*Los E. X y Las Diosas Malditas*

*Los E. X y Las Diosas Malditas*

Holaaaa a todas, soy Aori Watanabe por si nadie me reconoce y este es mi fic xD
Título: Los E. X y Las Diosas Malditas
Personaje(s): La gran mayoría de POT.
Autor/a: Ao-chan… O sea yo.Advertencia(s): CONTIENE LENGUAJE OBSCENO, Futuro RyoSaku.

“Los E. X y Las Diosas Malditas”​

*Capítulo 1*​

~ El diamante ~​

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Nunca supe como fui a parar en esta calle desierta y a muy altas horas de la noche. Supuse que el cielo estaba nublado porque no pude notar ninguna estrella en el firmamento ni mucho menos a la luna. Jamás entendí como es que me había distraído tanto con las asignaciones de la escuela y que, dicho sea de paso, nunca terminé de hacer. Mi cuerpo se estremecía, me sentía como un cachorro abandonado, como un niño perdido, como un huevo en ceviche. Nada, absolutamente nada pudo evitar que mis sentidos se agudizaran y como movida por una fuerza extra corporal, empecé a correr. Primero dando trotes, pero mientras más sentía la presencia tras de mi, más agilizaba mi andar, estaba temblando, sudando frío, quería llegar pronto a mi humilde cuartucho que había conseguido alquilar por tan sólo 500 yenes mensuales, eso no era tan malo debido a mi tan baja economía. Mi hermano, jamás me había dejado de mandar dinero, aún así, yo trabajaba y ahorraba al máximo todo en cuanto tenía.
Miré a un lado y miré al otro, lo único que encontré eran más calles que llevaban a lugares oscuros, todo era muy misterioso. Hasta que no aguanté más, aunque el terror me invadió por completo, giré para enfrentarme a quien fuere que me seguía y nada, no había nadie… siempre exagerando todo, siempre era la que dramatizaba todo, aún así, no dejé de correr con mucha velocidad. Al voltear otra calle que me llevaría directo a la estación del tren, choqué, choqué con alguien y caí al suelo. En un exabrupto, apreté mis ojos muy fuertes pero después me obligué a abrirlos con violencia y allí estaba él con su cabello desordenado plateado, sus ojos verdes amenazadores, la camisa semiabotonada y el traje de Armani que pude notar a expensas de la poca luz. Por primera vez en toda la noche me sentí aliviada de haber chocado con él. Con él me sentía segura de una manera muy extraña.
- ¿Qué haces aquí zorra? – gritó enfadado él, al que conocía por Niou Masaharu… ¿En verdad era él? jamás me sentí como una cachorra abandonada en esos momentos. Él era todo para mí… ¿Por qué me estaba tratando así?
- ¿Qu-qué pasa Niou-san? – pregunté algo asustada mirando su silueta en medio de la oscuridad de la calle…
Unas sonrisas a una distancia me hicieron caer en cuenta de que no estábamos solos, había más personas en el lugar… No pude evitar ponerme nerviosa y muy asustada… Algo andaba mal, estaba muy segura.
- No entiendes que te largues – volvió a gritar el joven con tanto odio que golpearon mis órganos internos, sentía que en cualquier momento iba a romper en llanto. Me levanté de inmediato creyendo que él aún no me había visto del todo y que obviamente se estaba confundiendo de persona.
- Niou-san, soy yo… Watanabe Aori – sonreí acercándome a él y sólo conseguí ser empujada con furia volviendo a caer al suelo lastimándome el brazo derecho. Mis ojos se abrieron muy grandes y empecé a temblar, pero no de miedo sino de rabia. Él no tenía derecho a empujarme de esa manera y se lo iba a demostrar.
Me volví a levantar y toda terca me acerqué a él.
- Maldita sea, zorra de mierda, te dije que te largues – gritó con mucho más odio que antes, pero yo, Aori Watanabe, testadura número uno por naturaleza apreté mis puños y con toda mi fuerza me abalancé hasta su cara. En esos momentos no sabía que tenía mucha fuerza porque Niou cayó al suelo en una e inclusive pude notar, debido a la poca luz que proveía tenuemente un poste de alumbrado público, como empezaba a sangrar de la nariz.
- No tienes ningún derecho a llamarme así… ¿Qué te he hecho? – solté exasperada y jadeante, todavía mantenía mis puños apretados con fuerza, precisamente para darle otro golpe, del cual seguramente después me iba a arrepentir.
- ¡¡Tengo!!… Eres igual que todas – se levantó del suelo secándose con una mano la sangre que salía de su nariz, ahora rota.
Me tomó con fuerza de mi brazo derecho, lastimándome, presionaba demasiado y solté un gemido de dolor. Otra vez me lanzó al suelo con fuerza y las carcajadas se escuchaban a un costado de la calle.
- ¿Qué haces, animal? – se escuchó una voz femenina muy armoniosa que permanecía reclinada contra el muro de la esquina de la calle y que se notaba exactamente que estaba cruzada de brazos, la pude dilucidar aún con la escasa luz de la calle.
Todos se giraron hacia ella prestando toda su atención, allí pude darme cuenta de que habían otros cuatro chicos más a parte de Niou.
- ¿Quién eres? – soltó molesto Niou.
- Esa no es forma de tratar a una chica ¿Sabías? – la chica lo ignoró por completo comenzando a caminar directo hacia donde estábamos nosotros dos.
- Fshhh ¿Y quién te pidió tu opinión? – uno de los chicos, amigos de Niou, pronunció con recelo. La mujer lo ignoró por completo.
- Hey niña, vámonos – llamó ella con su fuerte voz.
- Nadie insulta a los E. X y se va así porque sí – se acercó irritado uno de los chicos, pude notar que llevaba un gorro echado para atrás.
- Shishido, cálmate, no es tiempo para “eso” – sonrió un chico tras él.
- ¡Qué mierda Syusuke! Ahora quiero divertirme con ella – Shishido se acercó más donde ella estaba. Niou se volteó y empezó a caminar con las manos en los bolsillos. Yo me sentí destrozada en esos momentos, ¿Quién se creía que era? Sólo porque era sexy, hermoso, todo un Dios, mi Dios por supuesto y me estaba haciendo y diciendo esto… ¿Por qué me trataba así? Tenía que averiguarlo de inmediato… pero no tuve el valor. Cuando lo vi perderse entre la oscuridad giré a ver a la chica que me había ayudado y en su lugar encontré a otras tres con ella.
¿En qué momento llegaron? No lo sé… me quedé observando como idiota aquella escena y ni siquiera me di oportunidad de levantarme del frío suelo. Mis piernas descubiertas me temblaban. Estaba segura que había ensuciado mi uniforme escolar y eso que recién había sido mi primer día de clases en mi nueva escuela… ¿Cómo iba a ir mañana así toda sucia y ensangrentada? Un grito de guerra me azotó violentamente de mis pensamientos regresando mis ojitos a la escena donde estaban esas cuatro chicas…
- ¡Qué joder con ustedes! Serán 3exys pero los E. X no nos amilanan, cariño – habló una de ellas con sarcasmo.
- Bonitas y groseras – se acercó otro de ellos y se interpuso entre Shishido y la chica que había hablado minutos antes.
- Tienes razón, Bunta – contestó Syusuke.
- Fshhh, apresúrense que ya estoy aburrido – se expresó otro.
¿E. X? sabía que había escuchado ese nombre antes en el colegio pero no lo podía recordar en esos precisos momentos. Una silueta masculina comenzó a caminar hacia mi… allí retrocedí como pude, apoyada con las palmas de mi mano y destilando mi miedo a full. Mi mano dio a parar en una piedra muy filuda cortándome de inmediato, sentí el correr de la sangre por mis dedos adormecidos y congelados.
- Listo, ya lo tiene – escuché a una de ellas decir.
- Nena. Coge esa piedra y corre – gritó la otra. ¿Piedra? ¿Cuál piedra? Cuando moví mi mano pude ver una piedra preciosa bajo ella, era un diamante muy grande y prismático. Ahora entendí por qué me había cortado.
- ¡¡¡CORRE!!! – gritó con mas fuerza otra de ellas.
- ¡¡Aori, devuélveme la piedra!! – escuché la voz de Niou tras de mi y yo no lo dudé ni cinco, comencé a correr tan pronto oí su voz. No sabía a donde correr así que me metí hacia el otro lado de la calle y corrí y corrí sin rumbo fijo, sólo hasta donde mis piernas me llevaran.
Para esto, las cuatro chicas que quedaban comenzaron a golpear a los cuatro muchachos que estaban con ellas. Las cuatro chicas se pusieron en perfecta posición de karate y con fuerza dieron una patada directo al mentón de los chicos, elevándose en el aire unos trescientos sesenta grados y, al caer al suelo, ellas empezaron a correr como si el diablo las viniera persiguiendo.
Mientras tanto, yo corrí y corrí, al doblar otra calle, que estaba más iluminada que la anterior, me interceptó un Audi de color negro, un hermoso auto de esos que siempre quise tener. Pero no era momento para tener mis fantasías con autos preciosos. El conductor de aquel automóvil abrió la puerta delantera.
- Rápido, sube – pidió el muchacho que manejaba. Yo dudé un momento, era un extraño después de todo, no podía subirme por más que mi mente me decía que sí ya que Niou venía tras de mi. Allí pensé que mejor era quedarme y escuchar a Niou decirme lo que iba a decirme pero recordé, tardé como un segundo en hacerlo, que él sólo venía por la piedra que traía conmigo.
Dudé. Miré al pelirrojo que me llamaba insistentemente y regresé mi vista hacia Niou que se acercaba por la acera de enfrente. Mi corazón se aceleró sobremanera y mi estómago dio muchas vueltas… el susurro de mi estómago que me pedía la cena de esta noche que seguramente me iba a perder en cuanto Niou me alcanzara y…
- ¡Qué mierda! –

 

Re: *Los E. X y Las Diosas Malditas*

*-* sugoi me encanto la historia y me llamo la atencion
el titulo de las Diosas malditas y quienes son los E. X??
por lo lei y esta realmente interesante muajajja ese Nioh
tu Dios jajaja me rei con lo del huevo en ceviche jajajajaja
que risa... n_n quiero conti pronto me emocione con la historia
ya me voy.....ADios!
............................NiceHistory........................................

 

Re: *Los E. X y Las Diosas Malditas*

Hola, bueno lo primero que quiero decirte es que ¡Me enamore de tu Historia!
de verdad me encantado mucho, la forma que narras, las palabras como "Mierda" ( aqui en españa se utiliza mucho) me gustaron. DE todo me enloqueciiii~
Quiero la continuación vale?

Matte.ne!

 

Re: *Los E. X y Las Diosas Malditas*

ola!!!!!!!!!!!!!!!!
sugoi me encanto, que yo quiero saber
que paso al final, que habra pasado.
pero me encanto Aori-chan muy genial
esta interesante quiero seguir leyendolo
espero que lo continues pronto
jojojojo E.X yo quiero saber mas de ellos
pero Niou tan malo mmm eso es raro xDxD
pero me encanto lo juro siiiiiiii
bue espero la proxima
sayonara!!!!!!!!!!!!! cuidate
mi la quiere mucho *-*jojo

 

Re: *Los E. X y Las Diosas Malditas*

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Vaya!!! Sinceramente me sorprendí mucho al ver muchos comentarios en mi fic ¡WoW!​

Sugoi, sugoi *o* muchas gracias por leer mi fic, estoy tratando de hacer lo mejor posible para que no sea muy aburrida, bien, aquí les dejo la conty, espero que les guste y que no las haya decepcionado...​

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*Capítulo 2*​

~ Las Diosas Malditas ~​

- ¡Qué mierda! – dije jadeante. Cerré los ojos, e intenté encerrar mis miedos y pensar qué hacer. Lo primero y principal era alejarse de Nioh, pensé apretando mi mano sana en un puño intentando alejar el dolor en la palma y entonces me aventuré a subir al automóvil. A pesar de todo creo que mi miedo en esos entonces hacia Niou se había formado cuando vi sus ojos verdes profundos clavarse en los míos como dagas llenas de veneno y que sin duda alguna lastimaban a mi corazón.
- ¡¡Aori!! – gritó Nioh –. ¡¡¡ESPERA!!!
Su voz me traspasaba los tímpanos con furia apuñalándome en cada momento.
- ¡Qué buena decisión!… ¡Hoi, Hoi! – el pelirrojo que estaba conduciendo sonrió yo iba a llorar en cualquier momento, lo sabía perfectamente –. Pensé por un momento que Niou iba a alcanzarte… ¿Estás bien?
El chico al volante habló mostrándome otra sonrisa y volvió a mirarme formando con los dedos de su mano izquierda el símbolo “V” de victoria. Yo me quedé mirándolo ligeramente sorprendida y titubeé.
- ¿Qu-quién eres?
Me quedé observándolo con meticulosidad, tenía el cabello rojizo intenso y un curita en la cara derecha. Sus ojos azules profundos me golpearon el iris con fuerza y parpadeé varias veces evitando que mis ojos chocaran con los de él. Vestía muy informal, una camisa a cuadros de color rojo, y unos jean azules con varios rotos por las rodillas y sus zapatillas rojas (Nike) hacían juego con la camisa.
- Soy Kikumaru Eiji – volvió a sonreír mientras, a toda velocidad, hacía piruetas con el auto perfectamente ya que cuatro Harley Davidson nos venían persiguiendo. Estaba más que segura que se trataba de los amigos de Niou.
Cuando saqué mi cabeza por la ventana observé con cuidado, aunque con la adrenalina y el miedo a grados máximos, a cuatro chicos vestidos completamente de negro y montados en cuatro hermosas Harley Davidson, otra de mis fantasías y que seguro jamás, nunca iba a tener.
Eiji volvió a girar el volante rápidamente y a presionar el acelerador, se nos presentaba una curva peligrosa, sin embargo él logró realizarlo con éxito. Pero entonces yo choqué con la ventana, provocándome un corte a la altura de mi ceja y la sangre, nuevamente la sangre volvía a caer por mi rostro y mi uniforme. Chillé de emoción o de dolor, no lo pude especificar, por el drive que acababa de hacer él, al parecer yo había olvidado en que situación me encontraba, cuando lo recordé todos los miedos volvieron a mi como si me hubieran lanzado un balde de agua fría. El chico sonrió.
- Eres una descuidada, mira que sacar la cabeza cuando estamos siendo perseguidos – se burló de mí acercándome un blanco pañuelo, yo lo miré arrugando mi frente mientras tomaba su pañuelo. Primero lo respiré, tenía un rico aroma a jazmines que me alivió poco a poco esta sensación hostil de miedo –. ¿Lo tienes? – indagó el pelirrojo mirándome de reojo. Yo me quedé en blanco.
¿Tener qué? no se me ocurría nada, no entendía a qué demonios se refería, me prendí del cinturón de seguridad y agaché mi cabeza arrugando mi frente.
- No es necesario que respondas ahora, cuando lleguemos a casa estarás más tranquila – sonrió el chico. No entendía el porqué era amable conmigo, con una desconocida.
¡Momento!, ¿Había dicho a casa? Mi casa se encontraba al otro lado de la ciudad ¿A dónde demonios me llevaba? Finalmente la velocidad disminuyó y supe de inmediato que, habíamos dejado atrás a los motociclistas. Me sentí muy, pero muy aliviada y en un abrir y cerrar de ojos caí profundamente dormida debido al cansancio.

*-*​

- ¡¡Ya despertó!!
- Bienvenida a casa… Watanabe – hizo una pausa –. Aori – parpadeé varias veces tratando de recordar pero mi vista aún parecía nublada, apreté los ojos con fuerza y volví a abrirlos con temor. En frente mío había una mujer, quizá un año mayor que yo, esperándome con una cálida sonrisa, tenía el cabello negro azabache largo amarrado en una cola de caballo muy apretado, sus vestimentas eran: una cafarena negra y unos jean de cuero negro apretado resaltando sus curvas. Calzaba unas botas de cuero negro sin taco.
- ¿Eh? ¿Co-cómo sabes mi nombre? ¿Do-dónde estoy? – me asusté mucho y empecé a titubear, tenía tantas preguntas en esos momentos que no sabía por donde empezar.
- Eso no importa – respondió ella de lo más normal, aún sin borrar esa sonrisa -. Ven siéntate – pidió amablemente.
Fue allí donde me di cuenta de que estaba recostada en un sofá amplio muy cómodo y mullido, más cómodo que mi futón. Me levanté en un sobresalto mirando a todas partes. El techo era demasiado alto, tanto que cabía toda la casa donde alquilaba mi cuarto. Había una gran mesa, me di cuenta de inmediato que me encontraba en el comedor. Mi mente me dijo que estaba dentro de una gigantesca mansión o al menos eso parecía. Cerca de las paredes de mármol blanco había muchas estatuas de divinidades y en las paredes varios cuadros de-quien-sabe-que-pintores…, quizá ellos pensarían que tenía la mirada de una desquiciada pero en esos momentos nada me importada, estaba demasiado asustada, pero al verles me sentí un poco tranquila, no parecían querer hacerme daño, sus rostros lucían muy cálidos y sonrientes, menos de una.
- Watanabe-san… ¿Y el diamante? – cuestionó una de ellas con muy mal humor, estaba cruzada de brazos y frunciendo el ceño. Sus cabellos eran azulinos y también los traía recogidos en una coleta muy apretada, vestía igual que la chica anterior. Mi cabeza dio un vuelco y recordé la bendita piedra.
- Oh, el diamante lo ten… – intenté buscar en mis bolsillos pero fui interrumpida por alguien que entraba en el comedor donde me encontraba.
- ¡¡Onee-sama, lo tengo aquí!! – respondió muy emocionado el pelirrojo que me había traído aquí, dirigiéndose a la peliazabache. Mostró el diamante, era muy brillante y transparente, y dicho sea de paso, muy grande, como una pelota de tenis, jamás había visto uno en toda mi vida. Yo abrí mis ojos demasiado grande, tanto que era imposible.
- ¡¡KIKUMARU, NO ME LLAMES ASI!! – explotó la mujer con furia, el chico se encogió de hombros en una risita divertida y la peliazul le quitó la piedra de las manos de un jalón.
- ¿En-en qué mo-momento me-me lo qui-quitó? – pensé en voz alta, aunque era lógico que me lo habría quitado mientras dormía.
- ¡Hoi, Hoi! – mostró sus dedos de victoria. Lo miré nuevamente metiendo las manos en mi bolsillo y encontrando el pañuelo que él me había dado, verle me trasmitía la sensación de seguridad.
- No importa eso ahora, te presentaré a las chicas – la peliazabache habló tranquilamente -. Yo soy Ootori Gris o Freya, la líder de las Diosas Malditas – fingió una sonrisa.
- ¿¿¿¡¡¡Dio-Diosas… Mal-Mal-Malditas!!!??? – eso me congeló el cerebro de golpe. ¿Quién en su sano juicio pondría un nombre tan feo a su grupo? Mi rostro se volvió de piedra y empecé a asustarme ¿Dónde demonios estaba? ¿Por qué no me quedé con Nioh? De hecho, ¿Por qué hice la tarea de mañana?
- Sí muñeca, no tienes por qué asustarte, aquello nos da mas personalidad. Yo soy Shimura Miyuki o Bastet – me abrazó una chica por detrás, podía sentir su aliento rozar mi cuello, aquello me dio más miedo todavía.
- ¿Nani? ¿Nani? ¿Nani? ¿Nani? ¿La Diosa egipcia de la fertilidad? – me zafé de ella como pude y volteé a verla, ella me regaló una sensual sonrisa acompañada por un guiño de ojo. Asintió. Estaba vestida igual que las chicas anteriores y su cabello verde amarrado de la misma forma: en una coleta.
- Yo soy Fujiwara Hikaru o Gaia – una chica apareció tras de mí dándole un vuelco a mi corazón, sentía que lo iba a vomitar en cualquier momento. Volteé hacia ella un tanto asustada notando que se veía igual que las anteriores, pero el cabello era rojizo ¿Qué demonios era eso? ¿Alguna clase de uniforme de grupo, de fraternidad, de secta? Por mi cabeza empezaron a pasar imágenes de gente haciendo sacrificios humanos y bebiendo esa sangre. Mis sentidos se petrificaron.
- Adachi Kin o Atenea – respondió la chica del mal humor, quizá siempre era así o tal vez existía algo que la irritaba en esos momentos. No lo pude definir.
- Un-un momento… – mi mente reaccionó –. Si son Diosas ¿Qué demonios hace ese tipo con ustedes? – “punto para mi” chilló mi alma de emoción, no sé pero en esos momentos ellas no me eran tan agradables.
- Oh verás, yo te explicaré todo – se acercó otra de las chicas con una gran sonrisa.
- Oye Tezumi, ¿Quién te nombró la explicadora oficial, eh? – se quejó Fujiwara de inmediato.
- Y ¿Por qué no puedo explicarlo yo, Hikaru? – la chica frunció el ceño.
- Porque tú siempre lo explicas todo mal, incluso si los E. X te preguntaran que les explicaras como se saca la raíz cuadrada de un número jamás te entenderían – argumentó Hikaru o Gaia sintiéndose ganadora.
- ¿E. X? ¿Quiénes son ellos? – cuestioné ahora, escuchar E. X me hizo volver a la seriedad porque con la pelea de esas dos casi hace que me de un ataque de risa, y más por las expresiones faciales al hablarse.
- Cariño, verás, eso te lo explicaremos mañana – Miyuki se acercó a mi sospechosamente. Me daba un poco de pánico la cercanía de esa mujer.
- Siguiendo con las presentaciones – se emocionó otra chica tomándome de las manos y agitándolas con fuerza, yo me quedé absorta en mi lugar. Era de cabellos castaños, aproximadamente de mi edad, muy bonita. Vestía un uniforme,… tardé unos segundos en darme cuenta de que vestía el mismo uniforme que el mío –. Yo soy Akamiyama Ayane o Ceres. Mucho gusto.
- ¡Aléjate! ¡Qué no ves que la estás jodiendo! – una joven se acercó a Ceres. Aquella chica le dio un golpe en la nuca y yo solté una risita nerviosa.
- Y yo soy Chikawa Ayumi o Isis – me sonrió una chica de cabellos largos y pelirrojos, su rostro era muy inocente y tierno, llevaba el mismo uniforme escolar –. Veo un aura muy brillante, eres sorprendente.
- ¡Ay, no! – volvió a quejarse la misma chica anterior tapándose la cara con ambas manos –. Aquí vamos de nuevo – entonó –. ¿Qué no ven que la están asustando?
- Etto… no hay problema – sonreí.
- Yo soy Tezumi o Artemisa, da igual – se rascó la cabeza –. Olvidé mi apellido – me saludó con una mueca de fastidio –. No les hagas caso y si te molestan avísame.
- ¿Eh? – me sorprendió que dijera que olvidó su apellido, nadie olvida su apellido… Sin embargo asentí cuando dijo que me iba a cuidar de esas raras tías, no que lo haya dicho directamente, bueno estaba implícito.
- ¿Recuerdas el nombre de todas? – Cuestionó Gris puesto que yo asentí –. Entonces menciona el nombre de cada una de nosotras, incluido a que Diosa representamos.
- ¿Eh? – abrí mis ojos como platos.
- Será mejor que respondas rápido o sino sentirás la furia de Hela-san – se sonrió Adachi por primera vez.
- ¡Wow! Su aura parece que se ha vuelto turquesa – Ayumi me miró maravillada.
- Sí me lo sé, me lo sé, lo sé – me asusté tanto que grité de terror –. Ella es Ootori Gris o Freya.
- ¿Freya? ¿Estás segura? Creí que dijo Hela – habló Hikaru mientras se miraba las uñas y empezaba a limarlas. Yo recomencé a temblar, las piernas no me respondían, las miradas de esas mujeres me daba pánico. El estómago se me revolvía y pronto necesitaría un baño de eso estaba más que segura.
- ¡¡Kawaii ne!! Pero si es una preciosura cuando se asusta, vamos Hela-sama, ¿Me la puedo quedar? – Miyuki se regocijó sobre sí… sabía que en cualquier momento iba a llorar como loca si seguían molestándome, mi rostro estaba constreñido evitando el llanto, tenía miedo, mucho miedo aquella vez.
- Ya no jodan ¿No? – Tezumi entró en mi ayuda, se lo agradecí mentalmente. Gris no decía nada, aunque no tenía expresión en su rostro parecía que se divertía mucho con esto, al igual que todos, incluido Kikumaru que se reía abiertamente junto a Ayane, ambos estaban tomándose el estómago de tanto reír.
- Watanabe Aori-san, continúa – pidió Gris en una voz tan pacífica que me dio miedo y yo, como era natural, proseguí.
- A-Adachi Kin-san o Atenea… – balbuceé y miré a todos –. ¿Eh? – al no encontrar una respuesta contradictoria proseguí, además que yo no tenía cerebro de pollo, claro que por supuesto que me sabía los nombres de ellas y la seriedad de todos en esos momentos me dio más seguridad –. Shimura Miyuki-san as Bastet – sonreí –. Fujiwara Hikaru-san es Gaia… Akamiyama Ayane-san es Ceres, Chikawa Ayumi-san es Piscis… – carcajeé un rato, todos ellos se cruzaron de brazos y me miraron fijamente –. Fue broma, es Isis – agité mis manos en negativa y sonreí nerviosa por la mirada de ellos –. Tezumi-san es Artemisa y él es Kikumaru Eiji-san o Afrodita.
Kikumaru me miró con cara de pocos amigos y yo sonreí de oreja a oreja enseñándole mis dedos de victoria. Todos asintieron aplaudiendo… y yo solté un “Youshi” incluido el movimiento del brazo con mi puño apretado, símbolo de éxito. Y sonreí triunfante.
- No creas que me he olvidado que no has respondido correctamente el nombre de onee-sama – Kikumaru se acercó con una navaja.
Yo, como era obvio, totalmente sorprendida empecé a retroceder. No mojaría mis braguitas, ni loca lo hacía pero si ese tipo se acercaba más, estaba segura que así iba a ser y… ¿Por qué demonios nadie hacía nada? ¿Por qué no le detenían? Cerré mis ojos con mucha, mucha fuerza y las lágrimas amenazaban en salir, por mi mente cruzaron todos mis recuerdos de la infancia y el rostro de Osamu-niisan sonriéndome. De pronto sentí, casi como un turbio temblor en mi corazón, como una mano me tocaba la cabeza e intentaba despeinarme.
– Sólo fue una broma, por lo de antes – se burló Kikumaru despeinándome completamente, yo abrí los ojos indiscutiblemente inundados por las lágrimas y miré directamente a los ojos de él con una mirada asesina. Mi momento de venganza no se hizo esperar y le estampé un puñetazo que le rompió la nariz y que, dicho sea de paso, lo dejó desmayado en el suelo. Escuché varias carcajadas de las chicas.
- Joven señora, la cena de la señorita Watanabe-san – un hombre se acercó con un carrito donde traía varias bandejas de exquisitos platillos que nunca en mi vida había visto, levantó las bandejitas en la mesa. Cuando me miró a los ojos me lanzó una sonrisa robándome un sonrojo, aquel chico era alto, fornido de cabellos azulinos desordenados, usaba lentes y se veía extremadamente sexy ante mis ojos, vestía un típico traje de mayordomo.
- Yuushi-kun, muchas gracias – la peliazabache devolvió con amabilidad.
- ¡Vaya! Oshitari-san, ¿Tu cocinaste todo esto?... Se ve delicioso – Ayane se frotó las manos con brillitos en los ojos y empezó a comer los rollitos de sushi.
- Idiota no te comas la cena de Watanabe-san – recibió un golpe en la cabeza de Tezumi, yo solté una sonrisita mientras me sentaba a la mesa.
- Pero si lo cocinó Oshitari-san, yo quiero probarlo – se quejó la chica comenzando a dramatizar.
- ¿Oshitari cocinando? Ptfff – se burló Hikaru.
- Me gustaría decir que fui yo, pero… Kawamura-sama fue quien lo hizo, ahora si me permiten, con su permiso – inclinó su cabeza y empezó a caminar desapareciendo de la vista de todos.
- Come Watanabe-san, está delicioso – pidió Ayane quien seguía comiendo –. No te importa que me coma unos ¿Verdad?
- Oh no, para nada, continúa por favor – le devolví la sonrisa mientras un crujido de mi estómago se dejó notar.
- ¿Por qué Oshitari está tan amable y hasta diría caballero? – cuestionó en voz alta Kin, mientras se frotaba la barbilla.
- No sé, a lo mejor los frijoles de la cena le afectaron el cerebro – se explicó Ayumi –. Hoy su aura es amarilla muy brillante.
- Ptfff. ¿Oshitari tiene cerebro? – se burló Hikaru sentándose a la mesa también, pronto todas la imitaron. Gris estaba en la silla principal del ancho de la mesa y las demás en el largo de la mesa.
- ¡¡Kyaaaaa!! Esto está delicioso… – chillé de emoción, nunca en mi vida había probado un platillo tan exquisito que hizo que me regocijara en mí misma.
- ¿Verdad que sí? – Ayane estuvo totalmente de acuerdo conmigo.
- Me pregunto ¿Dónde estarán las demás Diosas? – cuestionó en voz alta Miyuki poniendo un dedo en su mentón con expresión de pensativa.
- Seguro ligando con algún tío – opinó Hikaru muy seriamente.
- ¿Eh? ¿Hay mas de ustedes por allí en el mundo? – pregunté totalmente sorprendida.
- Pero lógico – respondió Miyuki guiñándome un ojo, yo me atraganté con el agua y empecé a toser, sin duda, esa mujer era atemorizante. Tezumi me dio palmaditas en la espalda.
- ¿Estás bien? – cuestionó. Yo me di un respiro.
- Sí, gracias.
- ¿No piensan despertar a Kikumaru-kun? – preguntó Hikaru mirando al pelirrojo tendido en el suelo.
- Cielos Watanabe-san, debes tener un buen gancho izquierdo – me felicitó Ayane con una gran sonrisa, yo sólo sonreí.
- Sip, soy zurda – asentí.
Gris no decía nada, estaba sumamente perdida en sus pensamientos, yo con tan sólo una mirada la pude notar así, sabía en mi interior que le pasaba algo malo pero en esos momentos no lo quise descubrir, me preocupé más por terminar mi cena que en ella. Así fue la primera vez que vi a las Diosas malditas.
- Joven señora, ha llegado esta carta para usted.

​

*-Ao-chan-*​

Holaaaaaa espero que les guste la conty… muchas, muchísimas gracias por su apoyo en este fic, no se pierdan el siguiente capítulo la próxima semana…​

Arigatou Gozaimazu!!​

 

Re: *Los E. X y Las Diosas Malditas*

No te preocupes Chinita-chan, voy a escribir la historia de
cada una de ellas... y etto, muchas gracias por leerme^^