarar ante el juez a finales de esta semana.
- Pero… ¿Porqué? No quiero hacerlo, abuela lo sabes muy bien no quiero decir nada.-Explicó en un tono de suplica.-Mientras se sentaba en una silla.
-Lo sé Sakuno, lo sé. Pero no hay otra, tendrás que hacerlo quieras o no. Lo siento.
-“Mierda” Adiós abuela.- Se levantó lo más rápido que pudo del asiento y se fue azotando la puerta.

Se fue del lugar caminando lo más rápido posible. Las ganas de llorar la inundaban, quería hacerlo, necesitaba desahogarse. Su abuela sabía perfectamente que no quería declarar en contra de su progenitor, no era porque lo defendiera si no porque haciéndolo recordaría todo lo ella no querría, todo lo que había decidido enterrar en su pecho para así jamás volverlo a recordar, olvidándolo por completo y borrar de sus recuerdos las cosas que más le dolieron, pero contándolo volvería a revivir todo lo que… le dolía.

Pero de un momento a otro…

Chocó contra algo.

Mejor dicho contra alguien cayendo así al suelo.

-Lo…lo siento, no vi por donde iba.-Se disculpó con la cabeza gacha ya que sus lágrimas habían empezado a recorrer sus rostro sin permiso.
-¿Sakuno?-Dijo una voz femenina.
-Ann…-musitó subiendo la cabeza.- ¡Ohh…Ann!-Exclamó repentinamente la pelirroja abrazando a su amiga.
-Sakunito....-Le decía en forma de cariño.- ¿Qué pasó amiga, que pasó, que te tiene tan mal?

La respuesta a aquella pregunta quedó en el aire, Sakuno se había privado en llanto. Ann, se la llevó a un lugar más apartado, ambas se sentaron en el suelo, la joven de pelo corto trataba de consolar a su amiga con su silencio. En ese momento no podía decir nada, tan solo abrazarla.

El timbre de entrada a clases ya había sonado, pero ellas siguieron en el patio abrazadas.

-¿Ya estas mejor Saku?- Preguntaba con dulzura.
-S-si.-Mientras se alejaba un poco del abrazo para sentarse mejor.
-¿Me querés decir porque llorabas o no quieres?- Preguntaba con amabilidad la de pelo corto.
-Es que…es que…-Pronunciaba con una posible amenaza de llanto.
-Shuu… shuu…, tranquila, tranquila.-Dijo mientras la abrazaba.

Ann, veía en Sakuno una hermana pequeña que siempre quiso tener y cuidar, Sakuno la veía como una hermana mayor. La de ojos café la cuido las veces que pudo, luego del fallecimiento de la madre de Sakuno, esta se refugió mas en sus amigas que en cualquier otra persona, las dos, Tomoka y Ann, fueron testigos de muchos llantos de ella. La trataban de consolar en silencio, pero, conociendo a Tomoka se les hacía un poco difícil…

Luego de bastante tiempo no la veía llorar a Sakuno, ya hacía tiempo que no lo hacía. Empezó a recordar cuando ella le decía que quería ser fuerte, que ya no quería llorar, desde esa vez que ella no la veía llorar. La quería mucho y no le gustaba verla así.

-Tengo que ir a esa cosa.-Dijo de repente.
-¿Qué cosa?-Le preguntó incrédula Ann, al no saber a que se refería.
-A la porquería esa del juicio.-Explicó mientras se alejaba un poco del abrazo y se secaba las lágrimas.
-Sakuno.-No sabía que decirle.- Dime la verdad, todavía quieres a tu papá y no quieres que te separen de él ¿verdad?
-Si pero no, es que… no quiero qué me haga más daño. Ann me abandonó luego que mi mamá murió lo odio por eso. Pero…es mi papá el que estuvo conmigo mucho tiempo me cuido me cambió los pañales, me arropó, pero de la noche a la mañana cambió. No sé que pensar, ya no sé.
-Hay Sakuno, no sé que decirte.
-Creo que hemos perdido una hora de clase.- Mientras se levantaba del suelo y le tendía una mano a su compañera.-Vamos a pasear por ahí.

Ambas se pararon y se fueron a recorrer los patios de Seigaku. Hablando tratando de desviar el tema que afligía a la castaña…

Los días habían pasado rápido, ya era viernes…

Se encontraba ella en su habitación acostada mirando hacía el techo. Dos lagrimas corrían al costado de sus ojos intentaba calmarse pero se hacía era imposible. ¿Qué debía hacer? ¿Cómo se tendría que sentir? O ¿Qué tendría que decir? Tantas preguntas y ni una sola respuesta.

:) espero les guste ^^ un beso. Hasta la próxima.