Pensar aunque sea sólo una vez Llevaba más de dieciocho horas en la misma actividad, si es que se podía llamar actividad a aquello. Sí, lo que realizaba distaba de ser algo que implicara movimiento, sólo se mantenía allí estática frente al televisor apagado. Lo observaba con una fascinación indescriptible, era tal la escena que su madre creyó que su adolescente hija por fin había acabado por perder la poca razón que le quedaba. Pese a cualquier ruego que su progenitora efectuó con lisonja para que se alejara del aparato, no se distanció en lo más mínimo de él. Otros familiares de la chica la visitaron ante los ruegos de su madre, e intentaban al igual que esta, convencerla de que existían otras fuentes mejores de diversión que esa. La joven lejos de responder, continuaba mirando sólo a la pantalla del televisor. Y quizá, tenían razón todos en sus formulaciones sobre que habían otras formas de divertirse, no obstante nadie sabía siquiera eso porque también cabía la probabilidad de que no quisiese divertirse, también podría querer experimentar morbo, enojo y hasta sacarlos de quicio a todos ellos. Ahora no sólo querían sacarla de las garras del televisor apagado, sino que también era primordial qué la llevaba a estar allí. Necesitaban explicaciones y no irían sin ellas. Para ello recurrieron a estrategias simples como la de ofrecerle un helado de chocolate creyendo que la libraría de su letargo, o tremendamente complejas como la de sentarse a su lado con un libro de psicoanálisis y así sacar conclusiones a las que esperaban que respondiera. Nuevamente, nada sirvió. Ya cansada la familia completa, se retiraron a sus hogares quedando la madre y la hija como al principio. La señora se preparó para ir a dormir cuando al pasar por la sala vio lo impensable, su hija estaba de pie y ya no miraba al televisor. Lucía como siempre, nadie externo a la familia podría intuir siquiera lo que habían vivido todo aquel día. Después de mucho meditar y agradecer porque las cosas se habían normalizado, se dio cuenta de que por fin podía preguntarle a su hija qué veía en la pantalla apagada y lo hizo. —No veía nada en el televisor apagado, sería loca si viera algo… Sólo quería pensar aunque sea una vez con ese aparato en frente— Sin otro comentario más, la joven se despidió cariñosamente de la madre y con un paso algo torpe debido a las largas horas en la misma posición se dirigió a su cuarto.
Como que la televisión nos pone muchas veces tontos. Es cierto que es muy difícil pensar con la tv en frente, yo como pienso poco no tengo ese problema,jajaja. Te mando un abrazo amigo, estuvo muy entretenido esto, ah y quería agradecerte tu comentario en mi fic. Nos leemos pronto.