Juego Escritor escacharrado navideño [2022] [Finalizado]

¡Hola hola! Disculpen la demora, pero ya por fin traigo por aquí de regalo de Reyes el resultado final del Escritor escacharrado navideño. Nos ha quedado una historia de lo más variopinta, por lo que espero que os divierta. Iré identificando cada parte con su autor, para que sepáis de dónde salió cada locura.

(Ichiinou)​

Como cada víspera de Navidad los nervios y el apremio invadían a Santa Claus, obligando así sin querer a que la Señora Claus le hiciese un montón de infusiones relajantes para que al pobre no le diese un infarto.

Se sentó en su mecedora, con la humeante taza en la mano y en la otra una de las últimas cartas que le faltaba por leer y se sorprendió de las muchas mentiras que contaba aquel muchacho.

Aunque como cada año, estaba acostumbrado a las mentiras en las cartas que le llegaban, pero aquel muchachito decía cosas totalmente contrarias que le perjudicaban enormemente, como por ejemplo decir que faltaba al respeto a sus padres cuando Santa Claus sabía que no era así.

Santa Claus, lleno de curiosidad por el comportamiento tan anómalo de un niño, aprovechando que todavía era 23 de diciembre, dispuso su trineo listo para dilucidar por qué un niño querría deliberadamente que él le dejase carbón esas navidades, ajeno a todo lo que estaba a punto de ocurrir en la víspera de navidad.

(Lord Richie )​

El niño, al ser latinoamericano, nunca tuvo una buena cena navideña. Sus padres, en cambio, para no gastar tanto en ostentosas cenas, hacían asado todas las navidades.

Este año, para decepción del niño, sus padres no estaban pasando por un buen momento económico. Les escuchó una noche discutir sobre cómo decirle a su hijo que este año no podrían hacerle el asado de todos los años.

El niño tuvo la idea de que, si pedía a Santa Claus carbón como regalo, podría alegrar un poco a sus padres contribuyendo para el asado de este año.

Santa Claus, enternecido por el pedido del niño, emprende camino a Latinoamerica para poder salvarle la navidad al niño y a su familia.

(Gigi Blanche )​

Pero para eso debía acumular un montón de carbón, ¿cierto? ¡No solían pedirle tanto! ¡Ni pedirle en absoluto!

Por ello, antes de partir hacia Latinoamérica tuvo que hacer una breve parada técnica en las minas privadas donde pequeños duendes picaban día y noche para extraer carbón y no vendérselo a las multinacionales, para nada.

Los duendes se sorprendieron y asustaron un poco al ver allí a su patrón, ¡¿acaso habría venido para llevarse a otro de ellos?! Por los bastones de caramelo...

Santa se bajó de su trineo mientras los duendes trabajaban sin descanso, intentando no hacer contacto visual, y recorrió el camino de las vías hasta alcanzar la recolección del día. ¿Por qué la mina estaba dando tan poco carbón?

(Lucas Diamond )​

Al observar de cerca el carbón que habían recogido encontró el origen del problema: ¡algún duende traidor le estaba echando azúcar al carbón!

Esto había provocado que parte del material se echase a perder, el carbón no estaba pensado para mezclarse con azúcar, especialmente en aquellas cantidades tan grandes.

—¡Malditos duendecillos! —se quejó Santa—. ¡Alguien se ha cargado el trabajo de todo un año! ¿Ahora como castigaremos a los niños malos?

Santa trató de remover en aquella caja, para ver si podía salvar algo de carbón, pero era imposible: estaba totalmente cubierto de aquel polvo blanco.

(Reydelaperdicion )​

Santa estaba desesperado porque necesitaba del carbón para poder dárselo a los niños malos. Cuando se dio cuenta de que ese polvo blanco que lo cubría era cocaína, estaba seguro de que podría hacer un trato justo y beneficioso para él.

En menos de una hora, Santa ya tenía a su disposición todo el carbón que necesitaba, y solamente tuvo que afiliarse con traficantes de cocaína. Cuando revisó la lista de niños malos y se dio cuenta de que uno de los niños que recibiría el carbón era hijo de uno de los traficantes con los que había hecho el trato, no pudo evitar tragar saliva del miedo.

Sabiendo al peligro al que se exponía al tener que dar carbón al hijo de una de las personas que le ayudó a salvar la navidad, Santa eligió pasar por todas las casas del mundo y dejar la casa de aquel niño para el final. El riesgo era muy alto, y no podía arriesgar la navidad del resto de niños por cumplir su misión.

Con la bolsa de carbón y una caja en sus manos, Santa se bajó del trineo tras estacionarlo en el techo de la mansión del traficante. Se acercó a su preciado reno Rodolfo y le dijo “dejé el control del C4 en el trineo; si no salgo de esa casa en diez minutos, presioná el botón”.

(Mori )​

Tras acomodar la bolsa y la caja en su saco se despidió de su amigo con un regordete abrazo y cálido abrazo, el cual podía ser el último, y luego aseguró el gancho de la cuerda que le sostendría a la zona más firme del techo, pues la gran mansión parecía tener de todo, menos una buena chimenea por la cual colarse.

A pesar de sus dimensiones, Santa bajó con agilidad y sigilo por afuera de la casa, hasta llegar a una ventana que no irradiaba luz desde su interior. Sacó su preciado punzón de diamante y logró desprender parte del cristal de la ventana. Sosteniendo el circular cristal que quedó en sus manos, para que no hiciera ruido al caer, Santa ingresó de una vez por todas a la gran mansión.

Apenas reposó el cristal con suavidad en el piso y se irguió un poco, un leve sonido activó sus alertas. Se desprendió de la cuerda que le ayudó a bajar y gracias a las piruetas que realizó esquivó un montón de dagas que habían ido contra él apenas detectaron su presencia.

Ni una sola cana había sido cortada y Santa volvió a incorporarse para observar el lugar en penumbra, no era la habitación que buscaba. Posó su oreja en la puerta para cerciorarse de que nadie estuviera en el pasillo, no se escuchaba nada en absoluto. Seguro, salió del cuarto, sin saber qué le esperaba fuera.

(Slam )​

Santa salió de la habitación y cuatro sicarios latinos lo atajaron en la puerta y lo metieron de vuelta para adentro de la sala oscura.

El viejo rebuscó entre todo el carbón que había en la bolsa de regalos de Vladímir Putin hasta que encontró una AK-47 con la que defenderse.

Luego de acribillar a balazos a sus enemigos, Santa miró su reloj navideño y notó que habían pasado los diez minutos y seguía ahí adentro —Oh-oh...— exclamó, pero no explotó. Si el C4 no se había detonado, era porque al reno le había pasado algo malo, por lo que Santa salió corriendo a todo lo que daba hacia el trineo.

Santa había llegado muy tarde y encontró a Rodolfo muerto —¡Nooo ho ho hooo!— se arrodilló y gritó al cielo. Habían matado a su reno, ahora era personal, ahora debía cobrar venganza...

(Amane )​

Santa se levantó del suelo tras haber llorado la pérdida de su querido reno, limpiándose las lágrimas con la suave tela de su traje y mirando al frente con determinación; aquello no iba a quedarse así.

Para poder realizar su plan de venganza, Santa sabía que iba a necesitar la ayuda de sus preciados elfos, por lo que no tardó en hacer uso de su móvil de última generación para invocarlos.

Así, su círculo más cercano de elfos se materializó ante él y, tras notar el cuerpo inerte de Rodolfo, entendieron perfectamente qué era lo que debían hacer.

Santa y sus elfos más cercanos, pues, se dirigieron a un edificio abandonado que pudieron localizar gracias a la habilidades del hombre, y ahí empezaron la planificación de su venganza; el culpable iba a sufrir toda la ira de Santa Claus, pues había sido realmente un niño malo.

(Sensy )​

Después de trazar un magnifico plan con los duendes, Santa le faltaba por averiguar qué era lo que le faltaba del niño malo. ¡Estupendo! Su punto débil y su debilidad son las galletas y, eso encaja muy bien con sus planes...

Santa ordenó a los duendes preparar su magnífico plan en el edificio abandonado. Con el fin de atraer al chico a un lugar sin gente, los duendes hicieron un camino de migas de galletas que conducirían desde su casa en la que vivía, hasta el edificio abandonado, vigilando en todo momento y sin que nadie interfiriera, ni tan siquiera un perro.

El niño que se ha portado mal, centró su atención en el exterior desde su ventana pues, salió de su casa y vio un rastro de migas, probó una miga y descubrió que era una de sus galletas favoritas. Pensó que tal vez, su padre o su madre le tenían una agradable sorpresa o un regalo de Navidad, de modo que, siguió el rastro de migas hasta un edificio abandonado.

Una vez dentro del edificio abandonado, el niño ya no sabía dónde estaba. Estaba asustado ya que apenas había luz salvo la luz de fuera de la calle, apenas lograba ver algo a sus alrededores. A pocos metros de él, vio un plato rojo con decoración navideña dónde contenía sus galletas favoritas.

(Santydelasalvación )​

El niño podría estar asustado, pero no tenía ni un pelo de tonto, podía sentir que le estaban tendiendo una trampa.

Había sido criado en La Matanza, así que naturalmente podía sentir el olor a plomo y sed de sangre del lugar, por lo que dio un respiro profundo y activó su ultra instinto a la vez que sacaba su colección de navajas que tenía oculta.

Arrojó sus navajas a lo que parecían ser lugares aleatorios, pero cada una de ellas logró dar en puntos vitales de pobres Elfos, y sobre todo 5 le dieron en la barriga a Santa, el cuál empezó a desangrarse con su destino sellado.

Los elfos sobrevivientes se dieron cuenta de su error: No le habían atrapado a él, ellos estaban atrapados con él. El niño caminó con más tranquilidad hacia donde estaban las galletas, y mientras las bañaba en la sangre de santa para comérselas, dijo algo dubitativo: "Ahora que Santa esta muerto supongo que me tocaría reemplazarlo a mí, así que los deje vivos para que me ayuden a cumplir con las tareas aburridas. Aunque en vez de dar regalos a los niños, nos meteremos en las casas para robarles, eso les va a enseñar a valorar lo que tienen".

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Ofrezco 100 FicCoins al que me dé el título más original para esta historia, pues "La trepidante historia de un pobre diablo de La Matanza que terminó siendo un sádico Santa Claus" me parece un título muy largo. JAJAJAJAJA

No sé, opinen ustedes sobre el declive de esta historia y díganme si les ha gustado, porque yo me he reído lo suyo.

Muchas gracias a todos los que habéis participado, espero que os hayáis divertido con el resultado. Nos vemos en futuras actividades.