Ciudad Lienzo (Rol Base)

— Exacto.— Le comenté. No sé porque pero mi idea directamente fue un Effy/Ian v/s Alpha/Hubert, sería un gran combate.

— Por otro lado....ese es el mejor consejo que he recibido, podría ponerme a entrenar un pokémon de cada tipo.— Sonreí.— Tengo: Fuego, Agua, Fantasma, Eléctrico, Dragón, Planta, Acero y aún me faltarían...y claro, sin contar a Rayquaza.

 

—Lo de entrenar un pokémon de cada tipo no está mal. Así te puedes permitir jugar más con el tema de las debilidades y las resistencias. Pero con lo que me dices que tiene, basta una buena sincronía, como la que mantienen Flame, Milotic y Garchomp. Por ejemplo, en mi equipo predomina el tipo Planta y no tengo a ningún pokémon de tipo Veneno, pero le va bastante bien así como está.

 

— Entonces decidido, tendré que liberar algunos pokémon más tarde.— Sonreí.— ¿Cuál es tú siguiente destino?

 

Justo en ese momento, el Chansey de la enfermera Joy se acercó desde el otro lado del mostrador. Expresando felizmente palabras en su idioma, regresó las pokébolas que habíamos dispuesto para que pasaran por la máquina de curación. Tomé las de Lucario, el Hada y Goodra, y las ubiqué en mi cinturón.

—Me siguiente objetivo es la Ruta 300 —contesté.

Saqué mi cuaderno de apuntes del morral. Enseñé a Alpha las páginas que registraban mis últimas dos batallas contra Effy, en donde se hacía especial mención a su Florges y su Blissey, así como los poderes curativos de estos pokémon.

—Lo último que acabo de aprender de ella es... la importancia de la curación —comenté al entrenador—. Por lo que iré a atrapar un Alomomola en la siguiente ruta marina. No destaca en fuerza ni resistencia, pero su PS son lo suficientemente altos como para aguantar algún golpe y restaurar completamente a sus compañeros, haciendo uso de Deseo.

 

Puse una cara de asco al escuchar hablar de su Blissey.
— Entonces te acompaño, de paso veré recursos para mi equipo.

 

—Claro, nos podemos ayudar a buscar los pokémon de nuestro interés ¡Vamos allá!

Serperior y Maractus, que estuvieron comiendo no muy lejos de nosotros junto con Flame, fueron regresados a sus pokébolas. Plusle no, ya que no era mi pokémon, pero su subió a mi hombro en cuanto lo invité a hacerlo.

Alpha tomó sus pokébolas. Nos despedimos de la enfermera Joy y salimos a las calles de la Ciudad. En cuestión de minutos, llegamos a las orillas de la ruta 300, donde liberé a la Lapras para poder adentrarme en las aguas.

 

— Me siento un abusador haciendo esto...— Me quejé liberando a Froakie y entrando al mar junto con él siguiendo a Hubert en camino a la ruta marítima.

 

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Vaya que me perdí durante mucho...

Después de ir al centro Pokémon con aquella chica, me dispuse a caminar a la primera ruta, sin tomar la vía marítima. tenía decidido atrapar y conseguir experiencia en combates para así fortalecerme a mi y al equipo.

 

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XD si se preguntan si podré conectarme al foro, la respuesta es aun no lo sé, estoy usando el wifi del aeropuerto~

Finalmente habíamos llegado a lienzo, descendimos frente a mi casa y Staraptor siguió su curso en el cielo mientras que los demás pokemon cuando estuvimos dentro de casa, decidieron salir de sus pokebolas, unos no la conocían y otros ya estaban mas que acostumbrados a esta. Yo por mi parte serví la comida a mis pokemon y continué a mi habitación para descansar un poco, ¿qué otra cosa se podía hacer?

 

Las cosas en lienzo eran bastante repetitivas, conocía la ciudad desde que era un niño por lo tanto no había calles nuevas que me sorprendieran, tal vez lo único nuevo eran ver a los nuevos entrenadores de la escuela pokemon salir e iniciar sus aventuras, todos ellos ni siquiera pasaban un día completo en lienzo, simplemente era la ciudad que les quedaba de paso y no parecían estar interesados en explorarla, las cosas realmente habían cambiado un poco.

Otra cosa que me digné a hacer después de mucho tiempo [tuve que armarme de valor, si no... tal vez ni siquiera lo hubiera hecho] fue visitar el pequeño restaurante en el que trabajé cuando era más niño y ver si encontraba al dueño que ahora debería ser un adulto mayor, las personas tenían que envejecer, era natural.

Entre al restaurante y sí, tenía los mismos adornos que recordaba cuando era niño, lo mantenían igual de cálido y como era pequeño, solo se veían un par de familias comiendo tranquilamente disfrutando del ambiente que brindaba esto. Sonreí sin poder evitarlo, esto me traía una infinidad de recuerdos que podían sacarme esa sonrisa que normalmente solo podía mostrar con Emily, una sonrisa de verdadera felicidad y no de conformismo.

Cuando estuve apunto de ir a sentarme a una mesa lejana sentí un par de palmadas en mi espalda y al voltear me encontré con la mirada de un adulto mayor, su cabello estaba prácticamente de color blanco, tenía arrugas repartidas por su rostro. Se ayudaba a mantenerse de pie con un bastón, y tal como lo recordaba siempre vestido de traje, jamás logré verlo en ropa normal y no creía hacerlo nunca.

— ¿Vuelves para quedarte Dantecillo? — me sonrió y lentamente se dirigió a la cocina, yo sin dudarlo fui detrás de él con las manos en mi nuca

— Estoy de paso... pero pensé en ayudar por aquí, ya sabe... como cuando era algo más pequeño — cerré la puerta de la cocina y me puse un delantal que había allí, antes había mas gente ayudando pero ahora solo había un par

— Ya veo... ¿después visitaras a tu madre y hermana? — se detuvo frente a la puerta de su oficina y me miró con una cálida sonrisa esperando que mi respuesta fuera afirmativa, él había llegado a conocer a mi familia y prácticamente me había criado en su restaurante así que era una pregunta bastante normal

— Lo más probable... aunque usted sabe que a una de ellas no le agradaría mucho verme — reí levemente y tomé un par de platos sucios para comenzar a lavarlos sin prisa alguna, no había clientes esperando así que por ahora lavaría los platos

— No tienes ninguna prueba de ello Dantecillo — rio suavemente y abrio la puerta de su oficina — Te lo dice la voz de la experiencia, confía en mi niño

— No se preocupe, siempre lo hago....

Estar en este restaurante para pasar el tiempo... tampoco era tan mala idea, esto eran una de las clases de cosas que no cambiarían nunca, aunque he de decir que extrañaba a su esposa rondando por aquí, ella había sido como una segunda madre para mi y el extrañarla más que a la real era algo inevitable

 

El día había transcurrido bastante tranquilo, un par de familias vinieron al restaurante, una a celebrar el cumpleaños de uno de sus hijos y otra simplemente a pasar la tarde juntos. A mi me había tocado atenderlos pero por suerte no me tocó dejarles la comida, aun no manejaba eso de estar cargando con charolas con comida así que fue la mejor decisión dejar que otro de los empleados hiciera eso por mi.

En mi hora de descanso me serví una taza de café y me fui a sentar en una de las mesas lejanas para poder estar tranquilo y disfrutando por unas de las ventanas del restaurante las vistas a Lienzo, cuando de pronto pude apreciar una una pequeña silueta acercándose lentamente por detrás, me limité a sonreír un poco mientras tomaba otro sorbo de mi café.

No tardé mucho en sentir una mano sobre mi cabello y escuchar un suave comentario acerca de lo largo que estaba y que era mejor si me lo cortara. Al darme la vuelta me encontré con la amable señora que me había criado por un largo tiempo junto con su hermana que ahora descansaba tranquilamente junto con mi hermana y su madre. Si su hermana me había enseñado como era una verdadera familia ella me había enseñado lo que significaba el trabajo duro y lo bien que se sentía cuando conseguías trabajo con eso.

— Pensé que ya no te vería por aquí.... — poco a poco fue tomando asiento en la silla frente a mi — Los jóvenes de ahora solo vienen por sus pokemon y se van a otras ciudades para obtener puntos y hacerse mas fuertes, algo como la "jarra de los desafíos" o el centro de adopción...

— Es la torre desafío — bajé la taza y me levanté de la mesa haciéndole un pequeño ademán de que volvería, sabía perfectamente que bebida le agradaba a ella así que si iba a pasar ese rato conmigo tan siquiera que me acompañara con su bebida favorita — Pero supongo que así funcionan las cosas ahora... usted sabe... todos quieren ser los mejores y lucharan para conseguirlo

— ¿El pequeño nene también hace eso?

— ¿Se refiere a Ukitashi o a mi? — pregunté apropósito para verla sonreír levemente por intentar ocultar una risa fuerte — A Ukitashi no lo he visto pero él estaba entrenando mucho con otros amigos míos

— ¿Cómo son tus amigos Dantecillo?

— Son... un gran apoyo para mi, aunque no creo poder devolverles el favor en muucho tiempo, si quiere le puedo enseñar un par de fotos...— saqué mi álbum y lo coloqué en la mesa para que ella pudiera apreciarlos, poco a poco le fui contando de que se trataba cada imagen y lo que estábamos haciendo esa vez, también le expliqué mi relación con cada uno de ellos y como normalmente eran

— ¿Y quien es esta de aquí? — apuntó a una chica de cabello negro, específicamente en la foto del equipo Friz!, ella conocía a ukitashi de reojo así que era normal que me preguntara por la chica

— Se llama Emily... es alguien muy especial para mi, es mi novia pero ahora no esta aquí... se fue con los demás a una misión importante así que solo espero su llegada.

— ¿Me dirás algo más acerca de ella que quieras contarme pequeño?

— No sabría todo lo que quiero contarle acerca de ella...

 

Habían pasado un par de horas desde que comenzamos a platicar tranquilamente sobre las cosas que había hecho desde que me había ido de Lienzo, tanto las cosas buenas o cosas malas que habían pasado, como me conocían desde que era niño y conocían la mayoría de las cosas que había hecho no me molestaba contarle las cosas que consideraría que nadie, ni siquiera Ukita debería saber.

Ella, por su parte también me había contado lo que había hecho en mi ausencia, como ayudaba un poco en este restaurante y que ya estaban pensando en retirarse para estar un poco más tranquilos, no les molestaba atender el restaurante pero decían que cuando lo consideraran necesario se retirarían sabiendo que habían disfrutado al máximo el tiempo que habían estado manejando el restaurante.

Me levanté tomando las dos tazas de café que ahora se encontraban vacías, la señora también se levantó de su lugar para seguirme, lavaría esas tazas y cerraría el restaurante por hoy — No puedo mentirle, cuando vea a Emily verá que le cae...— me detuve en seco de repente al sentir un pequeño escalofrió recorrer mi espalda, mis manos temblaron levemente, lo cual provocó que las tazas se resbalaran de mis manos y terminaran en el suelo hechas pedazos.

No era un sentimiento nuevo para mi, en lo absoluto, lo había sentido antes pero traté de no darle mucha importancia y sacudí mi cabeza con algo de fuerza y respiré profundo, debía de ser el cansancio... porque ella estaba segura ¿verdad?, la señora se había acercado a mi preocupada y con un pequeño ademán le dije que no era nada de que preocuparse — Lo lamento... creo que... no he descansado muy bien que digamos... — recogí los vidrios con la escoba y el recogedor y los coloqué en el bote de basura, viendo el "lado bueno" ya no tendría que lavar

— ¿Estas completamente seguro? — me preguntó una vez que estuvo a mi lado, entregándome mi abrigo con una expresión de preocupación

— Sí, ahora tal vez vaya a la casa a descansar un poco... ¿necesita que la acompañe a su casa? — me coloqué mi chaqueta y sonreí un poco

— No es muy mala idea...

 

Al aterrizar, el recuerdo de mi padre llegó como un fiero Pokémon a mí.
Di unas vueltas, conocía el lugar como la palma de mi mano, me moví de un lado a otro y llegué a casa de papá, humilde pero con una bonita granja.
Entre el disturbio que reinaba el interior de mi mochila estaban las llaves de mi casa, las encontré con facilidad, era como si tuvieran vida y eatuvieran ansiosas de salir, y obviamente de abrir una puerta.
--¿Alguien en casa? --pregunté ya dentro.
En un viejo sillón estaba mi papá durmiendo, bendito viejo holgazán, me dio gusto verlo, pero no quise despertarlo, tomé unas cuantas cosas, ocupé el baño (Después de tanto, por fin uno decente) y comí algo.
Me estiré, besé la frente de mi padre y salí de casa, todo con una inmensa tranquilidad y calma para no despertar al señor Ukitashi I.
Al salir de casa no tenía un destino fijo, sería suerte saber algo de Dante a estas alturas a decir verdad.

 

Ya había acompañado a la señora a su casa y se despidió de mi pidiéndome de favor que los fuera a visitar más seguido y que también les hiciera el favor de comprarme un holo-misor para que pudiera contactarme con ellos por si se me ofrecía algo, les aseguré que los visitaría mas seguido, que no tendría problema con eso, pero lo segundo tal vez fuera un poco más difícil ya que realmente no hablaría con nadie por allí, a fin de cuentas, ¿quién de mis amistades estaría tan cuerdo como para llamarme por allí?, hablar con el "hippie" no era lo mas interesante del mundo.

Así que les dije que podría hablarles desde el centro pokemon que me resultaba algo más cómodo, salí de su casa y finalmente comencé a vagar por las calles cuando noté por desgracia como el cielo se empezaba a tornar mas turbio, de un color negro, como si fuera un portal para algo. Lo miré un poco confundido por un par de segundos y de pronto sentí como si mi última gota de esperanza se hubiera desvanecido de mi cuerpo.

— Eres un completo idiota Dante...— murmuré para mi mismo empezando a recordar con mas detalle lo poco que escuché del día en que Emily abordó ese avión, el anciano había mencionado a arceus, ¿l-la batalla era contra arceus?... si eso estaba en el cielo significaba que... no... no, no podía...

— Por favor... no, no...no...— corrí al centro pokemon que tenía mas cercano y con desesperación comencé a marcar el número de Emily por las máquinas del centro, una y otra y otra vez y nada... nadie respondía la llamada, saqué una pequeña libreta donde tenía los números de la mayoría de nosotros, si algún día creí que esta libreta sería inútil ahora estaba equivocado. Marqué todos los números posibles [a excepción de Effy, Steve e Ian que sabía que no habían abordado] y cuando iba a llegar al de Chad paré, mis manos ya estaban temblando y las continuas lágrimas que emanaban de mis ojos me impedían ver de forma decente

Salí del centro para evitar que la enfermera Joy me viera, ya muchos problemas le causaban mis revisiones de salud como para que ahora viera esto, caminé a la esquina de un edificio cercano y me fui deslizando por la pared hasta tocar el suelo, por mas que apretara mis puños mis manos no podían dejar de temblar, en estos momentos, pareciera que el destino me hubiese escogido como centro de diversión.

 

Troté sin ningún rumbo por la ciudad, el cielo empezaba a tornarse oscuro como si algo macabro y paradimensional acechara a la humanidad... Esto no interrumpió mi indefinido recorrido, ahora habían vagabundos en la ciudad, no sabía que la situación estaba tan mal, talvez debería dejar de luchar y dedicarme a la economía... Un segundo, ese no era un vagabundo, era... ¡Dante!

 

Abrazaba mis rodillas con fuerza mientras escondía mi rostro, principalmente para que nadie viera como me encontraba en ese momento. Había pasado de tener un día tranquilo y relativamente normal hasta ahora, es como si se me tratara de decir que no podía olvidar lo que era el dolor, que si estaba apunto de olvidar todo eso e iniciar de nuevo con la persona que quería... tan siquiera yo no podía, era algo que incluso parecía repetitivo, perder a alguien importante para ti en los momentos mas cruciales parecía que era algo ya a lo cual nunca debí desacostumbrarme.

De pronto noté una pequeña sombra no muy lejos de mi, alcé un poco mi vista y noté que era Ukita que no estaba muy lejos de mi, pasé la manga de mi chaqueta por mis rostro para limpiar el rastro de lágrimas e intentar sonreír tan siquiera un poco, pero ni siquiera salía una misera mueca podía salirme en ese momento

— Todos se fueron Ukita... todos...t-todos se..se h-han ido...

 

Natu brincó hasta llegar hacia Dante, de un salto llegó a su cabeza y se quedó ahí.
--Dios mío, Dante...-- En cualquier situación hubiera corrido a abrazarlo, pero esta vez su mirada no era esa de un dolor leve, ese dolor que a Dante no le dura nada, un dolor al que ya está acostumbrado, estaba destrozado.-- Hermano... ¿De qué hablas...?

 

Recargué mi espalda en la pared del edificio en la cual me encontraba escondido, cual posible vagabundo y me animé a ver a Ukita a los ojos, probablemente los mios ya carecían de vida y ya no tenían el brillo característico que posee una persona, ya no consideraba que tuviera algo que me mantuviera precisamente atado, ni una promesa, ni una persona.

— Nadie va a volver...— murmuré dirigiendo mis manos temblorosas a mi mochila, mostrando el huevo de eevee de Emily — ¿Sabes que ella quería ver como eclosionaba el huevo de su eevee? — nuevamente sentía un líquido caliente recorrer mis mejillas rápidamente — E-Ella estaba emocionada sobre eso...

 

Fui hacia donde estaba, roto y sin ganas de seguir viviendo Dante. Me arrodillé frente a él, debía explotar, desahogarse y no autodestruirse.
--¿¡Dante qué demonios ha pasado!? --grite, tratando no reaccionar con un mar de lágrimas al ver a mi hermano en tal estado.

 

Cerré mis ojos con fuerza al escucharlo gritar esa pregunta, no lo sabía... ¡no sabía absolutamente nada!, llevé mis manos a los lados de mi cabeza tapándome momentáneamente mis oídos — ¡No lo sé! — grité aun sin abrir mis ojos, mis manos se deslizaron hasta mi nuca y apreté con algo de fuerza antes de volver a abrir mis ojos de los cuales se seguían escapando lágrimas que no quería que viera

— Y-Yo...y-yo no lo escuché bien...— murmuré intentando pronunciar cada palabra y que no se oyera tan entrecortado por la situación en la que me había puesto yo mismo — Y-Yo solo... solo escuché algo de Arceus y una misión... y...y...— pasé de forma desesperada una de mis manos por mi cabello y luego comencé a golpear con los dedos de mi mano mi pierna

— Debí...debí de haber ido con ella... de-debí de haber hecho algo útil esta vez....— tomé una bocanada de aire al abrir mi boca intentando calmarme en vano — ¡Debí de haber hecho algo!