"A beautiful lie" (una bella mentira)

re: "A beautiful lie" (una bella mentira)

Hola a todas!!! Me hacen muy feliz con los comentarios, de verdad no saben cuanto!!! [ToT]
Acá les regalo otro capitulo, es mas cortito. Despues tardaré un poco en actualizar porque estoy con estudio, buuuuuu. Pero el proximo sera muy intenso, muajajjaaaaaa. [JAJA]
Bueno nenas, gracias y espero que sea de su agrado!!

IV.​

​

Don't you know that time is a
broken glass
That splinters against the wall?​

(Savage Garden, "Promises") ​

​

​

Annika Ootori, o sencillamente Gris como la llamaban sus amigos, comenzó a caminar rápidamente por las calles poco transitadas, dejándose llevar por sus pensamientos. Su rostro se mostraba preocupado y sus ojos dejaban asomar una sombra de duda.


"Niña estúpida". Repasó mentalmente la conversación que había tenido hacía solamente unos momentos. "Es sólo una chiquilla consentida, ya recapacitará".


Aceleró el paso para llegar lo antes posible a su casa. No es que tuviera miedo a una reprimenda. Nada más lejos. Sólo tenía cosas para hacer y que pensar. Se concentró en la musica que estaba escuchando por los auriculares de su Ipod, comenzando a tararear por lo bajo. Le gustaba cantar, estaba convencida que la relajaba. No muchas personas sabían de este pasatiempo y, cada vez que el tema surgía en alguna conversación, solía decir que "como cantante era buena tenista". Se sumergió en ese mundo lírico que la atrapaba de vez en cuando, dejándose llevar por el ritmo y la melodía que llegaba a sus oídos.


En la esquina, una persona, un muchacho, parecía descansar recargando su espalda en la pared de ladrillos. La calle no estaba muy iluminada, de manera que lo vio cuando estaba a mitad de la cuadra. Gris se alertó frente a esa presencia, particularmente cuando notó que éste parecía percatarse de ella y amenazó con ponerse en movimiento hacia donde se encontraba. No lograba verle el rostro a causa de ese efecto traicionero que provocan las luces del crepúsculo. Ya era tarde para cruzar o cambiar de rumbo, así que todo su cuerpo se tensó para ponerse a la defensiva. Una voz ligeramente familiar resonó en el aire. Inmediatamente, la luz de una farola iluminó el rostro del extraño, confirmando las sospechas de la muchacha.


- ¿Como está capitana? Que raro es verla por estos lados...
-¡¡Maldita sea, Syusuke Fuji!! ¡Casi me matas del susto!


El corazón de Gris parecía querer salir y liberarse de la prisión del pecho que lo contenía. No obstante, aun sabiendo de quien se trataba, este no desaceleró el ritmo. Había algo en ese chico que afectaba todas las fibras de su cuerpo, generándole reacciones involuntarias que se negaba a reconocer. Su sonrisa calmada y ese tono de voz estratégicamente moderado la ponían extremadamente nerviosa. Casi podía estar segura de ver las verdaderas intenciones tras sus palabras, y no se sorprendería descubrir que se trae algo entre manos.


-Oh. Lo lamento mucho. Realmente no era mi intención asustarla- se acercó un poco mas a ella con la sonrisa aún dibujada en el rostro- Más bien pretendía sorprenderla- enfatizó esta última frase abriendo bien grandes sus ojos de un azul perfecto.
A Gris le costó unos segundos concentrarse en una respuesta lógica. Realmente sí la había sorprendido, pero no se lo diría.
-¿Que haces por aquí?- intentó recomponerse y hacerle frente. Levantó el dedo índice en señal acusadora y agregó- ¿Acaso me estas siguiendo?


Fuji tomó la mano de Gris entre las suyas y la miró a los ojos.
-Mmmm...puede ser. ¿Eso es un problema?


Gris no supo que responderle. Fuji tomo el silencio otorgado y el estado momentáneo de confusión para tomar a la chica por la cintura y traerla hacia sí. El gesto fue suave pero a la vez posesivo y decidido, no dejando demasiado margen para la protesta.


-¿Qué es lo que estás tramando, Ootori? ¿No sabía que eras amiga de Fujiwara?
Los ojos cafés de Gris se abrieron grandes. La sonrisa de Fuji reflejó la satisfacción que le daba sorprenderla.
-¿Qué...? ¿Cómo es..? ¿Cómo sabes de donde vengo?- intentó moverse para separarse pero sólo consiguió pegar más su cuerpo al del joven. No pudo evitar sonrojarse ligeramente, cosa que él noto a pesar de la escasez de luz.
-Lamento quitar algo del misterio, pero confieso que soy vecino de Fujiwara. Te vi pasar hace un rato. Además estuviste preguntando por su dirección en el entrenamiento. Supuse que en algún momento vendrías.
-¿Cómo es que sabes todo eso?- Gris estaba un poco alarmada. Era, cuanto menos, escalofriante que ese chico le siguiera los pasos
-Simplemente lo sé- acercando su rostro al de ella volvió a preguntar- ¿Y, puedo saber que andas buscando?
-¿Puedo saber a ti que te importa?- pregunto ahora ella, entre enojada y sinceramente intrigada, acercándose inconscientemente aún más al chico que la tenía en sus brazos.
Fuji aceptó el desafío implícito en el gesto y tomó su rostro con la mano que tenía libre.
-¿No me digas que te pones celosa?
-Si, eso quisieras- Gris trató de sonar desinteresada aunque no entendía porque sentía que su cuerpo respondía de un modo desacostumbrado y sus piernas parecían a punta de dejarla caer-Oye, ya deja esto ¿si? te estas poniendo pesado- Gris intentaba soltarse forcejeando inútilmente- ¡Basta! ¡¡Sueltame de una vez o te demandaré por acoso sexual!!


Fuji sonrió de una manera que hizo temblar a la muchacha. La sujetó aún más firme hasta quedar a escasos milímetros de su rostro.
-Si vas a hacerlo, que sea por algo que valga la pena.


Gris no tuvo tiempo de reaccionar. Cuando se quiso dar cuenta sus labios sedosos habían sido capturados por la boca de Fuji. Un beso dulce y al mismo tiempo demandante. La boca de Fuji era codiciosa y antes de separarse para recuperar el aliento, se detuvo un segundo en el labio inferior de la muchacha para un último gesto de avaricia. A ella se le antojó delicioso, pero no se permitió demostrarlo.


Fuji se separó de ella y le dedicó una última mirada a sus ojos cafés. Luego giró en redondo y comenzó a caminar hacia su casa. No había hecho dos metros siquiera, cuando dejó oír una última frase que crispó los nervios de Gris.


-Espero que logres convencerla. Creo que si logran entenderse, pueden llegar a ser grandes amigas.


"Maldición, ¿como es que ese niño tonto sabía todas esas cosas?"


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Un sonido molesto la sacó del sopor en que se encontraba. Parpadeó un par de veces desorientada, tratando de descubrir de donde provenía. Estaba acostada en el mismo sillón, abrazada a uno de los almohadones, que aún permanecía húmedo a causa de las lágrimas que había derramado. La habitación estaba completamente sumida en la oscuridad, señal que ya era bien entrada la noche, pero no lo suficientemente tarde aún como para recibir los rayos de la luna. Nuevamente el mismo sonido llamó su atención. Ahora, claramente identificable, la campana del timbre llegaba a sus oídos.


"¿Y ahora qué?" No sentía deseos de ver a nadie. Se sentía como un trapo viejo. Estaba hecha un desastre, física y emocionalmente. La cara roja y los ojos hinchados. El cabello tan desordenado como su estado anímico. Inestable sería una mejor palabra. Se levantó contra su voluntad y arrastro los pies hasta la puerta. Esta vez, se aseguró de mirar por la mirilla antes de abrir. Sus labios se torcieron en una mueca desdibujada que quiso parecer una sonrisa. No tenía ganas de sonreír.


-¿Hikaru, te encuentras bien?- el chico de la bandana se mostraba visiblemente preocupado.


Hikaru no respondió. Solamente se corrió hacia un costado para dejarlo pasar. Este entró a la casa sin dejar de mirarla. Era evidente que había estado llorando. Lo siguió hasta el living. No hizo falta guiarlo, conocía la casa de memoria. Prendió alguna que otra luz tenue para combatir la oscuridad que reinaba.


-Me preocupé cuando no contestaste el celular- Kaoru se acercó unos pasos. Hikaru esquivaba su mirada- y cuando llame a tu casa y no atendía nadie, me asusté- tomó el rostro de ella de la barbilla- ¿Qué sucede, Hikaru?


Ella no dijo nada. Se limitó a confrontar la mirada de su amigo. Por unos segundos, se miraron profundamente como sólo ellos sabían hacerlo. Las esmeraldas de Hikaru estaban ensombrecidas y Kaoru podía leer en ellas la pena y la preocupación. Comprendió finalmente.


-Vino a verte ¿verdad?
-¿Lo sabías?- un destello de furia pareció disipar momentáneamente las sombras
-Fshhh, me imaginaba. Me dijo que quería hablar contigo. Estuvo preguntando por la dirección de tu casa en el entrenamiento.


Hikaru se retiró bruscamente, quitando la mano de su rostro. Sus ojos cobraron vida por la furia que emanaba de ellos.


-¿¡Y tu se la diste!? ?¿¡¡Cómo pudiste!!?
-¡Oye! ¿Quieres calmarte? Claro que no fui yo quien le dio la dirección, fshhh. ¿¡Quién rayos te crees que soy!?
Hikaru se sobresaltó al ver a Kaoru reaccionar de esa manera. Cuando su amigo se enojaba realmente daba miedo.
-Además- parecía que iba a salirse de sus casillas- tampoco es que me avisaste que no lo hiciera- se acercó a ella clavando su mirada azabache profundamente en los ojos de ella- ¡¡Si me contaras las cosas de vez en cuando, sabría como actuar cuando algo puede llegar a molestarte!!


Por segunda vez en el día, Hikaru perdió la capacidad de respuesta. Era una idiota egoísta. Lastimar a su amigo era lo que menos quería en este momento.


-¿¿¡¡Como diablos podía saber que era para tanto, si nunca quieres hablar del maldito tema!!??- la tomó de los hombros y esto último se lo gritó en la cara.


Los ojos de Hikaru se nublaron por nuevas lágrimas que no tardaron en llegar. En un gesto tan suyo, se mordió el labio inferior de manera nerviosa, al tiempo que bajaba la mirada. Estalló en llanto y se arrojó a refugiarse en el pecho de Kaoru. Se aferró con fuerza de la camisa y hundió su rostro, jalando a Kaoru hacia sí, como si fuera lo único que podía sostenerla en este momento.


-Lo siento...lo siento.....


El se sorprendió por la sinceridad del gesto, que fue suficiente para olvidar su bronca. La rodeó con sus brazos y la estrechó con fuerza, descansando su cabeza sobre la de ella.


-Hikaru, tranquila, ya estoy aquí- decía al tiempo que besaba los cabellos cobrizos- ya no tienes que preocuparte.
-Kaoru...no me dejes...quédate conmigo esta noche.


Kaoru no pudo evitar sonreír ante la marea de recuerdos que asaltaron su mente. Una frase similar, en un contexto similar, fue el origen de todo lo que eran y todo lo que compartían. Y los recuerdos de la primera vez que se amaron, la primera vez que estuvieron juntos, se hicieron tan claros como el día. El recuerdo vívido de sus cuerpos vírgenes conociéndose y probándose con ansias devoradoras, para ya no detenerse nunca, generado una adicción que ambos se negaban a combatir.

Don't go making all these promises
you know you cannot keep
There's a time to play a king and a
time to be the thief ​

Peri chan
[BYE]

 

re: "A beautiful lie" (una bella mentira)

[HAI]
Hola!! quería dejarles un nuevo capitulo antes que el estudio me secuestre por completo. El anterior no tuvo muchos post y me pone triste, pero bueno, no voy a dejar que me desaliente.
Espero que este capitulo sea de su agrado. Se explican algunas cosas interesantes...muajajaaa.[JAJA]

V.​

​

Let me be the one you call
If you jump I'll break your fall
Lift you up and fly away with you into the night​

("Crash and Burn", Savage Garden)

​

​

-Te dije que no tenia hambre Kaoru, no insistas.
-Pero tienes que comer algo, no puedes ser tan testaruda Hikaru, fshhhh.
-Lo sé, lo sé. Pero realmente tengo el estómago cerrado- recalcó poniendo su mejor cara de circunstancia para ganarse el favor de su amigo.
-No me vengas con esa cara de "pobrecita", no me vas a convencer- Kaoru la miro decidido- ¿Cuanto tiempo más vas a estar así?
-Lo que haga falta.
-Es sólo un partido, Hikaru. No es para tanto. No puedes estar así- Kaoru trataba de convencerla de la manera más dulce que podía, aunque era consciente que ese no era precisamente su fuerte.
-Sabes perfectamente que no es eso- ella se cruzó de brazos y miró para otro lado- Al menos no solamente.
-Es por aquello que te dijo él.


Hikaru no respondió y se acomodó mejor en el sillón en donde estaban sentados.


-Es un tonto, fshhh. No sabe lo que dice.
-¿Acaso puedes hablar así de tu capitán?- comento ella en tono burlón
-Será mi capitán, pero eso no le quita lo tonto. No te tendría que haber hablado así.
-Bueno, el es así- con angustia en la voz- después de todo yo no soy nadie. Nadie en comparación con su estúpido tenis- sus ojos destilaban ira contenida-Sólo soy una perdedora.
-No digas eso Hikaru- Kaoru tomo su rostro entre las manos justo al tiempo que las primeras lágrimas asomaban a los ojos de la muchacha- No eres ninguna perdedora.
-Oh, Kaoru, ¿porque eres tan bueno conmigo? Realmente no lo merezco...
-Claro que si. No sigas lastimandote.
-No, soy una egoísta. Me desconozco estas últimas semanas. Lo único que puedo hacer es llorar como una tarada. Me olvido que tu también estas mal y lo único que hago es traerte problemas. Con todo esto de Inui y Sakura, y encima vengo con esto...
-Hikaru...- los ojos del chico más malhumorado de la escuela contenían un pesar enorme. Un pesar oculto bien dentro del alma que ensombrecía su semblante y quitaba todo rastro de alegría. Ella lo sabía porque era su amiga. A ella no podía esconderselo por más máscaras que usara y por más profundo que lo enterrara.
Hikaru lo vio vulnerable y sólo. Y se vio a si misma en la mirada de Kaoru, vulnerable y sola. Con su patético auto compadecimiento se olvidó que alguien podía necesitarla, aunque más no sea para alivianar la carga que soportaban sus hombros cansados.
Kaoru vio los ojos de Hikaru inundados de dolor y deseó poder hacer lo imposible para borrar esa amargura que la apagaba lentamente. Deseó abrazarla y protegerla para que nadie la lastimara. La observó un largo rato y le pareció que la miraba por primera vez, pudiendo ver a la mujer detrás de su amiga. Sus labios estaban húmedos por las lágrimas y se encontró rozándolos con las yemas de sus dedos. Eran suaves y tibios y sumamente tentadores. Tanto que sintió deseos de probarlos. como una suave brisa, un aroma a jazmín inundó sus fosas nasales. Ella olía tan bien. Una tormenta de sensaciones le oprimieron el pecho con fuerza y noto que la respiración se le dificultaba. "Rayos, ¿que estoy pensando? Se trata de Hikaru".
Intentó desechar esos pensamientos y alejarse sutilmente de la muchacha. Pero algo se lo impedía. Hikaru estaba aferrada con ambas manos a su camisa y lo acercaba hacia ella, tal vez de manera inconsciente. Veía como su boca se abría intentando decir algo pero no lograba escucharla. El mundo a su alrededor pareció disolverse y desde lejos le llegaban palabras a sus oídos como en una bruma densa.
"Kaoru, no me dejes, quédate conmigo esta noche"
Esas palabras lo trajeron nuevamente a la realidad y cuando quiso darse cuenta, Hikaru había acortado aún más la distancia que los separaba. Ahora el sólo podía ver su boca y no podía pensar en otra cosa que no fuera en lo apetecible que se veía y en las ansias repentinas que sentía por probar esos labios.
Como si fuera capaz de leer los pensamientos, Hikaru eliminó los escasos centímetros que la separaban, y con un arrebato casi de desesperación atrapó los labios de Kaoru en un beso apasionado y anhelante. Fueron sólo unos segundos, pero fueron suficientes para que a Kaoru el mundo se le diera vuelta. Todo alrededor pareció desaparecer y sólo quedó la sensación del calor que apresaba su boca.
Hikaru se alejó lentamente como despertando de un trance. Lo miró fijamente y comenzó a ruborisarse cuando se percató de lo que había hecho. Se llevó su mano con vergüenza a la boca y sus ojos se abrieron bien grandes, expresando un millón de cosas a la vez. No entendía que era lo que había hecho ni el porque. ¿Qué rayos le había pasado por la cabeza? Y peor aún ¿Por qué su cuerpo se estremecía y se sentía tan bien si era claro para su mente que eso estaba mal?
Kaoru en un acto inconsciente pasó su lengua por sus labios, saboreando los restos del beso de su amiga. Era un néctar demasiado dulce, mucho más de lo que se animaba a imaginar. Se sentía extrañamente maravilloso y se pregunto que demonio lo poseía para que anhelara más.
-Oh, yo lo...lo siento- ella balbuceó una especie de disculpa para satisfacer su mente, más para ella misma que para él. Hacía días que no era ella misma, y le resultó mas sencillo convencerse que este comportamiento era el resultado lógico del conflicto emocional por el que pasaba.
Intentó parase y alejarse de ahí lo más pronto posible, pero una mano la aferró con fuerza y la obligó a permanecer donde estaba. Ahora era él el que la miraba de manera anhelante. El tiempo pareció detenerse, expectante. Él buscó por unos segundos en los ojos de su compañera alguna señal que lo obligara a detenerse, a sabiendas que lo que vendría rompería en mil pedazos la lógica de su relación y los llevaría por un sendero por el cual la vuelta atrás no era una opción posible.
No encontró barreras, tangibles ni intangibles, para tomar posesión de los labios de Hikaru nuevamente. Con una mano la sujetó por la espalda mientras la otra se adueñaba de su rostro, al tiempo que su boca se complacía con el calor del dulce aliento de la muchacha, el preámbulo perfecto para el beso que continuó. Un roce suave al principio, casi tímido, explorando un terreno desconocido y, hasta el momento, inimaginable. Kaoru se animó a dar un paso más y probó con su lengua la cavidad de la boca de Hikaru. Ella respondió con un gemido ahogado de placer, aferrándose más a él y derribando con esto los vestigios de la amistad que compartían. En lazó sus brazos alrededor del cuello de Kaoru, al mismo tiempo que la pasión recién nacida incrementaba la intensidad del beso.
La amplitud del sillón recibió a ambos jóvenes, amoldando sus formas al contorno del cuerpo de ellos. Hikaru no supo en que momento exacto Kaoru se tendió sobre ella con todo el peso de su cuerpo, pero los nuevos goces que estaba experimentando le indicaron que eso ya no importaba. No era momento de entender, y fue entonces cuando los alertas que disparaba su mente sucumbieron finalmente ante las nuevas sensaciones compartidas.
Las manos recorrían el cuerpo del otro con una avidez desconocida, mientras que sus lenguas se entrelazaban con desenfreno en una danza apasionada, interrumpida solamente por algún que otro gemido cada vez más grave. Cuando la ropa comenzó a antojarse innecesaria, una mirada oportuna confirmó lo que ambos deseaban, autorizando de manera implícita el último paso que quedaba por dar. Si debían frenar esta locura, ese era el momento de hacerlo, pero lo que sus ojos reflejaban era simplemente la necesidad de seguir adelante.


-Hikaru...yo no...nunca...- susurró él de manera entrecortada
-Lo sé, Kaoru, yo tampoco- un rubor repentino baño sus mejillas de un intenso tono carmín
-Quieres que...
Ella negó antes que él pudiera terminar la frase. La pasión contenida en sus ojos desmentía la timidez con la que hablaban.
-Quiero hacerlo. No puedo imaginar a nadie mejor que tú.


Se tomaron el tiempo necesario para conocerse y acostumbrarse el uno al otro, para liberarse de las ataduras propias de la inexperiencia. Con movimientos torpes al principio, fueron quitando del medio cada uno de los obstáculos, y cuando al fin sus cuerpos se vieron libres del encierro terrenal de las ropas, se tomaron todo el tiempo del mundo, deteniéndose en cada rincón, saboreando nuevos placeres y grabando a fuego el goce en su piel. Cuando llegó el momento, Hikaru se entregó a Kaoru completamente y sin dudas, llevando su relación a un nivel totalmente diferente y único. Nunca hubo reclamos ni arrepentimientos por parte de ninguno, y si bien el lazo de amistad que los unía se quebró de manera irreparable, fue reemplazado por uno nuevo, que desafiaba las leyes de cualquier lógica razonable, fuera de toda estructura conocida.


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Kaoru se encontraba apoyado contra el marco de la puerta de la cocina observando como Hikaru preparaba la cena para ambos. Sus ojos la miraban con ternura a medida que su mente se veía inundada de estos recuerdos del pasado. A partir de ese día, se había generado entre ellos una necesidad mutua, difícil de entender y difícil de explicar.
Hikaru sintió la intensidad de la mirada de Kaoru clavada en la espalda, por lo que se vio obligada a desentender momentáneamente lo que estaba haciendo. Levantó una ceja en señal de interrogación a lo cual él le respondió con una sonrisa sincera.


-Muero por saber que es lo que te pasa por la cabeza.
-Fshhhh, nada importante- contestó despreocupado- me estaba acordando de algunas cosas- giró la cabeza para ocultar la sonrisa traviesa que amenazaba con asomar.
-Aha...bueno, si tu lo dices- ella volvió a concentrarse en lo que tenía cocinándose en el fuego.
Él se le acercó por detrás y apoyó sus manos suavemente sobre los hombros de la muchacha.
-Eso huele rico. Pero no te tendrías que haber molestado.
-Es lo menos que podía hacer después de como te traté- sonrió para si misma
-Mjmm..y dime, ¿me vas a contar que fue lo que hablaron con Ootori?


Los músculos de los hombros de Hikaru se tensaron de manera involuntaria. Odiaba tocar ese tema pero en el fondo sabía que no podía seguir escondiéndose. Tendría que afrontarlo de una vez por todas y su amigo sólo le tendía su mano para ayudarla en el recorrido.


-Es ella- comento como al pasar
-¿Ella? No te entiendo, fshhhhhh.
-Ootori. Es con la que jugué ese día. Es ella.


Kaoru tardó unos segundos en responder, tratando de asimilar la información que recibía.


-Ya veo. Entiendo.
-Ahora sabes- ella siguió con la cena restándole importancia al asunto- y se atrevió a venir a mi casa para decirme que juegue con ella, que tenía el puesto de titular asegurado. Si, claro. Como si fuera posible. Ni por todo el oro del mundo.


Kaoru la escuchaba en silencio. Comenzaba a comprender por donde venía el problema.


-Encima se toma la molestia de darme un sermón sobre la importancia de la vida. Que ilusa- Hikaru parecía que hablaba mas para si misma. Su semblante era nuevamente sereno y volvía a reflejar una seguridad inherente que era bastante convincente- Pobrecita. No sabe con quién se metió...


Él tomo suavemente sus manos, impidiendo que siguiera con lo que estaba preparando.


-¿Que haces?
-¿Por qué me mientes?
Hikaru quedó impactada por la sinceridad de la pregunta
- Y ¿por qué te mientes? ¿Por qué insistes en creerte esa mentira?
-¿Perdón?
-Vamos Hika, conmigo no tienes que ser la niña seria y orgullosa, que va por la vida segura de todo. Te conozco y me conoces. Conozco tu dolor, conozco tus lágrimas. Conozco varios aspectos de tu persona- esto último lo dijo con una sonrisa asomándose por la comisura de su boca- Por eso te pregunto, ¿por qué te empeñas en creerte todas esas estupideces?


Ella mordió su labio inferior en un intento por reprimir alguna lágrima. "¿Desde cuando se había vuelto tan transparente?"


-No sé para que me preguntas cosas que ya sabes- la joven confrontó unos segundos la mirada azabache de su amigo. Bajó la cabeza resignada y se sentó en la mesa que había en la cocina.


Él siguió sus movimientos en respetuoso silencio y luego se sentó a su lado. Ella comenzó a jugar con unos papelitos que había sobre la mesa, reacia aún a la conversación. Kaoru decidió que era el momento de presionar un poco más. No iba a permitir que se terminara hundiendo por una estupidez como esa. Al menos, así lo pensaba él.


-Mira, no se que te habrá dicho esa chica, pero es evidente que te afectó bastante. ¿Qué pudo haber dicho que te enojara tanto?


Por respuesta sólo obtuvo silencio. "Bueno, va a ser difícil, pero al menos parece dispuesta a escuchar".


-Dices que te ofreció jugar, que quería que fueras titular...¿por qué no lo aceptas?
Recibió una mirada de enojo.
-Fshhhhh. No me pongas esa cara. Hasta ahora no escuche una excusa convincente de tu parte. Sólo me dices "no molestes". ¿Por qué no? ¿a qué le tienes miedo?


Una mueca de disgusto se dibujó en su rostro. Iba a decir algo pero optó por callarse. Se levantó de la mesa y caminó hacia la ventana que daba al jardín. Observó un buen rato la oscuridad que reinaba afuera.


-No se si es miedo, realmente...


Pronunció esto tan bajo que Kaoru no supo si lo dijo para él o para si misma.


-Todo lo que ella me dijo...cada palabra...¡rayos! Es todo verdad. Tiene razón en todo lo que me dijo, ¿sabes? Por eso me puse así. Me molestó, me alteró que pudiera leerme tan fácil. Justamente ella.
-Te entiendo.
-No se si realmente me entiendes, pero te agradezco la intención de todos modos.
-Fshhhhh. No me subestimes.
-No lo hago. Jamás. Es que ni yo misma me entiendo- recargó el peso de su cuerpo contra la pared antes de seguir hablando- No puedo engañarla a ella, no puedo engañarte a ti. Es ridículo, pero sólo me engaño a mi misma. Construí una mentira que sólo pude venderme a mí. Así de patética es tu amiga, Kaoru. Tal vez Kunimitsu tenga razón y sea una perdedora...
-¿Es por él?- se apoderó de él un arrebato de furia que no comprendió- ¿Por él no juegas?- Nuevamente el silencio fue la respuesta que salió de los labios de Hikaru- ¿Aún lo amas, es eso?


Una mueca de sonrisa curvó sus labios mientras seguí escudriñando en la oscuridad de la noche.


-¿Amar? No creo haber usado esa palabra en mi vida...no te confundas Kaoru. Yo no lo amaba a Tezuka en ese momento y no lo hago ahora. Lo nuestro no llegó a tanto a nivel sentimental, ni a ningún otro- giró su rostro para observar a su amigo- Fue sólo una obsesión tonta de una niña estúpida, que creyó que había encontrado al hombre de su vida y este le correspondía. Me duele, si, pero no que él no me amara. Ese hombre no puede amar porque no sabe que son los sentimientos. Lo que me duele es haber sido tan tonta.


Kaoru se levantó de la mesa y se dirigió a su lado. La tomo de la cintura por la espalda y la estrechó con ternura contra si mismo. Ella lo dejó hacer sin moverse. Ya era costumbre para ella que los brazos de ese hombre fueran los únicos que le brindaran consuelo cuando lo necesitaba.


-¿Entonces por qué no vuelves?
-Por un capricho infantil dejé todo de lado. Sabes como odio perder, y ese partido fue un golpe bajo para mi autoestima. No me lo tomé enserio, es verdad, pero fue tan humillante. La burla de esa chica, la derrota, las risas de mis compañeras y el despreció de aquel que tenía en un pedestal.


Karou instintivamente la abrazó con mas fuerza. Ella reposó sus brazos sobre los fuertes de el joven.


-Fui tan infantil de dejar todo por eso. Y me faltó madurez para hacer de lado el orgullo y reconocer que quería volver a jugar. Cuando me quise dar cuenta ya era tarde. No podía volver así como así después de desaparecer. Simplemente se me hizo más fácil echarle la culpa y odiar a alguien más, cuando en realidad el verdadero odio era hacia mi misma.


Kaoru dio vuelta a la muchacha y la tomó firmemente por los hombros. Clavó su mirada en las esmeraldas de ella.


-Hikaru, por favor. Quiero verte jugar otra vez. Quiero que vuelvas. Juguemos juntos, ¿si?
-No lo sé Kaoru...
-Fshhhhh. Olvídate del pasado. Vuelve a empezar y deja que digan lo que quieran. Olvídate del resto, de Tezuka, de Ootori. Seamos sólo nosotros.
Hikaru lo miró sorprendida y él se ruborizó intensamente cuando se percató de lo que había dicho.
-Fshhhhh. Ya sabes, para jugar...juguemos juntos.


Lo miró un largo rato. Miles y miles de cosas le pasaban por la cabeza. El orgullo la impulsaba a quedarse donde estaba y dejar las cosas como estaban. Sabía que tal vez no fuera lo correcto, pero no le causaba gracia tener que rebajarse a volver reconociendo su error.


Por otra lado, una parte importante sentía que ésta era una nueva oportunidad que se le presentaba y no debía dejarla pasar por nada. "Si uno cae, tiene que volver a levantarse. Tu estas tirada en el piso, esperando que todos te tengan lástima y se compadezcan". Le dolía reconocerlo pero era cierto, tan cierto que le daba vergüenza. "No crees que eres lo suficientemente fuerte? O ¿acaso tu corazón es demasiado débil?". ¡Maldición! Tal vez no fuera lo suficientemente fuerte, pero hasta hacía poco tiempo su corazón era fuerte. Debía volver a ser ella misma.


-Lo voy a pensar.


Kaoru sonrió con ganas y con el rostro iluminado.


-No te alegres tanto- ella cruzó los brazos en señal de fastidio- Sólo dije que lo iba a pensar.
-Para mi es suficiente.

If you need to fall apart
I can mend a broken heart
If you need to crash then crash and burn
You're not alone​

Hasta ahi llegamos por hoy...


[BYE]


Peri chan

 

re: "A beautiful lie" (una bella mentira)

Bueno, aca vengo yo con otro capitulo. Le puse mucho empeño proque no soy muy buena describiendo jugadas de tenis y eso, asi que sepan disculpar si algo esta feo. Espero que igual sea de su agrado...
Van apareciendo nuevos personajes y un enfentamiento emocinante....bah, son mala para el suspenso, mejor lean, besos.

VI.​

​

Eyes
Boring a way through me
Paralyse
Controlling completely
New
There is a fire in me
Fire that burns
Fire that burns​

(Franz Ferdinand, "This Fire")​

​

​

Las prácticas de la tarde aún no habían empezado, no obstante, algunos de los chicos ya se encontraban en las canchas preparándose para los ejercicios de rutina. La capitana Gris Ootori conversaba de manera desinteresada con Naoko y Kasumi, lanzando cada tanto una mirada distraída al grupo donde se encontraba Fuji. Seguía tan molesta y confundida por aquello que había sucedido, que apenas podía tolerarse ella misma. Un inmenso nudo de sentimientos encontrados se debatían en su interior y comenzaban a atormentarla demasiado.


En un costado de las canchas, Inui charlaba animadamente con Sakura, quien lo miraba de manera encantada. Sólo una persona los observaba con cierto recelo, masticando la bronca ante la situación que se escapaba de sus manos. Sería mucho mas fácil para Kaoru si pudiera encontrar en ella o en él al culpable de su malestar, pero en su fuero interno sabía que nadie había traicionado a nadie. Las cosas sólo se dieron de esa manera y si bien se había alejado de su senpai, no podía decir que lo odiara o que se hubieran peleado. Un distanciamiento necesario para su salud mental. Se negaba estar cerca del hombre que robaba los besos de la mujer que creía que era para él.


Una muchacha de belleza deslumbrante caminaba hacia donde estaba el grupo. Saludó cortésmente y se mantuvo a cierta distancia, dejando sus cosas en el piso. Comenzó a buscar algo en su bolso raquetero ignorando al resto de los presentes. Su altivez aristocrática era notable y muy difícilmente pasaba desapercibida. Levantó ligeramente la vista, cruzando su mirada con la de ese muchacho alto de ojos violetas. Momoshiro le sonrió francamente y le dedicó un guiño de ojos, creyendo ver un leve sonrojo en las mejillas de ella.


El resto de las chicas simplemente le dieron la espalda, casi de manera nerviosa. Todas y cada una respetaban a Maya Atobe. Ninguna la conocía lo demasiado, pero era clara la distancia que existía entre ellas. Después de todo era una Atobe. Tampoco Gris sabía mucho sobre la muchacha. Nunca tuvieron la oportunidad de enfrentase en un partido, pero tenia fama de muy buena jugadora. Tenía que serlo, pues la Ice Queen, como se la conocía, había sido la capitana del club femenino de la Hyotei Gakuen.


Nadie sabía a ciencia cierta el motivo de su salida y cambio de escuela. Algunos rumores apuntaban a una pelea con el gran Keigo Atobe, pero nadie podía confirmarlo. Cuando la capitana Ootori supo de su incorporación a la escuela Seigaku, no dudo en llamarla para el equipo. Pero no le hizo falta ir a buscarla. Para su sorpresa, la joven May se anotó en el club de tenis, sin pretensión alguna y ganó su puesto de titular como cualquiera de la chicas.


-Ñyaa, ¿cuando empezamos? Hoy estoy ansioso por entrenar- comentaba un Eiji más alegre de lo usual.
-¿Acaso están apurados para empezar?- Gris se acercó al grupo con la soltura que la caracterizaba
-¡Claro que sí capitana! el día es estupendo.
-Cuanta motivación Takeshi. Se me hace sospechoso- Gris lo miró de manera inquisidora con los brazos cruzados- No escondes nada raro, ¿no?
-¡Claro que no! Es sólo que hoy tengo muchas ganas de jugar. No piense cosas raras capitana.
-Fshhhh, torpe.
-¿¡A quién le dices torpe, mamushi!?
-¿¡Y a quién le dices mamushi, torpe!?


Gris reía con la discusión a la que se estaba acostumbrando. No tenía ninguna intención en detenerla, ya que era algo que la divertía. Cuando levantó la cabeza, la vió. Su rostro adoptó un matiz serio que no pasó inadvertido.


-Gris chan, ¿que sucede?- Eiji preguntó preocupado, pero no obtuvo respuesta alguna.


Casi de manera imperceptible, los labios de Gris se fueron curvando en una sonrisa. Era un balance extraño entre frialdad y satisfacción, una combinación que emitía una especie de aura amenazante. Sus ojos brillaron pero no de alegría. Era otra cosa lo que reflejaban, algo difícil de describir con palabras.


-Gris chan, ¿que hay?


Lo que Eiji vió fue el mismo cuadro que llegaba a las retinas de Gris Ootori, pero el significado del mismo, era algo que al muchacho se le escapaba.


A un costado de la cancha, no muy lejos de donde estaban conversando, una muchacha pelirroja disfrutaba de la escena recargando el peso de su cuerpo en el tronco de un árbol. Su semblante era sereno, y el orgullo y madurez que irradiaban eran difíciles de pasar por alto. Las miradas de ambas jóvenes conectaron, llenando el aire con una tensión netamente palpable.


-Bueno, bueno. Miren lo que trajo el viento...- Gris se acercó unos pasos- pensé que ya no ibas a animarte a asomar tu lindo rostro por acá. Veo que te subestimé, Hikaru Fujiwara


Al escuchar el nombre, Kaoru abandonó su discusión con Momoshiro, No daba crédito a lo que sus ojos veían.


Hikaru se acercó a la peliazabache con paso seguro. Su caminar era elegante y soberbio, cuando no, ligeramente seductor, cosa que no paso desapercibida a los ojos de los muchachos. Ambas chicas quedaron a escasos metros de distancia, sosteniéndose la mirada con firmeza.


-¿Qué hace Hika chan acá?- preguntó Naoko por lo bajo
-No tengo idea. Creí que había dejado el tenis- Kasumi estaba intrigada y parecía molesta- se me hacía raro que no fuera elegida. Pero ahora...
-¿Esa niña juega al tenis?- Eiji estaba realmente interesado- ¿Por qué esta enojada? Que cara seria...
-No esta enojada- Momoshiro sonreía ante la escena- Ella es así. A veces da miedo. Por eso es amiga de Mamushi- Momo trató de ahogar la risa aunque se sorprendió ante el hecho que Kaoru no le dijera nada. Vio como los ojos de su compañero no podían apartarse de ambas jóvenes.


-¿Y que me dices Hikaru?- Gris se acercó más a la pelirroja, desafiándola con cada gesto que hacía- ¿Qué te parece si bailamos un rato?


Como única respuesta la joven de ojos verdes le dedicó una sonrisa que rivalizaba con la que antes le habían visto a la capitana. Gris volteó hacia donde estaba Oishi - ¿Me prestas tu raqueta?
-Pero....
-Oh, vamos Suichiro. No pasa nada- Gris le quitó la raqueta de la manos de manera casi insolente- ¿Qué me dices?- sin decir más ofreció la raqueta a la chica.


Hikaru cruzó los brazos a la altura del pecho. Aún sonreía pero por dentro sentía que la determinación con la que había iniciado el día comenzaba a desaparecer.
-No traje la ropa adecuada, lo siento- la escusa más patética de su vida.
-Vamos...¿me vas a decir que un uniforme de colegio es un obstáculo para tí? ¿o será que aún tienes miedo?


El silenció que se hizo en el ambiente fue casi sepulcral. Sólo se escuchó el murmullo del viento entre las hojas de los árboles. Todos enmudecieron expectantes. La sonrisa del rostro de Hikaru fue remplazada por una mueca de odio y sus esmeraldas brillaron de furia. Karou se adelantó unos pasos dispuesto a dirigirse hacia su amiga.


-No te metas en esto, Kaidoh- la autoridad en la voz de Gris fue suficiente para detener al muchacho sin siquiera mirarlo- ¿Y? ¿Qué me dices? ¿Bailamos?
- Tú escojes la melodía, pero yo llevo el ritmo- sin decir más, tomo la raqueta de las manos de Gris y se dirigió hacia la cancha.


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Ambas mujeres se enfrentaban, una a cada lado de la red. Los cuerpos estaban tensos y la expectativa flotaba en el aire. Se quedaron un buen rato sin decir nada, sólo mirándose, midiéndose. Fue finalmente Gris la que rompió el silencio.


-Te cedo el honor del saque, niña- estiró su mano ofreciéndole un pelota.
Hikaru la tomó de manera delicada, pero segura.
-Espero que después no te arrepientas.
-¿Arrepentirme? No lo creo.


Sin decir más, Gris se alejó para ubicarse en sobre el fondo de la cancha, esperando el saque de Hikaru. Ésta última comenzó a sentir la presión de los ojos de varias personas observándola. No había imaginado esto, pero no podía decir no. No otra vez. Cerró sus ojos para aislarse. Poco a poco todo a su alrededor fue desapareciendo. En su mente sólo quedó ella y la chica que tenía en frente.


-¿Te vas a tardar mucho? No tengo todo el día, ¿sabes?


Hikaru hizo picar un par de veces más la pelota, sin dejarse amedrentar por los comentarios y, tal vez, con al intención inconsciente de molestar a la peliazabache. Su cuerpo se curvó en un arco pronunciado, una forma armónica, para el saque. La velocidad y la fuerza de éste eran casi inconcebibles para el aparente frágil cuerpo de la muchacha. La capitana no llegó siquiera a parpadear cuando la pelota ya había pasado por su lado como un bólido.


Los murmullos de asombro no se hicieron esperar. La pelirroja se preparó para sacar nuevamente. Esta vez Gris logró darle a la pelota, pero la devolución cayó fuera de la cancha.


-Veo que la calidad de tu saque no disminuyó. Interesante...


El próximo punto fue más peleado. Pareció extenderse por varios minutos. Finalmente la capitana consiguió anotar esta vez. Los miembros del club de tenis no daba crédito a sus ojos. Veían desarrollarse en la cancha un duelo como hacía mucho no presenciaban. Ambas chicas se esforzaba al máximo como si cada punto fuera el último que jugaban. Parecían medirse en cada pelota, buscando puntos débiles, donde presionar en cada jugada.


Iban empatadas en 2 juegos y el peloteo parecía que iba a extenderse por siempre. Las miradas de ambas eran serias, frías. El ambiente estaba cargado de una tensión tal que cada uno de los espectadores temían respirar con demasiada fuerza y así desconcentrar a las muchachas. Nadie comentaba nada. Nadie reía. Nadie hablaba. Sólo se escuchaba el eco del rebote de la pelota y cada tanto un gemido de esfuerzo de parte de alguna de las jugadoras.


Inui, fiel a su costumbre, anotaba en su libreta los datos que a la mayoría se le escapaban. No era usual ver a Gris Ootori tan concentrada desde el inicio de un juego. Sin duda había una intención particular en este encuentro. Kaoru observaba, atento a no perder detalle. Sabía que su amiga jugaba bien, pero verla de esta manera, le daba escalofríos. Los ojos de Hikaru parecían reflejar una crueldad inusual. Su juego era mas agresivo y potente que lo que el recordaba. O tal vez, ahora estaba prestando más atención...


Hikaru tenía nuevamente el servicio. El arco que formó su cuerpo fue más pronunciado que antes, y su brazo se dobló en un ángulo particular antes de hacer contacto con la pelota. Inui levantó una de sus cejas en señal de sorpresa.


-Vaya, vaya, esta niña...- el comentario fue apenas audible- ya es increíble que con ese cuerpo tenga esa fuerza y esa velocidad, pero ahora esto...


Nadie comprendió que era lo que tanto murmuraba, pero no fue mucha la atención que le prestaron. La pelota del servicio de Hikaru no sólo fue aún mas fuerte que las anteriores, sino que el mismo salió a una altura justa para pasar por encima de la red. Fue un saque rasante y veloz. El rebote fue demasiado cerca de los pies de Gris, lo cual imposibilitó que la chica devolviera el golpe. Si la pelota hubiera hecho contacto con las piernas de la capitana, el golpe hubiera sido terrible.


May Atobe estudió con atención a al pelirroja. Una mueca en su cara indicaba que su mente había empezado a trabajar. Había subestimado a la muchachita cuando la vio acercarse, restándole importancia al dejarse llevar por su apariencia. No entendía por qué la capitana se dignaba en hablare. Ahora entendía su equivocación y se dio cuenta que en un partido, su error de juicio podría haber sido un erro fatal.


Lejos de sorprenderse, Gris se limitó a sonreír, humedeciendo sus labios con la lengua. No podía decirse que era una sonrisa de alegría. Tampoco sarcástica. ¿De satisfacción? Hikaru se preparaba para sacar nuevamente. Comenzaba a incomodarse, ya que la falda del uniforme se le subía mostrando sus piernas más de la cuenta, la blusa se le salía y el moño del cuello se le hacía molesto. No obstante, nada de esto se reflejaba en su rostro. Sólo una cosa decía su mirada: el deseo de derrotar a la persona que tenía adelante.


-¡¿Qué significa esto?!


Una voz cargada de autoridad indiscutible resonó a las espaldas de la pelirroja. Todas y cada una de las fibras de su cuerpo se tensaron ante el nerviosismo inminente. Se quedó inmóvil, rígida, con ambos brazos al costado del cuerpo, apretando en su mano izquierda con fuerza la pelota que no llegó a servir. Quiso que la tierra la tragara, pero sabiendo que eso sería imposible, se conformó con darle la espalda a la persona que se acercaba.


El capitán Tezuka apenas la notó, demasiado enojado como estaba con la peliazabache que tenía en frente. Posó sus ojos en ella lleno de furia, por primera vez demostrando libremente su molestia. Gris se molestó muchísimo y se lo hizo ver. No le gustaba que interrumpieran una práctica o partido por cualquier tontería. Particularmente, ese partido lo estaba disfrutando.


-¿Quién autorizó esto?- Tezuka se notaba severo. Todos alrededor callaron.


La capitana revoleó sus ojos en señal de fastidio. Se acercó tranquilamente enfrentando la furia de Tezuka.


-No sabía que debía pedirte autorización para jugar con una titular. Te recuerdo que también soy la capitana, Kunimitsu. Relájate, quieres.


Tezuka quedó levemente descolocado por el comentario. Recién en ese momento concentró su atención en la muchacha pelirroja que estaba de espaldas. Gris también posó sus ojos en ella.


"¿Que rayos miran? ¿Que esperan que diga?". A Hikaru no le quedó otra que hacerle frente a la mirada gélida del capitán. Hubiese preferido que sea de otra manera, pero el destino quería jugar así con ella. Giró completamente, con la frente en alto y el orgullo materializado en el semblante.


-¿Hikaru?- Tezuka quedó con la mente en blanco y la sorpresa fue evidente en su rostro
-Kunimitsu...capitán- ella le dedicó una sonrisa de falsa sumisión
-¿¡Qué!? ¿Hikaru...?¿Kunimitsu?....-Gris alzó una ceja en señal de alarma. "¿Qué rayos sucede aquí?"


Tezuka intentó recuperar la compostura y su actitud estoica.


-Ella no es titular, Ootori.
-Pero lo será. ¿O acaso estas cuestionando mis decisiones? Te recuerdo que yo soy la que elijo a las chicas.
-...-
-Y ya que interrumpiste mi partido, creo que podemos empezar con las prácticas de la mañana, ¿no?


Tezuka miraba a una y otra muchacha, deteniéndose más de lo que hubiera deseado en la belleza fría del rostro de Hikaru. Finalmente se dio vuelta dando la espalda a ambas mujeres y se dirigió hacia la salida.


-Bien. Ya hablaremos mas tarde de esto, Ootori. Todo el mundo, prepárese para las prácticas.
-Si, claro- Gris dedicó su atención a la pelirroja que tenía al lado- Ya me explicaras que te traes con el capitán.
-No es de tu incumbencia.
-Tranquila, tranquila. No te van las bromas, ¿no? Bueno, tendremos que terminar este partido en otro momento. Te espero en las prácticas de mañana- sin decir nada más, se dirigió al grupo de chicas para organizar el entrenamiento.


Hikaru exhaló un suspiro prolongado y relajó sus músculos. Se percató que la raqueta que tenía en las manos no era suya. Sopesó nuevamente la estructura de la misma afirmando en señal de aprobación. Era una buena raqueta. Se dio cuenta cuanto extrañaba sentir ese peso en su brazo. Caminó hacia Oishi y se la devolvió con una sonrisa sincera.


-Gracias por el préstamo- Tezuka, que estaba al lado de Oishi siguió la escena con el rabillo del ojo- es una buena raqueta- inclinó levemente la cabeza en señal de saludo y se alejó, sin dedicarle siquiera una mirada al capitán.


Antes de irse, Kaoru la detuvo del brazo. Hikaru sintió en su mirada cierto reproche.


-Hikaru, espera. ¿Qué fue todo eso?
-Kaoru, ahora no. Tienes práctica. No quiero generarte un problema.
-Bien, como quieras. Nos vemos en clases- soltó el brazo de la muchacha y se marcho visiblemente molesto.

Eyes
Burning a way to me
Overwhelm
Destroying so sweetly
New
There is a fire in me
Fire that burns
Fire that burns

This fire...



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Peri chan

[BYE]
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