Drabble Un reencuentro por Navidad [Pokémon Rol]

Título: Un reencuentro por Navidad
Fandom: Pokémon Rol Championship
Personajes: Mimi Honda, Emily Hodges, Moura Honda
Palabras: 387
Summary: "A Mimi le hubiera gustado mucho pasar las vacaciones de Navidad con su padre en Sinnoh. Sin embargo, cada vez que recordaba que estarían también los odiosos de Matt, Delia y… Miria, sentía un escalofrío recorrer su espalda."
N/A: Para la actividad "Doce Deseos" | Siento si hice algo de OoC, es un poco extraño (?

A Mimi le hubiera gustado mucho pasar las vacaciones de Navidad con su padre en Sinnoh. Sin embargo, cada vez que recordaba que estarían también los odiosos de Matt, Delia y… Miria, sentía un escalofrío recorrer su espalda.

¿Por qué no podía ser todo más fácil? Mimi solo deseaba que su padre le hiciese caso y que dejase a esos usurpadores de familia.

—¿Te pasa algo, Mimi? —la dulce voz de Emily sacó a la joven Honda de sus ensoñaciones.

—¿E-eh? ¿Qu-qué me va a pasar? ¿P-por qué lo dices? —exclamó la rubia con rapidez, levemente avergonzada.

La morena dejo escapar una leve risa.

—Vamos, Mimi, te conozco, sé que te pasa algo —explicó—. ¿Es porque no podrás pasar las Navidades con tu familia? —el silencio de la chica fue suficiente respuesta—. Bueno… a lo mejor ocurre algún milagro navideño, ¿no crees?

Mimi miró extrañada a su amiga, que no paraba de sonreír con cada palabra que decía, pero prefirió no seguir hablando del tema. No quería que Emily viese su lado más sensible.

. . .

Era ya 25 de diciembre y Mimi se encontraba en su habitación del Centro Pokémon cuando llamaron a la puerta.

—¿Quién es?

El silencio del otro lado de la puerta hizo que la joven se levantara de la cama gruñendo.

>>¿Qué clase de maleducado llama y no res…? —sus palabras, sin embargo, se vieron cortadas ante la imagen de la persona que estaba ahí, ante su puerta.

Moura Honda, el gran empresario… su padre.

—Feliz Navidad, Mimiko —saludó, sonriendo levemente. Era un hombre de actitud férrea, pero había echado de menos a su niña.

Mimi no pronunció palabra. Rápidamente abrazó a su padre, con lágrimas en los ojos. Lo había echado tanto de menos y ahora se encontraba ahí, junto a ella, los dos solos. Sin madrastras avariciosas, hermanastros mujeriegos y medio hermanas repentinas.

Solo ellos dos, los verdaderos Honda.

Desde el final del pasillo, una joven de ojos morados observaba con una sonrisa la pulsera brillante que colgaba de su muñeca.

—Espero que Mimi pueda pasar al fin las Navidades que se merece, señora Honda —murmuró, sin dejar de mirar el abalorio, antes de dirigir sus pasos hacia las escaleras que la dirigirían a la salida del Centro.

También ella tenía una familia a la que visitar.