Prisión Boceto

Nikolah Cruz

— ¡Genial! Lo mismo para ti, si consigues algo nuevo, no dudes en decirnos.— dije con una sonrisa.— Oh, y sí, al parecer, según lo que pudieron encontrar mis compañeros, había un total de cuatro jefes. Henry, Ellie, Blaise, y la otra habitación, que no tenía rótulo. Podría ser de Albert, pero encontaron ese nombre allí. Por si te sirve de dato extra.

Me quedé pensando un rato más. Las palabras de Erwin todavía resonaban en mi cabeza. Había desestimado esos papeles, esos registros. Sin embargo, había algo que no le cuadraba. ¿Tal vez era la mención de este nombre? Tendría que ir a preguntárselo. Seguramente no era nada, pero tampoco se me ocurría mucho más que preguntarle a Handsome, de momento. Tal vez podría volver a otro lado lue...Otra idea se me había ocurrido. Pero ahora quería corroborar con Erwin. Aunque bien podía ganar tiempo diciéndole a mi compañera la nueva idea.

Me giré hacia Liza, con una gran sonrisa en mi cara.

— ¡Liza! Disculpa la impetuosidad de la pregunta (vaya, impetuosidad. Otra palabra elegante), pero necesitaría que si pudieras hacerme un favor. En el módulo este, donde nos encontramos por primera vez, había un Chatot, que pertenecía a uno de los líderes del PAM, Henry. Ve y preguntále si sabe algo sobre el tal Byron Hopkins. Nos encontraremos allí cuando termine con Erwin.

Y, saliendo raudo para el despacho de Bert, me despedí con una mano de la castaña, mientras con la otra sostenía fuertemente a Talía para que no se caiga.

Llegué al despacho de Bert, para encontrarme con Erwin, pero esta vez, tuve la delicadeza de dejar a Talía fuera (aunque no sabía que cambiaría, si la pobre ya había entrado). La niña se había mantenido callada todo este tiempo. Tal vez fue un error pedir que viniera conmigo. Tenía que disculparme con ella después. Tal vez hacerle algo especial. Esquivé los cadáveres mediante saltitos, y me acerqué al detective.

— ¡Erwin, pregunta! Tus palabras sobre los informes siguen revoloteando alrededor de mi cabeza. ¿Dijiste que eran reportes y demás de Bert sobre el personal de la CSG, no? Y que había algo que no te cuadraba. Perdón por ser insitente sobre el tema, pero... ¿alguno de esos informes habla sobre un tal Byron Hopkins? ¿O se menciona de alguna manera?

>> Sobre lo que estás leyendo.

 

Hubert

—En principio tuve la teoría de que en los módulos de la prisión se envió un estímulo sensorial, una señal sonora por poner un ejemplo, pero la descarté por el detalle de que los alguaciles no fueron afectados —miré hacia las olas—. Aparentemente tampoco se trata de una droga, al menos así lo dice una pista que recolectamos. Por descarte podría tratarse de una hipnosis, sí, pero no hay evidencias...

Saqué mi Pokédex y comencé a repasar las pistas allí registradas. Si los Grandes estaban aquí para ayudarnos, eso significaba que podíamos pedirles opinión sobre las mismas. Mi intención era clara: preguntaría por aquellas descubiertas en la guarida del P.A.M.

—Me gustaría que me dieras tu opinión sobre esto —dije entonces, deteniendo el dedo en algo que había descubierto Ian— ¿Has oído hablar sobre un Eelektross violento en la Calle Victoria, uno que capturó la ex-Campeona Karina? Según los archivos encontrados en el subsuelo de la prisión, era un experimento del P.A.M. Creo que, al haber sido liberado tan cerca de la Sede del Gran Campeonato, podrías estar al tanto de lo ocurrido.

[Preguntarle sobre una prueba concreta: - Informe de Eelektross: un informe de un Eelektross que fue objeto de experimentos por parte del P.A.M. Aquí el texto íntegro del informe]

Contenido oculto

Pokémon sujeto al experimento: Eelektross
Entrenadora original: era un pokémon salvaje; fue atrapado con posterioridad por Karina, la segunda campeona del Gran Campeonato de Galeia.
Tipo de experimento al que se sometió: aumento de fuerza exponencial. Se modificó genéticamente al pokémon para aumentar sus instintos y reducir la capacidad volitiva y cognitiva del mismo. La idea era conseguir retrotraer al pokémon a una conducta primitiva, potenciando su poder, agresividad y sed de sangre hasta niveles excepcionales. Se intentó suprimir la capacidad de razonamiento del pokémon mutilando partes de su cerebro, pero no fue existoso del todo: el pokémon aún conserva sus capacidades de razonar con normalidad; únicamente logramos neutralizarlas suministrándole una sustancia que altera la producción de células del mismo, frenando el crecimiento cerebral y potenciando el muscular. El efecto, al ser químico, es reversible mediante la suministración de otros productos que frenen este efecto, pero mientras no se revierta manualmente, el pokémon permanecerá en el estado de ira y agresividad constante todo el tiempo.
Destino del pokémon: quedó puesto en libertad en la Calle Victoria, sometido a vigilancia a través de cámaras situadas estratégicamente en la zona para evaluar el desarrollo de la agresividad del mismo. Fue frenado y atrapado por Karina, lo cual hizo más interesante aún el desarrollo del pokémon: se inició, pues, un espionaje a la entrenadora. Regresaron, finalmente, a la Calle Victoria, donde el ambiente conocido para el pokémon, probablemente, hizo que sus instintos crecientes se disparasen y enloqueciese. Finalmente, terminó asesinando a una niña, mostrando su total y absoluta falta de capacidad de razonamiento o empática. El destino del pokémon desde entonces fue incierto; desconocemos qué hizo Karina con él.

 

Liza White

Desvié la mirada hacia Nikolah en cuanto escuché que pronunciaba mi nombre, tras haberme quedado embelesada por unos instantes observando la información actualizada de la pokédex. Esta vez, el detective parecía interesado por la información que el chico le había proporcionado, me alegraba ver que su esfuerzo había comenzado a tener sus frutos. Guardé el aparato en mi bolsillo, escuchando con atención el nuevo plan del entrenador, y el favor que quería pedirme. Dado que él quería volver a hablar con Erwin, pero también quería contrastar cierta información en otro lugar, me pidió dividirnos el trabajo, a lo que asentí gustosa. Aún estaba intentando ponerme al día con los otros casos a los que no asistí, por lo que poder ayudar en los planes de los otros era lo mejor que podía hacer por el momento. Esperaba poder adquirir un poco de confianza en mí misma pronto, como para dirigirme tan resuelta tal y como Nikolah lo estaba haciendo en aquel instante hacia su siguiente objetivo.

Sonreí débilmente, alzando una mano en señal de despedida, y tras un último vistazo a la playa y a los presentes comencé a dirigir mis pasos hacia el interior de la prisión. Por suerte me había puesto al día con el caso del Chatot de Henry, y conocía lo suficiente acerca de él. Un pokémon alterado por el P.A.M, pero que a pesar de todo era feliz con sus nuevas modificaciones... Qué curioso. Sin embargo, cuando llegué al módulo indicado, la visión de aquel pokémon entristecido y cabizbajo me llegó al corazón. Por muy deleznables que fuesen sus actos anteriormente, perder a su entrenador de esa forma debía ser horrible. Y saber que había alguien detrás de la organización a la que había permanecido... Comprendía ese temor en sus ojillos ensombrecidos y apagados.

—Hola, Chatot... —intenté elevar la comisura de mis labios, en un gesto reconfortante. Pero ver que no parecía inmutarse hizo que desistiese en el intento. Yo tampoco tenía ganas de sonreír—. Sé que ahora mismo lo que menos te apetece es hablar, pero... Estamos intentando resolver todo esto. Y hay un dato que nos resulta muy lejano por el momento, quizás tú sepas algo acerca de esta persona. Se llama Byron Hopkins.

Realmente no esperaba que diese una respuesta sincera, pero por intentarlo no perdía nada. Después de todo, había aceptado el favor de Nikolah.

 

—Ugh. Repulsivo. Usar algo tan magnífico como la ciencia para esos fines tan miserables... no me extraña que sigan existiendo personas en el mundo que renieguen de la ciencia, si los que la apoyan hacen esas aberraciones. En fin.

>> ¿Y cómo fue esa masacre de la que habláis todos? ¿Tienes más detalles al respecto?

—¿Eh? —dijo Erwin, alzando la cabeza—. Oh, no. ¿Quién es ese? Esto son... simples papeles de organización interna, no te preocupes. No tiene importancia... creo.

Esta vez no lo ocultó. Su rostro se vio visiblemente sombrío. El carácter se le puso agrio de pronto, agachó la mirada, de su expresión se borró todo rastro de sonrisa alguna.

—... no sé nada de ningún Eelektross. Ahora, largo. He dicho todo lo que tenía que decir.

Desvió la mirada, oscura, sombría, de Hubert, y se cruzó de brazos.

—Busca a otro —dijo, severo, con tono hasta asqueado—. Yo no soy tu hombre.

—¿C-Cruack? ¿Por qué me enseñas pruebas, cruack? ¿¡Tengo pinta de agente!?

 

Pese a que intentó abrir la puerta con todas sus fuerzas, no dio resultado; estaba cerrada con llave. Intentó buscar las llaves por los alrededores, pero tampoco había rastro de las mismas cerca. ... estaba encerrada.

 

Mimi Honda

—¿La... masacre?—repetí—. Te hablé de eso mismo al empezar toda esta conversación...

Le dirigí una mirada de incredulidad, extrañada y escéptica... pero terminé rehusándome a cuestionarle nada. ¿Quizás tenía problemas con la memoria a corto plazo?

>>Sucedió ayer—dije volviendo a cruzar los brazos—. Los presos de los módulos norte y sur se volvieron locos y atacaron a Albert para después suicidarse. Justice estaba detrás de todo eso. Repito que desconocemos como hizo para que los presos actuaran como si estuvieran poseídos... pero bueno, eso fue lo que pasó. Perdieron la cabeza y se atacaron entre ellos.

>>Y fue horrible... y ahora esto.

[Hablar sobre el incidente]

 

Hubert

A mi espalda, Serperior entrecerró los ojos, visiblemente indignado con la actitud de Irvine. Por mi parte, no podía decir que me sorprendió esa reacción adversa por parte del Campeón, pero sí que acabó siendo más fuerte de lo que esperaba. Aquella mirada sombría escondía demasiadas cosas y, por un segundo, encendió mis alarmas. Había... cómo decirlo... Cierta violencia en la forma en que se dirigió a mí. Como si la mención de Eelektross hubiera disparado algo que desconocía...

Me quedé observándole fijamente, completamente serio. Finalmente guardé la Pokédex en mi bolsillo y me despedí con un movimiento de cabeza.

—Lamento todo esto —fue lo único que atiné a decir.

Giré sobre mis talones y, seguido por mi inicial, dejé atrás al grupo, rumbo a la Prisión. La cabeza, otra vez, era un torbellino de ideas y conjeturas sin orden, y gran parte de ellas giraban en torno a Irvine, quien escondía la verdad con un aplomo que no había visto nunca... Era una lástima que se me hubieran cerrado todas las vías para conseguir información de él.

Pero tenía otra opción.

Tomé el ascensor que conducía al subsuelo y, al entrar en los pasillos de las habitaciones, me acerque a hablar con Farrow.

 

Oxy escuchó todo el relato, atendiendo a los detalles sobre la masacre con mucha atención. Llevó la mano a su mentón, en gesto reflexivo.

—... una especie de "posesión", ¿huh? Bueno... solo se me ocurren dos métodos por los que algo así pueda conseguirse: el método químico y el método pokémon. Claro que drogar a toda una población de reclusos no parece una opción muy viable. Cierto que se podría contaminar la comida o algo así, pero entonces, es casi seguro que alguno de los que se libraron por estar fuera del módulo habría sido afectado. Además del hecho de que no conozco ninguna droga así, y de que ajustar una dosis para afectar por igual sin llegar a matar ni provocar efectos indeseables a tanta gente con complexiones y circunstancias tan diferentes... no, no lo veo, voto por descartarlo.

>> Por lo tanto, nos quedan los pokémon. Hum. Lograr una proeza de tal calibre no es nada fácil, ¿sabes? Por mucho que tus pokémon puedan hipnotizar, poseer o cualquier otra cosa a los humanos, afectar a tanta gente requiere... de mucho control sobre los pokémon. Pero sin duda, es posible. Hay muchas formas de lograrlo, de hecho, siempre que se sea un entrenador excepcional. Un Grande, por ejemplo, podría hacer eso. Yo, mismamente: podría usar a mis pokémon venenosos para inyectar toxinas especiales que manipulen las acciones de los presos. O Spok, el grande de tipo fantasma, podría hacer una catástrofe de ese calibre valiéndose de sus pokémon.

Meditó por un instante más.

—Claro que... solo falla una cosa. Es casi imposible, hasta para un pokémon fantasma, hacer todo eso sin ser visto en absoluto. Los alguaciles que andaban por allí tendrían que haber visto algo, si no fueron víctima de la posesión, hipnosis o manipulación de cualquier clase, ¿no crees? Yo aquí veo dos opciones: o yo me equivoco, o los alguaciles tuvieron que ver algo.

Se recolocó las gafas, con ego.

—Y yo no suelo equivocarme.

>> Obtienes: teoría de Oxy.

—¡Ah, justo iba a buscaros! —exclamó Farrow al ver llegar a Hubert—. ¿Habéis hablado ya con las visitas? Espero que sí, porque quiero realizar una pequeña reunión para poner en común nuestros puntos de vista y nuestras distintas líneas de investigación. Reunámonos en el despacho del jefe; llamaré a Erwin y a Handsome. ¿Puedes avisar tú a tus compañeros? ¡Ya hablaremos entonces!

Y, sin más, se marchó.

Volver al despacho del jefe, ¿huh...?

Y así, Emily entró en la cocina.

Una nevera grande era lo más destacable del sitio; por lo demás, todo era bastante... común. Y sucio, eso también. Había una suerte de... ¿cuencos de comida en el suelo? ¿Huh? También había un horno y un fregadero lleno de platos. Poco más... era una cocina destartalada, pero muy normal.

 

Hubert

Observé a Farrow marcharse. Cuando me preguntó si habíamos hablado sobre las visitas sólo pude asentir con desgano, recordando el modo lúgubre en que había terminado mi conversación con Irvine. Me apenaba que las cosas hubieran ocurrido así entre nosotros, cuando apenas nos estábamos conociendo; prefería vernos en una circunstancia más amigable, en la que no me hubiera visto obligado a… a recordarle lo que sea que supiese y se negaba a decirme. ¿Con qué caras nos íbamos a mirar, en el caso de que me tocase enfrentarlo en el Gran Campeonato? No podía saberlo.

Por otro lado, me intrigaba lo que vendría a continuación. El detective Farrow quería llevar a cabo una reunión por cruzar líneas de investigación. Igual que ocurrió en el anterior caso, cuando acorraló al jefe Albert en una situación similar.

Intercambié una mirada con Serperior.

—No me ha dado tiempo a preguntarle por qué convocó a Irvine —me sonreí, algo contrariado—. Pero quizás sepamos algo más en la reunión. Lo mejor será avisar a los demás.

Extraje la Pokédex de mi bolsillo y envié un escueto mensaje a los demás Holder presentes en la Prisión Boceto:

Contenido oculto

Farrow quiere realizar una pequeña reunión en el despacho del jefe para poner en común puntos de vista y líneas de investigación. Voy con él. Me pidió que les avisara.

Tras esto, Serperior y yo nos dirigimos al despacho del jefe.

 

La nevera estaba cargada de post-its, hasta arriba. Post-its dando indicaciones sobre los productos que necesita para subsistir, un número de teléfono del servicio de pedidos a domicilio del supermercado, indicaciones básicas sobre quién era él, sobre cómo se llamaba... e indicaciones sobre la comida que debía darle a su pokémon.

Oh, así que tenía un pokémon, eh.
¡... un momento, ahí decía cómo se llamaba! Veamos, el post-it decía...

"Tu nombre es Kristoff".

"Kristoff". Huh.

En cualquier caso, Emily abrió la nevera y encontró dentro algo... ciertamente curioso. La balda superior estaba llena, por completo, hasta arriba, de tabletas de chocolate. Todas de la misma marca, aquella que tenía todo el envoltorio morado y las letras de la marca en blanco.

Era... hasta perturbador.

Obtienes: tabletas de chocolate.

 

Mimi Honda

La teoría de Oxy parecía tener sentido. ¿Un pokémon había provocado la masacre? Si ella estaba en lo cierto y se necesitaba un gran control sobre los pokémon... ¿eso significaba que Justice era uno de los Grandes?

Mi mirada se dirigió al tipo que había interrogado Hubert hacía tan solo unos instantes. Ese tal... Irvine. Parecía bastante reacio a colaborar, taciturno y sombrío. Había actuado de la forma más sospechosa posible... y yo no era la única que había notado que ocultaba algo. Era evidente que sabía mucho más de lo que decía y de que la situación le afectaba profundamente.

¿Pero por qué? ¿Qué demonios estaba ocultando? ¿Qué sabía?

—Gracias, esto... Oh, como sea—dije. No le había preguntado su nombre y ella también desconocía el mío—. Pareces tener una gran confianza en tus capacidades, Grande del tipo Veneno. Esperemos que esta sea una de esas veces en las que no te equivocas.

En ese momento Dex sonó avisándome de que tenía un mensaje sin revisar. Resultó ser Hubert... parecía requerir nuestra presencia en el despacho del jefe. Suponía que para intercambiar distintos puntos de vista.

"Qué oportuno" pensé.

—Tengo que irme—le dije a la mujer—. Creo que tu teoría nos será de gran ayuda y una prueba clave para obtener más información. Espero que todo esto me— nos ayude a encontrar a Emily.

Me corregí. Aunque mis ganas eran evidentes yo no era la única que quería rescatarla. Era algo que debía tener presente.

Con una nueva determinación pero la mente llena de preguntas abandoné el puerto. Los alguaciles debían haber visto algo... ¿huh? ese sería un buen punto por donde iniciar un interrogatorio.

[Ir al despacho del jefe]

 

En efecto, los cuencos estaban rebosantes de comida y de agua, respectivamente... y había sobres de comida enormes detrás de los mismos, por lo que no sería muy complicado averiguar dónde había más comida para el pokémon.

Pero, ¿dónde estaba ese pokémon? De momento, Emily no se había cruzado con ninguno...

 

Emily

El horno parecía no usarse desde hacía... bastante tiempo. O esa era la impresión que daba, por la suciedad que había incrustada en él y el aspecto deteriorado que tenía. Quienquiera que viviese ahí no parecía usarlo mucho...

Holders

Así, tal y como dijo Farrow, él, Handsome y Erwin se reunieron en la torre de la CSG, en la parte superior, el despacho del jefe.
La charla comenzó tan pronto como Hubert y Mimi llegaron. Los tres investigadores compartieron lo que cada uno había averiguado, y... el que más tuvo que aportar, claro, fue Zack, que había hecho, junto a varios holders, un gran descubrimiento: la propia guarida del P.A.M. se escondía justo bajo sus pies. Esta última información causó bastante revuelo, a decir verdad.

—¡¿Justo aquí debajo?! —exclamó Erwin, anonadado—. ¿H-Hemos estado todo el tiempo... sobre la guarida del P.A.M.?

—Y tenían una máquina de teletransportes... malditos —Handsome chasqueó la lengua—. Es un método infalible para hacer largas travesías sin dejar rastro. Estaban bien organizados.

—Cabrones... —susurró, apretando los dientes, Erwin.

Zack se echó hacia atrás en su silla, dándole vueltas al bolígrafo que tenía en sus manos.

—Bueno, visto lo visto, tenemos varios hilos de los que tirar —dijo, mientras observaba el movimiento de su bolígrafo, como si aquello fuese algo hipnótico para él—. Pero muchos hilos sueltos, que no llevan a ninguna madeja. Por eso os he reunido: vamos a intentar poner un poco de orden a nuestros pensamientos.

>> ¿De qué creéis que deberíamos hablar primero, chicos?

>> Sobre Justice.
>> Sobre Byron Hopkins.
>> Sobre el incidente.
>> Sobre el paradero de Emily.

 

¿Por qué no fregaba? Los platos empezaban a acumularse, ay... daba bastante asco mirar a ese fregadero.

Pocas pistas iba a encontrar allí, la verdad. Como mucho gérmenes. Puede que hasta moho. Pero pistas no.