Sora No Hāto (空のハート。)

Hola, escribo ésta historia que está basada en hechos reales para que ustedes la conozcan. Sinceramente me causó impresión y por eso quiero compartir mi historia con ustedes n_n.
Espero les guste, puede que el primer capitulo los aburra pero les prometo que el segundo no los aburrirá. Haré dibujos relacionados con la historia, como el que se muestra abajo.
Gracias por leer, acepto críticas constructivas y bueno, ya sé, puede que parezca la típica historia de una chica en un nuevo instituto que se enamora , pero créanme, no será así...
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Capítulo 1.
El chico Elegante.

Estaba terminando de vestirme, iría al nuevo instituto, al cual me inscribiría pronto, sólo iba para conocer a rastras el lugar, en el que pronto estudiaría, no entendí el porqué tenía que ir, puesto que mi madre me había asegurado que estudiaría ahí.

La escuela había llamado a mi madre, le habían dicho que tendría unas pláticas de inducción, en las cuales interactuaríamos los alumnos de nuevo ingreso con los profesores y la directora.

— No vale la pena que yo vaya, de cualquier forma ya estoy adentro, ¿no?.— Le dije a mi madre.
— Mira Elizabeth, no seas amargada, ve, diviértete, conoce a las personas con las que estarás en un futuro y déjate llevar. Tú no has conocido el instituto, ya que NO quisiste ir conmigo y tu tía la otra vez, así que, súbete a la camioneta que nos vamos.
—Ugh...—Respondí con una amarga mueca.

Así fue como empezó todo, yo yendo a ese instituto y mi madre jalándome a fuerzas, para que yo fuera.

Se suponía que la cita de las famosísimas "Pláticas de Inducción" sería a las 5:00. ¡Bravo!, mi bella madre queriendo llegar siempre media hora antes, en fin, ¿qué más puedo hacer?

La camioneta se detuvo en un iluminado rojo semáforo. Yo tenía mi brazo recargado en el porta-brazos de la camioneta, sosteniendo mi ladeada cabeza, la cual estaba recargada al cristal de la ventana.
Ví el semáforo por unos segundos y sucesivamente volteé a ver el auto que estaba de mi lado derecho.

En la parte delantera del auto, precisamente en el asiento del conductor, había una señora de tez blanca, pelirroja y muy bonita, tenía facciones finas; en los asientos traseros había un chico... Estaba recargado del mismo modo en que yo lo estaba, él era contrario a lo que era la señora del asiento conductor, se veía frío... Transmitía irritación, cansancio y misterio.
Tenía facciones muy finas y elegantes, de echo se parecía a la señora que mencioné anteriormente. Mi corazón palpitó detenidamente... ¿Tenía miedo?, no claro que no... No era eso.
La luz verde se iluminó y el auto con el chico misterioso avanzó antes que la camioneta de mi madre, cuando su auto avanzó, sentí que iba en cámara lenta, él se estaba yendo, no lo volvería a ver, lástima, me había puesto un gran peso de curiosidad. No lo veré otra vez...O al menos eso fue lo que yo creí por el momento.

Mi mamá avanzó, continuó con su destino, la escuela.
El ambiente en la camioneta de camino al instituto estuvo lleno de pláticas absurdas, en las cuales mi madre decía cosas como... "anímate, deja esa cara larga", y yo solamente le subía el volumen a la radio, pensando en aquella cara que recién había visto, me empezaba a cuestionar y me comía la curiosidad de saber quien era él.

Al llegar, mi madre se emocionó demasiado.

—¡Ya llegamos!—Dijo mi madre, entusiasmada y con una sonrisa de oreja a oreja—Oww, no puedo creer que mi pequeña ya sea estudiante de preparatoria.
— Mamá, ya basta. Para empezar ni siquiera son clases oficiales, sólo vengo a unas estúpidas pláticas...
— Agh, esa maldita actitud que tienes, a ver si ya te la vas quitando.

Lo único que me quedó hacer fue exhalar un peso enorme de irritación. Entramos a la recepción del instituto, habían 2 personas en los sofás, me pareció normal, ya que eran las 4:43 p.m.

—Siéntate por allá, yo iré a hablar con la recepcionista.
—Está bien, mamá.

De cualquier forma, yo ya tenía planeado postrar mi trasero en ese lugar, así que obedecí sin rezongar, saqué del bolsillo de mis jeans mi celular y me entretuve un rato, pero por más que trababa de eliminar a ése chico de mi mente, el aparecía sin vergüenza alguna y provocaba en mi una sensación extraña que de verdad me disgustaba.

Mi madre, social como siempre, empezó a platicar con una señora que estaba sentada en el mismo sofá que nosotras, yo ignoraba los temas de conversación que ellas tenían, pues estaba haciendo tiempo para que por fin me dijeran que podía pasar a las "Pláticas de Inducción".

Al dar las 5:00 p.m. me desesperé, porque nadie se había movido, y la gente ya había llegado eran al menos 15 personas las que entrarían a las pláticas, entre ellas, yo, por supuesto.

Esperé al menos unos 9 minutos hasta que entró una señora... No, esperen,¿es un señor?, creo que es una señora... Quizá una mujer muy varonil. En fin, ella habló:

— Los estudiantes de nuevo ingreso que vienen a las pláticas de inducción, adelante, ya vamos a empezar.—Dijo con una sonrisa la señora, vestida con típica ropa deportiva.
—Anda, ve, Elizabeth.—Dijo mi madre con los ojos luminosos, llenos de felicidad.
—Voy...—Mostré flojera al contestar.

Caminé hasta la segunda puerta de salida de la recepción, habían dos puertas, unas daban al estacionamiento y las otras al instituto. El instituto era amplio y bonito, tenía árboles y pequeñas jardineras, supongo que no estaba tan mal, habían banquitas.
Yo observaba todo, soy muy observadora y callada, así que era la única que no tenía un grupito en el trayecto de la pequeña caminata. Todos me miraban, supongo saber lo que decían, pero bueno, yo lo ignoraba.

Caminamos hasta llegar a la cancha de basquetbol, me pregunté a mi misma, qué rayos hacíamos ahí, porque era extraño tener pláticas de inducción, y terminar en una cancha. En fin, la señora, que poco después resultó ser la entrenadora nos dijo que debíamos hacer equipos, ya que jugaríamos un juego llamado "Náufragos". Consistía en tener un grupo y ese sería tu "barco", ella diría un número y entonces tendríamos que cambiar de equipo y conformarlo con el número de personas que ella había mencionado... Me pareció estúpido, pero lo jugué.

Al terminar ése juego, la entrenadora (que resultó no ser hombre), nos dirigió al salón de artes. Ahí estaba todo preparado para las pláticas de inducción. Habían mesas, sillas,una pantalla grande y creo que la directora.

—Por favor, tomen asiento queridos alumnos de nuevo ingreso. —Dijo la señora de cabello corto y blanco como la nieve, no era vieja, pero su cabello era blanco y tampoco se le veía mal.

Supuse que era la directora del plantel, en fin, me senté y pasé los próximos 30 minutos aburrida escuchando como se estructuraba la escuela... Que aburrido, ustedes dirán "ésta es la historia más aburrida que he leído", pero lo bueno está por comenzar.

Se abrió la puerta ligeramente, volteé a ver quien entraba. La entrenadora detuvo lo que estaba explicando y se acercó rápido a la puerta, se asomó y le susurró algunas cosas a la persona que entraba, supongo que le dijo algo como, "pasa con cuidado y no hagas mucho ruido".

Entró ésa persona, pero no le veía muy bien ya que el salón estaba oscuro y cuando se abrió la puerta el sol iluminaba demasiado, al grado que me cegaba un poco , para cuando cerraron la puerta vi que la entrenadora iba a retomar su lugar. Volteé otra vez a ver quien era la persona que entraba ... Me quedé perpleja, retomé la postura, ya que estaba desparramada en el asiento que me habían asignado. Maldita sea, no puede ser. Mis pupilas se dilataron.

Era ese chico que comía mi mente, el chico que acababa de ver hacía más de una hora, estaba aquí, en la misma escuela que yo.
Era un chico alto, como de unos 183 cm. delgado, guapo... Su cabello era café oscuro, medio largo, su piel era blanca, sus ojos eran de un color café intenso y tenían una mirada llena de misterio, llevaba un suéter negro y unos jeans, tenis...
Maldita sea, estaba muerta de miedo, empecé a temblar, traté de que no se notará. Él se sentó en la mesa vecina a la mía.
¿Quien era?, quería saber su nombre, quería hablarle, quería que me notara...
Me volteó a ver. En ese instante me sonrojé, porque sabía que él estaba sintiendo mi mirada , yo volteé a ver la pantalla rápidamente, en la cual habían diapositivas señalando la estructura del plantel, la entrenadora hablaba y explicaba cosas, yo no le ponía ni la más mínima atención. No podía dejar de pensar en ése sujeto...