Harry Potter Por el Whiskey [Sirius&Remus]

Por el Whiskey [Sirius&Remus]

Bueno, al fin traigo el desafío de que Pami me hizo. Bueno, sólo me cabe decir que Remus ebrio no me salió muy bien, lo hice ebrio sí, pero no como me hubiera gustado :(. Tuve muchos problemas con este fic, sinceramente, el notebook se me apagó repentinamente DOS veces y ninguna de las dos veces se autoguardó, estuve estresáda, MUY cabreada, porque tenía que escribir TODO de nuevo ;___;

Me arriesgo a que te decepciones Pami u__u.



Título: Por el Whiskey
Summary: A Remus nunca le ha gustado beber.
Pareja: Sirius&Remus
Tipo: One-shot
Cantidad de palabras: 1275 + Título
Clasificación: T
Advertencias: Slash/Yaoi. Sin beta.
Género: General

Por el Whiskey.​

Remus, como todos, tiene sus propios valores y principios, se estableció sus propias reglas desde hace mucho.

Por eso, cuando Sirius le invita a la casa de los gritos a tomar whisky de fuego con James y Peter, su No es rotundo.

Esa es una de sus propias reglas: no beber.

Porque bueno, si uno toma, ¿qué pasa después? se embriaga, ¿y qué otra cosa pasa con eso? uno pierde el control, y Remus, siendo sincero, tiene una pequeña fobia a eso.

Sirius da vueltas por la habitación, le viene con los mil argumentos. Termina recostándose en la cama con las botas encima y llenas de barro. Remus frunce el ceño, y Sirius sonríe. Nunca hay que molestar a un lobo compulsivo por el orden.

—Si piensas que iré a beber contigo y James como animales sin conciencia es que estás colocado, Canuto— le dice sin mirarle y fijando la mirada aún en los pergaminos por su cama.

—Lunático, no seas mamón, si no bebes, no eres un merodeador, y si no eres un merodeador, ¿quién eres?— a Sirius le da por usar una filosofía existencial. Remus lo encuentra divertido. Pero no lo dice.

—Un estudiante de Hogwarts que se transforma una vez al mes en una bestia que se apodera de las pesadillas de los niños– dice como si nada. Aún le falta el resumen para la clase de transformaciones.

Sirius entorna los ojos, y vuelve a acomodarse en la cama. Dos minutos y volverá a cambiar de postura.

Sabe cómo es Sirius, es terco, tanto que dan ganas de callarlo con un hechizo silenciador.

‘Oh, eso sería buena idea’.

Sabe también, que él no se irá y no le dejará tranquilo hasta que diga que sí. De hecho, ese acto de convencimiento es más como un procedimiento que ambos tienen. Sirius llega, le invita a algo, Remus se niega, Sirius se queda buen rato hasta convencerlo sabiendo que Remus cederá en algún momento. Siempre es así. Es como los rituales de apareamiento que tiene Sirius con las chicas de otras casas; pero Remus no es una chica.

—Mamón, mal amigo— y en ocasiones cuando Remus insiste en que no, se hace el perro herido. Y Remus tiene lo que todos, límites.

Termina suspirando y cierra un par de libros.

—Sólo una— dice al fin y sin mirarlo. Se pregunta cuándo será el día en que verdaderamente no le siga a donde vaya. Duda que ese día llegue.

Sólo guarda lo libros y pergaminos en su baúl y terminan saliendo. Hace una brisa fresca de otoño.

Cruzan el pasadizo por la estatua, y llegan hasta la casa de los gritos.

Remus espera encontrarse con James y Peter, hablando de cualquier cosa, o a James presumiendo de algo y Peter alabándolo— como siempre— sobre sus actos. Se equivoca rotundamente.

No hay nadie, excepto él, Sirius y esa vieja habitación. Por razones que desconoce (ni tanto), el corazón se le acelera un poco y suda frío, muy frío.

— ¿Y james?... ¿y Peter?— pregunta controlado.

—No vendrán…— No evita sonreír el muy bastardo.

Santo cielo.

—Dijiste que vendrían— frunce levemente el ceño. Más que nada estaba preguntándose el por qué Sirius le invito ahí.

¿Será que…?

No, eso no puede ser, porque bueno, es Sirius el que está en frente.

—No recuerdo haberlo dicho— sonríe con descaro. A Sirius nunca le ha salido hacerse el inocente.

Iba a preguntar algo más, pero no alcanza, ve como Sirius toma de la mesa dos grande botellas. Whiskey de fuego.

—Dijiste que beberías— le recuerda y ve como se muerde lo labios. A Remus le dan ganas de morderle.

—Una sola— especifica. Una botella de whiskey y Sirius no es buena combinación.

Ahora Remus entiende, ya entiende por conclusión, que Sirius quiere saber algo, y no podrá sacárselo sin alcohol de por medio.

‘A menos que…’

Nunca se termina de preguntar. Han pasado diez minutos y Sirius ya lleva seis vasos de la botella, Remus dos y eso que dijo que sólo una. La otra cosa del por qué Remus no bebe mucho es que no es muy tolerante al alcohol.

Sirius va para el decimo segundo vaso y parece bastante normal. Remus va por el sexto y piensa que hay mucha luz en la habitación, y eso que la habitación no tiene luz. Oye la voz de Sirius preguntarle.

—Aparte de saber que eres un licántropo, y que también eres de la otra acera…

Está insinuándolo, está diciéndolo, está diciendo ‘aparte de saber que eres gay’. Balbucea un poco.

—S-sí, bueno… ya te lo había explicado— odia balbucear. Es muestra de la pérdida del control. Ahora la habitación de la un poco de vueltas con el octavo vaso.

—… — Le mira un momento. Es como si estuviera pensando cómo tirar la pregunta—. ¿Quién te gusta Lunático?
Una de las tantas cosas que temía.

—… Nadie— tú.

—Ah, pensaba que había alguien…— sonríe y Remus se estremece un poco. Esa es la sonrisa de malas intenciones— ¿Qué opinas de mi Lunático?— se sienta a su lado, está ebrio, es lo más seguro.

Pero Remus respira hondo, inhala y exhala, y sólo le queda una cosa. Bromear.

—Eres demasiado feo— esa es la mayor mentira de todo Hogwarts y el Reino Unido Remus Lupin.

Sirius le mira un momento y frunce el ceño, parece ofendido por la respuesta.

Remus siente que caerá al suelo en cualquier momento, o tal vez ya lo está, Sirius está a su lado preguntándole muy cerca quién le gusta, le dan unas horribles ganas de morderle los labios.

—Opino que deberíamos irnos de Hogwarts a probar ser gogo boys…— le murmura al oído con tono jocoso.

—Sirius estás…

Ebrio.

Eso es lo que va a decir, pero no puede porque se queda mudo cuando ve que Sirius ahora sí está muy cerca y le respira, Remus le ve la lengua entre los dientes y le cuesta tragar, suda frío.

Siente algo encima de su boca pero tan rápido a como lo siente desaparece porque algo sucede.

— ¡Bastardooooooooooooooooooooooooooooooooos!— James no toma modales para entrar por la puerta—. ¡Tienen el descaro de beber sin nosotros!

Sirius se separa sin remedio y parece más ebrio que nunca, prácticamente se acabo las botellas de whiskey solo. Casi.

Eso que pasó, eso que estuvo a punto de pasar Remus no sabe exactamente qué fue. Porque por acto siguiente, no sabe si es por cosa del alcohol, por cosa de ese calor intransigente que le recorre el cuerpo o ambos, que termino en el suelo, desmayado, con calor y algo que sólo pareció un sueño. Un sueño casi hecho realidad.

Despierta en la habitación Gryffindor con una resaca de muerte, y James está en la cama de al lado leyendo una revista de Quiddicht.

—Bebiste demasiado Remus— se burla, y parece muy tranquilo. No parece dudoso ni nada. Tal vez no vio nada.

Y se acuerda.

Le duele la cabeza pero no le molesta recordar que estuvo a punto de un beso, de un beso con Sirius Black. Se toca los labios. Al menos ya sabe más o menos que se siente, porque está seguro, juraría y perjuraría, que lo que sintió fue un leve rose, uno muy pequeño, pero lo llegó a sentir, el rose fantasmal con Sirius.

Quizá no fue tan malo ir a beber un poco.

— ¿Y Sirius?— pregunta mientras se soba la cabeza. Un dolor insoportable.

—A saber…— se encoje de hombros.

En otro lugar, la casa de lo gritos en específico, Sirius está guardando cinco botellas de whiskey de fuego para la próxima ocasión en que le toque embriagarse con Remus.

No puede esperar.

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Odienme u__u.