The lion king: jigsaw of the exodus

Tema en 'Fanfics Abandonados de Temática Libre de Anime' iniciado por Roar, 22 Diciembre 2008.

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    The lion king: jigsaw of the exodus
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    The Lion King: Jigsaw of the Exodus

    TLK Jigsaw of the Exodus


    Estábamos solitarios, alejados de nuestras familias para unirnos a la penumbra. Yo no cedería mis instintos hasta conseguir completar nuestros lazos.

    Sabía que las brisas de lo prohibido se escucharían por la sabana, y que después todo el reino sabría que me había involucrado con una princesa, pero por el momento, durante esa noche, no me importaba nada mientras compartía un paseo junto a ella. El después, sería.

    Ella radiaba con su mirada azulada, rociando y demostrando su afecto hasta caer por todo su pelaje. Tan pura y yo con numerosas escenas de muerte en mi cabeza, pero mis pecados no se reflejaban en mis ojos, porque ella se dirigía con gracia, la serenidad le rodeaba mientras la sabana quedaba en quietud.

    -¿En dónde dices que es Bahari?- la princesa seguía impaciente por la llegada a un paraíso al cual llamaba: Oceanía, ya que mi madre me había contado una historia, en el cual relataba un lugar perfecto con aquel nombre.

    -¿Porqué éste lugar para ver la lluvia de estrellas Bahari?, ¿no crees que nos estamos alejando mucho?- ella no dejaba de preguntar, pero yo no quería responder nada, y dejar que el paisaje la envolviera. Ella ocultaba su mirada a cada paso que dábamos hacia Oceanía. La princesa tenía una ternura absoluta, aunque madurez en palabra, que ambas mezcladas sorprendían.

    Sin voltearla a ver, y justo cuando nos alejábamos de la árida esencia de las praderas, le respondí con la historia que había pasado de generación en generación, por mi familia, aquel cuento de Oceanía.

    -Hace tiempo princesa, los leones solían hablar de un reino perfecto, de una gloria infinita; porque en aquel reino, las aguas no se detenían, cayendo sin fin a nuestros cuerpos, la tierra era verde y frondosa, con vientos que se escapaban por tu pelaje, y jugueteaba con la mirada, aquella gloria se le nombraba Oceanía. Tiempo después encontraron aquel reino que solían narrarles, pero al poco tiempo, las aguas dejaban de correr sin parar, la tierra dejaba de ser verde, y los vientos se convirtieron en olas de calor. Aquel lugar no era Oceanía, pero lo que no sabían es que el verdadero significado de Oceanía se encontraba junto con las personas que más estimas, aquellos que te ayudaron desde un principio, tú familia- le decía mientras podía ver que se quedaba impactada por el relato. -¿Tú quieres ser mi familia?- le pregunté al mismo tiempo que me acercaba rápidamente hacia ella.

    -¿De qué hablas?- Preguntaba la princesa inquietada, bajo una acacia que se sacudía fuertemente por los torbellinos de viento.

    La brisa gélida me impacientaba para la respuesta, ella sólo dio media vuelta y comenzó a regresar a sus tierras, no sin antes de un salto apresurado, interponérmele pidiendo mi respuesta, después de esa fría despedida.

    -Lo siento Bahari, no puedo acompañarte a ver ese lugar, tengo que regresar con mi familia- sus palabras me habían dicho todo, sin lugar a dudas no estaba dispuesta a tener algo conmigo, a pesar de que ambos teníamos un amorío, su padre no podía enterarse de mi presencia, ya que ella provenía de una familia de realeza, además era un forastero, cruzaba fronteras sólo por verla a ella, pero era un hijo de nadie, no tenía una manada, desde mi juventud estaba acostumbrado a vagar en soledad, pero ella había llenado el vacío que buscaba, ahora tenía que esperar a que aceptara mi proposición de formar un clan.

    Me estimaba que esa noche sería un desastre, ya que su reino había tenido altercados con Sol Rojo, uno de los reinos vecinos que se identificaba por el color peculiar del suelo de ese lugar.

    Acacia del Norte, donde gobernaba mi princesa, había estado en alerta por recibir advertencias sobre espías de Sol Rojo, para acabar con el reino, esto ocasionó una guerra entre las manadas de ambos reinos, creando un caos en el orden de ambas tierras.

    -¿Seguro que es por eso, verdad princesa?- le decía refiriéndome a su problema del reino de su padre, ella ya estaba alejándose bastante de mí, hasta que se detuvo por lo que le había dicho, volteándome a ver obligada.

    -Tú sabes que no me importa eso, simplemente no estoy preparada para esto Bahari.

    Decidí dejar de cuestionarla, y con la mirada baja me alejé de ahí para volver a mi guarida, aunque antes la escuché con una clásica pelea sobre nuestra relación.

    -¡Te he dicho que ya no me digas princesa!, ¡soy Moyo!
     
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    Re: The Lion King: Jigsaw of the Exodus

    TLK Jigsaw of the Exodus [Segunda Parte]


    El trayecto hacia mi guarida siempre era el mismo, tenía que pasar por llanuras y escalar pendientes rocosas, pero ya no tenía miedo como antes, me había puesto más fuerte después de caer varias veces en las escalinatas. Mi cuerpo aunque crecía con rapidez, no podía asegurarme para correr riesgos, como saltar las dunas que se hacían en el suelo árido.

    Muchas veces, me quedaba viendo el reflejo del agua, de aquellos lagos que frecuentaba, cada día podía observar a alguien diferente. Mi melena aún no estaba totalmente desarrollada, lo que demostraba mi juventud, pero mi rugido ya se estaba desarrollándose. Justo en una cueva, a cercanías del cementerio de elefantes, me encontraba yo para resguardarme del silencio y la noche, era peligro andar por afuera sobre todo por los altercados de los rebeldes que cometen delitos contra cualquiera que pase a su lado.

    -¡Oye Bahari, te ves exhausto!, ¿qué te dijo la princesa, por fin el sí?- me dijo mi amigo, compañero de varias venturas; Damu, quien vivía junto a mí en la cueva que era la guarida para las noches peligrosas. Damu se caracterizaba por ser simpático y atrevido, tenía un cuerpo algo descuidado, ya que tenía sobrepeso y para un león era bastante desafortunado tener una figura que necesita ser ágil. Aún así, eso no le quitaba las ganas de comer algo, así que siempre se las arreglaba por comer algo, no por su velocidad, sino por su astucia. A Damu ya le había crecido la melena más que a mí, pero de un pelo delgado y castaño, además de que su pelaje era muy claro, casi amarillo.

    -No Damu, no sabe qué hacer, de verdad pienso que no vale la pena esto de ir por la princesa y llegar a su padre- le dije a Damu, explicándole que el plan para tomar el reino era inestable.

    -Recuerda que los Rebeldes están de acuerdo, además por lo que veo ella está enamorada de ti Bahari- decía Damu mientras mordía su hueso favorito carcomido.

    -Pues, yo la veo muy infantil Damu, la verdad ella no es para mí, necesito a alguien que esté segura de sus decisiones, no que dependa de papá- le explicaba mi insatisfacción por Moyo, pero aún así me ponía a pensar en su mirada que realmente me volvía loco.

    -Ya Bahari, Hakuna Matata.

    -¿Hakuna qué?

    -Hakuna Matata, no te angusties.

    -¿Tú lo inventaste?

    -No, para nada, lo escuché por ahí- mientras Damu me explicaba el significado de su extraña frase, me quedé pensando en la princesa Moyo, y si lo que le iba hacer era necesario.

    -¡Ah por cierto Bahari!, hoy habrá una reunión, así que ya debemos adelantarnos, será a cercanías de la Roca del Rey.

    -¿Qué?, ¡¿Damu y porqué no lo dijiste antes?!

    -Lo siento Bahi, pero si quieres vámonos ya, ¡seguro ya nos están esperando!- Al terminar de decir eso, me lancé rápidamente fuera de la cueva y recorrí hacia aquellas tierras donde aún la restauración no había llegado, se había dicho que en aquel reino hubo un rey tirano que explotaba a las leonas con trabajos forzados, y que el alimento en el reino era inevitable, pero que un mesías fue a rescatar aquellas tierras desiertas. Aunque el ambiente no pintaba tan mal como me había narrado, de verdad el reino de aquel mesías estaba aún en restauración; las plantas aún estaban brotando, pero ya se podía ver un pastizal amplio, junto con árboles adornados de hojas, pero la comida se había ido de aquellos lugares por la escasez de vida verde.

    -¿Entonces todo era cierto?... esta cosa necesita remodelaciones- se burlaba Damu de la precaria situación de aquel reino, pero lo que realmente estaba haciendo, era buscando a la reunión.

    -Tardaste Bahari, como siempre, ¿qué no le dijiste nada Damu?- Laaga, un león que tenía melena negra totalmente, pero alborotada, era de una complexión delgada, con una mirada siniestra de color roja, era el mayor del grupo, y por lo tanto quien tenía la madurez para movilizar una manada, siendo él creador de los rebeldes.

    -¡Tarde!, ¡muy tarde!- decía otro león que se caracterizaba por su enorme tamaño, y de voz grave, llamado Djur, con poca melena sobre su cuerpo, pero con un cuerpo con fortaleza física. Su poca melena era de un anaranjado, amarillento, junto con su pelaje que era un café totalmente oscuro, pero que tenía franjas negras entre sus patas, lo cual anunciaba que no era un león, sino de una familia de un tigre y una leona.

    -Así es, pero no importa, ya están aquí, ¡es hora de discutir del reino!, ¡que debe ser nuestro!- el más emocionado y con una voz chillante, con manía de mover sus patas involuntariamente, se le conocía como excéntrico. Längta, mejor conocido así, era un poco impetuoso, pero con gran optimismo para lograr sus objetivos. Era el más pequeño del grupo, aunque no por mucho, se caracterizaba por no llevar melena alguna, pero por tener unos ojos profundo cautivadores, su cuerpo aún estaba en desarrollo, pero ya se notaba su fortaleza varonil.

    -Todo a su tiempo Längta, sólo espero que Bahari no nos haya fallado, ¿o sí?- decía Laaga, quien daba vueltas a mi alrededor, y con sus patas golpeaba fuertemente la tierra, como presintiendo algo.

    -No Laaga, no he podido hacer algo por tener a la princesa.

    -¡¿Qué?!- gritaba Längta con desesperación y furia.

    -No me sorprende que algo tan simple lo vuelvas algo tan difícil Bahari- Laaga mostraba nuevamente que era mejor en algo, pero como siempre ignoré sus palabras.

    -Oigan muchachos, no hace falta presionar a Bahari por su error- decía Damu, mientras trataba de defenderme, aunque al principio pensaba lo contrario. – Entiendo que es un irresponsable, que no ha podido conseguir el sí de la princesa Moyo después de tanto tiempo y- le interrumpí antes de que terminara conmigo.

    -Damu, no me ayudes.

    -Lo siento Bahari, pero bueno… la verdad es que a pesar de todo merece otra oportunidad, ¿de acuerdo?, ¡Hakuna Matata!- gritó mientras todos en silencio se quedaron pensando la propuesta de Damu, o tal vez de la palabra tan rara con la que terminó.
    Pero la duda quedó aparte después de ver un ave revolotear por donde nos encontrábamos, al parecer el ave se alertó y sobrevoló arriba de nosotros, advirtiéndonos de nuestra presencia con su molesta voz.

    -¡No están autorizados a que estén en estas tierras!, ¡les recomiendo que!- se detuvo y se nos quedó viendo por un momento aquel ave azul. - ¡pero si ustedes son sinvergüenzas!- decía el ave de pico anaranjado y ojos saltones. -¡Ni crean que no se lo diré al rey!

    -¡Dile lo que quieras pajarraco, nosotros ya nos íbamos!- gritaba enfurecido Längta.

    -No hace falta Zazú, aquí estoy- la imponente figura de un león con gran melena café-rojiza oscura y pelaje anaranjado, con pupilas rojas, y gran fuerza se acercó a nosotros con un rugido.

    -¿Así que tú eres el Mesías del que tanto hablan?, bien majestad, sáquenos de su reino- en tono de burla, Laaga se refirió a aquel león que apareció detrás de los pastizales.

    -¿Son ustedes los rebeldes?- respondió con otra pregunta aquel rey.

    -Así es, ¿algún problema?- decía Längta, mientras al mismo tiempo veíamos como un grupo de leonas nos rodeaban.

    -No, sólo que han sido capturados.
     
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    Re: The Lion King: Jigsaw of the Exodus

    TLK Jigsaw of the Exodus [Tercera Parte]


    -Mufasa, no creo que tengas derecho a tomar prisioneros a cualquiera que ronde por tu reino, es muy… ¿cómo decírtelo?, ¿egocéntrico?, no porque hayas salvado al reino te mereces castigar a cualquiera que ambule por ahí- decía un león que se le notaba su edad, no sólo por la melena que le desaparecía, sino por su voz. Tenía un trato un tanto malicioso con Mufasa, aquel Mesías que había solucionado una de las más grandes catástrofes que había enfrentado ese reino.

    Scar, respondía el nombre de aquel león que se la pasaba molestando a Mufasa, quien simplemente lo ignoraba. Podía ver la mirada de cansancio de Mufasa, por cada vez que Scar le reprochaba, aunque por alguna razón no hacía nada por callarlo.

    -Scar, es mi trabajo como rey, mi responsabilidad es tratar de mantener la paz del reino, reviviremos aquellos días de hambruna, sino lo hago- Mufasa trataba de controlar a Scar por sus acciones, aunque Scar no le importaba, y seguía molestándolo.

    -Como siempre Mufasa tiene la solución, vamos, si fuese así, nada hubiera pasado desde un principio- Al decir eso Scar, Mufasa se vió afectado bajando la cabeza con una mirada desoladora. -¿No haz superado lo de nuestra hermana verdad?- las palabras de Scar me hicieron sospechar, tenían un lazo de sangre.
    -¡Te dije que ya no hablaríamos de eso!- rugió Mufasa alejandose de donde nos encontrábamos “los rebeldes”

    Mientras tanto el grupo estaba siendo vigilado por tres leonas, que cada vez que las seguíamos con la mirada, ellas nos regresaban con rugidos de intimidación.

    -Vaya Damu, ¿podrías usar esa barriga para sacarnos de aquí?- le decía en tono de burla Laaga a Damu por su condición física.

    -Déjalo Laaga- le dije sin verlo, pero Laaga simplemente siguió molestando a Damu.
    -¡Te dije que lo dejaras en paz Laaga!

    -¿Y qué harás Bahari?, ¿te vas a poner en contra?, ¿por fin vas a crecer y aceptar la realidad?, ¡eres un asesino!- me encaraba Laaga mis verdades, pero aunque dolían, yo aceptaba aquella pena, asesinaba a pequeños por placer, terminaba con manadas por el hecho de ganarme respeto, pero aquel orgullo cayó cuando mi madre había caído en garras de otro asesino, es cuando yo frené mis actos, pensando que no había solución a mis problemas, caí en las garras de un dolor interno, pero conocí a Damu haciendo que yo rectificara mi camino. Era por eso que Damu era un compañero, mi amigo salvavidas, por eso me enfrenté a Laaga, aunque mi miedo me detenía.

    -Está bien Bahari, sólo porque es tu amigo, sino ya lo hubiera terminado desde hace mucho- era un miedo, no por Laaga, sino por lo que pudiese suceder si volviera a mi antiguo yo.

    -Gracias Bahi, te debo una- Damu se acercaba con tal de que me pagara el que evitara ser golpeado por Laaga, pero siempre le negaba que me negara cualquier favor, por lo mismo que yo le debo uno mucho más grande. -¿Por qué siempre eres así Bahari?, nunca quieres una recompensa, ¿por qué?

    -Tú sabes porque Damu, y no hablemos más, debemos investigar como escapar de este lugar- le dije a Damu, mientras él, se acercaba lentamente a una de las leonas que nos vigilaban.

    -¡Hey amiga!, ¿no te gustaría vigilarme a mí en privado?- el atrevimiento de Damu me sorprendía, y más porque en una situación seria, se le ocurría sacar su deseos pasionales.

    -¿Cómo te atreves?- y un zarpazo en el rostro de Damu, de parte de aquella leona fue como respuesta.

    -Bueno, se te gusta el dolor, pues a mí también, pero debo advertirte que soy de cuidado- y esta vez, una segunda leona le detuvo su conquista, pero embistiéndolo contra una roca de gran tamaño, creando un amplio dolor en el cuerpo de Damu.

    -¿Y ahora qué está haciendo ése?- Laaga igual de impactado que yo, mirábamos divertidos a Damu, que intentaba algo inútil para escapar, aunque Längta y Djur se adelantaron, para usar a Damu como distracción, y así escapar rápidamente.

    -Bueno, de perdida sirvió de algo tu amigo- Decía Laaga mientras se lanzaba rápidamente a la salida de la cueva donde nos encontrábamos.

    Y antes de que me dispusiera a ayudar a Damu para salir de aquella prisión, Mufasa apareció con un rugido que hizo que las dos leonas recobraran su compostura.

    -Como siempre yo tengo que hacer lo correcto, ¿no es así Shari y Akai?- la tercera leona estaba a un lado de Mufasa, al parecer ella había informado de lo sucedido a Mufasa, mientras las otras dos leonas, Shari y Akai se enfrentaban a Damu.

    -Gracias por informarme Nia, gracias a la incompetencia de Shari y Akai, las tres tendrán doble carga de trabajo.

    -Pero majestad, acabo de ayudar informando el problema- Nia la leona de ojos verdes esmeralda se quejaba por la decisión de Mufasa.

    -Así es Nia, pero mientras tú te fuiste, dejaste escapar a tres prisioneros, para la próxima evita ver quien hace su trabajo, simplemente haz el tuyo.

    -Sí señor- Nia bajaba la mirada, mientras sus compañeras Shari y Akai se burlaban de ella.

    -¡Y ustedes dos, deben evitar el contacto con los prisioneros, o serán desterradas!- con voz firme Mufasa las mandó a buscar alimento, una difícil tarea ya que en la oscuridad de la noche, la sabana oculta muchos peligros.

    -¿Y los prisioneros?, ¿no iremos por ellos?- preguntaba Shari, quien casi abandonaba la cueva donde nos encontrábamos.

    -Ya son problema de Acacia del Norte, nosotros no debemos interferir en un reino en guerra, ahora ve, haz tu trabajo- Dejándolas ir, Mufasa nos acompañó a Damu y a mí.

    -Vengan conmigo, necesito hablar con ustedes- Mufasa bajó su potente tono de voz, al parecer la furia que siempre cargaba la detuvo al hablarnos, al parecer quería algo serio con ambos, pero Damu se negó al principio por la invitación.

    -No los iba a enjuiciar, en realidad quería hablar una cosa desde un principio, ya que ustedes son parte de esos grupos rebeldes, ¿no?

    -Así es, ¿pero qué es lo que necesita?- dijo Damu quien seguía dudando de Mufasa.

    -Necesito su ayuda- era sorprendente, ¿un rey pidiendo ayuda a unos saboteadores?, ¿es parte de la realeza el mezclarse con la plebe?

    -Señor, los rebeldes que escaparon han sido detenidos a cercanías del reino, pero no son parte de nuestra manada- Aquel pájaro azul de pico amarillo nuevamente avisó al rey sobre los problemas del reino, Mufasa inmediatamente dio vuelta y dejó nuestra plática para después.

    -Gracias Zazú, temo que tendrán que acompañarme, después de todo, ¿son sus compañeros o no?

    -No hay héroes en los rebeldes- terminé diciendo, mientras Zazú, se adelantaba hacia el problema. Mufasa parecía que iba con prisa, pero volteaba frecuentemente para asegurar que Damu yo le siguieramos.
     
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    Re: The Lion King: Jigsaw of the Exodus

    TLK Jigsaw of the Exodus [Cuarta Parte]


    -¡Mira eso Bahari!- gritaba Damu, quien iba detrás de mí, ambos persiguiendo al rey Mufasa, que a la vez él se guiaba por Zazú, aquella ave azul que avisaba donde se encontraba avistando desde arriba, como un grupo de leonas, con un pelaje distinto al amarillo que caracterizaba a los del reino de Mufasa, tenían rodeados a Laaga, Djur y Längta. Pero detrás de toda esa multitud de leonas de piel café oscura, salió un león, mostrando y meneando su melena, en forma de orgullo sobre su sobresaliente cuerpo que estaba bañado de blanco, tal vez era lo que había percatado Damu desde un principio y yo no.

    -¿Un león blanco en el serengeti?- pregunté a Zazú, quien también se quedó impactado por la majestuosidad de la rareza de esa raza.

    -No deberían haber, de hecho su existencia en el serengeti es nula, puesto que es diífil vivir para ellos, por su color, es difícil conseguir comida por que es difícil para ellos camuflejearse y cazar algo- me explicó Zazú, mientras lentamente nos acercábamos a la multitud, para que Mufasa rugiera como en señal de respuesta por sus tierras.

    -Supongo que es por eso que tiene tantas leonas a su lado- dije, mientras veía que la gran bestia se acercaba hacia Mufasa sin ningún temor, por alguna razón el león superaba el tamaño de Mufasa. El caminar a pesar de ser advertido por el rey, es señal de falta de respeto, así que inmediatamente, Mufasa tomó un aspecto agresivo, que rápidamente sería esfumado por un saludo de aquel león blanco.

    -Relájate Mufasa, soy yo, Simba- dijo el león de ojos grises, melena de gran tamaño, otra señal de poder. Había escuchado señales de leones blancos, pero que habían dejado de existir, no podía creer que estaba viendo al último león blanco.

    -¿Simba?- Mufasa empezó a rodearlo, y sin duda dio un salto de alegría, algo bastante curioso para un rey, así que recobrando la compostura, se acercó a él contento. –Amigo, creí que… bueno mejor no decirlo- terminó Mufasa, bajando la mirada, pero al ver nuevamente a Simba, sonrió y se regocijó de su presencia.

    -Simba es el amigo de Mufasa desde que eran cachorros, tiempo después de aparecer aquel que destruyó todo el reino de la Roca del Rey, perdieron la comunicación, me alegra que Mufasa haya encontrado a un amigo después de tan difícil circunstancia- Zazú me explicaba ya un poco más confiado de mi presencia, mientras Damu bromeaba con la situación.

    -¿Bahari, porqué tú no te pones feliz cuando me ves?, ¿es que ya no me quieres?- decía con un tono de voz femenino haciéndome gestos de despecho, pero la broma de Damu se acabaría, cuando llegó a los oídos de Mufasa y Simba, los cuales al verse detenidamente, se rieron uno del otro.

    -¿Pero cómo Simba?- preguntaba Mufasa por la osadía de su amigo, de desaparecer durante el tiempo de guerra.

    -Me enteré que eres rey de estas tierras Mufasa, eso quiere decir… ¿tú las salvaste?- bastante sorprendido sonaba Simba, pero bajó su tono de voz al ver el tan mal estado del lugar que había dejado de joven.

    -Sé lo que piensas, ya no queda nada de cuando éramos niños- nuevamente Mufasa bajaba la mirada, realmente él quería devolverle su brillo al reino de la Roca del Rey, así que levantando sus ánimos, avisó que estaba haciendo lo más posible a pesar de la tan precaria situación que vivía el reino.

    -Me alegra mi hermano, y veo que no haz cambiado, sigues con el ánimo en alto aunque todo pinte de negro- decía Simba por todos los árboles oscuros por el fuego, el pasto seco que se encontraba, y un viento que susurraba soledad. –Pero la verdad no venía a esto.

    -¿Ah no?, ¿entonces porqué la formalidad?

    -No, vine para decirte que he atrapado a estos Rebeldes o como les llamen, al parecer querían saquear más reinos, y veo que venían de por aquí, ¿han ocasionado problemas Mufasa?- dijo Simba cambiando su tono de voz más serio por el asunto, lo cual a Mufasa le sorprendía.

    -Para nada Simba, ellos salían de mi reino porque… bueno- Mufasa se quedaba pensando tal vez una respuesta, pero de repente, al verme respondió algo que parecía convincente. -Ellos son mis leones guardianes, estaban de escolta.

    -Ya veo, por eso nos trajeron aquí, aunque es curioso que mandes a tantos para una tarea de uno, además pensé que había leonas para ese trabajo- dijo Simba, quien no dejaba de ver a Laaga, Längta y Djur.

    -Así es, pero ellos vienen de Acacia del Norte y los que son que están a mi lado de Sol Rojo, los cinco escapaban de la guerra que ambos reinos tienen.

    -Ya veo, tan caritativo como siempre.

    -¿Qué es lo que te pasa?, yo no puedo fomentar la guerra después de tener una- me sorprendió lo que decía Mufasa, y la confianza que le tenía a su amigo, aunque ambos tuvieran un lazo de amistad, Mufasa debía cuidar sus palabras, en verdad él era nuevo en el trabajo de gobernar, pero por alguna razón Zazú lo dejaba mencionar todo eso. –Me sorprende que sepas que ellos son Rebeldes.

    -Vaya, ¿tan pronto y comenzamos con los recuerdos?, así es Mufasa, no me trago eso de los guardianes, a menos que de verdad los sometas, porque yo fui un rebelde- todos, incluyendo Zazú se sorprendieron de su respuesta, no podía creer que Mufasa tenía amistad con un rebelde, pero en cierta parte ya no me preocupaba tanto, puesto que le había pedido ayuda a dos rebeldes.

    -Vengan- se quedó un momento petrificado hasta que me llamó con la mirada para que me acercara a él y le dijera los nombres de mis compañeros rebeldes, lo cual tuve que hacer para que Simba no tuviera problemas.

    -Längta, Laaga y Djur, vengan aquí- Mufasa les llamó, pero aunque ellos se levantaron para volver con Mufasa, las leonas no lo dejaban pasar.

    -Quiero unirme a ti Mufasa, es por eso que realmente vine, me parece que ya tienes compañeros- dijo Simba mientras me volteaba a ver con su intimidante mirada grisácea. –No te asustes niño, yo también fui un rebelde, ¿verdad Rey de los rebeldes?- lo último se lo dirigió Simba a Mufasa, lo cual me quedó claro que Mufasa también estaba involucrado con los rebeldes.

    -Señor, ¿tenerlo aquí no?- decía Zazú tratando de hacer recapacitar a Mufasa, pero él ya tenía su respuesta, a pesar de los problemas que vendrían de parte los que vivían en el reino de la Roca del Rey, más que nada por la inconformidad de ser liderados a lado de los rebeldes.

    -Que comience la revolución- y es ahí donde conocí el verdadero lado de Mufasa, era verdaderamente algo siniestro saber que el Rey Mesías había muerto. Viva el Rey.
     
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    Re: The Lion King: Jigsaw of the Exodus

    TLK Jigsaw of the Exodus [Cuarta Parte]


    -¡Mira eso Bahari!- gritaba Damu, quien iba detrás de mí, ambos persiguiendo al rey Mufasa, que a la vez él se guiaba por Zazú, aquella ave azul que avisaba donde se encontraba avistando desde arriba, como un grupo de leonas, con un pelaje distinto al amarillo que caracterizaba a los del reino de Mufasa, tenían rodeados a Laaga, Djur y Längta. Pero detrás de toda esa multitud de leonas de piel café oscura, salió un león, mostrando y meneando su melena, en forma de orgullo sobre su sobresaliente cuerpo que estaba bañado de blanco, tal vez era lo que había percatado Damu desde un principio y yo no.

    -¿Un león blanco en el serengeti?- pregunté a Zazú, quien también se quedó impactado por la majestuosidad de la rareza de esa raza.

    -No deberían haber, de hecho su existencia en el serengeti es nula, puesto que es diífil vivir para ellos, por su color, es difícil conseguir comida por que es difícil para ellos camuflejearse y cazar algo- me explicó Zazú, mientras lentamente nos acercábamos a la multitud, para que Mufasa rugiera como en señal de respuesta por sus tierras.

    -Supongo que es por eso que tiene tantas leonas a su lado- dije, mientras veía que la gran bestia se acercaba hacia Mufasa sin ningún temor, por alguna razón el león superaba el tamaño de Mufasa. El caminar a pesar de ser advertido por el rey, es señal de falta de respeto, así que inmediatamente, Mufasa tomó un aspecto agresivo, que rápidamente sería esfumado por un saludo de aquel león blanco.

    -Relájate Mufasa, soy yo, Simba- dijo el león de ojos grises, melena de gran tamaño, otra señal de poder. Había escuchado señales de leones blancos, pero que habían dejado de existir, no podía creer que estaba viendo al último león blanco.

    -¿Simba?- Mufasa empezó a rodearlo, y sin duda dio un salto de alegría, algo bastante curioso para un rey, así que recobrando la compostura, se acercó a él contento. –Amigo, creí que… bueno mejor no decirlo- terminó Mufasa, bajando la mirada, pero al ver nuevamente a Simba, sonrió y se regocijó de su presencia.

    -Simba es el amigo de Mufasa desde que eran cachorros, tiempo después de aparecer aquel que destruyó todo el reino de la Roca del Rey, perdieron la comunicación, me alegra que Mufasa haya encontrado a un amigo después de tan difícil circunstancia- Zazú me explicaba ya un poco más confiado de mi presencia, mientras Damu bromeaba con la situación.

    -¿Bahari, porqué tú no te pones feliz cuando me ves?, ¿es que ya no me quieres?- decía con un tono de voz femenino haciéndome gestos de despecho, pero la broma de Damu se acabaría, cuando llegó a los oídos de Mufasa y Simba, los cuales al verse detenidamente, se rieron uno del otro.

    -¿Pero cómo Simba?- preguntaba Mufasa por la osadía de su amigo, de desaparecer durante el tiempo de guerra.

    -Me enteré que eres rey de estas tierras Mufasa, eso quiere decir… ¿tú las salvaste?- bastante sorprendido sonaba Simba, pero bajó su tono de voz al ver el tan mal estado del lugar que había dejado de joven.

    -Sé lo que piensas, ya no queda nada de cuando éramos niños- nuevamente Mufasa bajaba la mirada, realmente él quería devolverle su brillo al reino de la Roca del Rey, así que levantando sus ánimos, avisó que estaba haciendo lo más posible a pesar de la tan precaria situación que vivía el reino.

    -Me alegra mi hermano, y veo que no haz cambiado, sigues con el ánimo en alto aunque todo pinte de negro- decía Simba por todos los árboles oscuros por el fuego, el pasto seco que se encontraba, y un viento que susurraba soledad. –Pero la verdad no venía a esto.

    -¿Ah no?, ¿entonces porqué la formalidad?

    -No, vine para decirte que he atrapado a estos Rebeldes o como les llamen, al parecer querían saquear más reinos, y veo que venían de por aquí, ¿han ocasionado problemas Mufasa?- dijo Simba cambiando su tono de voz más serio por el asunto, lo cual a Mufasa le sorprendía.

    -Para nada Simba, ellos salían de mi reino porque… bueno- Mufasa se quedaba pensando tal vez una respuesta, pero de repente, al verme respondió algo que parecía convincente. -Ellos son mis leones guardianes, estaban de escolta.

    -Ya veo, por eso nos trajeron aquí, aunque es curioso que mandes a tantos para una tarea de uno, además pensé que había leonas para ese trabajo- dijo Simba, quien no dejaba de ver a Laaga, Längta y Djur.

    -Así es, pero ellos vienen de Acacia del Norte y los que son que están a mi lado de Sol Rojo, los cinco escapaban de la guerra que ambos reinos tienen.

    -Ya veo, tan caritativo como siempre.

    -¿Qué es lo que te pasa?, yo no puedo fomentar la guerra después de tener una- me sorprendió lo que decía Mufasa, y la confianza que le tenía a su amigo, aunque ambos tuvieran un lazo de amistad, Mufasa debía cuidar sus palabras, en verdad él era nuevo en el trabajo de gobernar, pero por alguna razón Zazú lo dejaba mencionar todo eso. –Me sorprende que sepas que ellos son Rebeldes.

    -Vaya, ¿tan pronto y comenzamos con los recuerdos?, así es Mufasa, no me trago eso de los guardianes, a menos que de verdad los sometas, porque yo fui un rebelde- todos, incluyendo Zazú se sorprendieron de su respuesta, no podía creer que Mufasa tenía amistad con un rebelde, pero en cierta parte ya no me preocupaba tanto, puesto que le había pedido ayuda a dos rebeldes.

    -Vengan- se quedó un momento petrificado hasta que me llamó con la mirada para que me acercara a él y le dijera los nombres de mis compañeros rebeldes, lo cual tuve que hacer para que Simba no tuviera problemas.

    -Längta, Laaga y Djur, vengan aquí- Mufasa les llamó, pero aunque ellos se levantaron para volver con Mufasa, las leonas no lo dejaban pasar.

    -Quiero unirme a ti Mufasa, es por eso que realmente vine, me parece que ya tienes compañeros- dijo Simba mientras me volteaba a ver con su intimidante mirada grisácea. –No te asustes niño, yo también fui un rebelde, ¿verdad Rey de los rebeldes?- lo último se lo dirigió Simba a Mufasa, lo cual me quedó claro que Mufasa también estaba involucrado con los rebeldes.

    -Señor, ¿tenerlo aquí no?- decía Zazú tratando de hacer recapacitar a Mufasa, pero él ya tenía su respuesta, a pesar de los problemas que vendrían de parte los que vivían en el reino de la Roca del Rey, más que nada por la inconformidad de ser liderados a lado de los rebeldes.

    -Que comience la revolución- y es ahí donde conocí el verdadero lado de Mufasa, era verdaderamente algo siniestro saber que el Rey Mesías había muerto. Viva el Rey.
     

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