En el camino apareció un Tentacool, nos miro de arriba a abajo y podría jurar que lo vi sonreír, de inmediato me preocupe y cuando estaba por pedirle a Drifloon que lo alejase ya estaba cubierta de lodo por culpa del malvado pokémon.
Drifloon se reía a nuestras espalda, claro, como ella flotaba no recibió el ataque de lodo de parte de ese cruel Tentacool. La mire molesta y cansada, ya aprenderá a no reírse de la desgracia ajena. Le susurré algo a Goldeen, ella asintió encantada, yo me afirme con fuerza. En unos segundo Drifloon se encontraba enlodada, lastima que al jugar hubiéramos molestado a un par de pokémon. Claro que nos lanzaron agua en lugar de lodo, cosa que agradecí bastante.
El resto del trayecto fue rápido, ningún pokémon se nos había acercado y ya veía el final del pantano cerca.
Cada que avanzábamos al final del pantano este dejaba de ser tan lodoso, así que Goldeen nadaba con mayor facilidad y dejaba de salpicar barro por todos lados.
Ya estábamos a mitad de camino y mis ánimos habían vuelto, ningún pokémon nos molestaba y tampoco los molestábamos a ellos, lo ultimo que me faltaba era mas suciedad en mi cabello.
Vi algo azul en el fango y pensé que el Tentacool de antes había vuelto por más, suerte para mí que no lo ataque ni nada, ya que aparecieron unos bigotes blancos informando que no era lo que yo creía, no sabia que pokémon era y tampoco me interesaba saberlo, solo quería irme del lugar.
Drifloon ya se había limpiado el lodo, pero ahora estaba empapada y como buena chica que es fue y me ayudo a quitar los restos de barro de mi cabello, la ropa ya la había dado por sucia y no creia que valiera la pena limpiarla, luego quiza me limpiaria con una toalla o quiza me cambie la vestimenta.
Ya estábamos llegando, el final del pantano de veía tan lindo, claro que después de todo lo que pasamos nada podía ser mejor que salir del lugar.
Y cuando estaba por llegar paso algo desastroso, un par de Golduck estaban asiendo una carrera, pasaron dejándonos al medio, nos salpicaron enteros y luego me lanzaron al agua, eso si que fue crueldad, por suerte era de las zonas menos lodosas, así que subí nuevamente en Goldeen y le pedí que acelerara el paso. Cuando llegamos al final del pantano me sentí feliz, al fin mi tortura terminaría, regrese a Goldeen a su pokéball y con Drifloon nos fuimos sin mirar atrás.
Llegamos al Gran Pantano y un clima extremadamente húmedo comenzó a recorrer nuestros cuerpos, al aterrizar aparentemente en un monticulo de tierra estable baje del lomo de Flygon y lo regrese a su pokebola, libere a Swampert y trepe en el. —Bien Swampert vamos directo al barro, necesitamos encontrar un Skorupi de acuerdo?— Mi pokemon asintió después de ver la imagen del pokemon en la pokedex y comenzamos la busqueda, mi pokemon ingreso al lodo de un salto manchando toda mi vestimenta pero le di poca importancia, el se veía feliz al nadar entre esa tierra con agua lodosa. De un momento a otro un Nidorino nis hizo frente mientras avanzabamos, por muy interesante que pareciera el pokemon no era el que estaba buscando asi que decidimos continuar.
Al adentrarnos mas al Pantano poco a poco mi ropa terminaba peor, y mientras mas me ensuciaba Swampert mas se divertía, para el era lo mejor encontrarse en un habitat que normalmente el suele disfrutar. —Logras ver algo amigo? tu tienes mejor vista aquí que yo, asi que seras indispensable para encontrarlo, vamos confío en ti amigo!— Le di unas ligeras palmadas en el lomo mientras avanzabamos mas en el fango. Un Scraggy paso corriendo mientras sujetaba su piel que parecian unos pequeños pantalones y logro perderse de nuestra vista a lo lejos.
—Skorupi! Aparece por favor! Tengamos una batalla!— pero parecían en vano mis gritos pues el pequeño pokemon escorpion no aparecia. Swampert movía algunas rocas, algunas grandes masas de fango y se sumergía para buscarlo pero era algo difícil, se trababa de un pokemon pequeño sin embargo lo que nos hacia la tarea un poco mas sencilla es que era un pokemon de un color muy poco común y podía resaltar entre el fango. Un Hippopotas libraba una batalla contra un Nidorino cerca de nuestra ubicación, peleaban con tanto espíritu y energía que contagiaban sus fuerzas por querer ganar.
Libere a Rufflet para que nos ayudara a buscar desde el cielo, era un polluelo pero su evolución tenia una vista privilegiada así que probé suerte con el para ver si encontrábamos al pokemon mas fácilmente. Pero los intentos eran en vano, un Sandile paso moviendo su cola con un ritmo bastante genial, seguido de un Hippopotas y un Croagunk, al parecer disfrutaban vivir por estos lugares.
—Solo un poco mas chicos, debe de aparecer pronto, lo presiento...— Le comente a mis pokemon y esforzamos un poco mas la busqueda tratando de encontrar al pequeño pokemon tipo veneno. Dos Trubbish y un Carnivire estaban disfrutando de unas ricas bayas, pasamos cerca de ellos y amablemente nos habían regalado un poco de su comida, por aqui los pokemon tienen bastante buen humor.
El sol comenzaba a ocultarse y necesitábamos encontrar a Skorupi para poder retirarnos a dormir, mis pokemon ya se veían un poco mas cansados que al principio sin embargo mantenían vivo el espíritu. El mismo Scraggy de antes salto de entre el fango y apunto hacia nuestras espaldas, al voltearnos nos dimos cuenta que todo este tiempo un Skorupi estuvo siguiendonos el paso en secreto, rápidamente lo retamos a la batalla y este acepto. Rufflet decidió enfrentarlo y no podía creer lo que veían mis ojos, ese Skorupi era mas fuerte de lo que pensaba sin embargo Rufflet dio su máximo esfuerzo, entre múltiples ataques de un lado y del otro, picotazos y pinchazos con aguijones al final Skorupi cayo rendido a la orilla de un monticulo de fango, lance la pokebola y al hacer el pequeño click salimos del lugar volando.
Elisa Daroch. Altaria nos trajo con un vuelo suave hasta el conocido pantano, acercándome a mi y a Drifloon lo más posible al suelo lodoso, claro que no quiso aterrizar, al parecer se negaba a ensuciar sus esponjosas plumas blancas, yo le entendía, pero ya nos había traído hasta aquí y no me molestaba del todo ensuciarme del todo. Así que tuve que saltar del pokémon, con cuidado de no caer y esperando paciente a que Drifloon me siguiese el paso, para así poder regresar a Altaria, claro que primero le había dado una suave caricia en agradecimiento. —Bien, ahora a cruzar el pantano —dije guardado la pokéball del tipo volador y sacando la de un tipo agua. Golden apareció frente a nosotros, chapoteando un poco en el agua —. Estamos a tu cuidado, ahora —dije mientras subía para que pueda usar surf —espero todo salga bien, querido.
Alpha Xenodis. Caímos en la entrada de la Gran Mansión, pero realmente mi objetivo no era entrar en ese lugar, sino que directamente ponerme a pescar con intención de encontrar un nuevo Gyarados para mi equipo. —Supongo que no querrás hacer Surf aquí, ¿verdad?—Pregunté a Milotic, quien me acompañaba enrollada a mi cuerpo sin hacer mucha presión en mí. Se negó rotundamente, como era de esperarse de la reina de la vanidad en mi equipo.—. Entiendo, entonces solo pescaré. Busqué en mi mochila la caña y entonces la lancé al agua, sentado en las orillas de la gran mansión y con mis pies metidos en el frío agua del lugar. >>La noche... Está bastante bella, ¿no crees?
Alpha Xenodis. —Hola, amigo Goldeen.—Dije de inmediato cuando pude hacer nuestra primera captura con la caña. Obviamente lo dejé libre sin ningún problemas, pues no tenía intenciones de agregar un pokémon de su especie a mi equipo. >>Vamos de nuevo. Y nuevamente lancé el cebo hacia el agua oscura con intenciones de conseguir un nuevo pokémon para mi equipo.
Alpha Xenodis. Apareció un Magikarp esta vez, pero simplemente decidí arrojarlo nuevamente al pantano. —Lo siento, no eres a quien busco, amigo.
Alpha Xenodis. Y nuevamente nada útil me acompañó en la pesca. —Vamos, la última vez apareciste muy fácil, Gyarados—Suspiré con frustración antes de echarme hacia atrás, apoyándome en las escamas de Milotic. Era tan cómoda... Me hacía extrañar a cierta persona.—. Vamos, ven aquí ya.
