El corazon de la Bestia

Re: El corazon de la Bestia

HOLAAAAAAAAAAAAA ^////^ que bueno el verlas a todas por aqui n.n,bueno ven que no se los mate xD *aunque yo nunca podria TxT es Inu* y yo lo adoro *.* aqui les traje la conti y les pido disculpas por el atraso u.u, y pues les informo que en el prox cap habra algo que me han pedido muchas de ustedes ^///^ espero sigan aqui conmigo en esta historia del querido Inuyasha *-*

El corazón de la bestia​

Capitulo XI: Estreno como compañera​

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Siempre existe solo un camino que llega hasta el ser amado, ese camino nunca se olvida, ese camino nunca se cierra y sobre todo ese camino nunca se acaba, es infinito como el sentimiento escondido, es infinito como las lagrimas que derrocha el amor por ese ser amado por ese ser de amor. En todos aquellos días pasados la hermosa joven de cabellos oscuros había resignado a su corazón y aunque su alma le gritaba signos de esperanza, la razón no dejaba que ella le escuchara. En aquella gran casa todas las jovencitas se vestían alas 6 en punto para dar la bienvenida a sus acompañantes; esta casa poseía más de treinta habitaciones para los huéspedes, unos diez cuartos abajo y los restantes distribuidos en el piso de arriba, la forma de la casa era rectangular y las escaleras aunque no muy grandes eran elegantes apoyadas de una pared con hermosos cuadros de personajes de la historia.

“Kagome por favor baja a preparar mas te…”

-Kagome: Enseguida amo Genai… solo debo terminar de arreglar los Kimonos de las Geishas…

-Genai: esta bien pero luego vas y lo preparas…

-Kagome: enseguida amo…

Kagome ya había olvidado como tutear a las personas, eso ya no le era permitido por su actual dueño. Ella se encontraba en una habitación que parecía un vestuario, dejaba los trajes en un perchero con diferentes accesorios, había 15 Kimonos en esta habitación y 10 mas en otro vestuario, Kagome salio de aquella habitación y miraba como muchas jovencitas entraban a aquel cuarto, bajo tranquilamente por las escaleras dirigiéndose a la cocina y montando una olla llena de agua; colocándose las sandalias salio al patio, había una plantación de diferentes hierbas, recogió varias un poco de cada plantación, y de pronto se levanto dejando la pequeña cesta en el suelo y acercándose hasta un muro lleno de una hierba trepadora; al llegar miro al suelo como nacían miles de flores de jazmines.

-Kagome: les he traído un poco de agua…

Aquella joven se regocijaba al creer que las flores le daban las gracias por aquellas gotas que podían beber, cortó una y al olerla vino aquel amargo recuerdo a su mente.

“No veas para afuera de este armario, escuches lo que escuches no mires… recuerda lo mucho que te amo, gracias a tu bondad nunca podrán arrebatarte tu poder… eres mi pequeña flor de jazmín…”

-Kagome (mama… no pude vengar tu muerte… no me atreví…)

Una lágrima corrió por su mejilla pero ella suavemente la seco, guardo aquella flor en su mano dentro de su camisa junto a su corazón y siguió con sus deberes; ya llegando las 7 de la noche todas las geishas estaban sentadas sobre los cojines en la sala principal de la casa esperando a que el dueño abriera las puertas del negocio; el te estaba listo aun caliente en la olla; Kagome lo servia cuidadosamente en las pequeñas jarras de te y las llevaba con dos tasas a los diferentes cuartos, en total siempre servia 20 jarritas nunca la casa se llenaba por completo.

“has terminado Kagome?”

-Kagome: así es amo… ya puede abrir su negocio…

Kagome al principio veía con malos ojos al señor Genai por tener una casa de citas, pero veía que nunca trataba mal a sus esclavas, además muchas de las jovencitas que allí trabajaban habían sido rescatadas por Genai tras las horribles guerras de los demonios contra las aldeas rebeldes humanas.

-Genai: bien Kagome por favor tú debes estar como siempre pendiente de lo que se pueda ofrecer a nuestros huéspedes en las habitaciones y creo que mañana te daré una oportunidad…

Aquellas geishas esperaban a que los clientes las eligieran y luego se retiraban a los cuartos algunas eran elegidas para ser acompañantes silenciosas en algunas reuniones; Kagome siempre se quedaba en la cocina limpiando todo y preparando te y bocadillos.

-Kagome (Que rutinaria se ha vuelto mi vida madre… ahora que el… no esta…)

En la capital del Sengoku un hombre entraba a escondidas en el palacio, había burlado a los guardias con gran facilidad sin embargo sus heridas lo hacían detenerse de vez en cuando; aquel joven de cabellos plateados entro a un cabaña cerca de la laguna del palacio, estaba muy sucia y polvorienta, prendió una pequeña vela y comenzó a buscar entre los cajones y las sabanas guardadas, encontró una pequeña bolsa de tela, al abrirla se alegro de ver las monedas de oro que tanto guarda con recelo; sintió que alguien se acercaba y se escondió al lado del fogón para sorprender al extraño.

“¡¿Kagome?!...”

Inuyasha salto de su escondite y tapo la boca de una mujer de cabellos castaños; aquella joven lo miro algo asustada, pero se calmo al reconocer al joven samurai.

-Inuyasha: ¿Qué haces aquí?...

-Sango: tenia la esperanza que esta pequeña luz prendida fuera Kagome que había regresado…

-Inuyasha: ¿tu sabes a donde se la llevaron?

-Sango: no estoy segura… siempre escuche al rey hablar de un buen precio por jóvenes esclavas en la casa de citas de un tal Genai…

-Inuyasha: Claro… Genai…

-Sango: todos pensábamos que en verdad usted estaba muerto señor…

-Inuyasha: se necesita más que una estrategia para eliminarme… Iré por Kagome…

Sango miraba al joven samurai algo sorprendida, se veía que sus heridas eran profundas, el salio y la joven de cabellos castaños tras el, el joven se lavo la cara quitando la sangre de su rostro, lavando sus brazos y de un jalón termino de rasgar su camisa y limpio un poco su cuerpo cubierto de sangre y barro.

-Inuyasha: Por favor espera afuera…

-Sango: si señor…

Inuyasha entro a aquella cabaña abriendo las cortinas de la entrada, aquella joven de ojos marrones veía la cabaña, preguntándose ¿Qué era lo especial que había visto Kagome en su dueño?; el joven samurai se había cambiado aquellas rotas ropas por un nuevo kimono azul oscuro; miro a Sango y en voz baja hablo.

-Inuyasha: No te preocupes iré por ella, y no permitiré que Naraku vuelva a tocarla…

-Sango: pero señor debo tratar sus heridas… no puede irse así… es medio día de camino… en sus condiciones le tomara un día completo…

-Inuyasha: entonces debo partir ahora…

Sango entro a la cabaña, tomo la vela y la apago, cuando volvió a salir ya aquel joven samurai se había marchado; Sango solo podía dejar toda su fe en aquel joven de cabellos plata y ojos color oro; el era la pequeña esperanza de la joven de ver a su mejor amiga. La casa de citas estaba abierta y todas las Geishas estaban haciendo su trabajo de compañeras, aquella noche paso rápidamente y Kagome nuevamente estaba en aquel cuarto con las 25 jovencitas que trabajaban para el señor Genai; Kagome estaba sentada mientras todas dormían tenia en sus manos la flor de Jazmín que había cortado esa misma tarde.

-Kagome (Esta es mi vida ahora madre… una rutina… si me ves desde allá dame tu bendición… y si tu también me ves… dame una señal de que no estoy sola… por favor Inuyasha dame una señal que en verdad estas allí…)

Aquellos ojos esperanzados se quedaron viendo toda la noche aquellas estrellas que se aparecían en la ventana, pero ninguna señal apareció; aquella mañana nuevamente Kagome estaba afuera recibiendo al sol limpiando el frente de aquella casa; las cadenas seguían en sus pies, al parecer aun no era de suficiente confianza para el señor Genai.

-Genai: Kagome por favor ve a regar las siembras… y si es necesario siembra mas te y manzanilla…

-Kagome: si amo…

Kagome caminaba despacio por el peso de las cadenas, aunque hábilmente porque ya se había acostumbrado, en aquel sembradío todo estaba verde, Kagome sacaba agua de un pozo y la regaba con un pequeño pote por las hileras de la siembra; Kagome se sentó y lleno un balde con flores de Jazmín, el señor Genai le permitía a la joven durar todo el tiempo que quisiera junto a las plantas, decía que la bondad de ellas la ayudaban a alegrar aquel rostro de tristeza; así que la joven de cabellos chocolates hacia lo que mas le gustaba, bañarse con agua de jazmines; aquel era mas un ritual para su espíritu derrumbado ya que su madre acostumbraba a hacer aquello con ella cuando niña.

-Kagome (mama…)

Aquel día paso monótonamente, la rutina era diaria y vacía, mientras llevaba las jarritas de Te a los cuartos, Kagome veía como las jóvenes esclavas estaban nuevamente listas a las 6 en punto. Ya el manto negro de la noche había caído y las luciérnagas disfrazadas de estrellas estaban en el infinito; Kagome esperaba en la cocina a que la llamaran por si algo se presentaba; de pronto Genai entro a la cocina, Kagome se levanto y miro como el hombre la examinaba.

-Kagome: ¿Qué ocurre amo?...

-Genai: sígueme, hoy te estrenaras como acompañante…

-Kagome: Ya?... pero aun me quedaban 4 días para cumplir mi plazo de prueba…

-Genai: por eso no se te quitaran las cadenas…

Kagome no sabia que decir, sin embargo sabia que ese día llegaría y su valentía había desaparecido hace ya muchas lunas atrás; ya no deseaba escapar, y si lo hacia ¿A dónde iría?. La joven de cabellos oscuros seguía a aquel hombre que la llevaba hasta una habitación donde había varios Kimonos envueltos en tela, doblados tan cuidadosamente que parecían de una reina.

-Genai: es extraño cuando piden a una Geisha en especial…

-Kagome: ¿Cómo dice?...

-Genai: así es… vas a iniciarte puesto que un hombre importante te ha pedido…

-Kagome (Será Naraku de nuevo?...)

-Genai: raras veces ocurre… se nota que le gustaste mucho…

-Kagome (ese maldito… esta vez si lo matare…)

Aquel hombre de tez blanca como la nieve y ojos negros como la noche, le enseño a la joven un hermoso kimono de color azul cielo; aquellos detalles en plata eran realmente hermoso detalles eran hermosos detalles de un cerezo dejando caer sus flores.

-Kagome: este Kimono es más lujoso que el de las demás…

-Genai: como te dije este es un hombre importante en toda la tierra del Sengoku, debes causarle una buena impresión. Arreglate, y luego ve a la habitación 25…

Cuidadosamente Genai quito las cadenas de las manos de la joven para que pudiera vestirse, y luego se retiro del cuarto; Kagome se puso aquel kimono cuidadosamente, era realmente hermoso, las mangas tapaban por completo sus manos y por ende las heridas de las cadenas, se coloco unas medias blancas que ocultaban las marcas en sus tobillos pero aun las cadenas en sus pies la lastimaban. Se recogió el cabello colocándose unos hermosos ganchos plateados, y también aquella flor de Jazmín; pinto su cara de blanco y se dio unos detalles negros para los ojos y su boca de color carmín; ya estaba lista pero un miedo abarco su corazón.

-Kagome (¿podré hacerlo?... ¿Podré al fin vengar a mi madre?...)

Al salir de aquel cuarto se dirigió a la habitación 25, esta estaba arriba era la mas grande y lujosa de toda la casa; al entrar se encontró con el te servido aun caliente además del vino; la joven se arrodillo frente a la taza de te tomándosela; al terminarla subió cuidadosamente la manga de su Kimono tomando la tetera y sirviendo mas; sintió que las puertas a sus espaldas se abrieron; dejo rápidamente la tetera junto a las tasas y toco aquella pequeña daga junto a su pecho.

-Kagome (Ahora si voy a matarte Naraku…)