No gracias . Por cierto . Que armas tienes No mejor olvidalo Hay internet sabías por cierto ese guiso uele a que han hechado una rata y luego le pusieron veneno y luego le hecharon un zapato con unas medias que no se usaron en 2 años y luego atraparon un nido de cucarachas que lo metieron si fuera voz no comeria Y cocinaría una sopa instantánea mira tengo 30 bolsas en mi mochila te doy 2 chau chau Ah y también que luego agarraron un mutante y pusieron eso al guiso huele muy raro
Ritchie Tras recuperar su compostura, se levantó y tomó en sus manos aquella escopeta automática, según Degtyarev, pronto llegarían los cartuchos FRAG-12, que son explosivos, esto combinado a la AA-12, era literalmente desatar el infierno sobre la tierra, después de pensar en esto, examinó su arma principal con mas detenimiento —Hmm, esta cosa es una escopeta per se, pero vaya que se ve intimidante... Me gusta su aspecto... Camuflaje digital de jungla, completamente automática, tambor de veinte cartuchos... ¡Demonios! —estaba mas que satisfecho con su adquisición— Si esta fuera una chica, sería digna de una portada de Playboy Con mas detenimiento, recordó que era el arma usada por algunos de sus camaradas de la fuerza aérea en sus días, solo que en su configuración estándar, también recordaba sus elogios por ser un arma balanceada para su propósito, arma de asalto para combates cercanos, y como no, sabía de la historia de aquella escopeta. —Recuerdo haberla visto en Soldier of Fortune, pero nunca soñé tenerla en mis manos... El señor Maxwell Atchisson es un genio... —el tuerto citó tanto a la revista militar americana como al diseñador de la AA-12— Pero el modelo original era mas horrendo que los mutantes de aquí Después apuntó a la pared para revisar si la mira estaba calibrada, aunque no haría tanta falta, era un arma para encuentros en espacios cerrados, solo tener a esas cosas enfrente y dispararles bastaba para hacer el trabajo Contenido oculto Agradezco mucho a @otakupro, a @Nyxbel y a @Raiven a alargar sus mensajes, mantengamos los hilos con menor cantidad posible de spam, por favor
Irina acabó pronto sus quehaceres en la armería. Portando la Dragunov por la correa del portafusil y la Glock que había comprado como arma secundaria en la mano derecha, regresó calmadamente a los bloques de apartamentos de la zona de exclusión. ¿Qué debía hacer ahora? Sinceramente, por mucho que su rostro se viese inexpresivo y falto de emociones, su mente era un auténtico hervidero de ideas. Tenía que preparar tantísimas cosas. Principalmente, ajustar la mira telescópica del fusil, comprar munición de repuesto y quizás comer algo. Sí. No podía saber con exactitud cuando partirían al campo de batalla, y debía estar preparada para ello a como diese lugar. En el camino de vuelta se había topado con varias personas— sus compañeros, supuso. No había nadie más a kilómetros a la redonda salvo mutantes—, pero no se dignó a mencionar palabra alguna o siquiera saludar. Ella no hacía esas cosas, a Irina no le interesaba socializar, no le veía la utilidad y probablemente ni siquiera supiese como hacerlo apropiadamente. Podía tener compañeros, podía tener aliados, pero no amigos. Los sentimientos no eran más que una carga en el campo de batalla. A media tarde, el cielo que había estado encapotado toda la mañana empezó a clarear, pero las nubes grises no se disiparon en lo absoluto. Aquellos nubarrones tristes, que sembraban su corazón de un sentimiento frío y letárgico, sólo ayudaban a acrecentar el aspecto viejo y deslucido de su apartamento. ¿Por qué el piso diez era tan distinto al resto? ¿Por qué todos los demás se veían tan lujosos y opulentos en comparación? Se habría cuestinado, pero en lugar de comerse la cabeza pensando; prefería usar el principio de Ockamh y dictaminar que lo más seguro era que se hubieran quedado sin presupuesto. ''En igualdad de condiciones y ante un mismo problema,la explicación más sencilla suele ser la correcta'' Se dijo a sí misma con parsimonia, recorriendo las escaleras que la separaban de la puerta de su departamento. Quería descansar. Quería comer algo y probablemente tomar un baño caliente. Pero nada más recorrer los últimos peldaños de la escalera se topó con una presencia desconocida frente a la pared. ¿Qué hacía ahí? Era un hombre alto— aunque todos eran altos en comparación— con unos grandes y profundos ojos negros. Estaba allí, apoyado y descansando contra la pared, probablemente sopesando y haciéndose a la idea del infierno que se les avecinaba. Irina no dio muestras de que aquello le sorprendiese. Estaba allí. Bien, no era nada del otro mundo. Nada especial. Nadie que le despertase interés o le impidiese seguir con su vida. Apartó la mirada con rapidez. Casi ignorando su presencia caminó un par de pasos y pasó por su lado, indiferente, e introdujo la llave en la cerradura dispuesta a abrir la puerta. No tenía tiempo para eso. Contenido oculto Con las Kuudere se necesita una paciencia titánica xD
Elliot Moore Era hora de subir escalones. Llegué al piso inferior, me había dicho que podía escoger el apartamento que quisiera en cualquiera de los 10 niveles. El peso de mi Barrett no me afectó en los más mínimo luego de pensar cuanto me tomaría subir las escaleras para llegar al piso siete. Tomé aire, la cantidad de personas a esta hora era mínima, así que no me preocupé demasiado, quizás sólo fueran funcionarios o personas que también lucharía, pero todos... eran demasiado jovenes. —No salí de la Academia para tratar con niñatos acá...—dije un tanto molesto, mientras sacaba todo el aire que había acumulado, saqué un cigarro doblado de uno de los bolsillos frontales, coloqué el rifle contra una pared y saqué un encendedor, pequeño, plateado y lo encendí. Acumulé todo el humo en mi boca y lo solté lentamente hacia arriba, mientras difuminaba levemente en el aire. Guardé el encendedor y volví a tomar el rifle. Entonces, comencé a subir, nadie había estado en el camino así que no me preocupé. Seguí subiendo los múltiples niveles hasta llegar al 7. No parecía haber tenido ninguna actividad, me acerqué hacia alguno de los apartamentos y abrí la puerta.... quedé sorprendido, parecía que todo habrían con la misma llave, mala estrategia. Cerré la puerta detrás de mí. Vi la cama en el centro del lugar y de una patada con mi pierna derecha la mandé a deslizarse contra la pared en dónde estaba el ventanal. Me senté con rapidez en ella, el rifle lo coloqué a un lado de la cama y me acosté.—Quedó mal ubicada...—brinqué un par de veces encima y la reubiqué en su lugar. Intenté cerrar los ojos, pero... aún estaba vestido de forma incómoda. Me levanté de mala manera y me acerqué al escritorio con el computador, no eran de mi interés. Me quité el chaleco y la chaqueta colocándola encima del monitor tapandolo, luegos los guantes que coloqué a un lado. Finalmente, me quedé en mi cameseta negra y pantalón militar. Me volví a sentar en la cama, esta vez más calmado, guardé mi collar dentro de mi camiseta y tomé el rifle entre mis manos. Observé por la mira teléscopica y sonreí un poco. Luego, saqué el cargador y miré en el interior...15 balas, sonreí y lo volví a colocar. Puse el arma a un lado y miré hacia el techo, acostado.... intentando adivinar que mierda me esperaría en poco tiempo...
Ritchie Después de echar bastante ojo en detalle al AA-12, el tuerto tomó su escopeta y su pistola para salir al patio de los edificios y poner unas cuantas latas, a ver si repasaba un poco, como ex piloto de la USAF, sólo se le había asignado una pistola, la misma que vendían en la armería del doctor y respondía al nombre de M9A1, así que un poco de entrenamiento con la escopeta no vendría mal, para familiarizarse con la misma, no pensaba igual con la Glock, pues lo único que diferenciaba a ésta de su antigua arma de reglamento era que tenía un selector de fuego en vez de seguro, si por algo eran conocidas las Glock era por tener un seguro poco común directamente en el gatillo, pero mas efectivo evitando disparos accidentales —Hmm, aquí está el seguro... —tomó puntería a una de las latas, posicionando cuidadosamente la mira, y subió su pulgar, el seguro estaba sobre el pistolete, justo al alcance— Luego hizo un chequeo de municiones a ver si estaba cargada, efectivamente lo estaba, al ser un arma de cerrojo abierto se podía ver claramente el cartucho, pero antes de hacer el disparo, se hizo una interrogante, dedo fuera del gatillo siempre, buenos hábitos manipulando armas de fuego —El ruido podría molestar a la gente...
Apoyé la cabeza en la pared, mirando el techo. Me sentía incomodo, porque se suponía que era el médico del grupo, pero no había nada que fuera común para usar en caso de que alguien se lastimara de gravedad. Solo una especie de dardo con un liquido aparentemente curativo que podría disparar a un aliado con la misma arma con la que le dispararía a lo que fuera que estuviera allá afuera. Casi me daban ganas de probar el dardo conmigo mismo, pero sería una tontería sin sentido, solo sería perder tiempo. Además, si el dardo no funcionaba como debía, el número de médicos en la misión bajaría en 1. Mientras cavilaba todo esto, escuché pasos que se acercaban. Agudicé el oído. Sí, definitivamente alguien estaba subiendo. Recogí una pierna, mientras una mano se dirigió hacia la funda de la Glock. El doctor nos había asegurado que el lugar era seguro, pero si no era cierto... En segundos me encontré observando un par de ojos rosas, que me observaron solo por un segundo antes de cruzar y dirigirse a lo que parecía ser su departamento elegido. Si le pareció raro encontrarse a alguien sentado en el suelo del último piso, no lo hizo notar de ninguna forma. —Eh—llamé, casi un susurro. No volteó la cabeza, ni hizo alguna otra señal de haberme escuchado. Siguió ocupada en abrir la puerta de su departamento. Me levanté, desesperezandome.—Estoy casi seguro de que hay pisos solitarios más abajo, aunque puedo entender porqué te gusta este. Soy Reyk.—Como siempre, solía olvidar dar mi nombre hasta el último momento. Mis padres solían bromear con la idea de comprar una etiqueta con mi nombre y pegarmela en la frente, así dejaría de ser necesario recordarlo.
Anna White Los apartamentos si habían sido más fáciles de encontrar que la mismísima armería, el edificio era bastante lindo a decir verdad, parecía que este era el único lugar donde la catástrofe no arrasó, las cosas seguían siendo verdes... llenas de vida... un paraíso como lo había prometido el doctor, y menos mal que había sido lo que él había dicho que sería, era de cierta forma reconfortante. Me adentré al edificio y comencé a subir las escaleras con el mayor silencio que mis pies podían otorgar y por alguna extraña razón no parecía haber mucha gente fuera de sus habitaciones, no parecía haber mucha gente dispuesta a hablar o aparecerse siquiera por los pasillos, pero bueno, cada quien sabría como desarrollarse. Finalmente había llegado al séptimo piso y casi de inmediato me encaminé al ultimo departamento sin mucho problema. Quizás así sería más tranquilo ese lugar. Abrí la puerta de forma silenciosa y apenas dar un paso en esta pude sentir un desagradable olor a tabaco, hice una mueca de disgusto que no se notaría gracias a mi bufanda, giré levemente mi cabeza y sí, realmente había alguien allí recostado en su cama. Puse los ojos en blanco y casi de inmediato me giré para salir de allí, tal vez no tendría el lugar que quería pero... quizás al lado se tendría la misma paz.
Ritchie Tomó aire, y tras unos segundos, que parecieron eternos, jaló el gatillo, efectuando el disparo, lo único que llegó a escuchar fue la detonación, luego como los perdigones volvían nada la lata y la levantaba en el aire, y el cartucho rebotar en el suelo tras caer, todo en cámara lenta, el retroceso se sintió de una manera anormalmente suave, con que esto era disparar de nuevo un arma... Como las demás latas estaban en sucesión, sucumbió a la tentación de desatar a la bestia y vaciar todo el tambor en fuego automático, dejando ninguna lata con vida alguna, todas tenían mas agujeros que un colador. Pero algo que no se quitaría tan fácil era el subidón de adrenalina que venia con oler la pólvora fresca recién disparada
Elliot Moore Mientras intentaba dormir sentí un leve sonido que provenía de afuera. No le di demasiada importancia, realmente, deseaba descansar, había sido una semana ajetreada y sólo quería dormir aunque fuesen unos minutos. Como quiera, creo que mis compañeros ya deben estar instalándose en sus habitaciones o preparando sus armas, así que el ruido era normal. Sin embargo, un extraño ruido lo hizo sobresaltarse, la puerta había sido abierta... Abrí mis ojos luego de unos segundos luchando contra el sueño, mi cigarro estuvo a punto de caer en la cama.—Mierda, no puedo incendiar el lugar en el primer día...—susurré, así que lo tiré al suelo y lo pisotée. Quité mi pañoleta negra de mi cabello que quedó notablemente revuelto, a la vez que me levantaba suavemente. Saqué mi arma de mi funda y quité el seguro. La puerta aún estaba abierta y nadie entraba, pasaba o salía. Caminé lentamente hacia la puerta, ambas manos en el arma, observando con atención lo que estaba sucediendo a mi alrededor. Abrí la puerta y soltó un leve gemido, casi de dolor, pero sólo eran sus viejas bisagras, miré hacia el pasillo, pero no había nadie. Di pequeños pasos, todas las puertas estaban cerradas, pero una estaba levemente abierta, era la que daba a la habitación contigua a la mía. Me coloqué en uno de los laterales... respiré hondo, coloqué una mano en el picaporte. "1...2...", solté todo el aire de mis pulmoes.—¡3!—dije mientras empujaba la puerta y apuntaba dentro de la habitación. Mantuve mi pulso firme, entré a la habitación, entonces... Todo se fue a la mierda... Dentro de la habitación, de espaldas con mi arma apuntándole había una chica, parecía joven, pero no tan joven como los niñatos que había visto. En su cama tenía las armas y, estaba cambiándose de ropa. Alcé mis manos confundido, entonces, pude observar como volteaba su rostro, quizás asustada. "¿Acaso me he encontrado con un monstruo de ojos rojos desnudo?", me pregunté, mientras intentaba catalizar mi adrenalina, mientras daba pasos hacia atrás, intentando salir de aquella extraña situación...
Anna White Apenas entrar a mi habitación dejé mis armas sobre la cama junto a mi bufanda, saqué mis cosas de una pequeña mochila que tenía y comencé a acomodar mi ropa en el armario, dejando afuera mi ropa principal. No es que menospreciara la ropa que me habían dado en el hospital para que yo viajara de forma más "cómoda" y "cubierta" pero... ir en pans y blusas holgadas por la vida no era algo cómodo para mi. Tal vez para dormir la usaría pero... fuera de eso, no me agradaba. Así que, una vez todo acomodado, me despedí de la ropa "confortable" y cuando iba a colocarme mi short, un fuerte golpe a la puerta se hizo presente después de un pequeño grito de guerra. Ante mi, se encontraba el mismo hombre que estaba en la habitación de al lado... mirándome, solo... mirándome y claro.. apuntándome con su arma. Casi instintivamente me cubrí con mis manos mientras sentía mis mejillas arder — ¿¡Qué estas esperando idiota!? — grité lo más fuerte que pude mientras me movía al otro lado de la habitación y salir de su campo de visión, si la mala suerte me seguía era probable que si iba por mis armas me disparara — ¡Vete! ¡Largo!
Elliot Moore La chica comenzó a gritar, no sabía como responder. Intenté dar pasos rápido hacia atrás, pero choqué contra la pared, antes de darle cuenta, con mi mano libre tapaba mis ojos y con la que tenía la pistola, palpaba para encontrar la salida de aquel lugar. "Mierda, mierda, mierda...", salía de mi mente, intentaba huir, pero no lo encontraba, tampoco quería mirar y que la chica me disparara, tampoco quería dispararle a una chica desnuda... Así que en cuanto noté la rendija, salí de un sólo salto y cerré la puerta detrás de mí. Respiré con dificultad cuando estuve fuera. El silencio volvió a reinar, me quedé apoyado en la puerta intentando retomar todo el aire que había salido de mis pulmones y tranquilizar el pulso de mis arterias.—Esto ha sido lo más "emocionante" que me ha ocurrido en la semana...—me dije, colocándole el seguro al arma y guardándola en la funda. Pasaron varios minutos de silencio... "Debería disculparme...", pensó mi "inteligente" cerebro, pero me detuve, probablemente me dispararía si me atrevo a tocar la puertar. Volví a mi habitación y con cuidado cerré levemente la puerta. Respiré profundo mientras me acostaba en la cama, entonces me di cuenta... —¡Carajo, ahora no podré dormir....!—dije, mientras me sentaba de mala gana en la cama, mientras me reía por lo inverosímil y embarazoso de la situación.
Pero realmente Irina si escuchó la voz de aquel hombre la primera vez que la llamó. Gracias a dios, sus oídos así como su vista eran muy agudos. Lo necesitaba para su trabajo como francotirador. Sin embargo y como ya parecía haber dejado claro con su indiferencia, no estaba para socializaciones. ¿Era tan difícil de comprender el lenguaje corporal humano? ''Si no te hago caso, es obvio que no quiero hablar.'' La insistencia del tipo fue tal que acabó por claudicar mínimamente. Él se levantó del suelo y se estiró, e Irina se sintió realmente pequeña en comparación. Aferró ligeramente los dedos a la culata de su arma. ''Monstruo'' pensó al ver la altura exagerada de él, comparándolo con su apenas triste metro sesenta, pero no se movió de su posición ni un centímetro. Y tampoco tuvo un tono despectivo en su cabeza. Sonó completa y absolutamente normal. —Estoy casi seguro de que hay pisos solitarios más abajo, aunque puedo entender porqué te gusta este. Soy Reyk. ¿Podía entender por qué le gustaba ese piso? Ella lo había escogido por la soledad, porque tampoco necesitaba grandes lujos para disparar un rifle, ¿por qué lo pensaba él? Aquel departamento era frío y solitario. Las paredes estaban desconchadas y quebradas y la misma puerta presentaba arañados y golpes. Tras un eterno silencio donde ninguno de los dos volvió a pronunciar palabra, Irina separó los labios para hablar. Y su voz se oyó suave, cándida, pero tan inexpresiva como usual. —Mye menya zovut*— empezó en su idioma natal. Sacudió la cabeza.—Hum. Olvido que no debo hablar ruso. >> Irina— finalizó, inmutable—. Kuznetsova Irina. Y sin una palabra más, abrió la puerta de su apartamento y desapareció dentro, cerrándola suavemente tras de sí. Si Reyk quiso preguntar o charlar un poco más, la joven oriunda de Rusia no parecía estar de humor para ello. Había muchas más personas. Personas abiertas y simpáticas en aquel lugar. Contenido oculto *Mye menya zovut: ''Me llamo...'' en ruso.
Ritchie Eso había sido cuanto menos, bastante interesante, pero, el doctor Degtyarev hizo de las suyas y dejó en claro algo a través de unos altavoces "Dentro de poco se abrirán los accesos al Bosque Rojo y a las Afueras de la Central, se les dispone una cantidad de Toyota Land Cruiser para que puedan desplazarse rápidamente, son camionetas a prueba de todo, pero procuren mantenerlas en buen estado, también en breve recibirán los detalles de su primera misión" Luego de eso, los altavoces se apagaron al finalizar la sentencia, mosqueado por la súbita interrupción, Ritchie puso de nuevo una de las latas para luego de eso, vaciar el cargador de su Glock en la misma Contenido oculto: Invocación xD Invoco a la tsundere mas moé del mundo (?)
Que algún luego de decir mi opinión del guiso me dormí en el cuarto que el otro chico ryack me invito cuando desperté el doctor había havisado que conduciríamos una toyota y espero que me toque en grupo por que si no lo estrellaré a los 3 minutos A pesar de eso estaba muy emocionado por mi primera misión agarre mis armas y me Aliste comida 3 gelatinas 1 botella de agua y agarre un palo lo hice en forma de flecha nunca se sabe tal vez se me terminen las balas y en mi mochila puse un walky taky le di otro a ryack y un 3ds con un cargador portátil. Estáva preparado para que hable en cualquier momento . Me fui a la tienda reembolse mi glock y me traje una katana y un five seven y volví a esperar mientras esperaba reflexione y me pregunté por qué si tengo 11 años me encomendaron está misión pero me acordé que si confiaron en mí debe ser por algo y sonrei pero me acordé que habían más tipos en este lugar vi a un sujeto que fumaba y lo tiro su sigarro al suelo luego a una chica que tenia una bufanda Y un collar que decía whithe le saludé luego baje y conocí a mas sujetos cuando ya lo hice me senté en el cuarto a seguí. Esperando
Doctor Degtyarev Desde su plácido laboratorio, el doctor hizo un anuncio a través de los altavoces ubicados estratégicamente en el edificio para aquellos intrépidos aventureros que arriesgaban su integridad física para limpiar Chernóbil y hacerlo habitable de nuevo, tomó el micrófono y comentó —Aventureros, acaban de llegar sus vehículos, así como también he abierto los accesos al Bosque Rojo y a las Afueras de la Central, cada Land Cruiser puede llevar hasta diez personas, hasta ahora he traido dos de ellas y están en el estacionamiento, una extra viene en camino, recomiendo ir en vehículo para cubrir mas terreno, si desean ir a pie, también es válido, pero procuren ir en grupos, o si van en solitarios, estar mas que pendientes, estas criaturas andan al acecho cual depredador buscando su presa... —Acabada la transmisión, se sirvió un trago de whisky en un pequeño vaso con hielo, y bebió un sorbo, después de años, lo que no hicieron los soviéticos en su día, lo harían valientes voluntarios, lo suyo era la logística y suministros, pero iría en expedición de vez en cuando— Ritchie Eso bastó para subir el decaído ánimo del piloto de caza, pero súbitamente recordó algo —¿Serán de transmisión estándar? Ojalá, extraño los humvees en el ejército... —luego de eso se dirigió al estacionamiento a echar un ojo curiosamente— Hablando de eso, era el modelo apodado Lleva tropas por la disposición de los asientos traseros, estarían sentados cuatro de cada lado frente con frente, mas los dos pasajeros en el asiento delantero y el conductor, total once pasajeros, mas su equipo, era el vehículo adecuado para llevar bastante gente, pero no era tan cómodo, al menos contaba con radio y climatizador, peor es nada Contenido oculto: Estúpido y sensual Land Cruiser
La chica me dió su nombre, luego de decir unas palabras en ruso. Seguido a esto, entró a su departamento. Hice una mueca de extrañeza, pero decidí que en realidad era normal que pasaran por aquí personas poco comunicativas. Entonces se encendieron los altavoces. "Dentro de poco se abrirán los accesos al Bosque Rojo y a las Afueras de la Central, se les dispone una cantidad de Toyota Land Cruiser para que puedan desplazarse rápidamente, son camionetas a prueba de todo, pero procuren mantenerlas en buen estado, también en breve recibirán los detalles de su primera misión" Así que camionetas. El doctor que nos había reclutado parecía no escatimar en gastos. Y la verdad era que la idea de salir a explorar un poco me motivaba, en serio. Tenía que ser rápido si quería obtener alguna de las camionetas, así que bajé a toda velocidad a por mis armas. Nada me interesaba tanto como conducir una de esas bellezas. Capacidad de once personas, ¿eh? Me planté entre el estacionamiento, acercandome a una de las camionetas. Estaba abierta, y las llaves estaban adentro. Las agarré antes de acercarme lo mas posible al edificio y gritar, dado que las paredes eran delgadas:—¡Me dirijo al Bosque Rojo! ¡Quién quiera acompañar al médico, los espero abajo! Me encontraba muy motivado.
Ritchie —¿En serio? —pobrecito el tuerto, se le habían adelantado— Entonces... ¡El asiento de copiloto es mío, voy con el médico! —como ya estaba abierta, se empinó dentro del asiento de copiloto, casi con ánimo infantil, después de todo, hoy era el bautismo de fuego de buena parte de los voluntarios— Luego de todo esto, revisó municiones, que las armas estuvieran descargadas y aseguradas, apoyó la AA-12 en el suelo del vehículo y dejó la Glock sobre el tablero del mismo, estaba listo... Pero una interrogante surgía, ¿A que nos enfrentaremos exactamente?
A mi se me perdió el peluche de kiwi por lo que no pude ir rápido a los autos pero vi uno y le grité Esperen yo voy con ustedes En el auto estáva con un médico y un tuerto y les dije hola me llamo Jesús a donde vamos nosotros
Kisa Kisa emergió de los interiores de la armería de Prypiat. Su delgado cuello estaba rodeado por una suerte de collar, en el cual estaban abrochadas ambos extremos de la correa de la enorme ametralladora que colgaba a sus espaldas, en posición horizontal. En su muslo derecho guardaba la pistola FN Five Seven, cuyo metal relucía incluso bajo el cielo nublado y triste de la ciudad. La joven, ahora sí, estaba preparada para ir a por los deformes seres que acechaban afuera, listo para hincar sus dientes en sus carnes. Claro, eso, si ante Kisa no les clavaba los suyos propios. Alzó la cabeza súbitamente cuando a sus oídos llegó la voz de su líder, como caída del cielo: “Dentro de poco se abrirán los accesos al Bosque Rojo y a las Afueras de la Central, se les dispone una cantidad de Toyota Land Cruiser para que puedan desplazarse rápidamente, son camionetas a prueba de todo, pero procuren mantenerlas en buen estado, también en breve recibirán los detalles de su primera misión” Y de nuevo, aquella sonrisa torcida, de dientes blancos como un cráneo, distorsionó sus facciones en una expresión grotesca, e incluso un vapor parecía surgir de su garganta cuando exhalaba el aire que respiraba. Se sentía deseosa. Muy deseosa de salir a volar cabezas. Cabezas mutantes de verdad. Se dirigió a la estación de las camionetas tarareando y con sus manos apoyadas sobre la M240L. Acariciaba el arma imaginando que era un cuerpo desnudo de un hombre. El tacto suavizó su inicial expresión de retorcida locura. Pero el placer reflejado en su rostro no resultaba menos incómodo a la vista de cualquier persona cuerda… Al llegar a los terrenos del estacionamiento, le llegó la voz de un hombre. Provenía de una de las camionetas y avisaba que se dirigía a un sitio conocido como el Bosque Rojo. El rojo… El rojo era el color preferido de Kisa y ella no dudó un segundo en elegir aquel bosque como su primera parada hacia la masacre. La idea le atraía tanto, que restó importancia al hecho de que iba a estar en una camioneta a solas con un hombre… No confiaba en los hombre, pero amaba la idea estar en lugar que, por su nombre, parecía que iba a estar cubierto de sangre. Se acercó a la camioneta y se introdujo sin saludar ni nada, como una fiera a punto de robar comida del vehículo. Dejó su amada ametralladora en el compartimiento destinado a guardar el armamento y, sin más, se acomodó en uno de los asientos cercanos a los lugares delanteros… Ahora tenía una sonrisa de niña. Feliz como si le hubieran regalado un juguete… Pero bastó con que mirara a los dos hombres que estaban con ellas para que un feroz miedo la invadiera. Los ojos de Kisa se abrieron de par en par y palideció, como si hubiera visto un fantasma… Entonces, bajó la mirada, temblando… Temblaba… Ella… ¿Y si…? La sangre es rica… Pero… Hombres… Su color favorita… Lobo… Lobo… Mutantes… Dolor… Mucho dolor… Basta, por favor… Déjame…
Se me había hecho algo tarde, tras haber comprado las que serían mis armas, pasé gran parte del tiempo reconociendo los terrenos colindantes, hasta que caí en la cuenta de que aún no había escogido habitación. Volví a toda prisa hacia el bloque de apartamentos, no podía dejar que todas esas comodidades se echaran a perder, no estaba dispuesta a que acaparasen todas las habitaciones y tener que dormir en la intemperie. Crucé las puertas del edificio, solo para darme cuenta de que todo el mundo se estaba preparando para la que sería nuestra primera misión. —No queda tiempo para acomodarme parece ser —suspiré. Tampoco llevaba nada que dejar en el que sería mi apartamento realmente, apenas tenía muda de ropa y no pasaría nada por dejarla delante de una de las puertas, tampoco esperaba que hubiera ladrones en un lugar como este. Dejé la pequeña maleta en frente de la habitación del primer piso, por comodidad y me encaminé al garaje donde esperaba que aún aguardase algún vehículo. Vi uno a punto de irse en el que se montaba una chica a último momento. —¡Esperen! —grité tan alto como pude. No quería llamar la atención, pero tampoco quería quedarme atrás y perder la que sería la primera misión, seguramente me echarían si eso ocurría. Corrí lo más rápido que mis piernas me permitían y alcancé al vehículo antes de que partiera. De un salto, me monté en uno de los asientos libres y tomé aire. Tan solo al mirar alrededor me di cuenta de que en efecto me encontraba ante completos desconocidos. —Esto... Hola —saludé tímidamente, agachando la cabeza— Si no les molesta, me gustaría ir con ustedes. No había motivos para no ser educada, si algo me había enseñado mi vida en la calle, era que la educación y la precaución no tenían por qué ser palabras antónimas. Contenido oculto @Graecus @Bruno EVF @otakupro @Rojo FireRed Me uno a vosotros e.e
