Pétalos de Rosa

Re: *Pétalos de Rosa*

Hola Rosas de mi corazón, estoy aqui para dejarles esta conti ;) espero les gusten... Enjoy...


~16~

~Día de belleza~
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El amanecer, tan deseado por todos en aquel momento finalmente se abrió paso entre la oscuridad, lo ocurrido para cada uno de los chicos y para una de las Rosas no podía más que ser enterrado en sus memorias, el mundo que compartirían desde aquel momento se limitaría simplemente a las cuatro paredes de sus habitaciones, fuera de ellas no eran más que un grupo de trabajadoras fieles al imperio Atobe y un montón de chicos aspirando ser estrellas en construcción…
*
Todos se habían encontrado finalmente, era hora de partir a los salones de belleza, la apariencia era sumamente importante para aquellos jóvenes y sin duda alguna muchos necesitaban con desespero un arreglo, aquellos que no habían podido conciliar el sueño, con ojeras y cansancio en la mirada, aquellos que no prestan atención a su apariencia, despeinados y mal arreglados y aquellos cuyas enfermedades los habían deteriorado, pálidos y ligeramente desnutridos… el primer paso para ser estrellas era lucir como estrellas.
*
Los chicos se quedaron sumamente sorprendidos al entrar a aquel salón de belleza, digno de los Atobe, con tantos peluqueros y estilistas como personas haciendo fila en la entrada, todo hecho a mármol, las mejores herramientas, detalles de oro en los bordes de los espejos, rosas por todas partes, candelabros de cristal que bajaban del techo, cortinas de terciopelo, la mejor de las atenciones, nuevamente los chicos se sintieron en el cielo, cada uno de ellos fue asignado a un estilista, cada uno a su estilo comenzó su transformación.

-Kamio tiene un cabello hermoso, será fácil darle forma –expresó el estilista sumamente emocionado con sus tijeras en mano.
-No lo corte mucho –decía el joven preocupado al verse rodeado de las manos e intenciones del afeminado.
-No entiendo porque siempre te cubres un ojo con el cabello –acotó Rumiko de forma inquisitiva, Kamio comenzó a temblar.
-Así me gusta…Así le gustaba a Ann -musitó aquel en una expresión malcriada, un dejo de tristeza se apoderó de su rostro.
-Córtelo todo –ordenó Rumiko con maldad en la mirada, no había sido suficiente deshacerse de Ann, también debía desaparecer del corazón del joven.
-¡No… no… no…! –exclamó Kamio al borde de las lágrimas.
-Vamos no sea tan extremista señorita Rumiko, lo secaré adecuadamente y le haré unos reflejos claros, con eso estará divino –acotó dulcemente el afeminado joven.


Rumiko se mostraba molesta, más sin embargo no tuvo más alternativa que aceptar las palabras del estilista en poco tiempo Kamio estaba como nuevo, sin duda el mechón que cubría la mitad de su rostro, tan característico de él, le daba un aire de misterio que no podían desechar… la joven no hizo ningún comentario, continuaba molesta.
*
Para aquel entonces el joven Momoshiro de igual manera estaba en medio de su tratamiento, su apariencia ruda no le permitía a la peluquera hacer demasiados cambios a su apariencia, lo mejor sin duda alguna sería reforzar ese aspecto masculino despreocupado… unos mechones lila en el cabello que combinaran con sus ojos, disminuir un poco el grosor de sus cejas, sus cabellos en punta como era recurrente y para finalizar un arete de plata en el lóbulo izquierdo… una apariencia ligeramente punk que hacía resaltar su masculinidad.

-Maya-Chan me queda muy bien, tal como dijiste –exclamó el ojivioleta en una sonrisa, no paraba de verse en el espejo.
-¿Lo ves? Te queda genial Momo-Chan esos reflejos te lucen –acotó la Rosa guiñando el ojo pícaramente.

Él la encaró alegremente y en una cómplice carcajada chocaron sus manos en señal de su pequeña victoria, el resto de las Rosas la observaron extrañadas, Maya jamás se había comportado así antes con algún proyecto, sin embargo ninguna llegó a dudar jamás de sus capacidades, por tanto pensaron que aquella escenita no era más que su plan para mantener al glotón bien amarrado a sus mandatos, lo que todas ignoraban es que la simpatía que ambos sentías era pura y sincera.
*
Otro joven en aquel momento se encontraba refunfuñando, completamente en contra de que le acercaran aquellas pinzas asesinas, nadie le pondría una mano encima, esa había sido su conclusión.

-Vamos Kaidoh, deja de ser tan infantil –decía Hikaru sumamente molesta.
-No me sacarán las cejas… eso son cosas de mujeres –musitaba aquel en un tono completamente machista y ofensivo.
-No busques problemas víbora –murmuró la joven Rosa para si con ganas de atravesarlo con unas tijeras.
-No peleen niños, tan solo debo cortarle las puntas y secarle el cabello ya que su estilo será la bandana… sin embargo debo emparejar esas cejas no se preocupe joven Kaoru no le dolerá –el estilista explicó dulcemente su punto de vista, un escalofrío rodeó la espalda de Kaoru, Hikaru lo observó maliciosa.
-¿Así que era eso? –cuestionó Hikaru muerta de la risa, Kaoru comenzó a palidecer.
-¡No molestes! –gritó Kaoru en un zisagueo.
-Si tanto miedo tienes nada podemos hacer –Aquellas palabras le provocaron profundamente… Kaoru se acomodó en su asiento dándole al estilista su consentimiento, así comenzó su tortura.

Un joven al extremo del salón observaba divertido la escena, al parecer todos se estaban divirtiendo, su estilista le había cortado el cabello grafilando ligeramente las puntas para darle forma, unos reflejos claros que hacían verlo más rubio de lo que en realidad era, pero aquello enmarcaba perfectamente con sus azules ojos, todas las estilistas estaban fascinadas de su angelical y casi perfecta apariencia, sin embargo su Rosa totalmente desinteresada de la situación permanecía sentada con una revista en manos cuyos artículos de de clonación y biotecnología le parecían infinitamente más agradables.


-¿Qué opinas? –preguntó Syuusuke dándole a Sayu la mejor de sus miradas.
-Yo te veo igual… -farfulló sin siquiera haber levantado la vista hacia él.

Syuusuke se levantó de su asiento y se acercó a la joven peligrosamente, tomó entre sus manos el mentón de la misma y le levantó la cara sin permiso, Sayu al verlo tan cerca se ruborizó levemente.

-¿Sigo igual? –La pregunta se manifestó con una sonrisa que rallaba en la malicia, esos ojos se veían más que asesinos desde el ángulo de la joven.
-Por dentro sigues igual… asquerosamente podrido –La joven giró su cabeza buscando zafarse de las manos del ojiazul para fijarla nuevamente en su revista, él no pudo más que sonreír.

Otro de los tenistas yacía sumamente tranquilo en su asiento, verdaderamente ya estaba acostumbrado a aquellos tratamientos, después de todo hacía mucho tiempo él ya había pasado por su transformación, algunos retoques, un cabello liso y secado, emparejar las puntas de su pollina tan característica y el lavado correspondiente, ya aquello era una rutina… Gakuto se entregaba por completo a las manos del estilista en lo que Ely lo observaba fijamente con la mirada perdida en el pasado.

-¿Te acuerdas? –preguntó Gakuto con los ojos cerrados… sus pensamientos se habían ido tiempo atrás junto con los de ella.
-La primera vez que estuvimos aquí… ya hace dos años –comentó la joven suspendida en un hilo del tiempo.
-Me dijiste que mi peinado era ridículo –el joven Gakuto se mofaba de si mismo en ese momento.
-Y realmente lo era, pero me gustaba –Ely había perdido percepción de las palabras que salían de su boca.
-Me corté casi todo el cabello, tan solo para gustarte y fue peor, te reíste de mi mucho más –el pelirrojo casi podía sentir como el pasado se hacía presente de un vuelco.
-Y te dije que lo dejarás creer una vez más…
-Desde entonces no me lo corto más de lo necesario –el chico había abierto sus ojos nuevamente, una gran tristeza le aprisionó el pecho… Ely se había marchado corriendo del lugar, un par de lágrimas rodaron por sus mejillas.
-Así que era ella… la dueña de tus tristezas –el estilista de Gakuto estaba familiarizado con la situación.
-Así es… -Gakuto se sintió ligeramente tonto.
-Esas Rosas son tan bellas y tan venenosas a la vez… -el estilista siguió su trabajo en un completo silencio.

Nuevamente la joven había escapado de aquel sentimiento tan asfixiante, regresar al pasado no sería en ninguna medida posible, ella debía aceptarlo, sin embargo en aquel momento sentía unas inmensas ganas de llorar.
*
Otro de los chicos ya había terminado su transformación, con su cabello peinado más educadamente acorde con la seriedad que emanaba de su rostro, ligeramente perfumado y con unos anteojos más a la moda… Ray lo observaba casi hipnotizada, fue la mirada desinteresada del joven la que la devolvió de golpe a la realidad.

-Un peinado aburrido para un chico aburrido –bufó la joven en un suspiro, el estilista no pudo evitar echar a reír.
-Me agrada –dijo Tezuka inspeccionando su nueva apariencia, un peinado serio y unos anteojos de cristales semi amarillos, le daba un toque extranjerizante.
-Este chico tiene una belleza seria y natural, hacerle muchos cambios sería un crimen –exclamó el estilista sumamente sonrojado y sumiso ante la estoica presencia del capitán.
-No es para tanto –La joven Ray se había recostado en la pared que daba frente al espejo, con los ojos cerrados por el cansancio, emitió un suspiro casi deprimente.

Al abrir los ojos la joven se encontró con que Tezuka estaba de pié frente ella, peligrosamente cerca, acorralándola con sus brazos, la miraba con cierta frialdad, sin embargo podía apreciarse interés… Ray observó el espejo tras ellos… en verdad aquello estaba sucediendo, el chico la tenía entre sus brazos.

-¿No me vas a decir como me veo? –cuestionó Tezuka de forma que su respiración chocara en las mejillas de su Rosa.
-Te… ves bien –musitó ella sin poder salir de su impresión por alguna razón aquel joven tenía el poder de inundarla completamente.

Tezuka con su seria actitud de costumbre se alejó de Ray dejándola contra la pared inmovilizada, sin decir nada más se marchó del lugar… la joven Rosa a duras penas pudo mantenerse de pie.

-Vaya… tras esa capa de hielo hay un gran potencial sexual –agregó el estilista sumamente entusiasmado. –Lo peor es que él esta conciente de eso.
-Y me atrapó completamente sin darme cuenta… -La Rosa sin duda alguna tenía que buscar la forma de escapar, de lo contrario tendría graves problemas en la compañía.

Bunta también estaba listo, su estilista había procurado darle un poco de color a sus mejillas, estaba demasiado pálido cuando llegó, había acomodado sus revoltosos cabellos rosas con algo de gel en un intento de que los mismos permanecieran de medio lado, tarea difícil hasta para un profesional, sin embargo había logrado que los ojos lilas del chico fueran mayormente apreciables a la vista, el joven pelirosa insistió por un arete a un costado de la nariz hasta que finalmente lo obtuvo… lucía realmente encantador.

-Me queda muy bien –Bunta sonreía como si tuviera un pastel entero frente a el, Mary por su parte no retiraba de su rostro su sombría expresión.
-Yo mejor me retiro –expresó el estilista a sabiendas que la Rosa iba a explotar en breves segundos.

El estilista no terminó de dar dos pasos adelante cuando Mary había tomado a Bunta de las manos y se lo había llevado a rastras del lugar, violentamente se había encerrado junto con él en una de los baños, por suerte no había nadie que les molestara… la chica se veía evidentemente enojada.

-¡Odio que te comportes como si nada! –exclamó la Rosa llena de impotencia, quería golpearlo con todas sus fuerzas.
-Pero si ya estoy bien –musitó el joven acercándose a ella para tratar de calmarla. –No volveré a vomitar en un tiempo.
-¿Y eso es suficiente para ti? ¿Acaso no has ido a un doctor? –cuestionó imperante la joven ante lo cual Bunta bajó la cabeza, era evidente que no lo había hecho.
-Tengo miedo… -confesó él casi a punto de llorar.
-Esta bien, yo iré contigo, todo estará bien –la joven se acercó al pelirosa y lo abrazó dulcemente, las lágrimas comenzaron a correr por el rostro de aquél.
-Pensé que me odiabas… -entre una y otra lágrima el joven comenzaba a sentirse protegido entre los brazos de su rosa.
-Te odio…


De un momento a otro aquel olor dulce no parecía tan desagradable, sin embargo la joven procuraría no dejar la cortina de odio que según ella la protegía de todo sentimiento, el pelirosa por su parte no tenía ningún pretexto para no enamorarse de ella como de hecho estaba sucediendo….su abrazo se extendió un par de horas en aquel solitario lugar.
*
Para aquel entonces otro peluquero estaba bastante concentrado en quitar las marcas de gorra en el cabello del joven Echizen, sus rasgos gatunos merecían un mejor cuidado para su peinado, sin embargo el menor del equipo no prestaba la menor importancia a nada de eso… al finalizar su ardua labor el joven presentaba una apariencia más madura y sensual… perfecto quizás para su carácter frío y desinteresado.

-Ryoma-San te ves muy bien –dijo una Sakuno extrañamente entusiasma, Ryoma frunció el seño con ligereza, la joven tenía un brillo peculiar en los ojos… el menor volteó la mirada.
-Tu opinión me tiene sin cuidado –dijo el tomando su gorra y poniéndosela nuevamente, el peluquero estallo a llorar por el gesto.
-Lo siento… -la mirada de la joven de ojos carmesí se apagó al instante y se retiró dejando a Ryoma a solas con Genn.
-No entiendo el porque de tu comportamiento… si la chica te gusta ¿No puedes simplemente ser más honesto? –La Rosa provocó que el gatuno la mirara con cierto recelo.
-No eres la más indicada para decirme eso –Genn se había portado extraña y evasiva todo el día, sin duda Ryoma se había percatado de eso.
-Como quieras, pero cuando la pierdas no me vengas llorando.
-Igual tu… -Ryoma se marchó con ese último comentario…

“Que chiquillo tan insolente” pensó Genn sumamente enfadada, la imagen cruel del ojiverde haciéndose daño se hizo presente de la nada, es verdad, no había forma de que ella pudiera enfrentar esa realidad, aún así no le veía sentido a las palabras del ojimiel.
*
Un joven tan naturalmente sensual no necesitaba grandes arreglos, eso esa lo que pensaba la peluquera que tenía en sus manos a Shiraishi, la joven se había aventurado a pintar de un color levemente oscuro las puntas del cabello de la joven Biblia, tan solo para dar diversidad en sus tonalidades, el no emitió palabra alguna ante el cambio, el trabajo difícil estuvo en maquillar las grandes bolsas que se divisaban bajo sus ojos… sin duda alguna había llorado bastante la noche anterior.

-Me sorprende que puedas llorar después de todo lo que hiciste –Natsu hacía hincapié en su tono de reproche, la peluquera se retiró al instante.
-Konoe nunca me perdonara… -acotó el chico ocultando su mirada entre los mechones recién teñidos de cabello.
-No te mereces tal perdón… y en todo caso es mejor que no lo haga, de lo contrario tendré que intervenir –Natsumi no reparaba en crueldad, ni siquiera ante un tema tan delicado como aquél.
-El amor no esta hecho para mi –bufó Shiraishi al sentir nuevamente como las lágrimas salían por sus ojos.
-Para mí menos…
-El aroma a Shampoo de este lugar es agradable –el chico no pudo evitar sentirse avergonzado al verse al espejo y percatarse que tras él Natsumi lo observaba con lástima.

Grandes habían sido sus pecados, pero en aquel momento daría todo lo necesario para seguir adelante con su vida, sin darse cuenta había comenzado a aferrarse a la dureza de su Rosa que lo trataba tal y como merecía… en ella encontraría su castigo y estaba de acuerdo con esa idea.
*
En una última transformación Eiji se veía entusiasmado al espejo, su rostro ligeramente maquillado le daba una apariencia femenil e infantil a la vez, le habían puesto deliberadamente un collar con un pequeño cascabel dorado en el cuello, de forma que sus expresiones gatunas fueran casi exactas, sus cejas en perfecta simetría y su cabello lavado y perfumado le daban una apariencia del todo encantadora… Lilium no podía evitar sentir nauseas.

-Es un chico encantador, aunque me costó maquillar el golpe que tenía en el rostro –musitó la estilista un tanto preocupada.
-Si, es un chico despistado, tiende a golpearse con todo –musitó Lilium en una hipócrita sonrisa, acto seguido la estilista se retiro.
-No entiendo porque no dices que eres tu la que me golpea –expresó el pequeño gatuno en una triste oración…
-Eso no es asunto de nadie

Eiji se quedó observándola, tan fría e inexpresiva, no pudo evitar recordarla con lágrimas en sus ojos llamando a su hermana desesperadamente… el neko aprovecho el impulso de la silla rotatoria en la que estaba para deslizarse sorpresivamente ante la chica y abrazarla fuertemente por la cintura… Lilium enfadada al instante comenzó a golpearle, Eiji continuaba aferrado resistiendo el dolor.

-¡Suéltame neko idiota! –exclamó ella perdiendo la paciencia.
-No… golpéame cuanto quieras, desahógate por ti y por tu hermana… yo aguantaré todos tus golpes.

La joven frenó al instante su ataque, fijó su mirada en el rostro del neko, sus ojos estaban muy cerrados pequeñas lágrimas se mostraban desde sus parpados apretados, se mordía el labio inferior con fuerza... no iba a soltarla, la Rosa no entendía como aquel bueno para nada sabía algo de su hermana, sin embargo en aquel momento aquello no le resultó demasiado importante, se le habían quitado las ganas de golpearlo… por el contrario optó por devolverle el abrazo en una expresión de derrota… Eiji se sintió tranquilo.

-Puedo sentir las mariposas en tu estómago –comentó Eiji ahora con una sonrisa, Lilium se sonrojó al instante… el sonido del cascabel le resultaba agradable.

Todos felices con su apariencia mejorada dieron por terminada su visita al salón de belleza, el hotel sería su nuevo destino, más de uno deseaba descansar desesperadamente y olvidarse de todo, sin embargo no todos eran tan afortunados como para tener esa posibilidad al alcance de las manos… los hermanos Atobe tenían compromisos que encarar…
Una cita propicia para forjar los lazos de un futuro matrimonio, era aquello lo que la joven Maya mantenía presente en sus pensamientos, en aquel elegante restaurante, vestida de gala de pies a cabeza y ante el reflejo de las velas su acompañante, tan atractivo y soberbio sonreía sorbiendo gustoso el sabor del vino que adornaba las copas de cristal.

-Me alegra que me acompañes esta noche Maya –El joven era tan perfecto que realmente causaba escalofríos.
-El placer es mío Yukimura-Dono –acotó ella manteniendo a flote su casi invisible sonrisa.
-Se que debes decidir entre Loki y yo para la boda, sin embargo, puedo confiar en que tendré la suerte de ser elegido por tus deseos –su mirada apasionada se posaba sobre la chica de forma inquietante.
-No espero menos de usted –acotó la Atobe volteando la mirada.
-Eres realmente hermosa cuando te avergüenzas –el chico sonrió levemente. –Mejor nos retiramos ya, se nos hace tarde.


Yukimura se levantó de su asiento y junto con Maya salieron del restaurante como una pareja verdaderamente envidiable… ella colgada del brazo de él daban la apariencia de un matrimonio futuro, en salida tuvieron la suerte o quizás la desdicha de toparse con otra pareja que al parecer disfrutaba de la noche.


-Vaya, me alegra verlos juntos –exclamó Yukimura al ver como Gris yacía felizmente colgada del brazo de Keigo.
-Digo lo mismo de ustedes –acotó Gris en una manifiesta y victoriosa sonrisa.
-Yukimura-Dono, estoy cansada, lléveme al hotel por favor –expresó Maya tratando de ocultar su creciente desagrado.
-Por supuesto…
-No te molestes Seiichi, yo me llevaré a mi hermana, conozco ese semblante y se que puede presentar problemas de salud –acotó Keigo con una mirada casi asesina.
-Vaya, que bien conoces a tu hermana Keigo… -Gris no pudo evitar molestarse ante el gesto. –En ese caso pediré ser escoltada por el joven Yukimura.

La petición de Gris los sorprendió a todos considerablemente, sin embargo ella tenía sus motivos, hacía mucho tiempo que necesitaba hablar a solas con él… una despedida conforme a los mandatos de la alta sociedad se hizo presente… Gris y Yukimura tomaron un camino en tanto que los hermanos Atobe siguieron otro.
*
Una vez en la limosina el hermano mayor no pudo evitar atacar a su hermana con preguntas.

-¿Qué hacías con el? –cuestionó Keigo sin mirarla a la cara.
-Lo mismo que tu con Gris –dijo ella secamente. Aquella respuesta le había revuelto al joven las entrañas.
-No me dejes… -suplicó el joven apretando sus puños con fuerza… sabía que la perdía irremediablemente.
-Tu tampoco… -agregó la joven un tanto desesperanzada… sus miradas chocaron en ese instante, tanto dolor no podía ser posible…

El se acercó a ella de un instante a otro y la besó apasionadamente, le robó hasta el último rastro de aliento en un suspiro que sin duda alguna ambos necesitaban para librar las tensiones, sus ropas de marca adornaron los suelos tapizados del automóvil, libres de pretensiones se entregaron el uno al otro, tratando de mitigar el dolor que los atormentaba, tratando de evitar pensar en el destino que les deparaba.
*
Para aquel entonces lo ojos violetas de un joven no se apartaban de la puerta de su habitación, estaba preocupado, ella no regresaba, la impaciencia lo estaba volviendo loco… fue en ese momento cuando la perilla comenzó a girar…

-Al fin llegas Ma… -las palabras de Momoshiro se detuvieron en el instante en que se dio cuenta que no era Maya quien lo visitaba.
-Lamento las molestas Momoshiro-San –dijo una voz extremadamente femenina y entonada.
-Tú eres… Nyumi Ootori… ¿O me equivoco? –el joven estaba verdaderamente extrañado con la visita.
-Así es… tan solo vengo a decirte que ella no vendrá esta noche –sus palabras hicieron eco en la mente de Momo…
-No debiste molestarte solo por eso –el joven ojivioleta intentó ocultar su ligera decepción.
-La verdad es que tú y yo tenemos algo en común…
-¿Y que sería eso? –Momoshiro se acomodó en el sofá al ver como ella se acercaba y se sentaba a su lado de forma hipnotizante…
-La mujer que tu quieres esta con el hombre que yo quiero –Takeshi no podía estar más sorprendido… ni siquiera el mismo era totalmente conciente de sus sentimientos.

La joven sensualmente posó sus manos sobre la mano derecha del chico, este la observó un tanto sonrojado… de alguna manera aquella mujer le resultaba intrigante, no sólo por su apariencia perfecta, simplemente eran sus palabras las que habían calado en su corazón… no entendía como sabía que Maya comenzaba a interesarle.

-¿Qué piensas hacer al respecto? –cuestionó Takeshi tímidamente.
-Tan solo pienso poner las piezas en el lugar donde deben estar… y tú vas a ayudarme –la joven en un gesto de extrema confianza besó al ojivioleta en la mejilla… él totalmente paralizado no supo como reaccionar.
-Co… ¿Cómo?...
-Tu solo tienes que ser tú, protégela, quiérela y pase lo que pase no la abandones…


Nyumi se puso de pié guiñándole un ojo al muchacho y saliendo de la habitación con la misma ligereza con la que entró… habían aún tantos misterios que desbordaban en los corazones de todos y cada uno de los chicos que apaciblemente descansaban en aquel hotel… futuros inciertos, romances fugaces, muchas cosas iban a suceder, el detonante ya había aparecido… y para aquel entonces Gris comenzaba a poner en claro sus propias reglas de juego ante el gran Yukimura.

~Continuará~



~MayOtk~



Hasta aqui les dejo este episodio, espero sea de su agrado... y ahora ¿Que sucederá entre Gris y Yukimura? ¿Cual será el pasado de Gris y Nyumi? ¿Que intenciones tendra la joven Ootori con respecto a Momo? ¿Que enfermedad acosa a Bunta? ¿Cual será el pasado de Shiraishi? ... ¿Serán sinceras las Rosas o sus espinas las alejarán de todos?




Todo esto y mucho más aqui en "Petalos de Rosas"
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:rosa:
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Re: *Pétalos de Rosa*

~17~

~Rosa Blanca, Rosa Roja, Rosa Amarilla~
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Más de uno para aquel entonces se encontraba sumiso entre las espinas de las Rosas, controlados como eran sus deseos, ellas mantenían presente su labor principal… llevar a los chicos al estrellato y nada más, todo lo demás se les hacía simplemente inaceptable…
*
Una noche demasiado hermosa, dos jóvenes yacían tranquilamente sentados tomando un te en la terraza de uno de los departamentos más elegantes de la ciudad, ella con su fría mirada perdida en el horizonte y con el alma decidida y él con una sonrisa en el rostro que simulaba poco más que cinismo ante aquella situación inesperadamente interesante.


-Y bien… señorita Gris ¿A que debo su encantadora compañía? –cuestionó el joven de ojos azules inspeccionando divertido el simétrico porte de la misteriosa chica.
-Yo me quedaré con él… -dijo secamente sorprendiendo sobremanera al líder de la compañía.
-Ese siempre ha sido tu sueño, lo tengo claro…
-Ahora más que nunca, sólo yo puedo curarlo –sus palabras estaban llenas de determinación, la joven, por más que siempre hubiese profesado su deseo superficial de ser rica y poderosa lo quería… realmente quería a Atobe.
-Le quitas demasiado crédito a Nyumi… ella tiene más poder que tú y lo sabes aunque te hagas la desentendida –Las palabras de Seiichi cambiaron el semblante de la joven a uno lleno de rencor.
-Eso no me interesa.
-Ella ni siquiera te ve como una rival Gris… después de todo eres solo eso… alguien tan Gris…

La joven en un ataque de rabia golpeó la mesa con un puño usando su mano libre para sujetar con fuerza el cuello del muchacho… la ira la invadía… la habían herido brutalmente…

-Estoy orgullosa de serlo –exclamó la joven al punto de asfixiar a su compañero.
-Lo se… lo se… es solo que Keigo no esta hecho para ti, ya deberías saberlo –comentó el joven librándose de aquel ataque.
-¿Acaso tu serías mejor para mi oh gran Yukimura? –cuestionó la joven rayando en el sarcasmo.
-A lo mejor… -Sus ojos pícaros en intempestivos silenciaron a Gris por breves instantes, un escalofrío le rodeo el cuerpo.
-Lo lamento, yo elegí a Atobe…
-Todo puede cambiar Gris, el juego apenas comienza y sin duda eres una joven sencillamente interesante.

Un tanto de rubor se apoderó de las mejillas de la joven, Seiichi era por poco más que perfecto, tratando de escapar de su reacción se puso de pié simulando un enfadó y se destino a la salida del lugar…

-Tan solo quería pedirte que la mantuvieras lejos de él –pidió ella con la mirada ensombrecida.
-¿Sabes quien es la dueña de su corazón? –cuestionó el joven aspirando entre sus manos el dulce aroma de una rosa roja.
-Prefiero no imaginarlo siquiera.

Gris terminó de marcharse dejando al joven sólo con una gran sonrisa en el rostro, “es un buen desafío” pensaba el chico, después de todo era cierto que Gris le parecía infinitamente interesante. La joven no había terminado de salir de las instalaciones del departamento cuando se vio sorprendida por un segundo encuentro… aquel verdaderamente le desgarró en dos el alma, un par de lágrimas humedecieron el pavimento…

-¿Qué… que haces aquí? –preguntó la joven totalmente sorprendida.
-Necesitaba hablar contigo… Hace ya seis años que no te veía –agrego el joven mientras se acercaba con su inmensa sonrisa.
-Pero… Syu-Chan –Sus ojos cristalizados se abrieron casi al instante al verse abrazada por el joven prodigio…
-Hace mucho que no me decías así… -la sonrisa eterna de su rostro desapareció al instante.
-Ya es tarde, debo irme… -dijo Gris tratando de escapar.
-¿Me abandonas de nuevo?... –Syuusuke se estremeció al sentir como la joven escapaba a su abrazo… había comenzado a llorar.
-Lo lamento, ya es muy tarde –musitó la chica sintiendo como el alma se le desquebrajaba al ver las lágrimas del joven.
-Mi vida se acabó desde el día que te marchaste… ¿Gris?... ¿Porque ese nombre? –cuestionó el chico al ver como ella se alejaba.
-Mi vida se volvió Gris desde el día en que te abandoné –dijo la joven sin darle la cara.


Ambos, recordando los vestigios del pasado, las golpizas, los abusos, fueron completamente tragados por la oscuridad… por mucho tiempo habían contado el uno con el otro hasta el momento en el que ella se marchó, por alguna razón su encuentro había sido verdaderamente agridulce.
*
Una noche más que reveladora transcurrió dando paso a un tardío amanecer… cada Rosa tenía algo distinto para aquella ocasión. Una primera pareja, yacía ante las intimidantes puertas de aquel hospital, Mary sujetando fuertemente a Bunta de las manos evitando que escapara, temiendo por lo peor entraron a aquel lugar donde todo daría inicio.

-Me quiero ir… -el mal presentimiento del pelirosa se hacía cada vez más tangible.
-Tienes que saber que es lo que tienes de una vez por todas –agregaba la joven tratando de ocultar su propia inquietud.
-…. –Un terrible silencio se hizo presente, Bunta estaba en ayunas, no había comido nada para los exámenes, por ello no tenía su habitual aroma a dulzor.
-Cuando termine todo te invitare una barquilla –Bunta observó a la joven sorprendido, una ligera sonrisa se apoderó de su rostro… Quizás… y solo quizás… ya no lo odiaba tanto.


Una vez realizados los correspondientes exámenes de sangre y todos los procedimientos físicos necesarios estuvieron listos para partir, cuando el doctor retuvo a la Rosa a solas por unos instantes.

-¿Sucede algo malo doctor? –cuestiono la joven algo angustiada.
-No puedo adelantarme a ningún resultado, pero en mi experiencia como doctor debo decirle que esto puede ser algo muy grave.
-Me lo temía… -Mary no perdió en ningún momento la expresión serena de su rostro, lo último que necesitaba era atemorizar a Bunta.
-Por el momento le aconsejo que se abstenga de comer dulces.

Aquellas palabras no fueron más que el holocausto para el joven pelirosa que curiosamente se había acercado para escuchar la conversación, Mary trató de contenerlo al menos hasta que salieran del hospital, un grito agudo se escuchó en toda la cuadra, él no haría caso a aquellas indicaciones, escapando de su Rosa se echó a correr a toda prisa, Mary no tuvo más alternativa que quitarse sus muy agraciados zapatos de tacón y perseguirle, aquella era una de las muchas cosas que tenía que hacer como Rosa… “Perder el glamour en momentos estrictamente necesarios”
*
Finalmente pudo alcanzarle… sin embargo tenía entre las manos un cono de helado…

-¡Suelta eso! –grito la Rosa en una orden hacia su compañero.
-Tu me odias… ¿O no?... si me muero serás feliz… -Bunta abrió la boca a más no poder para dar un bocado cuando un golpe lanzó la suelo el cono, Mary lo miraba enfadada.
-Si te mueres perderé mi trabajo –dijo ella fríamente el joven aguó la mirada.
-Egoísta mujer… -dijo al borde de las lágrimas…


Antes que Bunta comenzara a llorar Mary lo había apriscado sorpresivamente en un beso inesperado, sujetado por el cuello y con los ojos muy abiertos el joven no sabía como reaccionar, el beso fue intensificándose en la medida en que la rodeaba con sus brazos y cerraba los ojos en una entrega total, separados por la asfixia él la observó a los ojos esperando una explicación.

-No puedes comer… -dijo Mary dulcemente.
-Eso es imposible para mí…
-Entonces cada vez que sientas la necesidad de algo dulce solo bésame… cuantas veces quieras hasta que esa necesidad desaparezca –suplicó Mary en un intento desesperado por salvarlo.

Bunta tan solo pudo sonreír ante el gesto de su Rosa… aún no tenía claro si de verdad lo odiaba o no, aun no sabía si aquello lo hacía por su trabajo o por alguna otra razón pero en aquel momento aceptar le pareció lo más beneficioso, optando por las palabras de la Rosa prosiguió a besarla nuevamente hasta que sus ansias finalmente se vieron saciadas.
*
En las cercanías otra pareja caminaba por las tiendas tranquilamente buscando algo de ropa de marca que pudieran comprar, la joven estaba verdaderamente concentrada en su trabajo en tanto que su acompañante prefería mantener su vista pegada al pavimento… era eso o pasar por pervertido al no poder dejar de detallar el cuerpo esbelto de la joven… su sonrojo era tan evidente que por mucho prefirió mantener la mirada en el suelo.

-Kaoru ¿Te gustan esos pantalones? –cuestiono la joven alegremente recibiendo un zizageo de Kaidoh.
-Están bien –respondió a duras penas.
-Ayúdame un poco, no es fácil vestirte yo sola –dijo ella mirándolo de pies a cabeza, un par de pensamientos pervertidos pasaron por su mente.
-Lo que sea me viene bien… -acotó el chico dándole la espalda a su Rosa.
-Si eso puedo verlo –murmuró Hikaru volteando su mirada hacia otro lado… ¿Cómo alguien puede tener tan espectacular trasero? Se cuestionó para si repetidas veces…

Una imagen repentina sacó a la chica de sus muchas fantasías, un hombre yacía en la multitud con una cámara fotográfica en las manos, ella lo conocía bien, sus sempais se lo habían advertido… apresurada tomó la mano de Kaoru y se echaron a correr por la avenida, en ese mismo instante el sujeto apresuró el paso para perseguirlos.


-¿Qué sucede? –cuestionó Kaoru intrigado mientras corría.
-Es Vadel… ese hombre esta obsesionado con las Rosas, no podemos dejar que conozcan nuestro nuevo proyecto antes de tiempo –dijo ella a duras penas mientras se metía en un callejón oscuro.


Ambos pudieron observar como el paparazzi pasaba de largo por lo que pudieron respirar tranquilamente, al menos hasta que se dieron cuenta en el lugar y en la posición en la que estaban. Tan oscuro que no podían ser vistos o al menos reconocidos por los peatones comunes, tan estrecho que sus cuerpos yacían apretados en un contacto sumamente estimulante… El joven prominentemente más alto que ella vio como el pecho de la joven se abultada sobre el suyo en aquel divino escote y como sus piernas desnudas chocaban ligeramente generando escalofríos.
*
Ella con sus manos a los lados y el sujetándola por la cintura comenzaron a observar los labios del otro con un deseo inexplicable, la adrenalina quizás o la emoción de ser vistos tal vez… el hecho era que la excitación iba en aumento… Kaoru no iba a soltarla, no esta vez.

-No… no… -a duras penas podía hablar viéndose apresada por los labios del joven que le invadían el cuello y el pecho en efecto vaivén…
-Tu cuerpo dice exactamente lo contrario –agregó el joven en un euforismo de picardía al sentir la piel erizada de la joven contra la suya.


Hikaru apretaba sus piernas en un intento porque él no se percatara de lo muy entusiasmada que estaba con el encuentro, pero era muy tarde, él lo sabía y había decidido usar sus manos para comprobar la humedad de la joven… un pequeño grito salió de los labios de Hikaru al ver invadida su intimidad por aquellas manos tan varoniles, sus piernas se relajaron al instante… él decidió besarla con delirio y alevosía para que los ruidos no los delataran en aquel callejón oscuro, el calor y la humedad los agobiaba… sin embargo en el momento más intenso el flash de una cámara los sacó repentinamente de su idilio.
*
Ambos sabían que aquello les traería demasiados problemas, el joven rápidamente soltó a su Rosa y salió corriendo tras el paparazzi, Hikaru calló al suelo sin poder mover las piernas… dios estaba tan encendida que no podía siquiera poner en orden sus ideas, alrededor de diez minutos se tardó Kaoru en regresar con la cámara en manos.

-Ya todo estará bien –dijo él con una sonrisa victoriosa en el rostro.
-Debemos destruir esa cámara –comentó ella en un suspiro poniéndose finalmente de pié con la ayuda de Kaoru.
-No lo creo… quiero esa foto de recuerdo –concluyó el chico de la bandada con la maldad a más no poder en la mirada, Hikaru se sonrojó sobremanera por el comentario.


A altas horas del medio día una Rosa finalmente regresaba a su habitación después de su agitada noche… para su sorpresa su compañero estaba dormido en el sofá o al menos eso parecía… quizás la había esperado toda la noche… pensó la joven con cierta dulzura, pero aquello le pareció imposible al repetirlo varias veces… La joven se quitó los tacones, dejó caer al suelo delicadamente su vestido, quedando a duras penas vestida con su negra ropa interior de encajes…

-Te que sienta el negro –dijo el joven a sus espaldas manteniendo una mirada inquisitiva sobre la joven.
-¿Desde cuando eres un mirón Momoshiro? –preguntó ella sin intentar siquiera cubrir en algo su cuerpo.
-Lamento decirte que si te cambias en la sala es muy probable que te vean.
-Cierto, mi culpa –agregó la joven guiándole un ojo al chico.
-¿Te divertiste anoche? –preguntó el ojivioleta evitando sonar celoso o posesivo.
-Quizás si o quizás no… -aquellas palabras sonaron tan vacías y dolorosas.

Momoshiro se acercó a ella y la tomó entre sus brazos, en una abrazo protector avasallante, Maya se sintió sorpresivamente inquieta ¿Qué se sentirá besarlo? Pensaba la joven entretenida en tanto que la mirada del joven no se despegada de aquella marca roja en el cuello de la chica, no era más que la marca del hombre al cual ella pertenecía, un sentimiento amargo se apoderó de su corazón, Nyumi tenía razón, en aquel momento tan solo pudo seguirla abrazando sin romper de su rostro su tierna pero vacía sonrisa.


-Momo… vamos a dormir –dijo ella encontrando en aquellos brazos una paz sin igual.
-¿Juntos? –cuestionó él sin el más mínimo asombro.
-Si… Ya no quiero saber de mi destino, ni de mi obligación tú que eres ajeno a todo eso eres el único que me da paz…
-Ya veo… te protegeré, te querré y pase lo que pase no te abandonaré –repitió el joven las palabras de Nyumi creyendo en ellas fervientemente a lo que Maya sonrió con ternura.
-Solo dormiremos… no quiero que pienses mal.
-Yo no he pensado mal… tu eres la única mal pensada aquí…

“Aunque la idea es interesante” fue el pensamiento mutuo que ninguno de los dos se propuso compartir, nuevamente juntos sobre aquellas sábanas hallaron la tranquilidad que necesitaban para calmar su muy mala noche de sueño…
*
Otra de las tantas parejas yacían tranquilamente en las canchas de tenis de la familia Atobe practicando como era usual aquel requerido deporte… Shiraishi cual biblia del tenis ganó todos los enfrentamientos a los que se enfrentó haciéndole recobrar en alguna medida su confianza… en medio juego su atención se vio desviada debido al llanto de un bebé que estaba con sus padres en las gradas… con un set perdido decidió retirarse y alejarse lo más rápido posible de aquel lugar.
*
Alterado y hastiado del calor repentino metió la cabeza en la toma de agua para refrescarse y enjuagar sus pensamientos relucientes… Natsu tras él mantenía un silencio casi acusador que sacaba al joven de sus casillas.

-¡¡¡Golpéame, humíllame, insúltame… Pero deja de mirarme así!!! –gritó Shiraishi encarando a su Rosa.
-No te estoy mirando de ninguna manera, solo te ves reflejado en la culpa que te atormenta –acotó la joven con una frialdad casi cortante.
-Te gusta verme sufrir ¿Verdad?
-Me agradabas más cuando tratabas de conquistarme –agregó la joven en un suspiro bastante sarcástico.
-No digas eso después de cortarme así las alas –agregó el chico burlándose de él mismo.
-El hecho es Shiraishi… que nadie puede perdonarte a menos que te perdones primero a ti mismo.

Aquellas palabras habían hecho profundo eco en los pensamientos del joven castaño, quizás ya había pasado mucho tiempo de su auto tortura, sin embargo necesitaba un poco más para poder verse al espejo sin arrepentimientos, una sonrisa refrescante se apoderó de su rostro, poniéndose de pié con el aura de fortaleza que siempre le había caracterizado rodeo a Natsu sensualmente con sus brazos.

-Quizás deba seguirte conquistando –acotó el joven en una mirada en exceso amenazante.
-Quizás deba cortarte las alas nuevamente –susurró la joven mientras le robaba un pequeño beso en los labios a su chico.

Shiraishi sorprendido sobremanera por aquel beso no intentó siquiera detener a la Rosa que se le escapaba de las manos, en ningún momento se dieron cuenta de que su encuentro había sido presenciado en su totalidad por aquella mujer…
*
De vuelta al hotel, el eterno sonriente tenía la mirada perdida en el horizonte que se extendía de su ventana, sus ojos cristalinos azules se encontraban visiblemente empañados, su rostro mostraba una ligera hinchazón, sin duda alguna había llorado y Sayu no había podido ignorar aquello.

-Gastamos mucho dinero en tu apariencia para que la arruines tan rápidamente –acotó ella sarcásticamente sentándose a su lado.
-Lo lamento –agregó el joven con su inmutable y falsa sonrisa.
-Da igual… es mejor que duermas un poco.
-Tu… ¿Tu puedes ver a través de mis ojos? –cuestionó el joven directamente frenando los movimientos de su Rosa.
-Lamentablemente si… -acotó ella con una voz casi imperceptible.
-¿Qué ves en ellos en este momento? –preguntó Syuusuke acercándose a ella bruscamente hasta el punto de apresarla entre sus brazos.

Con sus ojos muy abiertos, casi suplicante porque ella pudiera leerlo, se introdujo ante la mirada inquisitiva de su compañera mientras que ella apartando a duras penas toda la densa oscuridad pudo observar una enorme tristeza… Sayu apartando la mirada casi asustada tan solo pudo abrazarlo fuertemente.

-Gracias… -murmuró él en un alivio infinito al ver su abrazo correspondido.
-Cállate o me arrepentiré –agregó ella aún asustada, la oscuridad que ocultaba aquel joven tarde o temprano terminaría absorbiéndola a ella sin embargo no podía hacer nada para escapar al menos en aquel momento.

Una reunión en horas de la tarde había sido convocada, todas las Rosas en ausencia de sus chicos esperaban impacientes las nuevas noticias, Loki, Atobe y Yukimura también esperaban algo intranquilos… al lado de ellos Nyumi se mostraba tan radiante e impecable como siempre mientras que Gris permanecía junto a las demás…

-¿Tu trabajas para Nyumi verdad? –cuestionó Genn tranquilamente dirigiéndose a Gris.
-Yo trabajo para Keigo igual que ustedes, pero Nyumi es mi superior directo –acotó ella sin el menor interés.
-En otras palabras eres una Rosa amarilla –agregó Maya ligeramente divertida.
-Así es y no tengo problema con eso…
-¿Qué significa eso de Rosa amarilla? –cuestionó Sakuno sumamente intrigada.
-Las Rosas nos dividimos por rangos… nosotras las trabajadoras somos Rosas Rojas –explicó Natsu bebiendo un trago de coctel.
-Las Rosas Blancas están por encima de nosotras, son las asignadas especialmente para representar a grupos ya famosos, como Nyumi por ejemplo que representa un equipo famoso de America –continuó Ray tranquilamente con su explicación.
-Si ese equipo donde esta Kevin Smith –agregó Ely divertida.
-Y las Rosas Amarillas son más o menos de nuestro rango, ellas en general trabajan como asistentes de las Rosas Blancas –concluyó Lilium en un bostezo de aburrimiento.
-Sin embargo llegar a ser Rosa Blanca no es nada fácil…


Todas las chicas sonrieron ante el último comentario de Maya, aquel desafío no era ignorado por ninguna de las Rosas… convertirse en una Rosa Blanca era mucho más que una meta para las chicas y no descansarían hasta lograrlo… Finalmente el momento había llegado, las puertas de la habitación se abrieron de par de par, dos chicos sumamente apuestos se hicieron presentes escoltando amablemente a dos hermosas jóvenes…
*
Una de ellas en una familiaridad impresionante caminó con una gran sonrisa hacia Atobe abrazándolo con gran cariño… obviamente su gesto fue correspondido con empatía, todas las Rosas esperaron la reacción asesina de Maya, sin embargo ella sonreía dulcemente ante la llegada de aquella chica, era verdaderamente increíble…

-¿Quién es ella? –se atrevió a interrogar Rumi ante la duda.
-Ella es la Rosa Blanca del famoso Hyotei Group… Ayane Hayato… la mejor amiga de mi hermano…



-Bienvenida Aya-Chan –agregó Keigo con una inmensa alegría.
-Vine nada más para ser tu madrina Keigo, es un inmenso honor para mi –acotó la joven Ayame en una gran jovialidad.
-No me recuerdes eso –dijo el chico tratando de evitar las tristezas.
-Yo también estoy aquí para ser tu padrino Atobe –agregó un joven peliazul de anteojos que escoltaba a una de las nuevas señoritas.
-Oshitari Yuushi tanto tiempo –exclamó el joven Atobe en un fuerte apretón de manos.
-Me debes muchas charlas Keigo, tan solo con verte puedo darme cuenta que la has pasado mal –la joven sin duda conocía a la perfección a su querido amigo.
-Si, supuse que no podría esconderme de ti…
-¿Y donde esta Maya-Chan? –cuestionó la chica observando todo el salón hasta visualizarla, alegremente se acercó a ella para brindarle un abrazo.


Para aquel entonces Yukimura y Loki observaban sonrientes el encuentro es lo que Nyumi se había acercado con gran alegría al otro joven que escoltaba a la Rosa Blanca, tan atractivo y de tan dulce mirada, de cabellos claros y ojos marrones, con una cruz de plata en el cuello que siempre le había caracterizado… no era más que su hermano, motivo de más para abrazarlo dulcemente…


-Hermana me alegro de verte tan bien –musitó el joven en una gran sonrisa.
-Igual a mi Choutarou, tan guapo como siempre –dijo ella con un brillo de ternura en la mirada.
-No digas esas cosas hermana –el joven se había sonrojado levemente.
-Y veo que aún sigues a Ayame a todos lados –la joven apretó levemente las manos de su hermano.
-Ya te dije… no sigas esas cosas –sonrojado a más no poder…
-Mejor vamos a hablar con Gris, de seguro te extrañaba mucho.

Casi como en una reunión familiar Ootori Choutarou, Nyumi y Gris comenzaron a conversar animadamente en tanto que la última de las jóvenes, la Rosa Amarilla de Ayame se acercaba a sus antiguas amigas con una agradable presencia…

-No han cambiado nada chicas –agregó la joven riéndose a carcajadas.
-Tu tampoco Kiana Enoki –argumentó Genn respondiendo ante el sarcasmo de su amigo.
-Por lo visto sigues violandote a Oshitari –comentó Natsu divertida.
-Nada de eso nosotros terminamos y nunca más tendremos nada… ténganlo por seguro… -murmuro la joven enviándole al chico de lentes una mirada asesina.
-Nunca digas nunca preciosa –concluyó Lilium en su agradable reencuentro…


Viejas amigas, nuevas historias y cientos de complementos, ya todas las piezas estaban sobre el tablero sin embargo aquello solo Nyumi y Yukimura lo sabían… una revolución de sentimientos invadiría la empresa desde aquel momento y las Rosas serían las protagonistas indiscutibles de miles de pasiones y sufrimientos…

~Continuará~

~MayOtk~

jejejejeje sorry por la espera... y bien ¿Que sucederá con el resto de las Rosas y sus chicos? ¿Se descubriran pronto los pasados de estas Rosas misteriosas? ¿Que relación hay entre Fuji y Gris? ¿Encontraran el amor o serán envernados por sus espinas?

Todo esto y más en mi fic "Petalos de Rosa"

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