Ryder Parker. Y la pesadilla oficialmente ha comenzado. Necesito urgente que llegue Effie Trinket y diga "que la suerte esté con ustedes", porque en serio... esto no sé si pueda aguantarlo. ¡Dios! ¡La profesora llegó con unas escobas que parecieran estar hechas del cabello del feo de Filch! El palo estaba chueco por dónde se viera, y ¡gaaagh! Los pelos estaban como el de un cepillo de dientes usado por una década entera. ¿Qué es esto por el amor de Dios? ¿Y adivinen qué? Se juntó el hambre con la necesidad. Resulta que el chico pelirrojo que vi esta mañana, ¡está también en esta clase! Así que obviamente, para disminuir lo angustiante de esta situación, me puse debajo de una escoba lejos de la suya, lo cual fue fácil debido a que él fue el primero en caminar. Y... no solo eso. También fue el primero en lograr elevar la escoba. En su primer intento... Sólo dijo arriba, y la elevó. Wow... Wait. Ryder... Focus! Está pasándome lo del comedor de nuevo y no puedo permitírmelo por nada del mundo. Simplemente no. Boté aire pesadamente y luego bajé la mirada hacia la escoba y... Ugh. Tuve que llevarme la boca a la mano para controlar las ganas de vomitar. Sí, vomitar. En serio la estaba pasando mal esta vez. Suspiré una vez más y cerré los ojos. Quizá si no la veo, el asco será minimizado. —¡Arriba!
Daniel Brown Mientras descansaba sobre el césped, el patoso de Andrew se tropezó conmigo. Soltó un par de palabros raros, probablemente en otra lengua que no conseguía diferenciar. En un principio me pareció que estaba recriminándome algo, pero la sonrisa final me dio a entender que no era el caso: se estaba disculpando. Por otro lado, el amargado de Ryder trató de hacer un chascarrillo malo sobre mí, por estar sentado en el suelo. ¿Creía que iba a poder conmigo? Más le valía no meterse en problemas, o me encargaría de bajarle los humos. "Pitufo gruñón", ¿¡pero quién se ha creído!? —No es un truco de magia, mamarracho , solo me agaché a recoger tu gracia, que se ve que se te ha caído. Con la misma elegancia con la que respondí, me levanté y acerqué a la profesora que acababa de llegar, una carcamal de cuidado. Nos pidió que intentáramos levantar las escobas a la altura del brazo y agarrarlas con la mano derecha, gritando un "arriba". Habría que probar suerte... —¡Arriba! La escoba subió hasta mi mano, como estaba previsto. —Aprende, Ryder —dije finalmente dándole la espalda.
Ryder Parker Justo cuando iba a empezar mi segundo intento, se apareció Daniel, inoportuno como siempre, y me respondió lo que le dije hace como unos quince minutos atrás. Cielos, su cerebro debe trabajar con Internet Explorer... let it go, tiny baby child. —"Mamarracho". Uy, está buena... ¿quién te contó esa?, ¿Rose luego de los 84 años del incidente del Titanic? —le cuestioné, con mirada irónica—. ¡Oh! Y felicitaciones, te ves como una pulga alzando una silla... ¿La escoba no te está tapando el sol? —añadí al ver que también levantó su escoba. De seguro estas cosas tienen un pacto con la serpiente esa de Slytherin, mucha coincidencia ya. >>En fin, cierra tu micro-boca y sigue en lo tuyo. Pierdo nano-segundos contigo... y es que afortunadamente no pierdo más por tu minúsculo tamaño. Volví a mirar a la escoba. Cerré los ojos, asqueado nuevamente, y volví a gritar: —¡Arriba!
Kara Willson La escoba no se había movido ni un poco. En cambio, un chico pelirrojo ya había logrado hacer que su escoba se elevara, que suerte la suya... ¡pero bueno! Un par de intentos no serían malos... todo era por el bien mayor de volar así que no me molestaría mucho seguir intentando hasta que lograra hacer que esa escoba llegara a mi mano. Tomé un poco de aire y antes de que pudiera decir el pequeño hechizo noté que Dani ya lo había logrado. —¡Lo lograste Dani! ¡Que emoción! —di un par de saltitos en mi lugar y volví a mirar mi escoba, ya un par lo habían logrado lo cual significaba que yo también podría hacerlo... en algun momento — ¡Arriba!
Ryder Parker. ¡Agh! Nada que salía esta cosa. Hell! Inclus me estoy preguntando si el Hobbit hablantinoso en verdad elevó la escoba, o más bien la pasó a tocar apenas se acercó a ella. Digo, el tipo está extremadamente cerca del suelo por su "altura" (Aunque yo le llamaría bajura, by the way. Es un termino más acertado según mi percepción). Tomé aire nuevamente. ¿Cuál será el truco de esta cosa? —Vamos... —susurré—. ¡¡Arriba!! Y... ¡Subió! ¿Y-yay? Tomé aire hondamente y traté de evitar la mirada en dirección a mi mano. No quería un ataque de nausias. Recuerda Ryder: Entre más rápido hagas esto, más rápido te liberas de esta cosa.
Kara Willson Y... nuevamente la escoba había decidido que era buena idea quedarse dormida en el suelo, bueno... bueno... no me rendiría tan fácil, yo realmente quería volar y lo conseguiría, no importa cuantos intentos me tomara yo...yo lo lograría sin importar que. "Vamos escobita... realmente soy muy buena compañía para volar... tan solo basta con que te levantes para demostratelo..." Volví a frotar mis manos y noté como Ryder ya lo había conseguido —¡Felicidades Ry-ry! Se nota que estas hecho para volar, no hay nada que temer de esto~ —le sonreí tranquilamente y de nuevo mi atención volvió a la escoba — ¡Arriba!
Victoria Stone Tras la aparición de la profesora y su explicación, nos pusimos todos los participantes en fila junto a las escobas que había invocado. Era momento de hacerlas volar para que llegasen a nuestras manos. Observé como varios alumnos conseguían ya que sus escobas volasen. Entre ellos estaban Frans, Ryder y Daniel. Los dos últimos, para ser los que más incómodos parecían en el Colegio, parecían que lo habían conseguido rápido. Sonreí. —Muy bien... —Extendí la mano hacia donde estaba la escoba y con tranquilidad, empecé a hablar:—¡Arriba!
Frans Andersson Sorprendentemente, funcionó al primer intento. Quizá los astros se alinearon, pero aquel extraño fenómeno de que la magia funcionase a la primera se dio, y la escoba voló hasta mi mano. No supe muy bien cómo reaccionar. Quedé inmóvil, como un completo idiota, con el objeto entre mis dedos, aturdido y confuso. Alcé la vista, y miré a mi alrededor. Los demás no lo habían conseguido, algunos ni siquiera parecían haberlo intentado aún. ¿Era el primero? ¿Yo... lo había logrado antes que nadie? ¿Magia? Al poco tiempo, el chico que me trajo hasta aquí pareció lograrlo, también, así como su acompañante. Lo miré acusador. Por su culpa, estaba ahí, con la escoba en mi mano. Sí, en realidad fui yo el que decidí seguirlo, pero la culpa era suya, porque él fue el que me miró de aquella extraña forma primero, en el comedor. Ahora, había despertado la furia de Frans Andersson. Y nadie hacía eso sin sufrir luego las consecuencias. Porque yo nunca dejaba mi curiosidad sin satisfacer. —Y... ¿ahora qué? —pregunté en voz alta, tal vez ni siquiera lo pensé, pero lo dije. Sólo esperaba que no se diesen cuenta de mi presencia muchos alumnos; no me interesaba lo más mínimo volverme el centro de atención en aquel lugar.
Victoria Stone La escoba no se levantó, pero eso no me desanimó en lo absoluto. Lo iba a conseguir de una manera u otra. De hecho, después del tiempo gastado para aprender Periculum, ya nada parecía imposible. —¡Arriba! —Volví a decir, con más fuerza.
Ryder Parker. Cerré un ojo con pequeño fastidio al escuchar "Ry-Ry". Es como... no sé, un nombre de personaje de Barney y sus amigos. No me gusta mucho... en realidad nada. Sin embargo, exhalé aire, y logré calmarme, y luego miré a Kara con una sonrisa bastante leve. —Ry... por favor. Sólo Ry. Mis amigos me llaman Ry, y bueno... creo que después de "todo lo ocurrido" es justo considerarte una amistad, ¿no? —le dije, encogiéndome de hombros. Dije todo lo ocurrido entre comillas para hacer alusión a lo ocurrido en el pasadizo; no podía decirlo textual porque estaba esa profe que parecía Mike Dirnt deambulando por ahí, y no, gracias. Problemas ahora no, please. —Y veo que también lo lograste, felicidades, ¿eh?
—Muy bien hecho, señor Anderson, ha sido el primero en lograrlo… 5 puntos para Slytherin —concedió Madame Hooch tras verlo lograrlo a la primera. Pero poco después, Frans no fue el único. Daniel, Kara, Ryder y Victoria lograron hacer que sus escobas se elevaran hacia sus manos; el resto de los estudiantes aún seguía intentando, pero Madame Hooch consideraba que lograrlo tan pronto ya era un enorme logro, de modo que decidió dictar la siguiente instrucción. —Para aquellos que ya tienen sus escobas en mano, les diré como procederán —bramó la instructora de vuelo—. Coloquense sobre la escoba, poniéndola entre sus piernas y sujetando el mango firmemente. Tened cuidado de no sentarse muy detrás o corren peligro de deslizarse hasta la punta. Para ejemplificar, Madame Hooch tomó su propia escoba y se la colocó entre las piernas de la manera que había dicho recién. Tras hacerlo, miró a sus alumnos. >> Cuando estéis listos, debéis dar una fuerte patada al suelo. Mantened sus escobas firmes, elevense un metro o dos en el aire para practicar, y desciendan con calma. Contenido oculto No hay dado esta vez; considerenlo una pequeña práctica para los que terminen, para que no se aburran mientras el resto termina con lo del arriba :3
Andrew Aldridge Bostecé. De repente me entraba el sueño y me quedé dormitando durante la explicación de la profesora, por lo que improvisé tratando de imitar a mis compañeros. Nos colocamos en fila con escobas al lado nuestro en el suelo y debíamos exclamar "arriba" con ímpetu para hacer que ésta se levantase... o al menos eso entendí. —Eh... arriba —dije algo inseguro mirando la escoba y extendiendo la mano.
Andrew Aldridge Miré a la profesora y me froté el ojo derecho con la manga de mi túnica, coloqué mi escoba entre mis piernas como lo había indicado y bostecé una vez más antes de dar una patada al suelo y elevarme de golpe unos dos metros. —¡Wow! —exclamé y abrí los ojos como platos aferrándome fuertemente del palo de mi escoba. Eso definitivamente había servido para despertarme del todo. Noté la mirada de todos sobre mí, disimulé mi susto irguiendo la espalda y adoptando una posición más relajada—. Todo bien, ¡es pan comido! —aseguré y me tomé la osadía de separar una de mis manos de la escoba y extender mi puño mostrando el dedo pulgar para aseverar mi actitud. Rápidamente tomé la escoba de vuelta y comencé apoyar mi peso hacia delante, lo que provocó que ésta avanzara. "Vaya, no es tan difícil una vez pierdes el miedo y el vértigo" pensé y sonreí para mis adentros. Entonces me dediqué a volar por el área presumiendo de ser el primero en hacerlo.
—¡Señor Aldridge, dije ascender unos metros y volver a descender! —bramó Madame Hooch desde el suelo; a pesar de la distancia, su voz que se expresaba nada contenta con su demostración de vuelo alrededor del área llegó a los oídos de Andrew—. ¡Descienda ahora o le costará unos cuantos puntos a su casa!
Danielle Abbadie. Entonces la profesora hizo acto de presencia, con un encantamiento las escobas habían llegado flotando, quede encantada, ese se veía como un hechizo útil. Al final todos terminamos en dos filas, cada uno junto a una escoba, en tan sólo segundos el lugar se llenó del sonido de "arriba"s, yo estire el brazo y aclare mi garganta, no podia ser tan difícil. —Arriba —pedí a la escoba con amabilidad.
Victoria Stone Cuando la profesora vio que varios alumnos habíamos conseguido llamar a la escoba, nos indicó el siguiente paso: colocarnos sobre ésta y con una patada elevarnos sobre el suelo. Así lo hice, siguiendo cada paso que indicaba al pie de la letra y en menos de lo que me pude imaginar ya estaba flotando. No me había alejado mucho del lugar, viendo como se había enfadado la profesora con Andrew, además de que no era tan seguro, así que solo me quedé allí esperando recibir alguna indicación más. Miré alrededor, con cierta emoción. Si todo se veía tan diferente con apenas algo de altura, cuando nos elevásemos varios metros sería algo impresionante.
Frans Andersson La profesora me alabó y citó mi apellido, incluso. ¿Cómo lo conocía? ¿Acaso era más conocido de lo que pensaba, o esa profesora era, simplemente, muy metódica? En cualquier caso, enrojecido ante la sensación de que todo el mundo me miraría en breve, hice una pequeñísima reverencia y pronuncié unas palabras de agradecimiento en bajísimo volumen. Acababa de darnos las instrucciones para volar, y uno de los chicos presentes voló sin atender a las instrucciones, paseándose por todo el lugar como si fuese un juego. "Actitud infantiloide", prejuzgué. Luego, fue otra joven la que, muy prudentemente, ascendió siguiendo pulcramente las instrucciones. La miré: me sonaba muchísimo. "Creo que he hablado con ella en algún momento, ¿tal vez cuando peleamos contra ese bicho hediondo?". —Venga, escoba, asciende —susurré, mientras me colocaba la escoba entre las piernas. Por un momento, pensé que había fallado el hechizo esta vez, pero, en realidad, estaba flotando. Casi no me percaté de ello, pero, al final, mis pies se separaron del suelo y floté ligeramente. No era tan emocionante como pensaba. Tampoco daba miedo, vértigo, ni nada así. Lo cierto es que no era una sensación demasiado excitante; me satisfacía muchísimo más romper cosas y quemar criaturas mágicas, por mucho que fuese extraño. Así pues, no tardé en volver a bajar, con sumo cuidado, poco a poco, hasta que de nuevo mis pies rozaron el suelo.
Kara Willson Abrí mis ojos con sorpresa cuando dijo que solo le llamara "Ry" porque sus amigos le llamaban así, eso significaba que ya podía decir que Ryder era oficialmente mi amigo y no podía estar más contenta con eso, además... ¡me había felicitado! Eso era un avance, ¿verdad? — Muchas gracias, ya solo nos queda volar un poco, ¿no lo crees? — sonreí y me coloqué como la maestra había indicado y di una patada al suelo para subir lo poco que nos habían dejado subir y después de un par de segundos bajé levemente y así un par de veces más hasta que opte por quedarme arriba ya que de cierta forma era mas interesante que tener los pies en el suelo.
Ryder Parker. —Oh my God, eso espero... —susurré perezosamente. A continuación, la profesora felicitó al chico del comedor por ser el primero en lograr elevar la escoba y lo llamó por su apellido. "Andersson"... hm. Lo miré por unos segundos, pero mi atención fue desviada rápidamente por un grito... "¡Wow!" "¡Señor Aldridge, dije ascender unos metros y volver a descender! ¡Descienda ahora o le costará unos cuantos puntos a su casa!" Volteé a ver y ahí estaba Andrew, tratando de mantener la compostura mientras volaba de lo lindo. Lancé un suspiro con aires de vergüenza ajena y desvié la mirada hacia otro lado, haciendo como que nunca lo había visto en mi vida. Kara, entonces, comenzó a ascender y a bajar varias veces, y bueno... si quería aprobar esta cosa y salir rápido de aquí, debía obedecer las instrucciones, supongo. Tomé aire hondamente, y con los ojos cerrados, puse la escoba bajo mis piernas y di una pisotada en el suelo, y lentamente sentí como el viento empezaba a recorrer sobre mí. Abrí lentamente los ojos, y sí... estaba arriba. Por mera casualidad, volteé a ver al lado y... Oh, no. El chico. El pelirrojo. Estaba mirándome, ¡no! Desvié la mirada rápidamente con algo de incomodidad, pero no sé por qué me dio por mirar abajo... —Oh, por Dios... ¡qué asco! —exclamé en volumen de susurro. Vi como mis manos estaban en el añejo y malgastado mango de la escoba, y sin siquiera pensarlo, lo solté rápidamente y... —Wo... ¡Woooo! —grité. ¡Había perdido el equilibrio por completo! Empecé a tambalearme y por ende el camino de la escoba comenzó a entorpecerse y comencé a descender muy bruscamente y... —Auch... —susurré, sobandome la frente con los ojos cerrados. Había caído en el suelo, y encima había chocado con alguien—. Fue un golpe fuerte, lo sien... Pero apenas abrí los ojos, vi como la mala suerte me estaba persiguiendo hoy. Y no, no choqué con Daniel... Que de hecho me hubiera dado completamente igual si hubiese sido el caso. Pero si era alguien de Slytherin. Era... él. Abrí los ojos con pánico y me levanté rápidamente. —¡Fuck! —susurré, desesperado. Volteé a ver a todos lados y todos tenían los ojos fijos en nosotros. Entré en pánico oficialmente. Me sentía observado en un momento que no quería que pasara. Rápidamente fui a donde la profesora y le dije lo siguiente como si fuera vómito verbal: —E-escuche profesora, sé que soy el segundo de Ravenclaw que digamos se pudo "haber mandado un condoro", pero realmente no fue intencional. ¡Lo juro! No nos descuente puntos, esto fue un mero descuido y ni por si acaso es por faltar el respeto ni nada de eso —¿¡Qué!?, ¿¡desde cuándo me interesa eso de los puntos!?, ¡¡son solo puntos!! ¡No tienen ninguna repercusión empírica en nuestras vidas! Cielos, Ryder, no te conozco—. M-Melinda es una chica súper estudiosa e inteligente, Andrew es súper educado y Danielle es buena chica. No los perjudique por esto, por favor. Por el amor de Dios... voy a tener que lavarme los dientes unas cinco veces para quitarme estos gérmenes de dulzura y bondad. No digo que mentí con todo lo que dije pero... God! Este no es mi estilo, ¿qué onda que pareciera que por unos segundos me hubiese dado el ataque de "gatito kawai"? Suspiré con exasperación. No voy a negar que todo lo que dije me dio absoluta vergüenza. Volteé a ver a la profe que aún no procesaba todo lo que le había dicho, y le dije: —Escuche, no sé si usted ha escuchado de mí o algo, pero en realidad no era plan mío venir aquí originalmente. Pero, hice un trato con mis padres y necesito aprobar todo para que com... —Casi dijo para comprar todo lo que quiero, pero eso no se oirá muy bien—...comenzar mi trayectoria por aquí, así que he estado pensando y... >>¿Sabe si en la enfermería de aquí tienen anti-depresivos o algo? Hell, estoy tan angustiado que incluso me los tomaría si no vinieran en sabor a fresa. En serio. Pero creo que me hará falta algo como eso para sobrevivir el resto del año.
Madame Hooch parpadeó un par de veces de la sorpresa, pero no interrumpió las palabras de Ryder. Luego de que terminara de hablar, finalmente habló; su voz no sonaba a reprimenda, afortunadamente para él. —Tranquilo, señor Parker. No pensaba reprimirlo; no es el primero de primer año que accidentalmente se tambalea y pierde el equilibrio sobre su escoba, y muy probablemente no vaya a ser el último —dijo la instructora de vuelo con calma—. Así que no, no voy a quitarle puntos a Ravenclaw por esto. Y sobre la enfermería… podemos ir a ver a Madame Pomfrey después de la clase, si gustas. Miró al resto de la clase; ya la mayoría había logrado hacer que su escoba volara a sus manos y había hecho un pequeño vuelo de práctica, con la excepción de Melinda y Kyle, que aún lo seguían intentando. Decidiendo que sería mejor avanzar la clase por la parte teórica mientras tanto, Madame Hooch dio un par de pasos al frente y volvió a sacar su varita. —Accio baúl. Del mismo lugar de donde habían provenido las escobas, flotó hacia ellos lentamente un baúl que no se veía nada liviano. En cuanto el baúl se posicionó junto a la profesora, ella llamó a los estudiantes que ya habían logrado con éxito la primera parte de la clase a que se acercaran con sus escobas en mano, y éstos obedecieron. Todos miraron el baúl con intriga… ¿qué habría allí dentro? Y… ¿acaso el baúl acababa de dar una pequeña sacudida? ¿Había algo moviéndose allí dentro? —Ahora que hemos visto lo más básico de montar una escoba, pasaremos a explicar un poco del Quidditch, el deporte de los magos, el cual, naturalmente, se juega volando en sus escobas —explicó Madame Hooch—. ¿Alguno de ustedes por casualidad sabe cuántos jugadores hay en un equipo de Quidditch?
