[Gladiadores] Rehenes de un imperio

Henxia

Abrieron la celda, y uno de los soldados me pateo quedando de cara hacia en suelo, para mi fue realmente humillante, solo me quede sentada, no sabia que hacer solo tenia 17 años, ¿acaso soy una cobarde? Solo observaba a cada persona que se encontraba allí muchos eran mayores que yo pero también sentían miedo al igual que yo?, pensando de verdad esta es la forma en la que terminare es simplemente estúpido.

 

Brazhan


Miré con atención la escena que tenía en frente, al parecer estaba comenzando una pelea ¿Deberían de evitarlo? Pero al parecer a nadie le importaba el hecho, seguramente era común que entre los esclavos haya este tipo de peleas.
Mi vista se dirigió a la chica castaña que había llegado con nosotros, la miré detenidamente ¿Cómo ella podría ser una guerrera o algo semejante? No se veía tan fuerte. — Supongo que no debe ser mayor que yo — Pensé. Aunque ¿por qué no? La otra mujer se veía más fuerte y resistente.
Lancé un largo suspiro, aún seguía en el rincón. Me recosté de lado y proseguí a relajarme, cosa que me hacía mucha falta, lo mejor era dormir y reponer fuerzas, ese sería mi primer día en aquel lugar y no tenía la menor idea de lo que me esperaba. Con el pasar de los minutos me había quedado dormido.

 

Kedoku.

— Bien… duerme mientras puedas, porque después de los entrenamientos no te quedara lugar más que para pesadillas; pero hazte a idea, niño... un gladiador es el primero en despertar, antes de su celador— me dijo el muy bastardo mientras me tenía agarrado de los hombros para luego soltarme.

Fruncí el ceño con molestia; ¿quiere infligirme miedo? Ay si, mira como tiemblo. Me levanté de la ¨cama¨, quité unos mechones de mi rostro y me senté en lo orilla de esa cosa en donde había dormido. Observé fríamente a aquel tipo, luego a los otros que estaban en la celda; no quería comenzar a pelear en esos momentos contra ese bodoque por algo insignificante así que me contuve mi rabia y suspiré.

—¿Y quien dijo que yo he soñado?— le pregunté al vacío mientras observaba a Tertius que no ha dicho nada, raro en ese escandaloso, de seguro está demasiado ocupado soñando con mujeres desnudas.

 

Tertius

Estaba apoyado contra una de las paredes de la celda, rezando por mi víctima. El ritual de aquel día consistía en hacer la posición del Loto, igual que el Buda... Pero de cabeza. Mi coronilla era lo único que hacía contacto con el suelo. Si no me caí hasta entonces, fue porque mantenía el equilibrio apoyándome contra la pared.

Hablé, con un tono demasiado elocuente:

—Hermanos míos... El alma de un esposo despechado me ruega, con la conmoción arrugando su mejillas, que tengan la sabiduría de mantener la paz entre las paredes de nuestra prisión. Coincido con su discurso armonioso —extendí los brazos hacia el "público", sin abrir los ojos ni caerme de costado—. Son ustedes hombres y (sensuales) mujeres con prometedora fuerza, pero no es nuestra posada el sitio idóneo para aplicarla. El Coliseo espera la demostración de sus poderes, no defrauden al alma de los romanos con peleas burdas.

Carraspeé y escupí. Volví a apoyar las manos sobre mis rodillas elevadas. Seguí rezando.

 

–¡CÁLLENSE!– Grito el guardia mientras entraba por la puerta y golpeaba los barrotes con el mango de su espada –Las peleas se llevan a cabo fuera de su celda; sean inteligentes por un segundo de sus profanas vidas y guarden energías; en especial tú– Apuntó hacia Kedoku– Tu nuevo mecenas es una persona que no tolera las fallas; ¿Qué dirá si su nueva apuesta aparece en escena magullado? Creerán que eres débil...– Después miró a Tertius– Y tú, me inquietan con tus rezos–

El sonido de la puerta lo interrumpió al guardia; eran varios guardias por la primera puerta después abrieron la segunda reja para entrar y someter a los nuevos esclavos de forma brutal; los esclavos que había estado desde el día anterior entendían el proceso; someterlos para colocarles el molesto collar de hierro sólido en el cuello; era muy frío y pesado; pero no demasiado ajustado. Al terminar el proceso prosiguieron para amarrarles las manos; en el caso de Kedoku; Tertius; Sextius; Alethia; Marcus y Cimber los guardias ataron sus manos de manera más delicada
–Los nuevos esclavos irán a su prueba de valía; pero antes, nos acompañarán a ser testigos de una ejecución; para que a ninguno de ustedes se les ocurra oponerse al Emperador–

Los guardias los guiaron hacia la rampa que llevaba a la Arena del Coliseo; donde ya la gente estaba reunida; gritaban fuertemente, pero no eran los mismos gritos de emoción como cuando combatía Ambrosius; estos eran gritos de ira, pues un esclavo había intentado matar a Gallio; el magnánimo organizador de los eventos del Coliseo; Tío del Emperador.

Los guardias se detuvieron en la gran reja que permitía la entrada al Coliseo; ahí esperaron unos momentos hasta que el Guardia que levantaba la reja golpeó fuertemente los barrotes, los cuales resonaron en todo el lugar. El públicó comenzó a golpear con un pie al suelo, todos a un mismo ritmo; fue entonces cuando lo vieron, por la otra entrada hacia el Coliseo se levantaba la reja y de ella salía Ambrosius.

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–¡AMBROSIUS! ¡AMBROSIUS! ¡AMBROSIUS! – Se escuchaba desde las gradas; y en ese momento la reja que se encontraba frente a todos ustedes se abrió.
Por la rampa venían dos guardias jalando a Otho; sus muñecas sangraban; miró a los ojos a todos aquellos que convivieron brevemente con él –Ellos no ganaron mi libertad– Escupiendo a un lado de ustedes; aquello que escupió era sangre. Otho y los guardias salieron mientras la reja se cerraba de nuevo. Ya en la Arena le quitaron sus ataduras y se alejaron del centro.

–¡Bienvenido pueblo de Roma!–Gritó Gallio desde las gradas; la mitad de su rostro estaba cubierto por finas telas que ocultaban su herida–Hoy serán testigos de la Justicia del Imperio Romano; ¡Aquel que intente hacernos daño debe morir!–Todos en el Coliseo gritaron– ¡Los cobardes deben ser castigados!– Todos en el Coliseo volvieron a gritar aún con más fuerza.

Gallio aplaudió y le dio la seña a los guardias; los cuales salieron de la Arena para que Ambrosius quedara solo con Otho. Otho seguía de pie esperando los golpes del fuerte Gladiador; el cual comenzó a caminar hacia su dirección; con cada paso dejaba caer parte de su armamento, su escudo, su espada, su armadura superior, su casco. Después de su cinturón sacó una daga, la cual le arrojó a Otho con el descontento del público. Otho la tomó con sus dos manos; Ambrosius se colocó en posición de combate y corrió hasta Otho el cual levantó sus manos para intentar clavar la daga al cuello del Gladiador; pero los movimientos de Ambrosius eran mucho más rápidos y feroces; el sólo inclinó un poco su cuerpo hacia adelante y logró clavar su espada en el pecho desnudo de Otho, esto obligó al muchacho a soltar la daga y caer recargado en los hombros del Gladiador, aquel joven acercó su cabeza al oído de Ambrosius y le susurró "Yo traeré el collar; pero tu eres el esclavo" estas fueron sus últimas palabras antes de caer muerto.
El público se volvió loco, vitoreó a su Gladiador con gran energía; un par de guardias arrastraron el innerte cuerpo de Otho hacia la salida del Coliseo, y la entrada a la Arena Olimpia. La celebración duró unos momentos hasta que la reja frente a ustedes se abrió, las personas en las gradas guardaron silencio al ver a los guardias jalando a seis esclavos a la Arena; Kedoku; Tertius; Marcus; Cimber; Sextius y Alethia. Los guardias liberaron las ataduras de los esclavos y después se alejaron del centro de la Arena.

Ambrosius se colocó frente a los esclavos y levantó su ahora espada ensangrentada y lanzó aquel filo directamente sobre Kedoku; a sorpresa de varios, lo que cayó al suelo no fue la sangre del esclavo sino aquel collar de hierro sostenido por un pequeño candado; Ambrosius había desmantelado el candado logrando liberar a Kedoku; después volvió a extender su espada para hacer el corte ahora cerca del cuello de Tertius, el candado se cayó seguido del collar. Ambrosius se colocó frente a Alethia e hizo el mismo movimiento para liberarla; por último rompió el candado de Sextius; el aire se volvía a sentir en sus cuellos, era algo bastante refrescante.
Uno de los guardias se colocó frente a ustedes y comenzó a hablar.

–Kedoku; desde este momento no eres un esclavo; eres un Gladiador–Uno de los guardias se acercó y le entregó una armadura superior de piel con hierro, unas botas y guanteletes forjados en hierro y un arco de madera tensado.– Estos son los primeros obsequios de tu mecenas, serán almacenados en la armería del Coliseo; jamás te dejarán bajar con ellos al subterráneo–​

Contenido oculto: Kedoku

Armadura superior de piel con hierro= +2 defensa
Botas de hierro= +1 defensa
Guanteletes de hierro= +1 defensa
Arco de madera tensado= +3 ataque

–Tertius; desde este momento no eres un esclavo; eres un Gladiador–Otro de los guardias se acercó y le entregó una armadura superior de piel con hierro, un casco y un mazo de hierro– Estos son los primeros obsequios de tu mecenas, serán almacenados en la armería del Coliseo; jamás te dejarán bajar con ellos al subterráneo–​

Contenido oculto: Tertius

Armadura superior de piel con hierro= +2 defensa
Casco= +1 defensa
Mazo de hierro= +3 ataque

–Sextius; desde este momento no eres un esclavo; eres un Gladiador–Otro de los guardias se acercó y le entregó una armadura superior de piel, unos guanteletes de hierro y una daga de hierro – Estos son los primeros obsequios de tu mecenas, serán almacenados en la armería del Coliseo; jamás te dejarán bajar con ellos al subterráneo–

Contenido oculto: Sextius

Armadura superior de piel = +1 defensa
Guanteletes de hierro= +1 defensa
Daga de hierro= +2 ataque

–Alethia; desde este momento no eres un esclavo; eres un Gladiador; la primera en responder bajo este nombre–Otro de los guardias se acercó y le entregó una armadura superior de piel con hierro, unos guanteletes de hierro, unas botas de piel y una espada de hierro – Estos son los primeros obsequios de tu mecenas, serán almacenados en la armería del Coliseo; jamás te dejarán bajar con ellos al subterráneo–

Contenido oculto: Alethia

Armadura superior de piel con hierro= +2 defensa
Guanteletes de hierro= +1 defensa
Botas de piel= sin bonificación extra
Espada de hierro= +3 ataque

En las gradas todos aplaudieron ante los nuevos Gladiadores, varias mujeres gritaban por el nuevo título de aquella mujer que se convirtió en Gladiador. También habían nombrado Gladiadores a Marcus y Cimber; pero su desempeño no era tan sorprendente como el de los primeros cuatro.

Los guardias se retiraron por la reja por la que habían salido. Ambrosius se colocó frente a ustedes –Ya no son esclavos, ustedes ya no responden a esa reja; ahora saldrán de esta Arena conmigo, por la reja de los Gladiadores, de ahora en adelante somos hermanos– Ambrosius seguía inmutable en cuanto a sus expresiones; pero en verdad estaba contento de poder llamarlos "hermanos"

Contenido oculto: Zukua; Bruno; Natty; Zil

Ahora ustedes son Gladiadores; el orden por el que fueron despojados de su grillete en el cuello fue debido a su desempeño en ambas pruebas; el de resultados más altos fue Kedoku; después Tertius; seguido por Alethia y al final Sextius
Sus nuevos armamentos también son debidos a su desempeño en ambas pruebas

Contenido oculto: General

Mañana iniciaré con las prácticas de los nuevos esclavos; dejo por ahora hasta aquí porque mi siguiente post inicia con el "Capítulo 3"

 

Capítulo III
"Mantenerse en el juego"
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[Primus; Sebastian; Brazhan; Cornelia; Priscus y Henxia]

Los dirigieron al subterráneo de nuevo, pasaron entre las jaulas de los animales; donde varios leones se abalanzaban a los barrotes; al salir de allí encontraron la "zona de entrenamiento" donde algunos Gladiadores estaban practicando con sus armas; los guardias les quitaron las ataduras

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Había varios muñecos y bloques de paja firme para destrozar; varios blancos para los arcos y cofres donde se podían encontar diversos trozos de paja, cuero, correo y madera; el lugar estaba vigilado por bastantes guardias con enormes armaduras; y a pesar de que había armas en esta zona de entrenamiento, ninguna tenía filo.
–Gladiadores, aquí tienen a más esclavos que buscan pertenecer aquí abajo–
Lo Gladiadores por su parte, dejaron de hacer lo que estaban haciendo y los inspeccionaron con la mirada; para sorpresa de algunos, ni Ambrosius ni los recién nombrados Gladiadores estaban ahí; pero un Gladiador con complexión robusta se dirigió a ustedes.
–Mi nombre es Gaius, he sobrevivido a varios enfrentamientos en la Arena utilizando mis propias manos; por lo mismo siempre es mi deber darles esta plática a los nuevos por aquí–Miró a Priscus– Y también a los no tan nuevos como este viejo león de arena, espero tu brazo se encuentre mejor– decía mientras tomaba varias armas y las colocaba frente a ustedes– Elijan un arma y uno por uno demostrará su fuerza–

–La daga, excelente amiga cuando tu espada te fue arrebatada; es raro que alguien espere que tengas a esta pequeña amiga en el cinturón–



–El arco, gran ventaja a la lejanía; pero si no dominas esta cosa a la perfección, en un combate cuerpo a cuerpo no te servirá de nada; ¡Ah! y es importante que consideren que no es un arma para apuntarle a Gallio–

–El mazo; necesitarán gran fuera para poder soportar su peso, por esto suele ser un arma de ataque lento, aunque tenemos un Gladiador aquí que mueve esa cosa como si fuera un simple bastón; sus golpes son mortales. Y el nuevo, Tertius si no me equivoco, también ha demostrado que sus brazos son de los más fuertes por aquí–


–Y la espada; fiel compañera de los guerreros que buscan eliminar a su enemigo de manera rápida; más pesada que una daga y un arco pero mucho más ligera que un mazo; la elección que muchos de nosotros tomamos–

Contenido oculto

Es tiempo de elegir un arma; el arma definirá su caracter como luchadores, por ahora sólo elijan la que crean que más les ayude; más adelante puede cambiar de armamento si no les funcionó :3 además... más adelante en el rol podrán usar dos armas si es que así lo prefieren
Para probar su arma contra un objetivo, deben lanzar dos dados de 10 caras y un dado de 5 caras.

Contenido oculto: Mapa de ubicación

Del lado derecho está la "zona de entrenamiento" Recuerden que aunque el mapa se vea muy pequeño, los espacios son muy grandes.

 

Capítulo III
"Mantenerse en el juego"
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[Kedoku; Tertius; Alethia y Sextius]

Acompañaron a Ambrosius por la rampa, siguieron el camino por pasillos hasta llegar a una gran puerta de madera; en la entrada habían cinco guardias los cuales los revisaron para asegurarse que no llevaban alguna especie de armamento. Al verificar que no era así; los dejaron entrar. Al entrar vieron un gran pasillo con muchas puertas de diversos materiales.

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–Es aquí donde los Gladiadores dormimos; cada quien tiene alguna habitación, los lujos que hay dentro de ellas son eviados por nuestros mecenas– Dijo mientras caminaba hacia una puerta de madera bastante simple– Esta es la habitación de Kedoku; Tertius y Alethia–miró a Alethia– Sé que si ellos intentan algo contigo sabrás como defenderte– Ambrosius abrió la puerta y dejó ver un lugar no muy amplio pero bastante acojedor comparado con su antiguo lugar de reposo.

Contenido oculto: Habitación simple

Ignoren al tipo sentado ahí xD
La habitación tiene 3 camas pero no salen en la imagen

–La habitación de Sextius; Marcus y Cimber está junto a esta habitación; tiene las mismas comodidades que la que estamos viendo– Ambrosius salió de la habitación y caminó hacia una puerta de madera con adornos de hierro–Si ustedes se ganan más favores de sus mecenas, ellos les seguirán dando grandes beneficios– Dijo abriendo la puerta y mostrando su interior

Contenido oculto: Habitación mejorada

En mejores condiciones; aunque sigue siendo compartida

Ambrosius cerró la puerta y siguió caminando hasta llegar a una gran puerta de metal fundido –Pero si logran vencerme, todo esto será para ustedes– Dijo abriendo la gran puerta exponiendo su contendio

Contenido oculto: Habitación mejorada individual

–Ahora ya no tienen que dormir en pisos húmedos; ni en ropas sucias; pero todo esto tiene un precio–Dijo mientras cerraba la puerta y caminaba hacia el pasillo –Disfruten un momento su nuevo título, yo tengo que regresar a la zona de entrenamiento–Caminó hacia la puerta de salida, se detuvo dándoles la espalda–Ahora somos hermanos; traicionen nuestra confianza y los destruiremos– Salió de las habitaciones de los Gladiadores.

Contenido oculto: Gladiadores

Ahora son libres de rondar por el subterráneo; todas las salidas están abarrotadas y rodeadas de guardias; cada movimiento que hagan será observado por sus celadores; el comedor sólo abre cuando es hora de la comida, en otros horarios permanece cerrado. Pueden hacer uso de los sanitarios y la zona de entrenamiento.
Ahora relájense un poco en sus habitaciones; en donde los esperan ropajes más cómodos sin tener pinta de esclavos

 

Priscus

Después de ver un sangriento castigo en la arena, los esclavos que estaban cando regrese a los calabozos, habían tenido la “suerte”, si es que se le puede llamar así, de ser nombrados Gladiadores; sin duda sus respectivos amos habían visto algo notable en ellos.

Aquello fue realmente una novedad para mí, el crío que me había arrojado la piedra, había calificado de gladiador, incluso la mujer… estos seguramente serían unos juegos interesantes.

Pronto a los esclavos nuevos nos llevaron de nuevo a los subterráneos, era hora de escoger armas… ¡ah, el ritual de siempre…!

–Mi nombre es Gaius, he sobrevivido a varios enfrentamientos en la Arena utilizando mis propias manos; por lo mismo siempre es mi deber darles esta plática a los nuevos por aquí. Y también a los no tan nuevos como este viejo león de arena, espero tu brazo se encuentre mejor– Me dijo el buen Gaius, yo le regale una cabezada amable– Elijan un arma y uno por uno demostrará su fuerza.

Mi arma por excelencia siempre fue la espada, pero mi brazo herido me imposibilitaba su correcto manejo… así que opte por el mazo, un buen manejo con el de mi brazo izquierdo era todo lo que requería…

 

Scato, el Gladiador más grande y robusto de todos miró a Priscus; no le gustaba que escogieran el mazo sobre las demás armas; el mazo era lo suyo y ahora dos Gladiadores más quieren competir contra él.
–Demuestra tu golpe con el mazo– Gritó Scato señalando un muñeco de paja

Contenido oculto: Yuki

Ahora debes tirar dos dados de 10 caras y un dado de 5 caras :3 suerte!

 

Brazhan



Escuché la potente voz de unos de los guardias exigiendo orden en la celda, y esto hizo que me despertara de mi corto sueño. — Creo que no podré descansar tranquilamente aquí. — Me dije a mi mismo, incorporándome en mi lugar y escuchando con atención las quejas de aquel hombre, para con los que momentos antes estaban discutiendo.

Luego escuché el sonido de una puerta abrirse y seguido de esta la celda en donde estábamos y varios guardias entraron sometiéndonos de manera bruta llevándonos a un lugar completamente desconocido para mí, llegamos a un lugar donde había una arena y allí presenciamos el terrible castigo, que terminó en muerte de uno de los esclavos, que los dioses sabrán que había hecho.
Luego de esos, los nuevos esclavos fuimos llevados al subterráneo, no tenía muy en claro para qué, pero suponía que era para una prueba que allí se hacía para saber si servíamos para algo. — Ja — Me burlé de mí mismo, seguramente no servía para nada más que fregar pisos.

Llegamos a un lugar donde supuestamente, los gladiadores entrenaban… Oh no… ¿Gladiador yo? Ya lo quiero ver. Nos dijeron que debíamos elegir un arma, no había mucha variedad; dagas, arcos, mazos y espadas. Vi como aquel hombre seguro de sí mismo que llegó conmigo tomaba un mazo — valla — pensé, seguro es muy fuerte.
Me acerqué y tomé el arco, esto de las armas no era lo mío así que me daba igual que arma utilizar. Ahora solo me quedaba esperar a que alguien me explicase cómo utilizarlo, o por lo menos observarlo de alguien más.

Contenido oculto

Estuve debatiendo si utilizar la daga o el arco, debido a mi personaje que es algo complicado. Pero supongo que el arco está bien, no sé que pensará Amelie :B

 

Gaius miró a ambos hombres que habían seleccionado un arma y se llevó la mano a la frente –¡Vamos! No tenemos todo el día– apuntó a una diana que estaba a una altura razonable–El que ha tomado el arco debe apuntar firmemente y disparar a su objetivo; sólo tienes un tiro así que no lo desperdicies–
Justo cuando Gaius dijo esta última palabra, apareció Ambrosius el cual cruzó los brazos y estudio cuidadosamente a todos los nuevos esclavos.
–Deben sorprendernos; si no lo hacen pueden pasar muchos días como esclavos, incluso toda la vida; hoy les damos la oportunidad de convertirse en parte de nosotros; si fallan estarán a nuestro servicio, limpiarán las habitaciones; amarrarán muñecos de paja; sostendrán los bloques de paja para que nosotros los ataquemos. Así que hagan su mejor esfuerzo, pues su valor hasta el momento no nos ha sorprendido, al menos que lo haga su fuerza– Decía Ambrosius mirando la timidez de este grupo.

Contenido oculto: Loca

Está muy bien, además recuerda que si no te agrada, después podrás cambiar de arma.
Ahora debes tirar dos dados de 10 caras y un dado de 5 caras :3

 

Brazhan



Miré al hombre que acababa de llegar con cuidado, su tono era severos y su contextura muy voluminosa. Mi mirada era seria, más no desafiante. Aquel sujeto dijo que diéramos nuestro mejor esfuerzo, bufé ¿Cuántas veces lo había hecho ya? No tenía idea, pero agradecía a mis asquerosos pelos de ocultar mi cara de los tantos gestos que hacía sin querer.
Luego miré a la diana que me habían señalado, y con reticencia apunte la flecha lo mejor posible, mi mano temblaba un poco, pero no por los nervios. Más bien, porque jamás usé un arco y sostenerlo era algo extraño y complicado. Tenía el presentimiento de que seguramente no lo haría bien.

Cuando creí que estaba apuntando bien, simplemente disparé.

Contenido oculto: Accidente

Aaaaaaaah la cagué con los dados, yo y mis manos de manteca! El primer dado que tiré es de 3

 

Priscus

Mi oponente... un digno muñeco de paja. Reí de mi propio chiste y me coloque frente a "Livius", que era como yo llamaba a todos las muñequillas de paja...
Con un movimiento poco calculado de mi brazo izquierdo, golpee con la fuerza que podía a mi objetivo.

La espada era mi habilidad... pero yo era diestro; con aquel brazo herido no podía hacer mas... el mazo aunque no era extraño, no siempre fue mi aliado.

 

El ataque de Brazhan no sorprendió mucho a los Gladiadores; Gaius se acercó a él –Debes dominar tus nervios, el ataque es instintivo; algo que un aspirante a Gladiador ya debe de saber; aún así tendrás otra oportunidad ante los mecenas; sorpréndelos de algún modo–
Después se escuchó un fuerte golpe hacia el muñeco de paja; Scato bufó al ver que Priscus dominaba el mazo.
–No podía esperar menos del viejo león de arena– dijo Gaius mientras sonreía

 

Alethia

Mire la habitación y ahí se encontraban Kedoku, Tertius, cualquier cama que se me diera me daba igual, tomé un poco de ropa más decente de la que traía, no era gran cosa, pero no serían trapos viejos. Tomé la ropa y salí del lugar. No me cambiaría frente a ellos, todavía soy una "dama" y tengo mi orgullo, así que me dirigí a la puerta y no dije nada a mis compañeros de cuarto.

"¿Donde me podré cambiar?... Si, ahí podré ir. A los baños... Espero no los estén usando." Pensé para mi misma, mientras trataba de recordar el camino. Sino, pues preguntaría a un gladiador, ya que como dijo Ambrosius, somo como hermanos ¿no?

Comencé a caminar para llegar a los baños y poder cambiarme.

 

Los baños era un lugar húmedo y con suficiente luz de las antorchas que aún estaban prendidas; a pesar de todo permanecían lo moderadamente limpios por los esclavos que limpiaban constantemente. Aquel lugar era amplio y estaba dividido por paredes de hormigón bastante sencillas; en cada cubículo había un gran cubo de agua limpia, varios tazones para verter agua. No había puertas en los baños pero tampoco se escuchaba agua correr por los improvisados conductos para que el agua no se estancara en el suelo; Alethia estaba sola.

 

Alethia.

Suspire al no ver a nadie, tendría un momento para mi, tomé un cubo y lo llené de agua, mi cara estaba llena de polvo y suciedad. Así que me lave la cara y después de mojarme un poco el cabello. Tomé la ropa y la estiré.

—Creo que ninguno se esperaba que hubieran mujeres en este lugar... —la ropa era algo grande pero más cómoda que la que tenia, me cambie rápido antes de que alguien fuera hacer sus necesidades, sonreí al sentirme un poco más limpia y cómoda. Me solté el cabello de la coleta que tenia hecha, ya me estaba ocasionando dolor de cabeza, así que salí de los baños y caminaba por los pasillos, podía ver como ciertos esclavos me veían y decían de cosas, más no me importo.

Llegué de nuevo al lugar de entrenamiento, ahí vi a más esclavos tomando armas sólo me quede observando desde afuera.

 

Ambrosius se acercó a Alethia –¿Es bueno ver las cosas desde el otro lado verdad? No sentirse más un esclavo...–Decía mientras los demás intentaban decidirse por un arma–Pero dime; ¿Qué es lo que esperas de tu vida aquí abajo?–Preguntó mientras la veía fijamente a los ojos.

 

Sebastian

Demasiado tiempo en este cuchitril y solo he estado enserado en mis pensamientos, no he tenido ni contacto visual con los demás esclavos debo decir que ninguno me interesa con exepcion de Alethia. La única chica en este sitio ¿como habrá llegado aquí?, —debe ser muy ruda—me dije con una sonrisa de burla, en realidad quería conocerla — tal vez así algún día me la lleve a la cama jajajaja—. Me dije entre risas, ni siquiera yo me lo creía.
Después de entrenar un poco, quise volver a mi habitación pero note a Priscus golpeando a ese muñeco de paja, —creo que es hora de divertirme un poco— me dije mientras me acercaba a el lugar en donde estaba. —¡Hey! Priscus te enseñare como se hace— Pronuncie al momento en el que le quite su arma dando un par de brazadas fuertes.
Inmediatamente me solté a carcajadas y le extendí la mano con la espada apuntándome, la tomo mirándome con cara rara, no se vaya a hacer algo al respecto pues ni siquiera puse mucha fuerza como para humillarlo.

 

Alethia.

Ambrosius se acerco a mi y me preguntaba ¿que es lo que esperaba de mi vida aquí abajo?


—Claro, es mejor observar y ver a mis futuros compañeros. Buena pregunta, no sé si ya no esperar nada puesto que al final me enfrentaré contra otros. Pero creó que la mejor ganancia es salir a el área de combate y sentir el aire, los rayos de sol. Bueno, eso después lo apreciare si gano mis batallas o si me derrotan ahí —señale el área con un poco de nostalgia —, pero no creó que tenga compañeros muy listos que digamos —le señale con la mirada a un chico llamado Sebastian.

—Hay toda clase de hombres que una ya no espera nada Ambrosius