Estación de tren

Jack Atkinson

—Va...vamos- respondió Beatriz cuando le pedí ayuda.

Logró mirarme y asintió, dejando entrever en sus labios una tímida sonrisita. Ese gesto me tranquilizó, y sonreí para mis adentros. Por un segundo, pensé que la había embarrado bastante. Era bueno saber que ese no era el caso. Yashiro se mostró tan jovial como venía siendo costumbre, aceptando de forma alegre la propuesta de ir a la barra. Sin embargo, parecía algo...apagado. Como si algo le pesara por dentro. Decidí que lo mejor sería preguntarle más adelante, cuando estemos más tranquilos, tomando algo.

Los tres nos dirigimos a la barra, buscando algo para saciar la sed. Allí ya se encontraba el muchacho brasilero, junto con otra joven. El morocho estaba dele atragantarse de comida, yendo de un lado hacia el otro, olisqueando, probando, haciendo gestos. Me encantaba la efusividad del muchacho. Le hice un gesto de saludo, pero parecía demasiado absorto con la comida. No lo culpaba, todo se veía demasiado apetitoso. Encaré hacia la barra, y revisé las bebidas y tragos que allí había expuestos. No sabía si allí servían bebidas alcohólicas o no. Yo no tomaba, mi ritmo de vida me lo hacía complicado, pero me había agarrado curiosidad. En Austria todos empezaban a beber bastante jóvenes, así que no veía por qué no aquí no habría algo de eso. Me encogí de hombros, y comencé a rebuscar.

Había bebidas y tragos de todo tipo. Gaseosas, cócteles, jugos de frutas, bebidas calientes...Bebidas calientes. Recordé lo que Beatriz me había contado, sobre que le gustaban las cosas calientes y dulces. Ella se había molestado en traerme bizcochuelos, lo correcto sería buscarle algo a ella. Y de paso, tal vez así pudiera enmendar un poco más mi desliz anterior. Me quedé pensando que sería lo mejor. ¿Una chocolatada caliente? No sé, tal vez a ella no le fascinaba el chocolate como a mí. El problema es que no conocía una bebida más dulce. ¿Y sí yo lo tomara...? No, no. Si llegaba a ingresar más chocolate a mi cuerpo, mi hígado se tomaría unas vacaciones bien lejos de mí. Seguí en mi búsqueda. ¿Un té? Mmmm, podría llegar a ser. ¿Pero cuál de todos le gustaría? Había cincuenta millones de sabores. Maldición, hasta elegir un gusto de té era complicado. Comencé a llevarme los saquitos a la nariz y olisquearlos. El de manzanilla y rosa mosqueta tenía un olor suave. Podía ser ese. "Ya, no tiene caso seguir perdiendo el tiempo de esta manera...", me dije a mí mismo, y comencé a preparar la infusión.

Cuando hube terminado, pensé luego en la más reciente adquisición del grupo. ¿Qué le podría gustar al peliblanco? Tal vez algún cóctel de frutas. Su personalidad parecía pegar con eso. Busqué y busqué, hasta que encontré uno que parecía conjugar con él. Tome las dos bebidas en mis manos, y me dispuse a servirles, cuando me di cuenta que me había alejado varios metros. Miré hacia donde estaban, miré el suelo, midiendo la distancia, y me encogí de hombros. Estiré los brazos y apoyé ambas cosas lo más lejos de mí que pude, y luego avancé. Cuando hubiera hecho un par de pasos, volví a tomar las bebidas, las volví a dejar al frente mío, y avancé otros pasos. Repetí esa operación hasta que llegué a su lado.

—Bueno, no sabía que traerles, pienso que esto podría servir.— les dije con una sonrisa. Le extendí el cóctel al chico.—Nunca te pregunté que podría llegarte a gustar. Así que me disculpo de antemano si odias los cócteles.

Luego miré a Beatriz. Le extendí el té con una sonrisa.

—Y para ti, recuerdo que te gustaban las cosas calientes y dulces. No sabía si traerte una chocolatada caliente, y había demasiados gustos de té, así que agarré uno al azar. Espero que sea de su agrado, milady.— dije, haciendo una torpe reverencia cuando ella tomó la taza y sacando la lengua de forma divertida.

Cuando ambos tuvieron sus bebidas en la mano, me relajé apoyándome en la barra y haciendo tronar mi cuello. Sonó bastante fuerte, y me acaricié la nuca, sonriéndole brevemente a Beatriz, por las dudas se haya asustado por el ruido. Paseé mi mirada por el lugar, y descubrí el arcade, y también lo que parecía ser una sala llena de ellos. Tal vez podríamos ir luego hacia allí.

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Bruno EVF Rein
Me disculpo de antemano por cualquier cosa en la narración y demás. Dormí una sola hora, UNA SOLA JODIDA HORA, y luego estuve casi todo el día con el corazón en la boca por qué estaba a punto de recursar una materia. Voy a dormir como un bebé esta noche (?

 

Aaron Yume

El lugar realmente parecía valer la pena, no sabía del todo la razón por la cual decidieran mostrarnos juegos de la forma "antigua" pero sea cual sea el origen de su decisión comenzaba a gustarme un poco, la forma en la que estaban colocadas, el color con el que habían pintado las paredes y la luz lo hacía todo más ameno, incluso me atrevería a decir que antiguo, porque por alguna razón, así me imaginaba las salas de juegos de hace demasiados años atrás que imaginaba estaban esparcidas en tiendas o pequeños locales para disfrute de las personas.

Y yo ya sabía que juego iba a probar primero.

Me dirigí de forma casi inmediata a la primera máquina, aquella que parecía ser de pelea y en esta coloqué la moneda que sabiamente había decidido no gastar, parecía la mas interesante y quizás, menos tediosa.

¿Tendría la misma suerte que con la máquina anterior?

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lo bueno es que solo está momo para verlo fracasar tan feo :’(

 

Nisha Desrosiers.

Al final, al verme incapaz de decidir terminé por tomar un par de los bizcochuelos que pude identificar que comía el chico de las muletas con tantas ganas. Debían estar buenos o al menos eso parecía.
Esera se estaba dedicando a probar de todo y me hizo algo de gracia. Su ánimo era bastante contagioso, sin llegar a tornarse tedioso, lo cual era un alivio.

Pronto noté que los dos chicos y la chica tímida del abrigo se levantaban de su correspondiente mesa y por un momento la ansiedad regresó, no porque pensara que iban a dirigirse a mí, sino porque consideré que ya tendría demasiada gente a mi alrededor. Tomé los bizcochuelos luego de decidir tomar un té de menta y me dirigí a una de las mesas, donde me senté a comer despacio mientras seguía observando al chico moreno entusiasmado con la comida y la bebida, al pequeño grupo que se había levantado pero también a quienes habían estado jugando en el arcade.

Había escuchado, o creído escuchar, algo de una sala, pero carecía de contexto así que lo dejé pasar, al menos de momento. Le di un trago al té, sintiendo su aroma mientras los pensamientos daban vueltas en mi cabeza. ¿Debía intentar jugar en la máquina? Después de todo varios lo habían hecho ya, en mi simple trayecto de la entrada del comedor a la mesa y en lo que me decidía, aunque realmente estaba en medio de querer hacerlo pero a la vez no, cosa que no era rara en mi persona. Finalmente renuncié por pereza y me dediqué continuar observando a los presentes.

 

Cliford Dreiker

De acuerdo...recapitulando algo de lo que esta cabeza y nula orientación provoco en mi sufri un delirio de estaf fuera o dentro del tren...era eso? Lo que importa es como casi era " estrangulado" por el boletero por no cumplir mi parte y andar como polisonte.

Al menos no paso de una sencilla disculpa y todo en buen plan...el viaje en el tren aguardó varias sorpresas. El pintoresco grupo de chicos que aborda el tren ofrecia para mi mucho que observar...una chica timida, un agradable tipo con muletas, un brasileño con un notable problema con la barrera idiomática, y pensar que iba a América del sur a observar su esplendor .... Veamos la chica con cabellos rosas con el pin de Galaga uf....un grupo interesante.

Pero esperen aun hubo más el tren parecia tomar un rumbo algo inesperado....el mar por un minuto pensé que el tren se daría un chapuzón, si no fuera por mi conocimiento por este tipo de transportes y vias el susto hubiera sido mayúsculo...una pena que no esperase el momento de penumbras donde sabrá Dios lo que me golpeó y cai como campeón de boxeo por unas horas, lo más seguro era mi propio temor a la oscuridad... La oscuridad que ahora mi ojo izquierdo ocupa.

Entre el sueño y el aturdimiento por el faroleo incesante decidí incorporarme, no pensaba perderme aqui y más al saber que una deliciosa sorpresa aguardaba en un lujoso comedor....como pude me escabulli y tome unos bocadillos y me sente en el suelo a la espera que mi obsesivo deseo de observar atentamente a otros no me deje como un acosador del más repelente....una sala de arcades ?

--A su momento...tal vez no....como sea --susurre mientras devoro un esponjoso muffin glaciado.

 

Aaron Yume

La primera partida del juego había sido horrible, solamente había logrado vencer uno de los cinco enemigos que se habían presentado a pelear y eso era prácticamente humillante y dejaba bien en claro que mi experiencia con las máquinas de este tipo era nula, pero no planeaba dejar ese horrible puntaje allí dentro.

Así que, gastando uno de mis puntos universales decidí darle un segundo intento, ya conocía un poco la mecánica que debía llevar y eso era más que suficiente para superar mi puntuación anterior.

Después de un rato jugando, efectivamente había mejorado mi puntuación y el único enemigo que no había vencido había sido el último, pero tener cuatro de cinco enemigos completados era realmente, un puntaje mucho mejor para dejar allí guardado.

Ojalá que nadie lo superara tan rápido.

[EDIT: MUCHO MEJOR RESULTADO :'DDDD]

 

Akane Yuzuki

Con las manos entrelazadas tras ella caminó un par de pasos de espaldas, dirigiéndole una afable sonrisa al jugador en cuanto le dijo su nombre. Devon. Trataría de no olvidarlo. Al parecer él también era extranjero, por lo que su curiosidad no tardó en crecer ante aquel nuevo conocido. ¿Sería americano quizás? ¿Británico? Le encantaba aquel ambiente cosmopolita que se había creado a su alrededor.

Sin embargo, y cuando volvió a girarse para caminar a la par que Devon, dispuesta a dejar escapar aquella pregunta de sus adentros, su acompañante se adelantó y acabó el silencio entre ambos de una forma... bastante particular para la joven pelirroja.

"Tiene un bonito cabello, pareciese como el cielo naranjado al atardecer".

¿Eh?

Akane detuvo sus pasos casi sin darse cuenta, justo cuando habían llegado ante la puerta de acceso. Se giró hacia él, observándole con los ojos ligeramente entreabiertos, y una aparente incredulidad en su expresión. Dado que su tono de piel era particularmente níveo, no fue difícil entrever la evidente sorpresa que se le había subido a sus mejillas. Mas, a los pocos segundos y ante la sorpresa de Devon, quien era posible que esperase otro tipo de reacción, la joven soltó una suave risa como toda respuesta. Parecía, más que incomodada, divertida con aquella personalidad con la que contaba su nuevo acompañante. En vez de "chico siestas", debería haberle apodado "Romeo", pensó para sus adentros entre risas.

—Gracias por el cumplido —le sonrió finalmente, con voz calma—. Mi madre es irlandesa, y por ello heredé ese tono tan particular. No es muy usual en Japón, por lo que estoy acostumbrada a que más de uno me pregunte al respecto. ¡Pero por aquí hay cabellos mucho más bonitos! ¿Viste que contamos con varios albinos por aquí? Nunca había conocido a nadie así.

Ciertamente, Akane contaba con una personalidad muy inocente. Quizás, por esa razón, no se sintió demasiado avergonzada al respecto. Dio un par de pasos y se adentró primera al vagón comedor, haciéndole un ademán a Devon para que le siguiese. Después de todo, se dirigían allí en un principio. Y mientras el chico contemplaba las inmediaciones del lugar, Akane se acercó con cierta curiosidad hacia la máquina de arcade que anteriormente le pasó desapercibida.

—¡Mira esto, Devon! Este sitio tiene de todo.

 

Pasó a paso íbamos callados hasta que rompí silencio, me asombró la forma en que tomó mi cumplido y al parecer no le molestaba mi forma de hablarle, pensaba, que en donde vengo no podía hablar con chicas de esta forma ya que piensan que lo hago para seducir u algo, cuando en verdad así es como me enseñó mi jefe, aún estoy aprendiendo algo de modales pero todo lo que sé, se lo debo es una persona que se encuentra muy rara vez en el mundo...
Observé la sonrisa que Akane me regaló.
—De nada es la pura verdad—dije suave... —Supongo que su madre es igual de bonita como usted. La verdad eh visto algunos albinos, en la cafetería que trabajo tenemos varios clientes que asisten siempre y los tres son albinos, pero en verdad que también es algo que llama la atención no crees ? —
Seguimos nuestro camino hacia el vagón me coloqué justo a su lado y caminé a la par al llegar al lugar, se podía observar todo bien iluminado y muy bien organizado Akane había desaparecido, supuse que eso fue toda su compañía, agarré mis aperitivos. Dirigiéndome a la salida de regreso la chica me hace señas para que la siguiera lo cual con mucho gusto fui hasta donde estaba.
—¡Mira esto, Devon! Este sitio tiene de todo.—dijo asombrada

—Woow esto es bueno, ¿Le gustaría jugar? Y ver cómo nos va?— dije mientras observaba los arcade, también me interesaba ver qué tan hábil era, o que tanta suerte tiene.

—Disculpe usted señor, sería tan amable de darme algunas fichas para el arcade por favor, es para mí y la dama que me acompaña—dije aquel hombre que estaba a un lado ....

 

Aki Chigusa

Y así, paulatinamente, empezaron a marcharse los pasajeros que compartían su vagón. Aki podía escuchar sus voces como un remolino desde la parte inferior del tren, más allá del vagón comedor. Le llegaban distantes y lejanas.

Con expresión aburrida y la mano apoyada en la quijada, observaba el paisaje a través de la ventana del tren. El azul del mar era precioso, brillante, electrizante... y los bancos de peces nadaban por doquier. Pero lo que antes la había entusiasmado y llenado su corazón de emoción, ahora simplemente le resultaba indiferente.

—"Que aburrido~" — se quejó mentalmente. —"Necesito algo para mantener mi mente activa o acabaré durmiéndome".

Y fue entonces, en ese preciso momento, cuando una fugaz idea hizo flash en su cabeza. Desvió la mirada sin volver la cabeza, estudiando con cuidado su alredor. No había nadie en los asientos... no había nadie en el vagón...

—¿Estoy... sola?— se preguntó a sí misma, y sus ojos se abrieron un poco de la impresión. Oh. Su corazón latió con fuerza en su pecho. Miró su cartera, que reposaba solitaria en el asiento, como si no acabase de partirle la cara a un muchacho por dos veces consecutivas—. Eso significa... ¿que puedo... leer algunos de mis mangas?

Se inclinó hacia el pasillo y echó un vistazo al final del corredor. Las puertas del vagón comedor estaban cerradas. Miró a su derecha, por si acaso. Absolutamente nadie. Nadie en el radar, nadie a la vista.

Volvió a pegar la espalda al asiento, repentinamente tensa.

—"¿No es muy arriesgado?"—se preguntó mentalmente, mordiendo su labio inferior.— "¿Y si alguien lo ve? ¿Y si lo descubren?"

Es decir... ¿Qué pensarían si la vieran leyendo esa clase de mangas? Si alguien descubriera su secreto definitivamente moriría. ¡Se desintegraría de la vergüenza! Pero la soledad era un aliciente y su cartera, tan simple en apariencia, le resultaba especialmente tentadora...

No aguantó mucho más tiempo.

—Oh, a la mierda— casi gruñó, abriendo cuidadosamente la cartera—. Mientras nadie lo descubra estaré bien. Cerraré el manga en cuanto escuche pasos y no habrá problema.

Y extrajo del interior de su cartera escolar un libro pequeño y fino. No contaba con muchas páginas, pero por la portada y las expresiones de la chicas de la misma, parecía ser bastante explícito en cuanto a contenido. Aki pasó cuidadosamente las páginas, de atrás hacia delante. Hasta hallar donde se había quedado la última vez que lo había leído.

—Oh, Himeko. Me pregunto que hará Chikane cuando se entere de esto...

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Aki está leyendo un doujinshi que no existe, de un anime yuri que realmente existe, pero no diré su nombre (?)

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Kannazuki no Miko

 

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Lamento mucho el retraso ay :c But well, voy a intentar ponerme al día~
Me pone super happy ver a los nuevos tan entusiasmados /u\<3

Hoshi Mizushima~

Abrí lentamente mis ojos ante un agradable aroma que me comenzaba a rodear, y mi boca empezaba a aguarse. Alcé mis brazos y me estiré libremente, acabando de despertarme por fin de aquella pequeña siesta que me eché nada más sentarme en aquel asiento tan cómodo. ¡Qué honor el viajar en un tren como aquel! Los nervios del día anterior me carcomieron entera impidiéndome dormir. Pero, ¡hey!, al menos había aprovechado bien ese tiempo.

Cosa que no estaba haciendo ahora en aquel lugar lleno de desconocidos.

Y… ¡oh! ¡Oh! ¡Oh, qué rayos! ¡Desde la ventana podía ver peces! Era… fascinante. Y relajante. Y, oh dios mío, ¡eran tan bonitos!

Cuántas sorpresas más iban a haber.

Me senté en el asiento que tenía al lado y me apoyé en el reposabrazos echándole un vistazo al pasillo, observando de quiénes provenían el sonido incesante de las voces, griteríos y golpes. Por primera vez desde que llegué me digné a mirarlos, a escucharlos. Parecía que algunos ya se habían hecho amigos o, simplemente, estaban conociéndose. ¡Parecían super majos!

Me levanté decidida a acercarme a ellos. ¡Era tan genial conocer a gente nueva, sobre todo con tu misma afición!

Pero, distinto a lo que tenía planeado, di media vuelta y me dirigí al comedor. ¡No podía entablar conversación alguna con el hambre que tenía! Así que entré en aquel pequeño paraíso que me pedía a gritos que probase cada manjar que tenía en todos los rincones, y realmente no me detuve de hacerlo.

Cuando estuve satisfecha regresé felizmente al vagón sin saber realmente qué hacer. El sueño volvió a mí, y por ello no me detuve a hablar con nadie en el comedor.

Al entrar todo estaba en silencio. Se notaba que la gente tenía hambre. ¡Si es que nadie puede resistirse a ese olorcito! O… quizá alguien sí.
Cerré con cuidado la puerta y me acerqué a la muchacha que se encontraba allí, enfrascada en cualquier cosa que estuviese haciendo, sin darse cuenta de mi presencia. Así que, curiosa, me coloqué en el asiento de atrás y observé lo que estaba leyendo, sin poder ocultar mi sorpresa.

—¡Hala, le está tocando los pechos!

 

Cliford Dreiker

Habiendo devorado aquellos bocadillos limpie las migajas que aún sobraban en mi ropa, no soy de ensuciar o algo así pero vamos...que el hambre me atacó.

Satisfecho mi apetito decidi ponerme de pie y averiguar algo sobre las maquinas. Removi el flequillo que ocultaba mi ojo y centre mi atención en una de las maquinas que ocupaba la sala, parecia de azar sobre par o impar.

Los juegos de Arcade fueron los más problematicos para mi, nunca llegue a pasar del todo un juego de Contra o Galaga, solia ser la burla en un principio pero una vez comulgue con el gamer interno pude cobrarmelas hasta con el primer Mario.
Una sonrisa nostalgica se dibuja en mi rostro y determinado a probar la tercera maquina fui no sin antes pedir mis necesarias monedas.

—em...supongo que uno de ustedes tienen fichas de sobra....verdad?--cuestione a los empleados a la espera de una respuesta.

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Liza White, creo que probare la del dado de azar solo espero las monedas

 

Aki Chigusa

Aki se congeló. Se había abstraído tanto en su lectura que no había reparado en que alguien se le había acercado por la espalda. Aún peor, que alguien la estaba viendo desde el asiento de atrás.

Palideció. Palideció mortalmente, blanca como una hoja de papel. Mucho más aún que su cabello... sintiendo un sudor frío recorrerle la frente. La sonrisa que poseía en aquellos momentos también se le congeló en los labios.

"Oh, mierda, mierda, mierda"

Sus pensamientos se atropellaron en su mente como un torbellino insesante y laberíntico. Lo único que atinó a hacer, una vez su cerebro respondió, fue cerrar aquel tomo de un solo golpe, con fuerza y decisión. Se incorporó casi de un salto de su asiento y exclamó:

—¡N-no son pechos! ¡Son globos! ¡Globos color piel!— dijo—. ¡No es como si me gustase el yuri ni nada así!

Y se volteó entonces, de golpe. Su ceño estaba fruncido y su labio inferior temblaba al mismo tiempo que la palidez de su rostro se había transformado en un intenso rojo. Descubrió, no sin cierta sorpresa, que aquella cotilla parecía ser una niña que la miraba con ojos grandes y curiosos.

¿Una niña? ¿Qué niña? ¿Estaba antes en el vagón? ¿Había entrado en el tren? ¡Ni siquiera la había visto antes! Aunque realmente, no había prestado demasiada atención al resto de pasajeros. Estaba mucho más preocupada tratando de no ser atrapada por el revisor.

Tosió, en un intento por aclarar su voz.

—¿Q-quién eres?— preguntó entonces, guardando el manga dentro de su cartera y echándose esta presurosamente sobre su hombro—. ¿De dónde diablos has salido tú? ¿Cuanto tiempo llevas ahí espiándome?

Trataba de aparentar tranquilidad, pero su voz tenía un tono atropellado, forzado y cauto. De verdad que era estúpida.

 

Akane no dudó en asentir ante la respuesta de Devon, encantada con la idea. Eran videojuegos después de todo, y los amaba al igual que los presentes. Así, siguió sus pasos hacia el mostrador, notando como otro chico más se había acercado junto a ellos.

El hombre les sonrió a los tres chicos, encantado de ver a tantos interesados en aquellas viejas máquinas que estaban a punto de ser desechadas. Al menos, pensó, podrían hacer uso de ellas por última vez. Se encaminó hacia la caja donde guardaban las monedas de plástico indicadas para dichos juegos, y tomó un par para cada uno, depositándolas en medio de la mesa para que pudiesen tomarlas.

—Todas vuestras, chicos. Parece que ahora mismo no la están usando, así que echad un vistazo a ver qué tal. Tenéis más máquinas como esa en el vagón de allá al fondo —y con un escueto gesto en la distancia, el encargado les abrió paso hasta la máquina arcade, regresando por donde había venido.

Akane tomó la iniciativa, y cogió ambas monedas con determinación. Le sonrió a ambos chicos, disculpándose por adelantarse con una inclinación de su cabeza, y se encaminó hacia la maquinita con entusiasmo.

—Hace muchísimo que no juego a esta clase de juegos, veamos qué tal va —murmuró, más para sí misma que para los demás. Respiró hondo, introduciendo la moneda en la máquina, guardando la calma mientras la pantalla se prendía. Por primera vez, parecía muy concentrada en lo que hacía, como si todo a su alrededor hubiese pasado a un segundo plano y ahora solo estuviesen la máquina y ella. Antes de iniciar el juego, reparó en que ya dos personas había conseguido el récord. Reconoció a una, pero la otra...—. ¿Aaron? Uhm, no me suena. Ya lo averiguaré más tarde.

Dejó su curiosidad para más tarde, y finalmente, dio comienzo al juego.

Al cabo de unos minutos, el sonidito que indicaba que el juego había finalizado sorprendió a los presentes. La pelirroja se hizo a un lado, tan tranquila como antes, y con una sonrisa entusiasmada comprobó que había superado el récord de aquellos dos chicos. ¡9 de 10, por qué poco hacía pleno! Expectante, aguardó a comprobar las habilidades de aquellos dos jugadores.

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Después de mi post puede jugar el siguiente sin problema, no hace falta esperar :3

 

Estaba emocionada aquella chica por probar el arcade tanto que fue pa primera en agarrar las fichas
—Muchas gracias señor que tenga un buen día —dije y me retiré agarrando mis fichas siguiendo a la chica, al llegar a la máquina ya estaba jugando e hizo la mejor puntuación 9 de 10 .
Aplaudiendo —Eres muy buena Akane, puedo intentarlo yo ?— la chica amablemente se puso al costado, nervioso puse la ficha y el arcade sonó, el juego inició.
—cinco de de diez, rayos no es tan difícil pero si es algo complicado no crees ? —mientras miraba el arcade con un tono algo avergonzado le hablé a Akane —Emmm... Ak.. Akanee... Podrías darme algún consejo en el estilo de juego que asistiremos hoy ? Es que no soy muy experimentado en esto de online, el online lo comencé a jugar hace poco por unos amigos que me han insistido al parecer me fue también que estaba en el último de los mejores....—dijo apenado, si bien era nuevo en estos juegos online no me iba nada mal, pero decidí pedirle algún consejo tal vez ella me diga algo que no sabía o consejos de no gastar ciertos item o cosas similares ...
Mientras esperaba a Akane coloqué la otra ficha y me concentré está vez no me fue tan mal 8 de 10 fue la puntuación
—Bueno creo que no puedo superar a la dama—dije alagando a la chica pelirroja, pero quedé contento y satisfecho por mi puntuación .

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el que quiera jugar lo puede hacer

 

Cliford Dreiker
—Gracias viejo!

Le agradeci al empleado quien me cedio un par de fichas del juego, es un lugar agradable fin de cuentas observe la maquina y devolvi la sonrisa a la chica pelirroja, que por cierto es la misma que vi primero en abordar el tren ahora que pude notar.

El juego de "abate el soldado" arrojo ciertos resultados demostrando la habilidad de los chicos...pero por ahora me interesa conocer al par de quienes de paso aparentan cordialidad, ideal para enmendar mis dias de engaño y estafas a la buena fe de otros.

-- dudo superar estos puntajes-- les comente a ambos mientras me disponia a jugar, la puntuación me tiene sin cuidado, queria entablar una buena amistad con ambos y más me valia dar una buena primera impresión.

La ficha fue depositada pero me centre más en presentarme ante mis compañeros.

-- se que adónde vamos mejores juegos que este nos atraparán... Pero hey que este mola igual no?....eh por cierto mi nombre es Cliford-- les salude con una calida sonrisa y un guiño de mi unico ojo.

Tal vez este haciendo el idiota al jugar a ciegas para saludar a unos desconocidos...pero todo sea por estudiar la gente a fondo.

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Liza White, Raiven,

 

Akane Yuzuki

Devon acabó finalmente la partida, empleando sus dos monedas para mejorar notoriamente su puntuación en la segunda oportunidad. La chica alzó ambos ambos pulgares, felicitándole por la partida, y se giró ahora hacia el segundo chico, quien antes se presentó hacia ambos amablemente, devolviéndole la sonrisa a Akane. ¿Cliford? Aquel nombre le sonaba mucho, pero, ¿de qué...?

—¡Oh, oh, oh! ¡Te llamas igual que un perrito de una serie de dibujos que veía de pequeña! ¡Qué mono! —exclamó de repente, señalándolo con evidente emoción, con sus mejillas ligeramente coloreadas. Rápidamente se llevó las manos a la boca, avergonzada por aquella reacción tan efusiva, y se disculpó con una pequeña sonrisa nerviosa, inclinando su cabeza—. Perdona, es que me trajiste recuerdos de mi infancia~. Yo soy Akane, y él es Devon. Un placer, Cliford.

Guardó silencio, a la espera de que el joven iniciase la partida, pero al parecer no obtuvo una puntuación muy alta. Aún así no debía preocuparse, y le señaló su otra moneda con tranquilidad.

—Aún puedes usar tu segunda oportunidad, seguro que a la segunda va la vencida —le aseguró, animándole, y se giró hacia Devon—. Después de esto podríamos probar suerte en la sala de arcades, ¿no créeis? Me apetece ir a echarle un vistazo.

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Lo del perro es en serio, veía esos dibujos de pequeña xD ♡

Contenido oculto: <3

 

Hoshi Mizushima~

Observé llena de curiosidad aquel singular manga que la muchacha sostenía en sus manos. Era algo distinto a lo que solía encontrar y, sinceramente, me llamaba mucho la atención. ¡Vaya, en verdad quería saber cómo llegaron a esa situación!

La chica de repente cerró el libro mientras yo aún seguía leyendo el resto, ¡y jo, que aún no había acabado de leer lo que una de ellas le susurraba a la otra!

“¡N-no son pechos! ¡Son globos! ¡Globos color piel!” Ya, ¿y por qué iban a estar dos globos con dibujos de pechos encima de los verdaderos? ¡No soy tan tonta, señorita! “No es como si me gustase el yuri ni nada así!”

Antes de poder preguntarle qué era eso se volteó a mí, y… ¡aaw, el colorcito tan bonito que tenían sus mejillas la hacían ver adorable! ¡Qué ganas de estrujarle las mejillas que tenía!

—¡Encantada de conocerte, me llamo Hoshi Mizushima!—Me presenté—. Y, ¡oh, no! No te estaba espiando. Solo… volví del comedor y te vi aquí, sola, leyendo…

Me acerqué un poco más a ella y toqué ligeramente sus manos, en las cuales seguía agarrando con fuerza aquel tomo.

>>Oye, oye, ¿me permitirías leerlo? No sé lo que es el “yuri”, pero en verdad me gustaría saber de qué trata. ¡Se veía que en verdad te gustaba!

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can i die now????

 

Akame me felicitó con sus pulgares le sonreí, estaba contento por la puntuación, un chico castaño con un parche en el ojo se acercó a nosotros y dispuso a jugar aún que no prestó más atención a nosotros que al juego amablemente se nos presentó me sorprendí por su puntuación 6 de 10 y ni siquiera estaba mirando mucho la pantalla. Akane le respondió presentándome a mí también casi lloro de la risa cuan del dibujito Clifford, pero no lo hice por si se lo tomaba a mal pero solté una pequeña risa.
—Mucho gusto Cliford, encantado de conocerlo, disculpa a Akane no lo dijo para ofender, ¿cierto Akane?— por otra parte no parecía de esos chicos que se enojaría por tal comentario, pero para evitar algún tipo de mal entendido decidí explicarle, al parecer es un buen jugador a mi se me haría incómodo jugar con un parche.
—Cliford, creo que tienes razón pero estos arcades al igual que los juegos y consolas tuvieron su tiempo de furor, a mi me gustó mucho este arcade que opinas?a a ti Akane que te pareció?— respondí al comentario que había hecho Clifford al principio.

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jajajajajajaja Liza eres una genia yo pensaba en lo mismo, del dibujito Clifford, por eso ya se me hace nombre de perro

 

Aki Chigusa

Aki retrocedió un paso, sintiéndose acosada por la insistencia de aquella niñita. Tenía sentimientos encontrados en relación a su reacción...

Nunca nadie había reaccionado así al conocer su secreto. No, nunca nadie había descubierto su secreto. Le aterraba la reacción del mundo, temía el rechazo y las burlas a las que se había visto expuesta en cuarto curso... Pero aquella niña no la estaba juzgando. Y sus ojos, grandes y bien abiertos, brillaban como si contuviesen en ellos todas las estrellas del universo.

—¡Encantada de conocerte, me llamo Hoshi Mizushima!—se presentó, enérgica—. Y, ¡oh, no! No te estaba espiando. Solo… volví del comedor y te vi aquí, sola, leyendo…

Hoshi... estrella. Se veía un nombre bastante acorde con la emoción en sus ojos.

Aki no respondió enseguida. Retrocedió un paso prudencial— otro más— cuando se acercó, cauta. Sus mejillas ardían con fiereza. Ah, ¡que situación tan incómoda!

—N-ni hablar— fue la respuesta a su pregunta, casi riendo nerviosamente—. Este tomo es un tesoro invaluable, ¿entiendes? No pienso dejar a cualquiera tocarlo. Y menos a alguien que ni siquiera comprende toda la sabiduría que hay en él.

La miró durante un corto segundo, antes de darse la vuelta y regresar a su asiento.

>>De verdad que eres una molestia— añadió. Se volteó un momento, con los ojos cerrados— Piérdete, vamos. Shú, shú.

E hizo un gesto con su mano, alejándola, dejando bien clara su postura.

 

Cliford Dreiker

Al parecer mi nombre en cualquier parte del mundo iba a y tener el mismo recibimiento, rayos...y pense que los empalagosos y molestos guiños al gran perro rojo iban a ceder¡pero que va! al menos mis mejillas ya no serian estrujadas por señoras que en la mejor parte de mi infancia visitaba a mamá, solo para consetir al "adorable cachorro" que fui.

—emm...meh ese nombre ha más favores de lo que imginas-- respondi con una risa nerviosa.

--por tu nombre supongo que eres de Japón, no sabes cuanto esperé por visitar tu tierra.

Explayandome un poco en nuestra conversación opte por mi segundo chance con la maquina. Según noté fue un bodrio a lo que esperaba de resultado pero ya que....

—Lo se...de hecho estos juegos de la vieja escuela me llevaron a donde estoy.