[Gladiadores] Rehenes de un imperio

Iulian

Sonrió al ver que usaba los mismos movimientos, y atacó hacia sus costillas con movimientos fuertes y rápidos, si Sebastian se confiaba terminaría golpeándolo dura,ente.

 

Sebastián

Justo el movimiento que estaba esperando, "detener con la mano libre y golpear con la espada después al siguiente ataque " me seguía recordando y así lo efectúe, sus movimientos eran bastante fuertes y rápidos así que lo hice de igual manera, el dolor me seguía consumiendo pero lo trataba de aguantar "levantó los brazos y la espada cae " me repeti para ejecutarlo después

 

Iulian

—Me has desarmado, aprendiste bien Sebastian— Sacudió el polvo de sus ropas —Ahora ve a descansar esas heridas, mañana tenemos un combate importante—

 

Sebastián

Sonreí y pose mi mano sobre su hombro -- gracias Hermano-- le dije para después darme la vuelta --creo que te tomare la palabra-- le dije mientras me alejaba y me despedía llevando mis dedos de la frente al aire soltando un quejido pues me dolió el brazo, puse mi mano en mi costado haciendo un poco de precion y me dirigí a mi habitación

 

Tertius

Lucia siguió visitándome en sueños desde la pelea que Sebastian mantuvo con el arrogante Iulian, aunque sus apariciones no eran diarias.

Cada vez que aparecía recibiéndome con su exquisita sonrisa, el escenario cambiaba. En aquella ocasión en que mi vi desangrado por las imperceptibles dagas de Petro, bien recuerdo que estábamos rodeados por la nada, por un vacío disfrazado de mar. La subsiguientes noches conversábamos en la copa de un árbol crecido al borde un acantilado, bajo la inmensa luna del exterior; otras veces, caminábamos por una pradera; o bien, hacíamos el amor bajo la ferocidad de la cascada. En el sueño más reciente, me recibió a las puertas de aquella posada de la que había hablado la otra vez. Tenía más el aspecto de una taberna, pero recuerdo haber divisado, a través de una de las ventanas, las cabezas de Priscus, de Kedoku, de Scato y de Maximos. Sus risas de hombres libres salían disparadas con una fuerza que me revolvía los cabellos.

—Me gustaría ser libre para estar siempre contigo, Lucia —le había dicho.

Sus ojos adquirieron una expresión entre severa y enternecedora. Esas miradas eran irrepetibles.

—Siempre estás conmigo —me respondió, llevando sus manos al pecho—. Yo siempre estoy contigo, amado Tertius. No lo olvides nunca.

Entonces llegó otra voz desde el interior de la taberna. No pude adivinar quién me había hablado, pero sí lo que dijo:

—Sé libre de la otra manera. Queremos que bebas con los hermanos que quedan, pero en las afueras del Coliseo. Cielo y tierra tienen que brindar juntos ¡Salud!


***

—Tienen razón —murmuré torpemente desde una de las mesas del comedor. Digo torpemente, porque mis dientes aferraban un muslo de pollo sin masticarlo, despojados de la asistencia de las manos, ya que me encontraba rezando.

El ritual de aquel día consistía en pararme sobre un pie, mientras flexionaba la otra pierna hacia un costado de modo tal que la planta de mi pie se encontraba con la rodilla de la pierna tiesa. Y juntaba las palmas de mis manos sobre un espacio libre entre mis musculosos pectorales. Era ciertamente relajante.

Mis ojos estaban cerrados, pero sentía algunas fugaces miradas clavándose en mi cuerpo. Tal vez se debía al hecho de que mi ritual lo realizaba parado encima de una de las mesas. Además de que rezaba en un idioma avícola; digo avícola, porque ese muslo de pollo en mi boca transformaba las palabras del rezo.

 

Brazhan

Me había quedado dormido. No tenía idea de cuanto tiempo o si quiera que hora era, no tenía idea de nada. Tampoco tenía ganas de hacer nada, así que me quedé en mi cama recostado. ¿Haciendo? Nada, más que mirar hacia arriba.

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LOL, me voy a orientar dentro de un rato, no se preocupen.

 

Sebastián

Entre a mi habitación y note que aún ese par estaban sólo recostados, yo decidí primero acercarme a cornelia, la vi por unos momentos, sólo dormía, parecía un ángel, si no la conociera diría que es tierna y adorable, reí ante esos pensamientos pues era todo lo contrario, me incline y le di un beso en sus labios rápido para que no la despertará, después me dirigí a mi cama y me acosté suspirando de alivio pues me sentí bien, tome un trago de la botella de vino que casi se terminaba para después dejarla y llevar mis manos a mi cabeza cerrando los ojos para relajarme y dormir un poco.

 

Ambrosius

Opelius, Petro y Pictor se habían retirado...aquello me dejaba la incógnita de lo que debíamos hacer ahora, los nuevos gladiadores no cambiaban nada, pero quizá era momento de saber si podíamos llegar a contar con ellos o no.

—Que tan prudente crees que sea un combate con Iulian... claro a modo de entrenamiento.—le dije a Vitrion.

 

Sebastián

Me encontraba recostado en un jardín lleno de lirios, blancos para ser específico, el viento soplaba y hacia que mi cabello se revoloteara, sentía ese soplo de la madre naturaleza, me hacía relajarme demasiado, todo iba bien hasta que una voz femenina me interrumpió --Sebastián, ¿donde estas? Sebastián!-- me estaba llamando, ¿era sólo una ilusión? Abrí los ojos y mire hacia el cielo, las nubes se movían hacia el sol, si! Debió sólo ser una dilució, de repente un rostro angelical se atravesó en mi vista --Sebastián, te buscaba -- era una chica, rubia, alta y de test blanca, salte del susto y me senté de golpe en el pasto , la observe y sólo se reía de mi sección --tu!? -- Pronuncie al distinguir quien era, en ese momento un niño llegó y se me avento a la espalda --papi! -- Pronunció, ¿pa-papá? Que clase de brujería era esta, ¿padre yo? Y con aquella mujer, esto nunca pasará, voltie a ver al niño, tenía ojos azules y de cabello negro, parecía un pequeño tierno así que lo cargué y le dije --me diste un gran susto -- el chiquillo sonrió al igual que la mujer que estaba enfrente, el niño se levantó --mami vamos a jugar-- le dijo a la mujer llamándola a una especie de jardín --vamos Sebastián -- me dijo para voltear a correr con el niño, me puede sentado y los vi, a los dos jugando como una familia feliz, no pude evitar sonreír y levantarme para acercarme a ellos, jugamos como ¿una familia? , nunca me imaginé tales cosas, me detuve un momento para suspirar y el niño me empujó hacia la mujer, caímos desde la colina rodando los dos, reíamos sin parar, nos detuvimos , pude en el suelo y sobre mi la mujer que parecía muy feliz -- te amo Sebastián -- me dijo para después besarme.

Abrí los ojos de golpe --sólo era un sueño -- me dije, --tenía que serlo -- dije pues no creo que eso llegue a pasar algún día, voltie a ver a Cornelia, ella seguía durmiendo, después negué con la cabez --definitivamente no creo que pase -- me dije pues al parecer los golpes me habían afectado, me senté en mi cama tratando de recuperarme

 

Me quería sentar con mi hermano mas vi que Ambrosius le murmuraba algo, aprete los puños y me gire hasta a zona de entrenamiento, intenté descargarme con mi arma pero no era suficiente así que cambio a una espada.

No puedo mirar a los lados y no se quién me rodea, golpeo nada limpio pero con una fuerza brutal hasta que mi hombro empezó a doler. Ahora, cuando estoy intentado descargarme de otra forma, veo porque Tritus o como se llame se coloca en poses extrañas que le sirven para expiarse.

 

Vitrion

–No entrenar con alguien acá abajo con persona que pueda clavarme puñal por espalda allá arriba– Terminando de comer – No dudar que Iulian gran guerrero; pero Iulian no Gladiador, Iulian no es hermano–

 

El tiempo transcurrió y el comedor fue cerrado; los guardias escoltaron a todos los Gladiadores a sus habitaciones para que durmieran temprano, pues al siguiente día les esperaba un combate entre aquellos Legionarios, no los más fuertes en el imperio pero si soldados entrenados.
La noche pasó bastante tranquila, ningún evento extraordinario los obligó a ser levantados de madrugada; así que pudieron descansar lo necesario; pero el momento se acercaba, la pelea era inminente.
En la mañana los esclavos les llevaron a sus habitaciones un gran vaso de agua con un plato de carne; el cual tuvieron que comer un poco apresurados pues los combates iniciaban en brevedad; el retumbar de la Arena ya se hacía presente; el público estaba llegando.
Al terminar de comer los guardias llevaron a Petro; Zaín y Laberius a la zona de las jaulas de los animales; algunos se asustaron por este movimiento; pues nadie más que Varus había querido caminar por esa zona. Ahí había una especie de ascensores; era una jaula que podía elevarse hasta el nivel de la Arena para liberar a los Gladiadores; era impulsada por cuerdas, poleas y montacargas, elevados por los esclavos del subterráneo.
A los demás Gladiadores los llevaron a la rampa de acceso; la reja estaba cerrada y en su exterior podían verse a los legionarios saludando al público.
De repente; Laenas presentó el orden de peleas y fue entonces cuando sorpresivamente el suelo se abrió y aparecieron tres jaulas, de ellas salieron Petro; Zaín y Laberius. Esta sorpresa fue recibida por una gran ovasión del público, esto le había dado gran dramatismo al incio de estas peleas.

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Todos los Gladiadores serían presentados del mismo modo; sólo que los dejaron en la rampa para que pudieran ver los combates
Ahora si pueden comentar en las discusiones que envié por conversación, ya las reabriré.

 

Capítulo X
Sucesión​

Los combates del día estaban terminando; Laberius superó la fuerza de Erasinus, un legionario conocido por sus técnicas rápidas con las dagas; a pesar de eso la defensa de Laberius era impecable, salió triunfante de su pelea. Petro también derrotó a Publius, un legionario veterano. Fue entonces que los ojos espectantes del público se clavaron en Zaín, aquel Gladiador que no había peleado antes en la Arena, su oponete era Tullius, un maestro del arco; uno de los Legionarios más famosos pues cuida el Coliseo de revueltas internas. Zaín y Tullius parecían ir al mismo ritmo, hasta que Tullius comenzó a dañarlo con severidad, ahí fue cuando los espectadores creían que aquel hombre perdería; pero logró esquivar algunos ataques, esto le permitió golpear contundentemente a Tullius quien cayó unos segundos inconsciente. El Gladiador no lo dudó, tomó el arco del Legionario y disparó hacia el palco del Emperador...

Caelus servía vino en la copa del Emperador; estaba inclinado frente a él pues iban a brindar la culminación de los combates en el Coliseo. Caelus terminó de servir el vino y se enderezó para volver a su lugar, el Emperador levantó su copa para brindar; fue en ese momento cuando la flecha pasó frente a Caelus, para terminar en la cabeza de Cassius; Emperador de Roma, líder de un Imperio.

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La sangre en el suelo se mezclaba con el vino, mientras Caelus miraba perdido, su rostro estaba rociado de la sangre de Cassius.
Tullius, el legionario que se enfrentaba a Zaín tomó el mazo de su ahora enemigo y lo dejó caer con toda su fuerza en el rostro de Zaín; el cual cayó muerto al instante; murió insatisfecho por fallar aquel último tiro...

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El público comenzó a gritar histéricamente; en el palco del Emperador se movilizaron varios soldados. En el palco de los mecenas se escuchaban gritos hacia el mecenas de Zaín. Los soldados y guardias comenzaron a desalojar al público el cual no quería irse pues necesitaban saber que sucedía con su Emperador.
Los guardias encaminaron a los Gladiadores al subterráneo, impidiendo que vieran más del suceso por las rejas de la rampa; Laberius y Petro fueron empujados rápidamente hacia el subterráneo por varios soldados imperiales los cuales recogían el cadaver de Zaín, arrastrándolo por toda la Arena.

Pasaron cuatro soles dentro del subterráneo. Ningún guardia ni esclavo les comunicaba nada de lo que podría estar sucediendo afuera. No habían recibido cartas ni castigos de sus mecenas; el Imperio estaba conmocionado...


Mientras tanto; una gran puerta en el Foro Romano se abría; varios senadores y consejeros salieron de ella tras un gran auto-encierro; habían deliberado lo que sucedería con el Imperio. En esos tres días se reportaba constantemente que el Emperador se encontraba en estado crítico, una mentira para evitar un mal peor.
Tiberius, además de mecenas es un senador, así que dictaminó junto a los demás cónsules el futuro de Roma. La complicación de este suceso era que Cassius no tenía un heredero; había coqueteado con un par de mujeres perfectas para ser su esposa; pero jamás se concretó nada. ¿Qué haría Roma sin un heredero?

El padre de Cassius había muerto, fue por ello que este Emperador ocupó el puesto a una edad muy temprana y sin educación suficiente, Cassius heredo el Imperio sin merecerlo; estas recapitulaciones en la historia emergieron en la corte y la premisa que resonó por tres días fue la siguiente "¿Por qué ascendió al trono si en ese momento había en la familia un mejor prospecto?" la respuesta fue contundente "...En esos momentos él estaba ocupando territorios para el Imperior..." El hombre del que hablaban era del hermano del antiguo Emperador; centurión del Imperio.
El Senado cerró sus puertas y el magisterio movilizó a todos los Legionarios que había en Roma, debía evitar que hubiera revueltas mientras se informaba al pueblo de los hechos recientes.

En la tarde del tercer día de deliberación se anunció la muerte del Emperador; Roma estaba de luto.

El carro funerario rodeo dos veces los palacios imperiales en el Monte Palatino hasta llegar a la Basílica de Majencio, detrás del cortejo funerario iban ataviados de negro el sucesor al trono y los demás miembros de la casa Imperial. La Básilica estaba llena de cánticos y ofrendas donde se llevaron a cabo los ritos funerarios.
​

Todo en la ciudad estaba detenido.​

Al cuarto día; trompetas engalanaron la mañana; el nuevo Emperador sería proclamado, el Imperio estaba aún en guerra y no podía llevar por tanto tiempo el luto. El pueblo rodeó el Palacio para ver a su nuevo líder; aquel que dominaría al vasto Imperio que conquistó el difunto padre de Cassius.
A falta de descendencia del antiguo Emperador se tuvo que recurrir a su ascendencia; a aquel hombre que no podía tomar el liderazgo al morir su hermano, pues estaba cumpliendo sus deberes con la Legion; un gran guerrero honrado por toda Roma, distinguido legatus en batalla como aquel que logró ocupar grandes extenciones de tierra junto a sus hombres.
–¡Pueblo de Roma! ¡Saluden a su nuevo Emperador!–

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Todos los romanos vitorearon al nuevo Emperador quien salió con sus brazos extendidos al cielo
–¡Salve al Emperador! ¡Que viva Naevius; Emperador del Imperio Romano!–
​

Tras esperar por cuatro días, los guardias les informaron a todos los Gladiadores de los acontecimientos; la muerte de Cassius, su funeral y el nuevo nombramiento de aquel considerado Padre de Roma.

 

Sebastian

aquel combate habia sido debastante, al parecer las enseñanzas de Iulian me habían servido demasiado, ¿Quien iba a pensarlo?, debo ser sincero, nunca pense volver a ganar otra pelea tras la batalla con el ya mencionado gladiador, pero el mismo me hizo cambiar y volver a tener ese coraje, nunca tuve una derrota, pero para todo hay una primera vez, ahora he aprendido a madurar en muchos aspectos desde que estoy en esta posilga, creo que me estoy acostumbrando a la forma de vida.
Me encontraba celebrando mi victoria alzando mi espada y solté un grito de guerra, justo cuando baje mi mano ocurrio una ¿desgracia? una flecha se incrusto justo entre los ojos de un tal Caelus, la escena fue impactante, la sangre corría y se desliaba bajo los pies del emperador, se podía presenciar el acto desde mi lugar, para mi mala suerte los guardias nos metieron casi arrastras a los subterráneos y ya no pude ver mas, nos tuvieron mucho tiempo sin saber nada del tema, solo me la había pasado entrenando y molestando a los demás gladiadores, como siempre, pero en especial a Nixiras que perdio su combate, anda presumiendo de su fuerza y a la mera hora quedo mal, pero no le daba tanta importancia a eso, me la pase preguntarndome que pasaría con aquel crimen que presenciamos todos. De momento no le di importancia pues ensaba en lo que diria mi mecenas por el convate que habia tenido, no fue tan bueno pero no me quejo.
Pasaros algunos dias, nada nuevo debo decir, hasta que unos guardias llegaron anunciando que el emperrador habia muerto, mis hojos se abrieron tanto por el asombro, dos asecinatos casi seguidos, esto me hacia sospechar demasiado, llegue a creer que esto estaba planeado, y no me extrañaba pues cualquiera mataria por el poder, pero ¿quien?, quien tuvo el valor de hacerlo, o talvez solo sean ideologias mias; anunciaron al nuevo Emperador. Naverius, el nmbre me sonaba pero no lograba recordar, al parecer lo conocia.
suspire tras esa noticia. pues ahora como nos trataria ahora, mire hacia el cielo pensando en mis antiguos camaradas —Kedoku, Priscus... Maximos— susurre acompañado de una sonrisa, ellos me hacian falta, baje la mirda y me dirigi al campo de entrenamiento.

 

Opelius

Al enterarse del nuevo linaje que portaría las riendas del Imperio Romano, el mudo bramó rabioso; todo su cuerpo se tensó mientras pensaba como su plan se iba, literalmente, por el drenaje. Todo lo que había hecho fue por nada, el ataque a Iulian, la carta de la hermandad de esclavos... su cuerpo estaba tenso, temblaba preso de la rabia que lo invadía en esos momentos. Buscó con sus ojos las miradas complices de Petro y Pictor.

 

Cornelia
—Bien... lo último que le mostré al antiguo emperador fue... una derrota, que decepción, pero en sí no era que me importara demasiado, todos son unos idiotas, batallas, muertes... ¿y solo por diversión?. Un nuevo hombre como emperador ¡Que fastidio!—susurré cuando presentaban a aquél hombre. —Una derrota... ¿Es que no soy tampoco buena para esto? —pensé.

 

Brazhan

Todo en el subterráneo estaba quieto, pero a la vez intranquilo. No sabía mucho de lo que había pasado allá arriba después de las batallas, en la cual yo no participé. Los rumores crecían cerca de mis oídos, pero prefería no escucharlos, tal vez todo era falso.
Hasta que por fin, los de arriba se dignaron a decirlo. Teníamos un nuevo emperador... ¿Qué había pasado? Pero me daba igual ¿Cual era la diferencia? Seguramente el nuevo iba a ser más tirano que el viejo, o quien sabe, tal vez tengamos un poco de suerte y sea ''bueno''. Solo con un poco de suerte...

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No me quedó en claro si los guardias o quienes sean, ''nos contaron'' que había pasado con el antiguo emperador, así que no sabía como ponerlo... Así que bue.

 

Petro

Observó a Opelius y asintió —Y ahora Iulian es el Gladiador del mismísimo Emperador, será mejor cambiar la estrategia—

 

Opelius

Cerró sus ojos, ya a sabiendas de las palabras de Petro pero era como que realmente necesitaba escucharlas por parte de otra persona mas que por sus divagaciones. Había atacado al gladiador del Emperador... ya no tendría coartada. Hastiado, escupió a un costado. Su mecenas seguro estaría rabioso y mucho más si Naevius se desquitaba con él; ocasionando que él se desquite con el mudo. El mundo se derrumbó y escuchó una risa en su consciencia. Estaba sentenciado y lo sabía.

 

Ambrosius


La situación actual, era una broma, una broma cruel... y nosotros ahora no eramos mas que hormigas bajo un pie, que por capricho podía aplastarnos sin piedad.


Nadie esperaba ciertamente la muerte del niño rey... el bruto que lo mato, no fue ni héroe ni mártir; y nosotros estábamos en esa cloaca por su culpa.

Peine mi cabello enmarañado con los dedos, y pase la palma sobre mi rostro ansioso; debíamos hallar una reunión pronto; me acerque a mis hermanos de armas y les hable bajo.


—Si no deliberamos, lo que haremos ahora.... todos nuestros planes se habrán ido a la mierda... debemos hacer una reunión lo mas pronto que nos sea posible, aunque con este nuevo y estúpido suceso... dudo que tengamos tan fácil otra discreta reunión.—Estaba muy desesperado y el leve temblor de mis manos lo denotaba— El nuevo Emperador, se colgara de nuestras bolas...

Contenido oculto: D:

Vertaaaaaaaaaaaaa!!! no inventen!! ni yo me esperaba eso D: