A minuto por línea [Microrelatos exprés]

¿Ayer?, lo olvidé, ¿el mañana?, no imaginaré, ¿el hoy? lo disfrutaré.
--

Sahara era el nombre de aquella mujer, la mujer de su hermano, la mujer de su vida.

 

Sahara fuera de lugar, mundo dentro de otro mundo.

 

—Vida, vida, vida— Decía el muerto

 

Muerto de envidia miró como su hermano comía gusanos como si fuera el mayor manjar del mundo

 

Ayer nadé en dinero; hoy nado en basura.

 

Mundo hambriento el que se tragó a mi luna.

 

Luna era quien lo acompañaba en las noches solitarias, Luna era quien le escuchaba en la mudeza de la noche, Luna era quien le quería y amaba, en su mundo, Luna era su amiga imaginaria.
---
Basura mundana que llena y rellena cada rincón del mundo, ¡oh, hombres! ¿Cuándo aprenderán que ya no son necesarios?

 

-Muerto de risa... -dijo pensativo el comisario mirando el cuerpo-. ¿Quien fue el payaso que hizo esto?!
Todos en el cuartel rieron ante el comentario. Ese viernes la funeraria tendría mucho empleo...

 

Empleo necesitaba el vago de su esposo, que lo único que hacia era ver la televisión mientras bebía...Idiota...

 

Idiota aquel que cayera en las trampa de aquella tía, idiota aquel que creyera en las palabras de esa tipa, idiota aquel que creía que ella podía llegar a amar, idiota él, que es prisionero de esa puta.

 

"Puta" Dice la gente.
"Mami" digo yo.

 

—Puta— Dijo el retoño.
—¡¿Que?!—Exclamo su madre ante tal palabra de su hijo—¿Q-que dijiste?—Le pregunta con miedo
—Puta, puta, puta— Decía mientras señalaba la "Punta" de un lápiz.

 

¡LoooL! x'DDD
---------
Lápiz era lo que él necesitaba, pero ¡no! El niño quería un lapicero.

-----

Yo que nada sé, yo que nada tengo, ¡yo!, que estoy sola, estoy consciente que, hasta la reina más rica, la reina queerida, la reina más sabia, puede mendigarle a la vida.

 

Lápiz que se quemó y se convirtió en carbón.

:::::::::::::::::::

Vida afligida que llora mientras la muerte la desangra.

 

Desangra lenta y dolorosamente, manchando mis sábanas de color carmín. Su mirada denota rabia hacia mí, ¡oh, sí nena! Mírame así, amo tu dolor. El dolor que yo pasé cuando me atravesaste el corazón con una daga invisible, pero muy tangible.

 

Tangible era aquel espejo pero delicado.

 

Delicado era aquel hombre, de gustos exquisitos y mirada penetrante. ¡Lástima que sólo fuese un farsante!

 

Quemaba todo a su paso aquel incendio.

 

Quemaba rapidamente la vela, mientras se escurría por todo el arroz.

 

Incendio salvaje el que la consumía por dentro, pero ya tenía todo claro, los papeles del divorcio le iban a llegar a primera hora, en bandeja de plata.