Salón Esmeralda

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Habrá una sorpresa :3 wiiiiii

 

Contenido oculto: Lo bueno

a partir de aquí, esta servidora se encargara de estas escenas... leer con precaución XD

Muchas mujeres me han y he poseído... todas ellas criaturas bellas; algunas frívolas, algunas sumisas, algunas mas dulces y otras tantas crueles....pero todas tienen algo en común... su necesidad de ser deseadas.

Pronto, después de quitarle la ropa y mirar los ojos azafrán de esta mujer, me doy cuenta que esta sera la misión mas distinta que me hayan encomendado.

Sus besos son expertos, no tiembla sobre mi piel caliente, sus manos son firmes y me incitan a mi locura.—¿Tan fácil eres de dominar? Creí que tendría un reto—susurra a mi oído, mi sonrisa que tantas veces ha desarmado pronto hace aparición y con uso de mi buena voz y encanto respondo.

—Mi deber es complacerte, — Beso su cuello aun con ella en mis piernas; y susurro contra garganta—¿Quieres que te tiente al pecado?... puedo hacerlo...

Pronto mis besos descendieron por su cuerpo esperando la reacción de esta nueva gladiador.

 

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Esto sera geniallllll, me encanta esta sorpresa jajaja

Sus besos fuertes bajaron por mi cuerpo con mis manos siempre en su cabello castaño, me estremezco, no puedo ser la única en hacerlo así que me pongo manos a la obra.

Lo sujeto de los hombros hasta que lo acuesto, hace algo de presión al principio y luego se deja llevar, destrozo sus labios pero me doy cuenta que el mío sigue sensible de cuando lo mordí durante la tortura de Vitrion.

—Has tu mejor intento, campeón.

 

Contenido oculto: XD

@Amelie asi, o pongo algo mas ??? XD

Su insistencia por que me detenga me deja helado unos segundos; pero pronto entiendo que es para continuar ella. Pocas mujeres han querido tomar la iniciativa, eso me gusta ella... me gusta.
—Has tu mejor intento, campeón.—provoca a mi ego y vuelvo a sonreír mas descarado
—No te arrepientas después mientras suplicas mi aliento—Mi voz es sensual, e incitadora—Hoy yo seré campeón sobre un gladiador....Dime mujer guerrera,cuantos te han hecho temblar—Beso su cuello y desciendo... su respiración es agitada, consigo poco a poco mi premio.

 

—¿Sobre?— me detuve y levante un momento —Te has engañado si crees eso y supongo que deseas saber cuántos de verdad me han hecho sentir, pues no querrías escuchar cuantos han compartido mis aposentos. Solo suplicaría un aliento y lamento decirte que no es el tuyo— sonrío con orgullo sin mostrar tristeza que sí siento.

—No hay porque saciar esa curiosidad si no me has dado algo para cambiar por mis respuestas— un reto que suelto en el aire, veremos que hace con él mientras yo sigo obteniendo pequeños suspiros de su parte.

 

—El amor es incierto... y no creo en el; pero si clamas ese otro aliento déjame demostrarte de Alexandro puede borrar de tu mente esta noche el sabor de los otros—Mis besos son ahora furiosos, mi ego esta henchido y deseoso... su cuerpo a luz de las velas brilla como la miel al sol, y mis ojos nublados no pueden mas que anticipar el encuentro. Nunca había deseado tanto; sorpresas de ese Coliseo ahora me han bendecido los dioses.


El deseo mueve al mundo, y se que me desea, lo vi cuando llego. Yo mismo inicie el cortejo y el baile que debía empezar, suspiros de ambos y la habitación empezó a arder.

 

—Nunca hable de amor, fue deseo: del más puro y salvaje, dudo que tu nombre pueda remplazarlo si tu cuerpo se parece tanto a lo que fue él.

El estaba desesperado, le segui el juego pero siempre intentaba bajar la rapidez del glorioso acto, el tendria que saber que yo soy la que manda sobre su cuerpo y el mio.

—Nixiras, es mi nombre— le digo mientras casi legamos al Olimpo, sin pensar en nadie más pues esto era lo que mi cuerpo necesitaba, no lo que queria.

 

Mi cuerpo tiene vida propia, su dominio sobre mi es embriagante, excitante, es perfecto. Me dejo llevar por las mortales olas de su furia y la arrastro conmigo en mi pasión.

Su nombre es oscuridad, la misma que me nubla, el jubilo glorioso sale de mi pecho gritando y aferrándome a ella... un nombre que jamas en eones se olvidara.

El agotamiento llega a mi cuerpo, y el velo del sueño empieza a tocarme; hoy he aprendido que aun sobre su necesidad de ser desea, esta mujer tenia la necesidad de ser complacida. Su furia es perfecta y yo ya tengo como un bello recuerdo que no dudare en atender siempre que lo pida.... que ella me lo pida.

 

Se dejo llevar tan rapido y me arrastro con el y allí nos quedamos, yo sobre su cuerpo en el medio de una sala con otras dos personas detras de las cortinas y muchas otras detras de las puertas.

No me rogó pero su cuerpo fue como si lo hiciera, me vestí rapido y me acoste a su lado, se quedo profundamente dormido luego de alcanzar su climax. De eso se habia perdido Priscus.

 

Tertius

Aquellos amargados soldados imperiales me hicieron pasar al tan mencionado Salón Esmeralda y se marcharon, no sin antes advertirme que me arrancarían el corazón del cuerpo si intentaba escapar. Me rasqué la nalga izquierda a modo de respuesta.

Sus amenazas pronto adquirieron el sabor de un sinsentido cuando mis fosas nasales fueron embargadas por el perfume de unas velas, las cuales iluminaban un recinto que, mínimo, inspiraba cierto bienestar... ¿Quién no se sentiría relajado en un lugar de esta índole, luego de mirar con impotencia cómo la piel de un hermano desaparece bajo agua hirviendo? La espalda despellejada de Vitrion se transformó en dos inmensos pechos, momento en el que pude dar cuenta de que mi mente se estaba enfocando, por reflejo, sobre el entorno que me rodeaba... Bha, ni siquiera sobre el entorno que me rodeaba: ¡QUÉ PECHOS!

Ella no se dio cuenta de la forma en que la miraba, pues soy el campeón mundial del disimulo. Si en el Coliseo se dieran batallas de disimulo, yo sería más poderoso que Ambrosius.

Me acerqué lentamente a esa mujer. Era tan hermosa que se me erizaba la piel. Me observó con sus ojos de miel y esbocé una sonrisa galante, para responder a esa mirada brillante.

—Siento haberte hecho esperar —dije, poniéndome en cuclillas junto al diván, con un tono de voz que había derretido a unas cuántas— ¿Cuál es tu nombre, doncella?

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@Yukionnatifa Gemela malvada: ya que no podemos rolear como los Hermanos del Mazo, escribamos una escena erótica al filo de las normas :p

 

Contenido oculto: Buenooooooo

Si insistes XD

En aquel diván de terciopelo, recostada y sugerente; espere con impaciencia al guerrero que habría de tomarme. —¿Como será?— pensé—¿Orgulloso?, ¿Fiero?, ¿Salvaje...?—Trague con miedo ante la ultima opción; pero seguro lo sería, muchos hombres lo eran, el no sería distinto.

La seda de mi vestido encajaba con mágica facilidad a las curvas de mi cuerpo y mi cabello pulcro y perfumado se regaba en mi espalda desnuda.

Pronto un hombre ingreso a la habitación, adaptando sus ojos a la bruma del recinto, su mirada paseo por el cuarto hasta que me halló... Su mirada se detuvo en mis senos, ¡que sorpresa! y aun así no me molesto.

Su cabello era fuego y estaba alborotado en una llamarada, sus ojos eran del azul de hielo... no, no del hielo, del cielo de un verano caluroso. Me sonrojo ante mis cavilaciones.

—Siento haberte hecho esperar —dice el con voz ronca— ¿Cuál es tu nombre, doncella?
—Gaea... mi nombre es Gaea...—Respondo en el mismo susurro de su pregunta y acaricio su mejilla, ahí, por encima de la cicatriz.

 

Tertius

Gaea... Era la primera vez que escuchaba aquel nombre, el cual resultó sumamente agradable para mis oídos. Sus dedos de porcelana, suaves y cálidos, recorrieron las cicatrices que me infringió el león por que jamás rezaría.

Sin brusquedad y con suma cordialidad, atajé su mano. Tocar su piel era una sensación fascinante. Besé la palma de la doncella, para después apartar con mi mano libre un mechó de cabello que se derramaba entre sus pechos, acto que aproveché para rozarlos. No obstante, no fue la zona en la que detuve mi mano, sino su mejilla derecha, la cual acaricié amorosamente.

Eran los ojos de Gaea lo que buscaba a través del aroma del Salón Esmeralda. Quería verlo; ojos de miel, la ventana del alma ¿Qué se leería en los ojos de la mujer más sensual de Roma?

No encontré brillos que me dijeran algo.

—No hace falta que disimules conmigo —le dije a la hermosa Gaea—. Tú debes estar soportando dolores del alma, como mis hermanos y yo.

La llevé conmigo hasta una de las camas, donde empezamos a quitarnos los ropajes, con lentitud.

—Cuéntame tu historia, oh, hermosa Gaea, enséñame el brillo que esconde tu mirada —le dije en el momento en que, desnudos, nos acariciábamos impúdicamente sobre el colchón.

 

El hombre me llevo a uno de los camastros, con lentitud procedimos desnudarnos; las joyas que adornaban mi piel desnuda danzaron al encontrase libres y su leve tintineo me provocó sonreír.
—Cuéntame tu historia, oh, hermosa Gaea, enséñame el brillo que esconde tu mirada — me pidió,mis ojos se nublaron pero mi sonrisa se mantuvo. Con suma delicadeza me senté en su regazo, su urgencia era palpable, me deseaba, pero...¿Quien no lo hacia?. Recosté mi cabeza en su ancho pecho y respondí

—Yo no tengo historia, solo un nombre.—Y bese su pecho esperando que esto pudiera acallar un rato su curiosidad y silenciar mis sentimientos.

 

Estoy profundamente dormida, es extraño sentir algo duro pero cálido y acogedor bajo mi cuerpo.

Me abracé a esa calidez, susurrando cosas imposibles de comprender. Pronto despertaria.

 

Alexandro

Un movimiento suave me saca de los brazos del sueño y me regresa a la realidad.
—Entonces.... no eres una magnifica visión— le digo a la mujer que me ha hecho fantasear, al ver que intenta irse—El tiempo no es impedimento para mi, quédate conmigo esta noche prometo complacerte en todo—digo y beso su mano.

@Ana inukk

 

Escuche la voz de un hombre, aquel con que comparto lecho, sentí en mi mano y eso me despertó en totalidad. —Que tentadora oferta campeón pero ¿podrás cumplirla? La vez anterior Morfeo te capturo justo después de bajar del Olimpo— fue frustrante apenas poder ver su rostro de placer y que se saciara tan rápido.

 

Tertius

Mis dedos acariciaban con delicadeza la extensión de su espalda, que como un prominente río de sensualidad desembocaba, más allá, en dos prominentes colinas blancas, de carne firme y perfecta. Gran tentación sentí de tocarlas; mas, si bien era seguro que su cuerpo me daría satisfacción, no lo hicieron así las palabras con las que respondió a mi pregunta.

—Oh Gaea, a mí no me engañas —repliqué en medio de un suspiro, al tiempo que sus colinas eran abarcadas por mis manos—. He viajado por el mundo antes de terminar como esclavo del Coliseo; cientos de personas circularon frente a mis ojos y, si algo aprendí de ellas, es que cada ser humano es una historia andante. Una serie de anécdotas oscuras y luminosas... —ella dejó de besarme el pecho para mirarme a los ojos—. La miel de tus ojos es un pergamino cerrado; y yo lo abriré.

Así también, en un movimiento amoroso, me coloqué sobre Gaea, haciendo que sus piernas tomaran el comportamiento de un de un pergamino.

 

Gaea

Deseosa... así me sentía; aquel fuerte hombre emana algo de su ser que mi piel se erizaba a su contacto, sus manos ásperas por el trabajo, me regalaban caricias suaves, que jamas nadie me habría brindado y sus palabras eran miel en mis oídos... Pero el hechizo que tejía en mi se desmorono ante su insistente pregunta.
—Mi nombre, es lo único que me queda...— le dije mirando de frente— lamento decepcionar tu curiosidad... pero siempre he tenido mi nombre... sin historias que contar, sin aventuras que narrar... solo soy yo.— le dije en un susurro, esperaba que ahora no me rechazara... el rechazo podría costarme mis alimentos; pero ajeno a ese hecho, yo ya anhelaba me acariciara.

 

Alexandro

Su burla, golpeo mi estomago y me dejo sin habla; una vez mas, haciendo uso de ese galanteo que me había ayudado siempre, trate de convencerla.
—Quédate aquí esta noche, permiteme amarte... déjame saborearte... eres una creación... ¿como puedes rechazarme? ¿acaso no has disfrutado mis brazos?— Mis ojos suplicaban ese contacto, ella era como ninguna, el placer recibido fue avasallante, esperaba que mi desempeño la convenciera de quedarse. Nunca he sido mal amante.

 

—No me he ido ¿o sí? Me encanta que el placer proporcionado por mí cuerpo te haya agotado, más que cualquier promesa, ese es el mayor halago— Me acomode sobre su cuerpo haciéndole notar que estaba vestida, pude muy bien haberme ido en ese instante en vez de retozar en su cuerpo.

—El aburrimiento no se ha hecho presente al estar contigo, no permitas que esas desesperadas ansias te rebajen: si deseas ser tratado como un juguete y no como un igual, adelante, continua.— me siento en su regazo, con mis brazos cruzados mostrando la burla en mis ojos y la molestia en el resto de mi cuerpo.