— Parece que te quiere mucho — le digo, porque es cierto — ¿Es el único que tienes? — pregunto interesado por la respuesta — ¿Son fuertes?
Danniel sacó a todos sus Pokémon en ánimo de mostrárselos. —No, no es el único. —sonrió sintiendo como el Oshawott subía a su hombro— La verdad es que no he probado su fuerza contra un entrenador...
— No es difícil — afirmo — si quieres, podemos tener una batalla mañana — le añado — ahora mismo no porque estoy muy cansado y ya se ha hecho de noche... Realmente, se había hecho de noche — ya que no hay forma de que puedas salir de aquí, esperaré a que hables con los bailarines, tengamos esa batalla y entonces te ayudaré a salir.
—¡Mola! ¿Pero qué tipo de rojo? —A: Rojo oscuro, corinto. —B: Rojo anaranjado. —C: Pues un rojo normal y corriente.
—¡Me gusta el rojo anaranjado! le añade una tonalidad de firmeza, respuesta B. —Respondió, sonriente.
—¡Guay! Pues tercera pregunta: ¿que elemento te define mejor? —¡A! Doy calambre, ¡como el rayo! —¡B! Me dejo llevar, como el aire... —¡C! Soy firme como la tierra.
Pidgeotto aterrizo enfrente de unos tipos, por lo que sonrei y los salude --hola--les dije sonriendo a los tipos mientras me bajaba de pidgeotto--ustedes son los tipos que me pueden dar la MO de fuerza?-- @GalladeLucario
Cuando llegamos a la Isla, note algo, había pocas personas en ella, mas no reconocía a quienes estaban allí, que embarazoso...en el momento, baje de pelipper de un salto, reingresandolo a su pokéball. Mas no quería ir aquí en primer lugar, en lugar de regresarlo, subi de nuevo a el, y nos dirigimos a otro lugar.
Llegué a la isla con la ropa todavía mojada, estrujando mi chaqueta el agua chorreaba de la prenda. — ¿No puedes prender una pequeña fogata para secar la ropa o algo así? —le pedí al Blaziken. Este se encogió de hombros y encendió una pequeña madera que había en la playa. Cuando mi ropa se secó, decidimos continuar con el viaje y fuimos a la ruta 311.
Fui la primera en llegar al destino, por supuesto; Skarmory clavó sus garras en la cálida arena de la costa norte de la isla, y yo no tardé en descender de un salto. El tipo acero batió sus alas mientras Flareon bajaba de su lomo de un ágil salto y se encontró en mis manos, donde la sostuve afectivamente; había viajado todo el camino acurrucada contra mí, pero ahora era tiempo de apoyar los pies sobre la tierra. Dejé a Flareon sobre la arena y procedí a sentarme en el suelo, apoyando mi bolso en la arena. Me dediqué a mirar al cielo, esperando ver un rastro del Pidgeotto de Hubert o del Doduo de Mitsuki, o incluso quizás a Crobat, regresando con aquel cuarto integrante de nuestro grupo… Contenido oculto @Bruno EVF @Taiga Aisaka
Doddy aterrizo sobre la arena de la isla Caballete, así que me baje de su lomo y tras acariciar ambas cabezas nos acercamos a Effy a sus pokemon. Saque a Rai, Togetaro, Mega, Lax y a Mamo (anteriormente llamado, Pilo) de sus pokeball para que se relajaran, en especial Lax y Mamo. Tras dejar mi bolso y mi cinturón de pokeballs en la arena junto al bolso de Effy y tras estirarme me senté al lado de ella a esperar a Hubert.
Sobrevolando la isla, vi a un grupo de pokémon en la playa junto a dos chicas, Effy y Mitsuki. Altaria descendió suavemente y antes de tocar el suelo, Fósforo y yo saltamos de el tipo volador, aterrizando perfectamente. Fuimos junto a las chicas ansiosos por saber qué tipo de entrenamiento nos esperaría, Altaria trato de seguirnos y al cabo de unos segundos llego a nuestro lado. — ¡Effy, recibí tu nota! —dije sonriendo—. Estoy emocionado por el entrenamiento, vine lo más pronto que pude.
Al poco tiempo de que Mitsuki llegara, mientras aguardábamos a que Hubert nos alcanzara (me preguntaba que le tomaba tanto tiempo), Crobat regresó a mí. No cargaba más la nota con él; sonreí, al parecer había logrado su cometido. Y eso pudo apreciarse poco tiempo después, cuando un Altaria arribó a las orillas de la Isla Caballete. Y junto con éste, Chad Redflame y su leal Blaziken. Al parecer, la nota efectivamente logró convencerlo. —Todo a su debido tiempo, Chad… aún nos falta un soldado.
— Está bien—asentí y me senté junto a Fósforo— ¿A quién esperamos? —dije al cabo de un rato mirando a Effy.
Qué trayectoria tan accidentada. A esta altura, tanto Effy como Mitsuki debían de estar preguntándose qué me había pasado, que demoraba tanto en posar los pies en las blancas playas de Isla Caballete. Es más, el cuarto miembro de nuestros grupo debió haber arribado hace tiempo, encontrándose en la misma situación de interrogante. Plusle, como siempre sucedía en los viajes aéreos sobre Pidgeotto, se encargó de saludar con enérgica alegría a los demás pokémon voladores que nos rodeaban, al punto de ganarse la simpatía de la mayoría. Pero en esta ocasión en particular, el pokémon de Brendan había captado la atención de un Pidgey que, por el aspecto de sus plumas y el movimiento de sus alas, no debía tener más que unos pocos días de vida. Iba acompañado de dos Pidgeots que doblaban en tamaño a mi Pidgeotto. El punto está en que, en medio del viaje, comenzó a conversar animadamente con Plusle. Hubo un momento en que lo invitó a subirse a su lomo. Antes de que pudiera negarme en nombre del tipo eléctrico, éste no se hizo rogar: saltó sobre las plumas del Pidgey y se alejaron demasiado de nosotros, ante las miradas divertidas de los Pidgeots. Reconozco que fue entretenido ir tras el pequeño pokémon para pedirle que regresara a Plusle, pero demandó más tiempo del que me hubiera gustado. Cedió después de media hora, pero demoramos otra media hora en convencer al pokémon de Brendan que regresara con nosotros… ¡Volar en ese Pidgey le divertía una barbaridad! Sobrevolamos dos ciudades y cuatro rutas antes de que se llegara a un acuerdo común. Pidgeotto, que se mostró contrariado ante la probabilidad de tener que perseguirlos todo el día, suspiró aliviado. El desgaste físico sería menor de lo que temía… *** Regañaba a Plusle mientras volábamos la costa norte de Isla Caballete. —Eres tan simpático, pero pareces tener el deseo oculto de que Brendan me mate —reí. Ser severo no era lo mío— ¡Te dije que no te volvieras a perder de esa manera! Apenas concentré mi atención en la superficie terrestre, registré a un grupo de personas cerca de las aguas. La rubia cabellera de Effy era inconfundible desde la distancia, y reconocí a los pokémon de Mitsuki, los cuales rodeaban a su entrenadora. Grata fue mi sorpresa cuando vi a Fósforo, y con él… —¡Mil disculpas por la demora! —dije apenas Pidgeotto clavó sus garras en la arena, no muy lejos de los entrenadores. Me bajé y me acerqué a Chad para estrechar su mano— Tanto tiempo sin verte, qué genial tenerte por aquí —sonreí.