One-shot de Naruto - Stripper

La música estaba exageradamente fuerte, no lograba escuchar sus propios pensamientos. Aunado a las melodías sucias que salían de las bocinas distribuidas en todo el sitio, los gritos de hombres rodeando una tarima, era casi insoportable el poder disfrutar el ambiente.

―Mira a esa preciosura Itachi.― Su rubio amigo poseedor de unos destellantes orbes azules señaló a una mujer que subía a la tarima y comenzaba con su número.

El Uchiha observó durante unos minutos a la mujer que realizaba movimientos candentes, alimentando la virilidad de los hombres en el antro. A pesar de la sexualidad de la stripper, no despertaba en él nada más que una ligera lujuria.

Deidara reía escandalosamente mientras chocaba su copa con sus amigos Hidan y Sasori, que con una sonrisa sugerente miraban a la mujer que se deshacía de sus prendas rápidamente. Ellos estaban más divertidos que el propio festejado, quien bebía ligeramente una cerveza.

―Vamos, anímate un poco Uchiha― habló Hidan, mientras con una sonrisa que demostraba que a ese paso quedaría completamente ebrio, le ofreció un paquete.

Le había comprado a un distribuidor en el antro, para aquellos que deseaban llevar la fiesta a otro nivel. Sasori inhaló por su orificio nasal una línea de aquel polvo blanco y en unos minutos sus pupilas se encontraban dilatadas. El más grande del grupo, Hidan, deslizaba su tercer cigarrillo de marihuana en sus labios, permitiendo que el humo entrara a su organismo y cerrando los ojos mientras gozaba la sensación que le otorgaba aquella sustancia.

―Después de todo es tu despedida de soltero, escoge a una, nosotros te la conseguimos y conmemora tu estatus de soltero a encarcelado.― Soltó una carcajada el de cabellos blancos, era la broma que soltaba cada que podía después de la noticia de Itachi que se casaría en unos meses.

Itachi sonrió ante su comentario. Había sido idea de los chicos venir a este sitio, él simplemente no pudo evitarlo. El simple hecho de comprometerse por conveniencia de su empresa le aterraba y más al pensar que dejaría atrás su insaciable lascivia o de eso intentaba convencerse, ya que ser exclusiva no iba con él.

Quería disfrutar toda la noche, hasta que él y su amigo estuvieran completamente satisfechos, aunque eso jamás había pasado. Pero al observar a esas mujeres, las encontraba tan mundanas.

Observó alrededor encontrándose con dos orbes deslumbrantemente jades, que hacían un completo contraste con aquel cabello totalmente rosado. Aquellos ojos junto con su cabellera realzaban su piel nívea y tersa que era adornada por un vestido evocador de un color tan pasional. Con su mirada ella coqueteó con el Uchiha, trasmitiendo una picardía acompañada de una ligera inocencia. No la había visto anteriormente en el sitio, tenía que ser una chica nueva.

La chica le sonrió con aquellos labios de cereza tan carnosos acompañado de un ligero sonrojo en sus pómulos. Algo dentro de él cobró vida, una corriente embriagadora y candente recorrió su cuerpo, centrándose en su punto más bajo. Con la mirada le ordenó acercarse, pero la mujer que se encontraba en unos metros no hizo caso de sus exigencias.

―La quiero a ella― habló fuertemente para ser escuchado por sus amigos.

Deidara apartó la mirada de la mujer que tenía en sus piernas prácticamente desnuda y siguió la dirección de sus ojos, acompañado de sus otros dos amigos.

― ¡Así se habla Itachi!

Hidan le susurró a la chica castaña que tenía a su lado y que lo estaba incitando que llamará al encargado de las chicas. La mujer se levantó no sin antes dedicarle una mirada cargada de sensualidad que puso al límite al mayor de los hombres.

Un hombre de aproximadamente 50 años, con gran corpulencia, con algunas canas adornando su cabello y un cigarro en los labios acudió a ellos. Itachi exigió a la chica de orbes jade. La respuesta originó una ira creciente en su interior.

Era nueva, sin estrenar pero estaba apartada para un magnate de algunas empresas de la ciudad y que sería durante toda la noche. Se disculpó y le ofreció a todas las chicas del club, pero Itachi Uchiha no aceptaba un no como respuesta.

― ¿Realmente la quieres Itachi?―habló Sasori al sentir el aura frustrante de su amigo.

Él los observó fijamente y confirmó con la cabeza. Los tres hombres sonrieron ante la respuesta. A fin de cuentas ellos siempre conseguían lo que querían sin importar la manera de llegar a ello ni los afectados.

―¿Cuánto quiere por la chica? Eso no será un problema para nosotros.― Hidan arrojó un fajo de billetes con denominación de 1000 dólares.

El hombre sonrió sin quitar la mirada del dinero pero negó con la cabeza. El trato estaba hecho, no había forma de evitar esa transacción.

―Lo siento, pero si el cliente se presenta hay que darle lo que se le ofrezca.

Se alejó de los 4 hombres sin titubear y sin ningún remedio más que conseguir las cosas de la forma mala.

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La sangre corría por suelo del callejón, tres hombres se encontraban en el suelo agonizando de dolor. Un sonido como si de un costal de harina caer de una distancia considerable hacía eco en aquel sucio lugar. Dejó caer a su víctima al suelo con el rostro irreconocible por los golpes propinados por los tres sujetos.

―¿Quieres darle el golpe final, Itachi?―.Deidara sonrió mientras le ofrecía un bate que había adquirido precisamente para esta tarea.

El Uchiha tomó el objeto de madera y colocó su cuerpo como si fuese a realizar un hon round nunca antes visto. Con un limpio movimiento, acompañado de una sonrisa burlona, cargado de fuerza remató al sujeto que se encontraba a sus pies y de esta forma sacarlo del campo de juego.

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El cuarto era rodeado de telas de seda color carmesí que le brindaba un ambiente más íntimo aunado a las luces cálidas que alumbraban tenuemente el lugar. Tomó asiento en el sillón largo que se encontraba enfrente de una pequeña tarilla que en el centro dejaba ver un tubo de metal. Sus ojos recorrieron el lugar y no pudo contener un ligero sentimiento de nerviosismo.

La cortina que daba acceso al cuarto se recorrió dejando ver a la chica de cabellos rosados entrar con cierta pena, cruzando las piernas y acercándose lentamente, temiendo ser devorada por el lobo feroz.

Una sonrisa traviesa escapó de los labios del Uchiha, le indicó con aquellos orbes Onix el tubo enfrente de él. La mujer comprendió y de forma automática procedió a realizar la actividad antes de cualquier cosa.

―¿Cómo te llamas?― habló el Uchiha mientras recorría con sus ojos cada centímetro de su cuerpo, mientras realizaba pasos que encendían cada miembro de su ser.

Su piel estaba ardiendo aunque aquel hombre no la había tocado en ningún momento. Su pregunta le desconcertó pero al cliente lo que quiere. Levantó una pierna sujetándola en el tubo y giró dejando ver más allá de su vestido sugerente carmesí.

―Cereza candente―susurró con inocencia y con leve tono que demostraba el calor que guardaba en su interior.

Itachi se acomodó en su asiento al sentir como cada vez el ambiente era más animado y su mismo cuerpo gritaba por poder marcar su territorio. Sin poder contener la presión de su parte baja, la tomó de la muñeca y atrajo hacia él, sentándola en su regazo. Con su dedo índice recorrió su piel de sus piernas expuesta, pasando por su abdomen, llegando a sus pechos donde levemente con ayuda de su dedo acarició su escote con leves círculos, el destino final fueron aquellos labios carnosos que le gritaban que los poseyera. La chica tembló ante su tacto, mordió su labio inferior intentando contenerse.

―Quiero que grites mi nombre cuando experimentes lo que nadie te ha hecho sentir―susurró levemente en su oreja, creando una corriente que encendió toda partícula en su cuerpo.― Itachi Uchiha.

Aprisionó el lóbulo de su oreja con sus dientes y tirando levemente de ella, esto mientras acariciaba la suave piel de sus piernas e iban en ascenso cada vez más. Sin poder controlarse tomó sus labios entre los suyos, ingresando dentro de su boca sin titubear. Ella se sorprendió ante la intensidad, por lo cual seguir su ritmo fue abrumador. Itachi sentía su piel quemar al saborear los diferentes sabores virginales de esta mujer, no quería apresurarse, quería comer cada parte suya, hacer que ella jamás pueda olvidarlo.

Sus manos comenzaron a moverse en todas partes, sintiendo su piel y despojandola de cada una de sus prendas. La fémina sintió presión en sus glúteos por parte del órgano viril de aquel hombre dominante y con ayuda de su mano decidió complacerlo, generando un sonido satisfactorio de los labios del Uchiha.

La habitación estaba en llamas, los cuerpos se movían siguiendo el ritmo de su acompañante y provocando gemidos de cada uno de ellos. El tenerla ahí, probarla y tomarla no calmaba aquel sentimiento que quemaba en su interior, sino que lo impulsaba a querer más, el éxtasis hecha mujer. En este punto la fémina decidió demostrarle su gran capacidad de boca en conjunto con sus labios deslizándose de sus piernas, ponerse de rodillas y proseguir a extraer a su ammigo de su escondite.

La sorpresa de tan grande virilidad no disminuyó su trabajo. El Uchiha llegó al límite al sentir tal humedad y dominio, gemidos escapaban de su garganta. Fue en ese mismo momento que comprendió que aquella mujer tan inocente al mismo tiempo que candente sería su completa perdición.