Melinda Tan solo asentí por su buen deseo, ya que me encontraba degustando una pequeña pero deliciosa pieza de calabaza. Si bien no me sentía a gusto en la rigidez con la que me criaban en casa, la prohibición de expresarse con comida en la boca sí que me parecía útil, sobre todo para la elegancia. Seguí disfrutando la comida durante unos pocos minutos; hasta que me detuve, dejando mis cubiertos suspendido en el aire. Giré la cabeza y clavé mis ojos en los de Aldridge. —¿Y tú tienes pensado hablar? —inquirí, acercando un poco mi rostro al suyo. El chico no había dicho palabra alguna desde que me senté a la mesa— ¿O acaso el incidente del carruaje te dejó mudo?
Andrew Habían transcurrido un par de minutos desde que el director del colegio Albus Dumbledore, nos dio una cálida bienvenida y acto seguido hizo aparecer la comida con un hechizo. Yo aún estaba sorprendido por la cantidad de alimentos que había ante mí, tanto que sólo podía mirar lo que mis ojos no creían. Jamás había visto tanta comida en mi vida. Todo lo que te podías imaginar se encontraba en aquel banquete; carne asada, pollo al horno, puré de patatas, ensaladas, embutidos, pescado a la parrilla, jamón, variedad de quesos. No podría nombrar ni reconocer la mitad de lo que había servido. —¡Que aproveche! —exclamó el director. En ese momento, todos los alumnos comenzaron a cargar sus platos o a comer directamente de las bandejas con avidez. Miré atónito a los integrantes mayores de mi casa, quienes hicieron caso omiso de mi expresión de asombro y siguieron con su cena, al parecer muy acostumbrados a tal cantidad de abundancia. Escuché a Melinda decir "Buen provecho" y luego otro "Provecho a los dos" por parte de Danielle. Asentí por lo bajo a sus cortesías y luego bajé la cabeza mirando mi reflejo en el plato frente a mí. ¿Esto era a lo que se referían mamá y papá con que mi vida iría para mejor de ahora en adelante? ¿o quizá era sólo el comienzo? Me sentí un poco mal de no poder disfrutar de una comida así con ellos; con mis padres, con Myrddin, con el resto de la gente del teatro. ¿En realidad me merecía aquello? —¿Y tú tienes pensado hablar? —preguntó Melinda a mi lado, sacándome de mis pensamientos— ¿O acaso el incidente del carruaje te dejó mudo? La verdad no había reparado en el incidente del lago desde que llegamos a Hogwarts. Por alguna razón, algo tan minúsculo como lo podía ser esa cena para los alumnos del colegio, era más relevante para mí que el hecho de casi haber sido aplastados por un carruaje volador. Pocas eran las cosas en este mundo, al menos en el de los "muggles", que pudieran asustarme. Era algo de lo que estaba orgulloso y a la vez avergonzado; mi valentía me llevaba a hacer cosas estúpidas a veces... la mayoría de las veces. —¿Yo? ¡Como si eso pudiera conmigo! Pfff, eres muy chistosa —reí haciendo un gesto con la mano apartando su hipótesis— Sólo estaba... pensando si elegir la carne asada o el pollo al horno. —¿Sabes qué? ¡mejor comeré los dos! —dije al cabo de un rato tomando la comida. Esa chica Melinda era algo difícil de engañar. No me apartó la mirada hasta que tuve la comida en mi plato y empecé a comer. Me examinaba con una ceja levantada, como tratando de decidir entre creer mi mentira, no hacerlo o si valía la pena realmente. —¡Eshto eshtá delishiosho! —farfullé con la boca llena. Entonces decidí dejar atrás mis dudas y comer hasta reventar. No podía dejar que la comida se desperdiciase, ¿verdad?
Contenido oculto Holi, vine con mi pequeño y vergonzoso esfuerzo(? /n\ </3 Vayamos a las Salas Comunes <333 Andrew me mata ;__; <3 Emma Tyler~ La sensación de tener al Sombrero Seleccionador se sintió bien. Cálida y segura. Susurraba tranquilamente en mis oídos. "Los muggles suelen decidir su destino." ¿Oh? "Bien... ya sé qué decido para ti." Respiré hondo. "¡Hufflepuff!" Abrí los ojos sorprendida, aliviada, pero sobretodo emocionada. "Hufflepuff..." Me quedé anonada mientras la profesora quitaba el sombrero de mi cabeza. Al sentir esto me levanté y me apresuré a caminar hasta mi mesa con la cabeza gacha, no me gustaba ser el centro de atención, pero aun así no podía quitar de mi rostro una enorme sonrisa. Llegué y me senté al lado de Adam, mirándolo con suma alegría. Solté una risilla y cogí su mano con las mías. —Hagamos que papá y mamá se sientan orgullosos de nosotros, juntos. Una niña de nuestra mesa se dirigió a nosotros. "Aww~ Sois gemelos, ¿verdad?" Sonreí tímidamente y asentí. "Hacéis una parejita de hermanos realmente adorable." No me esperé tal cosa, pero le agradecí interiormente con un ligero rubor. "Yo soy Evelyn, por cierto. ¡Encantada!" —Evelyn... precioso nombre. Yo soy Emma, y mi hermano es Adam. Encantada igualmente. Dicho esto, le dediqué una pequeña sonrisa, solté las manos de mi hermano y le presté atención al director. Albus Dumbledore... Que director más... suave. Su aspecto era simpático, cosa que él mismo lo parecía. Y... ¡maravilloso! Hizo aparecer un montón de comida en las mesas. Que hambre... El Gran Comedor se llenó del cálido sonido de la multitud, con los cubiertos chocando de vez en cuando en platos, o los vasos posándose en las mesas de un modo un tanto brusco. Todos comían, charlaban entre sí, los nuevos se conocían... Ante ese pensamiento pinché con mi tenedor en una patata asada y la probé. Estaba rica. Mientras masticaba vi a Adam ilusionarse ante tanto que podía comer. "Niñito... la comida no se escapará. Creo." Aunque lo entendía, he de admitir que yo igual me sentía emocionada y tentada a poder probar tan variados manjares que en la granja, por pobres, nunca pudimos. Ojalá pudiese dejarles un poco a papá y a mamá... Ante la escena bonita de un comedor tan cálido, quise enmarcar el momento con mi querida cámara. Miré a mi alrededor, y decidí hacerlo con Adam de primer plano, el cual me miró con la boca llena y un tanto sorprendido. Pero al pulsar el botón el aparato hizo un sonoro crack y desprendió del lente de la cámara un pequeño humo. Lo miré sorprendida y atemorizada. "No se ha estropeado... ¿verdad?" "Oh, he oído de ello..." Giré la cabeza hacia donde provenía la voz de otra de las niñas, confusa. "Esa chica de allá me lo contó en el tren, leyó acerca de ello en Historia de Hogwarts. Al parecer, todos los objetos del mundo muggle dejan de funcionar y se rompen dentro de los terrenos del castillo… dijo algo acerca de mucha magia en el aire, no recuerdo bien, pero… bueno, básicamente casi todo lo creado por muggles no funcionará aquí." Ahm... Observé de nuevo mi cámara tras lo que me explicó la chica. Me preocupé y me sentí mal. "Mi objeto más preciado... ¿roto por magia?" "Tranquila… ¿Emma era, verdad?" Y la chica me mostró una linda y optimista sonrisa. "No te preocupes, también he oído que los magos tienen sus propias cámaras de fotos mágicas; si es una cámara mágica, debería funcionar, ¿no?" ¿Una cámara mágica? ¡Qué genial! Pero... " Seguro puedes pedirle al profesor Flitwick que la arregle; mi hermano dice que es un genio de los encantamientos. " —¿Eh? ¿Hay un profesor que puede arreglar mi cámara? ¿Tal cual?—La miré emocionada, echándole un vistazo al aparato. —¡Muchas gracias, de verdad! Ya me estaba preocupando... Ehm... Perdona... ¿tú cómo te llamas? Y ante esto me permití coger un poco de pollo, contenta.
—Supongo que la podrá arreglar… es ese de ahí si no me equivoco —replicó la otra chica, señalando a un mago bajito y con anteojos que conversaba con McGonagall en la mesa de los profesores—. Según tengo entendido, si alguien puede hacerlo es él… podrías pedírselo en la próxima clase de Encantamientos. ¡Oh! Y yo me llamo Raven, mucho gusto. Raven sonrió a Emma tras terminar de hablar. Los estudiantes finalizaron sus comidas y éstas desaparecieron de sus platos tan mágicamente como habían aparecido. Los postres aparecieron en las fuentes; helados de todo tipo y sabor, panqueques, tortas, frutas… al igual que en el plato principal, la variedad era increíble. Tras una buena media hora, el Gran Comedor continuó lleno del sonido de risas y animada charla. Pasado aquel tiempo, llegó un punto en que parecia que nadie era capaz de dar un bocado más sin reventar, y en cuanto los estudiantes se sintieron llenos y nadie comía nada más, los postres desaparecieron por arte de magia. Entonces, el salón entero enmudeció; Dumbledore había vuelto a ponerse de pie. —Ahora que todos hemos comido y bebido, creo que nos depara una buena noche de sueño —dijo el director con amabilidad—. Las clases comenzarán mañana por la mañana; los esperaré a todos aquí para compartir el desayuno, al igual que hoy hemos disfrutado de esta magnífica cena. >> Para los de primer año, serán guiados a sus salas comunes por los jefes de sus casas. Por favor, permanezcan sentados y esperenlos para que sean guiados a sus dormitorios. Buenas noches a todos, y dulces sueños. El director sonrió por última vez y se comprendió que el banquete había finalizado. Todos los alumnos mayores se pusieron de pie y se retiraron para recorrer el camino que ya conocían hacia sus dormitorios; los de primer año se quedaron en su lugar, esperando. Eventualmente, cuando el salón estuvo un poco más desierto, cuatro profesores se acercaron; McGonagall, Flitwick, una bruja pequeña y regordeta de expresión amable, y un hombre de piel cetrina, nariz ganchuda y grasiento pelo negro. —Los de Gryffindor, síganme —ordenó McGonagall de inmediato—. Los de Ravenclaw, con el profesor Flitwick. Los de Hufflepuff, detrás de la profesora Sprout. Y los Slytherin, sigan al profesor Snape. Y sin más demora, los estudiantes dejaron el Gran Comedor.
Contenido oculto ¡Comienzo del capítulo 1! Ya había pasado una noche entera desde el banquete con el que se inauguró el año escolar. Ahora, en este preciso momento, los alumnos disfrutaban de un delicioso y elaborado desayuno. Al igual que en el caso de la cena, la cantidad de comida era increíble: había tocino, huevos fritos, duros o revueltos, cereales, leche, jugo de naranja, manzana, uva o calabaza, té, café, salchichas, tostadas, mermelada, queso, jamón, manteca… y parecía inagotable, pues cada vez que se vaciaba una fuente en un par de minutos ésta volvía a llenarse mágicamente de comida. Una bandada de lechuzas hizo acto de aparición entonces, entrando al salón volando a través de un agujero en lo alto de una pared que el techo encantado (que hoy mostraba un día soleado con unas pocas nubes) se encargaba de ocultar. Las lechuzas llevaron el correo a sus destinatarios antes de marcharse volando de regreso por donde vinieron. A algunos alumnos mayores las lechuzas les traía El Profeta, el diario de los magos, en cuya primera plana se podía ver la foto de una bruja de cabello negro que sonreía encantada a las cámaras, movía la mano y le guiñaba cómplice un ojo a quien la mirara. La profesora McGonagall es encargó personalmente de hacerles entrega a los estudiantes de primer año de sus horarios. Una vez que le dio su horario al último de primer año, la profesora se retiró del Gran Comedor. El desayuno ya casi había finalizado; ya varios alumnos se movilizaban hacia las puertas de salida, para dirigirse a la primera clase del día. Los de primer año tendrían su primera clase de Encantamientos hoy, era la primera clase del día. Y bueno, también la primera clase mágica de sus vidas. Lydia Hollister se apresuró en alistarse y fue la primera en irse apenas McGonagall le dio su horario. Los mellizos Zeller terminaron sus desayunos en sus respectivas mesas y se encontraron en la puerta del Gran Comedor para ir juntos al aula. Raven Clearwater, por su parte, finalizó su desayuno y sonrió a sus seis compañeros de Hufflepuff. —Aún tenemos unos quince minutos antes de que comience oficialmente la clase, no se porque se apresuran tanto —suspiró Raven—. Pero por las dudas, mejor ir saliendo ahora, no quiero perderme… aunque el camino no es difícil; el aula está en el tercer piso, sólo hay que subir las escaleras y buscar el Aula de Encantamientos, está cerca de la escalera… bueno, ¡nos veremos en la clase! Y tras una última sonrisa a los otros tejones, se puso de pie, se colgó la mochila al hombro y partió hacia la clase. Contenido oculto Ok, lo prometido es deuda… aquí estáis, ¡bienvenidos al primer capitulo! :3 Todos comienzan de aquí, obligatoriamente, en el desayuno. Ya saben lo que deben hacer, creo que es obvio, roleen, you know (? El Aula de Encantamientos está en el tercer piso del castillo, la abriré en breve, allí tendrán su primera clase de esa asignatura, y aprenderán el primer hechizo del rol. Para llegar aquí, es obligatorio rolear aquí primero, y desde aquí salir hacia el aula de encantamientos. Aún no comienza la clase, claro, así que no se apuren que no llegan tarde ni nada… nos veremos en la clase :3 @Liza White @Alisse Madness @GalladeLucario @Nekita @Jenivere @rapuma @Amelie @Kyouko Kiryuu @SweetSorrow @Miss Phantomhive @Noir @Lucas Diamond @EN Auditore @Lu Heart @Bruno EVF @Void Izumi @EliLover @Hey Miguel
Evelyn Bostecé. Un bostezo largo y tendido, tapando mi boca por educación mientras el resto de mis compañeros no paraban de tomar el desayuno. El tiempo había pasado tan rápido que me fue sorprendente darme cuenta que ya era de día, nuestro primer día oficial en Hogwarts, y que la fiesta de pijamas de ayer por la noche me había afectado un pelín. Solo un poco, ¿eh? Que mis energías siguen siendo las mismas, solo tenía algo de sueño... —Uhm... Creo que ahora me vendría bien probar el café de mamá... —comenté, apoyando mi mejilla en la palma de mi mano del mismo sueño, pues no aguantaba con la cabeza erguida del todo. Recordaba únicamente haberme despertado tumbada en la alfombra de la sala común y Kara a mi lado, ambas abrazadas a nuestras respectivas almohadas. Supongo que el sueño nos acabó venciendo, espero que nadie se dedicase a sacar fotos en ese momento. Alcé la vista al oír la voz de Raven indicarnos el aula de nuestra primera clase, y sonreí con el solo hecho de pensar en cómo sería mi primera clase mágica. La emoción de poder empezar a aprender a usar la magia era tal, que no dudé en levantarme de la mesa una vez hube acabado de desayunar, con la mochila ya en mi espalda. Miré al resto de mis compañeros tranquilamente. —¿Quién se viene? Según Raven queda poco para que empiecen las clases, es mejor dar una buena primera impresión —les pregunté, curiosa de saber sus respuestas mientras les observaba sonriente.
Andrew Había optado por desayunar huevos revueltos con salchichas, tostadas y jugo de naranja, un desayuno simple pero delicioso. Le estaba dando un sorbo a mi vaso de jugo cuando una bandada de lechuzas ingresó al Gran Comedor trayendo lo que parecía ser correspondencia. Varios alumnos recibieron cartas, otros recibían periódicos. Seguí a las lechuzas con la mirada, viendo como se iban por donde vinieron. De súbito, una carta en un sobre cae en mi regazo. No me había fijado en una de las aves que quedó rezagada al paso de sus compañeras. Tomé el sobre y lo examiné detenidamente. Tenía el perfume de mamá. Sin que nadie se diese cuenta, guardé la carta en mi túnica negra para leerla después en la soledad de mi habitación. Lo consideraba algo muy privado. Pasados varios minutos, la profesora McGonagall hizo acto de aparición en El Gran comedor y nos entregó a los alumnos de primer año nuestros horarios de clase. Sostuve el horario que la profesora nos había entregado y vi que faltaban sólo 15 minutos para nuestra primera clase: Encantamientos. No podía llegar tarde a mi primera clase. Algunos alumnos se apresuraron en terminar con su desayuno y se retiraron, otros continuaban comiendo sin prisas. Traté de calmarme para que la emoción no me hiciera dar una mala impresión. —¿Uhm? ¿quién es ella?—le pregunté a un alumno mayor que estaba leyendo el periódico a mi lado. Era una mujer de cabello negro que parecía muy complacida de aparecer en la portada, quizás alguna bruja famosa. No estaba muy familiarizado con la farándula del mundo mágico.
El alumno de quinto año de Ravenclaw que leía el periódico mientras terminaba su desayuno se volteó al joven que estaba a su lado al escuchar la pregunta. Miró la portada del periódico para ver a que se refería Andrew y asintió al recordarlo. —Oh, esa es Elizabeth Zabini, una bruja muy rica y famosa… dicen que necesita dos bóvedas de Gringotts para todo el oro que tiene —comentó el muchacho, mirando el rostro de la mujer en la portada—. Aquí cuenta que donó dinero al Ministerio de Magia, para reforzar la seguridad de Azkaban… puedes leerlo si quieres —le dijo amablemente, tendiéndole el periódico a Andrew—. Yo ya termine con el, y de todas formas tengo que irme ya a clase de Adivinación. Nos vemos luego. Y tras una última sonrisa amable, el joven de quinto se marchó en dirección a la torre de Adivinación.
Kara Willson Un ligero bostezo salió de mis labios, tal vez era por el hecho de que nos habíamos quedado en la pequeña fiesta y realmente no recordaba en que momento me había quedado dormida, solo recordé como en la mañana Evelyn estaba al lado mio abrazando su almohada y yo a la mía respectivamente. Tal vez solo por eso estuviera más tranquila hasta que se repusieran mis fuerzas. Así que en el desayuno había comido de todo un poco, ¡el primer dia de clases debía aprovecharse al máximo!, además la maestra McGonagall ya nos había entregado nuestros horarios así lo único malo que podía ocurrir era perderse o no llegar a clases, aunque.. ahora que lo pensaba... perderse también sería algo divertido.. "Aún tenemos unos quince minutos antes de que comience oficialmente la clase, no se porque se apresuran tanto. Pero por las dudas, mejor ir saliendo ahora, no quiero perderme… aunque el camino no es difícil; el aula está en el tercer piso, sólo hay que subir las escaleras y buscar el Aula de Encantamientos, está cerca de la escalera… bueno, ¡nos veremos en la clase!" ¿15 min? Hm.. todavía había tiempo, pero tanto como Raven como Evelyn tenían razón, teníamos que dar una buena impresión y llegar a tiempo a la clase, a fin de cuentas, solo tendríamos que subir hasta el tercer piso y encontrar el aula correspondiente, no podía pasar nada malo, ¿verdad? — ¡Yo te acompaño Evelyn! — dije una vez que me había colocado de pie y daba una rápida vista a las demás mesas, y justo en la mesa de las serpientes localicé a Sam a lo lejos, desayunando y cuando noté que tuvimos contacto visual lo saludé con euforia con una sonrisa, indicandole que ya saldriamos del comedor y que si quería, podía venir con nosotras
Danielle Abbadie. Había optado por el más simple desayuno, un poco de cereal, sin leche, y jugo de naranja. Cuando iba por la mitad de mi comida un montón de lechuzas aparecieron por el comedor, dejando caer cartas, paquetes o ejemplares de algún diario, lo único que podía pensar era en lo peligroso que llegaba a ser algo así, una lechuza torpe podría darle en la cabeza a algún estudiante. Cuando la profesora McGonagall me dio mi horario lo revise con cuidado, encantamiento sería mi primera clase, soñaba interesante. Terminé lo de mi plato dejando todo en orden, guarde mi horario en mi túnica y me levante de la mesa, aún tenía tiempo para llegar a clase, pero me gustaba llegar antes. Con paso lento y calmado me dirigí a la puerta del comedor y sin apuro desaparecí tras esta.
Andrew ¿Azkaban...? Me tuve que quedar con la duda de qué era exactamente aquel lugar, pues el alumno se había marchado. Por lo que pude deducir, se trataba de alguna especie de prisión o banco. No se me ocurrían otros lugares donde pudieran necesitar "reforzar la seguridad". Tomé el periódico que dejó el chico en la mesa y me puse de pie, tomando el resto de jugo. Miré el Gran Comedor en busca de alguien de primer año a quién seguir para llegar a la clase de Encantamientos y vi a dos niñas de Hufflepuff. Parecía que sabían donde quedaba el aula, así que me acerqué a ellas. —Buenos días, me llamo Andrew—me presenté sonriendo—. ¿Ustedes saben dónde queda la clase de Encantamientos?
Hikari Aun mis ojos me pesaban despues de la primera noche, solte un bostezo para darme cuenta que McGonagall ya nos habia dado los horarios. —Bien—murmuré despues de tallarme los ojos—. Al parecer nuestra primera clase es la de encantamientos, ¿qué clase de hechizos aprenderemos? Tal vez uno en el que me permitatener queito a cierto roedor Deje de lado el horario ycomence mi desayuno, no queria llegar a la primera clase con un leon hambriento dentro de mi estómago. Un huevo frito, un juego de naranja y una tostada serían lo suficiente para aguantar hasta la merienda, ¿verdad? "El aula está en el tercer piso, sólo hay que subir las escaleras y buscar el Aula de Encantamientos, está cerca de la escalera… bueno, ¡nos veremos en la clase!" Me gire a la chica del comentario, al parecer ella y otros mas ya se estaban llendo hacia las aulas asignadas, pues si solo faltaban 15 minutos para comenzar y el lugar era tan grande tenian razon de irse de una vez, y no era la única; dos de mis compañeras se levantaron y siguieron a Raven, me quedé en duda de si seguirlas o quedarme a desayunar un poco más tranquila, aunque si me iba cuando terminara de seguro me perdia en el camino al salon. Me terminé parte de mi desayuno lo más rapido que pude y tomé la mitad de la tostada que me quedaba para levantarme de la mesa. —Puedo… ¿puedo ir con ustedes?—le pregunté a las tres chicas tomando mi mochila.
Dylan Me había sentado tímidamente rodeado de gente que me era desconocida. No había hablado con nadie, y estaba un tanto incómodo. Pero, ¡dios!, el desayuno estaba espectacularmente bueno. Un par de tostadas bañadas en mermelada fueron solo el comienzo: mi mirada buscaba ansiosa qué más podría comer. El horario llegó a mis manos casi sin percatarme de ello. Por lo visto, lo primero era "encantamientos". Miré a ambos lados para encontrarme con que, en aquel gran comedor, varias personas se levantaban y se marchaban, para dirigirse ya a clases, supuse. Pero, pfff, ¿qué prisas había? Me serví una generosa ración de huevos revueltos; el desayuno era sagrado.
Daniel Brown El banquete después de la selección fue tremendo y acabé tan empachado que fui directamente a la cama. Nuestra casa se encontraba en las mazmorras, cosa que no sabía si me molestaba o agradaba, al menos allí no nos molestarían. Al volver a ver tanta comida por allí de nuevo, mi estómago me advirtió que me controlase con un "ligero" rugir... Ahora todos me miraban. Sin importarme lo que pensasen, estiré la mano y alcancé una pequeña pieza de fruta. Todavía nadie había empezado a comer nada, pero eso no iba a pararme. —¿Vais a seguir mirando? Las fotos duran más —me quejé—. Coged algo, que pronto tendremos que irnos.
Evelyn "¡Yo te acompaño Evelyn!" —Genial, ya somos dos entonces —asentí contenta de que Kara se hubiese ofrecido, y volví a mirar a los Hufflepuff de primer año—. ¿Alguien más que se quiera venir? Aún están a tiempo, ¿eh? —inquirí jugando con las asas de mi mochila, esperando a ver si alguien más se animaba a venir. Hikari se levantó con rapidez poco después de preguntar de nuevo, y algo tímida, optó por preguntar si podía venirse con nosotras. No fue difícil imaginar mi respuesta—. ¡Claro que sí! Anda ven, no seas tímida, que no mordemos. Y entre pequeñas risas, tomé a ambas chicas de la mano para tirar de ellas y dirigirnos hacia la puerta de salida del Gran Comedor. Más o menos ya habríamos perdido un par de minutos pero si nos íbamos ahora llegaríamos incluso antes de que se presentase el profesor asignado. Bueno, eso sin contar el problema de las escaleras inquietas, a ver si tenemos suerte de que estén a nuestro favor hoy. Pero antes de lograr avanzar mucho, noté que un chico rubio proveniente de la mesa de los Ravenclaw se acercaba a nosotras con expresión amigable, y detuve la marcha por unos instantes. "Buenos días, me llamo Andrew. ¿Ustedes saben dónde queda la clase de Encantamientos?" —Pues estás de suerte, Andrew. Da la casualidad de que nos acaban de indicar el lugar, se encuentra en el tercer piso, cerca de las escaleras —respondí casi de inmediato, devolviéndole la sonrisa—. Mucho gusto, yo soy Evelyn y mis compañeras son Kara y Hikari. ¿Te vienes con nosotras ya de paso? Estábamos por ir a buscar la clase.
Victoria Stone Al día siguiente desperté realmente descansada así que no tardé mucho en prepararme para las clases. Dejé a Sulli durmiendo, no sin antes avisarle que no debía moverse de ahí hasta que volviese. Cuando llegué al Gran Comedor vi que la mayoría de los alumnos (no sabía decir si estaban todos pues había demasiadas personas en el recinto) ya se encontraban desayunando. Me uní a mi mesa, sentándome cerca de los alumnos de primero ya que eran los más cercanos. El desayuno estaba dispuesto igual que la cena, numerosas raciones de todo tipo de platos que parecían no acabarse nunca, pues cuando un plato se acababa, volvía a aparecer. Me tomé un vaso de leche con cereales mientras recibía el horario, mirando las clases con curiosidad. Encantamientos iba a ser la primera hora de ese día. Miré hacia los lados, viendo que poca gente quedaba ya comiendo, pues todos se dirigían a sus respectivas horas. Observé al joven que se encontraba a pocos centímetros de mi. — Buenos días~ — saludé con una sonrisa — También eres de primero, ¿cierto? ¿Te molestaría que te hiciera compañía hacia la clase? — cuestioné con tono amable.
Alcé la vista cuando oí que una chica me acababa de hablar, acercándose a mí en la mesa. Mi boca estaba llena en ese momento, y me forcé a tragar la tostada para poder contestarle. Terminé tosiendo. —Uff... —suspiré cuando recuperé el aliento—. Eh, sí, soy de primer curso, mi nombre es Horan, Dylan Horan. Encantado de conocerla, señorita. Claro que puede acompañarme —lancé una mirada rápida a los platos que parecían llamarme, fuentes llenas de todo tipo de alimentos. Apuré el zumo que me había echado en el vaso hacía poco tiempo, y casi me atraganto, nuevamente; al menos, esta vez no tosí. Miré a ambos lados. —¿Es hora de marcharse ya? ¿Comienza ya la clase? —pregunté, un poco perdido. "Encantamientos", esa era la clase. Bueno, quizá estaría bien... quizá no era para tanto.
Kara Willson Antes de que pudiéramos irnos del gran comedor un chico rubio había llegado con nosotras a preguntarnos si sabíamos donde quedaba la clase que teníamos, lo cual se podía decir que nos iba a acompañar junto con Hikari, ¡más gente para irnos en esta travesía! y al parecer, si es que no había escuchado mal él se llamaba Andrew. Pues estás de suerte, Andrew. Da la casualidad de que nos acaban de indicar el lugar, se encuentra en el tercer piso, cerca de las escaleras. Mucho gusto, yo soy Evelyn y mis compañeras son Kara y Hikari. ¿Te vienes con nosotras ya de paso? Estábamos por ir a buscar la clase. Sonreí cuando Evelyn me presentó y alcé una de mis manos saludando al chico, y dándole la bienvenida a nuestro pequeño grupo de tejonas. — Pues espero que la respuesta sea "sí", Andrew porque ahora, aunque haya aaalgo de tiempo, no sabemos si nos perderemos o no — dije entre un par de risas, imaginándonos subiendo por las escaleras y que de pronto se decidieran mover, ya que... si lo tomábamos de forma agradable, sería divertido perdernos todos juntos intentando llegar al salon de clases como una gran aventura. — ¡Ah!, por cierto.. creo que no lo he dicho pero es un placer conocerte, Andrew
Victoria Stone Le di leves golpes al muchacho, intentado calmar su tos. Sonreí ante su respuesta. — Así es. Debemos marcharnos ya si queremos llegar a tiempo — respondí poniéndome en pie. >> Soy Victoria Stone, un placer~ — me presenté mientras nos dirigíamos a los pasillos, con destino final el aula del tercer piso.
Andrew —Pues estás de suerte, Andrew. Da la casualidad de que nos acaban de indicar el lugar, se encuentra en el tercer piso, cerca de las escaleras —dijo la primera chica en un tono animoso—. Mucho gusto, yo soy Evelyn y mis compañeras son Kara y Hikari. ¿Te vienes con nosotras ya de paso? Estábamos por ir a buscar la clase. Con que esos eran sus nombres. Reconocí a la tercera chica como mi compañera de bote. Le había tocado ir a Hufflepuff al parecer. —Espero que la respuesta sea "sí", Andrew porque ahora, aunque haya aaalgo de tiempo, no sabemos si nos perderemos o no —agregó la segunda con gesto travieso como si deseara que nos perdiéramos. Reí ante sus expresión—¡Ah!, por cierto... creo que no lo he dicho pero es un placer conocerte, Andrew. —El placer es todo mío, señoritas—dije en tono exageradamente caballeroso, a modo de broma. Implementaba mi acento británico cuando quería bromear o quería burlarme de alguien. Esta vez era de broma—. Claro, ustedes guían —respondí finalmente a su invitación. Tenía el periódico bajo el brazo, lo desdoblé y se lo acerqué a Kara, mostrándole la primera plana. —Oye Kara... ¿tienes alguna idea de qué es "Azkaban"?—pregunté bajando un poco la voz. Tenía algo de pena por desconocer muchas cosas del mundo mágico. Debía informarme para estar al tanto.
