Sky Infernalis Sky infernalis [día 2]

Laila

— Realmente algo de lo que me enseñaron durante toda mi vida tenía que servir — comenté en una suave risa, aunque la verdad era que, cuando estuvo tocando tuve que escribir rápidamente las notas que percibía, un trabajo realmente cansado — No hay de que, como te mencioné esa canción debía estar en un pentagrama y no solo en tu cabeza...

 

Esteban

--Es muy considerado de tu parte --le mencioné --yo no conozco las notas ni se leer partituras --le dije viendo las hojas que me había entregado, y las guarde dentro de un bolsillo en mi capa --pero es admirable tu trabajo.

 

Laila

Lo miré confusa cuando dijo que no sabía cuales eran las notas y no sabía leer las partituras, ¿cómo tocaba el piano si no sabía hacerlo? — Disculpa si te molesta la pregunta que haré pero...¿cómo tocas el piano si dices que no sabes las notas? — pregunté esperando una respuesta que tan siquiera no me dejara con la intriga

 

Esteban

--Un viejo me enseñó un par de melodías --le dije cambiando la mirada pues aún no aceptaba el hecho de que lo hubiera perdido --yo sólo memorice en los tiempos que debo tocar las teclas, es todo

 

Laila

— Entonces sabes tocar el piano porque aprendiste que teclas tocar en un tiempo en específico... — llevé una de mis manos a mi mentón como si estuviese intentando buscar un trasfondo a todo lo que me decía, eso era algo muy peculiar y que jamás había escuchado, pero vamos... si existía una academia como esta y nosotros teníamos alas pues... todo era posible

— ¡Eso es algo muy curioso! — dije algo emocionada por lo mismo que había comentado

 

Esteban

--Supongo -- la mire y me extrañó su postura, nunca había visto a alguien así --pero algún día lo lograré--le comenté mis deseos pues se me hacía mucha confianza en el ambiente

 

Laila

Sonreí ante lo que había dicho, si él era capaz de tocar sin saber algo "teórico" en el piano, con seguridad lograría aprenderlo porque ya tiene una que otra cosa de la parte práctica, así que no le encontraba mucho problema — Supongo que si lo lograrás — dije reprimiendo un bostezo con la palma de mi mano al cubrir mis labios

 

Esteban

--Gracias por tu positivismo -- le dije y la mire por unos momentos hasta que note como su cuerpo manifestaba cansancio --imprudente de mi parte, me retiró para dejarte descansar --me mencioné acercandome a la puerta, realmente no quería irme, me sentía cómodo con ella pero tenía que dejarla descansar --gracias

 

Laila

— No hay de que...— comenté tallando un poco uno de mis ojos levemente para mantenerme despierta, él no parecía estar nada cansado en cambio yo, luchaba por no desfallecer en el suelo para seguir durmiendo para descansar todo lo que pudiera, realmente había sido un día largo y en estos momentos no me importaba dormir en el suelo si era necesario.

—Descansa~

 

Esteban

Estaba a punto de irme, se me ocurrió voltear a verla y pude apreciar su rostro muy cansado, pareciese como si sólo estuviera de pie por pura inercia, no podía dejarla así, me acerqué a ella y coloque un brazo sobre sus hombros y con el otro tome impulso para cargarla entre mis brazos, su peso era tan ligero que no me sentía incómodo, sabía que podía caminar sola, pero dudo que fuera la mejor manera, camine hacia su cama, pues era la única entre las demás intactas y la deje caer con una delicadeza para no lastimarla, la arrope con una sábana que estaba cerca y acomode su cabeza en la almohada --descansa --susurre y me aleje despacio para no molestarle. Cerré su puerta y volví a mi habitación

 

Laila

Estuve a punto de acompañarlo fuera de mi alcoba cuando de pronto pude sentir su tacto, lo cual me hizo reaccionar un poco o bien, en otras palabras me hizo salir del trance en el que me encontraba, pensé que solo se despediría de mi y se iría por la puerta pero claramente estuve equivocada porque mis pies dejaron de tocar el suelo de un momento a otro.

¿Por qué había hecho algo como eso así de repente?, intenté articular alguna queja que le indicara que no era necesario que hiciera tal cosa o algo parecido pero mi cuerpo no hizo caso a lo que pasaba por mi cabeza en esos instantes, pude abrir mis ojos levemente cuando sentí la suave cama debajo de mi otra vez, después de eso ya no pude apreciar nada mas, me había rendido al cansancio sin poder dar mas pelea para mantenerme despierta.

Estaba segura que no despertaría hasta el día siguiente.

 

Todos descansaron de aquel agitado día, tanto es así que ni siquiera sintieron cuando sus compañeros de habitación llegaron bastante entrada la noche cubiertos de sangre seca que se limpiaron eficazmente, no deberían saber nada los nuevos ingresos, no todavía.

La mañana se inicio temprano, la las siete cada nuevo ingreso escucho el toque en su puerta como único despertador además de la luz que entra por los ventanales.

Se escucha una voz, la de la señorita Selena, decir que pronto iniciarán su bienvenida formal al internado.

 

Demian.

Miré extrañado unos segundos el techo, mientras mi memoria volvía poco a poco. Cierto, había olvidado que estoy aquí. Anoche estaba muy cansado y me dormí sin cambiarme de ropa. Me senté al borde de la cama y me froté los ojos un poco, para luego estirarme y desperezarme. Fui al baño a lavarme la cara y cepillarme los dientes. Minutos después salí con un cambio de ropa que consistía en el mismo par de jeans y una remera mangas cortas azul marino.

Salí al pasillo— Buen día, señorita—bostecé tapándome la boca. El resto de mis compañeros aún no se despertaba.

 

Talía.

Dormí sobre el pecho ya que tenía la espalda sensible por el tema de las alas, en estos momentos agradecía no tener tan grandes mis "atributos femeninos" ya que me hubiese molestado mucho dormir sobre el pecho, sobre la espalda y nunca logre conciliar el sueño al dormir de lado.

Me levanté de la cama y mire a mi alrededor, Ari estaba despierta preguntando por la ropa.

—No creo que usemos uniformes, los estudiantes que nos trajeron aque no los traían —tomé mi bolsoy de el saqué una muda de ropa —. Pido el baño —aclare caminando a este con tranquilidad.

Me dí una conta ducha de agua tibia, me vestí como siempre y salí del baño secando mi cabello con una toalla.

Salí de la habitación vi a Deminan, sonreí un poco y camine hasta él.
—Buenos días.

 

Demian.

La señorita Selena y yo estabamos esperando al resto de los estudiantes, cuando una de las puertas se abrió y en el pasillo se presentó Talía saludando.

— Buenos días, ¿qué tal dormiste?

 

El grupo se empezaba a agrandar esperando fuera de la puertas, los armarios estaban llenos de ropa y todos ya debería estar despiertos y, aún así no todos se estaban presentando.

 

Demian.

Arianne había salido minutos después y se nos unió a la espera. Al parecer todos seguían dormidos, se perderán el primer día de clases.

— Buen día, Arianne—saludé a la chica del parche—. Lindo vestido—señalé su prenda y luego me recosté un poco por la pared.