de Inuyasha - Sólo un minuto bastó. sesshome.

Género: Romance.
Tipo: Drabble.

Advertencias: Personalidad/carácter fuera de lo normal. Universo Alterno.
Dedicado a: Miss Love.

Aclaraciones: Traté de combinar la época feudal con la actual, sé que no salió bastante bien, pero preferí que Sesshomaru tuviera sus sentidos desarrollados, y nunca hubiera perdido su brazo aquel día. Así que lo mejor que pude hacer fue imaginarme a esta pareja en la época actual, sobreviviendo a los cambios. Junto a InuYasha, Kikyou, Sango y Miroku. Sé que al ser Universo Alterno se pueden aclarar ciertas dudas como por ejemplo ¿por qué viven?, ¿cómo es que él y Kagome se enamoraron? Y etc.
Podría contestar esas preguntas con: “Preferí dejarlos vivos que matarlos y en vez de que Kikyou hubiera muerto, ella seguiría viva y así InuYasha quedará con ella para que la chica del futuro pudiera quedar emparejada con el Daiyôkai. Así que todos quedarían con parejas y sobrevivieron al mundo moderno. Y si se preguntan que qué sucedió con los demás, francamente, ni yo misma lo sé, jaja.”

Sólo un minuto bastó.​

Sesshomaru y Kagome.​

El viento soplaba lentamente, las hojas de los cerezos se desprendían una a una del gran árbol, los pájaros cantaban alegremente y el sol alumbraba de una manera tenue entre las nubes.

Kagome fijó su mirada en la relajada cara del chico que se encontraba dormido en el sofá, a su lado. Tan relajado y despreocupado, se podría decir que realmente había cambiado mucho, con tan sólo mirarlo se podía notar un poco más de tranquilidad en su rostro, eso la alegraba; había tomado mucho tiempo lograr que él la aceptase, pero valió la pena el esfuerzo si ahora podía estar a su lado, tal vez no serían como otras parejas de acarameladas, pero si contaban el uno con el otro.

Se levantó del suelo y dejó todas las cajas que había a su alrededor, después terminaría de desempacar; hace apenas unas cuantas horas habían comprado la casa y transportado sus pertenencias a ella; se arrodilló frente al sofá y siguió observándolo.

—Vamos dormilón—bromeó ella, sabiendo que él se enojaría—, ¿piensas dejarme todo el trabajo a mí? O, ¿prefieres que le pregunte a nuestro vecino si me ayuda?

Una pequeña risita salió de sus sonrosados labios al sentir como una mano un poco más grande que la suya se apretaba alrededor de su muñeca. Adoraba haber conseguido un hogar cerca de sus amigos, aunque a su novio le molestase que InuYasha fuera uno de esos vecinos, aceptó.

—Deja a mi hermano en paz mujer—gruñó él—, en este mismo momento ha de estar muy ocupado—. Arrugó la nariz y cerró los ojos, había ocasiones en los cuales él odiaba tener unos sentidos tan desarrollados, tanto como para escuchar al menos a unos cinco kilómetros de su posición. Había cosas que preferiría él nunca haberse enterado.

—Era sólo una idea—sonrió mientras intentaba librarse.

Sesshomaru sólo la observó, cambió de posición en el sofá y atrajo a la joven hacia sí, tomándola de la cintura la besó en los labios.

Para el Daiyôkai pasaron años poder aceptar a esa humana y ahora es cómo si sólo un minuto hubiera bastado, realmente. Había cosas que no podía comprender del todo sólo sabía que amaba a esa mujer.