¿ángel O Demonio Del Tenis?

Re: ¿ángel O Demonio Del Tenis?

Capítulo. 20​

Dolor, depresión y una risa burlona​

*+​

Miyu se había ido lo más rápido posible a su entrenamiento con Kamio, no sabía por qué pero cuando estaba con Kamio se olvidaba de su Syusuke y eso era bueno ¿o malo?, su confusión le costaría caro, nunca era decidida, siempre estaba confundida, insegura, y sobre todo pensaba que era una molestia para los demás, como verán su autoestima vivía por los suelos y su ego por los cielos.
Ella llegó lo más pronto posible a las canchas de tenis callejero, con cierta alegría en su corazón, era tímida sí, pero él la iba a ayudar a superar su trauma. Llegó y no encontró a Kamio por ninguna parte, había varias parejas de dobles jugando en las canchas, había dos canchas en ese lugar. Se fue a sentarse en las gradas de una seudo tribuna a esperar a Kamio, observaba los partidos, miraba al cielo, no había nubes, sin duda sería una noche llena de estrellas.
— Ya es tarde y Kamio-kun no aparece, ¿será que no ha podido venir? — se preguntaba Kaede Miyu, mirando a ambos lados, sentada allí en el suelo tibio, calentado por un sol radiante, vestía como de costumbre una falda especial para jugar tenis de color blanco y un Jersey de punto fino y cuello alto de un lila muy claro — él me dijo que vendría.
— Hola Miyu-chan — se acercaba un peliazul, con una raqueta en las manos y con el peculiar uniforme del Fudomine — ¿Qué haces aquí tan solita?
— ¿¡Ah!? Ibu-san, só-sólo esperando a Kamio-san, él me dijo que viniera, porque me ayudará a entrenar. — dijo tímida y suavemente la peliplateada mirándolo con ojos sombríos.
— Miyu-chan, Kamio no vendrá hoy— le informó el peliazul sin expresión alguna, muy típico de él, acercándose a las gradas donde ella estaba sentada. Aquellas palabras lastimaron mucho a Miyu.
— ¿Po-por Qué? — fue lo que pronunció demasiado triste y apagada, su mirada ahora se posaba en sus agujetas de color rosa.
— Tiene una cita, con una chica, con su novia — le contó Shinji y se sentó al lado de ella, le había dado pena ver a Miyu ponerse triste, y le sorprendió ver que gotas de lágrimas caían, Miyu estaba llorando.
— Gra-gracias por decirme — dijo Miyu sollozando, tomó su raqueta y bajaba las escaleras dispuesta a marcharse a donde sea con tal de olvidar este incidente.
— Miyu-chan, pero si quieres yo puedo ayudarte, no soy como Kamio pero tal vez pueda ayudarte hoy, aunque mi tenis es diferente al de él — dijo el peliazul esperando respuesta de Kaede. Miyu se detuvo en seco, ¿Ibu le había dicho que la iba a ayudar?, eso era una sorpresa, una verdadera sorpresa para ella.
— ¿Es-estás seguro Ibu-san? — dijo Miyu volviéndose hacia él, si él la ayudaba hoy, por lo menos entrenaba algo y no perdía la práctica que tenía en Seigaku, aunque tuvo suerte, al menos no tomó el veneno de Inui, había dejado de llorar mientras lo miraba con ojos brillantes.
— Sí, pero deja de llorar, eres muy bonita como para que estés llorando. A estas alturas no se si lloras porque perdiste el entrenamiento con Kamio o porque él tiene una cita… — decía con su voz dormilona de siempre. Miyu le sonrió limpiándose las lágrimas, se acercó a él.
— Gra-gracias Ibu-san, si me ayudas con mi entrenamiento te agradeceré toda la vida — le salieron esas palabras de alegría a Miyu y la llevó a realizar una acción que ni siquiera se dio cuenta en que momento lo había hecho, estaba ahora abrazando a Shinji, éste se sorprendió pero no lo dio a conocer.
— Lo hago con mucho gusto, no me parece que te dejaran plantada, tu entrenamiento es importante. Mira ya hay una cancha libre podemos ir ahora — le dijo en un balbuceo, mientras que Miyu se soltaba de él poco a poco.
— Lo-lo siento, siento haberte abrazado — se disculpó Miyu sonrojándose completamente.
— Apresúrate, juguemos un partido — le dijo sin darle importancias a sus disculpas.
— Sí— se iba rápido Kaede a la línea de fondo, ahora estaba feliz.

*+​

Gris y las chicas se cambiaron y salieron para que lo chicos se cambiaran, se habían demorado demasiado, Gris les había dicho “Qué esperen, ¡por qué son idiotas!”, Kurumi había sonreído ante el comentario, una sonrisa sutil pero sonrisa al fin, Hayato decía algo como que era una venganza por haberlas obligado a tomar el jugo de porquería.
Ellos entraron requintando algo como “Mujeres, mujeres tanto se demoran”.
— ¿De Quién es este polo asqueroso que está sobre mi mochila? — dijo Hayato enojada por el hecho de que había un polo todo sudado encima de su mochila.
— Es mío, ¿algún problema? — dijo Kaidoh enfadándose por el comentario.
— Apesta, eres un asqueroso — le dijo mirándolo fríamente y con el ceño fruncido.
— Fshhh, dame mi polo — gritó Kaidoh enfrentándola.
— No quiero, lo botaré a la basura — dijo dispuesta a hacerlo agarrando el polo con dos dedos.
— Fshhh, ¿Quieres pelea? — preguntó Kaidoh sumamente enfadado.
— ¡Uy!, sí, seudo reptil, no te tengo miedo — ambos se miraron asesinamente.
— Haruka, sería mejor que le devuelvas su polo a Kaoru ahora, es un rival de cuidado, yo lo respeto bastante y admiro su coraje, no me gustaría que lo estés molestando por un simple polo, respétalo también — le regaño Gris a su compañera, detestaba esa aptitud de Haruka.
— Sí, aquí está tu polo, seudo reptil — le entregó el polo a regañadientes. Todos se quedaron mirando a Gris y hasta Kaidoh se había sonrojado un poco, nada notorio; por la aptitud de ésta, además que era todo una líder, con sólo decir esas palabras había controlado a Haruka.
— ¿Desde cuando respetas al víbora? — preguntó Momo acercándose a ella curioso.
— ¿A quién le dijiste Víbora? — se enojaba nuevamente la serpiente, enseñándole los puños.
— Desde que jugó contra Kamio empecé a admirarle, es un tipo con coraje y con mucho espíritu, esa aptitud es la que me agrada de las personas — le contestó con seguridad, con eso Kaidoh ya se había tranquilizado.
— Oh, Kaidoh, tienes una admiradora. ¡Nya! — dijo Kikumaru emocionado.
— Sí, se trata de admiración, puedo decir que admiro a la Víbora — dijo guiñándole un ojo a la serpiente, fue raro que él no se molestara esta vez porque le habían dicho “Víbora”.
— Entonces también deberías respetar al capitán — dijo Echizen ocultándose bajo su gorra. “Bien hecho, Echizen” pensó el capitán, Gris no se alteró sonrió dulcemente y miró al capitán del Seigaku, con ojos dormilones como muy perdido en él.
— Lo respeto, lo respeto bastante, más de lo que crees Piojo — dijo sin dejar de mirar al capitán ambos ahora se miraban fijamente — si no lo respetara, estaría peor que Kurumi con Eiji — todos se rieron de Eiji, Kurumi aún seguía allí y retrocedió tres pasos ante la mirada de Eiji.
— ¿Nya? Kurumisita, ¿Tú no me respetas? — preguntó curioso, la miró con ojos tiernos abrillantados.
— ¿Quién te va a respetar a ti, idiota? — dijo fríamente la amargada muchacha. Eiji puso su peor cara, demasiado triste como para que sea el Eiji que conocemos, cabizbajo miró al suelo, parecía que estaba a punto de llorar. Todos miraban la escena, y Kurumi no tenía intensiones de disculparse. Eiji tomó su mochila y salió de allí lo más rápido posible, todavía desanimado.
— ¡Eiji! — llamó Oishi y se disponía a salir, pero Gris estiró su mano y lo detuvo, Kurumi salió diciendo algo como “Idiota”.
— Shuichiroh, Eiji estará bien — le consoló Gris aún con el brazo obstruyendo el paso.

*+​

Eiji había salido rápido pero ahora avanzaba lento, estaba triste, algo que todavía no conocía muy bien, Kurumi le había dicho algo muy feo, esas palabras que le dolieron hasta el alma, ella que era una chica que empezaba a interesarle le había dicho la peor frase que en su vida le habían dicho.
El acrobático caminaba cabizbajo como si el camino fuera más interesante, empezando a perderse en ese envolvente y oscuro mundo de la depresión.
— Eiji, idiota, espérame — llamaba Kurumi que corría para alcanzar al pelirrojo, sabía que lo que había dicho podría hacerle daño a ese pelirrojo idiota.
— Dime, Kurumisita — se detuvo el acróbata del dúo de oro del Seigaku. Era increíble, aún la trataba con cariño. Ella se situó delante de él.
— Eiji, eres un completo idiota si crees todo lo que yo te digo, además yo no respeto a nadie — fue lo que le dijo aún mirándolo con desprecio. El pelirrojo todavía cabizbajo abrazó a Kurumi, ella no pudo reaccionar con un “idiota ¡suéltame!, eres muy molesto” Porque simplemente no le nacieron esas palabras. Al instante llegaron sus guardaespaldas y llevaron a Kurumi, ella no le dijo nada, Eiji quería escuchar al menos un “Adiós idiota”.

*+​

Tezuka y Gris caminaban juntos pero no se hablaban ni se miraban, el atardecer estaba en su auge, pronto llegaría la noche, era una tarde despejada sin ninguna nube que contar. Ella caminaba y Tezuka pensó que ésta se veía más hermosa que el día anterior, ella llevaba una prenda de vestir de punto, cerrada y con mangas, que cubría desde el cuello hasta la cintura aproximadamente de un tono celeste pálido y una falda que caía suelta sin ceñirse al cuerpo de un tono blanco, con el cabello negro muy brillante suelto y que caía con elegancia sobre sus hombros. Kunimitsu también se veía muy bien con el uniforme del Seishun Gakuen, simplemente Gris lo encontraba atractivo con ese uniforme.
— Kunimitsu, no es tan malo salir conmigo, esto no es una cita, es una práctica, me gustaría saber qué harás para que ya no te veas tan odioso — dijo sonriendo al viento, el capitán sólo la ignoró, sus comentarios poco le importaban ahora.
— ¿A dónde vamos a ir? — preguntó despectivo el capitán. Ella no le respondió.

Gris caminaba pateando una que otra piedra con Kunimitsu al lado. El sol ya se había puesto, y la oscuridad comenzaba a reinar. Parecía inverosímil, pero no habían estado hablando todo el camino y no había sido aburrido, fastidioso sí, pero aburrido nunca.
Hasta que al fin llegaron a un lugar, era cerrado afuera pero adentro había una cancha de tenis.
La boca de Kunimitsu se quedó entreabierta.
Gris lo observó sonriendo y se acercó hasta él. Se colocó detrás y se aproximó a su oído para acercar sus labios a éste.
— Bienvenido, a mi refugio. — le susurró y con esto se dirigió hacia la entrada.

Tezuka se quedó ahí, inmóvil. Era simplemente hermoso aquel lugar. No supo precisar si era la emoción o tal vez la luz plateada de la luna lo que lo hizo percibir el lugar como un santuario o algo por el estilo, mas pasaron varios segundos antes de que pudiera moverse de donde estaba. Pronto decidió caminar. Ellos no miraban el lugar o la cancha de tenis, miraban el firmamento, la vista simplemente era hermosa.
— Siempre vengo aquí a ver las estrellas — dijo Gris recostándose en la cancha de tenis cerca de la red, pronto Tezuka la imitó y se acostó a su lado de manera que sus cabezas estaban en línea.
— No sabía que este lugar pudiera hacer que el cielo se vea tan hermoso desde aquí— dijo mirando fijo a la luna pero sin perder su rostro serio.
— Exacto, por eso vengo aquí siempre que el cielo esté despejado — dio un suspiro llenando sus ojos vacíos con esa acogedora visión.
— Entiendo — el capitán volteó a verla, se veía tan hermosa desde ahí, talvez por el resplandor de la luna y allí él estaba mirándola como si el cielo fuera menos interesante. No entendía como ella lograba ser tan odiosa y a la vez tan hermosa.
— Kunimitsu — volteó ella a mirarlo también luego de unos minutos, humedeció sus labios, respiró profundo y preguntó — Kunimitsu, yo, ¿yo te gusto?
El capitán ante está pregunta se sorprendió y se sentó de inmediato, no quería responder, su mirada yacía hacia un costado pasmado. Gris se sentó también, volteó el rostro del capitán para tener sus ojos delatores allí con ella.
— ¿Por qué no me respondes? Créeme, no me voy a molestar — le dijo dulcemente aunque seria.
— Eso no es importante — respondió despectivo el capitán, no sentía nada por ella estaba seguro o eso quería creer. Le había gustado más cuando la vio en la mañana y lo había tratado bien pero además ella estaba con Atobe.
— Lo es para mí — insistía ella. — Dime — y eso sonó a una orden indudablemente. Él se puso de pie, comenzaba a incomodarse con la insistencia de la muchacha, no quería decirle nada. Gris se levantó también.
— No, sólo eres una compañera de equipo es todo — se enfrentó a ella fijando sus ojos profundos en los café brillantes de ella, su voz no se inmutó seguía igual de fría y déspota.
— ¡Qué alivio!— le informó ella sonriéndole satisfecha ligeramente expectante.
— Me gustó este lugar — le confirmó el déspota para cambiar de conversación.
— Sí, que bueno, sabía que te iba a gustar odioso “capitán” — dijo ella volviendo a tirarse en el suelo para ver otra vez el firmamento, sintió un gran alivio, ya que no quería que ese odioso se fije en ella y es que lo encontraba molesto — por cierto no te debes incomodar por lo que pregunté, solamente quería estar segura, y eso me lleva hacerte otra pregunta ¿Te gusta alguien en particular? — preguntó ella mirándolo curiosa, pero sin tratar de levantarse de ese lugar.
— No entiendo a dónde quieres llegar y no me interesa, no quiero que me vuelvas a hacer preguntas estúpidas — respondió éste ligeramente enfadado, frío. Gris rió a carcajadas, no pudo evitar reír, es que encontraba divertido ver enfadado al capitán.
— ¡Qué buena! — dijo ella sin parar de reír, lo encontró gracioso. Tezuka se quedó allí enfadado con ella.
— ¿Qué es gracioso? — preguntó incrédulo. Estaba harto de que ella se riera o se burlara de él.
— Fresco capitán, fresco, es que me parece gracioso, ¿Todo lo tienes que tomar a la seriedad? ¡Está bien! No… Lo siento — dijo empezando a reírse nuevamente.
— Adiós — dijo éste empezando a caminar para salir del lugar.
— ¡Oye!, ¡Qué poco caballero!, se supone que debes acompañarme a casa — dijo Gris controlándose para no volver a reír. Tezuka volteó indignado.
— ¿Qué? — solamente pudo decir con el ceño fruncido, algo sorprendido.
— Pero tranquilo, no hay problema, puedo irme sola, debí suponer que esa fachada de niño educado era sólo para la escuela — comentó ella sentándose ahora, estaba a punto de volver a reír con la expresión del capitán. Hasta que ya no aguantó más. Primero largó una risita, una risa más audible. Finalmente una risotada.
— Gris, “20 vueltas a la cancha” — pensó el capitán, luego recordó que si decía eso, ella se burlaría más de él.
— Perdón, perdón, es que… — se levantó Gris y lo asió del brazo, jalándolo a la salida — es que se me hace gracioso, es todo, bueno para que no te sientas mal, te acompaño a tu casa y no me digas que no.
— ¿Qué?
— Sí, apresúrate, deja de ser un niño engreído.

*+​

†KaTh GrIs†​

***********************
¿Qué pasará ahora entre Gris y Tezuka? Y ¿Entre Miyu y Shinji? Y ¿Entre Kurumi y Eiji? Pues si quieren saber más no se pierdan los capítulos. jjj
En el próximo episodio:
Las travesuras de Hanna Mei

 

Re: ¿ángel O Demonio Del Tenis?

Espero que les guste este capítulo,
quizá no estuve muy inspirada!!
jaja bueno muy pronto la historia
de Kurumi ToT creo que voy a llorar
ToT... Bueno muy pronto... Nos vemos
cariñas!!!!!
y portence mal!!!!
Gambatte ne!!

 

Re: ¿ángel O Demonio Del Tenis?


Saludos nenas!! vengo a subirles otro capítulo jejeje,
siento la demora es que anduve en otras cosas
que me olvidé que tenía ff jajaxD lo siento!!
...
Gracias por sus preciosos post... aquello motivan a
seguir cariñas!! gracias^^
...
Nos vemos!!!!!!
Portece mallllll;)
Gambatte ne!!!!

*¡Sayonara minna ~~!*

 

Re: ¿ángel O Demonio Del Tenis?

Capítulo. 21​

Las travesuras de Hanna Mei​

El canto de los pájaros le recordó a Hanna que debía levantarse temprano para ir al Seishun Gakuen, no se molestó en despertar a su hermana, le convenía eso, claro que sí. Al verla dormida se le dibujó una sonrisa malévola en su rostro. “Gris, lo siento Lacrimosa, pero creo que hoy te suplantaré, por favor llega tarde, así hablaré con el guapísimo de Tezuka Kunimitsu, ayer lo averigüé todo de él, todo”
La muchacha peliazabache salió veloz al Seishun, pensó en varias expresiones de Gris, frases, en cosas que había podido analizar, éste sería su momento, por supuesto.
Subió rápido los escalones y encontró un pasillo un poco vacío, no había mucha gente “Era de suponerse a la gente no le gusta madrugar, ¡Qué mal! ¡Qué mal!” pensó moviendo su cabeza negativamente.
— Gris-chan, ¿Cómo estás? — saludó un pelirrojo frente a ella. Hanna se detuvo de golpe parpadeando varias veces.
— Eiji, espérame — dijo un muchacho de cabello negro, acercándose a ellos dos — Buenos días, Gris.
— “¿Eiji? ¡¡Perfecto!! Ese es su nombre” — pensó Hanna.
— Oishi, no te había visto — volteó a verlo, su rostro no lucía muy alegre que digamos.
— “Y el otro es Oishi, bueno Hanna, seria, como Gris, no sonrías, di algo irónico, vamos, tú puedes y pon cara de Lacrimosa”
— Gris, ¿Estás bien? — preguntó preocupado Oishi.
— Sí, Oishi, estoy bien, y Eiji te noto preocupado “Eso sonó bien, creo” — dijo ella saludando despectiva y sin interés.
— No es nada — respondió algo molesto Eiji.
— ¡Eiji!... — reprendió Oishi.
— Hola Gris — saludó Fuji sonriente, que recién había llegado, sonrió pícaramente, cayó en cuenta que ésta niña no era Gris, de ninguna manera.
— Hola Fuji “Así le llamó Kunimitsu ayer” — saludó despectiva ella. Fuji sonrió satisfecho, la descubrió de inmediato “Gris no me dice Fuji y no me saludaría de esa forma” pensó.
— Gris, me gustaría pedirte un favor — pidió el genio
— Claro, como quieras — dijo ella sin darle interés. El Genio reía divertido, mientras que Oishi y Eiji estaban hablando a parte. “Que no sea de tenis, por favor, que no sea”
— Quiero que no le digas a nadie que nos besamos ayer — le susurró cerca del oído. Hanna se estremeció abrió sus ojos más de lo normal. Frunció el ceño y miró al Genio indignada. “Gris no pudo besarlo, está saliendo con Atobe, no me lo creo, no me lo creo”
— ¿Bromeas? ¿Por qué lo diría? — expresó ella retrocediendo unos pasos y chocando en la pared. Fuji se divertía con esto. Se acercó más a ella y la tomó por el brazo.
— Quiero otro beso — dijo él acercando sus labios a su oído. Hanna entre abrió su boca, intentó hablar, balbuceó dos veces. Frunció el ceño. “¡Qué hago! Kami-sama ¡Qué hago! No lo pienso besar claro que no, aunque viéndolo bien desde éste ángulo no se ve tan mal y esos brazos, no Hanna, contrólate, contrólate, respira, eso es, respira y no babees, no babees”
— ¿Qué? ¿Estás idiota o qué?, sabes que tengo novio, ¿Te lo comenté? — dijo ella exasperada tratando de soltarse del Prodigio. Éste empezó a reírse y volvió a acercarse al oído de ella.
— No sé que estás planeando al asumir la personalidad de Gris, pero tú no eres ella, además ella y yo jamás nos besamos, y no me llama Fuji — le dijo éste un poco serio. Hanna se puso de mil colores, ese muchacho la había descubierto, la próxima vez sería más cuidadosa. “¡Bien! Me descubrió, ahora piensa para que no se lo diga a Gris, piensa, así, claro”
— ¡Eres un Genio! — expresó ella mirándolo con una sonrisa simulada. El Genio rió ante el comentario. — me descubriste, pero no se lo digas a Gris, sino me mata y lo digo en serio.
— No te preocupes — le sonrió amablemente.

*+​

El sonido del despertador le recordó a Gris que ya era hora de levantarse. No quiso hacerlo se envolvió entre sus sábanas y se escondió bajo la almohada. Sus pensamientos viajaron a la velocidad de la luz hacia un muchacho de cabello castaño, ojos azules y de sonrisa encantadora. Estaban en un parque sentados bajo un gran árbol de cerezos, él se acercó a ella, estaban tan cerca que sus narices rozaban y ella podía sentir su aliento que se combinaba con el suyo en una fórmula perfecta, ella podía ver los labios del Genio acercarse y ya estaba lista para recibir ese beso y…
— ¡Gris! ¿Acaso no piensas ir al instituto? — llamó su madre desde la puerta.
— ¡Ay! no de nuevo — se quejó Gris levantándose de inmediato.
— Hanna ya se fue — informó su madre en una gran sonrisa. Ante la sola mención de eso. Gris empezó a hacerlo todo aceleradamente. Conocía muy bien a su perversa hermanita.
— NO, ¿POR QUÉ?─ se quejó

*+​

Las clases de la mañana pasaron rápido y Gris había sido castigada, ahora tenía que limpiar el salón, tenía que quedarse más tiempo antes de bajar al entrenamiento, pero tenía suerte, aún le quedaba como unos cuarenta minutos.
Hanna había pensado en algo muy importante para acercarse y hablar con Kunimitsu, había abierto la mochila de Gris a la hora de recreo a hurtadillas y había tomado una raqueta de Gris. Trató de esconderse de todos lográndolo con éxito. Y era hora de ejecutar como diría Renji Yanagi su plan A.
— “Lo que tengo que hacer es ir a los camerinos donde seguramente estará el capitán y allí le diré, sí, bueno, seria Hanna, seria” — dijo la muchacha acercándose a la puerta de los camerinos, respiró profundo, estaba a punto de tocar esa puerta cuando vio al capitán parado justo en ella, Hanna pestañeó varias veces. — ¡Rayos! — exclamó al ver la mirada seria de aquel que se había metido en sus pensamientos y sentía como su rostro tomaba mil colores ante aquel muchacho de anteojos. El capitán arqueó una ceja. Sentía que Gris se estaba burlando de él. — “Vamos Hanna díselo” Kunimitsu, quiero jugar un partido de tenis contra ti. ¡Ahora! — dijo ella bastante segura. ¿Qué estaba haciendo? Ni siquiera sabía que era “tenis” en primer lugar. Tezuka levantó las cejas sorprendido y luego arrugó la frente pensando en la idea.
— Sí — asintió secamente.
— Bien, vamos — dijo ella dándose cuenta de la magnitud del problema. “No creo que sea tan difícil, soy demasiado inteligente y puedo aprender o ¿Haré el ridículo?”. Caminó al lado del capitán empezando a entrar en un estado de beatitud al estar tan cerca, él era un chico que con sólo unas miradas había llamado su atención. Hanna suspiró mientras entraba a la cancha, se ubicó al fondo mientras tomaba la raqueta. “He visto jugar a Gris varias veces, seguro que es fácil”
— Un partido a un set ¿Te parece? — preguntó Tezuka ubicándose al fondo y mirándola fijamente. Hanna asintió.
— Sí, puedes empezar a servir “¿Qué miércoles es un Set?”— dijo ella en una gran sonrisa.
Tezuka no lo dudó empezó con un saque muy potente. Hanna soltó un grito al pasar la pelota cerca de su cara. Kunimitsu arrugó la frente. Él volvió a sacar, ella dio un giro medio raro y casi se cae enredándose con sus pies. Tezuka sintió la broma que le estaban haciendo. Esa Gris se estaba burlando de él. ¿Por qué no jugaba en serio? ¿Dónde estaba el Ballet de Gris o el movimiento de la Danza o uno de los trucos de Gris? ¿Dónde? Tezuka se vengaría, claro que sí. Volvió a dar bote a la pelota, miró concentrado y lanzó un saque super potente. Lo que pasó a continuación lo dejó en out.
La pelota le había dado justo en la frente de la muchacha y ésta fue a parar directamente en el suelo. Felizmente no había nadie allí sino sí que se burlarían, aunque eso de que no había nadie era una completa falsedad, el Genio estaba mirando el partido desde otro ángulo. El capitán se acercó a ella y Fuji apareció también.
— Gris, ¿Estás bien? — preguntó el capitán mirándola extrañado.
— ¡Ay! ¡Ay! Me duele, me duele, mi des-desdichada frentecita — se quejó ella llevándose la mano dónde sentía ese gran dolor creciente.
— ¿Gris Ootori? — preguntó Tezuka confundido, se acercó a ella para ayudarla a levantarse. Hanna sintió al capitán cerca y su dolor paso a segunda instancia.
— Soy un desastre, creo que renunciaré al tenis definitivamente — dijo ella mirando al capitán sonrojándose. El capitán sonrió ligeramente. Fuji también reía.
— Es cierto, eres malísima — comentó el Genio parado frente a ella. El capitán ayudó a Hanna a que se levantara, ella se zarandeó ante el contacto del capitán.
— ¡Gracias! — dijo ella simulando que se ofendía — pero si que aprendí algo hoy, no jugar nunca contra el capitán. — Ella se estaba riendo cuando se escuchó un grito que venía desde el camerino, un grito que sin duda le recordó que la raqueta que había tomado era de Gris y ahora sí que estaba en problemas.

*+​

— ¿Qué pasa Gris? — preguntó Haruka asustada al ver a Gris desesperada buscando algo importante para ella entre sus cosas.
— Mi-mi raqueta favorita no está, ¡NO ESTÁ! — empezaba a irritarse-enfadarse-asustarse-deprimirse.
— No te pongas así, a lo mejor, lo dejaste en tú casa — trató de ayudarla Hayato.
— ¿BROMEAS? JAMÁS DEJO ESA RAQUETA, ¡JAMÁS!

*+​

— ¡Oh! ¡Oh! — expresó Hanna asustada con los ojos como platos. “Creo que tomé la raqueta favorita de Gris, que no sea verdad, que no sea verdad”. Hanna revisó la raqueta y encontró las iniciales “GS” inscritas en el aro de la raqueta y ahora ésta empezó a temblar.
— ¿Qué pasa? — preguntó dudoso el capitán.
— Tienen que ayudarme, por favor, por favor, creo que tomé la raqueta favorita de Gris y ella me mata, me mata — dijo demasiado asustada empezando a sudar frío, temblando y aprovechándose para abrazar al capitán.
— ¿Qué? — preguntó aún incrédulo el capitán. Syusuke se puso serio.
— ¿Cómo sabes que es la favorita de Gris? — cuestionó el Genio intrigado.
— Por las iniciales grabadas en la raqueta, ayúdenme o me mata, por favor — suplicó ella en una muy aprovechada situación sin dejar de abrazar al capitán. Éste se quedó en shock ¿Acaso ella no era Gris? ¡Qué estúpido!
— ¿Quién eres? — preguntó él rodeando sus brazos alrededor de la muchacha para que, según él, se tranquilizara.
— Soy Hanna Mei, soy la hermana de Gris, pero no soy ella, me entendieron, no soy ella — se encargó de asegurar muy bien eso para que lo tengan en cuenta y ahora estaba demasiado nerviosa.
— Lo sé — dijo el Genio.
Gris apareció demasiado alterada, y con lágrimas que corrían por su rostro, cuando divisó a su hermana, de hecho divisó a su preciada raqueta, allí con ella.
— YOO LA MATO, LAAA MATO — expresó Gris ignorando a los presentes y yendo directamente hacia su hermanita odiosita, sus ojos fulminantes parecían que pronto iban a arder y las lágrimas no parecían querer ceder en su rostro enfurecido. Estaba a punto de agarrar a Hanna por los cabellos. Hanna cerró los ojos y encomendó a Dios su espíritu cuando Tezuka se interpuso entre ellas dos y Fuji la tomó por la cintura para que no avance más.
— ¡SUÉLTAME! SYUSUKE — gritó ella, estaba demasiado enfadada, asustada entre otras cosas que su corazón sentía en ese momento, ¿Cómo es que su hermana tomó su raqueta? ¿Cómo se le ocurrió?
— Tranquilízate Gris, no puede ser tan malo es sólo una raqueta — dijo Fuji cerca de ella aún manteniéndola agarrada y tratando de no soltarla ante el forcejeo.
— ¿QUÉ? NO VUELVAS A DECIR ESO SYUSUKE PORQUE ME VAS A CONOCER… NO ES SÓLO UNA RAQUETA, ES MI RAQUETA, NO TOMES MIS COSAS COMO SINO FUERAN IMPORTANTES, ¿LO ENTIENDES? ¿LO ENTIENDES? — gritaba alterada tratando de zafarse de los brazos fuertes del Genio que la sostenían sin intención de soltarla. Ella parecía inconmovible, jamás habían visto a Gris llorar de esa manera aunque su rostro era inexpresivo; es decir, jamás la habían visto llorar.
— Lo siento — se excusó el Genio.
— Lo-lo siento Gris, perdóname, perdóname, no quise tomar tu raqueta, de veras, lo siento “Kami-sama, sálvame de ésta, juro que ayudaré a Gris en sus tareas y que no la molestaré en un mes, seré una niña buena y no tomaré prestado otra raqueta, lo juro” — se disculpó Hanna ocultándose tras Tezuka y agarrándolo por la casaca.
— YOO LAAA MATO, SUÉLTAME SYUSUKE, Y TÚ KUNIMITSU, RETÍRATE DE ALLÍ, O TAMBIÉN TE CAE, TE CAE, ¿QUÉ LES PASA? ¿POR QUÉ LA ESTÁN DEFENDIENDO? Y TÚ DEVUÉLVEME MI RAQUETA ¡AHORA! —seguía Gris alterada.
— Hanna dásela, yo te prestaré una mía — señaló Fuji sin soltar ni un solo segundo a Gris. Ésta se estremeció, recordó que Fuji la tenía entre sus brazos “Kami-sama, ¡Qué suerte!” y volteó hacia él tranquilizándose un poco. Lo miró fijamente a sus ojos azules y frunció el entrecejo, intentó decir alguna palabra pero simplemente no le salió ninguna, sentía como las lágrimas corrían por su rostro inexpresivo. Fuji se perdió en esa mirada llena de tristeza. Intentó suprimir sus sentimientos.
— Syusuke, ya estoy bien. ¡Suéltame! Y no se preocupen, no le haré nada ¿Contentos? — dijo ella enfadada. Ellos la estaban defendiendo a ella a su hermana. Syusuke la soltó dudoso, aunque ya estaba listo para volver a agarrarla si era necesario. Ella miró a Kunimitsu y negó con la cabeza. Hanna le alcanzó la raqueta lentamente, temblando aún temerosa. Gris le arranchó la raqueta de golpe. — No me vuelvas a dirigir la palabra Hanna, eres una malvada, sabías muy bien que ésta raqueta es como un TABÚ, y la tomaste, podías tomar cualquier otras pero preferiste ésta, ¡TE ODIO!
— ¡Ya! Gris deja de reclamarle, tal vez no se dio cuenta que era tu raqueta — dijo el capitán frunciéndole el ceño. Gris miró a Tezuka indignada y luego a Syusuke.
— ¡PERFECTO! Lo que me faltaba, ME LARGO DE AQUÍ, NO HACEN MÁS QUE ARRUINAR MI EXISTENCIA — se quejó ella mirándolos, secándose unas lágrimas que caían de su rostro y luego volteando para caminar directo a quién-sabe-dónde.
— Lo-lo siento, no quise meterlos en esto, pero gracias por ayudarme, casi resulté Hanna aplastada como papilla “Arigato Kami-sama, espero que cuando llegue a casa Gris no se de cuenta sino…” — los miró a ellos arrepentida, con cara inocente e ingenua.
— Creo que no deberías volverlo a hacer, Gris tiene mal carácter — expresó el Genio volviendo a sonreír.
— No, ella no es así, es una Lacrimosa, sólo que se desesperó porque pensó que perdió su raqueta Tabú como ella le dijo, pero ella es la persona más hermosa del mundo, ahora me va a odiar, todo por su raqueta ¡Qué idiota soy! Aprendí también que el tenis no es tan fácil, ahora entiendo porque Gris ha practicado durante todo éste tiempo hasta el punto de que le sangrara la mano, ella es muy entregada a lo que hace, es apasionada, y yo soy su estorbo en todo, ¡Qué mala hermana soy! — se lamentó Hanna poniéndose triste, ellos la miraron con cariño.
— Ootori, ¿Por qué querías jugar contra mí? — preguntó el capitán curioso.
— “Kami-sama ¿Qué le digo? ¿Qué?” — ella se puso de mil colores, balbuceó varias veces antes de responder — Sólo quería aprender a jugar tenis, lo siento, es que pensé que era fácil — dijo ella agachando la cabeza. Tezuka evitó reír. Fuji creyó que era hora de dejarlos solos.
— Bueno yo me iré a cambiar — dijo él alejándose de allí.
— Entiendo…— dijo el capitán mirándola fijamente, él sintió toda una revolución de sentimientos, no sabía si ahora se sentía atraído hacia Gris o hacia Hanna ¿Pero sin son iguales?
— No te enojes conmigo — dijo ella mirándola con ojos abrillantados.
— No lo estoy — dijo él sin inmutarse, manteniendo su rostro serio. — ya me tengo que ir, espero que soluciones las cosas con Gris.
— Gracias.

†KaTh GrIs†​

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Bueno y ahora que pasará con Hanna y Tezuka ¿Acaso ya olvidó a su Anfibio? No se pierdan el siguiente episodio:
Capítulo. 22
El ángel de la guarda. ¿Atobe en la Seigaku?