Para problemas del corazón, escapar es la única solución

Re: Para problemas del corazón, escapar es la única solución

Konnichiwa:Hi:
Aquí y por una fortuita coincidencia está WindGirl

Me reporto para traerles el siguiente capi del fic


Ya sé que me retrase y lo siento mucho.

Pero lo bueno es que ya estamos en examenes finales en el cole
Lo que significa que ya vienen las vacaciones

No planeo entretenerlos más con mis excusas que -por ciertas que sean- resultan patéticas a los oídos de ustedes.

Aquí el capi:



Capítulo Diez: Capa… ¿Qué?



La mayoría de los resultados fueron iguales, todas estaban igual de mal, sino es que peor, con muchas dudas y sus esperanzas resquebrajadas se dirigieron a ver a la Hokage, y en el ambiente solo había una pregunta ¿Para qué?

Se reunieron enfrente de la puerta, uno tras otro volviendo, deprimidos en su mayoría, solo Gaara estaba ligeramente enfurecido, tocaron la puerta y la Hokage los recibió con su habitual “Pase”.

Entraron en la oficina con un semblante decaído, y con solo verlos la mujer rubia que ocupaba el puesto de jefe en esa aldea supo que ellos lo sabían; se dio media vuelta y les dijo:-¿Y?

-Bueno…

-¿Saben cómo estaban? –Dijo ella sin mirarlos, veía por la ventana-.

-Mal –dijo Sai de forma contundente- muy mal.

-Ya sé que ustedes no lo entienden –se apresuró a decir ella para silenciarlos, ya iban a empezar a ser miserables- probablemente piensen que cometí un error al mandarlas allá –hizo una pausa y notó, complacida, que ninguno de ellos la había interrumpido- pero la verdad es que fue lo mejor, como ustedes acaban de decir ellas estaban muy mal –los miró, en cada rostro se reflejaban diferentes matices de culpabilidad- y aunque no deseara decirles esto –suspiró- fue su culpa –ellos sintieron un dolor punzante, casi físico, pero más poderoso- no debieron hacer las cosas que hicieron.

»Desde el momento en que pelean con ustedes sus ánimos decaen; la primera vez, cuando les di las vacaciones lo hice para que se relajaran; alejarse suele ser el mejor remedio para los dolores del corazón, sin embargo recibimos esas noticias del barco; todavía recuerdo sus caras cuando se los dije –rió- ustedes sufrieron por ello, pero escogieron el remedio equivocado, se buscaron otras novias, intentaron llenar el vacío con chicas que les recordaban a ellas de una u otra manera; pero ellas no estaban muertas, volvieron dispuestas a perdonarlos o a enfrentar el problema, ya saben, arreglar las cosas.

Ellos estaban en completo silencio, con la vista fija en el suelo, avergonzados de sus modos.

-Pero ustedes ya tenían sus reemplazos –continuó la rubia- así que se les hizo imposible, no sé que habrá pasado la noche del karaoke pero sea lo que sea que ustedes les hayan hecho no debieron, las lastimó mucho.

»Después de dos semanas de verlas sufrir y llorar por ustedes quise intervenir, las mandé al mismo lugar al que yo fui cuando Dan murió –hizo una pausa- no sé si vuelvan, lo más probable por la falta de noticias es que comenzaran con el entrenamiento de guerra, no digo que vayan a morir, pero cuando vuelvan no esperen que los traten igual –suspiró- si yo estuviese en su lugar no esperaría ni sus palabras, no quería llegar a eso pero ustedes les han hecho tanto, pero tanto daño que la única manera de que ellas puedan seguir es odiándolos, y eso es lo que sucederá, ellas los odiarán.

Los chicos de pronto dejaron de respirar ¡Odiarlos! “Bueno quizás deberían”-pensó Gaara, quién después de hablar con la hermana de Matsuri tenía deseos de pararse frente a un autobús.

-Les diré donde están –dijo la Hokage después de una larga pausa en la que observó la culpa de los chicos, se sentían demasiado mal, merecían la información que pedían, aunque en verdad la pura dirección no les serviría de nada- el lugar está en una isla, cerca de Creta, es una ciudadela militar llamada Capadocia, serán entrenadas por gente especial, para olvidarlos.

-¿Dónde? –Dijo Sai, sacando un pergamino para anotar la dirección mientras la Hokage estaba mirando por la ventana-.

-Capa ¿Qué? –Dijo Naruto-.

-Capadocia –repitió la Hokage subiendo la mano hasta el techo y jalando de solo dios sabe dónde un mapa- está aquí, rumbo a Grecia, cerca de Creta, en una isla recubierta de maleza –iba señalando en el mapa el camino y Sai estaba dibujando el mismo mapa a la velocidad del rayo, además de trazar la línea por donde Tsunade les decía que se podía llegar- pero ustedes no deben ir allá, si van a buscarlas solo ocasionarán sufrimiento y muchos problemas.

-Hai –dijeron todos en un tono apagado, Sai se guardaba el pergamino con la dirección-.

-Guarden las cartas, –dijo la Hokage para terminar- ya que quizás sean lo último que vean de su amor, no las busquen, no vayan a Capadocia, dejen a las chicas en paz.

-Hai –dijeron todos los chicos mientras cruzaban los dedos detrás de la espalda y salían de la oficina-.

Caminaban con paso decidido a través del pasillo:-No le haremos caso a la vieja ¿cierto? -dijo Naruto solo consultando a sus amigos, aunque ellos dijeran que no él iría-.

-Por supuesto que no –contestó Sasuke-.

-¿Hiciste lo que te pedí? –Preguntó Shikamaru a Sai-.

-Hai –dijo el pelinegro sacándose de su bolsa el pergamino con el dibujo del mapa y las instrucciones-.

-Vámonos –dijo Gaara parando de preguntarse si estaba bien lo que hacía, quería buscarla, quería ver su rostro, quería mirarla a la cara y rogarle que lo perdonara-.

-“Solo espero que no sea tarde” –pensó Neji sin estar del todo seguro de que estuviera bien o mal buscar a Tenten, la amaba, quería que ella no lo odiase, quería que ella lo quisiera también-.



Fin del capi.



Y para compensar mi desaparición les voy a poner el siguiente capi.

(Además de que sospecho que si lo pusiera solo me lincharían)



Capítulo Once: Lo necesario.



Caminaban a través de la espesa maleza buscando el mismísimo centro de la isla, habían seguido el mapa, contra el deseo de la Hokage habían llegado hasta allí, solo por ellas, todo era por ellas, rendirse había dejado de ser una opción hace mucho tiempo.

Definitivamente no era justo que ellas hubiesen estado sufriendo por su culpa y aún así nada los iba a disuadir de buscarlas, el amor es una cosa demasiado poderosa para ser ignorada, demasiado ciega para ver razones, demasiado tonta para darse cuenta de las cosas; es irracional.

Se veía la luz del sol un poco más adelante, esta era la luz pura, sin las perturbaciones del espeso bosque, sin embargo el ojiblanco los detuvo, había visto más allá de la maleza con su habilidad.

-Es una ciudadela –dijo él- sería peligroso acercarse.

-Entonces llegamos –dijo suave el pelirrojo-.

-¿Cómo vamos a entrar? –Preguntó el Uchiha acercándose a los árboles para mirar, vio la ciudadela y se quedó estático por un momento- ¡Maldita sea!

-¿Qué pasa? –Preguntó Sai-.

-Yo sé qué maldita ciudad es esta –dijo él meneando la cabeza- la vi en uno de los libros de objetivos de Orochimaru –continuó el poseedor del Sharingan- quería destruirla porque la consideraba una amenaza, es la ciudad de las Amazonas.

Varios maldijeron por lo bajo ¡¿Acaso podían las cosas estar más difíciles?!

-¿O sea…? –Preguntó confundido Naruto-.

-Naruto… –dijo Shikamaru que era el único con la paciencia suficiente como para explicarle- como estoy seguro de que no sabes las Amazonas son una raza de mujeres guerreras que masacraban a los hombres.

Todos se miraron entre ellos ¿Y ahora qué?

-Tengo una idea –dijo Naruto de repente y todos se llevaron una sorpresa ¡Naruto estaba pensando!-.

Pero el acto seguido al pensamiento fue todo lo que se podría esperar de Uzumaki Naruto, juntó sus manos en una única posición y se transformó, luego Naruto ya no estaba, tenían a Naruko haciéndoles compañía, Sasuke le pegó en la cabeza:-¡No sé cómo esperábamos otra cosa! ¡Bakka! –Le dijo el Uchiha-.

-¡Ouch! ¡Teme! –Se puso en pie, se quitó la transformación y adoptó un gesto serio-.

-¿Te parece que este es el mejor momento para bromear Naruto? –le preguntó Neji con una venita en la frente, deseando pegarle a Naruto él también-.

-No estoy bromeando –dijo y de repente adoptó gesto serio- yo no sé ustedes pero quiero ir a buscar a Hinata, eso es lo que más deseo en el mundo, yo lucho por lo que deseo, sin importar lo que haya que hacer.

Se quedaron impresionados por lo que había dicho Naruto, tenía razón, realmente la tenía, el chico rubio se volvió a transformar y de nuevo era ella, salió de la espesura de los árboles y se acercó a la ciudadela…


Fin del Capi



¿Qué tal?
¿Les gusto?

Si si díganlo
y si no

Tengan compasión OnegaiToTToTToT

O mejor no porque los pastelazos y tomatazos me sirven para mejorar.


El próximo capitulo:

Capitulo Doce: La ciudad de las Amazonas

¿Qué pasara? ¿Dónde estarán las chicas? ¿Qué harán?

No se pierdan el próximo capítulo.

Matta ne!!!:ANYWORD:

 

Re: Para problemas del corazón, escapar es la única solución

Konnichiwa :Hi::Hi::Hi:

Antes que nada quiero dar la bienvenida a los nuevos lectores y agradecer a todos por sus comentarios

De verdad me animan muchísimo
Por cierto ¿Creerían que mi mamá se sorprendió cuando me puse -con el internet del celular- a leer en voz alta los comentarios? Ella no pensaba que mi fic pudieras ser tan solicitado...

Y la verdad yo tampoco me sorprendí enserio

Pero bueno ya no los entretengo más con mi "interesante" -nótese sarcasmo- vida

Aquí les traigo el fic:



Capítulo Doce: La ciudad de las Amazonas.



No entendían cómo había ocurrido pero ya estaban dentro, todos transformados con la técnica de Naruto, escudriñando con la mirada a la espera de que las chicas aparecieran por algún lugar.

Caminaban con andares demasiado desgarbados para una chica, si no se supusiera que estaban extremadamente deprimidas los habrían descubierto en un santiamén, agradecían que no lo hubiesen hecho, no habría sido nada divertido que los descubrieran.

Al poco rato de andar caminando escucharon un alboroto proveniente del lado oeste de la ciudad, se perdieron su tour de bienvenida para ir a buscar la fuente de ese ruido, era una especie de estadio, recordaba a los duelos de los antiguos gladiadores, subieron a las gradas, quedaban pocas peleadoras en la arena.

Era la arena más extraña, estaba dividida en dieciséis compartimentos, aunque luego se dieron cuenta de por qué, al parecer la arena permanecía dividida mientras hubieran varias peleadoras, por el momento quedaban pocas, todas parecían agotadas, eran gladiadoras o algo parecido, algunas de ellas destacaban del resto, peleaban de manera feroz; como si su vida dependiera de ello.

Poco a poco la arena se fue haciendo más grande, con cada vez menos compartimientos, al final solo quedaron doce gladiadoras, seis de ellas eran las antes mencionadas, peleando de manera tan dura que parecía que te atacarían incluso si intentabas detenerlas.

Gaara miraba la arena con interés, las batallas eran intensas, al parecer las Amazonas sí que eran guerreras; estaba viendo a una de ellas golpear a la otra con su pie justo en la mejilla derecha y luego derribarla con el otro por un puntapié justo en la sien, “¡Si que pelea!”-pensó el Kazekage mirándola. Entonces la chica se dio media vuelta y se quitó el casco, el Kazekage la miró, ella no posó sus ojos negros en él pero él sí la miraba, era Matsuri, estaba ahí, parada, saludando al público con una sonrisa en sus labios.

-¡Amaryllis! ¡Amaryllis! –Gritaban los de la parte este de las gradas-.

Sasuke veía fijamente a una de las peleadoras, esta tomó a su oponente del pie y la lanzó al aire, brincó hacia allí y comenzó a estamparle puñetazos, al activar su Sharingan pudo saber que la peleadora poseía una fuerza tremenda, le estaba rompiendo los huesos de las costillas y al darle el último le quebró todo, las costillas, la espina y los huesos unidos a ella, todos los huesos del torso y espalda (la pelvis también) se reventaron por la fuerza del impacto. La chica cayó al suelo con un ágil movimiento y se quitó el casco para dejar en una larga trenza color rosa pastel al descubierto, saludó con la mano, Sakura sonreía.

-¡Althea! ¡Althea! –Vociferaba la gente del lado Sur del público del estadio-.

Naruto por su parte se encontraba embelesado por una de las batallas que se libraban, la gladiadora era precisa, con solo un par de movimientos logró dejar en el suelo a su contrincante, se quitó el casco y dejó ondear su largo cabello azulado, este enmarcaba un delicado rostro con ojos platinos en él, allí estaba Hinata.

-¡Agatha! ¡Agatha! –Coreaba el público a voz en cuello desde la parte noreste del estrado-.

Las tres chicas que se acababan de quitar los cascos salieron del escenario, al parecer cuando te lo quitas significa que no deseas pelear más, quedaban tres gladiadoras, ataviadas con sus armaduras metálicas, se oyó una voz que resonó por todo el estadio:-Eso nos deja solo con las tres campeonas, ellas lucharán por el título de guerrera Amazona con las copias exactas de las guerreras antiguas –la voz resonaba por todo el estadio y todas las mujeres aplaudían- a muerte –lo último lo dijo con voz lenta y escalofriante, provocando que a cuatro de los chicos/chicas les bajara un sudor frío por la espalda, ya se habían ido tres, solo quedaban tres más, eso incitó a los nervios de Shikamaru, Neji, Sai y Gaara (después de todo Temari era su hermana)-.

De una puerta más grande que una casa de dos plantas salieron tres mujeres gigantes, una para cada una, las gladiadoras empuñaron un arma individual para cada cual, la primera de ellas tenía unos chacos, la segunda dos espadas y la última un par de abanicos pequeños.

Cada una se puso en posición de ataque según su arma.

La batalla estaba dura, las Amazonas no solo poseían tamaño sino una fuerza y velocidad muy buenas, sin embargo estas gladiadoras eran más listas, la primera –la de los chacos- mató a su contrincante al romper una columna con gárgola encima que sobresalía del muro, ella reventó la gárgola con un golpe de su arma y luego con una artimaña hizo a su contrincante dirigirse hacia allí, clavándose esa gruesa especie de cuchillo justo en medio del corazón.

Al tiempo que esto pasaba la segunda y tercera también ganaron sus batallas, la segunda sencillamente esperó un momento propicio y le clavó la espada derecha en un ojo, luego insertó la otra y comenzó a girarlas a gran velocidad hasta que llegó al cerebro.

La tercera fue más sanguinaria, primero subió por su cuerpo hasta llegar a su cuello, su cabeza no era mucho más grande que en un ser humano normal; tomó la cabeza entre sus manos y la torció de un lado al otro hasta que esta solo estaba pegada por los músculos y la piel al resto del cuerpo, los huesos estaban rotos pero ella no se detuvo ahí; resultó que los abanicos estaban hechos de hojillas, ella sencillamente saltó hacia el vacío insertándolos en el estomago de la amazona en el momento en que pasaba por allí, con mucha fuerza mandó uno de ellos hacia arriba y el otro hacia adentro, la partió a la mitad.

Los aplausos no se aparecieron, las gladiadoras jadeaban por el esfuerzo, los abanicos –que habían salido volando- volvieron cual un boomerang y la gladiadora correspondiente los atrapó, luego de eso fue como si estuvieran en una especie de show, cada una adoptó su pose de batalla según sus armas nuevamente, ahora sí aplaudieron:-¡Lo han conseguido! –Dijo la voz, en ese momento los chicos/chicas notaron que provenía de un trono en lo alto, como al estilo de los del césar, pero con una mujer en el trono, sabían que era mujer por la voz pues las sombras la dejaban oculta- saluden todos a las nuevas Amazonas: Anthea, Hesper y Achlys –las gladiadoras se quitaron los cascos y se dejaron ver, el público coreaba sus nombres por turnos-.

-¡Anthea! ¡Anthea! –gritaba el público mientras una de las gladiadoras agitaba la mano con gesto de agradecimiento, se quitó el casco y se pudo apreciar una larga y rubia cabellera que le caía hasta las rodillas, la chica se apresuró a sujetarse el cabello con una cinta y saludar al público, los miraba con uno de sus ojos azules ya que un mechón de cabello le cubría la mitad del rostro- ¡Hesper! ¡Hesper! –el público coreaba una vez más y la segunda chica se quitó el casco también, su cabello no ondeaba como los demás, lo llevaba recogido en dos simpáticos moñitos en la parte superior de la cabeza, sus ojos chocolates iban perfectamente con ese cabello, saludaba a todos- ¡Achlys! ¡Achlys! –la última se quitó el casco y dejó ver su rubia cabellera recogida en cuatro coletas, la textura de esta era erizado, sus ojos verdes relucían de puro entusiasmo-.

-Bienvenidas a nuestra sociedad señoritas –dijo la voz monocorde que por el tono parecía sonreír- espero que disfruten los nuevos privilegios que ahora poseen; Agatha, Althea y Amarillys a ustedes las veré pronto para su propia prueba, mejor que estén preparadas.

Luego de que las chicas nombradas asintieran el estadio comenzó a vaciarse, ellos/ellas querían hablarles a las chicas, aunque no sabían exactamente cómo, primero que nada no debían darse a conocer, eso sería muy peligroso, cada uno/a siguió a la chica que le interesaba.


Fin del Capi


Y que
¿Les gusto?
Espero que sí
Para la próxima Capítulo trece: ¿Mejor?

Matta ne!!!:ANYWORD::ANYWORD:

P.D: ¡Llegaron las vacas! O sea NO HAY CLASES JUJUUUUUUUUU:O\ /O::W \ /::O\ /O::W \ /::O\ /O::W \ /::X3::X3::X3::X3:

 

Re: Para problemas del corazón, escapar es la única solución

Konnichiwa T-T

Oigan, ya sé que me deben querer liquidar por haberme tardado tanto

Pero les aseguro que no quieren hacerlo más de lo que yo lo quiero
Estoy pensando seriamente en aventarme de un tejado

Miren, lo que pasa es que he adelantado varios capitulos en la compu y me parece que el documento es muy largo

Por eso el dinosaurio de computadora que hay en el ciber no me lo quiere leer

Publicaré si dios quiere mañana, y por la tardanza será doble conti ¿Oki?

Esperando que me perdonen

WindGirl​

P.D: Matta ne:ANYWORD:​

 

Re: Para problemas del corazón, escapar es la única solución

Konnichiwa:Hi:
Como lo prometido es deuda aqí está WindGirl con los dos siguientes capis
Gomenasai por la tardanza
En verdad lo siento con toda mi alma

Pero bueno si consiguen perdonarme aquí les tengo los capi.



Capítulo Trece: ¿Mejor?



Luego de que las chicas nombradas asintieran el estadio comenzó a vaciarse, ellos/ellas querían hablarles a las chicas, aunque no sabían exactamente cómo, primero que nada no debían darse a conocer, eso sería muy peligroso, ellas no se fueron juntas, se fue cada una por una salida diferente, cada una tomando un camino distinto y sin dirigirse al mismo destino; cada uno/a siguió a la chica que le interesaba.

La castaña de ojos achocolatados caminaba hasta un lugar al que siempre iba después de una batalla, era un lugar muy relajante.

Era una especie de prado bellísimo; había árboles de espesa vegetación y un río con césped y flores hermosas en sus orillas, al contrario que la mayoría de los ríos este tenía muy pocas rocas. La chica se quedó en la linde de un río mirando a través de las puras aguas, observando su reflejo en el cristalino espejo de las aguas:-“Esto es” –pensó la chica de ojos color chocolate- “es lo que soy ahora, si tan solo…” –ella pensaba en cómo era ahora e intentando meditar sobre cómo había sido y el cómo había llegado a ser así, una voz a sus espaldas la hizo salir de su ensueño.

-Fue buena… la pelea –dijo la chica a sus espaldas, era castaña, miraba el suelo y tenía tez muy clara, extrañamente le recordaba a alguien-.

-Gracias –contestó la ojichocolate sonriendo amablemente-.

-Yo… mmm… –dijo la chica que seguía mirando el suelo- yo soy Neli.

-Yo soy Hesper –dijo la de los moñitos extendiéndole una mano en señal de saludo- mucho gusto.

-¿H…Hesper? –Preguntó “Neli”, la frase escapó de sus labios sin que él/ella pudiera evitarlo ¿Qué era ese nombre?- Buen nombre.

-Significa: Estrella de la tarde –murmuró Tenten volviendo a fijarse en su reflejo en las oscuras aguas- Supongo que es mejor, mi nombre anterior no significaba nada.

-¿Cómo te llamabas antes? –Preguntó Neji/Neli cuando vio que la ojichocolate se había quedado demasiado callada-.

- No lo recuerdo… no lo sé –dijo ella con cierto sarcasmo y tedio en su voz-.

Él estaba tan embebido en sus pensamientos que solo prestó tención a las palabras y no al sentido y entonación que traían estas ¿Ella no recordaba?

-¿Por qué? –Dijo procurando que no se notara como se sentía, aunque ni siquiera él mismo entendía su sentir, al parecer una parte de él si había entendido la entonación y querían que le contara, mientras que la otra no había captado. Luego se dividía en dos más, una que suspiraba de alivio (quizás sería mejor que no recordara, se olvidaría de todo el daño que le había hecho) pero la otra que tenía algo parecido a la angustia ¿Ella? ¿Olvidar? ¿Olvidarlo?-.

-Cuando inicias el entrenamiento de guerrera amazónica te cambian el nombre – contestó la ojichocolatada sinceramente riendo un poco- no es que no lo recuerde pero el punto es que no debo decírtelo, y al no usarlo tiendo a olvidarlo de a ratos.

-Oh –el alivio fue tan exquisito que casi le dolió, aunque tuvo que preguntarse ¿realmente quería que ella supiera? ¿No preferiría que ella no recordara ese altercado? ¿Realmente hubiese sido mejor empezar desde cero?

-Ya nadie me llama así –dijo la chica de ojos achocolatados pero parecía hablar solo para sí misma- pero… ¿Seguro que quieres saber?

-Hai –dijo “Neli” con un hilo de voz-.

-No me llamarás así, ni le dirás a nadie que te he revelado mi nombre.

-Hai.

La de los moñitos suspiró.

-Me llamaba Tenten –dijo y luego comenzó a relatar- vivía en China cuando era pequeña pero mi mamá me llevó a Konoha, una aldea ninja cuando yo tenía como siete años, entré a la academia ninja y ahí me encontré con él… -suspiró- con la razón de que esté en este lugar.

-No comprendo –dijo sin mirarla-.

-Era un chico –miró al suelo-.

-Ah… -el chico quería saber más pero…- ¿Y cómo era?

-No debería hablar de eso –señaló la ojichocolate- pero solo te diré que a mí me parecía… encantador.

-¿Por qué él es “la razón”? –Preguntó el chico/chica pero con deseos de saber otra cosa, aunque hasta para él mismo sonase presuntuosa la pregunta que acababa de tomar forma en su mente ¿Qué quería decir con eso de parecía?-.

-Porque me hizo daño –contestó ella- mucho daño; vine aquí solo para… bueno para odiarlo… ya sabes entrenamiento emocional y eso pero… un día estuvimos en una pelea, me recomendaron el entrenamiento, me uní y… -se encogió de hombros- aquí estoy.

-¿Tuvimos? –dijo solo por decir algo pero de nuevo en su mente resonaba otra cosa ¿Odiarlo? ¿Ella lo odiaba?-.

-Mis amigas y yo –musitó la castaña- las otras guerreras, fue una situación algo… extraña, pero entretenida.

-¿Son amigas todas ustedes? –Dijo la chica recién llegada con una fingida indiferencia mientras la cuestión del odio seguía punzando en su cerebro-.

-Las mejores –dijo la de los moñitos y sonrió- y a propósito de eso creo que ya debo volver, mis amigas se van a preocupar si no aparezco.

-Hai –dijo la nueva y por primera vez alzó la mirada-.

Tenten se quedó petrificada, la chica tenía ojos albinos, claros, tanto que parecía que la pupila y el iris no existiesen y sino entonces parecía que se veía a través de ellos, eran de un color blanco pulido, no inocentes como los de Hinata, esta mirada estaba marcada por el sufrimiento y aún así resultaba pura… blanquecina, como un hermoso lago de de transparente cristal formado en aquellos orbes; sus ojos eran como los de… Neji.

La recién llegada echó a andar por el camino de regreso a la ciudad y la castaña se sentó con la espalda apoyada contra una de las pocas rocas de la orilla del río, se había dejado resbalar sobre ella y ahora tenía su cabeza oculta entre sus rodillas ¿Acaso el recuerdo de Neji debía seguir torturándola?

Mientras tanto Gaara seguía a Matsuri pensando, recordando lo que había dicho su hermana, ella no lo había maltratado como la madre de Sakura a Sasuke, se había limitado a mirarlo a los ojos y contarle, el joven Kazekage no podía creer lo que oía.

Flash back​

​

​

-Ella era muy infeliz –comenzó la mujer pelirroja- cuando la encontré estaba en la calle, arrodillada en el suelo. Primero me sentí feliz por lo que veía, había extrañado a mi hermana y me alegré de verla con vida –hizo una pausa- pero toda mi alegría se esfumó en el momento en que la miré a la cara, lloraba desconsoladamente y yo no tenía idea de por qué… pero se veía tan triste, tan desolada, tan… tan destruida… no me parecía una buena idea que se quedase en la calle, quería saber pero sentí que hablar de lo que sea que le pasara solo la pondría peor así que la llevé a mi casa, esperando que me contara si quería y si no que se mejorara al menos… pero no lo hizo.

»Nunca me había sentido así de mal –musitó con mirada ensombrecida- ¡me sentía tan impotente de verla sufrir así y no poder ayudarla! Lloró demasiado –hizo otra pausa donde respiró hondo- borbotaba tu nombre a veces, y luego lloraba peor; paraba solo cuando la obligaba a comer, y es que no comía voluntariamente… ella decía que así sería mejor, que sería mejor que muriese, sufría muchísimo.

Fin del Flash back​

​

​

Tenía en su mano la fotografía que su ex-cuñada le había dado, no tenía ni idea de por qué la llevaba con él, cada vez que la veía era como si alguien le arrancara cada órgano de su cuerpo en una lenta disección en vida; la persona en la foto era ella, era Matsuri, pero estaba muy demacrada… con sus ojos inflamados de tanto llorar, ni siquiera miraba el foco de la cámara, su depresiva mirada estaba fija en el suelo y una caprichosamente falsa sonrisa estaba formada en su pálido rostro (su rostro estaba así de pálido por lo enfermo y demacrado).

Ahora siguiéndola pensaba que la Hokage había tenido razón al mandarlas a ese lugar; ella era ella de nuevo, vivaz y alegre; caminaba risueña por el bosque y Gaara la seguía de cerca, sin que ella se diera cuenta; siguió alegremente hasta que se detuvo en un claro, se sentó a la sombra de un árbol delgado y se puso a contemplar su arma.

Gaara se posó en la copa de un árbol de espesas hojas del otro lado del claro; la chica suspiró y se recostó de la enorme planta a su espalda, mirando la luna brillante y plateada… al poco rato cayó en un profundo y pacífico sueño, con una sutil sonrisa formada en sus labios; Gaara la observó hasta que se hizo demasiado tarde, debía verse con sus amigos pronto. La dejó al recado de la patrona de los cielos nocturnos antes de sumergirse en la espesura del bosque buscando el camino de regreso.

El pálido pintor seguía a la hermosa rubia a través de la ciudad, a veces de cerca, otras veces de más lejos; verla así le hacía increíblemente bien, su alma descansaba ya sin la culpa del daño que le había hecho, la seguía para ver cómo estaba, al parecer el objeto de su amor y adoración era muy aclamada allí, todas la saludaban y conocían; seguro que ella lo había olvidado, seguro que lo había olvidado para siempre; eso era lo que él pensaba, o al menos lo que a él parecía, la chica se veía perfectamente, sin una gota de esa negra depresión que antes la había estado consumiendo.

La ojiazul caminaba a través de las calles mientras miraba las tiendas y las cosas, en ese lugar hacían excelentes armas y ropa, todo era hermoso, cada una de las pobladoras de esa enorme ciudadela conocía su nombre, bueno, no su nombre, su nombre era un secreto en ese lugar, ya nadie la llamaba Ino, nunca nadie lo hacía, ahora la llamaban Anthea, que quiere decir Señora de las flores; el nombre le quedaba pero ella extrañaba su nombre, Ino.

Caminó en frente de un aparador y vio lo que había allí, el corazón de la rubia se detuvo al mirar lo que estaba dentro del cuarto bien iluminado, era un estudio de pintura y había alguna clase de pintor allí, el aparador estaba de espaldas al lienzo así que solo se veía el pincel salir de vez en cuando del cuadro, esta simple imagen desató en ella un torrente de emociones; en su mente había un recuerdo igual a ese momento y vino a su mente en el único instante en que el pincel voló por el lienzo.

Recordó el día en que Sai la estaba pintando; ella, inmóvil sobre un mullido cojín de color rojo; y él, pintándola desde cierta distancia, observándola, rehusando encontrar su mirada con la de ella, solo lo hizo una vez e inmediatamente un color carmesí cubrió sus pálidas mejillas, y a causa de saber que ella misma provocaba ese efecto ella también se sonrojó.

La razón de ese sonrojo era que ella usaba ropa sexy y al ojinegro eso lo ponía un poco nervioso.

Seguido de eso vino el recuerdo de la discusión, las cosas horribles que se gritaron, las cosas horribles que él le había gritado a ella… y luego de eso el día que había resultado la peor pesadilla para ella, el pálido chico que ella tanto quería declarándole su amor a esa arpía insoportable, todo junto en esos punzantes montones de dolor y sufrimiento… sintió un vacío en su pecho; corrió a toda velocidad para ocultarse antes de que sus orbes azules empezaran a derramar la tristeza que ya se había desbordado en su corazón.

Sai solo la vio mirar a través del aparador y luego arrancar a correr, sin meditarlo ni un milisegundo la persiguió, solo para inspirarse, para mirarla, para amarla.

Naruto siguió a la ojiblanca hasta una especie de gimnasio, al parecer ella nunca paraba de entrenar; la chica de cabello azulado y ojos platinos entrenó, luchó y peleó hasta casi desfallecer, el chico/chica solo la miraba desde la distancia, en cuanto pareció terminar se arriesgó a ir a hablarle:-Hola –dijo la rubia con voz inocentona-.

-Hola –la saludó la ojiblanca y de repente sintió como si una estaca estuviera clavada en su pecho, esa chica se parecía a Naruto, o algo así-.

-Yo me llamo Naruko –el agujero en su pecho crecía cada vez más ¿Seguiría torturándola el recuerdo de su rubio amado?- Quería felicitarte por tu pelea de esta tarde, fue grandioso.

-Arigatoo –dijo la ojiblanca- aunque no soy tan buena como mis amigas, me toca mi examen de amazona y es… importante para mí.

-Ya veo –dijo el/la ojiazul mirando a los ojos de la Hyuuga, solo veía determinación en esos orbes blanquecinos que veían el techo-.

-De cualquier manera ya se acerca el toque de queda –dijo la chica mirando a la rubia- debo irme y tú también deberías.

-Hai –dijo la/el ojiazul y sonrió mostrando todos los dientes, la peliazul sintió las lágrimas aproximarse a sus ojos y luchó por contenerlas ¿realmente tenía que ser torturada de aquella manera?-.

El Nara siguió a la ojiverde hasta la parte norte de la muralla, era de noche y la chica se sentó en el muro con las piernas en el vacío, sintiendo la helada brisa que llegaba desde el norte, respirando hondamente para calmarse, ya estaba, ahora era una de las guerreras Amazonas, no era que no se sintiera bien por ello pero… ella no había nacido para eso y cada vez que iba allí lo recordaba, ella era un alma libre, no había nacido para ser una Amazona.

Pensaba en ello cuando una voz a sus espaldas la interrumpió, era una chica, alta, delgada, de pelo negro amarrado en una lacia coleta de lado, la miraba y parecía algo nerviosa, Temari sonrió, divertida por esa reacción.

Mientras Shikamaru estaba nervioso, allí estaba Temari, sonriente, vivaz… como antes, pero además estaba más violenta que antes y eso lo había podido comprobar en el combate de la tarde, de reconocerlo ¿cómo reaccionaría?

-Hola –lo saludó la chica y Shikamaru la miró, no parecía darse cuenta de nada-.

-Hola –saludó de vuelta Shikamaru- yo venía a felicitarte por tu pelea de hoy, fue genial.

-No fue nada –le dijo la chica haciendo un gesto displicente con la mano- es más fácil de lo que parece.

-Supongo –el Nara quería hablarle, más que nada escucharla hablar, quería escuchar el sonido de su voz, tenía qué- pero ¿no crees que exageraste un poquito?

Hizo una figura mínima con los dedos al decir la palabra poquito y Temari rió.

-Tal vez –dijo riendo aún- pero es que no puedo evitarlo –suspiró para serenarse- verás, desde que soy muy pequeña me ha encantado el teatro, no puedo evitar excederme si hay un público observando –hizo una pausa- soy una peleadora con la que se puede contar para un espectáculo, un buen espectáculo.

Shikamaru la miró y se sintió alegre en su interior, ella había reído, abiertamente y sin ningún prejuicio u obligación, ella estaba mejor, feliz… o algo parecido.

-Deberías irte –dijo la ojiverde de repente- te vas a pasar el toque de queda.

-¿Toque de queda? –Shikamaru recordó de repente el toque y quiso maldecir al que se le hubiese ocurrido la idea, quería pasar más tiempo con ella- ¡Ah sí! Pero ¿Tú no te vas a ir?

-Las guerreras amazonas “graduadas” –rió un poco después de esa palabra- no tenemos toque de queda.

-Claro –dijo Shikamaru- supongo que yo sí tengo –se dio media vuelta y echó a andar cuando las siguientes palabras se le salieron de la nada en voz alta- Mendokusai, pero bueno, adiós Temari.

La rubia abrió sus ojos desmesuradamente debido a la sorpresa que le provocó el solo escuchar esa simple frase, se oía exactamente igual que cuando salía de sus labios… tan parecido… volteó a ver por encima de su hombro pero la chica ya no estaba, se tiró hacia atrás, quedando acostada en el suelo y escondió su cara entre sus manos ¿¡Tenía que seguir torturándose por Shikamaru!?

El Uchiha siguió a la pelirosada durante bastante tiempo, ella solo seguía caminando aparentemente sin un destino fijo, solo andaba de un lado para otro, en algún punto se detuvo y se quedó allí, parada, observando la pálida luna brillar sobre su cabeza, Sasuke se arriesgó a acercársele, necesitaba hablarle, ella parecía bien, realmente parecía que estaba bien, pero ¿Lo estaría realmente?

-Disculpa… -saludó Sasuke intentando encontrar una manera de comenzar- es que no encuentro el camino para volver y…

-¿Me hablas a mi? –preguntó la pelirosada apartando su vista del astro que surcaba el cielo estrellado-.

-Pasa que… -intentaba explicarse, ya tenía la excusa perfecta- es que no encuentro el camino de regreso y ya va a ser hora del toque de queda y…

-No te preocupes –dijo la pelirosada sonriendo- yo también tengo que volver.

Se dieron media vuelta y empezaron a andar por el sendero, la pelirosada miraba a la chica que caminaba a su lado, tenía la tez clara y el cabello negro azulado una coleta en la base de la nuca, sus ojos eran negros, negros como una noche sin luna ni estrellas, le recordaba a alguien, pero su mente se negaba a precisar quién era.

-Y ¿Desde hace cuánto que estás aquí? –Preguntó la peliazul después de un rato-.

-Desde hace como seis meses más o menos –contestó la pelirosa- era una época dura para mí, pero ya lo superé.

-Ya veo –contestó, incapaz de poder decir algo más-.

-¿Qué hay de ti? –Cuestionó la ojijade-.

-Es que… mmm… -se quedó en silencio ¡¿Qué demonios le diría?!- bueno… no me… siento cómoda hablando de mi misma en forma personal…

-¡Vaya! –Comentó la pelirosa riendo- Me recuerdas a Hinata.

-Pero háblame de ti –la alentó a seguir hablando-.

-Bueno –comenzó la pelirosada- yo vivía en Konoha, que es una aldea ninja, me mandaron aquí para entrenar, y estoy a punto de lograr mi cometido –dijo sonriendo-.

-Y… ¿No extrañas Konoha?

-A veces –dijo la ojijade- algunas cosas más que otras, pero que me enviaran acá fue lo mejor, lo mejor para todos.

Se oyeron ruidos alrededor y la pelirosa se puso en guardia, mirando alrededor, Sasuke activó su Sharingan sin pensarlo ni planearlo, como un reflejo.

Pero no era un enemigo, eran las guardianas de las murallas que solo les recordaron el toque de queda y las guiaron de vuelta a la ciudad, no se miraron en todo el camino; salieron del bosque y las guardianas las dejaron solas, la guerrera se giró para despedirse de su nueva conocida… se quedó en blanco… la pelirosada miró casi con horror los orbes de la chica que estaba allí, los iris eran de color rojo sangre, con formas negras en ellos, era el Sharingan… era como el de Sasuke, la chica se despidió con un gesto con la mano, dio media vuelta y se alejó.

Mientras la pelirosada se quedó allí en un estado de tristeza, creía que ya había dejado atrás la etapa cuando alucinaba con Sasuke ¿¡Por qué su mente seguía castigándola!? ¿Es que acaso no había tenido suficiente?

Los chicos se reunieron en el apartamento que les habían dado para todos, ni siquiera hablaron ni nada, apenas y se saludaron, nada más llegar cada quién se fue a dormir a su cuarto, con sus cabezas repletas con mil preguntas y su corazón deprimido por la falta de respuestas, ellas se veían mejor, definitivamente estaban mejor ¿Los habrían olvidado?

Entre tanto las chicas llegaron a su casa y hablaron durante un rato, cada una escuchando los sufrimientos de sus amigas y contando el suyo propio, todas se extrañaron de que les pasara el mismo día pero no les importó.

Dieron las once de la noche y Matsuri comentó que se acostaría, aunque no lo hizo hasta media hora más tarde, justo después de que sus amigas se auto convencieran de que solo alucinaban por exceso de entrenamiento; a la mañana siguiente la chica de ojos negros iba a ser interrogada por una de las guardianas de la puerta, y todo por haberla encontrado dormida en el bosque, la reunión era muy temprano y no se podía dar el lujo de perder sueño.


Okey
Ese fue el capítulo trece

Y como es un número de mala suerte voy a poner el catorce de una vez

Por las dudas



Capítulo Catorce: Será mejor que te vayas.



Apenas estaba amaneciendo, la mayoría dormía, esas no eran precisamente horas de estar fuera y sin embargo había alguien, en un tejado, el que viera a ese ser humano solo diría que era una chica pelirroja y pálida, de ojos verdes y con demasiado delineador; sin embargo solo los que residían en el mismo lugar que esta persona sabían que ni siquiera era una chica, era un chico transformado con una extraña técnica creada por uno de sus amigos.

Definitivamente aquella noche habría deseado dormir, más que nada habría querido dormir, pues sabía con lo que habría soñado de haberlo hecho, la habría soñado a ella, a Matsuri… sin embargo no había podido, no porque no lo quisiera sino porque habría sido poco apropiado que se durmiera, tenía tantas cosas encima, tantas emociones dentro de él que si se hubiese dormido habían probabilidades de que perdiese el control del Shukaku; a veces ser un jinchuuriki que alguna vez estuvo poseído por su Bijū tenía desventajas… como por ejemplo la inseguridad que le producía el no saber si siempre lo tendría controlado, o si llegaría el día en que el Shukaku de nuevo lo controlara a él… todo era sumamente estresante.

Mientras tanto a esas horas de la madrugada una chica de cabello castaño y ojos negros andaba bostezando por la calle; había sido una mala idea, realmente había sido una malísima idea el quedarse dormida en medio del bosque, de no haberlo hecho en ese momento estaría durmiendo tranquila en su cama y no caminando a un interrogatorio sobre la razón de estar durmiendo en un lugar tan… inapropiado.

Miró distraídamente el tejado por el que el sol ascendía, esperaba solo ver al omnipotente astro rey, como siempre, y sin embargo esa mañana había alguien ahí, una chica, de pelo rojo y ojos verdes… con marcas negras alrededor de los ojos que hacían parecer un exceso de delineador.

Le parecía familiar, demasiado familiar; una ráfaga de viento sopló y le alboroto el cabello que le caía caprichosamente sobre su pálido rostro, dejando ver un tatuaje grabado en el lado derecho de la frente; era un sencillo tatuaje en japonés con la palabra “amor”.

Eso trajo un recuerdo a su mente, era la misma imagen solo que en vez de una chica era un chico, excepto por lo obvio eran iguales, los mismos rasgos, el mismo pelo, la misma piel, los mismos ojos… todo. Un escalofrío le recorrió el cuerpo cuando su cerebro juntó los puntos, todas habían visto a una chica que de una u otra manera les había recordado a ellos, esa era exactamente la misma imagen y ella le conocía a Gaara el hábito, a veces, cuando no dormía por miedo a descontrolarse iba a observar la aldea al amanecer, solo para cerciorarse de que no le hubiera pasado nada, o mejor dicho de que él no le hubiera hecho nada.

La chica comenzó a correr, desandando el camino que había recorrido a toda la velocidad de la que era capaz.

Horas después…

Ya había amanecido, la ciudad comenzaba a llenarse de actividad, gente que compra y que vende, gente que corre, gente que entrena, y –en el caso de seis chicos que estaban disfrazados de chicas por medio de un jutsu- gente que busca otra gente.

Deseaban hablarles, necesitaban saber, lo ansiaban con todo lo que tenían.

El chico de ojos blanquecinos caminaba entre la gente, era muy molesto estar fingiendo ser una chica, pero lo seguiría haciendo, lo haría una y mil veces más por ella, por esa chica de ojos color chocolate que le había robado el corazón, esa chica que lo había hecho feliz y a la que él solo le había pagado con sufrimiento.

Buscaba su pista, intentaba dar con ella, quería hablarle con toda su alma, pero no sabía qué decir.

Caminaba entre la gente cuando la vio, ella andaba con semblante tenso, preocupado.

Entró a un callejón y el Hyuuga la siguió, se aproximó a la solitaria callejuela y miró dentro, no había ni rastro de la castaña, se adentró y vio que el callejón doblaba en el fondo, siguió el camino hasta que llegó a un callejón sin salida, oscuro y tenebroso.

Miraba alrededor preguntándose qué haría Tenten en un lugar como ése cuando de la parte superior del callejón comenzaron a llover kunai y shuriken, de todas las clases y todos los tamaños; acto reflejo, Neji hizo un Kaiten y las rechazó todas; activó su Byakugan y vio casi con temor a la persona que lo había atacado, era una chica de piel que recordaba a la arena y el mar, ligeramente bronceada; de ojos color marrón como un par de bombones de chocolate clavados en ese rostro fino y delgado; su el cabello castaño (de textura desconocida) peinado en dos simpáticos moñitos:-Tenten… -dijo él quedamente y ella cerró los ojos con pesar, era él-.

-Hola –saludó ella como si nada, bajando del sitio donde se hallaba y posándose con un ágil salto frente a él, lo miró a los ojos- ¿Por qué viniste?

-Yo… -iba a decirle algo, pero las palabras se le quedaron atrapadas en la garganta, estaba algo contrariado por ella-.

-Vete –dijo, tomándolo por sorpresa- nada bueno pasará si te quedas.

El Hyuuga iba a hablar, pero de nuevo sus palabras se le quedaron en la garganta.

-Es enserio –comentó- sino te vas te tendré que hacer marchar, no tienes razones para quedarte, ni tú me quieres ni yo a ti así que… mejor te vas y ya ¿Okey?

La chica saltó y el Hyuuga solo se quedó allí parado, hastiado de fingir ser mujer y deseoso de encontrar un acantilado del cual saltar.

Mientras en otra parte de la ciudad un chico –al igual que sus amigos convertido en chica- se encontraba caminando, buscando a una chica en especial, en su opinión la chica más bella, caminaba a través de las calles repletas de gente cuando fue arrastrado hacia un callejón sin salida, se separó de la persona que lo había halado hasta ahí y rápidamente hizo su jutsu de Posesión de Sombra, solo cuando la tuvo atrapada vio a la chica que lo había atacado. Lo primero en lo que se fijó fue en unos ojos tan verdes que recordaban a la tupida y espesa selva; luego de eso todo lo demás encajó, las finas facciones, la alta estatura, el cabello rubio rizado y enmarañado…

-Te… mari –dijo el chico entrecortadamente-.

-Shikamaru –dijo ella de manera leve y despreocupada- ¿has disfrutado la ciudad?

-La verdad… -comenzó para ser interrumpido-.

-Pues espero que sí, porque no tendrás otra oportunidad –dijo la chica de la misma manera leve y despreocupada y el chico se sintió como si su pulso se hubiese detenido- será mejor que te vayas.

-Pero…

-Si tienes un mensaje para alguna de las demás yo se los daré con gusto –hizo una pausa y se permitió mirarlo, pensar que esa chica era Shikamaru- pero si vienes por mi será mejor que te vayas, regresaré cuando quiera hacerlo.

La chica -sintiéndose orgullosa y molesta consigo misma- se dio media vuelta y salió a la misma calle por la que hace unos momentos había estado transitando el pelinegro, ya estaba hecho.

El Uchiha –convertido en chica- caminaba por el bosque, andando por el mismo camino en el que había estado con Sakura; le gustaba recordar el momento, ella estaba bien, se encontraba razonablemente feliz, pero eso no lo hacía sentirse mejor respecto a su propósito allí; al parecer ella estaba mejor sin él, al parecer, pero a Sakura siempre se le había dado bien ocultar sus sentimientos.

Sintió pasos detrás y se volvió rápidamente, el viento soplaba desde el este, revolviendo su cabello, haciéndolo ondear, parecían nubes del crepúsculo estiradas por el viento; los ojos color jade lo observaban con fijeza, no sonreía, lo miraba con una expresión calculadora.

-¿Qué haces aquí –dijo la chica y sus orbes verdes reflejaban molestia- Sasuke?

-¿Lo descubriste? –Preguntó, sus ojos estrechándose con sospecha-.

-Y tú lo corroboraste –comentó ella secamente- justo ahora –hubo un silencio- pero aún no respondes a mi pregunta ¿Qué haces aquí?

-Buscarte –dijo en una sola palabra, él tampoco sonreía, tenía una expresión calculadora y seria, seca, igual que la de ella-.

-¿Para qué? –Dijo ella y su voz tenía un deje de burla, de una cruel burla-.

-Para que vuelvas a la aldea –dijo el Uchiha y de repente sintió una clase de déjà vu, algo quería asomar a su memoria, pero él no podía saber qué-.

-Sé perfectamente dónde se encuentra la aldea –dijo la pelirosada fríamente, el Uchiha sintió esa frialdad como si una katana atravesase su corazón, era doloroso para él escucharla hablar así, y sin embargo su expresión se mantuvo imperturbable, fría y calculadora- si quisiera volver ya lo habría hecho.

-¿Qué pasa con la aldea que no quieres volver? –mencionó el Uchiha, sus ojos fríos y su alma triste-.

-No hay nada que me ate a ella –dijo la ojijade- me ocupé de cortar los lazos, al menos los que me harían volver.

Ahora el recuerdo si asomó a su memoria, él había dicho más o menos las mismas palabras, tiempo atrás, una tarde soleada en la que se había encontrado con ellos, Itachi vivía y él seguía con Orochimaru. Sin embargo y de alguna manera ellos lo habían encontrado, creía que para ese momento ya lo habrían olvidado, que lo habrían dejado atrás y seguido con sus vidas, pero no, allí estaban, sus antiguos compañeros de equipo tratando de llevarlo de vuelta por enésima vez.

Él solo los miró, supuso en ese momento que su mirada se debía de haber parecido terriblemente a la que le estaba enseñando Sakura, les había dicho prácticamente las mismas palabras y solo ahora llegaba a suponer cuánto dolía, cuánto le había dolido a ella.

Aún y con todo ese debate interno su expresión era imperturbable.

-Ya veo –contestó-.

-Entonces supongo que te irás pronto –dijo la pelirosada- no te despidas; desde ahora espero que mantengas las distancias, hasta otra Uchiha.

Y la chica se fue, dejando solo al Uchiha, él se quedó ahí, parado, como catatónico, ni siquiera lo había llamado por su nombre; y mientras a la ojijade le costaba saltar de árbol en árbol, las lágrimas finalmente se habían desbordado, había hecho un buen trabajo, pero no tenía idea de que le iba a doler de esa manera, ella le había dicho que no lo quería y él se mantuvo imperturbable, o sea que ni siquiera le importaba; pero así era mejor, que él creyera que ella lo odiaba, así no querría quedarse.

El rubio andaba por la linde del río, quería buscar a Hinata, realmente lo quería pero… ella… no sabía si querría verla, ella parecía mejor, pero él no sabía si se había tratado de solo un momento, o si en verdad ella estaba mejor sin él; en el caso de que fuese lo segundo… no lo soportaría.

Tenía esa curiosa sensación, un escalofrío en su nuca, esa sensación que produce tu cuerpo cuando alguien te observa, lo sentía, pero no podía ver a nadie, rápidamente su puso en guardia, un enemigo lo acechaba.

Sin embargo lo que salió de la espesura no fue el enemigo que esperaba; era la delicada silueta de una chica; era menuda, de aspecto frágil, pálida, con una larga cascada de cabello azulado que le caía a través de la espalda, con ojos albinos y las venas sobresaliendo en los bordes de estos, eso solo significaba que estaba usando su habilidad, o sea que ya veía el chakra que estaba poniendo en eso; traducción, ya sabía que estaba transformado.

-Vete –le dijo la chica, y sin que ella pudiera contenerlas lágrimas comenzaron a salir de sus ojos platinos, ya sin las venas sobresaliendo- Lárgate de aquí.

-Hinata…

-¡Solo hazlo! –le gritó la chica apretando los puños y cerrando sus ojos, no quería ver su rostro, que era confundido y triste-.

-Hina…

-¡Vete! –Le soltó de nuevo- ¡Vete y no vuelvas jamás! Estaba mucho mejor sin ti.

Dicho esto se dio media vuelta y comenzó a adentrarse en la negrura del espeso bosque, odiando cada parte de ella misma por lo que le acababa de hacer a Naruto, pero era mejor así, habría problemas si se quedaban.


Fin del Capi.
Capítulo Quince: Problemas.



Los chicos fueron llegando uno por uno al departamento, repantigándose sobre sofás, muebles, sillas, etc, uno en especial ni siquiera tuvo la fortaleza emocional para llegar hasta un mueble, Sasuke sencillamente abrió la puerta, se alejó unos pasos de ella, y se dejó resbalar por la pared.

El último en entrar fue Gaara, al ir caminando deshizo la transformación, no tenía caso seguir así, ahí solo estaban ellos, y todos los demás estaban igual; se sentó en uno de los muebles y sencillamente se quedó ahí, pensando, pensando demasiado, pensando en lo que Matsuri le había dicho, que no era que no lo quisiera pero que era mejor que se fuera, ella lloraba, él la lastimaba, la lastimaba demasiado.

Pensaba que debería irse, debería irse de verdad, para dejar de dañarla, intentaba idear una manera de que su ya suficientemente destruido corazón soportara abandonarla… cuando recordó algo de repente, su prueba era ese día, la peligrosísima prueba para convertirse en Amazona era justo ese día, él había visto su progreso, sabía que era fuerte. Pero el asunto era que el combate le caía como anillo al dedo, una excusa para verla, solo una vez más, antes de irse, antes de abandonar para siempre la esperanza de estar con ella de nuevo… solo una más.

Tomó a todos por sorpresa cuando el kazekage se levantó del mueble, se paró frente a un espejo y se transformó de nuevo, el cabello pelirrojo le caía en cascada a través de la espalda, se lo peinó de modo que le cubriera el tatuaje, cambió el color de sus ojos y tiñó sus cabellos con mechas de colores estridentes:-¿Qué estás haciendo? –Le preguntaron Neji y Sasuke al unísono, viendo como se peinaba la mitad del cabello en una coleta alta y el resto le caía suelto hasta la cintura-.

-“¿Y ustedes qué creen?” –Pensó él con impaciencia- voy a salir.

-¿Nos corrieron o no? –Preguntó Sai- ¿Para qué vas a salir?

-Voy a ver el combate de Matsuri –contestó como si nada, se encaminó hacia la puerta y puso su mano izquierda en el picaporte- me iré después, pero quiero asegurarme de que las cosas van bien, ya vieron la prueba, es peligrosa; Naruto, Sasuke ¿No vienen?

Los aludidos miraron a Gaara, quién giró el picaporte y se perdió de vista, seguidamente se levantaron y se transformaron también, salieron por la puerta uno tras otro, los que quedaban se miraron entre sí, suspiraron y se levantaron, con una sola enorme nube de humo se transformaron los tres y salieron; después de todo eran amigos y no debían dejarlos solos.

La pelea que se llevaba a cabo era casi imposible de ignorar; resultaba obvio a la vista que aquellas chicas no estaban listas para la prueba, estaban perdiendo, o eso parecía, lo que nadie entendía es que era un astuto plan, la trampa estaba casi lista.

Sin embargo nadie en el público lo sabía, sus amigas –que ya eran Amazonas- si estaban enteradas (ellas las habían ayudado a preparar el plan) pero seis chicos convertidos en chicas que estaban entre el público no, y tres de ellos ya se estaban poniendo muy nerviosos, demasiado como para que su transformación lo aguantase.

Con una nube de humo se deshizo la transformación, los tres chicos se habían vuelto ellos de nuevo, el Kazekage, el Uzumaki y el Uchiha saltaron al centro de la Arena, las tres chicas allí se quedaron vueltas piedra.

Y por si eso no fuera suficiente los nervios por sus amigos habían ocasionado que los otros tres chicos repartidos por diferentes lugares de las gradas perdieran el control de las transformaciones.

Sai, Neji y Shikamaru se quedaron quietos, viendo que su transformación había desaparecido se quedaron allí, observando la conmoción de las mujeres a su alrededor, oyendo como el griterío se extendía a través de la gente que iba comprendiendo la situación:-¡Ladrones! –Gritó alguien- Deben estar locos…

Ellos miraron la arena, viendo a sus amigos que estaban en la misma situación que ellos, por un minuto se fijaron en las chicas que se encontraban con sus amigos en la parte de abajo, era el fin; sin embargo sus ex novias fueron más rápidas que las chicas del combate, cada una se movió al suyo lo más rápido que les fue posible, -lo que fue demasiado rápido para los ojos de las alebrestadas mujeres que los rodeaban- cada una le puso un arma en el cuello, atrapándolos.

Al ver eso suceder en las gradas las peleadoras reaccionaron; hicieron lo mismo que acababan de hacer sus amigas, les pusieron armas al cuello. Con una perfecta sincronía cada una de ellas se le acercó al oído y le susurró “Sigue el juego”.

Las tres chicas de las gradas los bajaron a la arena, sin bajar su arma ni un milímetro, ni por un milisegundo, estaban todos abajo; las alebrestadas mujeres estaban en las gradas y ellas en la arena, los murmullos se habían acabado; existía silencio, un sepulcral silencio que solo fue roto por la voz de Temari:-Esta decisión le corresponde solo a nuestra reina –dijo con voz resonante y de inmediato hubo una avalancha de murmullos- Su majestad –dijo inclinándose-.

De manera demasiado brusca la chica de ojos verdes obligó a Shikamaru a caer de rodillas al suelo, sus amigas la imitaron, a algunas les fue más difícil que a otras tratarlos de esa manera tan cruel, pero no les quedaba opción, debía verse creíble.

Para calmarlos todas le susurraron palabras al oído, disculpas, excusas o cualquier cosa para que se mantuviesen en calma, para que mostraran temple, para que no dejasen que esa circunstancia los superara, y sobre todo para que esas mujeres que los rodeaban no se atreviesen a tocarles ni un solo cabello.

La figura sombría se revolvió en su asiento, meditando sobre lo que debería hacer, las chicas rogaban que ella tomara una decisión buena, buena para ellos por supuesto.

-He tomado una decisión -dijo la mujer al cabo de un rato y las chicas se tensaron, mientras los chicos se ponían nerviosos, esa era la hora de la verdad- ¡no los mataremos! –Las chicas se relajaron, los dejarían ir, quizás les borraran la memoria, pero ellos estarían bien- En lugar de eso… -se tensaron de nuevo, no podía venir nada bueno, la mujer habló con voz suave, solo para ellas- chicas, vi su trampa, fue algo inteligente, sin duda tienen el título, lo que significa que solo les falta un último requisito para ser Amazonas completas –elevó la voz- ¡Celebren Amazonas! Nuestras miembros más recientes… ¡Tendrán sus primeros esposos!

Las chicas se tensaron al momento, un escalofrío les recorrió la espalda cuando supieron lo que pasaría.

-Debo decir que tienen suerte –comentó la reina desde su trono- al menos sus primeros esposos serán guapos ¿Cada quién con el que tiene apresado? O… si alguna quiere cambiar…

-No, está bien –contestaron todas al unísono-.

-Muy bien –dijo la reina y luego su voz volvió a elevarse por encima del barullo de murmuraciones- ¡Mañana en la noche tendremos fiesta! Por ahora llévenlos a las mejores celdas, los queremos cómodos para la boda, y ya que estas chicas han demostrado gran habilidad y siendo que hoy me siento benévola, denles la mejor comida que haya.

-Hai –dijeron las seis chicas, antes de levantarlos de manera brusca y llevarlos a celdas individuales.

Cada una metió a su chico a la celda y le pasaron el cerrojo y candado.

La ojiazul llevó a Sai hasta la celda que más se adaptaría a él, cuando Sai la vio le pareció que no era tan mala, era amplia, tenía un lugar para dormir y un pequeño cuarto de baño, además de eso había un gran muro al final de la celda, blanco, y tizas para dibujar sobre él, aparte de lienzos y pinturas de todos colores:-No –decía la chica desde afuera, caminando de un lado a otro con pesar y su voz quebrada, parecía a punto de llorar- no, no, no, no.

-Supongo que te resulta desagradable –dijo el chico de pelo negro con una sonrisa falsa- pero no te preocupes, entiendo que no quieras…

-Sai-kun –le susurró ella con aprehensión- no se trata de eso –le sonrió- es por lo que hacen las Amazonas con sus esposos –y su rostro se ensombreció de nuevo-.

La castaña de ojos negros había llevado al Kazekage hasta una celda, no se le daba fácil eso de tratarlo mal, pero él colaboraba, caminando hacia allá se había tambaleado varias veces al ver pasar a alguien solo para que pareciese que ella lo estaba tumbando y/o empujando; él todavía era sabedor de lo que ella sentía por él, todo debido a que ella no le había mostrado odio, más que eso no podía hacerlo, en cuanto ella lo dejó allí Gaara ni siquiera se fijó en la celda, miró únicamente a la chica que lo había llevado hasta allí, estaba hecha un ovillo en el pasillo, recostada contra la pared, recordando.

Flash Back​

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Apenas estaba amaneciendo, a esas horas de la madrugada una chica de cabello castaño y ojos negros andaba bostezando por la calle; había sido una mala idea, realmente había sido una malísima idea el quedarse dormida en medio del bosque, de no haberlo hecho en ese momento estaría durmiendo tranquila en su cama y no caminando a un interrogatorio sobre la razón de estar durmiendo en un lugar tan… inapropiado.

Miró distraídamente el tejado por el que el sol ascendía, esperaba solo ver al omnipotente astro rey, como siempre, y sin embargo esa mañana había alguien ahí, una chica, de pelo rojo y ojos verdes… con marcas negras alrededor de los ojos que hacían parecer un exceso de delineador.

Le parecía familiar, demasiado familiar; una ráfaga de viento sopló y le alboroto el cabello que le caía caprichosamente sobre su pálido rostro, dejando ver un tatuaje grabado en el lado derecho de la frente; era un sencillo tatuaje en japonés con la palabra “amor”.

Eso trajo un recuerdo a su mente, era la misma imagen solo que en vez de una chica era un chico, excepto por lo obvio eran iguales, los mismos rasgos, el mismo pelo, la misma piel, los mismos ojos… todo. Un escalofrío le recorrió el cuerpo cuando su cerebro juntó los puntos, todas habían visto a una chica que de una u otra manera les había recordado a ellos, esa era exactamente la misma imagen y ella le conocía a Gaara el hábito, cuando no dormía por miedo a descontrolarse e iba a observar la aldea al amanecer, solo para cerciorarse de que no le hubiera pasado nada, o mejor dicho de que él no le hubiera hecho nada.

Entonces… ellos… ellos estaban… ellos…

No podía permitirlo, sencillamente no podía, corrió a todo lo que le daban sus piernas –que por cierto era bastante- hasta el departamento, debía avisarles a todas, tenían que salvarlos… si los atrapaban… si llegaban a darse cuenta… sus ojos amenazaron con llenarse de lágrimas de solo pensarlo.

Llegó al departamento gritando a todo pulmón, a lo que sus amigas acudieron inmediatamente:-Matsuri, Matsuri ¿Qué pasa? –Le preguntó Tenten mientras la ojinegra se reclinaba apoyándose sobre sus rodillas, respirando hondo, al borde del llanto-.

-Vi… -respiraba entrecortadamente, no sabía exactamente cómo decirlo de una manera apropiada, así que solo lo dijo claro y raspado- yo vi a Gaara.

Todas se quedaron pasmadas de la conmoción.

-Matsuri…

-¡Chicas solo piénsenlo un momento por favor! –Gritó la castaña clara impaciente- ¡Piénsenlo sí! el mismo día todas nos encontramos con chicas que de alguna manera nos recuerdan a ellos, ya sea en la apariencia o en algo de su comportamiento. Pero el caso es que lo hicieron, nos los recordaron, y ni siquiera nos las cruzamos por casualidad, ellas nos buscaron y aparte ¡todas aparecieron el mismo día!

-¿Qué significa esto? –Preguntó al cielo Hinata dejándose caer en el sillón más cercano y apartándose el cabello azulado del rostro-.

-Están aquí –dijo Sakura con una voz casi inaudible-.

Todas reaccionaron, conmocionadas por la noticia.

-Tenemos que sacarlos de aquí –dijo Tenten pensando realmente en una sola persona ¿Qué hacía ahí?- y pronto.

-¿Debemos? –Preguntó Ino y todas la miraron como si la quisieran liquidar con la mirada-.

-¿Lo olvidaste Ino? –Casi le gritó Matsuri provocando que la rubia se sintiera algo intimidada-.

-¿Olvidar qué? –Replicó recuperando la compostura, no entendía a qué se referían-.

-Si los encuentran… –comenzó Tenten sintiendo como si le arrancaran las entrañas de solo pensarlo-.

-Los liquidaran –terminó Temari y la respiración de la ojiazul se cortó casi por completo después de una rápida y demasiado poderosa inhalación-.

-¡No! –Casi gritó Ino- No podemos permitir que pase.

-Y no lo haremos –musitó Temari- pero no podemos descubrirlos, eso sería su fin –todas tragaron saliva- tenemos que sacarlos.

-¿Pero cómo? –Casi gritó Sakura- No vamos a poder sacarlos sin que nadie se dé cuenta.

Todas se quedaron en silencio, meditando, Temari realmente tenía una respuesta a las palabras de Sakura, pero sencillamente no podía dársela.

-Debemos convencerlos de irse –dijo Hinata y todas la miraron, el flequillo eclipsaba la mirada pero aún así se podían observar las lágrimas cayendo a través de sus pálidas mejillas- sin importar lo que cueste o de qué manera debamos hacerlo.

Todas lo entendieron de súbito, convencerlos de irse, de una manera u otra.

-¿No podríamos pedírselos por las buenas? –preguntó Matsuri desesperanzada-.

-¿Realmente crees que se irán si se los pedimos? –Musitó Tenten- Si están aquí, y si es para llevarnos de vuelta significa que no cederán, a menos…

-¿A menos qué? –cuestionó Ino asustada, sabía lo que seguía, pero sencillamente no deseaba escucharlo-.

-A menos que los convenzamos de que no hay razón para quedarse –dijo la rubia y en su voz solo había una determinación fría, propia de un shinobi, más sus ojos amenazaban con llenarse de lágrimas, no importaba si él no la quería, ella lo amaba con todo su corazón… y ahora tendría que convencerlo de mandarla al demonio ¿Por qué tenía que ser todo tan difícil?

Miró a sus amigas, inconscientemente todas se habían juntado en un círculo, de solo verlas a la cara supo que se sentían igual, las lágrimas surcaban el rostro de la Hyuuga sin que esta pudiese evitarlo, mientras la pelirosada intentaba contener las lágrimas cerrando sus ojos, y aún así una cascada de líquido cristalino descendía a través de sus mejillas hasta sus labios apretados, para acallar los sollozos que amenazaban con salir de su garganta.

La ojiazul se tapaba el rostro con las manos, horrorizada de solo pensar en lo que tendría que hacerle o decirle a Sai para que se fuera, las lágrimas cursando su rostro sin control; mientras tanto la ojinegra suspiraba intentando serenarse, cerraba sus ojos para que las lágrimas no los abandonaran, más al igual que Sakura no estaba haciendo un buen trabajo, en su caso era solo un riachuelo muy pequeño y brillante a la luz, salían únicamente las que su determinación no contenía.

Solo la ojiverde y la de los moñitos conservaron la calma, Tenten lo meditaba, pensar que estaba tan cerca… y ella lo mandaría al diablo tal y como él le había hecho una vez.

-Su prueba será hoy –dijo Tenten mirando a sus tres amigas que aún no eran Amazonas- no lleguen tarde –hizo una pausa y suspiró- hablen con ellos antes de ella, después podría ser demasiado tarde.

-Hai –dijeron las aún llorosas chicas con voz débil y las dos regias y calmadas se dirigieron a la puerta, cuanto antes mejor-.

Fin del Flash back​

-Yo te voy a liberar –le prometió la ojinegra, dicho eso se levantó y se secó sus lágrimas con el brazo, ni siquiera miró a su adorado pelirrojo a los ojos, salió con solo determinación, ella lo sacaría de ahí, ya se lo había prometido.

Mientras en otra celda bañada por la luz de la luna que entraba de una ventana con barrotes la ojichocolate encerró al Hyuuga, lo dejó allí y luego se comenzó a ir de un lado para otro mientras Neji miraba a su alrededor, la celda no era tan mala, había visto mucho peores, no tenía una cama como tal, era solo una colchoneta en el suelo con una gruesa cobija y una esponjosa almohada, tenía un cuartito al final que él dedujo sería el baño y –por algún milagro- era la primera prisión –que él viera- que no tenía ratas o cucarachas; la chica se mordía las uñas de manera nerviosa y ansiosa.

-¿Qué te pasa? –Preguntó el Hyuuga medio de broma- ¿Tanto te aterra el compromiso?

-Esa no es precisamente la parte que me desagrada de todo esto –respondió ella con los dientes apretados, cerrando sus ojos, para que el Hyuuga no pudiera leer su mirada- “Sé Fría Tenten” –se recordó- “Recuerda ser fría Tenten” No me importaría casarme, después de todo en cuanto quede embarazada y te aseguro que estas mujeres encontraran la manera de que lo haga entonces me liberaré, te mataré, es la ley de Capadocia, los hombres no viven entre nosotras.

El chico, que había enrojecido con sus primeras palabras no se sintió tan mal como esperaba por las últimas, si ella lo mataba… quizás no sería tan malo morir.

-Te traerán algo de comer –dijo la castaña y luego salió por la puerta sin más, determinada a sacarlo de ahí a como diera lugar.

La ojiverde había encerrado al Nara en una celda; lo que predominaba era una cama, gruesa y de apariencia cómoda y confortable, el techo era de cristal, con barrotes por supuesto, al parecer la celda estaba en un lugar alto (el Nara lo suponía por la gran cantidad de escaleras que había tenido que subir) y el techado daba al infinito cielo, estrellado por la hora.

Era toda cómoda, como una celda para el descanso, Shikamaru pensó que le iba bien, parecía para dormir y esa era una de sus aficiones; se dio media vuelta y vio a la chica que lo había llevado, caminaba nerviosa de un lado a otro pasando la mano por su cabello y echándolo atrás:-Temari…

-¡Cállate! –Le soltó, parecía bastante alterada- ¿Recuerdas lo que te dije? ¿No te dije que te fueras? Pero tú decidiste no escucharme… ¿¡Por qué tenía que pasar esto!? –Parecía angustiada- Esto es lo peor que podría haber pasado.

-Igual y a mí tampoco me gusta la idea –dijo él de mala manera, al parecer ella no quería casarse con él-.

-Ciertamente no me gusta la idea –comentó ella sarcásticamente- sobre todo la parte en que una vez que vaya a tener hijos me deshago del padre permanentemente, esa es mi parte favorita –ironizó ella- pero no te preocupes, matarte no es algo que me aficione, aunque tampoco me importaría demasiado.

Hubo un silencio, la chica no se atrevía a mirar al Nara a la cara, no sabía si sus palabras lo habían herido o no, pero no se podía permitir comprobarlo, si la respuesta era sí no tendría la fuerza suficiente para dejarlo ahí; iba a salir, pero el llamado del pelinegro la detuvo, tenía una pregunta.

-¿Cómo me descubriste? –Preguntó el chico-.

-Tu “frasecita” chico problemático –bromeó ella olvidándose de su frialdad por un momento- además, me llamaste por mi nombre –dicho eso volvió con su frialdad- aquí mi nombre es Achlys, eso significa Oscuridad en Griego, no lo olvides, otro error y estaré feliz de mandarte yo misma al infierno –salió- “No te condenes Shikamaru” –pensó y sus ojos amenazaban con empezar a derramar lágrimas- “No te hundas más, tienes que vivir”

Los chicos solo se quedaron en sus celdas, sin poder dormir, pensando en su horrible destino… pero más que nada en lo que vendría antes, primero se casarían, rodeados de mujeres asesinas que querrían aniquilarlos, luego en la noche de bodas… ¡Vaya cosa! Según parecía ni siquiera dormirían; y si por algún deseo del Señor las chicas quedaban embarazadas ellos no podrían conocer a sus hijos, morirían por mano de sus amadas… y aún así la opción no les parecía horrible, ni siquiera mala; morir por su mano sería una de las cosas más dulces.



Fin del Capi



¿y qué?

Espero que les hayan gustado
EL próximo capi viene para la siguiente oportunidad que se me de

Capítulo Catorce: La Huida

Será un gran capi
Lo bueno apenas empieza

Buajajajajaja
Perdón por la risa malvada
Se me escapó
Buajajajajajaja

Matta ne:ANYWORD:

P.D: Gomen ne T-T T-T

Onegai...