de Inuyasha - La Fuerza Mas Poderosa (sesshxkag)

Re: La Fuerza Mas Poderosa (sesshxkag)

aca ta....

ahi les va:





Sobre valorada, el honor era una de las responsabilidades mas importantes para tal ser, quien midiendo casi unos dos metros, ahora alzaba sus manos al cielo como tratando de alcanzarlo. Su mirada, algo perdida ya en el cielo, tan solo lloraba lágrimas brillantes. Porque ese mar de emociones? Era acaso una de sus grandes habilidades?

Oh poderoso ser, aquel el cual los demás desconocen por sus cualidades, pero es el mas puro de muchas generaciones. Sus manos no estaban adornadas mas que por débiles garras, sus brazos no mas que marcados por tersos y firmes músculos, sus piernas no mas estiradas de lo que debían. Eran normal, era justo y culto, él era un yokuay si, pero no cualquiera, en su normalidad era el mas extraño de todos. Era un yokuay de la raza humana.

Su llanto bajaba y caía sobre sus hombros, adornando sus ropas por suaves gotas. Un mar abierto en medio de su corazón, sangrando por la perdida. Porque la había perdido? Aun sin saber quien era ella, la lloraba pues era lo que tanto había esperado.

Y lejos pero a la ves tremendamente cerca, ellos… los representantes en carne y hueso, o simplemente mirando desde sus lados espirituales, con ojos imaginarios y grandes mentes pensantes, muchas otras razas, mas normales y vistas, y mucho mas exuberantes. Ningunos de ellos habían visto llorar a un yokuay, y mucho menos verlo sufrir de aquella manera tan natural.

Lejos de toda situación, luego de tal vasta noticia, ya nadie comprendía y solo observaban hechos nuevos, tratando tal ves de aprender de ellos. De repente los brazos cayeron pesados y las cortas garras rasgaron suavemente al frágil manto de agua.

-porque la han dejado irse? –pregunto mirando ahora a las altas y altaneras figuras, con auras de todos colores y presencias.

Ninguno respondió. Ninguno se imaginaba tal reacción tampoco, al haberle dedicado un largo y explayado relato de toda la leyenda sucedida, el ser simplemente había reaccionado así. Conocían la procedencia del yokuay, sabían que ella era a su ves una yokuay de la raza humana, pero no creyeron que hubieran más como ella. A él también lo conocían, al menos los elfos lo conocían, pero nunca le habían tomado en cuenta. Al ver su desesperación, comprendieron que en ese ser la esperanza de que una raza tan poco conocida y explayada naciera del vientre de una mujer como aquella. La elfa se acerco a la orilla y hablo con voz algo intensa y lenta, como pensando bien cada palabra.

-responde, cual es tu interés sobre ella?

El hombre tardo en contestar, el agua corriendo en sus piernas y el viento le daba un movimiento constante a su figura.

-ella era mi esperanza, ella era… algo diferente. Todo estos años eh esperado que en nuestra raza surgiera alguien realmente poderoso que nos pudiera en el mapa, pero… a través de los años, nosotros siempre hemos sido cazados por otra razas –dedico una mirada rencorosa a todos, pues representaban a los culpables de aquellas razas-y con el tiempo no hemos hecho mas que desaparecer.

-descríbeme tu raza, pues no sabemos nada de estas. Como ha sucedido que han pasado desapercibidos tanto tiempo? –pregunto la elfa. Los demás youkays no sufrían realmente la perdida, ni les interesaba el sufrimiento del ser, en realidad les interesaba aprender mas de él, pues en sus vidas tan largas y sabias, noticias de información desconocida, era interesante por mas abstracto que sonase.

-que… les describa mi raza? –pregunto con un rostro de rechazo, luego comprendió el hecho del interés de los demás y decidió que de alguna manera no habría cambio, así que tal ves lucir sus habilidades ya al limite de extinción los haría sentirse… culpable quizás?-bien, los yokuay de mi raza no son conocidos, pues tenemos habilidades que nos asemejan mucho a las personas, a la gente que ustedes tanto reconocen como inferiores. –no había reproche en la voz, pero en el fondo todos vieron algo de ira- nosotros tenemos la capacidad de aparentar una forma humana y llevar vidas como las de ellos, escondiendo nuestras auras y viviendo con ellos. Obviamente, no dependemos de la sangre o carne para vivir y nos podemos alimentar con ellos, no de ellos. Nuestros poderes y transformaciones al final del día nos dan una doble personalidad. Me gustaría antes de responder mas prácticamente sus dudas, que me dijeran qué saben de la vida de aquella yokuay tan fuerte antes de que muriese

-no estoy segura de su edad aproximada, pues la que mejor la conocía era un yokuay ya muerto de la raza Inu. Lo único que conozco de ella es que antes no tenía poderes espirituales, pero era muy sabia y se llevaba bien con humanos.

Algunos youkays afirmaron lo que ella decía con sus cabezas, inconscientes de que el yokuay humano los observaba.

-bueno, también es una característica de los youkays de mi raza, más si era una reencarnación. Cuando nos transformamos a nuestra forma humana, puede que si no tuviéramos auras demoníacas el poder sacersotizal también estuviese allí. Es solo cuestión de apagar nuestros poderes para que la fuerza espiritual surja. No nos hace nada esa fuerza, por lo cual les describo a su ves que nuestra raza es inmune a los poderes sacerdotizales y los conjuros y hechizos no nos hacen nada.

Algunos yokuay miraron con la mirada encendida, otros con admiración y algunos con sorpresa.

-es decir que su raza no se ve afectada por ningún ataque que no sea demoníaco? –pregunto el elfo, adelantándose.

El hombre afirmo seriamente con su cabeza antes de continuar.

-en distintos casos, no tenemos problemas para estar en nuestra manera humana y usar poderes demoníacos aun sin mostrar nuestra verdadera apariencia y aura. Por tanto supongo que en el caso de que yo, por ejemplo tuviera poderes sacerdotizales, podría a mi ves usar el arco y flecha para purificar, aun estando en mi forma yokuay. Sin embargo, debe ser mas poderosa el aura de cada lado cuando se esta en su manera real.

-debe ser por eso que ella se transformo en su forma humana para atacar al monstruo con sus flechas, para que sus poderes espirituales no se vieran apagados por nada.

-de hecho, coincido. También tenemos la capacidad de dar ordenes y verlas cumplidas. Los hombres comunes la llaman magia. Podemos transportar cosas, darles formas y demás posibilidades solo con el control de ordenes. También podemos ordenar a los cuerpos de los demás hacer acciones, aunque no podemos ordenar a sus pensamientos ni sentimientos, por lo cual controlar a seres vivos es mucho mas complicado para nosotros.

-ya veo, y ese control depende de sus poderes cierto? Por lo cual ella siendo mas fuerte que tu, aun podría controlar con mayor facilidad las cosas que tu? –pregunto aun mas interesado y casi amenazante el elfo.

-Si –no se inmuto por aclarar mas –hay algo mas que quieran saber?

Hubo un silencio. Luego de eso, la voz grave y oculta entre el grupo de presencias, resonó en el lugar.

-porque lloras su perdida? –pregunto y todos lo miraron y apartaron, dejándolo a la vista. Se trataba de un yokuay de la raza dragón, era una forma espiritual, casi transparente de color verdoso.

-porque ella represento en vida la capacidad que uno de mi raza tendría de ser realmente poderoso. Al perderla, representa la perdida de esa capacidad. Era la última hembra de mi especie.

Los demás asintieron a la información, pero el yokuay dragón prosiguió hablando. Los dos elfos se acercaron a este, como dándole mas decisión al grupo de seguir escuchando y pasándole el turno a otro para hablar.

-pero si dices que los yokuays de tu especie se transforman fácilmente a su forma de humanos… como sabemos que no hay mas de ustedes escondidos entre las aldeas humanas?

-porque aunque tenemos la capacidad de vivir muchos años, si pasamos demasiado tiempo en nuestra forma humana, sin optar por nuestra forma yokuay como debiéramos… poco a poco se nos hace mas difícil volver a transformarnos.

-y porque se transforman entonces?

-porque es la única manera de que no nos maten. –sentencio.

-aun puede haber hembras de su especie por algún lado capas de trasformarse. –dijo otro yokuay con ojos de un violeta brillante de la especie águila.

-no quieren –dijo el hombre, ahora saliendo del agua –seco –ordeno inconsciente de que los demás miraban atentos como sus ropas salían sin rastro alguno de agua. Guardo su espada.

-porque? –pregunto paciente el yokuay, atrayendo una ves mas la atención del yokuay, quien con mirada triste miro a los demás

-estábamos esperando que alguna ves viniera alguien como ella, poderosa, que nos dijera que nos protegería de los ataques de los demás, dándonos la confianza de volver a ser quienes debíamos, pero al no tenerla, al verla muerta a ella, una ves mas nuestras esperanzas son aplacadas. Prefieren seguir siendo humanas. Yo también prefiero eso creo.

-eso es una estupidez –interrumpió uno que se adelanto. Era un hombre yokuay, aparentemente muy poderoso y robusto, aparentaba unos 30 años de edad, lo cual indicaba varias cifras para un ser como el. Sus cabellos rojizos repletos de rulos y su mirada oscura daban un aire mítico y peligroso a tal persona.

-porque?

-por mas que su raza sea la de un humano… nuestro instinto por ley es sobrevivir… así no hacen mas que matar su lado yokuay. No es natural.

-la cadena alimenticia es normal, y si no lo nota, señor, justamente lo que hacemos, lo hacemos para sobrevivir.

El hombre contorneo sus ojos y miro con detalle al yokuay.

-no eres pelea para mi, pero no eres tan débil a su ves. El tiempo se encargara…

-no, eh esperado muchos años ya, los elfos lo dirán si lo desean, pero ya ah llegado la hora de que tal ves deje de esperar. Jamás me dieron a saber de ella, si lo hubieran hecho seria diferente. Por cierto, cuando pasamos más de cien años en nuestra manera humana, morimos. No envejecemos a su velocidad, pero comenzamos a ser mas afectados por el tiempo que lo normal. Tal es así, que si nos quedamos en nuestra manera yokuay, el tiempo nos afecta menos.

-tonterías –musito otro, detrás casi de todos. Cuando se apartaron, era una mujer yokuay –como te atreves a decir eso delante de nosotros. Cuantos años debes tener? Unos doscientos años tal ves… nosotros nos afecta menos que tu el tiempo pues somos mas poderosos –dijo orgullosa.

El hombre miro a los elfos atento y luego se volteo y camino por el borde del lago, alejándose. No dijeron nada más hasta que lo perdieron de vista. Los youkays se quedaron inmóviles, hasta que el elfo suspiro y atrajo su atención.

-tal ves subestimamos su presencia, somos sabios pero esto nos recuerda que no lo sabemos todo –reconoció hablando mas para su mujer que para los demás. Luego miro hacia la yokuay que recién había hablado y dijo con tono seco –ese yokuay cuando Sakura tenía aun vida, contaba ya con más de 600 años a su haber. Conoció a mi padre incluso. Pero no era tan poderoso, por eso nunca lo mencione.

La elfa tomo por el brazo a su esposo, y dijo con un tono de voz pasivo.

-muchos de ustedes lo conocieron, pero dudo que lo recuerden. Ahora es tarde, tal ves dejamos que una de las mejores razas por definición de yokuay se arruine, pero ya nada podemos hacer.

Dio una ultima mirada a aquel yokuay de cabellos rojos enrulados, antes de voltearse y ordenar la retirada, ya todo había terminado.

Pronto… muy pronto Inuyasha se había adaptado a su nuevo grupo de acompañantes. Ahora que tenia grandes amistades con sus iguales, muchos de ellos Inus se dedicaban a cuidar las tierras del Oeste. En esta ocasión, se encontraba descansando sobre la rama de un árbol, con alguno de sus compañeros caminando cerca de allí, oliendo y hablando de trivialidades, cuando uno de ellos de acerco a Inuyasha.

-oye… cuéntame, viste al señor sesshomaru hace poco cuando volvimos al castillo?

Inuyasha bajo de la rama y se sentó en el suelo con sus ojos cerrados. Afirmo con su cabeza suavemente escuchando el ruido de las hojas al sentarse el yokuay frente a el.

-mmm… si lo vi

Los demás escuchaban atentos, todos estaban consientes del aíslo de su señor, pero también sabían de cuenta vieja que Inuyasha era uno de los pocos que lograba verlo. Ahora era mucho mas serio siendo quien antes era, y mucho mas fuerte con su colmillo de acero, nadie ponía en duda sus fuerzas, pero a todos les llamaba la atención que su hermano lo hubiera aceptado (aunque en realidad de mala gana) como parte de su ejercito. E Inuyasha parecía feliz en esta condición.

-y como esta? –pregunto con vos algo interesada y a su ves preocupada. Los youkays eran serios y se dejaban ver muy pocas emociones en ellos, sin embargo los tenia a todos preocupados que su señor no saliera mas de su castillo. Tenían miedo de que ya no volviera a ser como era, y mucho antes anhelaban la posibilidad de un ataque de alguien mas poderoso y fuerte que el a sus tierras, poniendo en mala posición a las tierras sin la toikiyin de su señor en alto.

-amm –dijo Inuyasha abriendo un ojo despreocupado, y mirando a quien le hablaba –pues… mal supongo. Es serio como siempre –dijo tratando de mantener a raya sus expresiones, aunque en confianza hablaba a su hermano y de refería a el con maneras menos delicadas, ahora hablaba con sus sirvientes, con sus soldados, y por mal que le pesara, sesshomaru era señor de ellos. No podía desprestigiarlo así delante de ellos. –creo que ya dentro de poco saldrá a caminar nuevamente por las tierras, pero el es muy calculador y precavido, no se preocupen por el. Nosotros estamos para defender igualmente, así que qué problema hay?

Los demás negaron, metiéndose en la conversación como si los hubiesen invitado. Inuyasha no se sorprendió y simplemente sonrió burlescamente.

-igual dudo que “ese” defienda tan bien como yo las tierras.

Todos quedaron helados ante las palabras del chico, nadie se atrevía a hablar así de su señor. Pero suspiraron sabiendo que Inuyasha siempre bromeaba con eso pero que sesshomaru no les haría nada. Y también estaban consientes que ante cualquier falta de respeto (que no viniese de el mismo) Inuyasha jamás perdonaría que alguien hablara mal de su medio hermano delante de su presencia.

Los días pasaban normales, algo largos o a veces tremendamente cortos. Cuando se volvió a recostar sobre la rama, los recuerdos de haber visto a sus amigos hace poco resurgieron. Los fue a visitar a la aldea que Sango habitada, ella le había contado un poco de la historia de su señor feudal, se trataba de un yokuay muy extraño pero no tan poderoso. Nunca se intereso en hablar con el. Recordó también haber visto a Miroku, ahora el viajaba solo con Shippo. Le ofreció un puesto en las tierras de su hermano, con tal de que la soledad no le afectara, pero Miroku negó y dijo que le interesaba mas recorrer las aldeas.

-seguro? –había preguntado Inuyasha

-si, además así tengo más chanses de conocer mujeres lindas –dijo sonriendo picadamente

-hay tu no cambias –dijo negando con los ojos cerrados el hanyou

-lo se –dijo pero su semblante cambio a uno triste –además también a veces me da la excusa de venir a visitarla.

-ya veo –asintió Inuyasha serio –es una lastima que la hayas perdido Miroku, pero al menos ahora podrás encontrar a alguna mujer y formar una familia con ella, ya veras.

El monje suspiro y asintió con su cabeza, el gesto resignado era fiar en sus palabras.

Luego de eso, solo se despidió y volvió a las tierras. Para Inuyasha era entretenido pelear todos los días con seres distintos, era cuestión de sobrevivencia y pelear con otro youkays era divertido muchas veces. Luego, pasaba descansando o pensando, había conocido a mucha gente y comía siempre cosas distintas. Cuando visitaba el castillo, sesshomaru le accedía un cuarto exclusivo, aunque en silencio pues Sessh nunca le hablaba directamente a Inuyasha y el tenia que buscarlo y tirarle alguna puerta abajo para acceder a el. Últimamente, luego de ya un año completo de aquella batalla, ya casi ni hablaba con su hermano, quien se notaba que de alguna manera se sentía mal. Lo veía cada ves mas deteriorado y desinteresado, y las dudas de Inuyasha eran cada ves mayores “me temo que el orgullo de mi hermano, y su carácter tan serio y frío es para el una clase de veneno. Si sigue así, pronto perderá interés a sus pertenencias, las regalara a quien sea y su reino caerá sin su rey. Debe haber algo que pueda hacer para que él vuelva a interesarse en la sangre, en la batalla, pero el ahora parece ver eso como cosas tribales. No es el mismo, es demasiado él. Ahora que estoy aquí, me alegra de alguna manera que me haya aceptado, me da la sensación de ser su familia con tantos seres parecidos a mi, pero… aun así me gustaría ayudarlo” Inuyasha suspiro… un año. Volvió a pensar en sus amigos, y miro la caída del sol. Él también la extrañaba, sabia que todos lo hacían, pero en silencio. Cada uno con sus razones, Sango con su familia recientemente conformada por un nuevo hijo, Miroku con sus recorridos tratando de concentrarse en encontrar nuevos retos, Shippo creciendo y conociendo nueva gente, él luchando por las tierras, los soldados por miedo a sesshomaru (si la nombraban él había ordenado que sufrieran una muerte repentina) y el mismísimo sesshomaru, quien aunque jamás la nombrase, era el que mas obviamente la tenia presente constantemente.

Bajo de la rama y noto que ya era bien noche. Los demás soldados estaban lejos ya, y vio la luna.

-mañana será luna llena… me volveré humano –susurro lentamente mientras caminaba en camino a su cuarto en el gran castillo del oeste.

El día siguiente paso normal y tranquilo. Pocos youkays sirvientes y vivientes de allí sabían de su secreto y aunque muchos ya lo suponían, Inuyasha aun seguía renuente a mostrarse en esa manera. No era que no confiara en los demás, sabia que otros no tendrían problema con su verdadera forma, pero solo… se sentía incomodo. Así que pasaba todo el día y la noche encerrado.

Sin embargo, esa tarde decidió ir a ver a sesshomaru. Sabia que él estaría en su cuarto, así que solo en cuestión de unos pocos pasillos cerrados, sin que nadie se atreviera a asomarse, llegaría ante el.

Sus pasos eran más sonoros que lo usual, y su oído mas apagado. Cuando toco la puerta, solo escucho un gélido ‘adelante’ y entonces el empujo duramente la puerta para acceder que con sus dos metros de sólida madera se abriera.

-hola –saludo sin mirar mientras la cerrada empujándola con ambas manos. Al voltearse, noto por primera ves la presencia del enano verde, quien al no tener sus poderes antinaturales, no había escuchado ni percibido.

-jaken, hola enano –saludo Inuyasha y lo paso de largo hasta llegar frente al escritorio de su hermano. Sesshomaru lo miro de soslayo.

-que quieres aquí, Inuyasha? –pregunto seriamente, con tono aburrido.

-venia a verte –dijo tomando asiento en un sillón a la derecha de su hermano, algo alejado del escritorio largo en si. Jaken lo miro con desconfianza y quedo parado en silencio.


Sesshomaru siguió mirando unos papeles, hasta que luego de una media hora de silencio, volvió a levantar la vista.

-Jaken –llamo

-si amo? –pregunto temeroso.

-viniste a decirme algo, porque tardas? –pregunto con mirada amenazadora. Por un momento jaken olvido la razón, hasta que cuando estaba por hablar la recordó. Inuyasha estaba allí. Lo miro rápidamente y vio que lo observaba con curiosidad… “ese humano pendenciero” pensó molesto Jaken, dudando si hacerlo notar a su amo, para que lo echara. Pero luego se dio cuenta de que con la mirada de advertencia de sesshomaru, no podía tardar tanto como para decirle tal cosa.

-se trata de un ataque, señor.

-ataque? –interrumpió de golpe el humano.

-que los soldados se encarguen –respondió haciendo caso omiso a su hermano y mirando nuevamente sus papeles.

Jaken tardo en continuar.

-amo… no pueden –vacilo nuevamente –es mu7y poderoso.

-demonios… -se escucho la queja de su hermano y sesshomaru lo miro atento por primera ves. Ya había notado que era humano, era ya común verlo así, en los últimos meses desde que sesshomaru lo había perseguido intrigado por el olor a humano que de repente desprendía desde su cuarto, Inuyasha había notado que extrañamente no molestaba con su presencia a su hermano.

“de seguro le molesta no poder estar revoleando su espada por allí” pensó Jaken dando vuelta su mirada con rechazo, cuando noto que sesshomaru se levantaba. “mi amo saldrá a pelear!! “Pensó intrigado jaken, cuando vio que su amo en ves de dirigirse a la puerta, tomaba un libro, volvía a su asiento, lo abría y comenzaba a leer.

-quien es? –pregunto de improvisto Inuyasha, jaken lo miro con reproche –de quien se trata!? –pregunto con impaciencia.

-eso no te… -cuando iba a insultarlo, sintió el ruido de una hoja pasar y sintió la mirada de su amo. Sin mirarlo siquiera, suspiro. –no lo se, dicen que se trata de un ser poderoso que acaba con todos a su paso.

-los soldados no pueden acabarlo y ya? –pregunto escupiendo sus palabras sesshomaru, mirando ya impaciente el libro, como si peleara con su instinto para no levantarse y pelear, cosa que anhelaba hace tiempo. Su espada le suplicaba sangre, pero… el no quería.

-ese es el problema señor… los soldados pueden pero el ser no se deja.

Inuyasha se acerco a Jaken y lo tomo del cuello y levanto dejándolo pateando en el aire.

-oye sesshomaru, tu sirviente esta senil.

Aunque fuera humano, era fuerte y jaken no le era pesado, hasta que el sapo le pego con su báculo en la cabeza e Inuyasha lo hecho al piso.

-oye! Porque demonios me has pegado?

-por decirme senil humano ton…

-ejem… -sesshomaru interrumpió, asiendo acordar amenazante a jaken que estaba hablándole.

-lo siento señor. –dijo enseguida temeroso jaken.

-pero tonto!! Que diablos significa “los soldados no pueden porque ese ser no quiere”?? Que lo acaben y ya!!! –se exaspero Inuyasha, cabeza dura aun siendo humano ^^

-esta en la zona Norte de las tierras. Apareció esta mañana, según me dijeron, los soldados interceptaron y este pidió verlo señor. Cuando le dijeron que no, se marcho y comenzó a destruir todo a su paso.

Sesshomaru se quedo pensativo mientras Jaken e Inuyasha volvían a pelear. Jaken estaba renuente a contestarle al humano cuando de repente cayo al ver que su amo lo llamaba.

-tráiganlo. –ordeno sesshomaru, los dos se quedaron helados.

-traerás aquí a una amenaza? Estas loco sesshomaru? –dijo enseguida Inuyasha

Sesshomaru, pensando en la posibilidad de tener alguien poderoso y difícil de vencer en sus tierras, no aguanto mas las ganas de pelear. No saldría del castillo, pero haría que valla a verlo para poder darle un poco de sangre a su espada.

Jaken titubeo, pero cuando vio la decisión en los ojos de su amito bonito, decidió salir en busca de los soldados que habían ido a buscarle. Inuyasha sin embargo se quedo allí con sesshomaru y al ver que ante sus gritos, su hermano no cedía, se sentó nuevamente e izo un poco de silencio. Sesshomaru retomo su lectura, esta ves sentado en otro sillón algo alejado pero al lado de Inuyasha.

-es peligroso –dijo Inuyasha nuevamente, esta ves mas calmado.

-es peligroso para los humanos, Inuyasha. Aquí el único en peligro eres tú, mi reino esta repleto de youkays.

-ohh… y eso es algo bueno? –Pregunto con ironía, al ver que si hermano no lo miraba suspiro- mira… si tus soldados no pueden con el ser, es porque debe ser poderoso. Yo mismo eh peleado con ellos, no son fáciles de vencer. Que te hace pensar que tu si?

Sesshomaru bajo de golpe el libro y miro atentamente a Inuyasha.

-pones en duda mis poderes? Tu forma humana te hace realmente idiota Inuyasha.


Inuyasha rió con sarcasmo a la respuesta y luego miro con enojo a su medio hermano.

-lo digo porque puede ser realmente peligroso, porque no vas tu mismo a verlo fuera de las murallas?

-porque te interesa tanto el bienestar del castillo, eh? Es mío después de todo, puedo destruirlo si quiero.

De repente la mirada de Inuyasha se volvió melancólica, una ves mas el desinterés de sesshomaru se hacia obvio y le dolía. Y por supuesto, siendo humano, no podía esconderlo.

Sesshomaru noto la mirada y su pensamiento retorno algo que ya había deducido antes. Para Inuyasha, este era su hogar y lo quería defender. Fríamente volvió su mirada al libro.

-nadie jamás será capas de ganarme en el campo de batalla.

Inuyasha escucho y confundido miro el piso. Luego comprendió algo que tal ves antes no se hubiera imaginado, con estas palabras, sesshomaru le estaba diciendo que no permitiría que le pasase nada al castillo. Dudo en la posibilidad de querer ayudarlo y no poder, pero sonrió alegremente de saber que su hermano (por extraño que sonase) lo protegería.

Los minutos pasaron e Inuyasha comenzó a impacientarse. Tomo un libro de la basta biblioteca de su hermano, y comenzó a ojear. Sin embargo, sumergido como estaba en la lectura, sesshomaru sintió una poderosa y oscura presencia acercarse. Le era desconocida y por el aroma aun estaba lejano, pero por un momento no evito dirigir su mirada a la ventana. Miro a su hermano, estaba sumido en la lectura sin siquiera notarlo “claro, el es humano ahora” pensó deduciendo que en su forma normal ya estaría corriendo como loco ante la presencia. Una sonrisita burlona se dibujo sin ser notada por nadie y retomo la lectura.

Al paso impaciente de Inuyasha, quien ignoraba el fuerte aroma que se acercaba, sesshomaru se mantenía impasible. Sin embargo, al cado de una media hora, Inuyasha noto que sesshomaru no cambiaba de hoja siquiera. Cuando lo miro, se dio cuenta que miraba al libro sin mover sus ojos.

-esta cerca, verdad? –recrimino Inuyasha, ya con enojo

-si, esta por llegar –afirmo

-y porque no me habitaste!! –exclamo enfadado, levantándose de golpe de su asiento y revoloteando como chico chiquito sus manos –sesshomaru, no te burles!! Ya ve, prepárate o algo!!

Sesshomaru lo miro mientras seguía concentrado en el aroma. Le resultaba extraña y peculiarmente familiar pero desconocido. De repente, las trompetas a la entrada de las murallas des castillo sonaron. Sesshomaru se levanto de su asiento y se acerco al gran ventanal. Miro unos segundos, cuando Inuyasha se acerco a mirar

-lo ves? –pregunto curioso ya que por poco veía hasta las puertas.

Sesshomaru se volteo y camino hasta el escritorio. Allí estaba apoyada su espada. La miro, pero esta no vibro. Se sorprendió levemente, aunque Inuyasha, quien lo miraba atento, no se dio cuenta.
Tomo la espada como si en realidad lo llamase y la abrocho a la altura de su cintura. Sin embargo seguía sin llamarlo.

-creo que ya entro, las puertas están abiertas –anuncio Inuyasha.

Sesshomaru se dirigió a la puerta cuando sintió el aroma acercarse velozmente a donde estaba. Estaba cerca ya de la puerta de entrada al lugar… “acaso esta viniendo hacia aquí?... demonios, Inuyasha…”

Sesshomaru miro a Inuyasha mientras el aroma se hacia mas intenso.

-escóndete –le ordeno, pero Inuyasha no izo mas que mirarlo extrañado.

-dudo que me vea desde la ventana

-ya lo izo, esta viniendo hasta aquí.

-que??? De que hablas?...

-vete Inuyasha –ordeno sesshomaru, caminando hacia el, el aroma era cada ves mas fuerte y difícil de determinar. No era dulce, pero tampoco cítrico. Era fuerte, eso si. Y su esencia era poderosa y fuertemente demoníaca. Supuso que se trataría de un señor de las tierras lejanas que iría a arreglar algún problema o pedir ayuda, algo por el estilo. En cualquier caso, era problemático tener a Inuyasha como humano cerca de el.

-Inuyasha… vete –pero el aroma ya estaba en el pasillo correcto para alcanzarlos y si salía ya era tarde, ver, lo vería igual. De repente y golpe, la puerta se abrió. Inuyasha miro con atención y sesshomaru se volteo lentamente.

-jaken –nombro neutral al ver al enano parado delante de la puerta… el enano parecía tener sus ojos fuera de quicio.

-lo…lamento…amo, no fue mi intención… ella… me obligo… -dijo con tono quebrado y de repente cayo al piso.

-ella!?? –dijo sin dar crédito Inuyasha. Pero antes de dar tiempo a conjeturas en la puerta apareció una figura algo más alta que el enano verde, cubierta de pies a cabezas con una capucha. Sesshomaru se adelanto atónito… era… ella?...

La figura parecía un poste negro, la larga capucha cubría del todo su rostro tapado completamente, y su cuerpo a su ves se hacia asimétrico, la tela caía libre desde sus hombros. Tan solo era algo negro, parado, sin moverse, cuando los dos hombres atónitos miraban., Inuyasha camino hacia el escritorio, con el corazón en la boca.

-ka…ka…Kagome? –pregunto indeciso. Su voz sonó como un tambaleante susurro.

Sesshomaru se adelanto y se puso unos dos pasos a la derecha delante de Inuyasha. El no dijo nada, estaba revisándola. “que probabilidades hay de que sea ella? Será que tal ves nuestras esperanzas nos ahoguen o es que de alguna manera a escapado del infierno?”

-muéstrate ante el señor de esta casa –dijo serio y con voz gélida. Inuyasha se sorprendió.

-sesshomaru, no le hables así!

Sesshomaru no lo miro, se mantuvo impasible

-no sabemos quien es, Inuyasha. Mantente apegado a tu situación y haz silencio –le dijo, revisando algún signo que la pesada tela negra le dijese que ella era de hecho Sakura. Sin embargo la figura no se movió, no mostraba muestras de respirar siquiera. Sesshomaru se concentro tanto en ella que escucho hasta los latidos lentos y apaciguados de su corazón. “será ella? Tal ves es un él y escuchamos mal…” pensó.

Entonces… el tiempo se detuvo. Los dos hombres helados, simplemente quedaron mirando hacia la puerta. Allí, de un solo susurro, de una lenta y suave fricción en la tela contra su piel, la tela se había desplazado.

Una alta figura femenina se contrajo suavemente. Sus piernas estaban estrechamente separadas, bien afirmadas al piso. Sus ropas eran similares a la de una miko, con colores de arriba de blanco y debajo de negro. Arriba, las telas puesta una cruzada sobre otra estaba decorada con ramas secas con hojas negras pintadas sobre la altura de un hombro derecho y también al final de ambas mangas anchas que tapaban por completo sus manos. Ambos brazos, derechos a los lados de su fino torso cubierto firmemente por un tela negra vendada que daba comienzo a la altura de su cintura a unos largos pantalones abombados. De hecho, si se comparase, seria idéntica a la ropa de Inuyasha, solo que en esos colores blanco y negro. Sus pies estaban vendados con alguna tela blanca y apoyados en zapatos de doble taco japonés de madera blanca. Tapando por completo su cuello con largos lechones largos doblados hacia adentro en las puntas de color negro, su cabello caía hasta debajo de su trasero, casi hasta las rodillas.

Su rostro sin embargo tenia otros dotes. Sus ojos eran completamente dorados y en sus mejillas tenían una marca de cada lado de color negro. En la frente un poco virada a la derecha tenia una marca como de una gota. Sus labios tenían un fijo color rojo y su piel estaba por completo pálida. Era una figura adornada en negro y blanco, parada simplemente delante de los dos hombres. Ambos la reconocieron al instante, estaban pensando en ella, pero era confuso verla con tal mezcla de forma yokuay (por sus marcas y color de ojo, además que sus ropas aunque eran parecidas a la de Inuyasha, tenían aire a las de sesshomaru) y mezcla de su forma humana (pelo oscuro y las ropas también similares a las de una miko)

-Sakura… -dijo sesshomaru

-Kagome –dijo a la par su hermano.

Ambos se miraron confundidos, pero luego dieron su atención a ella.

-hola –dijo ella, sonriendo ampliamente, como nunca ninguno de los dos la había visto. Entonces la vieron avanzar un paso y detenerse un segundo, luego dar otro paso y caminar. En un segundo, estaba delante de él.

-te extrañe, en serio…

 

Re: La Fuerza Mas Poderosa (sesshxkag)

Ambos se quedaron en completo silencio, como confundidos. Pasaron unos instantes hasta que finalmente una voz irrumpió en las bellas respiraciones de la muchacha.

-yo también, es un honor volver a tener tu presencia aquí –la cortés respuesta de la casi aguda voz izo estremecer a ambos muchachos, quienes enseguida miraron por sobre sus hombros y vieron parado encima del escritorio a una minúscula personita.

-anciano mioga –reconoció sorprendido Inuyasha, mientras sesshomaru al instante posaba su vista en esa hermosísima mujer.

-hola muchachos! Me alegra volver a verlos a ustedes también…! –dijo la pulga

-pero como..!? –pregunto confundido Inuyasha, quien para el no podía mas que causarle desesperación verse atado a esta confusión total. –Kagome tu… -pregunto volteándose bruscamente y aun sonrojándose mas al ver su fría pero brillante mirada sobre el…

-no, no… no Inuyasha, esta mujer no es Kagome –dijo el anciano, saltando al hombro del hombre que ya no lo miro mas, estaba embelezado en ella.

-quien es? –pregunto otra voz, una que hasta ahora no hablaba. El anciano lo observo pero él solo la miraba con toda su atención sobre ella. Esta volvió a posar su mirada en el anciano.

Inuyasha vio la fría pero extraña mirada de la mujer y sin saber bien por que, por segundos tuvo la impresión que ella estaba mirando algo mas en él, la profundidad, y esa quisquillosa sombra que se dibujaba atrevidamente le daba un tono aun mas místico a la chica. Le dio de repente la impresión que por la manera en que ella lo veía, estaba viendo su alma. Quien era y que se suponía que pensaba, sus sentimientos… se sintió desprotegido, un sentimiento de desnudes delante de esa agraciada y misteriosa criatura. Un escalofrío lo recorrió y como suspendido en el tiempo, al sentir que ella corría su mirada indiferentemente, suspiro un aire que no sabia que estaba reteniendo hasta ese momento. Luego… el tiempo pareció correr nuevamente y la voz de su hermano corrió su atención al serio y auténticamente maquiavélico rostro del hombre de plateados cabellos.

Un nuevo silencio se había vuelto a formar. Ella estaba inmóvil y aunque solo había movido su mirada, siquiera su cabeza había sentido la necesidad de mover con su hermosa delicadeza y tranquilidad, a sesshomaru le causaba una fría impresión sentir el imperceptible movimiento que todo cuerpo hacía al respirar. Su aura era poderosa, y hasta llegaba a marearle, miró con atención su rostro y vio que no había rastro de oscuridad ni maldad, pero tampoco de bondad. Quien era? Esa era su principal pregunta, pero la incógnita mas importante ahora era cómo averiguarlo. Le extraño la presencia del viejo y aun mas la sonrisa que no lograba pasar por alto de la chica. Deseo que ella le sonriera a él de esa manera, y no pudo esquivar ese sentimiento de angustia y vacío, porque ella le causaba eso sin siquiera haber cruzado aun siquiera una simple conversación?

Cuando la pregunta fue susurrada a sus oídos, ella no pudo más que asentir con su cabeza levemente ante la pregunta resurgente de la mirada del anciano. Este salto confiadamente al hombro de la chica, quien volvió a sonreír abiertamente, como si la alegría ante tenerlo cerca fuese infinita. De donde se conocían? Esa era de pronto la mayor duda de los dos hermanos… y quien era? Por supuesto, eso era lo que querían saber.

-señor sesshomaru, Inuyasha –nombro el anciano seriamente, luego de carcajear un poco con la chica, aun sin hablar realmente entre ellos – estoy seguro de que ustedes la conocen a la perfección, pues muchos la conocen de esa manera. Ella es una gran leyenda, aun en estas tierras –dijo mirando ahora a sesshomaru, el dueño de las mismas – inclusive ambos vivieron importantes etapas de sus vidas a su lado –dijo ahora mirándola. Ella estaba seria con su mirada perdida en algún punto (aparentemente interesante) del techo de la habitación.

-esa no es Sakura –dijo la masculina y grave voz con convicción. Estaba seguro de que ella no era, aunque era sí extrañamente similar. Sea como fuese, no era esa que él tanto había deseado, aunque incluso ahora rezaba para que ella fuese quien locamente lo atraía.

El anciano sonrió cálidamente casi de forma instantánea y miro de reojo a Inuyasha.

-por supuesto que no lo es, sesshomaru! –dijo Inuyasha –esta es Kagome, que no lo ves? No es obvio?

Su hermano siquiera escucho las palabras torpes de su hermano, pero la chica si, y volvió nuevamente su mirada al humano. De extraña manera, una vez mas se quedo observando inmóvil su figura, su rostro, sus negros cabellos. Inuyasha una ves mas se sintió extraño e intimidado ante esa mirada, y sesshomaru por supuesto que lo noto. Se pregunto qué era lo que hacia que mirara de manera tan profunda a su hermano y siquiera lo mirara una ves a él.

-yo soy quien alguna ves ustedes conocieron –se alzo la voz de la mujer, templada y sin signos de resignación o temblitud, era seria y hasta formal. Los dos hubieran jurado que era unos tonos mas graves de lo que alguna ves fue de ser esa que ellos esperaban –solo que en esta ocasión, soy yo y nadie mas. –por primera ves ella le dedico una atenta mirada a sesshomaru, quien le correspondió sin dudar.

Ambos parecían estar atentos a las acciones del otro, como peleándose a ver cual de ambos pares de ojos eran mas intensos. Ella simplemente sonrió al cabo de unos segundos, la simpleza con la que había sostenido aquella mirada confundió a Inuyasha, quien no estaba seguro de si había sido demasiado profunda, o de hecho nada.

Sesshomaru vio en sus ojos ese brillo realmente llamativo, misterioso pero a la ves atractivo, casi sensual. También vio la sombra en la bella mirada, y le dio la impresión de… sabiduría acaso? Al verla, de esa manera, tan imponente pero simple, tan perfecta, le daba la impresión de un prócer, de una persona, de un ser con infinitas vivencias y miles de años encima.

-les presento a Kagome –dijo Mioga, atrayendo una ves mas su atención. En medio de estas palabras, un bufido de victoria y buen augurio por parte del humano izo sonreír macabramente a la chica, quien lo miro como reprochándole al chico su presurosa ignorancia –y a Sakura –concluyo mirando a sesshomaru.

Los dos quedaron en silencio. Ella miro un segundo a cada uno y luego sonrió

-soy ambas, es cierto. Pero en este último tiempo eh vuelto a ser quien fui hace mucho y poco tiempo, y finalmente eh establecido mi equilibrio. Al fin estoy orgullosa de volver a la vida, y poder ser quien hace muchos años debí representar en estas tierras. Sesshomaru… -llamo en medio de su confuso discurso, mientras se volteaba con el anciano en su hombro izquierdo –tu abuelo te manda saludos –dijo ya llegando al marco de la puerta

Este entreabrió sus finos labios aproximadamente un milímetro, solo él notando su propia sorpresa. Inuyasha sin embargo, se adelanto y camino hasta ella, llamándola por su nombre de miko de hacia ya unos cuantos años atrás. Esta detuvo su paso pero no se volteo ni dio muestras de querer hacerlo.

-nuestro abuelo esta muerto, Kagome –dijo con un nudo en la garganta, no atreviéndose a tocarla siquiera, compungido por la sarta de cosas que de pronto estaban atacando a su humana mente

-y yo también lo estuve –concluyo, saliendo del todo de la habitación.

Aunque él quiso, su cuerpo se mantuvo estático, renuente a moverse. Las ganas de hacerle responder sus dudas era grande, pero su manera de ser y sus grandes dudas a razonar lo vencieron y pronto su mirada se perdió en el vagabundeo de sus pensamientos. Quien era? Y que quería decir con todo eso? Ella era entonces Kagome, aquella humana? Pero también su Sakura?.... si, el había aceptado que ella lo era cuando vio en aquella batalla esa dura verdad detrás de las mentiras, cuando fue la batalla lo que la obligo a mostrarse, pero ahora que la veía así, y recordaba con exactitud su aura, no había pizca de poderes sacerdotizales en su forma. Su estatura, su perfil, sus marcas… no parecía la yokuay que el había conocido, parecía ser el yokuay de aquel yokuay en cuestión. También estaba las dudas de cómo conocía a mioga, y peor aun, la duda de si ella había ido al infierno. Que le había querido decir con lo de su abuelo? Acaso el también no debería estar en el infierno? Claro, entonces con esto le estaba diciendo que de hecho ella sí había ido al infierno de alguna manera, pero la mayor de las dudas, una de las más existenciales surgió… como izo esa mujer para salir de las mismísimas garras de infierno?...


Sus pasos se volvieron veloces y audaces al paso del bosque. Los árboles mas altos eran su camino y los saltos se tornaron largos y ágiles. Los zumbidos en sus oídos cantaban suavemente, como diciéndole secretos al pasar. De pronto, sintió un leve picazo en su cuello.

-mioga, se mas cortes –reprocho ella parándose de golpe en una de las copas mas altas de los árboles. Sus cabellos cayeron tal y como una cortina y chocaron suavemente contra su espalda baja. Ella sonrió al sentir el aire acariciar su rostro.

-hay señorita, lo lamento. Porqué nos detenemos? –pregunto el anciano, insólitamente acompañándola en su largo viaje, en el cual en tan solo una hora estaba casi en los limites de las tierras Norte de la era feudal.

Ella sonrió y lo miro bajando su mirada sobre su hombro.

-creo que lo más sabio seria ir a donde los elfos, ellos me llamaron después de todo y fueron la razón de mi venida a este mundo nuevamente.

-si, es cierto, pero que piensa hacer con los hermanos señorita? Claro… si no es mucho problema responder… -pregunto el anciano lentamente.

-déjate de cursilerías, Mioga. Y llámame por mi nombre, hace muchos años que nos conocemos –dijo saltando nuevamente hasta otra rama –y por cierto –se detuvo nuevamente- Mioga…

-si?

-crees que esta misión sea complicada?

El se quedo en silencio mientras ella retomaba sus saltos. Él también escuchaba los susurros de los árboles, y como su sapiencia y vivencias le indicaba, simplemente se resigno y se sentó fieramente agarrado de las ropas de ella mientras disfrutaba.

Tres horas pasaron cuando al fin llegaron al esperado claro. Allí los árboles estaban oscuros, tal y como si la noche fuera su amiga, la mujer se detuvo en tierra y su vista se afino. Afuera, del otro lado de las hojas fuertes y mas gruesas de lo normal, aun estaba el sol alumbrando levemente.

-árboles –dijo ella luego de esperar de pie unos minutos, con el anciano saltando entre el húmedo pasto –por favor, os suplico muéstrenme un camino por donde llegar a donde me han citado.

Sus ojos se cerraron y al instante se concentro. Aunque una parte aun seguía pensando en la corta visita a ese gigante castillo, donde estaban esas personas que habían hecho latir velozmente su corazón apagado ahora por sus fuertes poderes, en otro lado su mayor desvivencia era codificar esa misteriosa carretera por el cual ella debía transitar sin falta.

De pronto, una luz encandilo su mirada, y al abrir sus ojos, vio como de la nada, un camino se había abierto claramente entre las raíces de unos árboles frente a ella. No dudo comenzar a caminar seguida del anciano.

-no te preocupes, no hay peligro a donde vamos –le anuncio, bien sabiendo que las costumbres que ahora recordaba que tenia hace unos ciento de años, aun las tenia. Ella sabia todas estas cosas, pues en su paso por el infierno además de entre muchas otras cosas, había mantenido su memoria en su vida como miko pero también había recuperado de la su forma yokuay hace unos 500 años atrás.

-muy bien –sonrió el anciano, saltando detrás de los largos pasos de la mujer –confío en usted.

-oye mioga –llamo ella –ya se que estas aquí para cumplir con la antigua petición que alguna ves te izo el abuelo de sesshomaru ( ya le invente un nombre? Bueno no me acuerdo, por ahora pienso llamarlo así XD) pero si en algún momento te sientes obligado a irte por atenerte a tus “instintos” (nA: Mioga tiene la costumbre de escapar a la mínima que perciba peligro :P) puedes hacerlo, tienes mi consentimiento.

-se lo agradezco señorita –dijo el saltando nuevamente a su hombro –pero por mas que vuelva a descender…-dijo apagando de pronto su vos, ella noto la macabra mirada del anciano hacia el piso y sonrió.

-no es tan malo como suena –sonrió aun mas –no si eres un demonio.

-no la dejare –culmino el, asiendo caso omiso a las palabras de la chica.

Ella volvió a sonreír, más ampliamente. Ya había llegado cuando se detuvo antes de ingresar. De pronto, sintió nuevamente una picadura en su cuello. No levanto ni izo ningún ademán con su mano, pero bramo con descortesía.

-mioga… -reprocho

-lo lamento! Es que… su sangre es taaan exquisita… -dijo con gula la pulga, sonriente mientras se relamía sus labios –además llevo llamándola un buen rato y quería atraer su atención.

-dime –dijo sin muestras de sorpresas al no notar el llamado de la pulga, ella seguía inmersa en sus divagues.

-creo que esta misión suya va a ser muy difícil señorita –reconoció y ella lo miro ahora mostrando algo mas que sorpresa, curiosidad… -pero, también por esto larga. Quería recomendarle que haga caso a aquellas últimas palabras que yo escuche decir a su gran señor, él siempre la quiso mucho y de seguro estará orgulloso de que usted elija a alguno de sus descendientes.

Ella guardo silencio y bajo su mirada unos segundos, como aun mas pensativa. Luego, levanto la vista a cuenta nueva, decidiendo en una silenciosa tregua olvidar el asunto, al ver la corteza del alto árbol resquebrajarse y formarse de pronto una baja puerta por la cual ella, como hacia ya unos meses atrás, había entrado.

El camino no la intimido en lo mas mínimo, y ahora se le izo notoriamente mas corto. Cuando la puerta brillante se le izo vistosa del otro lado, su paso fue ahora más veloz y seguro. A su lado caminaban dos seres, casi tan altos como ella, pero no le interesó en lo mas mínimo dirigirles la palabra. Cuando finalmente se agacho una ves más y sus pasos le dieron lugar a la encandilante luz del sol, ella se estiro y con pose digna de diosa, recorrió el alegre pasto y los árboles dibujados. Ahora en el fondo de este paisaje, observo las lejanas montañas, tan lejanas en ese mundo a través del árbol que parecía fuera de la otra dimensión de donde ella provenía, hasta llegó a sospechar que allí tal ves el invierno estuviera cerca.

-mis saludos –dijo cordial luego de recorrer todo con una ligera mirada, para luego acercarse a la larga mesa que estaba a unos pasos de ella. Unos pequeños con cabellos rizaros o lacios de colores rojizos y rubios de acercaron a ella y esta les regalo varias sonrisas hasta atraer su concentración y vista a los demás que la acompañaban, observándola en todo su ligero esplendor.

-hola, es un gusto tenerte de vuelta entre nosotros –dijo el elfo mayor, sentado nuevamente a la esquina de la mesa. Una sonrisa adornaba su rostro, pero ella no volvió a sonreír al verlo. El aura brillante que lo recorría no la alegraba.

-querido amigo, cuando sucedió y por que yo no fui enterada? –dijo al notar que hablaba con un fantasma, con una representación espiritual ya no perteneciente a este ni ningún mundo mas que el que estaba debajo de sus pies, como muchos otros sentados a la mesa.

-me alegra que me llames tan confiadamente, me desamparaba el alma ver tu desinterés la ultima ves que estuviste ante mi y mis colegas.

-en ese momento no era yo quien hablaba –reconoció ella con una leve sonrisa –cuéntame, al menos en pocas letras lo que te sucedió.

-tan solo llego mi tiempo –reconoció –era hora de descansar en paz.

Un silencio cómodo recorrió el lugar, ante las risas de los niños jugando por allí.

-me siento en soledad, ahora que veo como despertando de un sueño como acabaron las cosas –dijo con un tono de disgusto, recordaba la ultima ves que había estado allí, cuando ella era aun una yokuay, atenta a sus poderes y características. La ves que fue como miko no contaba. Aquella lejana ves que ella tenia en cuenta, la mayoría, sino todos los que estaban ahora allí, brillaban con el latir de sus corazones zumbando tranquilamente a su audición, y ahora eran sus propios latidos lo que la mantenían despierta ante tantos espíritus.

-que tu corazón no se opaque –respondió la elfa, quien sentada enfrente de ella, aun poseía un leve rugir de su motor sanguíneo –que tu mas que nosotros sabes que la muerte no es mas que otro paso de la vida.

Ella accedió con un movimiento de la cabeza y sonrió. Detrás de ella, una silueta se dibujo.

-me alegra que estés aquí –dijo ella.

-podría responder de igual manera, las garras del mismísimo infierno no son suficientes para atraparte, bella.

Ella sonrió, reconocía tan elegantes palabras. A su lado, entre el espiritual elfo y ella, se sentó una alta y plateada figura, apenas se divisaban las líneas semitransparentes de su figura. Este la miro seriamente, pero luego sonrió. Ella también respondió. Luego corrió su cabeza y recorrió las miradas de los demás, todos los que estaban allí habían estado en aquella ultima batalla. Salto de uno en uno, hasta que se detuvo en uno que extrañamente resaltaba de los demás, sus rojizos cabellos y su mirada cetrina también estaba posada en la de ella. De él se desprendía un extraño aura que aunque era brillante, era opaco a la ves. No era oscuro, pero menos claro, era simplemente presente y lo hacia muy hermoso y misterioso, dándole toques míticos a su presencia.

-muchas gracias por dejarme volver.

-no hay nada que agraceder, mas si hay alguien a quien hacerlo –respondió con su grave y potente vos, que parecía vibrar al termino de cada sílaba – estas segura de querer tomar esta responsabilidad? –pregunto seriamente, y los demás observaron de golpe a la mujer. Esta miro de reojo la figura detrás de ella, sentada seguramente mirándola con atención.

-por supuesto, ya me eh comprometido bajo el poder de mi propia palabra, ahora que eh vuelto a la vida… lo mataré.





opa!! aq quien tiene que matar!! :O y a quie va a elkegir... esot y mucho.... mucho mas... inclusive mas faltas de ortografia de la autora querida XD proximamente!!!


love meee


jaja la pomy

beso
y
suerte!

 

Re: La Fuerza Mas Poderosa (sesshxkag)

Sesskag and My Lady... siempre tan fieles :d las AMO


me alegra que les guste taaanto como para oiarme por no seguirlo jajajaja P

me olvide de avisarles, por eso les escribo!!!! tengo e dibujo hecho de la forma de kagome/sakura en este ultimo cap!!!


para la/el que quiera ver la imagen, me tiene que mandar un PM asi le paso, son dos imagenes con ella. lo ice io... pero a mi me gustan asi que me los tienen que pediiir!!!

:D jajaja

beso
suerte

la pomy


pd: ofertaaa.... una imagen de kagome/sakura a la distancia de un simple PM suplicandome que se los pase!!!!!!