[Capítulo dos] Continuemos.

— Pues antes nos comentaste lo que te había hecho pero ¿esa es la única razón por lo que lo odias? — realmente me intrigaba. El odio era un sentimiento muy grande (como el amor) que no podía nacer simplemente con unas "bromas pesadas". — Solo al oír tu nombre, cambias tu actitud, es como si toda tu alegría se esfumaba— esperaba ser claro. Mikuo cantaba sin detenerse moviendo su cabeza de un lado a otro mientras esperaba la comida.

 

— Bueno... —suspiré— no lo odio como tal, pero siempre he sentido que me quita todo lo que amo —mire al techo tratando de no llorar— pensar que amaba a mi hermana y en todo ese sentimiento ella estaba con él y me dejaba, Lenka Onee-san que lo amaba también era dejada a un lado —tarare un poco para darme fuerza— entonces aún cuando amará a Lenka Onee-san ella seguiría pensando en él —luego moví un poco los dedos sobre la mesa— en realidad lo factible sería amar a alguien más y llenar este vacío de soledad, pero yo una persona que fue apartada de todos ¿Cómo puedo confiar en alguien que no sea de mi familia? —exhale aire, como sacando mi dolor— él que es más confiado que yo y tiene más fuerza, el puede hacerse notar fácilmente sin necesidad de pelear, él es totalmente lo opuesto a mi que solo me oculto tras de mi hermana —unas cuantas lágrimas salieron de mis ojos y empecé a limpiarlas— incluso es tan deslumbrante que tapa por completo a Lenka Onee-san la cual solo quiere alcanzarle —grité un poco— ¡Este sentimiento es frustrante! Yo no quiero ser como él, pero tampoco quiero ser menos que él... yo... yo... —susurré para mi— quiero rebasarle con mi propia naturaleza, quiero incluso ser mejor que mi hermana.

 

— ♪Y así Len nos contó su historia~ triste♫ —cante cuando finalizo Shota-kun, hice un redoble de tambor con el tenedor y el cuchillo— ¡Vamos chicos! ¿Qué pasa con esta aura seria? —dije tratando de alegrar a todos— no creo que estas conversaciones acomoden antes de comer ¿Verdad Kaiko-chan?

 

Oh pues... - Suspire - Quizás deberíamos tener una conversación más alegre para comer, quiero decir si estamos todos tristes al comer, no creo que disfrutemos del todo la comida - Reí un tanto nerviosa, no sabía si lo que decía era totalmente correcto.

 

— Bueno... —estaba sirviendo té— puedo contarles un cuento —dije con una sonrisa— una pequeña historia de amor, eso le gusta a las chicas y creo ustedes la encontrarán interesante —sonreí tratando de ser amigable— se la contaba mucho a mi hermana, se llama "el príncipe Neji" ¿Quieren escucharla?

 

— Suena bien... —dije un poco decaído, en realidad mis problemas eran tan tontos que me apenaban y aún así me perturbaban, me sentía solo e indefenso, no sabría como expresarlo, por mucho que duela en mi interior.

 

— Por supuesto— acepté. La verdad sin intención había creado una atmósfera fría y cargada de sentimientos. Yo...realmente no era bueno para hacer reír a las personas o poder hacerlas sentir mejor, tal vez estaba en mi naturaleza ser así. Solo podía confiar en mi amabilidad. — Lo siento por poner esta atmósfera— me excusé, era lo único que podía hacer. Me acomode al lado de Kaiko, ella me miró y yo le sonreí.

 

-Me encantaría escucharla - Le respondí con una sonrisa, luego Gakupo-kun se sentó a mi lado, yo lo mire y él me sonrió, así que yo hice lo mismo. Luego mire a Mikuo-san para ponerle atención.

 

— Bueno Gakupo-san no deberías disculparte —dije con una sonrisa— solo déjate fluir —luego tosí un poco para dar entrada a mi historia— había una vez un príncipe muy pero muy pequeño, tan pequeño que vivía en un puerro —movía mis manos tratando de interpretar al personaje— "Soy el más fuerte del lugar" decía, a pesar de que su reino eran unas simples hormigas —infle mis mejillas y con las manos trate de formar antenas, para aparentar ser una hormiga— este príncipe era muy pero muy egoísta, pero aún así sus súbditos le amaban —me hinque— al punto de morir por él "Viva el príncipe neji" decían una y otra vez cada que lo veían pasar —suspiré— pero el pobre príncipe se sentía solo, pero era tan egoísta que no podía decirlo —hice una cara triste, me sentía como si contará el cuento a mi hermana— y un día cerca de su puerro una hermosa niña de pelo verde apareció y se sentó bajo un árbol —en realidad era un cuento inventado especialmente para mi hermana, pero lo había contado tantas veces que lo sabía de memoria— "¡Me siento cansada, quiero comer!" se quejo la inocente mientras veía al puerro "¡Esto se ve rico!" y lo levanto para meterlo en su boca —entonces exclamé con la voz del príncipe— "¡Alto! ¡No puedes comerlo! En este gran puerro vive todo mi reino" la niñita no le veía de tan pequeño que era el príncipe, pero al escuchar su voz bajo el alimento y sonrío— "¿Entonces que puedo comer?" entonces el principito que nunca había hecho nada por nadie, al ver a la niña sintió una punzada en su corazón—seguía contando y hablando con más ademanes— "puedes comer del árbol una manzana" dijo mientras bajaba rápidamente del puerro y buscaba la forma de trepar el árbol, pero antes de que pudiera hacer algo la niña ya la había bajado, así empezó su pequeño romance, entre el principe Neji y la niña de pelo verde.

 

— ¿Mmm...? —a decir verdad me intrigaba un poco saber si ese era el final del cuento, se me hacía muy abierto para serlo y sin darme cuenta estaba hipnotizado por aquella pequeña historia— ¿Eso es todo Mikuo? —pregunté nervioso mientras tronaba mis dedos, ya llevábamos 9 minutos esperando para sacar el sushi y yo quería saber el final de tan curiosa historia— si no es así, por favor prosigue —rogué como niño pequeño, era la primera vez que alguien me contaba algo.

 

Len pedía que Mikuo continuara, interiormente pedí lo mismo. Solía leer y escuchar pocos cuentos, mis padres adoptivos no me contaban demasiados cuentos no sé si por incomodidad o por mi imagen de "soy mayor de lo que parezco". Tomé un mechón de mi cabello y jugué con él mientras seguía esperando. "tengo hambre" pensé y como si mi estómago me apoyara, un ruido salió de el.

 

— Ya veo.... —empecé a reír mientras escuchaba el estómago de Gakupo-san— creo terminare el cuento después de que comamos —al decir eso me levante para comprar unas galletas de la máquina expedidora— ¿Galletas de berenjena? ¿De banana? ¿Chocolate? —me pregunté cual le gustaría a Gakupo-san, así que compre de las tres y las lleve a la mesa— ¿Un aperitivo antes del plato fuerte?

 

-Yo quisiera las de chocolate - Dije mientras las veía, las galletas no era mi comida favorita pero el hecho de que fueran de chocolate hacían que cambiara un poco. Esperaba que la historia realmente tuviera otro final, quería saber sobre lo que paso con el príncipe y la niña con el paso de los días o algo así.

 

Vi los tres paquetes. "Berenjena"
Sin pensar tomé el primero y abrí el empaque, los demás me miraban pero no hice caso. Mi estomago seguiría rugiendo como león si no comía algo.
— espero ya falte poco para el sushi, muchas gracias Mikuo ¿cuánto te debo?— dije por cortesía mientras buscaba entre mis mangas.

[mi internet muere, si ya no contesto...dígamos que morí por la paz XD]

 

[Nos plantas Gakupo je je je ok, no te preocupes]

— No me debes nada —sonreí— ejem... —dije para continuar la historia— el príncipe se enamoro de ella, y la amo más haya de lo que su propio y pequeño corazón podía, pero por más que pasaba el tiempo se daba cuenta que era inútil, eran de mundos distintos y se sentía solo —suspiré, como sintiendo la decepción del príncipe— "¿Por qué estás triste?" preguntaba la niña, pero el príncipe no respondía, había dejado de comer y beber, había incluso perdido razón de vivir, era tan egoísta que no podía vivir sin esa pequeña niña la cual lentamente se volvió mujer —me sentí arrinconado pensando en aquella vieja historia— y un día el príncipe murió —empecé a imitar a las hormigas— sus súbditos lloraron y en u última voluntad llevaron el cuerpo a la inocente niña —sonreí levemente— que vivía lejos de ahí, pero ella al ver su cuerpo inmóvil lloro "¡Príncipe! ¡Príncipe!" gritaba una y otra vez, su llanto cayó en el inmóvil cuerpo y entonces le beso "Siempre te ame" así el príncipito fue enterrado —entonces sonreí— pero a pesar del tiempo y la edad, el alma del príncipe no murió y un día regreso a la niña como el ave azul que siempre la acompañaría —sabía que el final era mediocre, pero cuando escribí ese cuento fue todo lo que se me ocurrió.

 

— Banana... —discretamente tomé esas galletas y empecé a comer mientras Mikuo terminaba su historia.

 

Me quede boquiabierta cuando escuche el final de la historia, ¿el príncipe hormiga moría? ¿la niña ahora adulta, estaba sola solo con un pájaro azul? que por cierto era la reencarnación de el príncipe, pero... La mujer no lo sabía, seguramente no lo haría. La historia me ponía realmente triste en el interior, ya que realmente estaba esperando un final feliz, y eso había roto mis expectativas. Suspire triste de aquel final y no comente nada sobre la historia.

 

me recordaste a un bebe Len ._.

— que historia— dije. Me había quedad sin palabras y lamentablemente sin galletas— Len, dime que el sushi ya esta— junté mis manos a modo de suplica, mirándolo con mis ojos entrecerrados, faltaba poco para que me pusiera de rodillas.

 

— Kaiko-chan... —viendo que la había deprimido con mi estúpido talento al escribir cuento, le acaricie la cabeza— la niña cuando creció supo que era el príncipe porque cuando él iba a verla siempre le llevaba un pedazo de puerro —sonreí— el príncipe reencarno en un ave para poder seguir a la chica donde quisiera, y al saber que ella le amaba no se arrepintió de nada, aún cuando eran especies distintas y todo se oponía, ellos se amaron profundamente —sonreí amablemente— eso es lo que se del amor.

 

No soy un bebé º)3(º

— ñam ñam —comía mis ricas galletas cuando quedaban migajas, entonces note que Gakupo-san me miraba raro y preguntaba sobre el sushi, yo mire su mirada rogando, iba a decir que aún no cuando el cronometro sonó— ¡Es hora de sacarlos! —sonreí mientras corría al refrigerador y traía la bandeja con los rollos— si tienen mucha hambre pueden comerlos así, pero recomiendo que los cortemos —dije mientras sacaba un cuchillo y empezaba a cortar el primer rollo y a quitarle el plástico— ¡Primera orden! —y la puse frente a todos.