Futuro sin futuro el poder de los cristales.

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Juan Abinadi, 30 Abril 2009.

  1.  
    Juan Abinadi

    Juan Abinadi Iniciado

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    Futuro sin futuro el poder de los cristales.
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    Re: Futuro sin futuro el poder de los cristales.

    Hola me doy cuenta q no estan comentando acaso no estan buena la historia?
    no importa aqui esta el siguiente capitulo.
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    Una estrella.
    .- ¡Elizabet!-La voz de doña María se oía muy lejana.-Tu sigue manejando Manuel.
    Todo estaba muy oscuro, lo último que recordaba era que un ser le había dado un fuerte golpe en la mejilla, una luz blanca parecía verse en la lejanía, sus ojos se abrieron lentamente y la luz de un radiante sol le dio directamente en la cara, estaba acostada en el ultimo asiento de la vagoneta, todo se movía en su derredor y sentía que la cabeza le pesaba demasiado, aparte de un fuerte dolor que le hacia cerrar los ojos.
    -¿Estas bien?-dijo una especie de forma borrosa delante de ella y la voz de Daniel se oía muy lejana.
    Se toco la frente donde sentía algo calido, que le escurría asta la punta de la nariz.
    Extendió su mano frente a ella y parecía que una mancha roja se enfocaba y desenfocaba delante de ella, cerro fuertemente los ojos y los volvió abrir, todo se veía mas claro y los sonidos regresaban a sus oídos con normalidad.
    -¿Estas bien?-Pregunto nuevamente Daniel.
    -Creo….-dijo Elizabet sentadote, sentía su cabeza mas pesada que nunca, extendió su mano con la que se había tocado la frente y vio una mancha de sangre en esta.- ¿Dónde esta el cofre?
    -Se lo llevo el tal Ghor.-dijo Daniel
    -Doña María.-Dijo Daniel volteando al asiento del copiloto.-Vamos a llevar a Elizabet a un hospital.
    -No hay tiempo para eso.-dijo doña María sin voltear a ver a Daniel.
    -¿Por qué dice eso?, su sobrina no esta bien se le ve en la cara…-dijo Daniel sorprendido.
    -¿Qué hora es?-interrumpió doña María
    -Son las diez con uno.-dijo Daniel mirando su reloj.
    -Tenemos quince horas para buscar a todos los elegidos.-dijo doña María.
    -¿Dónde vamos ahora?-dijo Elizabet tratando de ignorar la migraña que tenia.
    -Una flecha fue retirada de su lugar.-dijo doña María.-así que solo se donde están las otras tres flechas, ese ser se llevo el cofre…
    -¿Qué pasa cuando se retira una flecha de su lugar?-pregunto Elizabet.
    -Se desvanece y la posición se esfuma de mi mente.-dijo doña María indicándole a Manuel que doblara en una esquina.
    -¿Dónde vamos entonces tía?-dijo Elizabet reconociendo el camino por donde iba la camioneta.
    -Creo que vamos a tu casa.-dijo doña María.
    -Clara no va a dejar que entremos.-dijo Elizabet.-No piensa ayudarnos, dice que prefiere morir.
    -No te preocupes.-dijo doña María.-aunque intente huir de su responsabilidad esta la hallara… es su destino.
    Doña María saco una venda de la guantera y se la entrego a Elizabet.
    -Amárratela en la cabeza, cuando hallemos el cristal de ángel te podrás curar.
    -¿Cómo sabes de todo esto tía?-dijo Elizabet colocándose con cuidado la venda.
    -Cada fin de semana la dama blanca me visitaba, me daba información sobre los cristales, y el cofre de la hidra…
    Unos truenos interrumpieron a doña María, el cielo se había tornado gris, y las nubes se juntaban en un solo punto del cielo justo alado de la nave, los rayos salían y entraban entre las nubes y una segunda nave surgió entre estas.
    -No puede ser.-escucho Elizabet murmurar a Daniel.
    -¿Qué pasa?-dijo Elizabet
    -Hoy es el día en que todo se olvido.-dijo Daniel.
    -¿Cómo dices?-dijo doña María interesada de lo que decía Daniel.
    -En mi tiempo hay una historia vieja, una leyenda.-dijo Daniel mirando las dos naves sobre volar el cielo.-La leyenda dice, que tres naves bajaron destruyendo la ciudad justo después de eso se produjo que la gente olvidara ese día, pero no solo la gente de la ciudad, si no la gente de todo el mundo.
    -¿No crees que eso es muy ilógico?-dijo Elizabet
    -Pues es una leyenda… pero nunca pensé que fuera real.-dijo mirando a Elizabet.

    -¡LAS TUAYAS ESTAN ALADO DE LA REGADERA!-grito Clara a doña Manuela que se estaba duchando.
    Clara se dirigió a la sala y prendió la televisión, en todos los canales estaban pasando reportajes de las dos naves que habían aparecido sobre la ciudad.
    -Se a armando un contingente enorme aquí.- decía una reportera tapándose un oído por el ruido de unos enormes callones que se movían detrás de ella.-Según nos informan trataran de derribar las naves lo mas pronto posible, después del ataque al parque que hubo tras de mi por parte de una de esas naves, las fuerzas armadas han decidido derribarlas, para ello las fuerzas aéreas atacaran lo mas pronto posible, para derribarlas y las fuerzas terrestres, están preparadas para enfrentar lo que salga de las naves, están desalojando los edificios de la ciudad que están alrededor de este parque, muy pronto tendremos que marcharnos de aquí.
    Clara se dirigió a la cocina siguiendo con la mirada la pantalla de la TV, se dirigió a un borrón de agua y saco un poco en un baso de vidrio, bebió un sorbo y miro algo que brillaba en la pared. El baso de agua callo de sus manos al piso y se hizo añicos.
    -No puede ser.-dijo Clara, había un hoyo en la pared dentro había una flecha iluminada por una luz verde, y alado dentro de la pared el cristal de estrella.
    Sus pensamientos se encrusijaban, por un lado existía el riesgo que Elizabet regresara a buscar el cristal y entonces se la llevaría consigo, sabia que de alguna forma la convencería, y por el otro sentía que tenia que estar en esos momentos ayudando a su hermana, pero no se arriesgaría pero “¿Qué riesgo tenia guardar el cristal en si?” mejor lo guardare se dijo, tomo el cristal como si fuera algo extraño que nunca había tocado, un pensamiento cruzo su cabeza. “¿Qué pasaría si Elizabet ya había hallado un elegido?” en ese caso si seria peligroso, pensó apretaba el puño sin darse cuenta y se dirigió a la ventana de la cocina, abrió la mano para mirar por ultima vez el cristal, pero este ya no estaba.
    -¿Pero…? –dijo Clara y desapareció de la cocina.
    -¿…Que?-Clara estaba parada en la calle justo frente a su casa, la oscuridad de la noche envolvía el lugar, y una resplandeciente luna se alzaba sobre las casas, miro hacia el cielo y no había ni una sola nave.
    -¿Dónde estoy?-se pregunto, se dio cuenta que alguien miraba a la ventana que daba hacia la sala y reconoció a Brythani pero había alguien mas con Brythani detrás de ella había una persona encapuchada, y extendía el dedo índice hacia la nuca de Brythani.
    -¿Pero quien…?-Dijo Clara pero un grupo de jóvenes en camionetas aturdieron sus oídos, las camionetas se dirigían directamente a Clara, a esta no le dio tiempo de reaccionar, y una mujer apareció frente a ella, con una capucha y una gran capa café la cual envolvió rápidamente a Clara, y un momento después la capa se quito sobre de Clara y vio que estaba devuelta en la cocina de su casa, era de día, y vio el hoyo donde había estado el cristal de estrella, ella y la mujer estaban sentadas en el piso, vio a la mujer de la capa y la capucha café pararse delante de ella y Clara reconoció a la mujer que había arrojado a Brythani por el portal.
    -El momento para conocer estas cosas vendrá después.-dijo y con un movimiento de su capa desapareció delante de Clara.
    El timbre de la puerta sonó en ese momento.
    -¡No te preocupes!-grito doña Manuela bajando las escaleras y ya refrescada por la ducha.- ¡Yo abro!
    Doña Manuela abrió la puerta.
    -¿Cómo esta doña Manuela?-dijo doña María entrando a la casa antes de que doña Manuela pudiera saludarla.
    -¿Dónde esta Clara?-pregunto doña María mientras entraban a la casa Elizabet, Daniel y Manuel.
    -Esta en la cocina.-dijo doña Manuela.
    Doña María no se movió y vio fijamente los ojos de doña Manuela.
    -Usted es un elegido.-le dijo doña María alegre y sorprendida a la vez.














     
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    Re: Futuro sin futuro el poder de los cristales.

    5
    Muerte.
    -¿Qué es eso?-pregunto doña Manuela a doña María.
    -Después se lo explico.-dijo doña María y se dirigió hacia la cocina con Daniel, Manuel Y Elizabet detrás de ella. Clara estaba sentada en una de las sillas de la cocina, con la mirada perdida.
    -Hija.-dijo doña María entrando en la cocina.
    -Este… era…-dijo Clara pero después se dio cuenta de que en verdad había regresado a la realidad.- Tía, ¿Qué...? ¿Qué pasa?
    Doña María se acerco a Clara y la miro directamente a los ojos, sonrío por un instante.
    -Así que encontraste un cristal, eres una elegida.
    -No…-dijo Clara tratando de protestar a lo que decía su tía.-Yo no puedo ser una elegida, no… no quiero ser una elegida.
    -Ese es tu destino.-dijo doña María.-Tienes que venir con nosotros.
    -Pero…-dijo Clara pero su tía izo una señal con la mano para que callara.
    -Si tanto amas tu vida, ayúdanos y así te salvaras.
    Clara inclino la cabeza, y doña Manuela observaba la escena muy extrañada por lo que acaba de decir doña María.
    -Esta bien.-dijo Clara.
    -Bueno.-dijo doña María viendo a Manuel y a Elizabet.-Vamos a la vagoneta, usted también doña Manuela.
    -¿Yo por que?-dijo doña Manuela mientras Elizabet, Daniel, Clara, y Manuel salían por la puerta.
    -Solamente ven Manuela.-dijo doña María tomándola del brazo y obligándole a ir con ellos.
    Todos estaban sobre la vagoneta y esta emprendió su marcha.
    -¿Qué cristales faltan?-pregunto Elizabet a su tía María.
    -Bueno…-dijo doña María volteando para poder ver a Elizabet.-Yo tengo el cristal de trébol, Clara el de estrella y doña Manuela el de llama, falta el de ángel y el de corazón si no me equivoco.
    -¿Y ahora donde vamos?-pregunto Daniel.
    -No muy lejos…-dijo doña María y miro a Manuel el chofer.-aquí a la derecha.
    La vagoneta salio directo a una transitada avenida.

    Tocaron dos veces la puerta.
    -Ya va.-dijo Liliana poniéndose de pie del sillón mas grande de la sala donde sus padres y hermanito estaban sentados, viendo la TV.
    -Al parecer algo esta bajando de la segunda nave que apareció unos minutos atrás, decía la reportera
    Liliana no dejaba de ver la televisión y se acercaba con un paso lento a la puerta la cual estaba siendo tocada incesantemente.
    -Miren…-dijo la reportera y una serie de árboles del parque se empezó a mover violentamente, un ser salio del parque y la reportera callo al piso golpeada por el ser y la cámara se movió violentamente y después la imagen fue la acera y las ruedas de un tanque que se empezaban a alzar del suelo.
    -Ya abre la puerta Liliana.-dijo la madre de Liliana viendo horrorizada por lo que acababa de pasar.
    Liliana abrió la puerta.
    -Buenos días.-dijo el Ghor de ojos rojos a Liliana
    Liliana quedo paralizada.
    El Ghor la tomo rápidamente del cuello y Liliana quedo contra la pared.
    -¡LILIANA!-Dijo la madre poniéndose de pie.-suelta a mi hija.
    -Donde esta el cristal de ángel.-dijo el Ghor enseñando sus dientes.
    -No…-decía Liliana pero el Ghor le apretaba el cuello demasiado fuerte.
    El padre se acerco al ser y la madre también para quitarle las garras del cuello de su hija el cual estaba empezando a sangrar.
    El Ghor extendió una de sus largas manos y la familia salio disparada asía atrás por una fuerte energía, los muebles de la sala se alzaron y quedaron destrozados, un buró callo y el cristal en forma de ángel salio de este.
    -Ahí esta.-dijo el Ghor, y apretó con fuerza el cuello de Liliana, la cabeza de Liliana rodó por el cuelo y la sangre empezó a emanar del cuerpo como una fuente de agua.
    -Aquí esta.-dijo el Ghor mirando el cristal, y con un salto se elevo en el aire y atravesó el techo de la casa.

    La vagoneta se estaciono frente a la casa de Liliana.
    -La casa de Liliana.-dijo Elizabet bajando rápidamente de la vagoneta, seria fantástico que su mejor amiga también viviera esta aventura con ella, pero al bajar de la vagoneta vio la puerta de la casa de Liliana abierta y un extraño sentimiento embargo su pecho, y pero un momento sintió miedo, era un estupor de pensamientos que asían que su pecho se acelerara.
    -¡Liliana!-dijo entrando rápidamente a la casa de su amiga.
    Las cosas de la sala estaban tiradas y rotas y sintió canas desmayarse al ver una gran mancha de sangre en el piso, y una cabeza desprendida de su cuerpo.
    -Li… Liliana.-dijo Elizabet tratando de mantenerse en pie, pero sus piernas le templaron y callo frente a la cabeza de sus amiga.-Liliana-sus lágrimas escurrían de sus mejillas.
    -Dios mío.-dijo doña María entrando a la casa, Clara dio un simple vistazo y salio rápidamente de la casa, y empezó a vomitar sobre la acera.
    -¿Qué pasa?-dijo Daniel acercándose a ella.
    -Todos están muertos dentro de esa casa.-dijo Clara.
    -¿Qué paso?-dijo doña Manuela empezándose a bajar de la vagoneta.
    -Será mejor que se quede aquí.-dijo Manuel el cual había podido escuchar lo que había dicho Clara.
    -Pero…-empezó doña Manuela
    -Quédese aquí.-la interrumpió Manuel bajando de la vagoneta.-Yo iré a ver que pasa.
    -¡Manuel! Ven rápido-dijo doña María a saliendo de la casa y volviendo a entrar.
    -Ya voy señora.-dijo Manuel y se acerco corriendo a la casa.
    -Ayúdame.-dijo doña María al ver a Manuel a entrar a la casa, esta estaba luchando por se parar a Elizabet del cuerpo de Liliana.
    -¡NO! ¡NO!-Gritaba Elizabet histérica.
    -¡Elizabet tranquilízate!-dijo doña María asiendo se oír sobre los gritos de su sobrina
    -¡NO! ¡NO!-Decía Elizabet su blusa y pantalón estaban llenos de la sangre de su amiga.
    Manuel callo al piso cuando Elizabet se logro soltar de el, doña María se sentó alado de Elizabet y la tomo con fuerza entre su brazos.
    -¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?!-decía Elizabet.
    -Tranquila, tranquila.-decía doña María acariciándole el pelo a Elizabet y dándole un beso en la frente.
    -¿Quién lo hizo tía?-decía Elizabet llorando histérica.
    -Los que están en esa nave.-dijo doña María.
    -Los voy a matar a todos.-dijo Elizabet sin dejar de llorar.
    -Vamos hija.-dijo doña María y Elizabet se puso de pie junto con su tía.
    Y ambas salieron de la casa.
    -¿Qué les paso?-dijo doña Manuela al ver subir a Elizabet y doña María llenas de sangre en la ropa.
    -Nada.-dijo doña María.-Vamos Manuel, a un lugar donde no halla mucha gente.
    -¿Qué pasa tía?-dijo Elizabet mientras la vagoneta emprendía su marcha.
    -Creo que Liliana era un elegido.-dijo doña María
    -Pero…-dijo Elizabet.-Ella… esta
    -Muerta.-termino doña María.-tenemos que buscar un lugar apartado de la ciudad antes, después les explico, los que están en esa nave nos podrán descubrir si asemos algo dentro de la ciudad.
    -¿Pero que…?-empezó Clara pero su tía la interrumpió con un chiton.
    -Cuando hagamos llegado, a ese lugar les diré.
     

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