Long-fic River of (un)happiness [FSN] [Días de abecedario]

Título: River of (un)happiness
Rol: Fate Stay Night
N/A: Serie de micros/drabbles hechos para la actividad Días de abecedario. La idea es subir uno por día hasta el tres de abril, veremos si puedo (?

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oh, to see without my eyes
the first time that you kissed me
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A de Ámbar​

7 de Marzo, 2020​

Me parecía apropiado comenzar hablando del color de tus ojos, pues las malas lenguas dicen que soy un romántico y, a decir verdad, no puedo descreerlo. No desde que te conocí. Tus ojos entonces chispeaban con miedo y bastante desconfianza, y pensé que combinaban demasiado bien con el dorado de toda la habitación. Eran ámbar, como los lengüetazos vivos de una fogata, intentando alcanzar lo inalcanzable; como las hojas de arce, bañando el césped en otoño; como el sol de la mañana, arrimándose hacia el cielo oscuro; como las luces de la acera, iluminando mis paseos errantes de madrugada; como las velas del cobertizo, y las páginas de los libros viejos, y la arena de la playa, y el esmalte en las uñas de mamá. Eran ámbar, y brillaban, y sólo pude pensar una cosa.

Que eran preciosos.

 

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boundless by the time i cried
i built your walls around me
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B de Billetera​

8 de Marzo, 2020​

Hoy olvidé la billetera sobre el escritorio. Estaba abierta, con algunos billetes arrugados y el bolsillo de las monedas abierto. Un penique se había escapado y descansaba a la derecha de la foto de mamá, Matty y yo. Aún recuerdo cuando compramos ese portarretrato, tenía unos diez u once años y el viejo nos había dado dinero para hacerle un regalo a mamá. Salimos entonces a recorrer varias tiendas, sin mucha idea de nada, pero era un trabajo que papá nos había encargado y nos enorgullecía cumplirlo. Recuerdo a Matty quejándose porque sus zapatillas le habían lastimado los talones de tanto caminar, y le ofrecí cargarlo en mi espalda hasta una farmacia. Usamos, entonces, una parte del dinero para unas tiritas.

Luego pasamos una florería, y la idea de regalarle a mamá un enorme ramo con flores coloridas nos llenó de ilusión. Pero resultó que, habiendo comprado las tiritas, ya no nos alcanzaba para los ramos bonitos. Verás, nunca tuvimos mucho dinero; en ese momento puede que Matty y yo aún no lo comprendiéramos pero, de cualquier forma, creo fue incorrecto hacernos sentir que las tiritas fueron un error. Proteger los pies lastimados de tu hermano jamás debería ser un error.

Al final nos cruzamos con la Señora Abernathy, que vivía en frente, y nos propuso la idea de regalarle una fotografía enmarcada. Su sugerencia fue de la familia completa, pero recordé que el otro día se había roto el marco de una foto que nos habíamos sacado con mamá cuando Matty inició jardín de infantes y la idea nos convenció. Pasamos, entonces, por una tienda de artesanías, y compramos un bonito portarretrato de madera y grabados en tinta blanca. Era modesto, acorde a nuestro presupuesto, y papá sólo gruñó y masculló que las tiritas habían sido un error; pero a mamá le encantó, y eso era todo lo que debería haberme importado en ese momento.

Pero no lo hizo, y pasé muchos años arrepintiéndome por no haber elegido un mejor regalo. Ahora, luego de recoger el penique, le eché un vistazo y me di cuenta cuán equivocado estaba, pues nada sobre ese regalo está mal. Ni el portarretrato viejo, ni el vidrio algo dañado, ni la fotografía que lleva dentro. Nada sobre ese pequeño recuerdo está mal, pues somos mamá, Matty y yo, y eso es todo lo que me importa.

 

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white noise, what an awful sound
fumbling by rogue river
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C de Corcovo​

9 de Marzo, 2020​

Hoy me he caído de mi yegua, y luego de pensar en cuán estúpido debí haber quedado me incorporé y noté la sangre en mis rodillas. Había golpeado contra unas piedras sueltas sobre el césped, y apenas cuando vi la herida comencé a sentir dolor. Es loco, ¿verdad? El poder del cerebro. Matty me comentó luego, lo más simple que pudo para alguien tonto como yo, los mecanismos gracias a los cuales un milagro así es posible. ¿Es demasiado? ¿Llamarle milagro? ¿Existen los milagros, de todos modos? Supongo que mucha gente respondería que sí, en especial luego de vivir algo como lo que tú y yo vivimos. Imagina recuperar un hijo fallecido, o volverse la persona más rica del planeta, o curar la enfermedad, el hambre y la sed del mundo. Imagina las posibilidades de un concepto tan amplio y ansiado como milagro. Y si tuvieras entre tus manos la chance de volver un milagro realidad, ¿lo harías? ¿Es posible que los milagros se conviertan en desgracias? La felicidad es algo tan complicado, y ser humano vuelve todo tan difícil.

La cuestión es que hoy me he caído de mi yegua y Matty se echó a reír antes de preguntarme si estaba bien, como todo buen hermano debería hacer. Mi viejo hizo lo mismo, en vez de acercarse y preguntarme si estaba bien, como todo buen padre debería hacer. Cuando vi su cara contraída y colorada por el ataque de risa, sentí un deseo enorme de golpearlo. Y me pregunté, entonces, qué mierda son los milagros y cuánto de grandiosos tienen realmente. Y me encontré pensando en cuánto habría deseado, en verdad, oír tu risa y no la suya. Lo sé, un pensamiento peligroso. ¿Qué opinas? ¿Eras tú el milagro, y no él? ¿Acaso volví a equivocarme? Los corcovos de la yegua siempre fueron fuertes, pero hacía muchos, muchísimos años que no me caía. ¿Tú lo habrías notado? ¿Te habrías preocupado?

Detesto la idea, pero últimamente no logro quitarla de mi cabeza. Lo siento.

 

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feel my feet above the ground
hand of god, deliver me
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D de Delicioso​

10 de Marzo, 2020​

El otro día encontré un cuaderno viejo de recetas mientras buscaba pilas para el control remoto del televisor. Era tapa dura, color verde, bastante desvaído. Se quejó al abrirlo y oí el pegamento de las hojas resquebrajándose. No pude evitar sonreír como idiota, porque allí estaba, y estaba por doquier, la letra de mamá. En tinta negra, cuidada y paciente, como ella siempre había sido. Fui pasando las páginas, echándole un vistazo a los títulos de cada comida. Luego, durante la cena, le pregunté a Matty si recordaba los budines de naranja de mamá y le conté que me gustaría intentar hacer uno. Quizá lo dije muy rápido y muy bajo, pues prefería que papá, desde el corredor, no me oyera. Él pareció comprenderlo y asintió en silencio. Siempre fue muy perceptivo.

Así que, mientras escribo esto, tengo una rebanada de budín en un platito a mi lado. Impresionante, ¿eh? Ya sé hornear y todo. La masa salió un poco apelmazada del horno, y quizá le faltó algo de jugo de naranja. Está delicioso, de todos modos, ¡y es mi primer postre! Pero no es el budín de mamá. Matty opinó igual, y me preguntó si realmente era necesario que lo fuera. Lo hizo a la pasada, viendo por la ventana, como si no tuviera importancia. Pensé que lo hacía para aligerar la densidad de la pregunta y me fui sin más, pero ahora, escribiéndote, me doy cuenta que no. No es necesario.

Es increíble. El simple hecho de ver este papel, de escribirle encima y de hacerlo para hablarte, tiene el mismo efecto de una de tus miradas, esas que me obligaban a repensar las cosas. Porque estoy seguro que si estuvieras aquí y me hubieras visto entrar a mi habitación como una tromba sin haberle respondido a Matty, habrías encontrado la forma para que relaje mis murallas. Aún me cuesta horrores, siendo sincero. Pero creo que hablarte ha comenzado a ayudarme. Espero poder hacerlo durante mucho tiempo más, o al menos hasta que me quede sin ideas.

Ahora me pregunto si te gustaría el budín de naranja, y lamento mucho no haberlo hecho cuando tuve la oportunidad.

 

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oh, woah, oh, it’s me
the first time that you touched me
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E de Exordio​

11 de Marzo, 2020​

Hoy aprendí una nueva palabra: exordio. A primera vista pensé que sería similar a éxodo o algo así. Digamos, me daba la sensación de salida, de abandono, de… transición, si se quiere. Cuando la imaginé como una mezcla de éxodo e incordio se me hizo gracioso, y de repente deseé que hubiese una palabra con semejante significado. Ya sabes, como los japoneses y los chinos que engloban una idea completa en un simple símbolo. ¿Kanjis, se llaman? Tengo la mala costumbre de quedarme con la duda en vez de acudir a Google, pero a veces salir en busca del móvil se me hace amargo. Como si, teniéndolo entre manos, todas las posibilidades del mundo estuvieran al alcance de mis dedos; todas excepto una. Porque si te escribiera, ya nadie respondería.

Pero bueno, que me voy de tema. Hace un rato me ha dado pena releer la primera carta que escribí porque, mierda, fue tan cursi. Me avergoncé, y preferí morir ante la idea de que alguien más, quien sea, encuentre este cuaderno. Entonces me puse a pensar: ¿qué debería hacer con él en un futuro? ¿Guardarlo bajo llave en un cajón? ¿Volverlo uno con la naturaleza, como suelen hacer en las películas? Ya sabes, quemarlo o enterrarlo o arrojarlo hoja por hoja al océano. Supongo lo decidiré más adelante, aunque sigo preguntándome si esto tiene algún sentido o si podrá cumplir su propósito. Porque ¿cómo lograré alcanzarte? Lo he pensado, ¿sabes? Las salidas fáciles. Guardarme bajo llave en un cajón, o quemarme, o enterrarme, o arrojarme al océano. Pero, en definitiva, no tengo idea. Supongo eso es algo bueno.

Va, me fui de tema otra vez. Mi idea original de hoy era contarte que había aprendido una nueva palabra, y que aunque sonara a éxodo e incordio, en realidad significa origen. ¿Y si volviera este día el origen de algo? Al final no estaba tan errado porque, si lo piensas bien, las transiciones también pueden ser un comienzo. El exordio de… mi felicidad, por ejemplo. Suena bien, ¿verdad?

Me gustaría lograrlo.

 

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oh, will wonders ever cease?
blessed be the mystery of love
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F de Física​

12 de Marzo, 2020​

¿Te cuento un secreto? Siempre me interesó la física. A Matty se le da mejor, como casi cualquier cosa que implique estudiar, pero las estrellas me gustan como me gusta observar el vuelo de una mariquita desde la punta de mi dedo hacia el ancho y limpio horizonte. Era algo que solíamos hacer cuando mamá aún vivía; en las noches cálidas, extendíamos una lona sobre el césped lleno de rocío y nos tapábamos con mantas a ver el cielo, incluso nos hemos dormido allí hasta el día siguiente. Ella se sabía muchas constelaciones, y nos las indicaba una y otra vez. Al final, a fuerza de repetición, nosotros también las aprendimos. Vieras a mi viejo, con sus pintas de tipo hosco y campechano, su acento irlandés duro y su barriga cervecera, señalar hacia arriba de la nada y decir “mira, ahí está Draco”.

Sé que no me lo preguntaste, pero como parezco disfrutar mucho de ser honesto aquí contigo, te lo diré: mi constelación favorita es Cygnus. ¿Por qué? No estoy muy seguro, pero verla me transmite paz. Es enorme, como si sus brazos lograran recorrer el universo de punta a punta, y me hace preguntarme cómo ella vería el mundo desde ahí. ¿Los problemas desaparecerían? ¿Sería todo tan diminuto que ya nada tendría sentido? ¿Dónde encontraría la felicidad? ¿Desearía, quizá, volverse pequeña, muy pequeña, para tener amigos? Es algo solitaria la vida de una estrella, y aunque nosotros las agrupemos bajo un telescopio siguen estando tan alejadas que les sería imposible comunicarse. No puedo evitar ver los largos, largos brazos de Cygnus y pedirle un abrazo en voz baja, como se los pedía a mamá cuando nos echábamos sobre el césped. Como se los pediría ahora si siguiera con nosotros. Como si Cygnus fuera ella, y desear la calidez de una constelación fuera todo lo que me queda.

Lo siento. Hoy habría sido el cumpleaños de mamá, y no ha sido un gran día.

 

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lord, i no longer believe
drowned in living waters
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G de Garrafal​

13 de Marzo, 2020​

Me he dado cuenta de algo, ¿sabes? A decir verdad, soy un tipo simple. Y como todo buen tipo simple me gusta pretender que soy relajado aunque, de hecho, me sienta tan increíblemente cómodo entre límites prefabricados. Entonces estaba pensando en esta rutina de escribirte cartas tan… indefinida. Y me di cuenta que, de una forma u otra, pareciera ser que estoy siguiendo el alfabeto. Y pensé, mierda, soy más simple de lo que creía.

¿Eso es bueno? A saber.

Ahora que he notado el orden y estructura de este cuaderno, no podré ignorarlo. Como el preso que advierte sus cadenas por primera vez, supongo. Como todo adulto que alguna vez deseó con tantas, tantas fuerzas volver a sus tiempos de niño. La consciencia, el orden y la estructura vienen, pasan inadvertidos y nos aprietan los grilletes mientras dormimos. ¿Qué hacer al respecto? Bueno, podría rebelarme contra el sistema y comenzar desde la Z, o llamarle cena al almuerzo, o agradecer antes de pedir el favor. Se me ocurren otras formas de desafiar el orden natural de las cosas, pero prefiero descartarlas de momento porque… hoy tengo un buen día, a decir verdad. ¿Lo notaste? Creo que estoy desvariando mucho y diciendo algunas payasadas. Lo hacía mucho antes, ¿no? Alivianar la tensión con chistes tontos, sonreír sin parar a pesar de todo, como si allí fuera a encontrar el remedio universal para cualquier problema. Sonreír no es malo, no me malentiendas; pero es importante medirlo. Si sonríes demasiado puedes acabar haciéndote daño.

Creo que ese ha sido mi error garrafal todos estos años (ja, ¿notas lo que hice?). También creo que gracias a eso logré engañarte porque ¿cómo podría, si no, resultarme tan, tan difícil creer en tus palabras? Aún recuerdo cuando me envolviste el cuello con la bufanda de nani y me dijiste que era un buen chico. Yo te sonreí de vuelta, porque lo creía un remedio universal, pero por dentro sólo quería explotar. De culpa, de vergüenza, de impotencia, de frustración. ¿Cómo pude hacerle eso a la bonita chica de ojos ámbar? No tenía perdón de Dios.

No tengo perdón de Dios. Pero hoy, de alguna forma, he amanecido con la voluntad de vivir a pesar de ello.

Sólo me apetecía contártelo. Te extraño, ¿sabes? A veces demasiado.

 

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cursed by the love that i received
from my brother's daughter
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H de Huso​

14 de Marzo, 2020​

Hay tan poca gente en la playa, y eso que hoy es un día particularmente cálido. La brisa sopla directo desde el océano, y el aroma a sal es tan fuerte que me trae muchos recuerdos. Pero he decidido no hablarte esta vez sobre cosas tristes o mi gran lista de arrepentimientos. Hoy he venido a hablar sobre ti, y sobre yo contigo, y sobre nosotros. Al menos, el pequeño pero brillante nosotros que pudimos tener.

Te conté, ¿recuerdas? Sobre Falmouth. Es ese pequeño pueblo costero al sur de Inglaterra. Pasa bastante desapercibido y la gente de mi edad siempre quiere huír de aquí. Aquella vez en el desierto dije muy pocas verdades, y pinté el paisaje con colores mucho más brillantes. No te conté, por ejemplo, que me sentía atrapado. Tampoco te conté sobre lo que le hice a papá, ni sobre lo que le pasó a mamá. Al menos, te hablé sobre Matty. Siempre quise protegerlo como quería protegerte a ti, pero tú me ayudaste a comprender que, muchas veces, las cosas no salen como querríamos. Que pretender dármelas de héroe es inútil.

Dejé de hacerlo, entonces, y todo empezó a derrumbarse. Me dio miedo, dudé, pero días como estos me enseñan que puede mejorar. Cartas como esta me demostrarán, en un futuro, que hubo días buenos; y con ello mantendré la esperanza de que vuelvan, si es que ya los he perdido. Recordaré, por ejemplo, sobre el día que salí a dar un paseo por la playa porque el clima era particularmente cálido, y me senté en la escollera a escribirte y contarte sobre Falmouth. Ahora que lo pienso, me fui por la tangente.

¿Qué hora sería en tu casa? Vivías en los Países Bajos, ¿verdad? Hmm, no estoy muy seguro de la diferencia en el huso horario. ¿Ya habrá anochecido? Aquí el sol está ocultándose detrás del horizonte, y comienza a refrescar y quizá debería haber traído un abrigo. Me gustaría quedarme un rato más contigo, pero mejor lo dejo aquí y mañana te cuento mejor sobre Falmouth, ¿qué te parece? Espero que no te moleste. ¡Prometo traer cientos de anécdotas y todo un archivo sobre mi historia familiar! Mira, hasta prometo confiarte mi gusto de helado favorito. ¿Trato?

Por cierto, fue en una playa como esta donde enterramos a Mila, ¿verdad? Espero que la hayas encontrado, donde sea que estén, y se hayan vuelto amigas. No hay forma en que pudieras disgustarle, Jez, estoy seguro de eso.

Hasta pronto.

 

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like hephaestion, who died
alexander's lover
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I de Imprescindible​

15 de Marzo, 2020​

Entonces, Falmouth. Toda mi vida la he pasado en una modesta casa antigua, con tablones de madera, techo de tejas y dos pisos. Tiene en la parte delantera un corredor algo destartalado con un par de sillones muy cómodos, y a los lados del camino de grava siempre hubieron canteros preciosos llenos de flores; a mamá le encantaba la jardinería. Hoy día puede que sean más malvones que otra cosa, pero me esfuerzo por al menos mantener las plantas con vida. A decir verdad, cuidar animales se me da mejor.

En esta casa pasaron gran parte de su vida mi padre, y mi abuelo, ¡hasta mi bisabuelo! Es casi una reliquia familiar, y cuando fue construída se cobró la envidia de la pequeña comunidad que Falmouth era entonces. El crédito es de mi bisabuelo, quien había heredado una mina abundante de metales y tuvo buen ojo para los negocios. Amasó una considerable cantidad de dinero que supo administrar y trabajar para mantener a flote el lujoso estilo de vida de los últimos vestigios de la nobleza inglesa en Cornwall. Lamentablemente, fue el último Wickham astuto que la familia conoció. Bueno, creo que Matty ha venido al mundo para salvar el linaje (y ha sido, de hecho, una broma frecuente entre nosotros), así que solo nos queda rezar. La cuestión es que, generación tras generación, las cosas no lograron mejorar. Mi abuelo no supo administrar la mina, hubo una serie de accidentes y se vio forzado a cerrarla; las deudas comenzaron a sobrepasarlo y se enfocó en la granja para sobrevivir, aunque nada lo salvó del juicio social y de lo infeliz que hizo a su esposa, una orgullosa y acaudalada mujer irlandesa arrancada de sus tierras y su familia para acabar entre estiércol y cerdos. No sé los detalles, pero siempre me pareció una historia muy triste y un poco injusta.

Mi viejo era el menor de cuatro hermanos. Por lo poco que sé, el abuelo murió en la Segunda Guerra Mundial y la abuela, ahora viuda, volvió con su familia. Papá, entonces, pasó su juventud en Irlanda. De ahí el acento, supongo. Luego volvió y se casó con una jovencita simpática y algo regordeta de Falmouth y aquí se quedó, a retomar los pasos de sus antepasados. No quiero imaginar el estado de la casa luego de tantos años abandonada; de milagro no le cayó una bomba alemana encima. A decir verdad, nunca conocí a mis tíos ni a mi abuela. Ellos nunca regresaron de Irlanda, y nosotros nunca fuimos. Papá, además, cortó todo contacto. Quizá sea algo injusto con él, pero no comparto muchas de sus actitudes. Quizá también mamá nos dejó muy pronto, y no supo recuperarse. Quién sabe.

He estado pensando, ¿sabes? Sobre las cosas imprescindibles de la vida. Porque cuando se me resbaló un plato de cerámica, esos que eran los favoritos de mamá, y mi viejo se levantó hecho una furia y me abofeteó, me pregunté qué importancia podía tener un montón de losa para una mierda como él. Verás, le quité hasta el más pequeño derecho a ser una persona con sentimientos. Matty se quedó congelado, con una rodaja de zanahoria aún en el tenedor, y permaneció allí hasta encontrar mis ojos y preguntarme en silencio si estaba bien. Papá pareció arrepentirse de inmediato por sus acciones, o al menos así nos pareció, pues se marchó al corredor rápido y quejoso y dejó su cena a medio comer, como hacía siempre que no sabía lidiar con sus emociones. A la mañana siguiente, todo transcurrió normalmente.

Debería haberlo hablado con él. Es algo que supe siempre, y para lo que nunca tuve valor. Callarme fue más cómodo, supongo, y me dio una excusa para alimentar todo el rencor que, por alguna razón, parecía querer sentir hacia él. Pero es hora de perdonarlo, ¿no? Y de perdonarme. No puedo dejar que tu vida, y la de Daichi, y la de Mila, y la de todos los demás sean sacrificios inútiles. Necesito hacerlo; si no es por mí, al menos por ustedes. Por ti.

Intentaré hablar con él, en serio lo haré. Espero poder contarte pronto sobre eso.

Posdata: ¡ah, no creas que lo olvidé! Mi sabor favorito de helado lo hacen en Ciuri Ciuri, una heladería de aquí. Se llama Chocolate Ciuri, y trae pedacitos de marroc, ganache y merengue. Es una auténtica delicia, digna de exposición, ¡la novena maravilla del mundo! ¿O era la octava?

Ah, qué importa.

 

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now my riverbed has dried
shall i find no other?
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J de Juzgar​

16 de Marzo, 2020​

Perdón. Ni siquiera estoy muy seguro de por qué me disculpo, o por qué me tiembla tanto la mano, pero la cabeza me da vueltas y creo que vomitaré y sólo quise venir y pedirte perdón. Perdón, Jez. Perdón. Intentaré explicarme lo mejor que pueda.

Verás, he salido. Hacía mucho no salía. Luego de escribirte la carta anterior, Matty apareció y me arrastró escaleras abajo. Cuando quise acordar, estábamos en el bar principal de Falmouth. Es el que frecuenté durante muchos años con mis amigos, prácticamente toda mi adolescencia, y me conozco al personal de memoria: desde Sam, el mozo amargado que siempre “olvida” reponer los maníes, hasta Sandy, la simpática muchacha de la caja registradora; a juzgar por sus constantes preguntas, supongo que Matty le gusta. Los conozco como sólo la gente de pueblo aprende a conocerse, y estoy seguro que lo mismo les ocurre a ellos.

También estoy seguro que para todos ellos soy como para ti: un buen chico. Algo extravagante, bastante charlatán, divertido y un poco osado. Alguien con quien vale la pena pasar el rato. De esa idea me alimenté durante años y años para barrer los problemas debajo de la alfombra, y este bar era mi subterfugio por excelencia. Vaya, ¿acabo de escribir subterfugio borracho, y lo hice bien?

Perdona, estoy dando muchas vueltas y me desespera, así que iré al grano: besé a una chica. Lo sé, es ridículo. ¿Qué hago disculpándome por eso? Es ridículo y no tiene sentido, pero duele como la puta madre. No debería haberme emborrachado, y definitivamente no debería haber barrido mis problemas debajo de la alfombra. Sólo hizo todo peor. Y te pido perdón por estar diciéndote esto, pero creo que voy a ahogarme y no puedo hablarlo con nadie, absolutamente nadie más. Porque nadie sabe que existes, nadie sabe que te conocí en un salón dorado, y luego batallamos en una guerra mágica, y luego me fue concedido un deseo milagroso y mi deseo fue revivir a la persona que maté y no a la chica que quería. Nadie puede saberlo porque no tengo forma de explicar que todo eso pasó, y nadie puede entender todo este dolor que siento tras besar a alguien que no eres tú. Ni siquiera debería haberte conocido; por favor, eres una jodida neerlandesa de cabello blanco con un apellido que jamás aprendí a acentuar. Pero te conocí y, Dios, ¿por qué tuve que conocerte así? ¿Por qué no eras tú la chica del bar? ¿Por qué no pude presentarte a Matty? ¿Por qué te extraño tanto, pero fui tan deshonesto contigo? Entiendo que algún día tendré que aprender a vivir con todo esto, pero no sé cómo. No lo sé.

Lo siento. Lamento estar aquí de nuevo con mierdas tristes, pero son las cuatro de la madrugada y estoy borracho y no logro calmarme ni dejar de pensar en cuánto, cuánto desearía tenerte aquí conmigo. Lo siento.

 

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oh, woah, oh, it’s me
i'm running like a plover
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K de Karate​

17 de Marzo, 2020​

Me di cuenta de algo, ¿sabes? El otro día, en la playa, te dije que había dejado de pretender ser el héroe. Eso es en parte cierto, pues me encerré en mí mismo y dejé de intentar salvar a las personas. Dejé de ayudar a la Señora Abernathy con sus bolsas de compra cuando volvía del mercado; fingía no verla y volvía a la casa. Dejé de regar la huerta con la constancia que mi viejo me pedía; lo hacía sólo en los buenos días, y en los demás mentía. Dejé de bajar a la sala cuando oía a Matty discutiendo con papá sobre lo mismo de siempre; me colocaba los cascos y subía el volumen todo lo que fuera necesario.

Y me he dado cuenta que elegí la peor combinación posible que había en el menú, porque dejé de ser un héroe pero no de hacer las cosas solo. Y ya no tengo ganas de nada.

Ayer creo que tuve una crisis, o algo por el estilo. Jamás pensé que salir y pasar un buen rato con mis amigos podría provocarme semejante cosa. Ahora me da un poco de miedo volver a verlos, aunque el grupo de WhatsApp viva petado a mensajes. Sé que no tienen la culpa de nada, y que tanto el problema como la solución radican en mí. Pero está este otro pequeño problema.

Ya no me importa.

¿Es posible? Se siente muy extraño, aunque también aliviador. Ayer por la noche, luego de escribirte la carta, comencé a tener problemas para respirar. Me tumbé en la cama porque el mundo daba vueltas y me tapé con el edredón porque me agarró un frío terrible. Me asusté y me quedé quieto, no entendía, no sabía qué hacer. Duró unos pocos minutos. Cuando acabó, mi cuerpo volvió a la normalidad y mi mente, finalmente, se calló; fue como si el océano se hubiera vaciado. Y me dormí. Y cuando desperté, sólo quise seguir durmiendo. Pero Matty me avisó que el desayuno estaba listo, y fue tan sencillo sonreírle y decirle que enseguida bajaba. Se siente extraño, pero es tan liviano.

Dejé de ser un héroe, pero no de hacer las cosas solo, pero ya no me significa un problema porque, a decir verdad, ni siquiera las hago. No me apetece, y me da igual, y mentir es tan fácil como respirar. Eso sí lo recuerdo, de cuando era joven y estúpido y puras mentiras salían de mi boca. Quizá me ha quedado pegado el hábito, o quizás aprendí demasiado bien. Te juro, creo que podría convencer en cinco minutos a la Señora Abernathy de que he montado una escuela de karate en Falmouth.

¿Debería intentarlo? No lo sé. Suena divertido, pero… qué pereza.

Creo que esta carta ha quedado bastante extraña, pero ya no sé qué más decir.

 

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now i'm prone to misery
the birthmark on your shoulder reminds me
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L de Lapso​

18 de Marzo, 2020​

Hoy ha llovido todo el día y me la pasé en casa. Fue bastante aburrido, a decir verdad. Cuando hay tormenta, el internet aquí funciona fatal y apenas si pude cargar una película. Matty hizo palomitas y mi viejo se la pasó yendo y viniendo, como un león enjaulado. Detesta los días de lluvia porque parece haber nacido con un hormiguero en el culo, y no sabe hacer nada que no sea estar con los animales. Ni siquiera estar con nosotros.

Me pregunto cuándo cambió, porque no fue siempre así y tampoco inició tras la muerte de mamá. ¿Te conté alguna vez sobre eso? Fue cáncer. Lo descubrieron en un estadio muy avanzado y apenas teníamos dinero para el tratamiento. Desde el diagnóstico, solo fue cuestión de tiempo: le tomó cinco meses. Yo tenía doce años, Matty trece, y Edgar… Ah, nunca te hablé de Edgar, ¿verdad? Él tenía diecisiete, y poco tiempo después se fue de casa. Apenas si volvimos a verlo o a saber de él, la relación se cayó en picada. ¿Las razones? Bueno…

Papá, por supuesto.

Estoy bastante convencido de que mamá era el pegamento capaz de mantener a esta familia unida. Pensándolo bien, quizá fue en el lapso de tiempo tras la partida de Edgar que papá se volvió tan distante con nosotros. ¿Tendrá miedo de lastimarnos? ¿De que acabemos haciendo lo que Edgar? ¿Será, en el fondo, su forma de asegurar nuestra presencia? Me pregunto cómo reaccionaría si supiera qué fue lo que pasó aquella noche; si supiera que uno de sus propios hijos fue capaz de matarlo, y no exactamente el que parece odiarlo.

Hace poco te dije que hablaría con él, ¿verdad? Lo siento. Aún no lo he hecho.

 

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how much sorrow can i take?
blackbird on my shoulder
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M de Mamarracho​

19 de Marzo, 2020​

¡Hey, Jez! ¿Qué tal todo? No te das una idea el mamarracho que acabo de presenciar. Resulta que hoy comienzan los días de feria aquí en Falmouth, y para este pueblo de pacotilla, un par de stands armados con baratijas, pasteles y sahumerios es todo un evento. Mi familia, curiosamente, no es la excepción. Todos los años, podría decir, son los días de feria los que nos recuerdan que vivimos bajo el mismo techo y podemos pasar un buen rato juntos. Mi viejo se arregla un poco, Matty conduce y yo voy atrás, hablando sin parar y cambiando la radio a mi antojo. Por lo general no compramos nada, y si se nos antoja algo, siempre es comida. Esta vez nos hemos empachado con unos pastelitos de bizcochuelo que la Señora Yancey, la dueña de una panadería de aquí, tenía en oferta. Los míos estaban llenos de chips de chocolate, Matty se los pidió con trocitos de durazno, e intercambiamos un par para probarlos. Papá se compró sus favoritos, los marmolados, y no los quiso compartir con nadie porque son su gloria o algo así. ¡Fue tan divertido! Caminamos de punta a punta varias veces, nos paramos a charlar con cada santo vecino, y Matty estuvo conversando un buen rato con Sandy, la chica que atiende en el bar de la cual te conté. ¡A ver si ocurre algo entre ellos, ahora que Matty vive aquí de vuelta! Luego a la noche hemos cenado un estofado de cordero que estaba buenísimo, y ahora mismo estoy oyendo a papá roncar como un oso a través de la pared. Finalmente, creo que ha sido un b

Olvídalo. No estoy de humor para esto.

 

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and what difference does it make
when this love is over?
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N de Novillo​

20 de Marzo, 2020​

Hoy he amanecido con algo de jaqueca. Bastante extraño. Me levanté temprano para ayudar a papá con los novillos, quería moverlos de corral porque hace unos días unos perros habían roto el alambrado. Los inspeccioné un poco ya que estábamos allí, y decidimos carnear uno para comerlo el fin de semana. No creo sea interesante describir este proceso. Luego volvimos a casa y Matty ya tenía listo el almuerzo. Eran unos bifes acompañados con puré de papa y zapallo, pero por alguna razón, tenían muy poco sabor. Le agregué sal hasta que mi viejo me gruñó, comí dos bocados y se me fue el hambre. Tampoco me apetecía estar en la mesa, así que me excusé y subí a mi habitación. Dormí todo el día.

Cuando me lavé los dientes, noté que las cerdas de mi cepillo ya estaban bastante separadas, así que mañana iré a la farmacia. También podría comprar shampoo, ya que queda poco. Me pregunto si tendrán del que usa Matty.

Ah, me han llamado para cenar.

Nos vemos.