One-shot Respuesta [HxH - StovxBleke]

Gigi Blanche después de leer el último interludio que sacaste de El buen crossover (los dos somos muy malos para poner títulos), se me vino a la cabeza la pregunta de como reaccionaría Stov al recibir la carta. Y bueno, esta es la respuesta. Ya que no tuvimos la oportunidad de rolear a nuestros personajes, me pareció un buen ejercicio :D Y eso, espero que te agrade, y que sigas escribiendo, que me encanta como escribes, gurl.

Respuesta​

Cuando Stov se levantó esa mañana, no esperaba encontrarse con ninguno de los sucesos que habían acaecido desde tan temprano. La mayoría eran mundanos, pero eso no quitaba que uno estuviera preparado. La mancha de café lo obligó a cambiar de camisa, sus anteojos ocultos lo hicieron perder tiempo, el despertador sonando de golpe terminó en los contenidos de su mesa de luz esparcidos por el suelo. Stov simplemente se resignaba a esas cuestiones, dejaba que ocurrieran. No era algo que se pudiera evitar cuando tenía todavía toda la pesadez del sueño encima.

Bostezando, su dedo hacía que la pantalla de su teléfono se deslizara, mientras le daba un sorbo al café bien negro que tomaba para despabilarse, y apenas prestaba atención a las noticias que aparecían frente a sus ojos. Nada nuevo, todo seguía igual. Al parecer, esta iba a ser otro día como cualquier otro. De casa a la escuela, de allí al trabajo, y luego de vuelta a casa. No era una vida muy emocionante. Pero era su vida. Y le gustaba así. Siempre podía endulzarla con historias emocionantes y aterradoras. Y eso hacía también. A diario.

Sin embargo, su rutina se vio totalmente rota por un simple papel, que se encontraba en el suelo, al frente de la puerta, esperando a ser atendido. Stov, curioso, lo recogió, mientras se preparaba para salir. Al ver que era de Bleke, sonrió de manera débil. ¿Qué sorpresa le traería esta vez? Esperaba que no fuera una estilo: “Tenemos que terminar” o “Me enamoré de otro”. Sería muy anticlimático y le terminaría de arruinar la mañana, que ya de por sí no había empezado bien. Usualmente la chica no hacía esas cosas, pero con tantas facetas que tenía, siempre lograba sorprenderlo. Suponía que esa era una de las cosas que más le gustaban de ella.

Lo primero que hizo fue abrir la puerta, para ver si no era simplemente una broma que le jugaba con esa otra chica, Morgan. No sería extraño, y tampoco la primera vez. Hasta esperaba verlas a las dos, listas con una cámara, riéndose de su expresión confundida y adormilada. Pero no, allí no había nadie. Tan solo se encontraban allí los malvones que su madre había plantado, la canilla junto a la ventana, la alfombra del porche, y el dorado desvaído del picaporte. El panorama de siempre.

Stov se encogió de hombros, y volvió a entrar, un poco confundido. ¿Se había escondido en algún lado? ¿O se habían adelantado, dejado la carta, y luego se habían ido de allí? Era probable. Bueno, intentar seguir adivinando no iba a resolverle la incógnita de qué contenía aquel papel escrito. Así que expirando aire de manera pesada, se sentó de nuevo en la mesa, se restregó la cara, y abrió la carta.

Su rostro fue pasando por varias emociones a medida que sus ojos recorrían las líneas escritos en tinta. Al principio fue curiosidad, con una pequeña sonrisa en su cara, al recordar la charla del otro día, sobre conocerse a uno mismo. ¿Era acaso una reflexión de su novia? Bueno, ella siempre había expresado que quería escribir y ser escritora. Tal vez lo estaba usando como conejillo de indias, y quería preguntarle luego su opinión.

Pero su expresión fue cambiando a medida que continuaba. Al igual que su tono de voz. A Stov le gustaba leer las cosas en voz alta. Era una manía de él, en especial cuando estaba solo. Sin embargo, mientras iba leyendo, su voz se fue apagando cada vez más. Hasta que llegó a las últimas líneas. A esas las leyó completamente en silencio.

Arrugó levemente el papel cuando sus manos se cerraron en puños. Estos temblaban ligeramente, pero no demasiado. Algo le atenazaba la garganta, pero no demasiado. Algo le oprimía el pecho, pero no demasiado. Algo se deslizó por su mejilla, y manchó el papel, dejando una marca húmeda que corrió un poco la tinta. Stov dejó lentamente la carta sobre la mesa, y apoyó su nariz en sus manos entrelazadas, procesando toda la información.

De improviso, se levantó de la mesa, arrastrando la silla en su ímpetu, y salió como una tromba por la puerta principal. Tenía la respiración agitada, y los ojos cristalizados.

— ¡Bleke, si esto es una broma, no es gracioso!- gritó, exasperado, con la voz quebrada.— ¡Bleke!

Pero solo el silencio y un perro callejero recibieron la advertencia, éste último mirándolo enojado, pues había interrumpido su siesta.

— ¿Bleke…?— su tono de voz se apagó. Apretó los dientes con fuerza, intentando contener las lágrimas.— ¡¿Qué mierda te piensas, que puedes desaparecer de golpe, con solo una mísera carta?! ¡¿Qué puedes irte, así sin más?! ¡¿QUIEN MIERDA TE CREES?!

Stov se interrumpió, respirando de manera agitada. Apretó los puños, y agachó la mirada, todo su rostro temblando.

“Por supuesto que te entiendo Bleke, y te comprendo. No te preocupes, te perdono. De verdad. Y quiero que sepas que amaba a cada una de tus versiones, porque cada una era una parte tuya. Yo también aprendí. También aprendí a amarte.”

Esas palabras cruzaron por su mente, pero nunca las diría en voz alta. No lo haría ahora, y puede que nunca lo hiciera. Porque todo lo que salía de su boca era una mentira, y por primera vez en muchos años, quería decir la verdad.