Lotte Una vez que realicé todas mis compras, me dirigí directamente hacia el Oráculo. Todavía tenía que bastante éter para gastar, y prefería aumentar mis propias habilidades antes de internarme de vuelta en Edén. No tenía sentido quedarse con sobras que luego podría perder. Así que me arrodillé frente al muchacho, mientras oraba, y le pedía fuerza a los dioses muertos, para poder completar su tarea. >> Subo 2 niveles a Fuerza >> Paso a: 3 Brebajes de Éter y 2 Pócimas de Éter
Espella Había terminado con la mayoría de los pendientes que tenía en el templo, aunque aún me quedaba uno. Sí, era la hora de traer la noche a Edén. Me acerqué a donde había colocado junto con el Oráculo la llama del Sol y la Luna, y cambié el estado de Edén a una oscura noche. Je, lo cierto es que poder cambiar esa cosa a mi antojo me hacía sentir, de cierta forma, como una diosa. Tras eso, me dirigí a la senda del pecado.
Egin Reaparecí en el Templo de los Dioses a través del pozo. Mi expresión no debía ser de lo más amigable, de verdad me sentía enojado por la humillación sufrida a manos de ese varelkraft y sus trucos sucios. Era peor cuando cargaba conmigo la sensación de que ese batalla estaba más a mi favor, si no hubiera sido por el cansancio; con un poco más de aguante lo habría derrotado sin problemas. Pero al final morí y desperté en el patio de la Iglesia, desde donde tomé al pozo para regresar a este lugar. Lo bueno es que ahora sabía sus puntos débiles y sus ataques. Era cuestión de aprovisionarme bien antes de ir a buscar la revancha, por lo que no perdí tiempo y me dirigí a la tienda de la señora. Aprovecharía la ocasión para vender algo y recuperar parte de la gran cantidad de éter que perdí.
Egin Luego de aprovisionarme en lo de Helga, recargué mis brebajes en el pozo y luego me teletransporté, a través del mismo, al patio de la iglesia del Camino de los Fieles.
Espella Me dirigí directamente donde se encontraban Himmelda y su hermano, que parecía haber vuelto. —Vaya, parece que sobreviviste a tu primera vez viajando por Edén en solitario, te felicito, ¿Qué tal te fue? Y sobre todo, ¿Conseguiste algo bueno para mí? Hablar con Nattaniel
Kashya Lo cierto es que había sido una exploración bastante fructífera y, como tal, tenía un montón de cosas que hacer en el templo. Lo primero era lo primero, descansar en el pozo y rellenar las botellas de éter, además de aprovechar para colocarme el anillo recién conseguido junto a los otros dos. Después tocaba las visitas rutinarias: Seyja, para actualizar la información de los nuevos enemigos, y el Oráculo, para mejorar mis fuerzas. Finalmente... entregar el rastro y el tomo. Más que provechoso el viaje. >>Usar pozo (me equipo el anillo etéreo) + actualizar el bestiario + subir tres niveles (inteligencia, fe y habilidad) [si me falta éter, quítame alguno de los cúmulos sin problemas] + darle el rastro de Bahamut a Helga + darle el tomo de conjuros de los humanos III a Hodet
Contenido oculto Paso a paso, porque por las cosas que va a hacer Kashya, necesito que sea por separado (?) De momento te cuento lo de Hodet y ya luego, si quieres, entregas el rastro Tras canalizar su éter y hablar con Seyja, Kashya se dirigió a Hodet y le entregó el libro. Sorprendido, el hombrecillo deforme comenzó a leerlo. —¿O-Oh? Me traes un libro muy difícil... pero creo que lo entiendo. Oye, ¿dónde lo has conseguido? E-Este libro es... increíble. Hodet movía sus ojos con celeridad sobre el papel, entusiasmado y claramente sorprendido. —Aquí cuentan cosas de conjuros que no conocía, no. Son... son conjuros fuertes. Muy fuertes —en sus ojos se veía un brillo extraño, casi como si ver esos conjuros le produjese algún pensamiento o le diese alguna idea—. G-Gracias por traerme esto, señorita Kashya. Son muy interesantes. Si quieres, creo que te puedo enseñar algo de lo que pone aquí. Hehe... es lo único que se me da bien, los conjuros. Tras decir eso, centró su mirada de nuevo en el libro, y suspiró. —No creo que pueda aprender nada más, la verdad. Estos conjuros son de los Originales, en persona. Ellos eran fuertes, y listos, no como yo. Inventaron los conjuros, ¿sabes? S-Si sé estos conjuros... ¿seré tan fuerte o tan listo como ellos? Quizá así pueda... acabar con esos bichos azules. Si soy fuerte podré, ¿no? >> Hoddy... se la llevaron los litzel. Eso dijo el Papa Adalith, sí. Y-Y aún no sé dónde está... Hmm... ¿qué debería decirle a Hodet? Parecía tener muchas dudas sobre qué hacer, ¿eh? >> Deberías ir a buscar a Hoddy al Monte Olhalla. >> Deberías volver a la Iglesia a preguntar por Hoddy. >> Deberías quedarte aquí, estarás seguro. *** Por su parte, Espella se encontró con Natt de nuevo. Orgulloso, el semidios tenía una bolsa cargada de provisiones en su regazo. Sonriente, le dijo: —Claro que llegué sano y salvo. No le tengo miedo a unos cuantos varelkraft podridos, ¿sabes? >> Es un lugar curioso, aquel. Hay unos enemigos muy extraños, esas... panteras que parecen poder aparecer y desaparecer. Por no hablar de esas criaturas que surgen donde las mariposas. No me transmiten buenas sensaciones, debo decir. Su éter... siento su éter. Y es extraño, es raro. Diferente, de algún modo, no sé explicarlo. ¿Es siquiera éter? No... no lo sé. En fin. Sea como sea, he rebanado unas cuantas cabezas de esos bichos, y de otros tantos. Y creo que te va a gustar lo que te traigo. Un trato es un trato, ¿no? Recibes: - Ojo de pantera x1 - Esencia ilusoria x6 - Trozo de adamantita x4 - Trozo grande de adamantita x2 - Cóctel molotov x2 - Urna ígnea x2 - Bebida caliente x3 - Flechas de acero x5 - Dardos ígneos x6
Espella —Vaya, debo decir que superaste mis expectativas chico, buen trabajo, espero que sigas así. Hice un gesto de desagrado al escuchar hablar de aquellas panteras, recordando las veces que había tenido que enfrentarlas. ¿Y criaturas que surgían de las mariposas? No había escuchado de ellas, quizá sería buena idea echar un vistazo después. Después de dejar a los semidioses, volví a encontrarme con la chica maga, y entonces recordé que necesitaba las provisiones de comida que había robado. —Oye niña, lamento interrumpirte pero necesito que me des algo de la comida que tomaste de los nobles del castillo. Hay un perro en la torre del que quizá pueda conseguir algo de lealtad si le doy algo de comer. Oh, y ya que estamos, si tienes alguna flecha de fuego, me vendría bien. Tu compañera elegida te necesita~
Kashya —En el Castillo de Verghal. Escuché con atención las palabras de Hodet, sobre todo cuando dijo que aquellos conjuros era los Originales y que no habría más que aprender. Así que esos conjuros tenían que ser especialmente poderosos, ¿verdad? Ni siquiera me paré a pensar por qué el hijo del rey tenía un libro de tremendo valor entre sus pertenencias, a decir verdad. Aun así, Hodet parecía especialmente preocupado por cosas ajenas al tomo en sí y supuse que lo correcto sería... ¿decirle algo al respecto? >>Pero sabes leer estos tomos tan complejos, eso significa que eres listo. Sea como fuere, antes de poder seguir respondiéndole, Espella se acercó para llamar mi atención y pedirme algunas cosas. Asentí con la cabeza sin más y saqué las provisiones junto a la flecha de fuego para extendérselas a la mujer. Después, sin pararme a esperar una respuesta realmente, volví a girarme hacia Hodet. Podía creer que era inteligente, sí, pero de ahí a salir del templo solo... >>Es peligroso. Deberías quedarte aquí. Contenido oculto Edito yo el intercambio <3
Hodet alzó la cabeza, preocupado, y miró a Kashya. —¿No... confías en mí, entonces? Ya, entiendo. Si salgo, seguro que me matan, ¿no? Soy torpe, y tonto, lo sé. Hehe. En fin... >> ... entonces hazme un favor. Un favor, solo. Busca a Hoddy. Ella está, como me dijo el Papa Adalith, secuestrada por litzels. Es una niña muy pequeñita, muy dulce. Quiero, uhm, volverla a ver. Por favor... P-Pobre, se le veía tremendamente triste... Contenido oculto Y ahora, si quieres, dale eso a Helga ewe
Kashya Bueno, si tenía que ser sincera, confiaba bastante más en nuestras habilidades que en las suyas, pero entendía que tampoco tendría que decírselo directamente. —La rescataremos, no te preocupes. Al menos eso era cierto. Después de haber salvado y traído a tantas personas al Templo, no iba a ser mucho problema hacer lo mismo con la hermana de Hodet. La cuestión residía en... bueno, descubrir dónde la tenían secuestrada claro. Sea como fuere, me despedí de él y me dirigí, ya sí, hacia Helga para darle el rastro de Bahamut.
Egin Reaparecí en el Templo. Surgí del pozo del lugar con una cara pensativa y el ceño fruncido, recordando lo que acababa de hacer en el asentamiento de los varelkraft. Lo que le había dicho a Crimson cuando dejé dinero en su pequeña mano. Me definí a mí mismo con un Elegido. Hacerlo era demasiado extraño en mí, pero desde el principio renegué de mi condición como tal. Siempre me decía que nunca pedí ser algo como esto y me preguntaba por qué debía cumplir los designios de una voz desconocida. Para colmo debía lidiar con dioses. En resumen, no hacía gracia ser un Elegido. Y sin embargo, le dije a Crimson que yo lo era, quizás para darle ánimos y valor. Tal vez porque ahora entendía que había seres vulnerables que nos necesitaban, y otros sujetos malditos que esperaban ser liberados a través de la muerte (o lo que se le pareciese). La verdad es que me sentía muy extraño con eso. Pero ya estaba hecho. Ahora que estaba en el Templo, tenía que aprovechar a hacer algunas cosas antes de dirigirme a los Campos Sagrados. Aún pensativo, me acerqué a donde estaba el Oráculo: —Quiero elevar mis fuerzas —dije, presentándole el éter necesario. >> Subir dos niveles (Aguante + Agilidad)
Helga tomó el rastro entre sus manos, curiosa. —Vaya... interesante éter el que siento aquí. No es humano, ni varelkraft, ni litzel. Ni de ningún animal o criatura. Se siente... como el puro sol y la luna, unidos. ¿Acaso es de algún ser creado en base a estas? Interesante, sin duda. Gracias, elegida: lo guardaré con mimo, y veré qué puedo darte. Se actualizarán las provisiones de Helga. Sin embargo, conforme se alejaba Kashya, notó una mano a su espalda. Una mano fría, que, repentina, apareció sin que Kashya sintiese siquiera a alguien aparecer tras ella. Cuando se giró, observó un rostro sombrío, oscuro, lleno de rabia. Kattari. —... no creas que no he visto lo que has hecho. Elegida, Elegida... ¿es que no recuerdas las promesas que hicimos? Acordamos un pacto, y lo estás incumpliendo. Sabes que incumplir pactos conlleva castigos, ¿verdad? Si no lo sabías, es hora de que aprendas la lección. >> Aunque estoy dispuesta a ser generosa. Solo por esta vez. Créeme, Elegida, tienes mucho que perder. No poder rebanar tu vida no es un problema. Sentirías igual dolor si quiero. ¿Qué, te interesaba darle a esa vieja el rico éter de un enemigo poderoso? ¿Te interesan los servicios que pueda ofrecer? Hmpf. Podemos comprobar qué servicios te ofrece cuando pierda la vida, por ejemplo. Sería divertido, ¿no crees? Ah, y, por supuesto, igual que has sentido mi mano fría en tu hombro, podrís sentir... cosas peores. Continuamente. Cuando menos lo esperes. Kattari se cruzó de brazos, suspirando. —... este es mi último aviso. Implórame perdón. Soy una aliada útil, pero debes saber tu sitio y cumplir tu parte. Como enemiga, soy mucho peor que como aliada. Así que, vamos. Implórame perdón, y salda tu deuda. Debes pagar 2000 de éter para que Kattari te perdone. Se te quedará el saldo negativo si no tienes suficiente. ¿Solicitar perdón de Kattari?
Kashya Después de darle el rastro a Helga, asintiendo con la cabeza cuando preguntó si se trataba de algún ser relacionado a las diosas porque, bueno, era el caso, me dispuse a dirigirme al pozo para seguir con lo que correspondía. Sentí, sin embargo, una mano sobre mi hombro que me hizo parar en seco y me giré para comprobar que se trataba de Kattari. La escuché con la impasividad que me caracterizaba, porque a decir verdad, ni siquiera eso lograba inmutarme lo suficiente. Me encogí de hombros cuando terminó de hablar, siendo que había escogido darle el rastro a Helga un poco porque sí, no me imaginaba que se fuese a molestar tanto por ello. —Bueno. Perdón.
Egin —Muchas gracias —le dije al Oráculo cuando terminó de realizar su tarea, y me fui sin decir nada más pues no se me ocurrió qué más añadir. Mi siguiente parada era más incómoda, pero debía hacerlo. Me acerqué hasta donde estaban Helga y sus provisiones. Me paré frente a ella y la saludé con un gesto silencioso. —He obtenido esto mi viaje, sé que te puede servir. Le entregué el Rastro de Krom.
Kattari la miró con severidad, esbozando una pequeña sonrisa triunfante. —Bien. Así me gusta. Buena chica. Acercó su mano a Kashya, y esta, de nuevo, sintió cómo se retorcía dentro de ella su éter. Aunque esta vez, Kattari estaba extrayendo eter de ella. —... listo. Quedas perdonada. Pero eso sí: ya sabes lo que pasará si tú o uno de los tuyos volvéis a traicionarme. El próximo rastro de éter que encontréis, dádmelo. Más os vale. A ti y a todos los que conmigo firmen un pacto. >> Y si te interesa, bueno... quizá tenga algo que ofrecerte, muchacha. Esa oscuridad dentro de ti se ve muy bella ahora, ¿no?~
—Oh, pero mira quién está aquí~. Muchachote, me alegro de verte sano, salvo, y altivo, como siempre. ¿Qué me traes? Rezo porque sea un anillo, aunque sé que no será el caso. Ah, pero mira qué rastro más interesante. Quema un poco, ¿sabías? Esto fue de un varelkraft, y de uno muy poderoso, me consta. Oye, galán mío, ¿no habrás metido las narices en los asuntos de esa especie? Ten cuidado con donde te metes, pichón: son seres violentos y fuertes, y bastante impetuosos. No me gustaría que te estropeasen esa cara o ese cuerpo que tienes como consecuencia de un enfrentamiento que salga mal, ¿eh? >> Bueno, pero si me prometes cuidarte, te ofreceré mi ayuda. Tengo cosas interesantes, entre ellas, anillos nuevos que te puedo ofrecer. Ya sabes, por si quieres regalarle uno a alguien especial~. Provisiones de Helga actualizada.
Kashya Seguramente no había sido la clase de perdón que hubiese esperado, pero lo aceptó de igual manera. Supuse que lo que realmente le interesaba era el éter que me quitó después así que estábamos en paz. Al menos ya sabía que si volvía a encontrar un rastro, se lo tendría que llevar a ella sí o sí. Realmente no me importaba dárselo a ninguna de las dos, pero estaba bien saberlo. —Uhm. Está bien, ¿qué tienes para ofrecerme?
Kattari no pudo contener una risilla ahogada. —... qué sumisa de pronto. Me encanta. Sí, claro que te puedo ofrecer algunos tratos más... ¿estás, acaso, interesada? Puedo ofrecerte una... potenciación etérea. Ya sabes como funciona. Totalmente gratis. Solo por ser hermana de la Orden de Seider. >> Solo pídelo... je, je. Tanto Espella como Kashya tienen disponibles un total de 2 potenciaciones etéreas (de las cuales ambas gastaron ya 1, claro). Desde ahora, cuando estén disponibles más, aparecerá en el tema de "Conjuros de Kattari".
Lotte Ya sin mucho más que hacer ahí, y viendo como varios de mis compañeros retornaban de sus aventuras, decidí que era momento de dejar de orar, y volver a las andadas. Me dirigí directamente hacia el pozo, para transportarme hacia el Gran Cementerio. Si mal no recordaba, todavía había cosas ahí por ver.
