Pétalos de Rosa

Re: *Pétalos de Rosa*

Hola chicas, muchas gracias por el apoyo :) y a las nuevas lectoras se les agradece haberse interesado en mi fic XD, disculpen la demora, mis clases se estan poniendo fuertes, así que escribiré lentamente pero no abandonaré este fin ni mucho menos Tabu jejejeje, sin más demora aquí la conti de Pétalos de Rosa...

"Cuestión de honor"

~8~
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Que alto y que imponente se veía el edificio que estaba frente a los ojos de Natsumi, de alguna manera comenzaba a sentirse pequeña ante tanta grandeza, siempre le había ocurrido lo mismo, su pasado lleno de gloria le recordaba lo bajo que había caído, de ser la heredera de un poderoso imperio había pasado a ser una simple empleada a los servicios de su señor Atobe.
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Ya habían pasado mas de 5 años desde aquello, pensar en eso era sencillamente inútil, pero por algún motivo el corazón de aquella joven seguía ardiendo en fuego por la pasión de la sangre Yakuza que corría por sus venas… aquella había sido su decisión y no había vuelta atrás, había aprendido de mala manera a hacerse responsable por los errores de sus dependientes.
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La joven dirigió sus pasos hacia la entrada del hotel de forma automática mientras continuaba con sus pensamientos sumidos en el pasado, sin darse cuenta había llegado al elevador, marcando cual máquina el número del piso al cual se dirigía, no había pasado mucho tiempo antes de encontrarse frente a la habitación 108 en donde Shiraishi Kuranosuke le esperaba.

*Habitación 108*


Abrió la puerta lentamente esperando no encontrarse con ninguna visión desagradable, para su fortuna todo estaba muy bien ordenado, se escuchaba una relajante melodía, sin duda era música clásica, el joven de cabellos castaños claros yacía recostado en el sofá, con sus ojos cerrados y una enorme sonrisa, Natsumi trató de imaginar lo que pasaba por los pensamientos de aquél, pero sencillamente le pareció imposible, el chico estaba vestido con jeans y una camisa holgada, sin zapatos y su habitual venda en el brazo izquierdo que tanto le caracterizaba…
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Natsumi se acercó a él sigilosamente, se sentó a su lado y lo observó durante algunos minutos, en poco tiempo el chico abrió sus ojos y los clavó en la mirada de la joven, una pícara sonrisa fue esbozada en el rostro del capitán del Shitenhouji, sonrisa que sin duda alguna sonrojó totalmente las mejillas de aquella Rosa.


-Tu debes ser Natsumi –dijo el joven mientras se ponía de pié-.
-Así es Shiraishi, mucho gusto –comentó Natsu extendiéndole la mano-.


Shiraishi tomó la mano de la joven y depositó en ella un tierno beso, Natsumi se apartó al instante, debía mantener siempre una raya invisible con él, después de todo eso era parte de su trabajo… Al poco tiempo yacían sentados conversando los detalles del trabajo, sin embargo por alguna razón el chico de ojos marrones estaba distraído… su cara se mostraba embelezada y Natsumi no entendía el porque…


-¿Me estas escuchando? –cuestionó Natsu un tanto enfadada-.
-Ah… no –respondió Shiraishi con sinceridad-.
-¿A que se debe tu cara de idiota?
-Es tu shampoo, ese aroma es exquisito –comentó el joven mientras se acercaba a la chica para aspirar aquel aroma con más gusto-.
-No te acerques tanto idiota –exclamó ella un poco nerviosa-.
-Como usted diga Ojou…


Natsumi al escuchar aquella palabra se quedó completamente petrificada “Ojou” de esa forma la habían llamado desde su nacimiento hasta el fatídico día que había tenido que abandonar a su amada familia “Ojou” era la forma de llamar a aquellas mujeres cuyo destino era liderar la poderosa mafia japonesa… Los orgullosos Yakuzas.
*
La joven apretó sus puños con fuerza, sus ojos se cristalizaron por las lágrimas, Shiraishi sorprendido trato de acercarse, sin embargo tan solo recibió un fuerte puñetazo en el rostro debido a su imprudencia…


-¡Nunca más te atrevas a llamarme Ojou si no te has ganado mi confianza IMBECIL! –exclamó la joven de forma autoritaria-.
-Oye no fue en serio –decía Shiraishi desde el suelo mientras sobaba su mejilla-.
-Serás tarado.
-Actúas como una verdadera Yakuza –comentó el chico con una sonrisa-.
-Lo soy, soy una verdadera Yakuza –murmuró Natsu mientras las lagrimas de su pasado inundaban el presente-.


El joven se puso de pié, trató de acercarse de nuevo, pero ella le rehuyó, Natsumi se encerró en el baño y dejó correr el agua del grifo, el sonido del agua siempre le había traído buenos recuerdos… parecía como si nunca se hubiera marchado de aquél lugar.
*
Lo veía con claridad, el agua del estanque de la casa principal, en donde se sentaba por horas a meditar junto con el pez Koi que le hacía compañía, los pétalos de Sakura inundaban en la primavera todo aquel inmenso jardín, las habitaciones, las estancias y cada detalle de su hogar era del más antiguo Japón, su respeto por las tradiciones no tenia igual, rodeada de hombres había crecido Natsumi, de hombres denominados por la sociedad como maleantes y asesinos, pero que para ella no eran más que su adorada familia, no había nadie en aquella casa que no diera la vida por su querida Ojou.
*
Los Yakuzas siempre habían permanecido iguales, infranqueables en el tiempo, ajenos a los cambios actuales, mantenían en alto sus costumbres, sus negocios y sus métodos, cual samuráis, para ellos el honor era la más importante de las virtudes… La joven Ojou apenas de 15 años comprendía a la perfección su papel, ser cabeza de aquella familia, encargarse de los negocios familiares, era lo único que veía para su futuro y era algo que sin duda amaba con todo el corazón.


-Padre ¿Me llamaba? -La joven Natsumi yacía inclinada ante el actual líder de los Yakuzas “Kurou Ooedo”
-Deja las formalidades frente a tu padre Natsu-chan –comentó el honorable señor con una sonrisa-.
-Muchas gracias padre-.
-Debo darte buenas noticias, hemos comenzado un nuevo negocio con una poderosa familia de Japón –exclamó Kurou extendiendo una taza de te-.
-¿Los Atobe cierto? –Cuestionó ella sorbiendo un trago-.
-Estas muy bien enterada, así debe ser la futura líder de esta familia- dijo el padre lleno de orgullo-.
-Me alegro padre, de esta forma la familia se salvará –la joven se mostraba verdaderamente aliviada-.
-Si, en estas épocas los Yakuzas no tienen tantas influencias ni poder como solían tenerlo, necesitamos de nuevos ingresos para resurgir poderosamente-.
-Lo se padre… -Natsu mostraba una flamante sonrisa-.
-Esta noche vendrán los hermanos Atobe a cerrar el trato, son dos jóvenes, una chica de tu edad y un chico un año mayor que tu –explicó Kurou detalladamente-.
-¿Un chico tan joven es tan poderoso? –cuestionó la joven incrédulamente-.
-Mucho más de lo que imaginas.


Ya todo estaba listo para aquella noche, la mansión de los Ooedo no perdía detalle en los arreglos y decoraciones, un banquete estaba preparado, y cordialmente la familia entera les dio la bienvenida… Natsu lucía un esplendoroso Kimono, por lo que se veía realmente encantadora, más aún siendo la única mujer de aquella familia, por lo que tendía a destacar, Keigo y Maya Atobe se presentaron amablemente y tomaron su lugar en la mesa para disfrutar de aquellos alimentos, la velada transcurrió alegre y gloriosa.


-Me alegra tenerlos aquí –exclamó Kurou brindando con sake-.
-El placer es todo nuestro –respondió Maya cordialmente-.
-Me sorprende que un joven de tan solo 16 años tenga un imperio tan grande –dijo Natsu sonriente, clavando su mirada en el chico de cabellos oscuros-.
-No lo he hecho solo, tengo buenos compañeros –respondió aquel en una media sonrisa-.
-Mi hija Natsu se ve realmente hermosa con ese kimono-.
-Tiene toda la razón señor Kurou –acotó Keigo-.
-Usted también es muy guapo joven Atobe –respondió Natsu mirándole a los ojos-.


La noche transcurrió sumamente divertida, Natsumi y Keigo no paraban de coquetear con sus comentarios más directos que indirectos, en tanto que Kurou no podía estar más feliz, sin embargo Maya guardó silenció la mayor parte de la velada… sin duda estaba enojada pero tenía prohibido demostrar tales sentimientos… Finalmente aquellos dos hermanos se encontraban en su habitación para tratar de dormir.


-Quita esa cara Maya –dijo Atobe fríamente-.
-Esta es mi cara así que no tiene remedio –contestó ella enojada-.
-Por fin hablas, estuviste toda la noche demasiado callada-.
-Y eso que te importa, después de todo estabas de lo más feliz con Natsumi –reprochó Maya mientras se cambiaba de ropa-.
-¿Estas celosa? –Cuestionó el chico observándola de pies a cabeza, ella yacía en ropa interior-.
-No digas tonterías, después de todo eres mi hermano y nada más-.


Atobe no resistió el impulso que invadía su cuerpo y la abrazó con fuerza por la espalda, sintió en aroma a Rosas que provenía de su suave piel, mil y un veces había deseado tenerla tan cerca pero no se había atrevido, después de todo ante la sociedad eran hermanos y eso no lo podían cambiar, Maya se alejó de el sumamente agitada y nerviosa, se puso una bata de seda para evitar la mirada deseosa de su hermano, ella también le deseaba pero no podía consentir aquella relación… La joven salió de la habitación a toda prisa y se perdió de la vista de su hermano, él estaba sumamente avergonzado, por primera vez en tantos años de sueños y anhelos se había atrevido a cruzar esa línea de hermanos que les mantenía separados sin embargo había sido evidentemente rechazado, no sabía como mirarla a la cara a partir de aquel momento.
*
Maya llegó al jardín de la casa, casi no podía respirar, estaba demasiado emocionada por lo que había pasado, quizás lo malinterpretaba todo, pero aquellos ojos lujuriosos de su hermano no podían ser falsos, él la deseaba tanto como ella a él… La joven en ese momento se vio rodeada por unos brazos masculinos, por un momento se emocionó pero al poco tiempo se dio cuenta de que no se trataba de Atobe… el miedo invadió su cuerpo de tal manera que no pudo moverse en absoluto, trató de gritar pero aquel hombre la tapó la boca violentamente.
*
En poco tiempo se vio en una de las habitaciones de la mansión, la habían arrojado a una de las camas salvajemente, aquel hombre se mostraba realmente desagradable, Keigo sumamente preocupado de la hora salió a los pasillos a buscar a su hermana, pero no la encontraba por ninguna parte, fue en ese momento que se topó con Natsumi.


-¿No puedes dormir? –Cuestionó la chica-.
-No, no puedo conciliar el sueño –dijo el tratando de disfrazar su angustia-.
-Lamento el comportamiento de mi padre, él se estaba esforzando por unirnos –comentó la joven un tanto sonrojada-.
-No te preocupes, conozco a los padres-.
-Aunque la verdad la idea no me parece del todo desagradable –susurró la joven mientras se acercaba a Keigo de forma seductora-.
-Natsumi… yo…


Las palabras de Keigo fueron interrumpidas por el grito de Maya que provenía de dentro de unas de las habitaciones cercanas, Atobe y Natsu preocupados fueron rápidamente al lugar de donde provenía su voz, entraron a fuerzas a la habitación y se encontraron con aquel hombre que vilmente trataba de abusar de ella. El joven Keigo se lanzó sobre aquel sujeto como fiera alejándolo de su asustada hermana y comenzó a golpearlo lleno de ira y rencor, el hombre no podía ni siquiera defenderse ante la rabia del joven de cabellos grises oscuros, su sangre había comenzado a tapizar las paredes de la habitación, Maya preocupada lo detuvo para que no cometiera alguna tontería.


-¿Quién rayos es este maldito? –grito Keigo enfurecido-.
-Es… es uno de mis hombres… -murmuró Natsumi atónita por lo sucedido-.


Keigo lleno de rabia sacó a su hermana de aquella habitación, no si antes maldecir mil y un veces a la familia Ooedo, una vez en su cuarto los jóvenes Atobe comenzaron a empacar…


-Gracias por salvarme hermano –dijo la joven Maya entre lágrimas-.
-No dejaré que ningún bastardo te toque –exclamó el chico ya más calmado-.
-No es para tanto Keigo-.
-Si lo es… yo te amo Maya y no pienso dejarte en manos de otro hombre-.


Aquellas palabras habían estado atoradas en el pecho de Atobe desde varios años atrás pero no fue sino hasta ese momento que se atrevió a pronunciarlas… Un par de lágrimas de alegría rodaron en las mejillas de la joven quien corrió a los brazos de su hermano felizmente… esa noche sería testigo de su primer beso de amor y de su apasionada entrega, a la mañana siguientes ya estaban en las puertas de la casa destinados a marcharse.


-Señorito Atobe disculpe por favor esta deshonra –decía inclinado el jefe de los Ooedo-.
-No me interesan tus disculpas, uno de tus hombres se atrevió a tocar a mi hermana, no pienso hacer ningún negocio contigo –condenó el joven Atobe fríamente-.
-Pero si haces eso mi familia se destruirá –exclamó Natsumi desesperada-.
-Eso no es mi asunto-.
-El hombre que hizo esto ya fue severamente castigado, él desconocía la importancia de esa señorita pero por ello no pienso excusarme –Natsumi hablaba con decisión-.
-Palabras dignas de una Yakuza –acotó Atobe cínicamente-.
-Déjeme tomar responsabilidad por los actos de mi familia, déjeme recuperar el honor de los Ooedo se lo suplico –Natsu se había arrodillado ante el joven Keigo-.
-¿Y como piensas hacerlo Ojou? –Cuestionó el chico lleno de intriga-.
-Déjame servirte el resto de mi vida para reparar el daño hecho, trabajaré para ti o simplemente seré tu esclava –Todos los presentes no podían creer esas palabras-.
-¿Eres capaz de abandonar a tu familia y de seguirme por restablecer el honor de los Ooedo? –Preguntó Keigo interesado en las palabras de la joven-.
-Así es –respondió ella llena de seguridad-.
-Si es el caso, mis negocios con los Ooedo seguirán en pié y tu nunca más serás llamada Ojou, desde ahora serás mi empleada…


Las palabras de Keigo fueron un alivio para la joven, es verdad ella lo había perdido todo, pero era un precio pequeño ante la angustia de ver morir a su familia, recobraría el honor de los Yakuzas fuera como fuera.


-Se me olvidaba decirte Natsumi… Ya amo a otra mujer –dijo Atobe con una gran sonrisa-.
-Si eso ya lo se –respondió la joven igual de sonriente-.


La familia Ooedo recuperó su grandeza gracias a sus negocios con los Atobe, sin embargo la joven Natsumi nunca más había vuelto a ver a su padre ni a sus amigos, de alguna manera tendría que ser fuerte para vivir con su decisión… Finalmente había reunido el valor para salir del baño, Shiraishi la esperaba, sonreía como siempre y sin darle ninguna explicación la abrazó… aquel abrazo ella no se lo esperaba pero sin duda era lo que mas necesitaba en aquel momento.


-Gracias Shiraishi
-De nada Ojou…


Natsumi regresó a la oficina después de un largo día de recuerdos… no había nadie en aquel lugar por lo que finalmente pudo respirar con tranquilidad, al poco tiempo una compañía inesperada se hizo presente.


-Vaya eres tu –Natsu no pareció sorprendida con la presencia de aquel chico-.
-No te ves tan enérgica como siempre –acotó el joven del lunar en la mejilla-.
-Fue un día difícil-.
-Natsumi… han pasado casi 6 años… el orgullo de los Ooedo y su gloria fue restablecido gracias a ti, ya no tienes que estar a mi lado –las palabras de Keigo retumbaron en el corazón de la joven-.
-Prometí servirte de por vida y eso haré mi señor –la joven se había inclinado frente a él respetuosamente, después de aquello abandonó la habitación-.
-Vaya que si eres orgullosa mujer… eres toda una Ojou –concluyó Atobe con una sonrisa-.


Aquella noche finalmente había terminado para la joven Natsumi, sin embargo apenas empezaba para otras de las Rosas cuyo pasado no era algo de lo que estuviera orgullosa de recordar…

~Continuara~

MayOtk

Nos vemos en la proxima con el pasado de Ray, su encuentro con Tezuka y muchas cosas mas... ;)
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