Habitaciones Mundanos Y al final habían decidido abrir la puerta entre dos. Las razones que Amalia había dado habían sido las misma que yo pensé, así que no dije nada más hasta que los dos chicos abrieron la misteriosa puerta. Retrocedí un poco con la mano tapándome la nariz, pues un olor nauseabundo salió del lugar. ¿Acaso encontramos el lugar que usaban de cementerio? Pero no, lo que encontramos fue un antiguo baño abandonado y destrozado. Sin embargo, no era nada que no se pudiese arreglar con un poco de trabajo. — E-estoy de acuerdo — empecé a decir mirando al interior, evitando cruzar miradas con alguien — S-si conseguimos limpiarlo... tendremos este sitio solo para nosotros — expliqué — Y puede que haya algo... — dije finalmente antes de girarme. Aquella vez buscaba las miradas de los otros, curiosa por saber su opinión la respecto.
Habitación Mundanos La curiosidad e impaciencia comenzaban a carcomerme por dentro ante la difícil espera. Max y Seth empujaban con todas sus fuerzas la vara contra la hendidura rebestida de la puerta, y temí que llegasen a hacerse daño en algún momento. Por suerte tenía a Retnuh a mi lado hablándome, así al menos me relajaba en parte por la espera, a pesar de que el hecho de conocer a nuevas personas siempre iniciaba de la misma manera. Me era imposible no ponerme nerviosa al principio. —H-Hum, encantada Reth. Supongo que a estas alturas ya debes saberlo, soy Amalia Lowell —me presenté de la misma forma, sonriéndole al verle temer, quizás, por el hecho de incomodarme con las preguntas—. P-pues, al menos creo que sí. Aunque la mayor parte fue gracias a Max, quien amablemente me acercó a conocerlos a todos vosotros meses atrás. Otras personas simplemente fueron tan simpáticas que incluso con mi timidez no me resultó difícil acercarme, los nefilim sobre todo. Son muy majos, ¿lo sabías? —le comenté, ensanchando mi sonrisa inevitablemente al recordarlos. O más bien, recordarlas. >> Oye... t-tú... ¿te encuentras bien luego de aquel golpe? ¿Sufriste algún daño? —no pude evitar murmurar esto en un tono más bajo, temiendo haber escogido algún tema inadecuado para él. Bajé la cabeza algo avergonzada, y fue entonces cuando todo sucedió. Y la decepción vino consigo. Un olor nauseabundo hizo que todos arrugásemos la nariz y me tapé con la manga de mi brazo, asqueada. Reth y yo nos levantamos al instante y todos nos reunimos ante la puerta recién abierta, tratando de hallar el origen de tan mal olor. Max y Seth se recompusieron del golpe, y Cathy fue la segunda en asomarme. No pude sino lanzar una exclamación de disgusto ante sus palabras. —¿Un... u-un baño, dices? No... no puede ser, ese no debe ser el misterio... ¿Solo estaba rebestida de capas para que el mal holor no escapase? —incrédula me asomé con precaución, pero la escena desoladora ante mis ojos corroboró lo que todos decían, y con él todas nuestras expectativas. Busqué con la mirada a Seth, recordando nuestra charla en el comedor—. ¿Y los pergaminos? ¿Las armas? ¿El portal? ¿Nada...? Ante la iniciativa de Cathy, me limité en asentir con desgano. No tenía ganas de volver a limpiar cosas como esas, ni yo ni ninguno de nosotros, pero no podía negarles mi ayuda a los demás. Me apoyé en la pared de al lado a la espera de que nos pusiésemos todos de acuerdo en ello mientras, por mi parte, trataba de procesar todo esto. Algo importante habrá allí dentro... ¿verdad?
Me adelante un poco a mis compañeros y del suelo tome un trozo de la vara con la que habían abierto la gran puerta, así mismo comencé a golpearla salvajemente contra los marcos de la puerta con una de mis manos mientras en la otra sujetaba con bastante cuidado mi pequeña arma de la cintura. —Recuerden a nuestras inquilinas especiales que suelen saludar con una mordida... Ademas de ello no sabemos que otras cosas puedan haber adentro, es mejor sacarlo desde ahora y ponerse en guardia a esperar que nos tire una mordida al entrar en su casa...— le dije a mis compañeros mientras los invitaba a que tomaran su arma para poder ser precavidos con cualquier cosa que estuviera en el fondo del nauseabundo lugar.
Habitaciones Mundanos Yo saque mi daga de mi zapato para prepararme aloque sea que me preparada en ese lugar. Si sadia que era raro eso pero me gustaba ese toque inesperado, además yo era antisocial e invisible no un cobarde. -esperó que no sea tan peligroso porque me emocionó en gran medida, en especial si es mágico- dije son un toque un poco oscuro. -esperó que no este muy sucio... Eso si yo no limpio los baños ni de loco- me dije a mi mismo. Me voltie esperado una respuesta de mis... "Compañeros. Ya que no lo eran ni lo serán en mi vida en esta loca academia ya que posiblemente eren peligrosos como esos mágicos del la otra habitación.
Me alegraba el hecho de tener amistades por estos lares, y como siempre, el duo dinámico hacia acto de presencia para desvelar los secretos que se hallaban tras la puerta. Amalia me había respondido de manera tan dulce que no pude evitar sonrojarme - Eres muy amable - le devolví la sonrisa y miré a los muchachos. Al instante que la peste comenzó a hacerse notar solo comenté -No fui yo Intenté asomarme y me agradó la idea de limpiar el baño. -Esto será interesante.
Estuve a punto de entrar, poder ver con mis propios ojos, el interior de tan misterioso lugar, estuve a punto de esbozar una gran sonrisa, pero rápido un olor fétido inundo mis fosas nasales, haciéndome dar varios pasos hacia atrás, mientras mi mano rapidamente tapaba mi nariz. "¿Qué rayos?", me pregunté, mis ilusiones desaparecieron de manera fugaz. Ante mi, se encontraba un baño, sucio y apestoso, suspiré, abrí mis ojos, todos mis posibles sueños se destruyeron. Me eché de hombros, me sentía decaído, miré a mis compañeros, todos estaban confundidos. Algunos estaban escépticos y creían que dentro podría haber algo más, pero para mí, sólo era un baño más cerca... "Maldita sea", me dije. —Parece que la emoción era demasiada...—sin mucho ánimo sentándome en el suelo, aún con la nariz tapada. Amalia, parecía más sorprendia que yo, reí por su reacción, ambos teníamos probablemente expectativas muy altas sobre lo que sería. Mientras, Will había despertado de su sueño infinito, pero ahora estaba preparando a algunos compañeros para la guerra contra... ¿Fantasmas? Me levanté nuevamente, ya un poco en mi, aún estaba mojado, me sentía agotado mentalmente con todo el embrollo con la chica Ángel y ahora que quiero un baño.... debo limpiar un baño. Tomé las mangas de mi sudadera y la coloqué hacia atrás.—Mejor empezados, no se ustedes, pero yo ya quiero ducharme, aún cuando sea en un horrendo lugar como ese...—dije volviendo a suspirar.—Es hora de trabajar y lavar éste lugar.—dije sin mucho ánimo, adentrándome hacia el interior, esperando que nada me saltara encima o al menos encontrar una extraña pieza de oro.
Miré la reacción de Seth, y casi parto en risa. No obstante, luego de que él entrara al baño yo le seguí detrás con una cara disgustada por el mal olor. Lo único que podría aparecer por acá es un chiguire - obviamente me refería a una rata gigante, aunque pocas veces la gente entendía mis similitudes o comentarios debido a que soy de una región bastante alejada de las zonas rurales. Justo al frente vi un tobo, sin embargo, este estaba lleno de polvo. ¿Servirá esto? - le pregunté a Seth, mientras observaba alrededor - ¡AMALIA! - grité - ¿Serías tan amable de conseguir algo que ilumine más este lugar, por favor? Mirando hacia la izquierda pude observar algunos huesos de ratones y varias cucarachas muertas. Oye Seth, deberíamos intentar abrir las manillas a ver si hay flujo de agua. - le dije, mientras observaba las duchas. Contenido oculto @EN Auditore @Liza White
Habitaciones Mundanos Tiramos con fuerza, Seth y yo, hasta que la puerta cede y conseguimos abrirla. Pero no sin destrozar la palanca que hemos usado, y además caer de bruces con el consiguiente golpe. Seth se incorpora rápido, pero yo me caigo de culo y me quedo en el suelo, con una mano apoyada en el suelo y la otra en la cabeza, que me duele después de chocarme contra la pared. No he tenido tanta suerte como mi compañero. Lo hemos logrado, pero la consiguiente reacción de mis compañeros ante el interior de la sala no es demasiado alegre que digamos. Me llega un olor nauseabundo, al tiempo que Seth entra dentro, dejándome pensar como puede tener tanto aguante como para soportarlo. Comentan que es un baño abandonado... Vaya misterio que nos hemos encontrado. Con las películas que teníamos en la cabeza, y al final un simple baño mugriento y solitario. Aunque, pensándolo por el lado bueno, si conseguimos que funcione no tendremos que salir de la habitación para subir hasta arriba. Vamos a estar incluso más cómodos que los ángeles... Sin ventanas, eso sí. Y después de hablarlo entre todos, llegamos a la conclusión que vamos a tener que limpiar el baño. No es lo más agradable, ya hemos estado la mañana de limpieza, pero aún así estoy motivado. Algo que hacer siempre es bien recibido. Aunque, Will nos advierte de los posibles peligros que pueda haber dentro. No puedo pensar como va a haber nada allí dentro con ese olor que es peor que una alcantarilla. Eso tiene que estar más muerto que una tumba. Miro a los compañeros de cuarto, y me sorprendo al coincidir miradas con el chico de antes. Así que al final se ha animado a acercarse, aunque le noto muy reticente. Nada más le sonrío, y me levanto del suelo para sacudirme el polvo del pantalón. —Vaya vaya... Conque un baño... Veamos que tenemos que hacer —avanzo con los demás, Seth y Retnuh, hacia el interior del baño. En cuanto lo veo, es peor que el olor que desprende. Todo junto se comprende como un mejunje de suciedad y porquería, moho y restos putrefactos... Ni comparación con la limpieza de la habitación. Esto debe llevar siglos enclaustrado. Vamos a necesitar productos de limpieza como la otra vez, habrá que acceder al cuarto de la limpieza en algún momento, junto con la luz —me giro para decirlo en voz alta, pero sobre todo dirigiendo la mirada a Amalia. Ha cambiado tanto en estos meses, antes tan temerosa y delicada, y se la ve valiente y dispuesta. Me alegro un montón por como ha evolucionado. Salgo del cuarto, porque no soporto el olor nauseabundo, y me coloco al lado de ella— Ojalá que podamos terminar la limpieza rápido y logremos nuestros propios baños —le digo mirando hacia la puerta destrozada en el suelo.
Habitación Mundanos Abandoné la habitación poco después del descubrimiento de la puerta, pues no era capaz de aguantar mucho más con aquel olor de por medio. Sentada en el pasillo que conducía hacia la salida de las habitaciones podía escucharlos hablar, quejarse por el asqueroso estado del baño y para mi sorpresa alguien comenzó a golpear algo con mucha fuerza. ¿Acaso vivían ahí algún tipo de bichos peligrosos como para formar ese jaleo? Ladeé la cabeza sin entender, sin dejar de taparme la nariz en ningún momento hasta alejarme lo suficiente. Pronto escuché a Retnuh gritar mi nombre y me levanté asustada, asomando mi cabeza desde el otro lado de la puerta para ver lo que ocurría; ¡n-no estaba vagueando, s-solo...! "¿Serías tan amable de conseguir algo que ilumine más este lugar, por favor?" —¿Qu-qué? ¿Algo para alumbrar...? ¿S-solo... solo era eso? —jadeé, con el corazón aún golpeando con fuerza contra mi pecho. Mis mejillas se enrojecieron entonces y no pude evitar fruncir ligeramente el ceño, aún con el susto en el cuerpo—. ¡N-no hacía falta gritar, jo! En fin, yo me encargo de buscar los suministros entonces... Suspiré, alejándome una vez más para acabar volviéndome a sentar en el suelo, tratando de recordar dónde se situaba exactamente el cuarto de limpieza, y si sería conveniente preguntarle a la decana si en la academía había linternas o algo similar para alumbrar. No quería irme de la lengua y que se acabasen enterando de lo que estábamos haciendo, lo que menos quería ahora era acabar metiéndolos en problemas por mi culpa. Abracé mis rodillas pensando en alguna otra alternativa, cuando escuché a alguien acercarse. Sonreí al ver la silueta de Max sentarse a mi lado. "Ojalá que podamos terminar la limpieza rápido y logremos nuestros propios baños" —Al menos somos muchos, creo que nos llevará el mismo tiempo que aquella vez redecorando nuestro cuarto de las ratitas inquilinas —recordé con cierta añoranza el primer día en la academia y nuestro encontronazo con las pequeñas amiguitas. ¿Quién iba a decir que acabaría haciéndome su amiga? Reí por lo bajo sin poder evitarlo—. Por cierto, ¿dónde crees que pueda buscar algo para alumbrar el baño? Estuve pensando en preguntarle a la decana, pero no sé si es una buena idea...
Habitación Escoria Después de la pequeña plática con Seth había vuelto a la biblioteca a leer el libro hasta que prácticamente lo terminé, después tal vez... solo tal vez dormí un rato aprovechando el silencio de la biblioteca pero ya sabía que no podía seguir así más tiempo, de hecho, comenzaba a desesperarme un poco. Así que, algo decidida dejé el libro en su lugar y comencé a correr por los pasillos hasta comenzar a bajar rápidamente las escaleras hasta donde sabía que estaba la habitación de los mundanos peero... jamás había ido. Y a decir verdad, no había ninguna regla que me impidiera visitarlos, menos en un momento de aburrimiento. Y.. lo primero que me encontré fue una puerta de metal, ladee ligeramente mi cabeza algo confusa, era muy diferente a la nuestra, sacudí un poco mi cabeza y sin más entré a la habitación, notando las diferencias entre nuestras habitaciones pero un así seguí caminando, mirando las puertas que me suponía que eran las habitaciones hasta que noté un extraño tumulto de gente, ¿eso era a lo que se refería Scarsbury? Me acerqué con un característico silencio tal vez mejorado por los entrenamientos y a los primero que vi sentados fueron Max y la Pollito un poco lejos de los demás y de una puerta, me coloqué detrás de ellos y los rodee con mis brazos quedando mi rostro en medio de ambos, aun así cuidando de cualquier movimiento en falso de que alguno de ellos dos sacara su daga por el susto. — Hola, hola pequeños~ — les saludé tranquila mirando a los demás presentes — ¿Así que esto es lo que Scarsbury nos dijo que harían?, los envidio un poco, siempre estan rodeados de misterios — reí levemente y los miré a ambos esperando su reacción, y también... ¿que pensarían los demás de verme aquí?
Habitación Mundanos Yo estaba viendo a los demás y me puse feliz o un poco al sader que estaban dispuestos a lavar el lugar. Eso era bueno para mi porque eso significa que sólo en misiones podía ver eso malvados y despreciables mágicos y en vez en cuando en le comedor, pero podía irme en un lugar apartado de ellos. -alguno sade un lugar en don— pero no pude terminar de decir nada ya que un escalofrío recorrió mi espalda, eso era raro ya que solo sentía ese escalofrío cuando un mágico estada sercas pero eso era raro sólo éramos nosotros en la habitación. Así que volteó y lo que vi me heló la sangre y hizo que mi pupilas se empequeñceran. -un mágico- dije Para después soltar mi daga y dar un grito de terror. -¡aleja té de mi, no me hagas daño!- dije corriendo a mi cama y como pude meterme de bajo de esta temblando -vete, por favor te lo suplicó- le dije a ella. Las imágenes de aquella noche rellenaron mi mente. Esas imágenes que me atormentan cada vez que veo un mágico, era como un maldición inexplicable. -Emili ayuda, Emili te necesito por favor- dije llorando fuertemente.
Habitación Escoria Y antes de que cualquier cosa sucediera, un chico que realmente no recordaba haber visto, tal vez porque no me había fijado en él o algo parecido pero su cabello era igual que el de Amalia, ¿es que acaso tener el pelo de ese color los hacía tímidos?, bueno, de cierta forma era curioso ver esa reacción teniendo en cuenta que alguien había tenido una reacción parecida pero en vez de miedo, era más bien odio. No me moví de mi lugar para evitar espantarlo más de la cuenta, solo me puse de pie nuevamente y me arreglé un poco mi ropa — Tranquilo, tranquilo...— dije con un tono de voz extrañado o tal vez curioso, llegaba a pensar que este chico pudo haber estado estos 6 meses huyendo de nosotros me causaba cierta intriga — Que soy alguien totalmente inofensiva, ninguna intención de ir a hacerte daño o algo parecido, sería algo totalmente extraño. — Coloqué mis manos en mi cintura y me recargué en la pared aun detrás de Max y Amalia con, a mi parecer, bastante distancia del chico y solo por si acaso le entregué mi daga a Pollito para que se sintiera más seguro. — ¿Mejor o sigues igual?
Mientras Seth y yo nos disponíamos a limpiar, un grito me asustó de repente, que se me cayó el tobo. Al Asomarme era aquel nuevo, con lo que comenzó a pedir ayuda a Emili. Observé que miraba fijamente hacia el fondo y me di cuenta que eran Max, Amalia y Jesse. Espera... ¿Jesse? Un Nefilim por estos lugares... Esto es extraño. - miré al chico pelirosa y supuse que esta atemorizado por Jesse. Oye, no te conozco pero no seas tan cobarde. - le dije, mientas me acercaba a él. -Además, dudo que la hermosa Jesse te haga daño, ¿O me equivoco? - le dije mientras observaba a Jesse. - Ah! Por cierto, un placer, soy Retnuh. Contenido oculto @Nekita @Pichu bliz
Habitación Mundanos Sorpresivamente y cuando pensaba que ya nada en el día de hoy podría sorprenderme de forma grata, alguien más hizo acto de aparición en nuestra habitación. Pegué un brinquito del susto que me llevé al sentir a alguien abrazarme por el cuello al mismo tiempo que lo hacía con Max, pero al girar la cabeza para ver quién era... no me lo hubiese esperado. —¡Hola Jesse, qué sorpresa~! —exclamé con alegría, viéndola admirar el cuarto con cierta curiosidad en su primera visita aquí. Era la primera vez que un Nefilim pisaba nuestro cuarto desde que llegamos a la academia, algo curioso a decir verdad. ¿Eso significaba que yo también podría subir de vez en cuando a visitar la habitación Nefilim? ¡Quería ver si era tal y cómo había oído!—. Pues sí, hemos estado con el misterio de esa extraña puerta de allí metido en la cabeza bastante rato, pero al final solo ha resultado ser un baño... Al menos no tendremos que sub- Un grito detuvo de súbito mis palabras, haciendo que los tres asomásemos la cabeza hacia el origen de tal escándalo. Al estirarme un poquito para poder ver mejor la escena, hallé entonces al chico pelirrojo (¿o pelirosa?) acurrucado en su cama llorando y pidiéndole a Jesse que no le hiciese nada, como si acabase de ver a un mostruo horrendo frente a él. Me extrañó bastante este hecho, pensaba que en estos seis meses los mundanos más reticentes habían acabado conociendo mejor a los Nefilim para no juzgarlos así, incluso Will. Pero él... ¿cómo podía llegar a tenerles ese miedo aún? —Oye, chico... —murmuré con cierta delicadeza, levantándome con la daga de Jesse en mi mano y acercándome a la cama del afectado. Me senté a la orilla de su cama y lo destapé un poco, tratando que dejase de patalear para poder escucharme. Fruncí un poco el ceño cuando me vio, y guardé la daga por si acaso no le inspirase demasiada confianza—. ¿Acaso no te enseñaron a no juzgar un libro por su portada? Yo no sé si tuviste algún problema pasado con otros Nefilim o no, pero no está bien ir acusándolos a todos por algo que no son... ¿no crees? Ellos son buenos, anda, aprende a convivir con todos aquí, ¿vale? Nunca se sabe, quizás algún día necesites de su ayuda. Tras decirle todo lo que creí necesario regresé junto a Jesse y Max, habiendo perdido ya esa seguridad en mis palabras por la verguenza de haber captado la atención del resto al menos unos instantes. Quizás con un pequeño rubor en mis mejillas, no lo sabía con exactitud, le tendí de vuelta la daga a Jesse con una sonrisa, observando a Retnuh intervenir de igual forma. Esperaba que el esfuerzo de hablarle hubiese servido al menos para abrirle un poquito los ojos, aunque... no estaba muy segura de haberlo conseguido.
Habitación Escoria Yo ya no había dicho nada más después de darle mi daga a Pollito pero, los demás compañeros del chico si que habían intentando calmarlo y aclarar que en definitiva no era mala, incluso un chico el cual no le había hablado mucho en estos 6 meses pero aun así había dicho algo a mi favor y se agradecía además que nunca estaba demás los halagos, esa clase de cosas no eran para nada malas o molestas. — Un placer, Jesse — sonreí y le saludé desde mi lugar observando como Pollito me devolvía mi daga y yo la guardaba tranquilamente en mi bolsillo sin prestarle mucha importancia en la situación aunque... no creía que fuera un miedo necesario a los nefilim, si no más bien.. a los subterraneos, eso sí sería mas sensato. — Aunque quiero que sepas que no importa en lo absoluto que te sientas así con mi presencia, pero... creo que me confundes un poco con los subterráneos, ya sabes... hombres lobos... vampiros.... hadas...— Y aunque a mi en lo personal no me afectara hablar de ellos, siempre habría una pequeña espina sobre el tema y demás. — Piensa que soy la parte de la rama muy distinta a ellos, así de fácil... — me alcé de hombros algo despreocupada y pasé una de mis manos por el cabello de Amalia, un pequeño agradecimiento silencioso. Esperaba ganar un poco de confianza.
Habitaciones Mundanos ¿Cobarde, que son bueno y los juzge? Estos tonto apenas saden de mi y piensan que soy nuevo teniendo en cuenta que llevó los mismos meses como ellos. ¡Pero que cinismo! Hablándome como si me conocieron como si fuera su amigo. Ellos eligieron no hablarme y de la nada comienzan a dialogar con migo. ¡Los mágicos me secuestraron, los mágicos intentaron matarme y los más importante, los mágicos mataron a Emili! Decidí mejor cantar una canción que me recordada mi dolor y mis penas para que mimo supieran que yo les tengo a.m.o.r a esos malditos mágicos. Hoy, mi vida esta acabada y los mágicos me acosan más, y me muero de terror. Sus ojos brillantes me vigilan a cada paso y les tengo miedo a cada instante yo. Y me dicen que son bueno, que no me lastimarán, que me inventó que son mosutros y que ellos sólo me quien ayudar. Que es imposible que me quieren hacer daño y no me van a matar. ¡Nadie sade quien soy! Yo sufro y cada noche con pesadillas me siento más pequeño, ustedes ni amigos son y intentan calmarme. Ustedes ni se empeñaron en hablarme o conocerme, ustedes no saden que cada noche lloró. Ooooó través una pesadilla más y tengo miedo de dormir. ¡Yo les tengo a.m.o.r! Y no entienden. Yo sólo quiero un amigo, no tener miedo de dormir ni de los mágicos nuca más. ¡estoy tan harto! Intento borrar esas imágenes borrosas de mi mente. Esos mágicos del bosque intentaron matarme. Cooopppppeeeennndeeeeeeemeeeeee no se lo que me pasa, son mustros para mi. Loooooo siiiiieeennntoooooo quiero ser tu amigo pero no puedo. Y así termine esa rara canción. -lo siento, se nota que eres una gran persona y una gran amiga... Y también eso va dirigido a ustedes. Pero cada vez que veo a un mágico miro una escena que quiero olvidar... Pero puedo al menos intentar llevarme mejor con ustedes. Me... Me llamó Pablo Almería pero me pueden decir hachikō de cariño si quieren- deje saliendo un poco temeroso pero un poco firme de las cobijas. Ella no tenía la culpa de que me paso mínimo darle una oportunidad por esta vez.
Habitación Escoria Me acerqué un par de pasos a él entre un pequeño suspiro, solo para que estrechara mi mano y el saludo fuera más formal, él nos seguía confundiendo con los subterráneos, por lo que había dicho había tenido una experiencia traumante con ellos pero de igual forma nosotros no teníamos nada que ver con eso, de hecho.. que él estuviera aquí solo implicaba que un nefilim había ido por él, así que.. era un poco confuso el tema. — Yo soy Jesse, pero eso creo que ya deberías saberlo — reí levemente pero luego volví un poco a la seriedad — Pero necesitas saber que los Nefilim no son tus "monstruos", yo no me convierto en un lobo en luna llena, yo no chupo sangre, yo no hago magia o estoy destinada a siempre decir la verdad, somos completamente distintos. — Llevé una de mis manos a mi nuca, sin saber si eso realmente aclararía algunas cosas. — Porque, que estes aquí no te hace nada distinto a mi, así que, no le des tantas vueltas al asunto, ¿esta bien?
Habitación Mundanos Yo me confundí un poco y entendí lo que pasada no tenía puestos mis lentes así que de mi bolsillo izquierdo los saque así pude ver mejor, ya que desde la comida nuca me los puse. -o pero si eras tu.... De acuerdo eso va ser muy vergonzoso pero te confundí con alguien mas- Eso me recordada quien era la chica que me atacó en el bosque el día del oso. -bueno en realidad ya te conocía desde el inició sólo que no soy bueno hablando - le dije. yo no era igual como la pequeña y linda Amalia o como decidí llamarle fluttershy. -además yo ya sadia sus nombres sólo que por una rara razón nunca notaron mi presencia hasta hora- les dije. Muy apenado puesto que nuca solía hablar con ellos y me apartada un poco. Era muy penoso así que me cubrí con la sabana para que no notaran que estaba rojo de vergüenza. -lo siento sempai, no era mi intención actuar así... Pero por otro lado ya saden como me llamo y esperó que esta vez me noten un poco- dije aún cubriéndome la sabana.
Habitación Mundanos Jesse tomó la daga, acariciándome el cabello por un momento como supuse se trataba de un "gracias" a su manera y se acercó al chico, tratando de convencerle con sus palabras de todo cuanto debía acabar por entender sobre su especie. Me mantuve en silencio apoyada en la pared, observando sobre todo las reaciones de Pablo, y no pude evitar sentirme algo identificada con él. Al parecer como supuse tuvo un pasado trágico con algunos seres mágicos (aún no sabía si hablaba de Nefilim o no, Jesse parecía que tampoco), y por eso se reusaba a confiar en ella. Por suerte, sus argumentos acabaron siendo suficientes como para hacerle cambiar algo de idea. O al menos, eso es lo que pareció. No pude resistirme en acercarme de nuevo al chico hecho bolita bajo las sábanas, situándome junto a su cama a la espera de que abandonase su "refugio seguro". Quizás... empatizaba con él porque me recordaba a mí un tiempo atrás, no lo sé. Solo sé que tenía que sacarle de su burbuja de alguna forma. —O-oye... —tiré varias veces con suavidad de la sabana para llamar su atención, agachando la cabeza avergonzada—. Lamento si no nos acercamos mucho a ti antes, realmente lo intentamos pero tú huías siempre y... bueno... se hacía complicado. Pero ya sabes, puedes venirte con nosotros cuando quieras, tienes la suerte de que aquí todos son bastante agradables, no te costará cogerles cariño. >>S-solo... intenta no huir la próxima vez, ¿sí? —reí con suavidad, esperando que así fuese. Cuando creí que prácticamente la situación se había relajado un poco volví a sentarme en una de las camas cercanas al resto, esperando indicaciones de parte de alguno de los presentes para saber dónde conseguir lo que necesitasen en la restauración de los baños. Al menos trataría ser de ayuda, a pesar de que lo que ahora más deseaba era descansar un poco de tan intenso día.
Me quedé observando al chico, y me reclamó de que lo estaba juzgando. Me quedé observando mientras Jesse y Amalia se acercaban a él y hablaban. Luego de unos instantes, entredí su punto de vista. -Lo siento, no pretendía incomodarte ni juzgarte. Tampoco sé por lo que haz pasado. Tampoco nos conocemos y no veo éste un mal momento para hacerlo. - le extendí mi mano para que la estrechara. - Retnuh Rodazac, vengo de una zona alejada de las ciudades.
