[capitulo quince]: un líder en camino.

Arqué la ceja un poco enojado— ¿El sombrerero? —no es que me pareciera un mal personaje, y no es que fuera poco importante, al contrario era muy popular en la época después de cierta película, pero en realidad se me hacía un personaje un tanto sobre-valorado y sin sentido— no me gusta mucho —susurré para mí, para luego ver a un Luki más concentrado en su juego.

[Descansa :D]

 

Sonríe. —¿Prefieres al gato Chesire? Porque igual y ese te calza mejor...— dice sin dejar de prestar atención a la pantalla. En el juego, el antes mencionado gato apareció y empezó a hablar como en acertijos (como la mayoría de los personajes), y señalaba un par de caminos a seguir. Al elegir uno y llegar al final se dio cuenta de que el tro camino conducía a donde mismo. —Nada tiene sentido aquí.

 

Gakupo-kun no mencionó para nada el tema, claramente su situación con Len no lo alegraba— Soy camarera, aunque no he llegado a trabajar ni un día —ya que había faltado a todos los días de trabajo —, ¿Y usted, Gakupo-kun? —cuestione de vuelta.

 

Murmuré— Creo que ninguno de los dos expresa lo que soy —miré el juego y no pude evitar reír cuando vi a Luki enredarse entre los caminos a tomar, suspiré un poco divertido— creo que te regresa al mismo lugar porque cometes un error de patrón —señalé la pantalla— entonces debes retomar de donde te dejo antes de regresar y tomar el lado opuesto —traté de explicar mientras de mi bolsillo sacaba una barra de chocolate.

 

—No te regresa al mismo lugar sino que...— Ve algo confundido el escenario. En efecto había vuelto a donde mismo. Algo confundid, trató de razonar la explicación de Mikuo y tomó el camino contrario. Apareció frente a lo que parecía ser el extremo de una mesa lista para la fiesta de té. Caminó por la orilla: La mesa era ridículamente larga. Al llegar al otro extremo, le dijo la liebre que se sentara. Con cada silla que elegía, el sombrerero le gritaba que ahí no. A la quinta silla le hizo aparecer una silla en medio de ellos dos. —Si, te acabamos de conocer. No sabemos si eres alguien peligroso, pero siéntate aquí entre nosotros.

 

Empecé a comer un poco con la boca abierta mientras sacaba una bolsa con sardinas secas— ¿Quieres esto? —le pregunté a Luki, tenía otras dos bolsas: una de dulces de banana y otra con berenjena cortada, las había comprado pero sin oportunidad de darle una a ninguno de los tres— por cierto, ¿No es raro como el personaje literalmente está siguiendo el cuento de Alicia? ¿Qué pasa con Alicia? —pregunté confundido— me empieza a preocupar lo que nos espera.

 

Miró algo divertido las sardinas secas. —¿De dónde has sacado esto?— Tomó las sardinas sonriendo y empezó a mordisquear una. —No puedes tener idea de hace cuánto no como estas cosas.— Miró fijamente la pantalla pensando las palabras de Mikuo. —¿La protagonista auténtica tomó su lugar cuando él entro al libro? El personaje solo puede seguir la historia porque al final tiene que salir de ese extraño mundo ¿no? Alicia lo hizo.

 

Suspiré— Fue a un supermercado, nada nuevo, y compré un poco de todo —esto había pasado después de aquel extraño día en el parque de diversiones— incluso compre un poco más de cerveza —sonreí— oye pero suponiendo que Alicia tomó su lugar en la vida real del protagonista, ¿Crees que ella vaya a ceder tan fácil a volver al libro? —pregunté mientras seguí comiendo chocolate.

 

Aquello era como la mejor botana para Luki (así como para la gente normal fuesen papas fritas o dulces de gomita). Sonrió recordando un par de días atrás lo de la cerveza. Volvió su mirada a la pantalla. —Me encantaría que el juego terminara asi: Sales del libro y tienes que poner a la chica de vuelta en él...— Lo piensa un poco. —¿No es culpa de ella que el personaje haya entrado al libro?

 

Traté de recordar la introducción— No lo sé, solo recuerdo que el protagonista se quejaba de su monótona vida y deseaba tanto vivir en su libro favorito —luego miré la pantalla— y por lo que veo, por ahora no se nota muy preocupado realmente de salir —reí— ansío tanto ver cuando se encuentre con la reina de corazones que simplemente no puedo esperar a avanzar en el juego —miré el reloj— vaya... las clases de los demás ya debieron haber comenzado.

 

La introducción era a lo que menos le había prestado atención, así que ahora no tenía la menor idea de en qué podría acabar el juego; aunque igual y la protagonista inicial del libro se terminó arrepintiendo en algún momento de desear vivir en un mundo de ilusión. Miró a Mikuo con una pequeña sonrisa incrédula. —¿Comenzado apenas? ¿Qué tan ridículamente temprano me levanté hoy?— El tiempo se le estaba pasando muy rápido y muy lento al mismo tiempo.

 

Pensé unos minutos— Te repito que es raro te levantes a tiempo y más aún que estés en el mismo plano temporal que Len en un horario matutino —sonreí para sacar un poco de dulces de mis bolsillo— ¿Sabes que nos falta? Unas buenas sodas y quizá algo de música —miré a Luki— pero en todo este tiempo en la academia Luki, sabemos que sólo sabes tocar flauta, pero pensándolo bien, nunca te he escuchado cantar.

 

—Estuve inconsciente casi 48 horas completas. Creo que recobrando un poco la salud, me urgía levantarme— dijo sintiéndose algo molesto porque le recordaran que tendía a ser un flojo irresponsable. Ladeó la mirada un poco. —No estoy acostumbrado a tener música estando dos personas en una habitación...— dijo ya que creía que realmente no tenía mucho sentido eso: En cambio estaba más acostumbrado a escuchar siempre su MP3 aunque estuviese conversando con una o más personas. Se sonrojó levemente y miró hacia otro lado. —Y-yo no canto bien— dijo riendo. —Tengo una voz tan extraña para ser hombre que mi hermana hace mejores graves que yo.

 

No pude evitar soltar una carcajada— Pues dudo cantes peor que yo, mis notas desafinan de una forma extraña, sueno como una copia barata de la voz de mi hermana menor —me quejé un poco molesto para ver a Luki con una sonrisa— por eso dudo sinceramente que cantes tan mal, y si cantaras mal ¿A quién le importa? Mientras te guste, supongo —comenté— solo que no puedo evitar pensar en como cantarán ustedes, o si cantan.

 

Se encoje de hombros. No podía opinar del todo pues jamás había oído tampoco. —A mí sólo me ha escuchado cantar una persona... podría decirse que por accidente.— Ya no recordaba mucho de hecho de esa vez: Probablemente fue cuando lo habían encerrado en la cabina con Kaiko o cuando ambos fueron a la sala de música. Sólo recordaba que era Kaiko quien le había escuchado y dicho que cantaba bien, pero simplemente por baja autoestima no estaba seguro. —Pues, me gusta. Siempre he querido que mi voz sea mi mejor herramienta... Por eso es el taller que tomé— dijo sonriendo.

 

Golpeé ligeramente su hombro— ¿Cómo vas a lograr eso si no dejas que te escuchen? —toque su cabeza— empecemos por la confianza y que te guste tu voz, solo así lograrás un proceso —trataba de animarlo, después de todo en cuestión de canto yo ya me había rendido, aunque no sobre la música. Cuando pensé en lo que digo de Luka-san sobre su voz, recordé lo hermosa que era y me sonroje levemente, me pregunto si alguna vez podré escuchar nuevamente su voz.

 

—Posible y simplemente no lo voy a lograr— dijo sonriendo ampliamente, totalmente seguro de su afirmación. —Yo no odio mi voz. De ser así, no me arriesgaría ni a hablar...— Ya había sucedido eso: Tardó hasta los tres años en empezar a hablar, porque incluso entonces ya tenía una idea de como no debía sonar una voz masculina. De todos modos, agradeció que Mikuo intentarlo animarlo. De momento se distrajo pensando en nada y luego miró a Mikuo algo divertido. —¿Por qué de pronto el sonrojo?

 

Moví la cabeza nervioso— ¿Sonrojado? ¿Yo? ¿Debes estar bromeando? —miré a Luki para reír con nerviosismo— Mikuo Hatsune nunca se sonroja, estarías loco de pensar que me he sonrojado —tosí al ver lo exagerada de mi frase y decidí meter más dulces en mi boca para ver el juego— por fin algo de acción, el sombrerero atacará al protagonista.

 

Trató de contener una pequeña risa. Mikuo no se quedaba atrás en ser una cajita de sorpresas. Igual y momentáneamente no lo molestaría con eso: No podía ser la última vez que lo viese sonrojado. Tomó otra sardina seca antes de regresar a mirar la pantalla. —¿Oh? ¿Por qué?— Se rió confundido. —No recuerdo esto de ninguna versión de la historia— dijo viendo que le daban opciones de armas. —Que se defienda con un tenedor.

 

Reí— El sombrerero se dio cuenta de que no somos Alicia —sonreí— me inclino más por el cubo de azúcar —dije malicioso mientras me quede pensando en la canción que escuche de labios de Luka-san, aún no podía salir de ese recuerdo, y mientras decidíamos como atacar no pude evitar tararearla levemente.