Paraíso Perdido

Paraíso Perdido

Tal vez, si yo hiciera una película de Pokémon sería así:



PARAÍSO PERDIDO
劇場版 ポケットモンスター
パラダイスロス
POKÉMON THE MOVIE: THE LOST PARADISE
“Morir no tiene nada de ilógico, lo ilógico sería vivir y no tener un sueño del cual seguir viviendo”

PARTE
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-Profesor Oak, ¿cree que los cambios climatológicos acabarán afectando a los Pokémon a cierto punto?- la joven reportera se encontraba entrevistando a la máxima autoridad sobre Pokémon, ella se encontraba nerviosa, y al mismo tiempo trataba de demostrar seguridad en sus preguntas, como su primer acercamiento con aquel señor le causaba una gran conmoción en el interior, la periodista no dejaba de temblar al acercarle el micrófono al profesor, pero para no causar un error en televisión, el profesor la ayudó un poco sosteniendo el micrófono y dando una amplia revisión a los problemas que el medio ambiente estaba sufriendo.

-Es obvio que los Pokémon son los que sentirán los cambios antes que nosotros, quizás a diferencia de nosotros que buscamos distintos medios para adaptarnos a las altas o bajas temperaturas con tecnología, los Pokémon tienden a actuar por instinto con el propósito de sobrevivir, no importa lo que tengan que hacer, ellos podrían incluso volverse una amenaza para la sociedad, pero creo que es lo justo después de castigarlos por nuestros errores- el profesor Oak, un hombre de cabello castaño opaco y canoso, identificable por su preferencia a los trajes grises y zapatos cafés, pero con su infaltable bata de laboratorio, mostrando su amor a la experimentación como parte de su investigación.

-¿Está diciendo que los Pokémon podrían volverse más agresivos?- la reportera, admiradora del conocimiento del profesor estaba un poco asustada por la idea de que los Pokémon respondieran ante el descuido de los humanos por la desaparición de sus tierras.

-Más que agresivos, yo diría desesperados…

Esa charla fue un especial que se emitió por varios canales de televisión advirtiendo lo que la sociedad viviría si no se hacía nada en ese momento. Las campañas de diferentes medios de comunicación bombardeaban cualquier lado para que todos escucharan el mensaje, “Nos estamos acabando la naturaleza, por lo tanto, los Pokémon”, esto era un mensaje directo a los entrenadores para que solucionaran el problema, pero no hubo respuesta, lamentablemente la gente no escuchó nada, he incluso antes de la estrategia mediática ya era demasiado tarde, los Pokémon estaban desapareciendo.

Cinco años después esa propaganda masiva inundaría las ciudades en una mar de basura, como una de las metrópolis más visitadas en la región de Kanto que miraba un muchacho de ojos grisáceos, igual al cielo en el que ya no se podía distinguir al sol.

-¿Esto es el paraíso?- le decía al viento un joven de cabello rubio y piel morena que veía hacia el horizonte, veía un atardecer ocultándose entre montañas desérticas y árboles secos. El viento se sentía seco, y golpeaba el cuerpo del joven que se encontraba desnudo, la arena y tierra seca que abundaba en el lugar era parte de ruinas de una ciudad perdida, al igual que la mirada del chico esperando a que se oscureciera, mientras recordaba el pasado, los viejos tiempos. – ¡Qué aburrido es estar sin ti!- aquel joven le gritaba a la luna tratando de reclamarle lo que tanto anhelaba y había perdido. “Bienvenidos a Ciudad Azafrán” El letrero de aquel lugar perdido enterrado por las arenas del tiempo.

Mientras tanto, en esa misma región hacia el sur, se encontraba la ostentosa Ciudad Carmín, caracterizada por su puerto en el que embarcaba provisiones para los vecinos de Kanto, la región Johto, quienes los había desbastado un huracán alrededor de dos semanas atrás. Pero en ese momento Ciudad Carmín tenía previsto la bienvenida del regreso a los entrenadores Pokémon que habían participado en la Copa Mundial Pokémon, la cual se tuvo que abortar de último momento porque los participantes de Johto no pudieron acudir por el accidente natural.

-Ay qué mala suerte, esta vez sí estaba listo para dar todo de mí- enérgico y con un espíritu valiente, Ash Ketchup apretaba sus puños de rabia, mientras le hablaba a su amigo que iba en su hombro, un pequeño ratón amarillo que respondía con el nombre de Pikachu. –No puedo creer que por primera vez iba a participar en la Copa Mundial, y se haya cancelado.

-Antes di que tuviste suerte de volver- bajando las escaleras del puerto, lo esperaba una chica de cabello pelirrojo, vistiendo una blusa sin mangas de color azul celeste con bolsas a los lados y capucha, junto con una falda short corta de color blanco, con unos zapatos tenis completamente azules. Misty era la gran amiga de Ash desde que este se volvió entrenador Pokémon, no pudo evitar darle la bienvenida preocupada de que le hubiera pasado algo.

Gran cantidad de familiares de los familiares de la Copa Mundial se encontraban abrazando a sus hijos, incluso los que ya eran mayores de edad, ahí estaban padres y hermanos con la angustia de que su destino hubiera sido fatal. Y es que durante el viaje de regreso se registró otro huracán que pasaría por la ruta del barco.

-Estoy bien Misty, gracias- reía Ash, mientras veía como a Misty le salía una pequeña lágrima.

-Todo esto tiene una explicación Ash, son los Gyarados- de la nada salía el Profesor Oak, quien ya se mostraba mucho más añejo a lo que parecía en aquel informe de cinco años atrás. Él en realidad no se encontraba ahí para explicarle a uno de sus pupilos sobre los cambios de las mareas, en realidad era porque su nieto Gary también se encontraba dentro del barco, por lo tanto se quedó en la fila, a un lado de un grupo de familiares que seguían esperando que bajaran del barco sus hijos.

-Ese Gary ya demoró bastante, quiero saber que pasa, pero nadie dice nada- desesperado el profesor por saber que sucedía, intento meterse al navío, pero en eso, intervino una mujer de cabellera azul, ojos rojos y un uniforme que avisaba su puesto de oficial.

-Lo siento profesor Oak, no podemos dejarlo pasar, es por su seguridad- explicó la oficial que según su placa decía Jenny. –Si necesita buscar a alguien dígamelo, tengo la lista de todos los pasajeros, digame el nombre de su hijo.

-Ehm, no, no es mi hijo, es mi nieto Gary Oak, según sé les toman una fotografía al subir al barco, es de cabello y ojos castaños, piel clara, con peinado en punta, llevaba pantalones morados, y camisa polo cuando subió al barco.

-Así es, aquí lo tengo- dijo la oficial Jenny, tomando una tabla de cristal electrónica, la cual mostraba el rostro de Gary, el nieto del profesor, pero en la lista de registro sólo tenía la marca de que había tomado el barco de ida, más no de regreso.

-¿Qué significa eso oficial?, ¿mi nieto jamás tomó el barco de regreso?- preguntaba eufórico el profesor Oak, quien parecía perder la calma de un momento a otro, pero la oficial pedía ayuda con los empleados del barco para saber el paradero del entrenador desaparecido.

-¿Qué pasa profesor?- Ash se acercaba para saber que ocurría, porque veía que su profesor parecía perder la calma al ver que la oficial no daba respuestas.

-Ash, ¿viste a Gary dentro del barco cuando regresaron?, hablo de que si lo viste volver a tomar el barco para venir aquí de regreso.

-Sí entiendo, pero a Gary no lo vi hasta bajar del barco en la sede de la Copa, ahí lo vi una vez y no lo volví a ver.

-¿Qué pasa profesor, no baja Gary?- se acercaba la madre de Ash, quien se demoró un poco con el deseo de comprarle algo especial a su hijo y a Gary por regresar con bien.

-Mucho peor Delia, Gary jamás tomó el barco de vuelta.

Una semana después del acontecimiento se dio por perdidas las personas que no regresaron del barco, por lo tanto Gary Oak había desaparecido, y nadie sabía de su paradero. A nadie se le autorizaba por seguridad ir al lugar de los hechos, que era una de las islas de la región Hoenn. El profesor Oak incluso estaba decaído al hacer sus estudios sobre los cambios climatológicos, y al mismo tiempo pensaba en su desaparecido nieto, pero en esos momentos tenía que seguir su trabajo como todos los jueves, invitado especial en el noticiero de las diez de la noche, justo cuando la gente esperaba las palabras del profesor sobre la investigación de los Pokémon.

Todos los jueves era un martirio, eran noticias esperanzadas con intentos para animar a la gente, pero este jueves era distinto, porque ese mismo día, se cumpliría una semana de que el nieto del profesor Oak desapareció, además tenía en sus manos un escrito sobre la primera especie de Pokémon que desaparecería de la tierra. Por muchos intentos por mantener la especie viva, el Pokémon Growlithe y por consecuente Arcanine han dejado de existir en el planeta tierra. La situación se sabía desde antes, y se hizo una operación de emergencia, la cual era pedir a los entrenadores la donación de su Arcanine para construir nuevas familias, ya que los salvajes habían dejado de habitar el planeta. Aquella técnica de repoblar esta especie funcionó por un tiempo, pero al liberar a los Growlithe en cautiverio fallecían al instante, así que se dieron cuenta que la especie ya no podía sobrevivir en las condiciones del planeta, así que aquel jueves se hacía oficial.

-Buenas noches, gracias como siempre por brindarme este espacio, hoy no quiero dar introducciones, quiero irme a los hechos… estamos ante un hecho aterrador- el profesor Oak continuó hasta terminar con la terrible noticia, mientras miles de espectadores hacían conciencia. Era verdad, los Pokémon estaban desapareciendo.

Todos los diarios al día siguiente estaban repletos de la misma información, pero que a todos de la misma manera impactaban.

-Qué divertido, los Pokémon se están extinguiendo- decía un hombre oculto con una gabardina negra y sombrero del mismo color, él leía su diario con el simple hecho de ver como los medios enloquecían a la gente, todo le parecía divertido, incluso el hecho de que el mundo colapsaba.