Enemigo 6 El Colmillo de Sables aulló rabioso; estaba perdiendo terreno con su presa y eso lo disgustaba; gruñó ferozmente y se agazapó para intentar un último ataque, esperando lograr conseguir su almuerzo del día.
Cassandra Ataque: 6 + 4 (armamento) + 5 (suerte) = 15 Defensa: 2 + 2 (armamento) = 4 Suerte: 5 Pv: 90 -10 (desgarro turno 1) -1 = 89 Enemigo 4 Ataque: 5 Desgarro: 2 Pv: 46 -15 = 31 Cassandra Ataque: 2 + 4 (armamento) = 6 Defensa: 5 + 2 (armamento) = 7 Pv: 89 -10 -3 = 76 Enemigo 4 Ataque: 10 Desgarro: 3 Pv: 31 – 6 = 25 Cassandra Ataque: 2 + 4 (armamento) + 5 (suerte) = 11 Defensa: 5 + 2 (armamento) = 7 Suerte: 5 Pv: 76 Enemigo 4 Ataque: 6 Desgarro: 2 Pv: 25 -11 = 14 El animal que atacaba a Cassandra finalmente se rindió, presa de las heridas causadas por la ballesta; su lomo era un sinfin de flechas por donde ríos de sangre brotaban y caían a la tierra. El Colmillo de Sables fatigado, cansado, aullando lastimeramente, se tumbó en la tierra, intentando escapar pero no podía moverse; solo sus patas ragaban débilmente la tierra.
Agitada, abrió su boca para poder llenar sus pulmones con aún más aire de lo que su nariz le permitía; podía ver el lastimero estado del animal y por un momento sintió una inmensa ternura hacia él; podían ser bestias para cacería traídos genéticamente desde un mundo muy antiguo; pero aún así, la mirada adolorida que observó en sus ojos dorados la hizo sentir pena; ella también estaba herida, sin embargo, no era nada en comparación a lo que la bestia tenía ahora. El sonido frenético de su corazón casi era palpable en sus oídos, superando al aullido moribundo de un ser que veía a la muerte aún más cercana que la vida; bajando su Horton dudó, manteniendo su mirada fija en el animal y sus dolorosas heridas, moriría dentro de poco; sin embargo-Repose en paix mon ami féroce-Susurró bajito, elevando nuevamente su Horton antes de acercarse al animal y acariciar un poco del pelaje que estaba sin sangre y girar en dirección contraria, en búsqueda de la salida de aquél lugar. No, no era necesario darle el golpe de gracia, la muerte lo reclamaría pronto y no quería ser ella la última visión que aquél animal tuviera antes de pasar a mejor vida.
Capítulo 3: Desperfecto técnico Hector Talos caminó sonriente; había recorrido muchos kilometros en aquel perímetro y descubrió que la zona eran hectáreas gigantes de cacería. Se sentía fuerte; enérgico y poderoso con el gran lanzamisiles cargado en su hombro izquierdo, desde hacía varios minutos no había escuchado mas disparos ni explosiones en la lejanía y notó que si se había alejado demasiado. Miró el cielo azul que era apenas tapado por la copa de los árboles e intentó orientarse; quizá en esa zona las torretas defensivas no estaban asentadas; debía de volver cuanto antes y... ... allí estaban las torretas, ocultas a la vista inexperta y sonrió divertido por su reacción; también vio las cámaras de vigilancia dispuestas entre los árboles, los troncos y las ramas. Se preguntaba si aquellos ángulos lo favorecían ante la audiencia femenina. Y entonces, recién de varios segundos, reparó en el silencio sepulcral que inundó a la jungla, como si todo ser vivo se hubiera ocultado. Giró sobre sus pies: describiendo un círculo completo y esperó; era la señal inequivoca de un ataque próximo. Alistó el lanza misil y sintió la tensión de la cacería; su corazón bombeaba salvajemente dentro de su pecho, pero el ataque nunca llegó. -Quizá sí me alejé mucho... -y cuando bajó el lanzador de su hombro, sintió una fuerza gigante empujarlo por su espalda; cayó y se arrastró para levantarse: cuatro Colmillos de Sable lo rodeaban, se mostraban furiosos. -Es una buena señal para que la torreta se active... -observó de reojo a las torretas inactivas y notó que intentaron levantarse de su escondite, pero oyó un cortocircuito y chispas amarillas salieron volando; luego el humo negro se levantó entre las cuatro torretas que alcanzaba a ver; las malditas torretas se habían descompuesto, un desperfecto técnico. -Perfecto... -sin apartar la mirada de las bestias, caminó lentamente hacia atrás, había perdido el lanzador y buscarlo no era una opción; las bestias lo seguían lentamente, lanzando dentelladas a medida que acortaban la distancia; Hector pensó que si se acercaba demasiado a otra sección donde hubiera torretas, se salvaría, un poco más, tan solo un poco más... El ataque llegó por su espalda y de inmediato, seis Colmillos de Sables lo atacaron sin demorarse; los gritos de Hector se perdieron entre la jungla... y unos segundos después, la vida silvestre volvió. Ysgramor, Telius, AnaBelt, Rex, Rosendo, Steve y Johnstone vieron un gran revuelo en la instalación; Adrian Caparzo ladraba órdenes a un grupo de hombres armados mientras que subían a dos jeeps y partían, ustedes no pueden salir y cuando preguntan son ignorados, solo pueden ver a través del gran ventanal de la sala de estar como los jeeps se pierden en la jungla y nada más. Minutos después solo uno de los dos jeeps regresa, trayendo consigo a Jeyce, Cassandra, Vasco y Georgia que, como ustedes, se muestran confundidos. No hay señales de Hector en el jeep pero las preguntas son ignoradas nuevamente. -Recibirán noticias al atardecer. -fue lo único que se les dijo. Contenido oculto @Amelie @Cassandra @Bruno EVF @EN Auditore @Ana inukk @Zeek ahora pueden rolear!!!! Todos estan consternados o no entienden bien que sucede! xD supongo que no faltara platica en el grupo! recuerden que si quieren rolear con un NPJ (Jeyce, Vasco, Georgia, Telius, Johnstone) etiquetenme en su mensaje!!! No pueden salir de las instalaciones!!!
Rosendo No le fue ajena la consternación presente en el rostro de Caparzo y sus empleados. Armados, exaltados, dispuestos a ignorarlos hasta las últimas consecuencias, el grupo de hombres armados se aglomeró en la carrocería de los jeeps y fueron tragados por la voraz jungla. Rosendo, calzado, con la camisa arremangada y su fiel sombrero, apreciaba la danza que el paso de los vehículos había dejado en la vegetación, haciendo que las verdosas hojas se movieran como azotadas por un viento que en realidad no azotaba. A la par que los demás cazadores se intercambiaban miradas confusas, el intrigante porteño caminó con tranquilidad entre ellos para terminar en la barra, donde se sirvió vino en una copa. Fue entonces cuando, luego de muchas horas, volvió a dirigir unas palabras a los demás: —En algún momento de este día —empezó—, sentí un aullido lejano, muy lejano. No pude reconocer a qué animal pertenecía, aunque después lo atribuí a alguna criatura que no acostumbramos ver… A fin de cuentas, mamuts caminan por esta isla —bebió un leve trago de su vino—. Pero viendo el barullo que se acaba de armar, tengo la sensación de que ese grito desesperado era, en realidad, el de un hombre… Duró apenas unos segundos… Rosendo levantó un poco el ala de su sombrero, para clavar sus ojos en cada uno de los rostros que le observaban.
Finalmente habia logrado llegar hasta el jeep tras haber corrido a la maxima velocidad que sus piernas le permitieran, cerranddo sus ojos se acomodo en la silla dura y fría sintiendo como si su corazon se saliera de su pecho, obligandola a subir y bajar su generoso busto como si intentara calmar su respiracion. Ladeando su rostro hacia un lado , fijo su mirada en el escabroso campo y sonrio al notar como el sol se colaba entre las pequeñas hojas del bosque, dandole un aspecto calmado y pacifico a un mundo de presas y cazadores que hoy se declaraban la guerra. El camino fue largo y accidentado y ahora las heridas que traía encima le dolía como el demonio y debia sumarle el dolor de asentaderas que no habia estado presente en la mañana, obligandola a buscar donde sentarse a penas llegaron a las instalaciones que, ahora, se encontraba en un tumulto inquieto que iba y venia desde que su jeep habia llegado. Haciendo su cabeza hacia atrás, suspiro cerrando sus ojos-Soldado caído - Susurró bajo, notablemente incomoda por no poder hacer nada por el hombre desaparecido.
Había vuelto pronto a las habitaciones y un baño fue lo primero que hice antes no pude alegrarme de matar a la bestia realmente estaba frustrada por todo, una flecha fue la diferencia. Bastante molesta salgo del baño a tomar una botella de ron sola, no pude terminar con todo pues no quiero embriagarme, me di cuenta del alboroto. --¿Qué diablos?--
Ysgramor Había salido de su habitación únicamente con un pantalón puesto; había pensado lo suficiente de aquel animal que se le escapó "Una lástima..." pensaba, pero también entendía que por algo sucedían las cosas. Caminó en las instalciones hasta encontrar a varios de sus compañeros algo había sucedido pues no estaban los directivos y se podía notar la ausencia de aquellas cosas con ruedas que llaman "jeeps" Escushó a las palabras de Rosendo, seguidas de las de Cassandra; y pensó lo mismo que expresó Ana. –¿Tú sabes algo?– Le preguntó a Jeyce pues el no había regresado junto a él en el jeep; por lo tanto acababa de llegar Contenido oculto @rapuma
Sin poder evitarlo, el ver como sus compañeros de armas salían ya limpios y refrescados de su primer asalto, se sintió tentada por ir a darse una ducha, por lo que, en silencio se puso de pie y caminó hasta su habitación y permitió que el agua se llevara el sudor y la sangre, relajándose gracias al golpe sutil del agua sobre su piel. Unos momentos después, salió de la habitación, con su cabello atado detrás de su cabeza, dejando que este brillase con suavidad debido a la humedad que aún guardaba dentro de él; cubierta por un pantalón de mezclilla caqui, corto que le llegaba hasta la mitad del muslo y con una remera sin mangas negra que se ajustaba perfectamente a su cuerpo, dejando expuestos los vendajes que había usado para curar sus heridas; se acercó hasta el lugar donde momentos antes había estado sentada y dudando, se alejó hasta la barra donde se hizo de una botella con agua y casi la vació de la sed que tenía.-A pesar del tumulto...se siente un silencio sepulcral-Susurró para quien quisiera escucharla; manteniendo su mirada fija en una de las puertas de las instalaciones.
El australiano tardó en replicar a las palabras de Ysgramor. La eterna luz burlona de sus ojos se había congelado. -No lo sé... -alzó la cabeza para verlo a sus ojos. -Un grupo de hombres nos sacó de la cacería y no enviaron de regreso, no dijeron más... -en las ropas de Jeyce figuraba la lucha mano a mano contra la bestia; manchas secas de sangre y rasguños le daban un toque especial a su chaleco sin mangas. -Estaban histéricos. El gigante negro de nombre Vasco se acercó a Ysgramor, compartían la misma altura; se cruzó de brazos, en él también se veía las claras manchas de una cacería exitosa. -El hombre blanco que usaba el lanzamisil TOW desapareció; creí verlo mientras caminaba... pero luego lo perdí de vista, en todo caso, jamás escuché una explosión en la lejanía aparte de las yo hice.
Los comentarios iban y venían sobre las posibles causas del tumulto que ahora acarreaba preocupaciones y tensión; los ojos verdes de la francesa se posaron sobre el australiano y el hombre negro y con cuidado se acercó a ellos, extendiéndoles un par de toallas húmedas para que limpiaran un poco de la sangre que el encuentro anterior habían puesto en ellos-Es probable que...algún imprevisto haya surgido para poner tanta tensión en nuestros anfitriones...-Dijo con serenidad antes de girar su rostro de un lado al otro mientras veía como la gente iba y venía sin un destino conocido para ella.
Jeyce aceptó la toalla con una sonrisa cansada, fatigada por los acontecimientos recientes, no se había terminado de curar de sus heridas y esta noticia le había bajado considerablemente la energía del día. Vasco, por su parte, tomó la toalla y se frotó la cara y el cuello con ella. Johnstone se acercó cojeando al grupo, aún sus heridas le dolían. -Estas bestias, estos Colmillos de Sable... ¿realmente nos estaban atacando? -preguntó. Vascó alzó una de sus pobladas cejas negras. -Así lo creo. -El motivo de mi pregunta. -siguió Johnstone. -es que los depredadores grandes, como leones y tigres, no son antropófagos innatos. ¿No es cierto? Estos animales tienen que haber aprendido en algún momento de su vida que los seres humanos son fáciles de matar. Sólo después se convirtieron en antropófagos. -Georgia, que estaba escuchando giró hacia Johnstone y asintió. -Sí, es así. -asintió la mujer y Johnstone prosiguió. -Bueno, estos animales de la isla tienen que ser todavía más reacios que los leones y tigres. Después de todo, provienen de una época en la que los seres humanos y los grandes mamíferos ni siquiera existían. Así que me pregunto: ¿han aprendido, en algún momento, que los seres humanos son fáciles de matar? -el grupo permaneció en silencio.
Ysgramor Atendía a todas las palabras que escuchaba; llegando a la conclusión que alguien había muerto. Pero este pensamiento se esfumó después de oír lo que comentaban los cazadores más experimentados. –Por la forma en la que nos atacaron no creo que crean que somos fáciles de matar, sino todo lo contrario...– Guardó silencio pues sabía que este comentario lo haría conseguir burlas o enemistades; aún así decidió romper su escaso silencio, pues posiblemente alguien entendería su malestar –Ellos nos atacaron porque saben muy bien que atacar es lo único que hace el ser humano. Animales salvajes sólo cazan por dos razones; alimento es la primera– Dijo mostrando un dedo de su mano izquierda– la segunda sería en defensa– Mostró un segundo dedo de su mano izquierda –Ellos atacaron porque saben muy bien que si no lo hacen ellos morirán de un tajo– Apretó fuertemente su puño –Atacan por miedo– Concluyó.
El australiano se sentó en un banco, incapaz de mantener más tiempo sus piernas en extensión; retiró el sombrero rasgado de su cabeza y contempló a Ysgramor. -Lo dos puntos que mencionaste tienen sentido, pero el último no lo comparto. -volvió a colocarse el sombrero. -Dudo que esas bestias ataquen por medio, demonios, eran el triple de cuerpo que el mío... si no fuera por mi habilidad con el cuchillo... -mostró sus manos que tenían la sangre seca del animal. Negó lentamente. -Estos animales fueron creados, dudo que conozcan el miedo o la duda... -Uno menos en la competencia. -la voz de Telius sonó profunda y penetrante desde el fondo del salón. -¿Qué tantos les preocupa? -movió la cabeza con fastidio. Vasco se encogió de hombros; tenía razón, pero las circunstancias eran extrañas, después de todo había torretas para su protección. Jeyce volvió a levantar la vista. -Y dime Ysgramor, ¿qué fue eso que hacías con aquella bestia de todos modos? Te vi tirar tu escopeta y tocarlo... juro que me pareció ver una empatía increíble entre ambos.
Ysgramor Comenzó a reir y se sentó junto a él en otro banco –Atento en tus asuntos Jeyce– Dejó de reir y comenzó a hablar –Es por eso que alego que el animal tenía miedo. Los animales que solía cazar en mi hogar huían al primer ataque severo – Volvió a reir – Y esos ataque eran con lanzas y piedras; no con escopetas– Dejó de reir y recargó sus manos en sus rodillas –Al ver la fuerza de la escopeta creí que con un sólo disparo el animal tendría para intentar huír de mí; pero no lo hizo y eso me afectó, y quize intentar algo distinto...– Sonrió– ...pero no funcionó
Como siempre, Steve solo permanecía callado mientras escuchaba la conversación, pero le llamó la atención que una había muerto. –Ya se cargaron al primero... No creo que eso animales atacaran por miedo, ellos con un simple vistazo pudieron darse cuenta que fisicamente son superiores a nosotros, por lo que mas bien creo que atacaron simplemente porque invadimos su espacio quizás...–dijo simplemente mientras se tomaba su hombro herido. –No importa cuan antiguos sean esas bestias, todos se reunian en manadas y marcaban su territorio–dijo simplemente mientras se enconjia de hombros. –Y esos tipos... Seguro se les salió de control alguna manada para variar y nos mandarán a nosotros a limpiar su regada...–dijo con cierto desprecio.
Rosendo El cuchillero escuchaba apoyado en una pared, no muy alejado del grupo. Su vino fue vaciado hace rato y la copa descansaba en la barra, con brillantes gotas en el fondo que recordaban a la sangre. —Si es acertada la teoría de que uno de los cazadores murió en las fauces de los Dientes de Sable —dijo al cabo de un instante—, ¿qué se supone que pasó con las torretas de defensa? Nos tranquilizaban diciendo que esos artefactos se activarían si corríamos peligro de muerte. Rosendo torcía la boca al hablar de las torretas. Él, a quien la inminencia del peligro le entusiasmaba, pensaba que la cacería perdía algo de gracia cuando no se corría el riesgo de perder la vida.
Jeyce sonrió ante las palabras de Ysgramor y le dio un golpe amistoso en el hombro. -Tienes que enseñare eso, viejo. Aunque no sé si podría controlar los nervios... -comenzó a reír. Georgia, aún masticando chicle con la boca abierta, miró en dirección a Rosendo y asintió lentamente. -Es cierto, las torretas se activaron cuando alguno de nosotros casi cae ante aquellas bestias, lo vi con mis propios ojos... -miro en dirección a Telius con una sonrisa burlona y el aludido gruñó y giró la cabeza. -Espero tengan una explicación...
—No siempre pueden ser lo suficientemente rápidas, los animales no siempre son predecibles, no se puede confiar en calculos matematicos y tecnologia todo el tiempo—me referi a la conversación que mantenían la tercera chica cazadora y uno de los hombres. Los animales no son estupidos aunque actuen a base de sus instintos son capaces de razonar y medir el peligro mucho más veloz de lo que un humano es capaz, ganar su confianza es dificil pero lo he logrado y la unica manera de hacerlo es conociendo como trabaja su mente. Tomo un sorbo más de ron y coca-cola, siento como pasa por mí garganta mientras me reprocho una y otra vez el haber lanzado esa ultima flecha.
Vince Reynolds Las horas de tensión pasaban y a la caída del atardecer apareció Vince Reynolds con su habitual gorra de béisbol sobre su cabeza, pero esta vez no sonreía con aquella luz radiante del comienzo, se mostraba más pálido de lo normal. -Buenas tardes a todos, los inversores del proyecto vieron sus cacerías este mediodía y están encantados con algunos de ustedes, otros fueron convencidos de mala gana para invertir, pero lo harán de todos modos. -a este punto el grupo podría haber advertido cuan tenso se encontraba Vince. -En sus habitaciones encontrarán una laptop para cada uno; solo deben abrirla y se encontrarán con un mensaje, pueden responderlo si así lo desean. -Johnstone se adelantó. -¿Que sucedió con Héctor? Créemos que fue despedazado por un animal... -el grupo volvió a permanecer en silencio. -¿Despedazado por un animal? -dijo Vince. -No, no. Sufrió una lesión en la médula espinal, tuvo que ser trasladado de urgencia. -Vince se lamía los labios mientras hablaba. Estaba inquieto, comportándose como si hubiera hecho algo malo. -Bueno, eso es todo, en sus habitaciones tendrán más detalles sobre su futuro en la competencia... el comedor abrirá a las veinte horas, quedan unas dos horas, pueden descansar si quieren. Buenas tardes. -y se fue. Contenido oculto En breve se les mandara una converacion con el mensaje de sus respectivas laptops!!!! =)