"A beautiful lie" (una bella mentira)

re: "A beautiful lie" (una bella mentira)

Aca les dejo otro capitulo y agradezco a todas por sus post. Gracias de verdad! Este en especial va dedicado a May Okasan ^^
Espero que lo disfruten.

[FONT=Nimbus Roman No9 L, Times New Roman, sans-serif]VII.[/FONT]​

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[FONT=Nimbus Roman No9 L, Times New Roman, sans-serif]Cause your world and my world they're drifted apart
in yours the sun is shining
in mine it's raining
knocking on the lonely one[/FONT]​

[FONT=Nimbus Roman No9 L, Times New Roman, sans-serif](Albert Hammond, [/FONT][FONT=Nimbus Roman No9 L, Times New Roman, sans-serif]"Your World And My World")[/FONT]​

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El día parecía estar transcurriendo con total normalidad, sin demasiadas complicaciones, al menos para la mayoría de las personas. Algunas, no obstante, andaban abstraídas en sus pensamientos, enfrentándose a sus propias emociones y sentimientos encontrados, luchando una batalla que no decidían si querían ganar o perder.


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Gris Ootori se encontraba recostada sobre una alfombra de verde césped, en un rincón de la escuela ligeramente alejado. Su cabeza descansaba en sus brazos, cruzados de manera cómoda detrás de su nuca. Sus oídos sostenían los auriculares del Ipod con el que escuchaba música, como de costumbre. Había conseguido relajarse después de las emociones de la mañana. El partido con Hikaru la había entusiasmado más de lo que pensaba y aún masticaba la bronca de la interrupción. Pero lo que más la perturbaba estos días no se relacionaba precisamente con el tenis.


Gris odiaba enfrentarse a sus sentimientos, debido sobre todo a la intensidad con la que solía vivirlos. Cuando algo le sucedía, la inquietaba o la molestaba, una marea de ideas y emociones desbocadas la inundaban por dentro, llegando incluso en ocasiones a desbordarla. Odiaba tanto esa característica de su persona al punto que sólo lograba recordarle la intensidad con la que asimilaba las emociones.


Precisamente esto era lo que taladraba su cabeza en estos momentos. Imágenes, ideas y sucesos concretos se mezclaban de manera confusa y caótica en su mente, y en el centro de esa amalgama de sentidos se encontraba el joven Syusuke Fuji, con su sonrisa maquiavélica y su mirada de falsa inocencia. "¿Acaso nadie se daba cuenta que su postura angelical eran puras patrañas?". No entendía , o no quería entender, de donde salían todas estas emociones y el por qué de las mismas. Angustia y rabia se sumaron para dar a esa marea un matiz diferente.


De pronto sintió que no estaba sola y el equilibrio que había logrado iniciar entre ella y el entorno se vio interrumpido por una presencia perturbadora. Alguien se sentó a su lado. No quiso abrir sus ojos. Sabía de quien se trataba pero no quería enfrentarlo. Estaba con las barreras bajas y eso podía ser demasiado riesgoso...o tentador. Dependiendo de donde se lo mirara.


-Fue realmente interesante el encuentro de hoy a la mañana. Así que era eso lo que te tramabas con Fujiwara.
-...-
-¿Tienes alguna sorpresa más?


Gris sintió la necesidad de enfrentar el rostro de el joven. Desde donde estaba, sin dignarse a levantar, abrió sus ojos cafés para encontrarse con la sonrisa de Fuji. Comenzaba a odiar esa sonrisa de inocencia forzada.


-Syusuke, ¿no ves que estoy en medio de algo, acá?
-¿De verdad?- Fuji se inclinó levemente hacia la chica, bloqueando el sol con su cuerpo- ¿Y qué será eso? si puede saberse.
-Claramente estoy meditando, ¿es que no lo ves?- volvió a cerrar sus ojos, intentando con su mente ignorar al castaño, a pesar de la resistencia de su cuerpo.


Fuji extendió su brazo hasta rozar con su mano suavemente la mejilla blanca de Gris. Ésta abrió sus ojos de manera desmesurada ante el contacto cálido de la mano masculina y se levantó violentamente. No calculó que Fuji no se iba a mover, por lo cual sus rostros quedaron a escasos centímetros de distancia. Gris se permitió perderse unos segundos en la mirada profunda del joven, que ahora mostraba en todo su esplendor.


-¡Oye! No te pases de listo, ¿quieres?
-¿Me ignoras de manera deliberada o es solo una reacción inconsciente de defensa?
-....- la mente de Gris quedó en blanco.
Fuji le dedicó una de sus sonrisas generando unas ganas tremendas en la muchacha de abofetearlo.
-No tengo tiempo para estas estupideces- intentó levantarse pero él se lo impidió sujetándola del brazo.
-¿A que le tienes miedo? No puedo creer que ese beso te haya alterado tanto...
-Si, eso quisieras- ¿por qué tenía que actuar de esa manera? Por una vez en su vida quisiera poder mandar todo al diablo y no ser una persona tan complicada.
-Entonces no te molestará que te bese nuevamente.
-No te atreverías...
-Impídemelo, sólo tienes que decir que no.


Gris no supo porque quedó muda. Tal vez no esperaba esa actitud del genio de Seigaku. Tal vez no esperaba que su cuerpo gritara internamente y de manera tan clara la necesidad de que la volviera a besar. Su mente se sometió a los deseos terrenales y su reacción llegó cuando ya era tarde. El calor de Syusuke sobre sus labios provocó un torrente de emociones en su cabeza que amenazaban con tirar por el suelo todo lo que ella era. Estaba embobada y aterrada. Cuando el beso se convirtió en una caricia más demandante, sintió que su mundo se daba vuelta. Logró juntar la suficiente fuerza de voluntad para alejarse, aunque le hubiera gustado parecer más convincente al hacerlo.


-Te pasas Suysuke. No sabes en lo que te metes- los ojos cafés de Gris ocultaban sus emociones tras un telón de frialdad severa.
-No creo que haya sido tan malo.
-Eres un idiota- no lazó la voz en lo más mínimo. Se levantó rápidamente y comenzó a alejarse.
-¡Gris!- algo en el tono de voz de Fuji la obligó a detenerse. Giró su cabeza para mirarlo por encima del hombro- Sabes, puedes alejarte de mi- enfatizó su comentario con una de sus enigmáticas sonrisas- pero no puedes alejarte de lo que sientes.


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Hikaru caminaba por el colegio sumida en sus pensamientos. El enfrentamiento de esta mañana con la capitana la había dejado ansiosa pero ciertamente satisfecha. No se había dado cuenta de cuanto extrañaba estar en una cancha hasta que volvió a tener una raqueta entre sus manos. No podía evitar sentirse nerviosa ante la perspectiva del día de mañana. Volver a ser parte del equipo era algo que la emocionaba, llenándola de temores. "Tendría que haberle hecho caso a Kaoru antes. ¿Donde demonios se metió ahora?". No podía encontrar a su amigo por ningún lado. Se había mostrado molesto con ella toda la mañana y quería saber que le pasaba. No lo encontró afuera, así que probó nuevamente buscarlo en el curso.


No había nadie en los pasillos. Estarían todos seguramente disfrutando del almuerzo. ¿Dónde se había metido este chico? Si no lo encontraba pronto iría a comer sola. Si no quería verla, no lo iba a forzar. Abrió la puerta del curso decidida. Vacío. Eso pensó por el silencio en el ambiente. Una figura alta, con porte estoico y serio la observaba desde el escritorio del profesor. Se ajustó los lentes antes de dirigirse hacia la muchacha.


-Te estaba buscando. Tenemos que hablar- Tezuka la miró sin ninguna expresión en el rostro, como era natural en él. No fue un pedido, más bien parecía una orden.
- ¿Y se puede saber de qué?- la pelirroja no se dejó intimidar por la postura autoritaria del capitán.
- Veo que piensas volver al tenis, al equipo- Hikaru no le contestó, sólo se limitó a mirarlo fijamente- Me alegro, aunque pensé que me avisarías.

Ella no pudo evitar reírse con ganas, algo que dejo a Tezuka desconcertado.


-¡Vamos, no seas hipócrita! ¿Avisarte? ¿Ignoras mi presencia y quieres que te avise? Me vas a decir que te preocupas...
-Como capitán creo que debía saberlo.
El odio y la frustración se reflejaron en los ojos de Hikaru.
-Como capitán, claro....pues no eres mi capitán, no te debo ninguna explicación.
-Entiendo- ningún dejo de emoción se traslucía en la mirada de él- De todas maneras, me alegra que volvieras.

-Me imagino...-Hikaru se esforzaba por no mirarlo a los ojos. Sentía que quería golpearlo en la cara para que por lo menos mostrara algo de dolor. ​

-¿Acaso estas molesta conmigo?​

-Que suspicaz...​

-No te entiendo Hikaru, ¿que es lo que te hice?​

-Bueno, eres un chico inteligente Kunimitsu, yo creo que si lo piensas un poquito lo sacas- el sarcasmo en el tono de voz era evidente.​

-....-​

-No te esfuerces demasiado, tampoco es que me roba el sueño. Además no te vas a preocupar por una "perdedora" como yo. Todo esta bien- giró sobre si misma para salir del salón​

​

La voz del capitán la detuvo en seco.​

​

-¿Es por esa vez, después del partido?​

-¡Ves que lo sacaste!- le dedicó una sonrisa sarcástica​

-No puedes estar enojada por eso. Es muy infantil de tu parte. Me extraña.​

​

Ella apretó los puños al costado del cuerpo. Tuvo que contar hasta diez para no estrangularlo. No quería levantar la voz. No quería mostrarle debilidad. ​

​

-No, claro que no. ¡Que espanto! ¿Te imaginas?​

-¿Qué esperabas que te dijera?- el chico parecía levemente fastidiado ante la situación​

-Nada en particular. O tal vez esperaba demasiado, si consideramos lo nuestro. En todo caso, es evidente que la equivocada fui yo. En mas de un sentido.​

-Hikaru, nosotros no teníamos nada.​

​

Sorpresa e indignación fue lo que transformó el rostro de la chica. Sonrió con un dejo de tristeza que no se molestó en disimular. Para qué, después de todo...​

​

-No, por supuesto que no. ¿Te imaginas pensar eso? ¡Que locura! Después de todo sólo nos besamos un par de veces...que puede significar, ¿no?​

-.....-​

-Mira quédate tranquilo, no soy una persona que le gusten montar escenas- no quería seguir hablando. Sentía que estaba perdiendo el autocontrol y no quería darle el gusto- Después de todo, nuestras padres son lo que mantienen una relación de amistad de años. Nosotros no tenemos porque ser amigos. Nadie nos obliga.​

-¿Por que siempre juegas en los extremos?​

-Porque soy idiota, tal vez por eso.​

-Sabes que te aprecio Hikaru.​

-Nadie nos ve Kunimitsu, no hace falta la caballerosidad. Soy una persona razonable. Te repito, no tenemos que ser amigos. Con que en la próxima cena que nos crucemos seamos políticamente correctos es mas que suficiente. Mis padres son diplomáticos, creeme que si hay algo que se hacer es mantener una posición neutral en una situación poco confortable.​

​

Hikaru intentó dirigirse hacia la puerta, pero el joven castaño la detuvo por el brazo. La jaló hacia si mismo y sujetando su rostro con ambas manos, capturó sus labios en un beso casi salvaje, que contrastaba ampliamente con su personalidad apática. Igual que la última vez, pero ahora ella no se dejaría atrapar por un falso cuento de hadas. Se separó de él presionando sus manos sobre el pecho masculino. Ambas miradas conectaron, las dos inexpresivas, casi con seriedad helada. ​

​

-No, no lo hagas. No me beses sino lo sientes en realidad- Hikaru se alejó y le dio la espalda- Dejemos las cosas como están. ​

​

Tezuka levantó el brazo y se acercó a la muchacha con la intención de tomarla de los hombros y besarla nuevamente. Se detuvo a unos pasos. Ella tenía razón. ¿Qué tenía para ofrecerle? Sólo la besaba porque ¿le gustaba? ¿era cómodo? ¿le resultaba natural porque se conocían de hace años? Se alejó de ella y se dirigió a la salida. Ella creyó escuchar un "lo siento", pero no podría estar segura. No lo creía posible. ​

​

Cuando Tezuka se hubo marchado, suspiró profunda y prolongadamente, intentando desacelerar los latidos del corazón que amenazaba con estallar. Cuando logró calmarse salió del aula. Se llevó una sorpresa enorme al ver a Kaoru esperándola en el pasillo. Estaba recargado contra la pared, mirándola con el ceño fruncido. ​

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-Te estaba buscando.​

-No lo parece, fshhhh.​

-¿¡Y ahora que te pasa!?- Hikaru ya no pudo evitar levantar la voz. ​

-Si tu no lo sabes...​

-No Kaoru, no lo sé, por eso te pregunto- estaba fastidiada y su paciencia estaba al límite. No quería descargar su bronca con él, pero su amigo se la estaba haciendo difícil.​

-¿Por qué no me dijiste que ibas a ir al club de tenis hoy?- sabía lo ridículo que sonaba el planteo ni bien terminó de decirlo. También sabía que en este momento sólo era la escusa que se le ocurrió, en su fuero íntimo era consciente que el malhumor venía por otro lado.​

-Kaoru...¿no me digas que es eso?- ella se acercó lentamente al joven. Intentó tomarle la mano pero él se lo impidió. El rechazo generó una punzada de dolor en la muchacha- No sabía que iba a ir. Fue algo del momento, nada más.​

-Si, como lo de recién con el capitán.​

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Hikaru lo miró sorprendida. "¿Qué significaba esto?". No entendía semejante desplante. ​

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-No puedes reclamarme nada, Kaoru. ​

-Fshhhh. Sólo me preocupo. No quiero que te use. ​

-No lo hará, no te preocupes. Creo que puedo cuidarme sola. Soy una niña grande.​

-Recuerdalo la próxima vez que necesites mi hombro para llorar, Hikaru.​

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Sin decir más, el morocho dio media vuelta y se alejó maldiciendo por lo bajo, pateando su propia bronca por no ser sincero. ​

​

Los ojos de Hikaru se inundaron con las lágrimas que había contenido hasta el momento. Retrocedió hasta que su espalda chocó contra la pared. Se deslizó hasta quedar sentada en el piso. Se aferró a sus rodillas y lloró en silenció un buen rato. Era muy probable que la vieran cuando todos volvieran del descanso del mediodía, pero francamente, era algo que le importaba un cuerno. ​

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El sol de la tarde bañaba el ambiente con el esfuerzo de los últimos rayos. A pesar de la hora, el calor del día permanecía flotando en el aire, levantando cierta humedad que no tardaba en adherirse a la piel.
Cobijado bajo la sombra de un árbol, un joven inquieto parecía estar esperando a alguien. Sus ojos violáceos se paseaban cada tanto recorriendo el parque con cierta ansiedad. A esa hora no era mucha la gente que paseaba por allí. Todo el largo de su cuerpo se encontraba recargado contra el tronco, cambiando el peso de una pierna a la otra cuando se cansaba. Cada tanto creía divisar a alguien a lo lejos y sus músculos se tensaban ante la expectativa, para luego relajarse ante la desilusión de la equivocación.


-¡Rayos! ¡Ya se le hizo muy tarde!- pasó por su cabello negro una de sus fuertes manos, en claro gesto de impaciencia- Esta le va a salir cara...- una sonrisa maliciosa curvó sus labios haciéndolo lucir extremadamente sensual a la vista de cualquier mujer que se dignara a mirar. El joven era sumamente consciente de ésto y no dudaba en utilizarlo a su favor.


A lo lejos, una muchacha delgada se acercaba con andar tranquilo. Su confianza y majestad era evidente en el porte que desplegaba a cada paso. Su cabello gris azulino jugaba con la brisa de la tarde, negándose a permanecer quieto. A pesar de ser consciente de su tardanza, en ningún momento aceleró el paso. Más bien, continuó de manera casi ceremoniosa, destilando femineidad y elegancia, segura de tener la mirada del morocho fija en su cuerpo.
Él rápidamente salió a su encuentro acortando la distancia en tres largos pasos.


-Llegas tarde, Atobe. Nuevamente- clavó sus ojos violetas en los zafiros de la muchacha, visiblemente molesto.
-Ya te lo he dicho antes, Momoshiro. Un Atobe nunca llega tarde- acortó la distancia con el joven sonriéndole de manera desafiante- Llega cuando tiene que llegar.


El morocho se inclinó ligeramente para observar mejor sus ojos, aceptando el desafío implícito. Era considerablemente más alto, por lo cual ella comenzó a sentirse intimidada como solía ocurrirle cuando él la miraba de esa manera. No obstante, no dejó que nada de esto se reflejara en su rostro.
Momoshiro sujetó el rostro de la muchacha de la barbilla, perdiéndose por unos instantes en la belleza que lo caracterizaba. Una sonrisa seductora se dibujo en su boca al tiempo que con uno de sus dedos acariciaba suavemente los labios rosados de la joven. Le parecían sencillamente exquisitos.


-Maya Atobe, no me vengas con esas tonterías de niña presumida-Momoshiro acercó más aún sus cuerpos tomándola con firmeza de la cintura- Creo conocerte lo suficiente para no creerme nada de eso- acercó sugerentemente su rostro al de May, dejándose inundar por el dulce aroma del perfume femenino. Una combinación sublime de rosas y flores silvestres. La delicadeza de la elegancia junto con la pasión de lo salvaje, un fiel reflejo de ella misma- Llegas tarde y los sabes. Eres una niña mala…


Maya sonrió con cierta malicia. Le fascinaba que no se dejara intimidar con sus snobismos de alta sociedad. Era algo que le generaba unas descargas eléctricas por todo el cuerpo, al tiempo que la tentaba a provocarlo aún más para descubrir cuales eran sus límites. Siempre la sorprendía.


-Si tan enojado estas Takeshi, bien podrías haberte ido. No es que esto fuera una cita.


Takeshi Momoshiro no se dejo amedrentar por las contestaciones casi rudas de la hermana de Keigo.
-¿Acaso es lo que quieres?- su cálido aliento estaba a escasos centímetros del rostro de la chica.
-Yo no dije qu…


No fue capaz de terminar la frase. Momoshiro no dudó un segundo más en tomar posesión de los labios de la joven. El beso fue agresivo y exigente. Apasionado y a la vez dulce, consistente con la personalidad del mismo Momoshiro. La mano que sostenía la cintura de la joven, ejerció un poco más de presión para estrechar el cuerpo de Maya contra él, urgente de sentir el calor de la joven sobre él. Aquel beso se convirtió en una caricia más invasiva, cuando la lengua del morocho se animó a explorar la cavidad de la boca de Maya, generando en ella un gemido de placer casi inaudible. Sólo se separó de ella cuando la falta de aire le impidió seguir besándola.


-Estuve con deseos de hacer esto todo el día, Maya. No sabes cuanto- el joven Takeshi apoyó suavemente su frente en la de ella, cerrando sus ojos.
-Takeshi...- ella apoyó ambas manos sobre el amplio pecho del muchacho.
-¿Cuanto tiempo más vamos a estar así?- la frase fue apenas un susurro, cargado con una angustia palpable- Odio jugar a las escondidas. Quisiera besarte cada vez que tuviera ganas, sin reserva alguna.
-Lo sé, lo sé. Esto es difícil también para mí.
-No lo parece...-había cierto resentimiento contenido en el tono de voz de Momoshiro
-No seas injusto, Takeshi- recuperó unos centímetros de distancia para poder mirarlo a los ojos-sabes bien como son las cosas en mi casa...en mi mundo.
-¡Mi mundo, tu mundo! No puedo entender nada de eso. ¡¡Me tiene harto toda esta farsa!!


Ella miró hacia otro lado para ocultar un atisbo de dolor que amenazaba con marcar su semblante.


-Lo siento. Es todo lo que puedo ofrecerte por ahora, Takeshi. Yo...quisiera dar más, pero no puedo. Lamento que esta situación te disguste- ahora enfrentaba con seguridad los ojos de Momoshiro- pero recuerda que yo fui honesta desde el principio.


Al decir esto, se alejó aun más de él. Sabía que todo esto era una basura. Él no se lo merecía, pero era muy poco lo que ella podía hacer. Él ni siquiera imaginaba a las presiones a las que ella estaba sometida día a día, por parte de sus padres y de su hermano. Su vida se movía dentro de una esfera donde la lógica funcionaba en base a otras leyes. Lo odiaba, pero era lo que tenía, lo que conocía.


Momoshiro reconoció la rudeza de su voz en el gesto de ella. Toda esta situación lo molestaba, pero ella le había advertido desde el comienzo como eran las cosas. Él había aceptado las reglas del juego porque creía que ella valía la pena el riesgo. Ahora no podía recriminar nada.
La tomó de los hombros para abrazarla. Ella se dejó rodear completa por los fuertes brazos masculinos, reposando su rostro contra el pecho.


-Lo siento, May, lo siento de verdad. Ya sabes como soy. Es que me enoja tenerte cerca todo el tiempo y no poder besarte, no poder tocarte, no poderle gritar a todo el mundo que eres mía...
-Me tienes ahora- le brindó una sonrisa seductora, ofreciendo casi de manera descarada nuevamente sus labios. Necesita que la besara. Necesitaba olvidarse de todo en sus brazos y embriagarse con el sabor de su piel. Momoshiro no la hizo esperar. Esta vez el beso fue más prolongado y exigente. Ambas lenguas se entrelazaban en algún tipo de danza desbocada, compitiendo por ver cual de las dos llevaba el ritmo. El placer y el anhelo fue en aumento, pero necesariamente sus pulmones requerían del aire.


-Vámonos de aquí- dijo él con el brillo de la pasión aún en los ojos
-Pensé que no lo ibas a pedir nunca- su sonrisa traviesa le otorgó una calidez más seductora aún si fuera posible.
-Eres una niña mala....


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-De verdad no puedes quedarte, ¿no?
-Ya sabes que no, no insistas.


En la habitación apenas iluminada por luces tenues, un joven estaba tendido cuan largo era en una cama medio desordenada. Su cabeza descansaba en la almohada, con ambos brazos cruzados detrás de la nuca. Las sábanas lo cubrían solo a medias, dejando a la vista el torso desnudo, espléndidamente esculpido.
May terminó de vestirse y caminó unos pasos hacia donde se encontraba el joven.


-No pongas esa cara. Pareces un nene caprichoso- apoyó ambas manos al costado de su cintura, divertida por la actitud de Momoshiro
-Pst.
-Lamento no poder quedarme, pero mis padres me esperan a comer.
-¿Y quién te dijo que te voy a dejar ir?- en un rápido y ágil movimiento el joven atrapó a la muchacha de la cintura y la sentó encima de sus piernas- Aún no me he saciado de tí.


Volvió a besarla, dejándola en un estado de conmoción y con el corazón latiendo a toda velocidad.


-¡Takeshi, basta! ¿qué pensaría mi hermano si te viera tratándome así?- sonrió burlona
-Me importa bien poco lo que piense Keigo Atobe pero...- la soltó ayudándola a levantarse- si tienes que irte hazlo ahora, porque sino no voy a dejarte salir. Te acompaño a tu casa.
-No. Esta bien. Me viene a buscar el chofer- trató de no sonar como señorita aristocrática- Es mejor así, no te preocupes.
-No puedo entrar a tu casa, no puedo acompañarte a tu casa...¿al menos me dejas acompañarte a la puerta?-preguntó con un mohín de reproche.
-Sólo si me prometes un beso de despedida.
-Eso esta garantizado, princesa.

[FONT=Nimbus Roman No9 L, Times New Roman, sans-serif]It isn't easy to say goodbye
I try to understand the reason why
My body is shaking
My heart is aching within me[/FONT]

​

[FONT=Nimbus Roman No9 L, Times New Roman, sans-serif]Peri chan[/FONT]
[FONT=Nimbus Roman No9 L, Times New Roman, sans-serif][BYE]
[/FONT]​

 

re: "A beautiful lie" (una bella mentira)

[HAI]
Holas!! Perdon por la demora, de verdad lo siento, pero estuve con estudio y mucho trabajo. Bueno, aca les traigo un nuevo capitulo, donde se conocen mas personajes, jeje. Espero realmente que sea de su agrado y que les guste.
Agradezco a todas por sus post de aliento y lindas palabras! Me ayudan a escribir e inspirarme :D GRACIAS!!!!

VIII.​

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I'm a shooting star leaping through the sky
Like a tiger defying the laws of gravity
I'm a racing car passing by like Lady Godiva
I'm gonna go go go there's no stopping me
I'm burning through the sky yeah
(Queen, "Don't Stop Me Now")​

​

​

El silencio y la oscuridad del ambiente anunciaban que a esa hora el vestuario de damas aún estaba vacío. Ella y su maldita costumbre de llegar temprano a todas partes. Encendió las luces necesarias para comenzar a cambiarse. Sacó de su bolso el uniforme de titular del club femenino y su mano tembló ligeramente. En la mañana había sufrido todo un dilema moral sobre el tema. Casi de manera ritual había sacado sus raquetas y un juego de pelotas, pero a la hora de tomar el uniforme no supo si llevarlo o no. Es decir, ¿era titular o no? ¿se merecía el puesto? ¿ponerse de nuevo esa prenda sin ganarse el lugar? ¿Cómo se lo tomarían? En los papeles la vuelta era oficial, pero en la práctica las cosas podían ser mas complicadas...

Se terminó de vestir y esperó sentada a que llegaran las demás. Recostó su espalda en la pared y cerró los ojos, descansando su mente y su cuerpo. En su cerebro comenzó a tararear una canción de Queen que siempre le daba ánimos. "I'm floating around in ecstasy", "So don't stop me now", "I'm a shooting star leaping through the sky", "Like a tiger defying the laws of gravity". Esa letra la ponía de buen humor y la ayudaba a distender los nervios. Movía sus labios sin pronunciar sonido, siguiendo mentalmente el ritmo de la canción, mientras sus manos jugaban con una de las pelotas de tenis. Estaba nerviosa y odiaba reconocerlo. ​

​

En el marco de la puerta, una muchacha de cabello gris azulino y mirada madura la observaba bastante divertida. Su belleza y su porte eran incuestionables. Al ver que la chica no se inmutaba de su presencia, carraspeó de manera audible para que la pelirroja se despabilara. No estaba muy acostumbrada a que la ignoraran. ​

​

-Buenos días. Que bueno verte por aquí- May Atobe la saludó al entrar con la cortesía y etiqueta que la caracterizaba.
-Lo mismo digo, aunque me sorprende- Hikaru fue cordial sin exagerar en emociones, a pesar que apreciaba a la muchacha- ¿Cómo están tus padres y tu hermano?
- Muy bien- May evitó deliberadamente la indirecta de Hikaru acerca de su entrada a Seigaku- ¿y tus padres? Hace mucho que no los vemos.
-Están bien, de viaje. En una conferencia en Viena y después tienen una serie de reuniones en Madrid. Estarán fuera por un tiempo.
-¿Y tu no fuiste? Es una pena. El museo del Prado es un lugar precioso para ver...
-Lo sé, tuve la suerte de conocerlo. No me pareció prudente perder clases. Viajé con ellos en el verano- no agregó el hecho de que necesitaba en ese momento alejarse un poco de todo.


Para aquel que escuchara desde afuera, parecía la conversación de dos señoritas de alta sociedad. Los modos elegantes y tono pausado acompañaba el tema de la conversación. La familia Fujiwara era conocida por ser de una larga tradición de diplomáticos, ubicados en una esfera social relativamente acomodada y con buena posición económica. No era raro que los Fujiwara conocieran a los Atobe. Habían coincidido en alguna que otra reunión social y compartido varias cenas formales. Por supuesto, los Fujiwara no eran los Atobe, pero estos últimos consideraban a los primeros como una familia con clase y elegancia. Ambas muchachas se conocían por haberse cruzado en alguna de esas reuniones. No llegaron a intimar demasiado, pero se tenían en buena consideración la una a la otra.


-¡Buenos días niñas!- Gris entró al vestuario con la despreocupación acostumbrada- Hikaru, veo que ya estas lista. Mmmm...y ya tienes puesto el uniforme de titular, vaya, vaya. ¿Estás confiada o qué?
-Pero...- la pelirroja la miró desconcertada. No le había dicho ayer...
-¡Ya, relájate! Era una broma- rió de manera descarada ante la cara de consternación de Hikaru. May esbozó una sonrisa ante la malicia de Gris- No pongas esa cara.
-¿Puedes tratar de ser menos pesada? No me causa gracia...
-No puedo, está en mis genes- la morocha se acercó a la muchacha con el ceño fruncido y actitud inquisidora- Ahora que estamos solas- miró hacia los costados antes de seguir- muero por preguntarte algo.


Hikaru la miró alzando una de sus cejas.


-¿Qué es toda esa tensión entre el capitán y tú? Acaso los dos...
-No se de que hablas- su rostro inmutable, guardando para sí la sorpresa de la pregunta.
-Vamos, vamos, estamos en confianza- Gris se sentó a su lado- No te culpo, es bien parecido, si obviamos su cara de vinagre.
-Eso es verdad- May quiso participar en la conversación. No tenía nada contra la pelirroja, sólo se le hacía divertida la situación- No serías la única que lo ve con esos ojos. Media escuela está enamorada del apuesto capitán. Y la otra media se lo quiere llevar a la cama.
-Puede ser. No es mi estilo realmente, pero...-Gris estaba atenta ante la reacción de Hikaru- hay que reconocer que es apuesto.
-Si, muy apuesto. Y cálido como un témpano- no era propio de ella, pero Hikaru no pudo evitar el comentario ácido.


Ambas miraron a la pelirroja con una sonrisa de oreja a oreja.


-Bueno, tu sabrás de buena fuente- continuó Gris con malicia- ¿Acaso tú y él...? Ya sabes- le guiñó un ojo en complicidad
-¡No es algo de tu incumbencia!- esta vez se le hizo difícil ocultar el sonrojo en las mejillas.
-Mmmm- Gris se tomó el mentón reflexionando. Miró a Hikaru de reojo y una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro- Supongo que Kaoru es más...cálido ¿no?


El rostro de Hikaru se sonrojó más que visiblemente ante el comentario de la capitana Ootori.


-¡Ajá! entonces Kaoru y tú si...- Gris estaba empecinada en sacar a la chica de sus casillas. May intentaba por todos los medios de contener la risa y decidió mejor permanecer callada, no sea cosa que ella caiga en la broma también. Después de todo, lo de ella y Momoshiro era un secreto y Gris parecía ser muy perspicaz.


- ¡No te metas en lo que no te importa! ¿Qué tienes hoy? ¿No hay otra persona para molestar?
-Realmente, no. No lo estás negando, o sea que es verdad. Interesante, realmente interesante- Gris sonrió complacida por el resultado- No te enojes, niña, era sólo una broma.
-Pues no me causa gracia para nada.


La conversación se vio interrumpida por la llegada de algunas de las chicas del club. Sakura Kurogane, entraba al vestuario con su belleza deslumbrante y una sonrisa radiante que le iluminaba el rostro. Al verla, a Hikaru no le extrañó que su amigo estuviera enamorado de ella. Era realmente preciosa. Manejaba su cuerpo delgado y bien proporcionado con movimientos sumamente femeninos. La cabellera castaña clara le caía sobre los hombros en forma de ondas casi perfectas, enmarcando su rostro angelical, coronado por unos ojos enormes de un azul intenso. Era una buena persona aunque, sabedora de sus atributos, podía en ocasiones ser un poco presumida.


-¡Buenos días a todas!- su voz cristalina inundó el ambiente


Hikaru sentía que su autoestima bajaba varios puntos con sólo mirarla. Por un momento sintió una punzada de envidia y celos por ser la que ocupaba el corazón de su amigo. No podía, sin embargo, detestarla u odiarla, no tenía motivos reales para hacerlo. Era consciente que su empatía negativa resultaba de la canalización de la frustración de Kaoru.


Se fijó en Hikaru y le sonrió de una manera que parecía sincera.


-Fujiwara, me alegras que nos acompañes al fin. Era una lástima que no estuvieras con nosotras. Espero jugar contigo alguno de estos días. No me dirás que no, ¿verdad?
-Por supuesto, será entretenido.


Como jugadora era sobresaliente, aunque a veces pecaba de ser un poco desapasionada, algo que en ocasiones le jugaba en contra. Sus movimientos eran gráciles y delicados, y se movía en la cancha de manera sumamente ágil. Para Hikaru su estilo carecía un poco de emoción. Ella prefería un juego más aguerrido, pero reconocía sus cualidades.


-¿Quién te convenció de volver? Dime, ¿fue tu novio, cierto?- Sakura volvía a sonar sinceramente interesada, pero algo en su mirada no la dejaba a Hikaru confiar del todo.
-¿Quién?- Hikaru la miraba con sorpresa en el rostro.
-Tu novio...Kaidoh kun


Una mueca de fastidio y vergüenza se hizo evidente, al tiempo que de fondo se escuchaba la risa de Gris, divertida a más no poder con la consternación de Fujiwara.


-Él no es mi novio.
-¿Estás segura?- la pregunta incoherente molestó aún más a la pelirroja.
-Bastante segura.
-Claro...que tonta. Es una lástima. Hacen linda pareja- ahora fue May desde un rincón la que no pudo contener la risa. Lo intentó. Lo intentó con todo su esfuerzo pero se le hizo imposible. Hikaru la fulminó con la mirada. Sakura no comprendía del todo lo que pasaba entre esas tres.
-No se de que se ríen. De verdad creo que hacen linda pareja. Siempre lo hablamos con Sadaharu. Aunque él estaba convencido que si eran novios.


Hikaru sintió que la mataría. Sabía que los comentarios no eran hechos con maldad, pero odiaba que la atención se centrara en ella.


-Ya ves- Gris se recuperaba de su ataque de hilaridad- Después de todo, los datos de Sadaharu no son 100% correctos- dando a entender que ella sabía que esos dos no llevaban una relación sólo de amistad.


-No les hagas caso Fujiwara. Son unas pesadas.


La chica que entró con Sakura parecía la antítesis de la castaña. Un poco más baja y de contextura más fuerte, Lirian Sanada tenía largos cabellos negros sedosos con leves reflejos verdes, generalmente peinado en una trenza. Sus ojos negros mostraban una mirada ruda e introvertida que revelaba infinita seguridad en si misma.


A Hikaru le caía bien, pero no eran grandes amigas. Había jugado con ella cuando estaba en el club, y le gustaba su estilo de juego, más explosivo y potente, persistente a más no poder, pero creía que era demasiado dependiente de su estado anímico. Cuando estaba deprimida solía dejarse llevar por eso y le costaba concentrarse. No obstante la admiraba sobremanera y no dudaba en considerarla como una jugadora en extremo prometedora.


Sólo debía dejar de lado la sombra de su hermano Genichirou y creerse que no era sólo "la hermana de", una de las razones por las cuales decidió no seguir sus pasos en el Rikkai Dai. Prefirió seguir un camino más independiente y alejarse del ala sobreprotectora de su hermano para poder crecer y ser fuerte como persona y jugadora. Sabía que la herencia de su apellido la perseguiría por siempre, pero quería ser alguien mas allá de eso, costara lo que le costara.


-Esta bien Sanada, se que sólo bromean.


La puerta del vestuario se abrió de manera estruendosa.


-¡No lo puedo creer! No puedo creer lo que ven mis ojos. ¡¡Hika chan!!


Una muchacha más alta que el resto de las presentes, rubia con magníficos reflejos dorados corrió a abrazar a Hikaru. Todas se quedaron petrificadas ante el gesto de confianza de la que recién entraba. Hikaru le dió una palmadita en la espalda, manteniendo su pasividad, aunque una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro.


-Naoko...ya esta bien...me aplastas.


Naoko Hattori era una persona extremadamente alegre y positiva. Sus ojos color miel adornaban una mirada pícara e inteligente. Emprendedora y confiable. Era sumamente difícil que algo la deprimiera. Siempre estaba lista para alguna diversión y era mandada a hacer para organizar fiestas o sorpresas. Tal vez podría considerarse un poco hiperactiva o hiperquinética.


-¡Qué bueno verte aquí con nosotras! No me dijiste nada, nada. Aunque sospeche que algo raro pasaba cuando te vi ayer.


Naoko era compañera de curso de Hikaru y compañera del club cuando ella se fue. Le dolió mucho que se fuera porque, por alguna razón, admiraba muchísimo a Hikaru. Casi se podría decir que la idolatraba. Se llevaban bien aunque no podía decirse que eran amigas. Su estilo de juego era acorde con su personalidad. Dinámico, móvil. Era una jugadora de toda la cancha. Subía y bajaba a la red con frecuencia. A veces pecaba de ser impulsiva y la emoción del juego no la dejaba ser demasiado calculadora. Se movía por instinto. En este sentido, era la antítesis de Hikaru.


-Bueno, bueno, bueno. Parece que la princesita de papi se dignó a venir. No tienes vergüenza ni dignidad, ¿no?


Kasumi Ashida era un persona sagaz e inteligente. Iba en un año por encima que Hikaru y era evidente que no se llevaban muy bien. Su rivalidad se remontaba a la época en que ambas eran compañeras del club de tenis. Kasumi era la única del grupo que detestaba a Hikaru que quedó. Era una persona extremadamente competitiva. No inherentemente mala, pero su mayor virtud no era la amabilidad. Solía ser un poco ácida y venenosa.


La muchacha de mirada azul y cabello cobrizo presentaba una mirada casi temible. Su técnica era impecable y su afán por el triunfo la convertían en una adversaria de temer. Detestaba a Hikaru porque creía que era una presumida y orgullosa. Su mayor ambición era convertirse en la número uno de Seigaku y consideraba que Hikaru se interponía en el camino entre ella y la fama.


Por supuesto, tampoco congeniaba con jugadoras como Gris, May y Lirian. Con ésta última prefería no meterse porque reconocía su carácter fuerte y era mejor no molestarla. Sabía que era buena tenista. Demasiado para su gusto. Con respecto a las dos primeras, les temía más que detestarlas. Era consciente que ambas eran superiores a ella y con frecuencia era intimidada por sus personalidades. A Hikaru simplemente la odiaba y su ambición a veces desmedida la llevaban a convertirse en una persona ponzoñosa y sin escrúpulos.


-¿Qué es lo que dijiste?- desafió la pelirroja sin levantar un ápice la voz.
-Pst- Kasumi desvió el rostro para evitar la mirada glacial de Hikaru.


Hikaru en cierto sentido entendía su manera de sentir. Ella misma solía convertirse en otra persona cuando pisaba una cancha. No era tan demostrativa en cuanto a lo que le pasa por dentro como Kasumi, pero cada vez que jugaba su afán de victoria era tal que podía llegar incluso a ser una persona desagradable. Odiaba esa faceta competitiva de su persona pero muy en el fondo sabía que era algo que no podía controlar o evitar.


-Ya me escuchaste, no pienso repetirlo.
-Todavía sigues sin poder aguantar tu veneno- Hikaru obligó a Kasumi a enfrentarla con el tono de voz. No entendía porque s e había ensañado con ella, pero si la buscaba la iba a encontrar- Lamento si te intimida mi presencia, pero sí, he vuelto. Tendrás que aprender a vivir con eso.
-Hika chan...- Naoko se sorprendió sobremanera al escuchar a Hikaru hablar así
-¡¿Intimidarme?! Por favor. No me hagas reír. Eres sólo una mocosa insolente que no sabe respetar a sus superiores.
-Uno debe ganarse el respeto...- la pelirroja sonaba más altiva que de costumbre
-Hablas de ganar el respeto, ¿y qué me dices de ti? todos sabe que volviste porque te acuestas con Tezuka, o lo hacías. Eres un fraude- Kasumi pisaba terreno delicado, no sabía cuanto.
-No sabes lo que dices- Hikaru sonreía de un manera que daba miedo- y definitivamente no sabes con quién te metes.
-¿¡Es una amenaza!?
-Tómalo como más te guste. Me da igual. Sólo recuérdalo, por tu bien- la pelirroja odiaba que se metieran en su vida.
Tanto Gris como May se sorprendieron un poco al escuchar a Fujiwara hablar de esa manera.
-Capitana, haga algo.¡Se van a terminar golpeando!
-No exageres Naoko. Además, cada quién arregla sus problemas. No es de mi incumbencia- Gris sonaba tranquila y desinteresada- Pero dejen todo este asunto para después que se nos hace tarde para la práctica y no quiero escuchar al gruñón de Tezuka diciendo "todas 20 vueltas por llegar tarde".


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Todos los chicos se asombraron al ver llegar a las titulares del club de tenis femenino, ahora, compañeras suyas. Se veían imponentes todas iguales vestidas con el uniforme de titular. Éste era básicamente similar al de los muchachos. La diferencia se encontraba en una remera más ajustada y en una falda blanca ceñida en lugar del clásico short. Eran siete chicas sobresalientes. Un momento. ¿Siete? La pelirroja de ojos verdes y mirada orgullosa que ahora lucía como titular no paso desapercibida a los ojos de los chicos. Era bella y parecía altanera, una combinación que, cuanto menos, llamaba la atención. Kaoru no pudo evitar esbozar una sonrisa al verla entre las demás. Al frente del grupo, la capitana Gris Ootori caminaba segura con una sonrisa en el rostro. Estaba orgullosa de su grupo de chicas y tenía plena confianza en su criterio para la elección de cada una.


-Llegan tarde- Tezuka no hizo esperar el reproche
Gris revoleó los ojos en señal de fastidio
-No es tarde, es justo la hora- no le costaba nada encontrar ocasión para enfrentarse con el capitán- Nos demoramos porque estábamos en reunión, con nuestra nueva integrante.


Tezuka miró de reojo a la "nueva" y un susurro escapó de sus labios.


-Hikaru...
Gris estaba lo suficientemente cerca como para escucharlo y no dejó pasar la oportunidad que le regalaban.
-Si, "Hikaru"...Mirá, no se que se traen entre ustedes, tampoco me importa. Pero quiero suponer que no te opondrás a esto- Gris lo miró de manera inquisidora- Ya sabes lo que dijo la vieja Sumire.
-...-
-Bien. En vista que todo esta en orden, creo que podemos entrenar- Gris giró en redondo y se fue a preparar con el resto de las chicas- Empezamos el calentamiento con...¿veinte vueltas, capitán?
Tezuka la miró con verdadero fastidio.
-Comencemos.


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May estaba dejando su bolso en un costado de la cancha, no muy lejos del resto, cuando sintió el aliento cálido de la persona que adoraba en un susurro detrás de su oreja.


-Estas preciosa hoy- Momoshiro, ágil, se atrevió a tomar por unos segundos, el lóbulo de la oreja de la heredera Atobe entre sus dientes. Fue sólo un segundo, pero lo suficiente para que a May se le erizara la piel de cada centímetro de su cuerpo. A sus mejillas asomó el calor que él provocaba en ella.
-¡Basta idiota! Que están todos mirando- en realidad nadie los observaba, pero ella se conocía y no podría mantener su autocontrol por mucho tiempo si ese tonto seguía con esos jueguitos.
-No me importa. Podría tomarte acá y ahora mismo y seguiría sin importarme el resto.


Ambos acomodaban sus cosas y apenas se notaba que estaban conversando.


-Takeshi- May susurraba casi de manera inaudible, intentando luchar contra el deseo que nacía en ella- Te digo que basta. ¿Es que no sabes cuando parar?
-Se me hace difícil cuando tu y tu apetitoso cuerpo están en el medio- le dedicó una sonrisa seductora y se unió al grupo que ya comenzaba a correr.


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-Bien. Con esto damos por terminado el calentamiento- Sumire se aproximó al grupo con un papel en la mano- Ahora vamos a comenzar con las pruebas para las parejas de dobles.


Los chicos descansaban, algunos sentados en el piso, otros tomando agua. Sumire continuó explicando.


-En estos días vamos a realizar una serie de juegos hasta ver cuales son las posibilidades e ir testeando distintas combinaciones. Nada es definitivo, tengan eso en mente. Bien, los partidos de hoy serán:

Kaidoh/Kurogane vs. Fuji/Atobe​

Kaoru miró a Sakura de reojo. No podía tener tanta mala suerte. ¿De todas las personas le tenía que tocar junto con ella? El chico gruñón pensaba a veces que el destino realmente lo odiaba. Ella le sonrió radiante como siempre generando un rubor incipiente en las mejillas del chico de la bandana. "Esto va a estar difícil" pensó Kaoru con pesar.


-Y el último del del día será:

Fujiwara/Momoshiro vs Kawamura/Ashida​

​

Kasumi abrió grandes los ojos de la sorpresa. No iba a desperdiciar esta oportunidad para aplastar a esa mocosa. Entre su fuerza y la de Kawamura esos dos estaban perdidos, aunque tendría cuidado con Momoshiro.


La manera de mirar a Fujiwara llevaba una amenaza implícita, pero la pelirroja no se dejo amedrentar por Kasumi. A Hikaru no le gustaba pelearse con la gente, pero si esa chica quería guerra, la iba a tener...

Tonight I'm gonna have myself a real good time
I feel alive
And the world, I'll turn it inside out yeah
I'm floating around in ecstasy
So don't stop me now
Don't stop me
'cause I'm having a good time
Having a good time​

Peri chan
[BYE]

 

re: "A beautiful lie" (una bella mentira)

Jajajajaaj: Si, esta me quedo algo graciosa. Yo tambien me rei al escribirla. Me alegro que te gustara! Gracias por leerla!!!