Drabble Reglas [Alisha x Konoe | Salvadores | AU]

Título: Reglas
Fandom: Salvadores de la Ciudad | AU
Personajes: Konoe Suzumiya, Alisha Welsh
Palabras: 352
Summary: "Konoe suspiró ligeramente, en un intento de infundirse valor, antes de abrir la puerta del aula. Cuando lo hizo, se encontró con la exacta imagen que esperaba."
N/A: Yugen so idk, me recordaste a mis personajes y se me ocurrió esto y tenía que escribirlo. Porque definitivamente Alisha no sabría vestirse adecuadamente (?

Konoe suspiró ligeramente, en un intento de infundirse valor, antes de abrir la puerta del aula. Cuando lo hizo, se encontró con la exacta imagen que esperaba.

—Alisha-san.

La estudiante que se encontraba dentro, sus pies apoyados sobre el pupitre mientras intentaba mantener el equilibrio sobre la silla que se apoyaba solo sobre dos de sus patas.

—¡Ah, presidenta!

Con la alegría de una niña pequeña, la rubia recuperó la estabilidad del asiento antes de ponerse de pie y acercarse a la morena.

>>Hello~! —pronunció, con un marcado acento americano, acercándose con la mano en alto.

La japonesa sonrió levemente antes su energía pero no pudo evitar negar con la cabeza, suavemente, al dirigir su mirada a…

—Alisha-san… —volvió a decir, levantando sus manos para llevarla a los botones de la camisa de la chica y empezar a cerrarlos—. Es la segunda vez que me llenas la enfermería con el equipo de baseball… por favor, ponte la camisa de forma reglamentaria.

Konoe dejó caer sus manos cuando terminó con la camisa, levantando después la vista. Sintió como sus mejillas se sonrojaban al darse cuenta de lo que había hecho, recibiendo además aquella expresión de sorpresa de la otra.

Expresión que no duró mucho pues a los segundos la americana comenzó a reír de forma escandalosa.

—Sorry~ ¡Es que no estoy acostumbrada! —se excusó, llevándose la mano tras la nuca—. ¡Lo siento presidenta, tendré más cuidado!

Alisha miró entonces el reloj de pared que había delante de ella y dio un respingo, asustando levemente a la otra chica también.

>>¡Oh! ¡Tengo que irme! —exclamó, de repente, dándose la vuelta para recoger sus cosas—. ¡Qué tengas un buen fin de semana! ¡Y el lunes me disculparé con los chicos!

Y sin perder en ningún momento la sonrisa ni la energía, la joven salió del aula. Konoe, por otro lado, se quedó parada en mitad de la misma, llevándose la mano al pecho para intentar controlar el latido de su corazón… porque el sonrojo de sus mejillas era misión imposible.

E-el lunes tenía que recordarle a Alisha el largo de falda permitido…