Los Increíbles Los increibles: Forever Hero

Así es, es de esa pelicula de superheroes de pixxar, la daban el día sabado y me pregunté que había pasado entre lo que no cuentan en la pelicula. Entre que Bob Parr se casa y hacen que los superheroes vivan como gente normal y done inicia la pelicula. Seguro encontraran relación con esta pronto.



El semáforo se ponía en rojo, mientras que luchaba por que mi viejo automóvil volviera a avanzar, había sido un día bastante frustrante en el trabajo, hora y media de la misma metáfora de engranes corporativos que me llevaba solamente a recordar que era solo una pieza gris e insignificante que formaba parte de un todo que jamás sería reconocido. Al voltear la mirada hacia la derecha mire en un quiosco de revistas y diarios exhibido un viejo comic, con un icono rubio que portaba una “i” en medio de un traje negro con azul, airoso, haciendo honor al nombre que se le daba, enfrentando a varias criaturas monstruosas guiadas por el temible villano mutante llamado Creeter, escena que inevitablemente me transportaba al pasado en dulces recuerdos llenos de gloria.

Sonaba de pronto el claxon de un automovilista que furioso me tiraba insultos mientras lo observaba de reojo por el retrovisor, así de desvanecía el brillo de mis ojos y esa “i” de increíble se volvía de ilusión de acontecimientos que probablemente no podrían volver.

<<Viven entre nosotros, personas comunes, con empleos comunes, haciendo poco a poco de este mundo un lugar mejor>>

Así era más o menos el eslogan que nos condenaba a vivir ocultos entre la sociedad.

Me disponía a avanzar con cierta pesadez, apunto de pisar el acelerador, buscando llegar pronto a mi casa con mi familia, esperando que un tiempo con ellos pudiera despegar estas ideas de mi mente.


—¡Cuidado! —exclamó una voz femenina frente a mí.


En ese mismo momento quite el pie del freno como pude, pues en el diminuto auto era difícil moverse. La chica tendría unos doce u once años de edad, tenía sus manos sobre el auto mirándome a los ojos un tanto asustada. Trate de recordar en que momento había llegado allí, podría jurar que había girado mi mirada segundos antes y ella no estaba en ese lugar, mi corazón latía demasiado rápido.


—¿Estás bien? —ella iba seguir de la largo, estaba un tanto distraída—..¡Niña! —insistí.


Ella arqueo un poco las cejas, ya viéndola más de cerca noté que su piel era clara aunque un tanto sucia, tenía el pelo corto por encima del cuello, que aumentaba de tamaño conforme más cerca del rostro, tenía unos ojos grandes color avellana que sobresalían por debajo del gorro de la sudadera purpura que llevaba puesta, sonrió levemente al verme y se volteó.

Me disponía a partir cuando noté que algo ocurría, redirigía su mirada de nuevo hacia la dirección el que venía y terminaba poniendo una cara de terror mientras que salía corriendo hacia el callejón.


—Está huyendo…—intuí mientras buscaba asomarme al otro lado para ver si encontraba lo que ella había visto, pero no veía nada.


Miré indeciso de un lado a otro, presioné mis dientes y sin pensarlo más, doble la esquina donde dejé semi-estacionado mi auto, descendí y me dirigí al callejón esperando llegar a tiempo. Miré hacía todos lados, era una calle cercada por tres edificios por lo que no pudiera haber ido a ningún lugar. Estaba por darme por vencido cuando escuche el arrastrar de su pie en el piso, entonces pude observar que se encontraba detrás de un contenedor de basura, oculta detrás de unas cajas de cartón.


—¿Cuál es tu nombre? —le pregunté intentando ser lo más amigable posible, ella solo retrocedió más—¿qué te ocurre niña? —la niña señaló detrás de mí.


Algo crujía a mis espaldas, era todo un movimiento maquinal de mecanismos moviéndose, poco a poco algo se aproximaba a mí, ensombreciendo todo, con mi adrenalina subiendo busqué girarme lo más rápido posible, pero antes de que hiciera algo me empujó con una enorme fuerza haciendo que me estrellara y traspasara la pared del edificio.

Intenté recuperarme pronto, la cabeza me daba vueltas por el golpe y aunque mi cuerpo era invulnerable, la falta de condición hacía que mis articulaciones me dolieran. Salí apresuradamente de nuevo al exterior


—¡No salgas de allí! — le indiqué a la niña mientras lo embestía con fuerza.


La miré de reojo ella me sonreía. Me encontraba demasiado agitado y transpirando, use un poco la manga de mi camisa para limpiarme pensando en cómo me reclamaría mi esposa por eso luego.


—Me llamo Jannet—dijo la chica casi murmurando


Sonreí al escuchar esto, tal vez por ese brillo en la mirada que tenía mientras me observaba, expresión que no miraba hace tiempo dirigida hacia mí, me daba fuerzas, cierta satisfacción indescriptible y única que solo emanaba en estos momentos.


—Me llamo Bob…


El androide se había levantado de nuevo, tenía tres patas metálicas que se movían a mí a toda velocidad, pude ver en ese momento que medio de su cuerpo cilíndrico me observaba desde un ojo mecánico color rojo, iba a embestirlo de nuevo cuando este dio un salto girando sobre mí, entonces recordé que su blanco no era yo. A unos cuantos metros de él la niña había cerrado los ojos y había puesto sus manos de manera defensiva, traté de llegar a ella pero el androide me golpeó con una de sus extremidades impactándome contra el piso.


—¡Mi espalda! —chillé


Mientras tenía una batalla contra su fuerza, miré que la niña comenzaba a brillar, una esfera como un proyectil salía disparada hacia el robot de sus manos con tal fuerza que lo hacía caer. La chica tenía poderes, aunque no los controlaba muy bien pues se veía agotada luego de eso, me había dado una ventaja, comencé a escuchar en ese momento un golpeteó, antes de ponerme de pie pude ver a una mujer con un bate de beisbol arremetiendo contra el androide, sus rasgos eran muy similares a los de la niña.

Esto no le causaba el mínimo daño al monstruo de metal, pero me servía como una distracción.

Trepé como pude por el edificio tomándome de las partes salientes del concreto, estando a una altura considerable me dejé caer, dando un enorme puñetazo con la fuerza de todo mi cuerpo al robot, que era destrozado al instante por la onda expansiva provocada por impacto.

Jadeando, me fijé en el aspecto de mi ropa, la camisa se había roto y estaba por completo desfajado, estaba empapado en sudor, mi vista estaba nublada y caminaba tambaleante, pero, yo estaba feliz.

Me encontraba hipnotizado en los restos humeantes de la criatura, cuando me percaté que la niña me abrazaba sonriendo, la mujer se aproximaba a mí y hacia lo mismo.


—Gracias— no cesaba de repetir—ella es mi hija, gracias por salvarla.


Observé a la pequeña por un segundo, su forma de mirar me recordaba a un antiguo camarada llamado Electroshock. Pensé en ella, recordando lo difícil que era ocultar los poderes a esa edad.


—Señor, ¿Cuál es su nombre? —preguntó la niña


—Bo…


—No, su verdadero nombre— dijo interrumpiéndome.


No importa que hubiera ocurrido, cuantas cosas cambiaran, que tanto se hubieran complicado las cosas. El mundo aún necesitaba héroes, las personas en secreto esperaban verlos surgir algún día y yo siempre sería…


—Mr. Increible…