Tu

Re: Tu

Perdonen a todos mi ausencia, y lamento que me haya tardado tanto para que haga una conti tan corta, pero en serio no tengo mucho tiempo, sin embargo les prometo que mañana por la noche les pongo la segunda parte de este capitulo con el maximo es decir 6 hojas en word ;) jaja cuidense mucho y gracias por el apoyo. LOS ADORO mis queridos lectores cemzoorianos :lindo: son lo mejor en serio... espero lo disfruten aunque este chiquito ^^


TU

Capitulo 12: Mentiras (Primera parte)

Sólo pude divisarla a unos cuantos metros de nosotros. No era posible, simplemente era totalmente irreal. Ella estaba en Francia por sus estudios, no había manera alguna de que pudiera llegar sin ayuda, pero cuando me fije bien en su aspecto… la imagen de Kagome se me vino a la mente, si tenía razón. Eran muy parecidas.

- ¿La conoces? – dijo una dulce voz mientras sentía un brazo jalar de mi manga.

- Ahm si Kagome, ella es Kikyo – dije en un tono muy inseguro. ¿Por qué? Ya que mi vida tomaba un buen camino, alguien llegaba a estropearlo.

- Oh Mucho gusto – comento Kagome sonriente estrechando la mano para que Kikyo la aceptara.

- Mmm Inuyasha, ¿quién es esta? – dijo Kikyo de una manera muy despectiva mientras miraba la mano de Kagome con asco. La pequeña solo se limito a quitar la mano.

- ¡Kikyo! Es suficiente, mira ella es Kagome Higurashi, no tienes porque llamarle de esa manera y además, ¿tu qué rayos haces aquí? – grite muy enojado por el horrible trato que le dio Kikyo a la mujer que amaba.

- Oh vamos Inuyasha, no protejas a los niños pequeños, ella ya esta lo suficientemente grande para defenderse sola, pero no entiendo, porque le hablas así a tu prometida – refunfuño Kikyo con una cara sonriente enfatizando la ultima palabra.

- ¿Prometida? – preguntó Kagome totalmente confundida. La entendía, jamás le había platicado de Kikyo y de los problemas que siempre me traía, y este era uno de los más graves.

- Kagome, no es lo que crees, espera – dije intentando acercarla a mí y que me viera a los ojos, ya que tenía la cabeza gacha, yo solo atine a abrazarla y le di una mirada de muerte a Kikyo mientras ella sonreía triunfante. De repente sentí un jalón que me alejaba agresivamente de Kagome, la inercia fue demasiada que caí al piso, cuando alcance a recuperar la razón vi al lobo abrazando a mi Kagome.

- ¡Bestia, ahora ¿qué le hiciste?! – gritó muy enojado mientras frotaba sus manos contra los brazos de Kagome, la cual seguía sin reaccionar. Kikyo solo se fue del lugar, al parecer arreglaría las cosas después, y de alguna manera agradecí eso.

- Ko… Kouga, ¿puedes llevarme a casa? – susurró Kagome mientras comenzaba a caminar lentamente.

- Si cariño, enseguida te alcanzo – murmuró el lobo mientras se volteaba y yo ya que me estaba parando recibí un puñetazo en la mejilla, uno que me comprobó que Kouga era más fuerte de lo que creía. Por un momento pensé que Kagome haría algo para detenerlo, pero ni siquiera detuvo su recorrido. Kouga después de pegarme solo atino a decirme – Imbécil, la vuelves a hacer llorar y te juro esta vez que te mato – bien, sobre advertencia no hay engaño, ¿verdad? Solo me quede ahí mientras el se alejaba y tomaba a Kagome del hombro de una manera tan posesiva que me hacía hervir la sangre. Me sobe el cachete, me dolía bastante, pero no era nada que una bolsa de hielo no pudiera resolver. Regrese a mi casa totalmente abatido y me encerré en el cuarto. Intente dormirme pero cuando ya empezaba a conciliar el sueño un molesto sonido en la puerta, me despertó.

- ¿Quién es? – grité molesto, esperando que no fuera el idiota de Sesshoumaru. Por suerte cuando vi la silueta entrando de un señor de edad con canas, una calva muy grande y aspecto gracioso, me alivie – perdón Myoga, estoy un poco estresado, ¿qué sucede? – pregunte suavemente para no alterarlo, el anciano ya estaba lo bastante grande como para que lo asustaran, si eso pasaba… le daba un infarto.

- Oh Amo Inuyasha, ya esta lista la cena, pero quería platicarle de un asunto de importancia… es sobre Kikyo – dijo el anciano algo preocupado, mientras cerraba la puerta lentamente.

- ¿Kikyo? Ah si, ¿Qué hace ella aquí? ¿Se supone que estaba en Francia? Además como supo del testamento, yo no le dije nada… a menos que tú… - no quise continuar porque no quería imaginarme que el más leal de mis sirvientes me había traicionado.

- Oh no Amo, yo jamás haría algo que le disgustara, sin embargo no me quiero ver como chismoso, pero creo que es mejor que lo sepa, su hermano Sesshoumaru fue quien – pero no pudo continuar porque el golpe que le di a la cabecera de la cama lo interrumpió.

- ¡Lo sabía! Maldito bastardo, me las pagara, por su culpa la chica que amo esta enojada conmigo – gruñe furioso mientras me acercaba a la puerta. Un brazo me detuvo.

- No joven, usted no me entiende, tengo que decirle algo mas importante… pero prométame que primero lo razonara, por favor – pidió el anciano mientras soltaba el agarre.

- Bien – dije resignado mientras me sentaba en el borde de la cama. Lo único que podía hacer era escucharlo.

- Hace unos días escuche al amo Sesshoumaru hablar con la señorita Kikyo de alguien, al parecer muy relacionado con usted. Dijo el amo que si ella acordaba hacer un trato con el, dejaría que usted se casara con ella – comentó Myoga algo preocupado. En cambio yo estaba ardiendo en llamas.

- ¡¡¡ ¿Pero Qué?!!! – grite totalmente fuera de lugar. Ni loco me casaría con esa bruja. Estaba seguro de que se parecía a Kagome y era muy atractiva, al igual que rica y sería un buen aporte para la empresa, pero nuestra compañía Taisho marchaba a la perfección tal y como estaba, y Kikyo jamás sería Kagome, ni loco… es mas ni muerto me casaba con ella, de repente empecé a procesar información - ¿Qué trato? – pregunté sumamente interesado. Posiblemente se trataba de algún acuerdo con el negocio de Miroku o algo por el estilo.

- Oh lo siento amo, pero ya no pude saber más, el amo Sesshoumaru colgó en ese momento, al parecer se dio cuenta de mi presencia. Debió haber hablado con la señorita Kikyo en privado, después de eso – dijo Myoga un poco culpable.

- Bien, pues ese maldito me las va a pagar, no es posible que me utilice a mí para sus juegos sucios, ah y no supiste ¿quién era la persona relacionada a mí? – pregunte mientras me quitaba mi camisa, ya estaba anocheciendo y me iba a dar una ducha.

- Oh si, era una señorita, creo que su nombre era Kagome – dijo intentando recordar.

¿Kagome? ¿Qué tiene que ver Kagome con Sesshoumaru? No… no puede ser, acaso ¿será? No lo podía creer.

Perdonen que este tan chiquito... pero no se preocupen no estaran en suspenso por mucho tiempo XD :D :beso: sayonara prrrmiauadios

 

Re: Tu

Perdonen que no lo haya continuado ayer por la noche, pero tenia que leer unas 50 pags de un libro, y llegue muy tarde a mi casa... por eso perdonenme T.T ahhh pero hoy sin falta les pongo la conti, pero bueno quiero ahorita ponerles comentarios personales ^^

Izayoimywill: Jaja cariño no desesperes, se que puse muchas cosas en duda y cuestiones que siguen sin responder, pero tu se paciente querida, recuerda... la paciencia es una virtud ;) jaja cuidate y Gracias por leer mi fanfic nena!! :beso:

frambuesitha: Si, hoy pongo la conti sin falta :D

Orianna: Jaja... si, por ahorita hay muchas preguntas sin respuesta, pero poco a poco entenderas con claridad lo que pasa, pero al igual que Iza... se paciente, si? ^^ ahhh y gracias por leer mi fanfic :beso:

carlotaa: Cariño jaja como estas? jeje verdad que si me pase de suspenso? pero es para que se emocionen mas por la conti ;) jaja y quiero agradecerte mucho nena por seguir fielmente como mi lectora, tkm besos :beso:

windmiko: Ahhh muchisimas gracias por tu comentario, que bueno que te guste mi fanfic... me alegra escuchar eso, y por supuesto me halaga :lindo:saber que estas al pendiente todos los dias ;) Gracias por apoyarlo... besos :beso:

Bueno, ahora solo esperen hasta la noche ;) jaja cuidense, sayonara prrrmiau

 

Re: Tu

Aqui esta la continuación espero les guste! jeje n.n y MUCHAS GRACIAS A TOD@S mis lectores cemzoorianos :D XD los amo:lindo: :beso: gracias por su apoyo ^^

TU

Capítulo 13: Mentiras (Segunda Parte)

Kouga se había comportado como todo un caballero, a pesar de lo que había hecho… y lo que yo había hecho, escaparme. Mi madre lo había mandado para buscarme, y gracias al cielo había aparecido en el momento mas indicado. Estaba totalmente segura de que yo amaba a Inuyasha, pero como estar segura de que el correspondiera a mis sentimientos, me lo había confesado, sin embargo el hecho de que llegara esa Kikyo, su “prometida” había hecho líos mi cabeza.

- Después de todo si me mintió – dije para mis adentros – Y yo que creía en el… pero sólo quería estar con su tal Kikyo – chillé mientras dos gruesas lagrimas rodaban por mis mejillas. No lo podía evitar, lo amaba demasiado y no lo conocía lo suficiente. Tenía una conexión tan fuerte con el que detestaba estar lejos de su presencia, pero por el momento era lo mejor. No quería verlo, eso significaría la verdad, la triste y cruel realidad… Kikyo.

- ¿Kagome? – Escuche en la puerta de mi cuarto – Te habla Sango – comentó mi madre suavemente mientras me pasaba el teléfono inalámbrico. Salió inmediatamente de la habitación cerrando la puerta.

- ¿Bueno? ¿Sango? – pregunte curiosa, como si no supiera que ella del otro lado.

- Ahh Kagome, cariño… ¿cómo estas? Miroku me contó todo – dijo histérica, el chismoso de Miroku no se pudo contener, me lo suponía - ¿Qué sucedió? Por el tono de tu voz, puede suponer que no hubo solución, cuéntame Kagome ¿qué paso? – decía aun mas alterada.

- Sango… cálmate, estoy bien, solamente que me entere de algo innecesario, es todo – dije tranquila intentando demostrarle que decía la verdad.

- Ay Kagome por favor, no me vengas con tonterías como esta, ni tu te la crees… ya dime que pasó- dijo molesta. Si, Sango me conocía muy bien y era buena analizando a las personas, posiblemente por eso quería estudiar psicología.

- Sango yo… - solloce suavemente. No lo podía evitar, el dolor en mi corazón era demasiado. Vivía reconfortando gente, escuchando y ayudando en todo momento, sonriendo para contagiar de felicidad a los que me rodeaban, vivía aliviando almas desafortunadas y desesperanzadas, pero lo que era realmente patético de mi persona era que no podía curarme yo sola como lo hacía con los demás. Por más que quisiera sonreír siempre regresaba una lagrima, cuando intentaba ver mis virtudes, solo encontraba defectos y cuando quería sentirme mejor para abrazarme, lo único que conseguía era mi propio desprecio – lo amo – dije suavemente.

- Ka… Kagome, ¿estás segura? Es decir, sabes lo que acabas de decir, ¿verdad? – Preguntó esperando una negación pero continúo – Amar no es sólo querer poseer a alguien, amar es el sentimiento que permite que veas las cosas de manera distinta y es tan difícil comprenderlo, tanto como ver feliz a la persona que amas en brazos de otra persona… si llegara otra persona Kagome, ¿lo dejarías irse y ser feliz aunque no fuera contigo? – preguntó sumamente concentrada en lo que diría yo. Pero que le podía decir, que ya había aparecido esa otra persona y que el estaba en brazos de ella. No podía asegurar si el estaba feliz pero.

- Si, lo haría – dije segura de mi misma y totalmente miserable. Sólo quería verlo feliz, era cierto. Pero me dolía tanto saber que no lo era conmigo.

- Pero Kagome, no creo que se hayan enojado porque lo amas, ¿o si? ¿Qué fue lo que realmente sucedió? – pregunto Sango dándome un touché en la conversación.

- Apareció otra persona – susurré inaudiblemente. Por alguna extraña razón, mi voz se quebraba cada vez más por cada palabra que salía de mi boca.

- ¡Kagome! ¿Pero cómo? – preguntó sumamente preocupada. ¿Cómo que cómo? Pues sólo apareció ahí nada más, ni siquiera Inuyasha esperaba a que esta se apareciera. Pero, esperen… de un momento a otro mi mente se empezaba a aclarar y comenzaba a divisar y analizar objetivamente los sucesos.

- Sango, lo siento tengo que colgar – dije muy sorprendida de mi capacidad de razonar y sobre todo, de mi actitud anti-depresiva. Colgué el teléfono sin dejar de escuchar los gritos de una Sango molesta e insatisfecha. Me quede pensando en lo que realmente había sucedido, recapitulemos. Yo le confesé que lo amaba, el hizo lo mismo… y hasta ahí iba todo bien. Luego apareció la bruja esta llamada Kikyo que ella misma se hizo llamar su “prometida”. Inuyasha no lo negó pero tampoco lo afirmó, y para variar Inuyasha tampoco esperaba que Kikyo llegara. Entonces, ¿qué rayos estaba pasando? Pero de un momento a otro me vi bruscamente en la realidad cuando escuche su voz a todo volumen.

- ¡Kagome! ¡Despierta! Necesito que me respondas algo muy importante – grito tomándome de los hombros mientras yo intentaba asimilar los hechos en su mirada ambarina.

- I… ¿Inuyasha? – pregunté en un murmullo. ¿Qué hacía el aquí? ¿Cómo se atrevía a entrar a mi cuarto? Y por la ventana además – Óyeme pero ¿qué… - no pude continuar porque me sujeto fuertemente y me tiro sobre la cama.

- Kagome, ¿tu conoces a Sesshoumaru? – preguntó seriamente. Tenía un aspecto aterrador, al parecer había tenido un ataque de furia, estaba todo rojo y le saltaban algunas venas. Lo admito, me daba miedo, así que sólo negué con la cabeza… ni siquiera sabía de lo que estaba hablando. Resopló y exhalo un enorme suspiro en señal de alivio. Se sentó en el borde de la cama, soltando el agarre con el que me tenía sujetada – Perdóname Kagome, en serio, pero es que tenía que saber… - dijo arrepentido.

- ¿Saber qué? ¿Si conocía a ese tal Sesshoumaru? – pregunte muy confundida.

- S… Si, ah perdóname nuevamente por haber entrado sin permiso, pero es que estaba desesperado – dijo levantándose. Solo atine a tomarle el brazo con las manos en señal de que se sentara. Lo hizo.

- ¿Quién es? – pregunte suavemente. No quería tensar la situación otra vez.

- Es mi… medio hermano – dijo en señal de desprecio. Como si eso no le agradara en lo más mínimo. Pero yo en cambio, me sorprendí. El no había mencionado a ningún hermano en el pasado.

- ¿Tu… tu medio hermano? ¿Es en serio? – pregunte no muy convencida.

- Si, es 4 años mayor que yo, el es el que maneja la empresa Taisho por el momento, ¿por qué? ¿No me crees? – preguntó curiosamente con una extraña mueca sensual en su cara. Verlo era como ver la puesta de sol en la playa, el primer día que nos conocimos; hermoso.

- N… No, es decir, Si… Si te creo – dije nerviosa y sonrojada por darme cuenta sin querer que me había quedado boquiabierta ante tal mirada.

- Kagome – comentó serio de nuevo – Lamento lo que paso hace unos momentos, déjame explicártelo todo. Kikyo es una amiga de la infancia, la conozco desde que tengo memoria, somos muy amigos, sin embargo su padre es dueño de una industria en Tokio y en el testamento de mi padre menciona que si no encuentro una pareja a mis 23 años, me tendré que casar con Kikyo para unir ambas compañías y prosperar en un futuro, hace poco lo encontramos Sesshoumaru y yo y por eso no pude verte antes, no sabía como explicarte que ya encontré pareja – dijo tomándome de las manos y viéndome directamente a los ojos. Yo nuevamente no lo podía creer, como se atrevía a decirme semejante cosa. De por si no sabía que sufría por el y ahora me decía que había otra persona.

- ¿Serías mi pareja, Kagome? – preguntó serio. Estaba tan molesta y pensante, que no me di cuenta que se había hincado frente a mi y ahora lo tenía debajo pidiéndome mi mano. No lo podía creer, a mis 19 años y ya me pedían matrimonio. Me inmuté totalmente – Sé que todavía faltan dos años para mis 23 y para que herede la compañía pero te prometo… -

- Si –

- que trabajare arduamente para que… ¿Qué? – se detuvo bruscamente tras haber escuchado mi respuesta.

- Si- repetí. Si, si… si, ¡si! Lo amaba, quería pasar el resto de mis días con el. Si no lo había conocido lo suficiente, ahora tendría toda una vida por delante para conocerlo – Inuyasha Taisho, si, seré tu pareja – solloce una vez mas antes de lanzarme a sus brazos y llorar de felicidad. El me correspondió y me estrecho fuertemente.

- ¡Kagome Higurashi, no tienes idea de lo feliz que me haces! – dijo eufórico mientras me cargaba en el aire y me daba vueltas. Parecíamos una pareja de película iniciando una nueva historia que de seguro tendría obstáculos, a los que yo haría llamar Kikyo y posiblemente el tal Sesshoumaru.

- Pero… Inuyasha, ¿qué sucede con Kikyo? ¿Por qué afirmó que era tu prometida? – pregunte algo insatisfecha mientras me secaba las lagrimas.

- Ahh no estoy seguro, ni siquiera supe por que estaba aquí… pero creo que tiene algo que ver con Sesshoumaru. ¿Estas segura que no lo conoces, Kagome? – pregunto no muy convencido de mi anterior respuesta.

- Segura, ¿por qué? ¿El si me conoce? ¿Qué tengo que ver yo con el o qué? – pregunte bastante confundida.

- No lo se Kagome… todo esto es muy extraño – dijo rascándose la cabeza. Pero ya nada me importaba, ahora estaba segura que el me amaba y que estaríamos juntos, sin embargo de alguna manera me preocupaba lo que vendría. Los problemas que tendríamos que enfrentar pero…

- Inuyasha, quiero… quiero que me dejes terminar mis estudios, por favor – pedí suavemente y muy nerviosa. No sabía como explicarle que eso era importante para mí.

- Jaja claro pequeña – rió y me ofreció una dulce sonrisa mientras me abrazaba acercándome a su pecho, lentamente me acariciaba la cabeza y yo, poco a poco me fui perdiendo en la oscuridad. Había pasado por muchas cosas el día de hoy… necesitaba descansar y que mejor descanso que siendo velado por el amor de tu vida.

Espero les guste... lamento nuevamente que este corto pero no tengo tiempo T.T el domingo les pongo mas conti ;) :beso: sayonara prrrmiau

 

Re: Tu

Disculpen en serio la tardanza :cry: pero es que toda esta semana y la anterior fue de examenes y necesitaba estudiar, hice examen en varias universidades, lo lamento, debí avisarles, y lo siento de veras... pero bueno, aqui les dejo una conti, no es muy larga, pero prometo que pronto pondre otra mas larga n.n cuidense LOS AMO!!

TU

Capítulo 14: Pervertido

Me desperté con el sol en la cara sin saber el lugar en donde estaba. Abrí los ojos lentamente y cegado por la penetrante luz blanca que me alumbraba los volví a cerrar. Parpadee un par de veces para poder asimilar un poco que eran más de las 9 de la mañana. Pero ¿dónde estaba? Era una habitación totalmente diferente. Muy pequeña para mi gusto y con una ventana a lado de la cama. No tenía idea en un principio del lugar en donde me encontraba, hasta que apareció. En frente de mis ojos una belleza viviente y durmiente además. Una preciosa joven de piel nívea, ojos grandes y verdes con un toque amarillo por los bordes, cabello azabache con aroma a lavanda y un cuerpo deseable y sin señal alguna de infancia.

Era mi querida Kagome, y ahora era mía. Ya estábamos comprometidos, baje mi mirada para encontrar nuestras manos entrelazadas y en su mano derecha, el anillo que le había insertado la noche anterior mientras dormía. Era un anillo de oro muy sencillo que por dentro tenía grabado en plata I&K. De seguro lo rechazaría por la validez tan alta del precio y del grabado, sin embargo, siendo yo uno de los empresarios más poderosos de todo Japón porque no darle a mi futura esposa algo que sea digno de ella. Y ni siquiera los 14 quilates de oro eran suficientes para opacar su belleza. Me acerqué lentamente a su boca y la besé ligeramente. Comenzó a parpadear en señal de despabilamiento.

- Buenos días, mi bella durmiente – dije totalmente ensimismado en su hermosura.

- Buenos días, mi querido príncipe azul – dijo con su dulce y aterciopelada voz – Mmm ¿qué hora es? – preguntó mientras se estiraba y alzaba con flojera las manos para alcanzar el despertador.

- Creo que son las 10am, no estoy seguro – susurré.

- Y, es domingo, ¿no? – preguntó nuevamente.

Su mirada esmeralda era más hermosa de lo que pudiera imaginar, el sol le daba en la cara en un ángulo que podría ser perfecto para cualquier fotógrafo. Observe su aura amarilla por afuera del iris y pude notar su pupila dilatada de que se acababa de levantar. Sin duda alguna era el ser mas hermoso de toda la tierra. Ni siquiera las más grandiosas súper modelos que había tenido de pareja antes, le llegaban a los talones. Kagome ahora era todo para mí.

- ¿Inuyasha? – llamó su voz angelical sacándome de mis pensamientos.

- Ehm, ¿qué? – pregunté regresando a la realidad.

- Jaja te preguntaba que si era domingo, amor – rió suavemente antes de acariciarme la cara.

- Si, es domingo – comenté casi ronroneando por el delicado contacto que estaba teniendo conmigo. Su mano era tan suave que parecía casi intangible, era como si acariciara talco con la cara. Podía sentir la calidez de su cuerpo a lado del mío y su mano de repente se detuvo.

Abrí los ojos desconcertado de la inesperada interrupción. Cuando la vi completamente pálida observando, lo que yo creí que era mi cara. Cuando su boca se entreabrió lentamente y habló.

- I… Inu…Yasha, no… no lo puedo creer – tartamudeó hasta que pude dirigir su mirada al objeto que veía con tanto asombro, el anillo.

- Ah eso, Jeje si veras, te lo coloqué ayer mientras dormías, es decir no puedes ser mi prometida sin un anillo, ¿o si? – dije sonriente mientras ella acercaba la mano lentamente a su rostro para observar mejor el pequeño aro dorado que rodeaba su dedo anular.

- ¿Cuánto…?-

Pero no la deje terminar porque sabía lo que iba a preguntar.

- ¿Importa? – Pregunté – No amor, ahora eres mi prometida, el precio de los regalos que te daré de hoy en adelante es totalmente irrelevante, ¿ok? – le dije totalmente convencido.

De repente la observé y me conmoví totalmente. Sus ojos estaban cristalizados y empezaban a segregar el líquido salado que es comúnmente conocido como lágrimas. Estaba llorando, iba a excusarme de que el precio era nada, y que no importaba por lo rico que era cuando antes de que pudiera abrir la boca, su voz penetró mis oídos.

- Es… hermoso – dijo mientras volteó a verme.

Dos lágrimas cayeron hacia su lado derecho. Era una visión enternecedora. La abracé fuertemente apretando su cabeza en mi pecho mientras mojaba mi playera con sus lágrimas. Nada más me importaba ahora. Ella era mi vida. Sentí como me abrazó con su mano libre por debajo del brazo y tomando la mitad de mi espalda. Le besé la coronilla de la cabeza para darle confianza. La separé suavemente y agaché mi cabeza para verla. Ella levantó la suya y me encontré nuevamente con la belleza de su cara. Sus pestañas negras y largas estaban húmedas y pegadas por las lagrimas, sus ojos estaban un poco enrojecidos pero me dio igual, ella era la mujer que amaba y cualquier apariencia que tuviera iba a ser perfecta, no importaba que. Me acerqué para besar sus labios carnosos y rosas. Estábamos tan cerca que podíamos sentir la respiración del otro.

- ¿Kagome? ¿Estas ahí? Cariño, Kouga ya se va, ven a despedirlo – gritó su madre del otro lado de la puerta.

Ambos abrimos los ojos de golpe, no nos imaginábamos que algo así pasaría. Me levanté rápidamente quitando las sabanas que estaban sobre nosotros y corrí a esconderme en su closet.

- Ah espera, me estoy cambiando, ahorita bajo – gritó Kagome muy alterada mientras intentaba encontrar sus calcetas y sus tenis. Cerró la puerta del armario y sólo pude ver rayas con luz – Ahorita regreso amor, no tardo – susurró mientras se alejaba para despedir a ese tal Kouga.

Esperé pacientemente mientras observaba mi alrededor, arriba de mi había una pequeña repisa con perfumes y unos cuantos alhajeros donde supuse yo colocaba sus aretes, sin embargo nunca la había visto con aretes o collares, no era lo suyo. A lado mío o más bien, a los dos lados había varias prendas. Entre ellas, una falda corta de color negro con una playera blanca que estaba bastante escotada, mi mente empezó a volar en ese instante. Imaginarme a Kagome luciendo ese conjunto con unas zapatillas de tacón alto, me emocionó mucho en varias maneras. Ella con un peinado sofisticado, luciendo sus hermosas y largas piernas, con algunos detalles de maquillaje.

- ¿Inuyasha? – llamó Kagome sacándome de mis fantasías. Allí estaba ella, tan hermosa como siempre sosteniendo las dos puertas del armario. Cuando me di cuenta ella miraba hacia abajo, seguí su mirada y entonces vi lo que llamaba su atención. Me sonroje inmediatamente y me cubrí con las manos – Inuyasha, ¿Qué hacías? – preguntó Kagome con una cara algo molesta pero sonrojada.

- Ahm… yo – dije mientras trataba de pensar en alguna excusa – Yo te imaginaba con este conjunto – suspiré resignado. Que caso tenía guardarle un secreto como ese, después de todo, estábamos comprometidos, ¿qué no? No le podía guardar secretos a mi futura esposa. Agarré con todo y gancho el conjunto de falda y playera contrastantes mientras se lo enseñaba y salía del armario – Lo siento Kagome, pero es que te vi vestida con esto y pues… - no pude continuar porque me sonroje súbitamente, al recordar lo que era capaz de hacerle si la veía así.

- Inu…Yasha – dijo con voz entrecortada mientras veía fijamente el conjunto que estaba en sus manos - ¿Es en serio? – preguntó viéndome muy apenada.

- Claro amor, después de todo, soy un hombre… porque no imaginarme a mi futura esposa en un traje tan elegantemente sexy como ese – dije sonriente tratando de quitarme la vergüenza de encima.

- E… Eres… ¡Eres un pervertido Inuyasha! – gritó Kagome mientras me lanzaba el conjunto y corría hacia su cama para recostarse y cubrirse totalmente con las cobijas que antes había tirado.

Tarde un poco en asimilar su reacción, me quedé ahí parado con los ojos bien abiertos, sin duda eso era algo que no me esperaba. Después de recuperar el conocimiento y la razón, la vi echa concha en su cama con las cobijas sobre ella, sólo se veía un bulto ahí pero sabía que debajo del grueso edredón estaba una mujer cohibida por mi perversión. Ella tenía razón, era un maldito pervertido por imaginármela tan sexy, pero el susto fue tal que de repente cuando me di cuenta, ya todo estaba en su lugar allá abajo. Me acerque suavemente para no hacer ruido. Me senté en el borde la cama, algo alejado de ella. Después de todo no quería que pensara que quería abusar de su confianza, para nada. Se creó un silencio que decidí romper lo más rápido posible.

- Kagome, lo lamento cariño, sé que soy un completo pervertido. No quería mentirte, ni mucho menos asustarte, pero no lo puedo evitar, eres la mujer que amo y obviamente deseo con toda el alma. Quiero decirte que mi corazón y cuerpo te pertenecen totalmente, que no importa lo que yo diga, me importa mas tu decisión, por eso no haré nada hasta que tú estés lista y quieras hacerlo – dije con voz ronca mientras intentaba asimilar las palabras que acababa de decir- Kagome, perdona por lo que pasó, pero es que eres una mujer sumamente atractiva y deseable… - no pude continuar porque de repente sentí como se movió detrás de mí el bulto. La vi quitarse las sabanas de encima e incorporarse, caminó con paso seguro hacia el closet abierto, se asomo ligeramente y tomó una bolsa de color negro, cerró el armario y volteó a verme con una mirada fija que no pude interpretar, posiblemente era una bomba y me iba a hacer volar en mil pedazos, o tal vez era uno de esos juguetes que te brincan en la cara para asustarte…

- Ábrelo – dijo con una voz sumamente cortante y si hubiera sido un arma, ya me hubiera pulverizado. Dejó la bolsa frente a mí y se alejo.

Tomé la bolsa negra, era algo grande, me dio miedo en un principio pero era Kagome, no me iba a matar hasta que se hartara de mí, así que le quite la cinta adhesiva rápidamente ya que no quería hacerla esperar o molestar en ese caso. Lo abrí lentamente y vi algo hecho bola, algo negro que no parecía ni una bomba ni un juguete espanta-personas. Lo saqué y lo estire… no lo pude creer.

- Kagome, esto es una broma, ¿verdad? – pregunté sin apartar la vista de la bermuda negra con la figura de un dragón del lado izquierdo.

- Para que veas que no eres el único que se imagina cosas – dijo suavemente mientras se volteaba coquetamente a su tocador.

La voltee a ver totalmente desconcertado y me miraba a través del espejo con una mirada sumamente seductora. Tomó el cepillo y comenzó a pasárselo por su cabello, mientras realizaba unos movimientos, que para mi parecer… eran muy, exóticos. Movió su cabello de una manera tan elegante y luego comenzó a colocarse brillo labial. Era más de lo que podía soportar. Me levanté de un salto, puse la bermuda en su cama y me acerque rápidamente hacia ella, la tomé por la cintura y la voltee, le levante el mentón suavemente para que me mirara y allí estaba de nuevo, la chica de mis sueños, la que me robaba el aliento, y que ahora consumía mi vida por cada beso que le daba.

- Sin duda, eres mi perdición jovencita, sin ti no se que haría – dije suavemente mientras me acercaba a su oído – eres mi vida – susurré antes de morderle el lóbulo de la oreja. Ella gimió.

De repente sentí un jalón en mi cabello y pude sentir como me hacía hacia atrás. La vi con una mirada de perversión que me produjo un escalofrío, sin duda esta niña no era nada fácil.

- Y tu la mía – dijo lentamente antes de arrebatarme un beso apasionado. Me rodeo el cuello con ambos brazos, sin duda era salvaje, así que no dude en corresponderle. La tome fuertemente de la cintura y la levante, para mi sorpresa la pequeña Kagome no pesaba nada, era como una pluma, por eso se me hizo mas fácil colocarla encima del tocador mientras ella rodeaba mi cadera con sus piernas. No nos importo el ruido que hicimos al tirar todas las cosas que estaban alrededor, desde perfumes y envases que pude imaginarme como fijadores y cremas para el cabello. La volví a cargar mientras nos seguíamos besando de una manera muy fogosa. La recargue suavemente contra la cama y entonces ella me detuvo. Colocó su mano derecha, la que tenía el anillo, sobre mi boca.

- No, Inuyasha… este no es el momento – dijo algo arrepentida, después movió su mano hacia mi mejilla y me miró tiernamente mientras yo seguía encima de ella – amor, aparte de que este no es un lugar adecuado por que hay personas haya abajo, siento que el momento debe ser mas romántico y que no tiene que pasar sólo por calentura – comentó mientras se encendían sus mejillas.

- Jaja te entiendo cariño, no te preocupes, lo haremos en un momento más romántico – le dije mientras besaba su mejilla y me acostaba a su lado, me quede muy pegado a la pared, incomodo – además creo que será mejor en mi casa, ahí tengo una cama mucho más grande y cómoda para ello – reí entre dientes mientras la veía sonrojarse.

Tal vez hoy no sería el día adecuado pero algún día sin duda, ella será mía completamente y nadie, podrá interponerse entre nosotros.

Espero les guste, cuidense mucho!! muah besos :kiss: sayonara prrrmiauadios