- Memorias de una vida - (Saku/Gaa)

Re: - Memorias de una vida - (Saku/Gaa)

Ok, ya creo que está demás pedir disculpas .
En fin, gracias a todas por su preocupación, casi me hacen llorar :(. Supongo que es un momento que me agarró desprevenida, y se me hizo difícil mostrar cara feliz u.u.
Aquí les traigo la continuación, ya empecé a hacer la otra para no tardarme. Es un poco rara esta parte, como que cambié mi manera de escribir o no sé... Pero es lo único que mi mano quiso hacer y no aguantaba dejarlas sin nada (:

¡Enjoy it!.



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Capítulo 7:





¿Dónde estaba?...

En un vistazo apresurado, Gaara recorrió toda la habitación para cerciorarse de que en verdad ella no se encontraba allí. Pero, observó la ventana abierta al costado de su recamara, que delataba su fácil, pero estúpida huida.

- ¡Imbécil! – gruñió con voz áspera.

Éste salió corriendo hasta bajar las escaleras y detenerse en frente de la puerta principal. Sus ojos se mostraban serios y... ¿satisfechos?.

- Podría... después de todo... ella y yo nos... – nada de lo que decía o pensaba podía completar. En un suspiro decidió callarse y dejarse llevar.

Con rapidez abrió la puerta y empezó a recorrer, bueno, todo Suna se podría decir:
Nada... Ni siquiera un rastro de ella.

Para empeorar las cosas, la lluvia no cesaba su baile en compañía con unos cuántos relámpagos periféricamente.

No entendía el por qué de su repentina preocupación hacia ella, pero estaba seguro de una cosa: la quería a su lado. Aún así, la desesperación de entender lo que no quería, y desentender lo evidentemente racional, lo empezó a enloquecer.

- ¡Maldición, es sólo un estorbo! – al percatarse de sus palabras, se autocorrigió – Es sólo una persona que no logra salir de mi mente, pero... ¿por qué?.

Mientras sus pensamientos se sumieron en pura confusión, tuvo una remota y dubitativa idea sobre dónde podría estar.

A una velocidad únicamente de algún experto shinobi, el pelirrojo corrió hasta un árbol seco, el anteriormente creador del encuentro más excéntrico que haya tenido él. Visualizó a una silueta oscura, durmiendo sobre éste en una rama gruesa.

- Disculpe mi descortesía, pero, ¿qué quiere? – despertó Sakura moviendo su torso hasta enfocarlo, pero... esa sonrisa tan característica de ella, brillaba por su ausencia.

- Te creía más inteligente. – suspiró irritablemente – No sé tú, pero a estas alturas deberías de saberlo, por lo menos echa un vistazo a tu alrededor.

- Lamento decepcionarlo, pero he dejado mi poder telepático en Konoha – bufó con sarcasmo, aún seria, la kunoichi -. De nuevo, ¿qué quiere?.

- Evidentemente estás sobreexpuesta ante una tormenta, además de que tu ánimo no sea el mejor, y la excusa de “en la lluvia mis lágrima no se distinguen” no cuenta para un kazekage...-

- ¡No me está respondiendo! – gritó perdiendo cualquier razonamiento y poniéndose frente a él – Nunca me escucha, ya le dije que le curaré, hasta entonces y mientras tanto, ¡DÉJEME EN PAZ! – replicó con intención de dejar el lugar, pero cuando dio un paso, la mano de Gaara la empujó hacia él, quedando a escasos centímetros de cercanía física.

- No quiero que te alejes, no quiero verte triste, no quiero verte fría, no sé por qué... ¡pero no lo quiero! – confesó con fuerza y sutileza en su tono – No te dejaré hacer cosas, que de seguro te arrepentirás, mientras yo esté a tu cuidado – enmarcó la palabra cuando hablo de sí mismo.

- ¡Basta!... – agachó la cabeza – Si es una broma, ¡termínela aquí! – y con brutal fuerza, Sakura se soltó y huyó del lugar.

Fácilmente el kazekage la hubiese podido detener, pero no lo hizo, es más, se quedó petrificado. Ni un músculo, ni una palabra podía reaccionar, emitir, sacar.

<< ¿Por qué? ¿Por qué piensa así? ¿Será que tiene razón que mi mente la está, no, nos está jugando una mala pasada?>> pensó y al mismo tiempo, un relámpago que chocó contra un árbol lo hizo reaccionar.

Claramente se veía, que si el día ya estaba constituido con un tedioso conjunto de malas rachas, iba a empeorar aún más.

Tan sólo la idea de ver lo que le podría pasar a Sakura, por más kunoichi que fuera, hacía estremecer al pelirrojo.

- ¿Por qué?... – se preguntó de nuevo, pero obviamente, todavía la respuesta no aparecía delante de él.

No importaba qué, pero la iba a llevar a su casa, a favor o en contra de su voluntad, después de todo, Temari si regresaba y se enteraba de lo sucedido, mandaría a todos los ANBU de la zona para encontrarla. Lamentablemente, así de protectora era ella.

Estaba a punto de comenzar su búsqueda, no sólo de aquella muchacha, sino también de una respuesta a sus propios pensamientos, pero un grito emitido de una cercanía alarmó a Gaara.

Era Sakura la del grito...







Domii.

 

Re: - Memorias de una vida - (Saku/Gaa)

Ya tengo la continuación, en cuanto mi computadora se arregle la pongo :rezar:. En este capítulo me inspiré mucho, creo que estaba media drogada xDDDD.

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En fin, ya que estamos les vengo a decir, chicas, que están los Fanfics Awards. Si quieren saber de qué se trata entren aquí. Si tienen dudas vayan aquí. Espero que se diviertan nominando y por ahí ganando ;).
</random_mode_off>

Espero que mañana ya la pueda colocar, gracias por sus comentarios :).
Domii.

 

Re: - Memorias de una vida - (Saku/Gaa)

Wow! sí que me he tardado xD. Bueno, esta vez tengo excusas coherentes :rezar:. Mi compu se fundió, me fui de vacaciones (again) y empecé la escuela. Ya tenía la continuación hace unas semanas, pero se me hizo imposible colocarla, así que mil disculpas.
Creo que me inspiré demasiado en este capítulo, me parece medio exagerado y blablabla. Aún así, no me da el tiempo para cambiarlo. En el próximo verán quién fue el que la lastimó :o.












Capítulo 8:

La confusión, la desesperación y la preocupación se apoderaron de mi mente, de mi cuerpo. Necesitaba saber el por qué de su alarido, necesitaba saber si ella estaba bien, pero, lo que más necesitaba saber, es por qué tenía miedo de que le sucediera algo.

Reaccioné, corrí en busca de aquella persona, que, desde que la vi, mi vida gira en su entorno. El camino pasó en los minutos más largos de mi vida; todas las casas desaparecían rápidamente con mi andar. La gente me observaba con cierta curiosidad por saber qué es lo que pasaba para que mi expresión estuviera como estaba.

Entonces, la vi. Yacía en la acera mojada, su rostro era igual que el de un ángel caído. Estaba atravesada por una espada de metal. Su sangre creaba una manta por debajo de ella.

Me acerqué lentamente, cayendo de rodillas a su lado para visualizarla mejor: me miraba con cierto asombro y una sonrisa curvaba sus labios.

- L-lo siento... No me di cuenta de que... - su voz sonaba muy débil, apenas podía articular pocas palabras.

- Sakura... – mi cuerpo se heló. Su respiración iba diluyendo de a poco.

- ¡Qué irónico! Digo... vine, – suspiró como pudo- vine para salvarle la vida y la termino perd – no pude más, con un beso, con un simple beso la callé. Todo el tiempo que me dejaba sin poder hablar, ahora, era yo quien lo hacía.

Mis labios tocaron los suyos fría pero suavemente. Sentí cómo cada pregunta se iba deshaciendo al comprender lo que sucedía: estaba completamente enamorado de ella, algo que nunca he sentido por nadie.

Con exagerada lentitud y terror, me separé, me alejé hasta fijar mis ojos en su rostro, que, a pesar de la lluvia, se denotaban unas lágrimas proveniente de esas esferas color jade.

Tenía cerrados sus párpados. Al principio supuse que era por la sorpresa y debilidad que emanaban sus pensamientos, pero luego... me di cuenta que no tenía intención de abrirlos, nunca más.



- ¿Dónde me encuentro? ¿Por qué todo está oscuro? ¿Por qué me siento cansada? – me preguntaba sin cesar, pero nadie me respondía.

Me sentía como que había estado perdida, sola, sin rumbo, sin hogar. No le encontraba sonido a nada, ni siquiera a mi propia voz, bueno, mis pensamientos, ¡o lo que fuera!. Tampoco encontraba mi... cuerpo. Parecía como que estaba volando en la nada misma.

- ¿Cómo se encuentra ella? – oí preguntar mientras rompía el hilo de mis pensamientos. No sé de dónde venía, pero la voz me sonaba muy conocida.

- Ella está bien, mejorará, sólo necesita descansar – le contestó otra voz - . Aunque... el que en verdad necesita hacerlo es él. No ha salido de esta habitación desde que la trajo. – habló en susurros.

- Pues... él... – se rió discretamente.

Despacio y con esfuerzo fui abriendo los ojos. Ahora veía todo blanco. Era una sala iluminada, tres personas se encontraban en ella: una enfermera regordeta, Temari eufórica, y... Gaara, recostado en una silla, a un lado de la cama que soportaba mi peso y unas cuántas cosas más.

- ¡Sakura! – gritó la mayor de los Sabaku con una deleitable sonrisa de oreja a oreja.

De un momento a otro, observé a Gaara, que me dedicaba una escrupulosa y fría mirada.




Domii.

PD: gracias por nominarme y por leer el fic siempre ToT.

 

Re: - Memorias de una vida - (Saku/Gaa)

Hello! les traigo el capítulo 9. Pues... iba a ponerle quién fue el que le hizo eso a la querida Sakura, pero decidí que mejor era dejarlo para capítulos próximos. Aunque les tengo una buena noticia (ok, no sé xD), ya sé cómo llevar al fic a su conclusión, y también sé cómo va a terminar. Así que se terminó la desesperación de no saber cómo mierda seguirlo :rezar:.

No creo que le falten más de 5 capítulos, o como de última dejo un epílogo. Pero en fin, me siento feliz porque por fin la trama va a ir teniendo un conflicto (y vaya qué conflicto! ;)).

Ahora les quería decir algo, pues, estoy haciendo un fic que va a ser un Neji/Saku, me encanta la trama que va a tener. Les quería hacer un adelanto para las interesadas: Sasuke va a estar muerto bien muertito, tirado 3 metros bajo tierra (:
Bueno, disfruten los pocos capítulos que les queda a este fic, cuídense :cool:.



Capítulo 9:

No entendía lo que estaba sucediendo, ni tampoco entendía los pensamientos que cruzaban mi mente.

No podía organizar los hechos, aunque tres sucedían en mi vista: la enfermera regordeta acomodaba mi almohada, Temari, aun eufórica, se cohibía por abrazarme, y Gaara, en silencio, salía de la habitación.

- ¡Sakura! – no pudo aguantar, prácticamente se abalanzó sobre mí como si se le fuera la vida en ello.

Respondí con una sonrisa como acto de reflejo ante su abrazo.

- ¡Por suerte estás bien! –gritó, casi sollozó en mi oído, provocando un leve dolor en el tímpano y llamando la atención de mi cuidadora, que le dirigió una mirada significativa a la mayor de los Sabaku.

- ¿Cómo te sientes? – me preguntó la señora gorda para ver si necesitaba un par de analgésicos más.

En verdad, no sabía cómo me sentía, todo pasó muy rápido. Me frustraba tener vagos recuerdos de lo sucedido. Sólo quería respuestas, pero siempre las quise y nunca se me habían presentado, o, cuando lo habían hecho, ya era demasiado tarde. Por lo que desistí en buscar en mi cabeza un poco de información que me ayudara a ingerir todo de una mejor, o una única, forma.

Así que le respondí un sí dubitativo con la cabeza, ya que mi voz no se dignaba en aparecer.

- Bueno, cualquier cosa llámame- volví a afirmar, extrañada por la calidez maternal que emanaba.

- Me tenías muy preocupada – comentó al ver salir a la enfermera para luego abrir paso a un suspiro.

- ¿Qué... qué pasó?- me sorprendí al oír mis cuerdas vocales funcionar.

- ¿Acaso...? ¿Acaso no recuerdas nada? – me cuestionó de manera ausente, como si a ella le doliera hacerlo – Bueno, - prosiguió al no oír una respuesta por parte de mí- yo tampoco sé mucho. Pero puedo decirte que por suerte, sólo por suerte, estás viva.

El silencio reinó. Temari se quedó cavilando, al igual que yo.

- Gaara no quiso hablar, sólo dijo lo suficiente para saber que alguien intentó asesinarte. – siguió aun en sus hilos de pensamiento – Supongo que él tampoco debe de saber mucho, aunque deberías intentar, cuando mejores, habl-

- No - le interrumpí, sorprendiéndola al momento – Lo siento, es que...-

- ¿Sabes? Él se quedó velando por ti los tres días, sin descansar.

- Per-

- Bueno, aunque él no duerma mucho y no creo que se le haya hecho difícil – continuó pasando por alto mis comentarios -. Aunque nunca lo vi así, así de preocupado por alguien... – pausó, cayendo de nuevo en su profundidad para luego dibujar una sonrisa cálida, algo muy diferente a las falsas que yo daba.

- Yo-

- Iré a hablar con el médico para ver si hoy te puedo llevar a casa, nunca me gustaron los hospitales y te sentirás más cómoda en nuestro hogar. – volvió a no permitir mi habla. Supuse que quería que pensara sola, y fue así, porque se retiró al instante.

Yo ni sabía qué pensar bueno, si es que podía pensar. Las cosas habían pasado de manera muy rápida.

Tenía un propósito, una misión al llegar a Suna: curar al kazekage y olvidar todo lo que me había hecho daño. Pero nada había resultado como me lo esperaba, como quería.

Aunque Gaara se iba recuperando de a poco y sólo faltaban algunos tratamientos para volver a Konoha. Aún así, Sasuke... Naruto... seguían allí, y cada vez ese vacío que me habían dejado, ese dolor profundo, se hacía más grande.

Y, simplemente, la idea de que el ex-poseedor del Shukaku sintiera preocupación hacia mí, después de haberle dicho tantas cosas, ya sean ciertas o no, me hacía sentir realmente culpable. No sólo por el hecho de que me equivoqué, sino porque... porque...

Gaara...