Viviendo en una mentira.

Viviendo en una mentira.

Bueno antes que nada hola a tod@s , esta es una pequeña historia que se me ocurrió esta misma tarde, no se si salió muy bien n.nU pero espero que les guste.
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VIVIENDO EN UNA MENTIRA.
Siempre había pensado que era una persona fuerte capaz de afrontar cualquier adversidad, pero en esos momentos lo único que podía hacer era llorar consumida en la pena y la soledad que la debilitaban poco a poco. Se encontraba acurrucada en un rincón de aquél inmenso salón con su larga cabellara castaña cubriéndole todo el rostro mientras que de sus verdes ojos brotaban cada vez más lágrimas reflejando su dolor…

Hecho una fugaz mirada a la mesa situada detrás del sofá en la cual se encontraban dos platos de comida que antes habían estado calientes, una pequeña botella de champagne y dos velas decorativas que emanaban la única luz que había en esos momentos en la habitación.

Enterró su rostro entre las piernas con la respiración agitada, podía imaginárselo todo… en estos momentos estaría acariciando la tersa piel de otra mujer susurrándole al oído palabras seductoras y llevándola hasta la cama sin remordimiento ninguno. Aquél era su día 20 del 3 del 2009 iban a celebrar su quinto aniversario de casados, a pesar de las numerosas riñas que habían tenido últimamente, había dedicado cuerpo y alma a la cena de esa noche para que todo fuera perfecto, no quería perder a la persona que más amaba en el mundo.

El sonido del reloj marcando las tres de la madrugada la sacó de sus pensamientos, lo miró fijamente con la mirada vacía, lo único que pensó en ese momento fue en romper el reloj como si de ese modo pudiese detener el tiempo. ¿En que momento había ocurrido esto? ¿Cómo es que no se había dado cuenta que poco a poco lo había estado perdiendo?

La puerta de la entrada se abrió lentamente –pretendía hacer el menor ruido posible- sin pensarlo dos veces se puso en pie y secó sus lágrimas los más rápido que pudo para salir a saludar a su marido.

--Hola…- su mirada continuaba perdida en el suelo, no se atrevía a mirar a la cara a aquél hombre de cabellos castaños y ojos negros como el carbón. -¿Por qué llegas tan tarde? Hoy era...

--Tuve demasiado trabajo- su voz sonó fría y áspera, ni si quiera le había dejado acabar su frase ¿Realmente no e acordaría de que día era ese?

De nuevo trato de contener sus lágrimas, una parte de ella deseaba con toda sus fuerzas gritar, pero sabía que no era el momento. Él paso tranquilamente a su lado sin prestarle ninguna atención a como se sentía la persona con la que había compartido todo durantes esos años.

--Llame al trabajo y me dijeron que te fuiste a las nueve…- no volvería a creer ninguna de sus mentiras nunca más, ya lo había decidido y aunque se lo había repetido millones de veces siempre fingía que nada pasaba a su alrededor.

Él no contestó... tan solo se quedo para delante de ella dándole la espalda, desde esa posición pudo observar sin ninguna duda una marca rosada en su cuello y un perfume proveniente de él que era de mujer. No se había equivocado al pensar que la estaba engañando.

--Has estado con otra chica ¿verdad?- había tratado que su voz sonase los más fría posible, pero en lugar de ello solo se quebró mientras las lágrimas recorrían su rostro como si de ríos se tratasen.

--Tsk, ¿Pero que dices?- ni siquiera se giro a mirarla se agacho y comenzó a desabrocharse los zapatos para dejarlos en el mueblecito de la entrada donde guardaban todos los zapatos.

--¡Digo la verdad! Y si no…-tomo le costaba respirar, la angustia se apoderaba de ella-¡¿Qué es esa marca en el cuello y ese perfume?!

--¿Quieres saber la verdad?- se giro con una expresión sería en su rostro, aquél no era el hombre que ella conocía, había cambiado por completo.-La verdad es que estoy harto de ti, he encontrado a una persona que puede darme mucho mejor que tú lo que necesito.

Aquellas palabras salieron como veneno que la consumieron en la más profunda miseria, pero en algún momento tenía que asumir lo que estaba ocurriendo a su alrededor. Rompió a llorar desconsolada mientras caía abatida y de rodillas al suelo, abrazándose a si misma y murmurando cosas in entendibles.

--¿Quién es ella?- se atrevió a preguntar.

--Eso no te importa- dirigió una mirada al salón y vio toda la decoración que en el había para ese día –Levántate del suelo y recoge todo eso, tienes el salón hecho un asco.

¿Cómo se atrevía a hablarle así? Si pensaba que ella era su esclava y que solo servía para obedecer sus órdenes estaba muy equivocado, se acabo el ser la chica buena, tan solo tenía treinta años recién cumplidos y ahora se daba cuenta de todo los que había tenido que soportar por culpa de ese hombre.

Se levanto del suelo con la mirada cargada de ira, pero antes de pegarle una bofetada justo como estaba a punto de hacer, vio una pequeña figura en las escaleras. Se trataba de una pequeña niña de apenas cuatro años vestida con su pijama blanco favorito, en la mano llevaba un osito de peluche marrón mientras que con la otra sostenía su mantita.
Sus pequeños ojos azabaches aun estaban medio cerrados a causa del sueño y su pelo castaño que normalmente llevaba recogido en dos lacitos rojos ahora le caía suelto hasta la altura de los hombros.

--Himeko…- murmuró viendo a la pequeña que los miraba preocupada. -¿Qué haces despierta cariño?- trató de parecer lo más normal posible mostrándole a la pequeña una falsa sonrisa.

Él hombre permaneció en silencio mirando a la pequeña sin ninguna expresión en el rostro, se notaba que era su hija ya que había sacado muchos rasgos parecidos a él, aunque en el carácter siempre se había parecido mucho más a su madre. Pasó al lado de la pequeña acariciándole la cabeza y subió las escaleras hasta el dormitorio.

--¿Qué ocurre mami?- preguntó inocentemente la pequeña acercándose a su madre la cual la rodeo entre sus brazos.

No paso mucho tiempo cuando aquél hombre bajo las escaleras con una maleta negra en la mano y sin decir ninguna palabra se puso sus zapatos y se dirigió a la puerta.

-Adiós…

Esas fueron sus últimas palabras antes de desaparecer en la oscuridad de la noche.
----Pov´s Sakurako-----

Jamás pensé que una situación así pudiera pasarme a mí, ahora comprendo que eso le puede pasar a cualquiera. Sé, que si no hubiese sido por mi pequeña Himeko no hubiera sido capaz de salir adelante, pero ahora me doy cuenta de lo que es la verdadera felicidad, y me siento orgullosa por haber podido acabar con ese episodio de mi vida repleto de angustia y dolor.

THE END…​

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n.nU no estoy muy segura de como ha quedado perdonen las faltas y esas cosillas suelo tener problemillas con ello... Espero que les halla gustado, se aceptan comentarios y críticas constructivas ^^
Bye! besos cuidense. ;)