Bosque del Lago

—¡Ay, qué golpe! No podía aterrizar como las personas normales, no. Así que este es el bosque del lago ¿eh? Mmm, vamos a buscar algún pokémon interesante, ¿tienes alguno en mente?

Liza y yo nos pusimos a explorar junto a glaceon, el cual parecía disfrutar de la nieve más que buscar. Nada más ponernos a andar nos encontramos el primer pokémon, un zangoose que nos atacó con un cuchillada; menos mal que lo esquivamos a tiempo. Poco tiempo después nos encontramos un tangela.

-- Ey, creo que ya sé cual va a ser mi siguiente captura, ¡Adelante, granbull!-- el pokémon salió de su pokeball con un potente rugido-- Usa colmillo hielo

El ataque impactó directamente en el tipo planta, cayendo así debilitado. Justo entonces, le lancé una pokeball y lo capturé.

 

—No tengo ninguno en mente, esta vez solo vengo a ayudar. —respondí mientras caminaba por el gran manto níveo que envolvía todo el área, disfrutando de las bonitas vistas del bosque.

Glaceon era la que más disfrutaba sin duda alguna, correteando por todos lados y revolcándose de vez en cuando en la nieve. No pude evitar sonreír ante la escena: ya sabía cual era su lugar favorito de toda la región.

Entonces pude ver en el claro a dos pokémon correteando en una especie de juego, y me acerqué con curiosidad ocultándome cautelosa. Se trataban de un pineco y un riolu.

—Ey Lucas, ¿te interesa alguno de estos? —le llamé sin alzar mucho la voz, y una vez se acercó señalé a ambos pokémon con el dedo.

 

—¡Voy para allá! — en poco tiempo alcancé a la muchacha y pude divisar como un riolu y un pineco jugaban en la nieve —Ey, no es mala idea, un riolu me vendría bien. Chikorita, misdreavus, salid a ayudar.

Al escucharme, ambos pokémon salieron a correr. Chikorita y yo salimos a su captura, pero misdreavus no estaba por la labor, así que lo regresé a su pokeball y saqué a hoothoot, que me ayudó a dormirlos para capturarlos con más facilidad. Cuando los vi, dormidos sobre la nieve, decidí capturar a ambos, pese a que mi plan inicial era capturar solo a riolu.

—Bien, el equipo va creciendo, volvamos donde esta Liza— Al llegar allí me encontré a esta jugando con su glaceon en la nieve — Qué bien te lo pasas, ¿eh? Al final capturé a ambos pokémon, pero estoy algo preocupado, parece que misdreavus no me obedece... tendré que ganarme su confianza, supongo ¿Continuamos?

 

—Todos tuyos, voy a por Glaceon mientras. —dije una vez se acercó al claro a por los pokémon. Yo simplemente opté por apartarme y no estropearle la captura al chico.

Me alejé un par de pasos, buscando con la mirada a Glaceon, pero no la veía por ningún lado. Quizás se habría alejado más de la cuenta con sus juegos. Pero de repente, escuché crujir una rama a mis espaldas, y cuando fui a girarme, alerta, algo saltó sobre mí e hizo que cayera a la fría nieve.

—¡Auch, no me asustes de esa manera, pequeñaja! —exclamé una vez identifiqué a Glaceon, quien por su parte se había divertido mucho con mi reacción. Reí, sentándome con ella en mi regazo y le tiré una pequeña bola de nieve como castigo. Su reacción fue tirarme de espaldas de nuevo contra la nieve... ¡Estaba muy fría!

"Qué bien te lo pasas, ¿eh?"

La voz de Lucas nos sorprendió y dejamos el juego para verle con una sonrisilla nerviosa. Rápidamente me levanté del suelo y sacudí de nuevo la ropa.

—Empezó ella, que conste. —señalé a Glaceon con tono de queja, y dejé el juego para verle. —¿Los capturaste? ¡Genial! ¿Te interesa alguno más de aquí o vamos al lago? —pregunté, comenzando a caminar hacia ningún rumbo en específico.

>>Y no te preocupes con Misdreavus, los pokémon fantasma no son fáciles de entrenar. O al menos la mayoría. Seguro que con el tiempo os hacéis amigos.

 

—Por ahora no me interesa ninguno más, pero creo que voy a entrenar un poco por aquí, ¿no te importa, no?

Dicho lo cual, salí corriendo en busca de nuevos pokémon con los que entrenar. El primero en aparecer fue un gligar, que debilitó fácilmente granbull con un colmillo hielo. Al poco tiempo, nos encontramos un lickytung. Este fue algo más difícil de noquear, pero nada que no pudiese derrotar chikorita. Sin embargo, fueron un seviper y un wynaut los que me pusieron en un aprieto. Decidí sacar a hoothoot y a misdreavus, pero este último, cómo no, empezó a atacar a hoothoot. Cuando me quise dar cuenta, hoothoot ya estaba debilitado por los ataques de los tres pokémon; menos mal que granbull y chikorita pudieron salvar la situación, aunque eso implicase tener que derrotar a misdreavus también.

 

—Para nada, nosotras te esperamos. —respondí tranquilamente, y ambas le seguimos el paso caminando.

Noté como uno de los árboles era ideal para subirse y observar desde las ramas su entrenamiento, y puse a Glaceon en mi gorra para que se sujetase. Instantes después observábamos al chico desde la rama más gruesa.

 

Tras media hora de entrenamiento, me empecé a notar algo cansado, así que regresé donde estaba Liza, pero para mi sorpresa, cuando llegué allí no había nadie.

—¿Liza?¿Dónde estás, Liza?— grité preocupado, esperando recibir una respuesta que nunca llegó —Oh, oh, creo que me he perdido, se suponía que Liza estaba aquí esperándome, ¡y ahora qué hago yo!

 

Habíamos estado siguiendo el entrenamiento de Lucas todo el rato, prestando atención durante... los cinco primeros minutos, ciertamente. Había tardado tanto que nos entretuvimos entre nosotras, pero sin perder de vista al chico. A la media hora pareció haberse cansado de una vez y se alejó de la zona, supuse que buscándome. Sonreí y miré a Glaceon con malicia.

—Vamos a seguirle en silencio. —susurré, y tras su asentimiento comenzamos a desplazarnos de árbol en árbol sin ser vistos.

Tardó un rato el seguimiento, pero cuando llegó al lugar donde antes me encontraba y comenzó a preocuparse, me colgué boca abajo de la rama con tan solo las piernas sirviéndome para sujetarme, y lo saludé con ambas manos, sonriente. Glaceon lo intentó pero cayó de cabeza a la nieve.

—¿Me buscabas? —sonreí, y di la vuelta para caer de pie en el suelo. Tras sacar su cabeza de la nieve, Glaceon me siguió y ambas nos situamos frente a él. —¿Alguna sugerencia para ir? Lo más próximo es el Lago Helado, pero allí hace mucho frío. —me abracé a mí misma algo dramática. Aunque bueno, una se acostumbra al ir varias veces allí.

 

—¡Aaahh! Me parece que estás cogiendo una costumbre muy mala a tomarme el pelo ehh. Bueno, lo pasaré por esta vez — la regañé con cierto sarcasmo— ¿Cómo has dicho que se llama el sitio ese, lago helado? Tiene buena pinta... Está bien, partamos ya, ¿por dónde es?

 

—¡Por ahí! —señalé detrás de dos árboles la salida, y comencé a dar brinquitos hacia allí. —No tiene pérdida, ¡vamos!

Rápidamente salimos del bosque para adentrarnos en una de las áreas más frías de Galeia.

 

Aerodactyl aterrizo en el bosque, me baje de este y empecé a buscar al pokemon.

—Vamos....¿Donde estas?—Murmuraba mientras lo buscaba.

Me giré algo cansada de buscar y allí me lo encontré, en un árbol—Oh, genial—Exclame, quizás algo fuerte ya que que se asustó y se cayó del árbol de donde estaba, me corrí antes de que cayese al suelo y lo tomé en brazos, parece que se asustó otra vez al verme y me miró asustado.

—Tranquilo.....—Murmuré mientras le daba un leve golpe en la frente con una pokeball dejándolo capturado.

Saqué a Aerodactyl de su pokeball, y le ordené que fuese hacía Ciudad Tempera.

 

Volar en la oscuridad de la noche siempre era reconfortante.

Nunca solía consentirme demasiado, e incluso jamás pedía nada para mí y cuando alguien me obsequiaba algo o hacía algo lindo por mí me sorprendía mucho y recordaba que yo también era una persona y podía recibir esa clase de cosas, y que tal vez no debía mostrarme tan sorprendido pero lo hacía, incluso me animaba a pensar que tal vez a ojos ajenos parecería como un niño pequeño recibiendo su primer regalo de navidad.

Pero bueno.. fuera de eso, uno de los caprichos que usualmente no cumplía era venir aquí, nadie venía tan seguido y tampoco había personas al rededor, era un lugar pacifico, frió y bastante lindo. Staraptor apenas había aterrizado y yo ya había saltado de su lomo haciendo que mis pokemon inmediatamente salieran de sus pokebolas y comenzaran a jugar con la nieve y otras cosas.

Mi amigo alado de inmediato subió a una rama de algún árbol a vigilar todo y asegurarse de que estuviera bien y que nadie se alejara mucho mientras que mis dos iniciales se mantenían a cargo de la seguridad de sus respectivos grupos a excepción de Arcanine, desde hace mucho tiempo y para ser exactos el dia que Emi y yo jugamos al escondite en una cuidad y Arcanine la había encontrado primero se había mantenido muy cerca de mí, cuidando mis pasos y aveces, impidiéndome ir a algunos lugares.

Pero eso no me preocupaba demasiado, para mí, era algo muy curioso porque estaba acostumbrado a cuidar a las personas, no que me cuidaran a mí cada vez que se tenía la oportunidad. Aunque gracias a eso Arcanine se vería implicado en mi pequeño capricho, lo acaricié levemente y luego le indiqué un camino con un ligero movimiento de cabeza y yo comencé a caminar poco a poco con mi pokemon detrás, después poco a poco comencé a trotar y después de unos segundos ya había comenzado a correr.

Probablemente Arcanine no supiera que estaba haciendo pero para mí funcionaba bastante. La carrera había terminado cuando me había topado un pequeño lago, no iba a gritar o algo parecido por que al final no me había atrevido pero.. me sentía algo más tranquilo, Emily ya sabía un par de cosas más de lo que había pasado y no sentía tanto peso sobre mí.

Me dejé caer en el suelo y reí levemente mientras miraba a arcanine recostarse al lado mio, miré al lago y sonreí, el reflejo de la luna y las estrellas en ese lago era lo más cerca que yo podría estar de las estrellas.

"Y tú... ¿cómo sientes estando tan cerca de ellas?" pensé sin perder la pequeña sonrisa en mi rostro antes de apoyarme ligeramente en Arcanine y me dedicaba a mirar el cielo nocturno.

 

Y había pasado un largo rato después de una pequeña siesta que había tenido con Arcanine, quien se encargó de despertarme arrojándome algo de nieve a la cara para que me despertara, al parecer... ya era el tiempo suficiente de sueño, aunque si teníamos en cuenta las noches que supuesta mente debía descansar, este había sido uno de mis sueños más largos prácticamente solo.

Poco a poco me fui levantando y sacudí la mayor parte de la nieve de mis ropajes antes de subir en Arcanine y que él me llevara de vuelta al grupo, y una vez que todos estuvimos reunidos saqué los respectivos platos de cada uno para que comenzaran a comer o lo que tocara realmente, no estaba al tanto de la hora que era en ese momento.

Volver a Acuerela no era una opción, era muy probable que Emily ya se hubiese ido con su amiga a otro lado, así que probablemente me fuera a esperar a otro lado, de alguna u otra forma yo la terminaba encontrando o ella a mí aunque no tuviese algo con lo que ella pudiera contactarme.

— Me temo que en algún momento tendré que comprar algo con lo que ella pueda contactarme... — murmuré en un suspiro, realmente no me gustaba la idea ya que no tendía a estar muy lejos de ella y siempre que me alejaba contaba con Staraptor para poder localizarla y luego ir hacia ella así que tal vez no fuera tan necesario. No mucho tiempo después de que mis pokemon terminaran de comer los regreso a su pokebola con excepción de mi Staraptor que al parecer ya sabe que tendremos que emprender vuelo otra vez.

— Es hora de irnos, amigo...

 

Los pequeños copos de nieve caían uno tras otro de una manera sutil y suave, el clima no era frío más bien resultaba agradable y fresco, ajuste mi gorro y camine paso a paso por el balcón de la casa del árbol hasta llegar a la habitación.

Había pasado algunas horas, quizá días, si no es que meses de mi salida del mundo real, de permanecer en mi pequeña guarida, planeando estrategias o sólo cuestionandome de que hacer, mis Pokemon se encontraban entrenando mientras yo en mi cuarto permanecía con la misma intriga de todos los dias, el pequeño Pokemon con apariencia de conejo no dejaba de hacerme falta, quizá eran sus bromas o esos mofletes estáticos que no permitían moverme de la parálisis durante horas pero algo de el me faltaba.

Quiza era tiempo de admitir que lo extrañaba de sobre manera, mi primer Pokemon, de alguna forma u otra era de esperarse, una creatura con la que creas muchos lazos llega a ser parte importante de tu vida, sabía que estaba formando parte de un equipo y que por su ausencia yo creo firmemente que esta esforzándose en las grutas, pero cada hora que pasa yo sólo siento más ese pequeño y rojo vacío.

Sin embargo no me mostraba triste, mis pokemon me necesitaban con todo el ánimo para así poder salir adelante como equipo, ya nos habíamos tomado bastantes vacaciones y era tiempo de un cambio radical en nosotros, esta ausencia no sería envano y aunque pareciese como si hubiera desaparecido de Galeia en realidad seguía ahí, pero escondido de la realidad, realidad a la cual tenía que volver con todas las agallas.

Salí del cuarto más que decidido, di un silbido y salte por el balcón de la casa del árbol, caí sobre los hombros de Flygon y en ese instante todos y cada uno de mis Pokemon salieron a la vista saludandome con esas caras energéticas de cada uno.

De mi cinturón tome 5 pokebolas y una a una las fui llenando, cuando di por terminado la selección de equipo deje comida para los demás y actividades de entrenamiento en mi ausencia, levante la mirada al cielo y salí disparado con un rumbo fijo.

 

Aterrizamos en un claro del bosque poco después de partir, el pájaro era verdaderamente rápido. Estábamos completamente rodeados de árboles, lo cual me inquietaba. ¿Seríamos capaz de salir una vez nos adentrásemos?

—Archeops, no te separes de mí. Quizás te necesit... —antes siquiera de que terminara la frase el tipo roca había echado a volar. ¡Ni caso me hacía ya! Y estar solo no era bueno—. Meganium, sal tú entonces. Siempre es más divertido viajar en compañía, ¿no? —la tipo planta solo sonrió y movió la cabeza de arriba abajo.

Y tras liberar al pokémon, entramos al bosque. ¡A por todas!

 

Aterrizamos en un claro del bosque poco después de partir, el pájaro era verdaderamente rápido. Estábamos completamente rodeados de árboles, lo cual me inquietaba. ¿Seríamos capaz de salir una vez nos adentrásemos?

—Archeops, no te separes de mí. Quizás te necesit... —antes siquiera de que terminara la frase el tipo roca había echado a volar. ¡Ni caso me hacía ya! Y estar solo no era bueno—. Meganium, sal tú entonces. Siempre es más divertido viajar en compañía, ¿no? —la tipo planta solo sonrió y movió la cabeza de arriba abajo.

Y tras liberar al pokémon, entramos al bosque. ¡A por todas!

 

Paseamos por el bosque por un par de minutos. Pronto empecé a tener la sensación de que estábamos andando en círculos, todo era tan parecido. Un pequeño pokémon salvaje saltó de un árbol, para enfrentarse a Meganium, pero esta se negaba a pelear contra él, no era una batalla igualada.

—¡Eh, pequeñín! ¿Por qué buscas pelear? ¿No prefieres estar por ahí jugando con tus amiguitos? —pregunté sin respuesta. El oponente parecía agresivo, pero Meganium seguía negándose a combatir—. Se me ha ocurrido algo... ¡Vamos Granbull! —el perro fue liberado y su habilidad especial hizo huir al rival despavorido.

 

—¿Otro? —pregunté extrañado al ver a otro de la misma especie salir a combatir. Repetí el mismo procedimiento con Granbull, y el Riolu volvió a huir—. ¿Por qué solo aparecen Riolu? ¿No habrá Minccinos?

Continuamos el paseo por el lugar, ya seguros de que nos habíamos perdido. Los árboles se mecían con el viento y algunas hojas caían, lo cual parecía agradar a mi acompañante. A quién queríamos engañar, esto era genial.

De repente, oímos un golpe cerca de donde nos encontrábamos. Parecía provenir del este...

 

Volvimos a oír el sonido, esta vez acompañado de un grito. Alguien estaba en problemas, seguro. Corrimos todo lo que pudimos hasta que encontramos en un árbol tirado a un Zangose.

—¡Un Zangose! ¿Qué te ha pasado? —el pokémon señaló detrás nuestra, y cuando nos volvimos vimos a cuatro Seviper colgando de un árbol. ¡Le habían tendido una emboscada!—. ¡Granb...! —traté de decir antes de que Meganium se colocase delante de mí, dispuesta a luchar.

Los pokémon rivales rieron y luego trataron de atacar a Meganium, pero su elevadísima defensa hizo que apenas sintiera los golpes, lo cual, acompañado de los drenadoras con los que los infectó, hizo que ganase la batalla.

 

Tras un largo paseo me senté a la sombra de un árbol a descansar. Empezaba a aburrirme, ya se me había olvidado lo difícil que era encontrar a un pokémon... ¡Y más si el pokémon era tan rápido como lo son los Minccino!

—Oye Meganium, ¿dónde estará Archeops? Espero que pueda encontrarnos de vuelta... Bueno, espero que podamos encontrarlo nosotros, a fin de cuentas es él el que nos va a sacar de aquí.