[Gladiadores] Rehenes de un imperio

Tertius

La pelea entre Sebastian y Marcus se vio divertida. Deseé que llegara pronto mi oportunidad para tener una.
Aunque a lo largo de mi vida peleé contra infinidad de bandidos, ya sea con mis propias manos o con la ayuda de unas armas, la cosa cambiaba si lo hacía en la arena del Coliseo o de Olimpia, para el placer de un público. Obviamente, mi intención no era matar. A lo sumo, dejaría a mi oponente incapaz de moverse, como había hecho con los rufianes de mi pasado... y con aquel león.

Una vez regresamos a los subterráneos, me lavé el cuerpo, volví a armar mi trenza, recé durante una hora por las almas de mi víctima y de Otho y me dormí durante el transcurso de otro par.

Sonidos provenientes de la zona de entrenamiento me despertaron. Otro jardín con mujeres hermosas desapareció cuando lo hice... Por suerte, todavía estaban Alethia y Cornelia (que ahora estaría con nosotros en su calidad de Gladiadora), tan reales y atractivas... que mis fantasías se dispararon por un instante. Reí picarescamente.

Me levanté de la cama y me dirigí a la zona de entrenamiento. Allí estaba Gaius con tres esclavos más... ¡Oh, bendito sea el cielo! ¡Había otra mujer!

—¡Hola, Gaius! —lo saludé alegremente, mientras observaba detenidamente a los nuevos habitantes del Coliseo— Veo que la familia está pronta a crecer...

 

Sextius

Mientras veía la pelea de Sebastián y Marcus mi sangre hirvió de ganas de combatir con buen gladiador. Pero qué suerte tiene ese niño. Ese día había terminado, así decidí irme.

Entre mis sueños escuche ruidos, estos provenían de la zona de entrenamiento. Me levanté y me dirigí a ese lugar. Allí noté que más esclavos iban a ser la prueba de gladiador. Más gente ruidosa viene se une. ¡Genial!

—Veamos que tal es este grupo —me acerque a donde Gaius y Tertius. Cruce los brazos.

Contenido oculto

Es como ley que en cada grupito allá una mujer … me arrepiento de no ser una :D Benditas entre hombres xD

 

Contenido oculto: Bruno y War

no pusieron sus nombres n.n

Priscus


Era temprano, aun mas temprano de lo que yo acostumbraba; como ritual de esclavos, nos despertaron con brusquedad y ataron nuestras manos al frente. Con pasos lentos nos llevaron hasta la plaza del coliseo... ahora estábamos en la Arena Olimpia.

La mañana era fría, el sol alumbraba lo suficiente para ver la claridad del cielo; las gradas estaban al reventar y los mecenas de todos estaban presentes; los Nuevos gladiadores estaban con los expertos... Nunca habíamos sido tantos.

El collar de hierro en mi cuello quemaba mi piel, el maldito metal siempre hacia eso en mi, pero no por mucho... Tenia mecenas, sin duda, yo no lo hubiese escogido, pero yo no tenia elección.

El invicto Ambrosius se paro frente a mi después de las presentaciones de Gallio, y con su brutalidad acostumbrada, alzó su espada y de un tajo terminante hacia mi cuello, el candado termino destrozado a mis pies. Trague grueso, por mas habilidad del condenado de Ambrosius el muy desgraciado me pego un susto; juro que vi su sonrisa después que me dejo...Los esclavos ahora eramos "libres" gladiadores.

Al pasar ahora, un guardia con Primus a su "liberación" y hacer entrega de los regalos de su mecenas, la arena se llenó de abucheos pues para mi no había nada mas que mi cuello libre,
—no por mucho— pensé...

Los esclavos-gladiadores fueron liberados con sus respectivos regalos de sus mecenas; al final solo quedaba Sebastian, el crió de los rizos de cupido, Gallio anuncio que su desempeño no había sido suficiente aunque tuviese mecenas y debía medirse con el nuevo Gladiador, Marcus. La sorpresa fue mayúscula, el chico se desenvolvía bien, su motivo era la ira y su defensa era pobre... pero sus golpes era letales... cuando la incertidumbre llenó las gradas, el combate acabo... dejando claro que Sebastian no se rendiría; y yo sonreí con el.

Sus regalos fueron entregados; pero las sorpresas no se terminaron. Desde las gradas Gallio llamo a dos padrinos de gladiador, y ahí estaba"él"... El veredicto de Gallio: Ambrosius debía pelear con Scato...

Los que conocíamos la historia teníamos años de querer ver esa pelea... ambos formidables atletas... sin duda un espectáculo digno de ver y una enorme perdida para el patrocinador del perdedor... Gallio tenia un plan...


Al conducirnos de nuevo a los subterráneos, me dirigí a Ambrosius para reclamar su falta de tacto para con mi cuello, pero ahí estaba de nuevo el chico en un gesto amistoso para Ambrosius el invencible....

 

Sebastian

La ducha me había asentado bien, me coloque mis vestiduras y regrese, a ahora, mi dormitorio para descansar un poco, pero antes decidí pasar por el área de entrenamiento para ver algunas cosas—¿otra chica?—Me dije con las mismas intenciones mías al ver a una dama, pues no la había visto antes, pero al ver que los demás gladiadores estaban dando su discurso de las armas bla bla bla quise no acercarme a molestar y por el momento estaba exhausto, ademas solo pasaba a ver, seguí caminando solo por instinto, lento y relajado, después llegue a mi "cama" y me recosté, verdaderamente esa pelea me causo tanto—Pero lo logre—Al menos me decía, lleve mis manos a mi nuca cerrando los ojos mientras imaginaba nuevamente aquel prado con la esperanza de que nadie me molestara.

 

Sebastian había sustituido a Marcus y eso significaba compartir habitación con Sextius y Cimber; Cimber estaba en la habitación observando con odio a Sebastian, cada movimiento que hacía lo enervaba, su hermano era un sirviente por culpa de aquel joven que dormía en la que fue cama de su hermano.

Mientras que Priscus, Cornelia y Brazhan compartían una habitación sencilla, pero bastante cómoda comparada con el suelo.

El humor en la zona de entrenamiento no era el mismo de unos días atrás, todos estaban pensando en la futura pelea, el único que seguía jovial era Gaius, pues tenía que darle la bienvenida a los nuevos esclavos.
Ambrosius estaba recargado en una de las paredes, como de costumbre con los brazos cruzados, cuando Sebastian se acercó a él, Ambrosius solo le regaló una breve mueca que parecía una sonrisa, cuando Sebastian se retiró se acercó Priscus, al parecer no venía a decirle algo de la futura batalla que le esperaba.
—Vi tu mirada allá arriba, pensé que ya habías visto como suelo quitar los collares— dijo con una sonrisa— es mejor que los quite yo de manera osca a que se acerque un guardia como en los viejos tiempos—Decía al recordar como le habían quitado a él y a Priscus su primer collar— un guardia no nos daba libertad ni esperanza.

 

—¡Malditos hombres!— grité a los guardias que me intentaron someter para ponerme este collar, se que mientras lo hacían me causaron todo el daño que pudieron en todo el cuerpo incluyendo mis nalgas que todavía sangran, me tiraron al piso apenas pudieron y deje una marca roja en el piso al levantarme.


Puse mi frente en alto, de esa manera luzco como si superara los dos metros de altura: mi melena roja y rizada ayuda a eso. Oigo que alguien se dirige a nosotros pero realmente lo escucho hasta que señala las armas que trajo, tome la espada y la blando fuertemente pero no me gusta el resultado, tendría que acostumbrarme y no tengo tiempo así que la dejo donde estaba.


Vi un arco, no de buena calidad, decido tomarlo y plantar mi rodilla al piso en dirección a una diana lejana, la falta de mi pecho derecho facilita la acción y sin apartar los mechones de mi rostro (que están más cuidados que los de la mayoría aquí), disparo.

 

Sebastian

Me había levantado a causa de unas miradas tan pesadas que se posaban en mi, tome asiento en donde estaba y di un bostezo largo—Uno ya no puede descansar en paz—dije molesto y salí al campo de entrenamiento para distraer mi sueño por otro lado, en cuanto estuve ahí pude notar a la chica nueva entrenando y decidí acercarme a ella—Hola pelirroja—le dije mientras llevaba mis dedos de la frente al aire como siempre solía saludar.—¿Cual es tu nombre?—Pregunte con Una sonrisa

 

Nixiras
Despues de disparar y darme cuenta que no le di al centro por poco, me paro y escucho a un muchacho preguntar mi nombre.
—Nixiras— le dige mientras sacudia mis rodillas, era un hombre así que mi humor no era muy amigable además de que su porte traia soberbia arrastrada por todos los angulos

 

Sebastian

—Nixiras, lindo nombre—Respondí sonriendo aun, —pues mi nombre es sebastian—Le dije sin que ella me lo preguntare mientras me pasaba al otro lado notando que su flecha no pudo alcanzar su objetivo, —¿Porque no lo intentas de esta manera?— continué quitando le su arco, no me costo demasiado trabajo pues no puso resistencia de algún modo, estire mi brazo y entre serré un ojo —La clave es dejar que la flecha se deje llevar por ti—Le aconseje mientras soltaba la flecha dando en el blanco.
—Lo vez—por ultimo dije devolviendole el arma.

 

Tertius

Un escalofrió me recorrió la espalda, haciendo que me estremeciera de una forma graciosa.

Entonces me di cuenta que Sebastian había vuelto al ataque, ahora con esa mujer que se hacía llamar Nixiras. Como recordaba lo que había pasado con Cornelia, empecé a morderme las uñas, observando atentamente lo que iba a ocurrir a continuación. Ojalá no derivara en algún tipo de trifulca.

 

Priscus

—Vi tu mirada allá arriba, pensé que ya habías visto como suelo quitar los collares es mejor que los quite yo de manera osca a que se acerque un guardia como en los viejos tiempo;s un guardia no nos daba libertad ni esperanza.— Me hablo Ambrosius, fue terrible en aquella ocasión y sin duda prefería que lo hiciera el, pero no por eso lo dejaría así...

—¿Crees que con eso te libero de la culpa de por poco cortarme el cogote...? ¡Pues no!, —lo mire a los ojos con expresión severa, el me sostuvo la mira fiera; y luego ambos reímos como antes—Ha pasado tanto tiempo, y te has vuelto mas blando.... el niño te admira—Le dije recordando como Sebastian lo había animado.

Mire al joven Brazhan, estaba tranquilo y había tomado mi consejo; y la mujer, la Patricia... ahora era también mi compañera de alcoba, ¡Júpiter! espero no sea de esas mujeres manipuladoras...

 

Me reí en su cara levantando una de mis cejas —Hombre, ¿pretendes darme concejos a mí de cómo utilizar un arma?— seguía riéndome y me empezó a doler el estomago de la fuerza con que lo hacía.

—Si prestas atención esa no es mi diana, es la de allá— le señale una algo más lejana con una flecha casi en el centro de ella, solo después de recuperarme de mi ataque de risa ¡será arrogante!

—¿Cuánto tiempo llevas aquí?— tendría que ser mucho para no saber de mí o es un tonto que no ha notado mi pecho derecho diseñado para usar armas. Note que habian una conversaciones a mi alrededor, sentia que alguien me miraba fijamente quizas este chico ya tuviese un historial de problemas.

Decidí seguir la sensación de ser vigilada a un hombre Ugh ¿Acaso aqui solo hay hombres? que aunque cerca otro hablaba con un gladiador más grande, este me veia por el rabillo del ojo casi nervioso, sin esperar una respuesta me encamine a el que me miraba.

—¿Alguna razón especial para mirarme?— interrogue intentado parecer lo más alta posible.

(@Bruno EVF )

 

Priscus

Mis músculos de atrofiaban con mortal rapidez, esa mañana tome algo de pan de la alacena y una jarrilla de vino con agua y lo devore.
Baje con prontitud al área de entrenamiento quizá algo bueno pasaría, y también podría mejorar con el mazo.

Ya habían llegado los nuevos esclavos una mujer, !Dios-oscuros, mas mujeres!, joven y exótica, pero en sus ojos brillaba la rabia... sin duda toda una fiera gata; y un hombre fornido. A la mujer le faltaba un pecho, como a una amazona, eso denotaba que quizá fuese buena en aquella arma. No me equivoque cuando la vi tomar el arco como arma principal.

Los esclavos famélicos, que no habían aguantado el viaje y se habían enfermado también estaban ahí, se veían intimidados... no los culpo.

Sebastian el niño... ya tenia presa nueva reí y me acerque a Tertius que parecía puesto a sacrificio mientras observaba al Cupido...

 

Vi que alguien se acerco a nosotros mientras yo todavia esperaba la respuesta de que me habia estado observando, no decia nada ni un ruido.

Mire que el otro hombre se reia hacia nuestra dirección y quizas no habia notado que habia abandonado al tal Sebastian con las palabras en la boca, espere que dijera algo.

 

Priscus

La amazona, me miro con ojos asesinos... !Cacat! ¿que les daban de comer a estas mujeres? ¿acaso todas eran así de indómitas?

—Respira profundo fierecilla.... no todos aquí mojamos la túnica tan solo ver una mujer...—Le dije y sonreí a mis adentros al ver su ira a punto de estallar —Mejor, practica duro con esa arma, y elige otra de repuesto... tuvimos buenos arqueros antes pero todos perecieron... en ataques a corta distancia no son tan efectivos...— le di un golpe brusco en la espalda a Tertius que seguía mirando a la fiera.

 

Nixiras
El hombre es directo, pero no por eso dejaré de tener cierto recelo aunque suavizo un poco mi mirada.

—Si tomas en cuenta que estaremos encerrados aquí hasta que nuestras vidas acaben, si tu mecenas no es generoso cualquier hombre daría todo por una mujer— eso era lo que pensaba, los hombres aquí piensan que las herramientas somos las mujeres cuando es al revés.

—No te preocupes por mí manejando alguna de esas armas, podre con ello. Por cierto soy Nixiras y me parece ridícula lo que dijiste de mojar la túnica, eso lo hacemos ya nosotras.— Su referencia esta mal, y yo claro voy a corregirlo sonando como unpervertido hombre

 

Priscus

La mujer era atrevida, me agradaba... pero con Tertius y Sebastian era suficiente yo no me uniría a ese jolgorio ; su altura sobrepasaba por poco la mía y su mirada era directa a mis ojos...—Seras una excelente luchadora,pero... tal como lo dices... muchos aquí han pasado rato sin sentir la calidez femenina... cuida tus palabras, no todos tienen honor...— Y me marche de ahí.

 

Brazhan



Después de la pelea, fuimos llevados a nuevas ¿Habitaciones? No era muy grande el lugar, pero era muy cómodo y sobre todo, compartido. Me alegraba de no estar tan solo, pues Priscus era buena compañía y Cornelia… Bueno, aun me faltaba conocerla.
Como ahora era ‘’libre’’ decidí recorrer el lugar en busca del baño, para poder limpiarme después de un largo tiempo. Caminé por una especie de pasillo, bastante estrecho, la estructura de aquel lugar me parecía muy extraña. Pero daba igual. Al llegar, llené una cubeta con agua, lavé mi cuerpo y mi pelo también.
Cuando terminé me di cuenta que estaba algo perdido, pero luego recordé el área de práctica así que decidí ir allí. Probablemente iba a encontrar a alguien allí.
Y así, al llegar pude reconocer a Priscus y Sebastian, quien como había visto antes, intentaba coquetear con una esclava nueva. Oh valla, otra mujer más a este mundillo, sin duda, ya no era nada innovados aparentemente. Pobre chica, que los Dioses se apiaden de ella por tener que aguantar a ese rubio.
Me quedé en un sitio alejado viendo lo que pasaba, Priscus se estaba acercando a Sebastian y a la chica; diciendo cosas como, que se calmara y que no todos aquí se mojaban por solo ver a una mujer.
— Puf, punto. — Dije, Priscus tenía razón, no todos los hombres somos babosos… Ahora comenzaba a cuestionarme a mí mismo; jamás me fijé en una mujer y menos de tal manera, de todas formas nunca me interesó tener una compañera ¿Para qué? Son una molestia.

Seguí en aquel lugar, a simplemente observar.

Contenido oculto

Brazhan seguro es asexual (?) lo siento, es que me gusta mantener la inocencia (?)

 

Idiota, yo no permitiré que me dejen hablando sola especialmente cuando siento que me trata como una prostituta, quiero dejar algo claro.

Fui hasta el hombre que se alejaba y lo tome por el hombro hasta girarlo, furiosa por qué no sepa su lugar y el mío, sujeto su cara con una mano para que vea a mis ojos.

—Estoy aquí por negarme a que el emperador y sus hombres me toquen y asesinar hasta que lo dejaron de intentar, se lo que un hombre es capaz,ellos no tienen honor pero yo si lo tengo y si piensas que intento acostarme con alguno de los hombres con los que he hablado en la arena, estas equivocado.

Muy molesta lo solté esperando alguna reacción. (@Yukionnatifa )

 

Priscus

¡Condenada! la gata, tomo mi rostro y me encaro... bastante bonito pues yo era gladiador y ella una esclava no sabia ella cuan castigada podía resultar.... quería jugar, pues bien, que lo hiciera. Siempre me gusto que las mujeres sacaran las uñas...

Con paciencia espere su reproche y cuando hubo terminado tome sus muñecas; ella sin duda era aguerrida pero seguía siendo mujer, mi fuerza era superior, para su sorpresa aun tomándola de las muñecas la acerque a mi rostro y la bese. Su rostro ardió y su furia se incremento cuando me divertí lo suficiente la solté.

—Pues el fuego al rojo es interesante... pero para domar bestias ya esta Tertius—