One-shot de Inuyasha - Segundo Plato

Holaa, este es la primera historia que publico en este foro, espero que les guste, es un one-shot y está narrado desde el punto de vista de Kouga, en primera persona. En un universo alterno.

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Segundo plato…​

Aquí estaba yo de nuevo, observándola, espiándola. Ella era tan… ¿Hermosa? No, esa palabra se quedaba pequeña a su lado. Tan frágil, tan dulce, casi perfecta. ¿Su defecto? Pues él, ese bastardo al que mi niña amaba con locura. Él, la principal causa de su sufrimiento. Él, el culpable de las lágrimas amargas de mí querida Kagome. Él, su único amor. Si, ese ‘’Él’’ al que tanto menciono tiene nombre y apellido ‘’Inuyasha Taisho’’. Por Dios, cuando detestaba a ese maldito perro pulgoso.

Yo siempre la perseguía, la llamaba, le compraba rosas, la llevaba a los sitios más caros ¿Y eso sirvió de qué? A sí… De ¡Nada!, ella siguió prefiriendo a ese imbécil. Mi pequeña lo amaba, pero ese bastardo no tenía ojos para Kagome, sino para otra, la hermosa Kikyo...
Ya habían pasado algunos meses desde que yo no le hablaba. Deje de preocuparme, después de todo ella lo quería a él. Mi orgullo me suplicaba a gritos que volviera a ser como antes y así fue, ya estaba cansado de todo, no podía más. Me faltaban dedos para contar la infinidad de veces que me ignoró y me rechazó por él. Mis ojos azules se nublaban de solo acordarme.

Empecé a recordar algunos momentos…



Flash Black

Caminaba muy concentrado en el libro, se llamaba segundo plato, sus páginas me absorbían, quería más y más, no podía esperar a llegar al final, ciertamente era muy impaciente y desesperado, así que decidí perderme toda la emoción de la historia y leer el final de una buena vez, justo cuando me disponía a leerlo sentí la mirada de alguien sobre mi y levante la vista de mi gran final para encontrarme con unos grandes ojos chocolates, intensos, puros, llenos de picardía. Una mujer hermosa sin duda, cabellos azabaches y estatura mediana. El azul de mis ojos y el marrón de los de ella se conectaron.

— Umm… No me parece que leas el final del libro, así se pierde toda la emoción. Léete todo el libro y aguarda hasta el final. – Me dijo la chica sonriéndome, desde ese momento quede totalmente embobado.
— Es que no puedo evitarlo, son muy impaciente.
—Lo siento por entrometerme, es que te he estado viendo desde un buen rato. Yo adoro leer, me adentró en la historia e imagino los personajes en mi cabeza, es como ver una película pero mucho mejor, porque aquí utilizas tu imaginación.
– No te preocupes, yo también adoro leer y este libro es sumamente interesante, si quieres puedo prestártelo cuando lo termine, creo que lo leeré todo antes de leerme el final. Por cierto soy Kouga.
— Pues mucho gusto Kouga, yo soy Higurashi, Kagome Higurashi. – Me estiró su mano y yo la tomé con delicadeza, depositando un beso, como todo un caballero. No acostumbraba a hacer ese tipo de cosas pero ella me tenía, en pocas palabras, fuera de mi mismo.

Fin del Flash Black.


Así fue como nos conocimos, fue un día mágico. Desde ahí empezamos a vernos más seguido, leíamos, reíamos, fue como un cuento de los libros infantiles, todo tan perfecto. Hasta que me enteré de un gran problema… Mi princesa tenía novio…
Sin importarme eso seguí buscándola y hablando con ella, la llevaba a bailar, a cenar. Perfecto, mágico…

Ella seguidamente llegaba llorando hacía mi, diciéndome que su novio la engañaba con otra, yo tenía tantas ganas de partirle la cara, pero ella me contenía, me decía que todo estaría bien, que me tranquilizara. Ese maldito era un patán… Hacía llorar a mi Kagome.



Flash Black
— El me engaña pero yo lo amo. - Se echó a llorar en mis piernas, esto ocurría muy seguidamente. Yo sólo podía consolarla.
— Kagome, cariño, no puedes seguir con eso, ese engendro no te merece.
— Es que mi amor hacía el es muy grande.
– Es un degenerado, pero si quieres seguir es tu decisión, pero te pediré un favor.
— ¿Cuál Kouga?
— Sin importar lo que pase, siempre debes sonreír, porque no sabes quién se puede enamorar de tu sonrisa.
— Sonreiré luego, en este momento, te necesito. - Y aquí estaba para ella, siempre que me necesitaba yo estaba.

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— Inuyasha… me pegó –Me susurró con un hilo de voz, si no hubiera estado tan cerca de ella seguramente no la habría escuchado.
— ¿¡Qué ese maldito te pegó!? Es un bastardo, ¡No te merece! Dame ya mismo su dirección, le daré la paliza de su vida. Te las va a pagar– Abrí los ojos de par en par, mi sangre hervía por dentro, tenía mucha rabia acumulada. Ella se dio cuenta de mi desespero y para calmarme me… Me besó, me sentía en el cielo, fue un beso corto pero para mí significo mucho, tal vez para ella no.

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—Inuyasha me pidió perdón…
— ¿¡Qué!? Es un descarado, Kagome, tienes que dejarlo, el sólo sabe hacerte daño. ¿Qué no entiendes? Hay muchas otras personas que se fijan en ti.
— ¿Cómo quiénes?
— Yo, por ejemplo.
— Kouga tú… ¿Me amas?
—Si Kagome, ¡Te amo! Y te puedo hacer mucho más feliz que ese bastardo.
— Eres muy tierno pero tú…
— Yo no soy él, lo sé. – La interrumpí y luego de eso me fui.

Fin del Flash Black


Por algo dicen que el amor es ciego, Inuyasha la lastimaba a ella, pero a ella no le importaba, lo amaba. Ella me lastimaba a mí, pero en realidad tampoco me importaba, porque igual la amaba.
Desde el día en el que le confesé mis sentimientos estuve llamándola. Planeábamos salidas y decía ‘’Lo siento, veré a Inuyasha’’. La invité unas diez veces, hasta que me cansé.

Un día me levanté con una extrema desesperación, necesitaba verla. Corrí a su casa, no aguantaba más, toque la puerta y me atendió nada más y nada menos que su querido y amado Inuyasha. Sentí tanta rabia en ese momento que solo me pude abalanzar sobre él a darle una golpiza, quería que sintiera físicamente todo el dolor que sintió Kagome internamente. Que recibiera uno por uno los golpes que le dio. Todas las veces que pisoteó su orgullo engañándola con otra.
Kagome se percató de nuestra pelea e inmediatamente salió a separarnos, luego me dijo que me fuera, que ella no me conocía. Quedé impactado y desde ese día nunca más le dirigí la palabra. La espiaba a lo lejos, la observaba, pero nunca llegue a acercarme. Dejo una herida muy grande en mi corazón.

Deje de recordar… Y ahora saben la historia de mi vida, eso paso hace unos cinco meses, aproximadamente, la historia de cómo una chica pudo romper mi corazón. ‘’El gran Kouga’’ ya no era tan grande, caí en depresión lentamente. Antes me consideraba un muchacho hermoso, no podía dejar de mirarme en el espejo, las chicas se volvían locas por mí, pero una, solo una no lo hacía y esa única chica era la única que me importaba, pero yo para ella fui su segundo plato.
Me fui alejando poco a poco de mi escondite, ya no quería verlos más juntos.

¡PLAM!

¿Qué? ¿Un golpe? Me voltee bruscamente y ahí estaba Kagome, tirada en el piso, con una mano marcada en su rostro tan angelical.

— ¡Maldito desgraciado! - Grité e Inuyasha volteo, me vio a los ojos y se dio cuenta que aparentemente no eran los únicos en el parque a esas horas. Me acerque a él y le pegue un fuerte puño en el estómago, dejándolo automáticamente tirado en el piso. Levanté a Kagome y me la lleve a un lugar más apartado de ahí, ella sólo lloraba.
— Kouga, yo cometí un grave error, yo… te amo, me di cuenta que eras muy importante en mi vida, ¿Por qué desapareciste? Cambiaste de número, no me llamaste más, nunca supe de ti.
— Señorita, discúlpeme pero ese día usted lo dijo muy claro, no te conozco. Déjeme decirle que yo no soy el segundo plato de nadie, así que suerte con su vida, que espero tener suerte con la mía.

Kagome se quedo helada, no sabía que responderme, simplemente me observo con esa mirada triste que últimamente ya se podía decir que la caracterizaba.
Me di la media vuelta y me fui, en mi mano tenía el dichoso libro, con el que había empezado todo, leí el título, una y otra vez. En realidad nunca me lo termine de leer. Estaba cansado de ese libro, no lo quería más en mi vista. Estuve a punto de botarlo, pero alguien me interrumpió.

— Espera… ¡No lo botes! Ese libro es extremadamente bueno. – Me dijo una chica, de aproximadamente mi edad, cabellos rojizos, cayendo en bucles y unos ojos color verdes que me cautivaron a instante.
— Ohh, yo no me lo terminé de leer. ¿Segura que es bueno?
— Es el mejor libro que te puedas imaginar, totalmente hermoso. Léelo hasta el final, valdrá la pena, soy Ayame. – Sonrió
— Yo… Yo soy Kouga. – Seguidamente tomé su mano y deposite un beso en ella, deja vú.
— ¿Por qué creo que este será el comienzo de algo grande?
— No lo sé, pero yo siento exactamente lo mismo, pero antes, dime algo, ¿Tienes novio? – Me anticipé, no quería la misma decepción.
– No, nada de eso. – Rió un poco y agarró el libro y empezamos a leerlo, juntos. Capaz mi historia si podía tener un final feliz, sin tener que relacionarse con ella y sin seguir siendo un Segundo plato

Fin… ​

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Espero que les haya gustado mucho y quería decirles antes de despedirme que nunca, pero nunca se dejen tratar como segundo plato, porque ustedes merecen más que eso. Y si algún amor las hace llorar recuerden ''Nadie merece sus lágrimas y el que las merezca no te hará llorar''​

Y para todas las mujeres hermosas de este foro, tal y como lo dice Kouga en el fanfic, Nunca dejen de sonreír, porque puede haber alguien que se enamore de su sonrisa. ​

Un besoo, :* ​