Mi Hijo y Yo Bueno se me ocurrio juntar a Inu No Taisho y a Inuyasha en un corto fic, y escuchando la canción No Basta del cantante Franco De Vita me inspire en este Song Fic que espero les guste n_n Mi Hijo y yo Éramos una pareja excelente, la amaba con cada fibra de mí ser en realidad la sigo amando y es que no puedo evitar decirlo: Izayoi Takekawa era y será la mujer de mi vida por siempre. Mi historia comienza de cierta forma en un aspecto muy perfecto, pero ese es justamente mi problema: “creí que todo en mi vida era perfecto”, sin embargo recibí la realidad como un duro golpe en la cara de la peor manera: la frialdad de mi propio hijo. No basta traerlos al mundo porque es obligatorio porque son la base del matrimonio o porque te equivocaste en la cuenta. Habían pasado ya dos años de nuestro matrimonio, mi esposa estaba embarazada y hoy cumplía los nueve meses. Esa tarde me encontraba trabajando y llamaron a mi puerta, era mi secretaria quien entró dándome una buena noticia, diciendo que Izayoi ya estaba en el hospital en trabajo de parto. Resumiendo todo mi trayecto a partir de ahí, en unos treinta minutos ya me encontraba en el hospital, averigüé en recepción en que cuarto se encontraba mi esposa y me dijeron: habitación 313. Subí al tercer piso y grande fue mi sorpresa al ver como media docena de médicos salían del cuarto de ella, en ese momento sentí una punzada en mi pecho, algo no estaba bien. - disculpe doctor – pregunté al médico más cercano - ¿qué sucede? - ¿es usted familiar de la paciente Izayoi Takekawa? – me respondió con esa pregunta de manera algo ¿nostálgica? - así es, soy su esposo – dije ya temiendo lo peor Todo pasó tan rápido desde ese momento, no recuerdo haber escuchado nada más que esas últimas palabras del médico: “su esposa falleció en el parto”. Lo único que recuerdo es que pasado los dos días, después de haber firmado algunos papeles llevé a Inuyasha a casa. A partir de ese momento mi vida no fue la misma. No basta que de afecto tú le has dado bien poco todo por culpa del maldito trabajo y del tiempo. Habían pasado ya seis años desde la muerte de mi esposa, Inuyasha creció junto a mí pero prácticamente la que lo crió fue su nana, yo andaba ocupado con la empresa y además ver a mi hijo hacía que recordara a Izayoi lo cuál no deseaba hacer. Es más en estos seis años mi empresa había crecido bastante y era la compañía más acaudalada de todo Japón, todo gracias al esfuerzo de varios de nosotros. Eso era bueno ya que a Inuyasha jamás le falto nada, le compraba todo lo que él quería. Y de esa forma pasó otro año más. No basta porque cuando quiso hablar de un problema tú le dijiste: “niño será mañana es muy tarde, estoy cansado". Un domingo llegué temprano a casa, había logrado terminar una junta administrativa con algunos empresarios estadounidenses y firmar un buen convenio de exportación de mercadería. Llegué agotado y lo único que deseaba era descansar, pero creo que mi hijo no entendía ese punto. - ¡¡Papá, papá!! – vino feliz hacia mí a recibirme - ¡¡Hoy llegaste temprano!! ¡¡Qué bueno, eso quiere decir que la pasaremos juntos!! – decía sin dejar de sonreír - Ahora no Inuyasha, estoy cansado – dije sin mirarlo dirigiéndome a las escaleras - pero papá… - y poco a poco la sonrisa se le iba borrando - ¿Dónde está la nana Kaede? – pregunté antes de pisar el cuarto escalón - hoy te dijo que no vendría ¿lo recuerdas? – dijo en un tono apagado - es cierto, ah lo olvidé – pensé y me dispuse a subir de nuevo - papá quería decirte que en la escuela… - no lo dejé terminar - te dije que estoy cansado así que hablamos mañana – seguía sin mirarlo y trataba de seguir subiendo - pero hay un tipo que me para molestando y… - nuevamente lo interrumpí - ¡Inuyasha! – levanté un poco el tono de voz y está vez lo miré fríamente – te dije que estoy cansado, y sí un bravucón te acosa en la escuela debes aprender a defenderte ¡¿eres hombre o no?! – fue lo último que le dije para después subir y encerrarme en mi cuarto durante todo el día No basta con creerse un padre excelente porque eso te dice la gente a tus hijos nunca les falta nada. Los años siguieron pasando, Inuyasha ya tenía 16 años y hoy era su graduación escolar. Tenía algo de trabajo en la empresa así que no pude ir puntual, él me había llamado hacía unas horas diciendo que se adelantaría y que me esperaría en la escuela. Eran las 9 de la noche, recién pude salir de la compañía y si no me quedaba de otra fui a su graduación, luego de una hora llegué, entré al plantel y me di cuenta que la fiesta ya había comenzado por lo que se veía ya hace un par de horas atrás. Busqué con la mirada a mi hijo y vi que estaba con su grupo de amigos y amigas, él giró su cabeza y me vio por lo cual con una sonrisa se acercó a mí. - papá, me alegra tanto de que hayas podido venir – decía él, estaba vestido con aquel traje de $500 dólares que le compré junto a los zapatos de $350 dólares - ¿Cómo van las cosas? – fue lo único que se me ocurrió preguntarle después de analizar el precio de su vestimenta - bien, excelente – sin quitar su típica sonrisa En ese momento, vino un tipo de lentes y se dirigió a mi hijo. - alumno Taisho muy buenas noches – dijo cortésmente - ¿él es su padre? - así es profesor Yamanata – contestó Inuyasha - buenas noches profesor – dije seguidamente de mi hijo - que tal señor Taisho es un placer conocerlo finalmente – dijo y a continuación estrechamos varonilmente las manos en forma de saludo - con permiso – dijo mi hijo para irse con sus amigos Me quedé unos momentos en silencio con aquel maestro, él cuál no dejaba de hacer algún tipo de muecas como queriendo hablar pero no se decidía y eso hizo perder mi paciencia, mirando al frente le dije. - venga señor Yamanata, ¿qué tiene que decirme? ¿Qué hizo Inuyasha? – fue lo primero que se me vino a la mente - oh no señor Taisho, se equivoca – me contestó sorprendido – su hijo es el mejor de la clase es más él no tiene ninguna amonestación en su perfil de conducta – agregó y podría jurar que sonaba orgulloso Me quede callado, y es que simplemente no lo podía creer. - que disfrute la fiesta señor Taisho, su hijo es un chico excelente y por lo que es obvio felicidades usted es un gran padre – dicho esto el profesor se retiró dejándome completamente sin palabras y además lleno de vergüenza No basta con comprarle curiosos objetos no basta cuando lo que necesita es afecto aprender a dar valor a las cosas por que tú no le serás eterno. Siempre recordé ese día de la graduación de Inuyasha y esas palabras de aquel profesor, habiendo pasado ya seis años desde su graduación escolar y una semana antes de su graduación universitaria mi hijo con 22 años de edad ya iba ser un licenciado en relaciones públicas. Mi carácter para con él había cambiado radicalmente desde ese incidente pero no solo yo había cambiado sino también él. Ya no era el mismo chico sonriente de antes, ahora era más frío y obviamente estaba más distanciado de mí. Un domingo quise tener por primera vez una plática de padre a hijo así que sin tocar entré en su habitación. - Inuyasha – dije entrando para ver que estaba haciendo - ¿y ahora qué pasó? – dijo de manera cortante - pues nada, simplemente quiero saber si estás bien – fue lo que le dije Él levanto su vista de sus libros y giró para mirarme, luego sonrió arrogantemente y dijo. - déjate de bromas viejo – echó a reír y volvió a sus cosas - no es broma hijo – acercándome poco a poco a él - ah sabes si quieres hacer algo por mí – calló unos momentos mientras buscaba una revista, se paró y luego me la enseñó – mira esta belleza – dijo mostrándome el modelo de un BMW negro – está $ 600’000 mil dólares ósea súper barato viejo - ¿quieres ese auto? – le pregunté no muy convencido - siempre me das lo que quiero así que obviamente quiero ese auto – contestó de una manera despreocupada – piensa la cantidad de chicas que puedo ligar en la graduación ¡Wao! – decía de una manera superficial Luego de unos segundos, me di cuenta del error que había cometido todos estos años de falsa crianza con Inuyasha. Simplemente él había cambiado muchísimo desde que ingresó a la universidad, en el colegio era un chico diferente no me pedía grandes cosas lo único que quería era pasar tiempo conmigo y ¿cómo le respondía yo? Dándole dinero para que se compre lo que él quisiese con tal de que ya “no me molestara más”. Ahora él ya es un joven encaprichado y acostumbrado a que le siga dando dinero apenas abre la boca, es mi error y tengo que aprender a cargar con él. Luego de unos segundos, miré el suelo y le contesté. - mañana mismo te vas a comprarlo, ahora te hago el cheque – dije muy triste saliendo de su habitación dejándolo gritar loco en euforia No basta castigarlo por haber llegado tarde si no has caído ya tu chico es un hombre ahora más alto y más fuerte que tú que tú... Al día siguiente, le di el cheque a mi hijo para que fuera a comprar ese auto pero ya eran las 12 de la noche y él no aparecía desde la mañana, algo no iba a estar bien: Inuyasha Taisho iba a pasar el resto de la semana castigado. De esa manera pensaba mientras tiraba al piso el último cigarrillo consumido, me encontraba afuera de nuestra casa esperándolo hasta que el reloj marcó las 12:30 pm y en ese momento desde la esquina se escuchó un música muy potente que cada segundo se hacía más fuerte. Un BMW negro se estacionó frente a mi casa, aún con las puertas cerradas se podía escuchar la potente música que radicaba del interior. Inuyasha abrió la puerta de su lado y salió del auto, estaba con unos lentes oscuros y en su rostro estaba dibujada una sonrisa. Al verme se quito los lentes y le vi completo su rostro, en ese momento era la primera vez que me dio un abrazo en forma de agradecimiento, además no me había percatado de cuanto había crecido mi muchacho, se notaba que me llevaba unos centímetros de más. Pero eso no cambia las cosas, estaba enojado y se lo haría saber. - Inuyasha – con voz firme - ¡¿se puede saber porque rayos llegas a esta hora?! – frunciendo el ceño lo encaré - Tsk!! – fue lo único que salió de su boca y dejándome de abrazar me miró fijamente - ¿tiene algo de malo? ¿Desde cuándo te importa mi bienestar? - ¡Soy tu padre! ¡Es lógico que me importe! – le contesté más molesto - ¿recién te das cuenta que eres mi padre? – fue lo último que dijo para después entrar a la casa dejándome a un lado Mi mirada se enfocaba al vacío y en mi mente retumbaban esas últimas palabras de mi hijo, quien actualmente se encuentra en Inglaterra y ya tiene una vida ahí. Jamás lo volví a ver solamente me enteré que se casó y ahora tengo dos nietos, somos como dos extraños que si nos cruzamos en la calle no nos reconoceríamos hasta que alguien nos avise. Simplemente aprendí una gran lección en esta vida: No Bastan las cosas materiales, Lo que más importa es el afecto que le das…
Re: Mi Hijo y Yo Holaaaa el song fic te ha quedado muy bonito, me encanto como narraste la relación entre Inuyasha y su padre y más aun como encajaste perfectamente la letra de la canción. Incluso escuche la música mientras leia tu historia me ha encantado y me conmovio muchisimo ya que refleja la pura verdad hay muchos padres que no pasan tiempo con sus hijos y que pretenden que con comprarle cosas caras ya se resuelve todo y son los mejores padres del planeta, era estan equivocados y tarde se dan cuenta de su error. Muchas gracias por haber escrito esta maravillosa historia me encantoxD